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Karl Marx ✆ John Minnon
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Makoto Itoh / La teoría de la crisis de Marx, tal
como aparece en El Capital,
constituye un punto focal de su crítica sistemática de la economía clásica.
Para ella, la economía capitalista es un orden natural definitivo de la
sociedad humana. A diferencia de los clásicos, la teoría de Marx plantea
científicamente la ley del movimiento de la producción capitalista, con sus
formas y mecanismos históricos. Sin esta teoría sistemática no podemos
esclarecer la necesidad lógica de las crisis cíclicas, las cuales ponen de
manifiesto la naturaleza contradictoria de la economía capitalista en todas sus
complejas interrelaciones.
Al estudiar fenómenos de esta complejidad, el nivel de
abstracción y su base empírica cobran particular importancia. La teoría de la
crisis que se encuentra en El Capital
fue desarrollada para demostrar como un principio básico la inevitabilidad de
las crisis cíclicas, y fue erigida sobre la base empírica de las crisis
cíclicas más típicas de mediados del siglo XIX, a saber, la base histórica más
apropiada para abstraer los fundamentos de dichos fenómenos.
Para probar no solamente la simple posibilidad sino la
necesidad lógica de las crisis cíclicas, tomaremos a la historia de las crisis
en su conjunto como el punto de partida de la abstracción, incluyendo las
crisis inmaduras de la época mercantilista. En esta revisión identificaremos
innumerables y diversos factores concretos (con frecuencia no solamente
económicos, por ejemplo, las guerras) que influían en el curso y las fases de
las crisis; sino también encontraremos factores comunes demasiado abstractos y
formales. Nos parece aquí esencial la división sistemática de niveles de
investigación hecha por el profesor Uno, quien distingue los Principios de
Economía Marxista (Marxian Economics into
Principle), la Teoría de los Estadios (Stages
Theory) y el Análisis (Analysis).
Los estudios sobre los cambios históricos acaecidos en las etapas y roles de
las crisis económicas a lo largo de la historia mundial del capitalismo, y que
abarcan las etapas mercantilistas, liberal e imperialista, deberían pertenecer
a un nivel superior de abstracción, como podría ser la Teoría de los Estadios,
en vez del primer nivel de Principios de Economía Política, que es como figura
en el sistema teórico de El Capital.
Mientras los fundamentos teóricos de la crisis aparezcan con mayor firmeza y
claridad, mayor precisión se podrá tener en la teoría de sus etapas, e incluso
en el análisis de la situación crítica del capitalismo contemporáneo. Debemos
reconocer la importancia de la teoría de la crisis de Marx, aún en nuestra
época, como explicación fundamental de la crisis capitalista, abstrayéndola de
las crisis cíclicas típicas de mediados del siglo XIX.
I. Dos tipos
de teorías de la crisis
La teoría de la crisis de Marx no se encuentra completa.
Particularmente, contiene dos tipos diferentes de teorías cuya congruencia
recíproca no es fácil de lograr. Llamémosles, "teoría del exceso de
capital'' y "teoría del exceso de mercancías".
Por ejemplo, en la sección III del capítulo XV del tercer
volumen de El Capital, Marx trata de
mostrar que las crisis cíclicas provienen de "una aguda y repentina caída
en la tasa general de ganancia" debido a una "sobreproducción
absoluta de capital" "en relación a la fuerza de trabajo
empleado" (1972: 248-250) 1 . En este contexto, el exceso de mercancías en
el mercado y las dificultades de realización de la plusvalía son considerados
como resultado de la caída de la tasa de ganancia provocada por el exceso de
acumulación de capital2 . El intento de Marx de desarrollar en El Capital una teoría del ciclo en esta
línea puede observarse también en su teoría de la acumulación capitalista del
primer volumen (1972: 517-524; 535-6) y en su teoría del crédito del tercer
volumen (1972: 481-482 y vol. II: 366).
"Las condiciones
de la explotación directa y las de su realización no son idénticas. No sólo
difieren en cuanto al tiempo y al lugar, sino también teóricamente. Las
primeras se hallan limitadas solamente por la capacidad productiva de la
sociedad; las segundas por la proporcionalidad entre las distintas ramas de
producción y por la capacidad de consumo de la sociedad". De manera
paralela al incremento de la producción de plusvalía se desarrolla "la
contradicción entre las conciliaciones en que esta plusvalía se produce y las
condiciones en que se realiza" (1972, Vol. III: 243-244).
Asimismo, en el cap. XXX del vol. III., Marx señala que
"La razón última de toda verdadera crisis es la "desproporción de la
producción en las diversas ramas" y "la pobreza y la capacidad
restringida de consumo de las masas", con las que contrasta "la
tendencia de la producción capitalista a desarrollar las fuerzas productivas
como si no tuviesen más limite que la capacidad absoluta de consumo de la
sociedad" (1972: 455). En estos pasajes, Marx considera que las crisis
ocurren a partir de la sobreproducción de las mercancías con respecto a la
demanda, ya sea por la desproporción entre las ramas de la producción o por el
consumo restringido de las masas. El exceso de capital y la caída de la tasa de
ganancia son vistos como resultado de este proceso.
No hace falta decir que en épocas de crisis hay exceso tanto
del capital como de mercancías, pero es importante discernir entre ellos cuál
es la causa fundamental de las crisis económicas. En este punto la teoría del
exceso de capital y la del exceso de mercancías se encuentran en oposición. No
podemos suscribir ambas teorías si es que buscamos probar la necesidad lógica
de las crisis económicas en la base misma de la economía política.
¿Por qué es que estas dos teorías distintas coexisten tan
incómodamente en El Capital? ¿En qué
dirección, y cómo podría completarse la teoría de las crisis de Marx? Trataré
de responder a estas preguntas recorriendo la formación de la teoría de las
crisis de Marx, desde los Grundrisse
hasta El Capital.
II. La
teoría de la crisis en los Grundrisse
El capítulo de El
Capital de los Grundrisse es el
primer manuscrito para El Capital,
escrito en 1857- 58. En él Marx formula sus estudios teóricos de la crisis, principalmente
al inicio de la Sección II "El Proceso de Circulación del Capital" y
en la teoría de la ganancia de la Sección III, "El Capital como Productor
de Beneficio". En contraste con el vol. II de El Capital, en el comienzo de la Sección II de los Grundrisse, Marx concibe el proceso de
venta de los productos mercancía (a saber C' - M') como una restricción
importante del movimiento del capital, diciendo por ejemplo:
"... se olvida
que, como dice Malthus, la misma existencia de una ganancia sobre una mercancía
cualquiera presupone una demanda exterior a la del trabajador que la produjo, y
que por lo tanto la demanda del propio obrero nunca puede ser una demanda
adecuada. Como una producción pone en movimiento la otra y, por ende, crea
consumidores en los obreros del capital ajeno, para cada capital individual la
demanda de la clase obrera, que es puesta por la producción misma, aparecerá
como demanda adecuada. Esta demanda puesta por la producción misma, por una
parte impele a ésta a transgredir la proporción en la que tendría que producir
con respecto a los obreros, tiene que sobrepasarla por otra parte, desaparece o
se contrae la demanda exterior a la demanda del propio trabajador, con lo cual
se presenta el colapso" (1971, Vol. I: 374) 3 .
Aquí Marx asume que la producción de mercancías por el
capital en su conjunto debe exceder las proporciones adecuadas a la demanda de
los consumidores, haciendo hincapié en que: "el producto final encuentra
su límite en el consumo directo y final" (pág. 375, nota al pie). Debe
notarse que Marx aún no argumenta claramente la necesidad lógica de las crisis
económicas en su forma cíclica. Más bien tiende a sostener en los Grundrisse que la crisis económica es
casi equivalente o conduce de manera directa al colapso final de la producción
capitalista basándose en una teoría del exceso de mercancías de tipo
subconsumista. Da la impresión de que Marx está intentando aquí seguir y
desarrollar la teoría de la crisis de Sismondi y Malthus, quienes se oponían a
la teoría clásica de Ricardo. Marx contrapone a Sismondi con Ricardo en los
términos siguientes:
"Los economistas
que como Ricardo, conciben a la producción como identificada directamente con
la autovalorización del capital y que por ende no se preocupan ni de las barreras
para el consumo ni de las que se oponen a la circulación misma en la medida en
que ésta tiene que presentar contravalores en todos los puntos-, sólo centran
su atención en el desarrollo de las fuerzas productivas y el crecimiento de la
población industrial en la oferta, haciendo caso omiso de la demanda. Por ello
han comprendido más correcta y profundamente la esencia positiva del capital
que aquellos que, como Sismondi, hacen resaltar las barreras para el consumo y
para la esfera existente de contravalores, aunque el último ha captado más
hondamente la estrechez de la producción fundada sobre el capital, Su
unilateralidad negativa. El primero, más su tendencia universal; el segundo su
limitación particular" (1971, Vol. I: 363)
Indudablemente, Sismondi o Malthus trataron de mostrar la
inevitabilidad de la sobreproducción general y, por lo tanto, la limitación
particular de la producción capitalista, mientras que, economistas como
Ricardo, enfatizaban de modo unilateral el proceso de ajuste de oferta y demanda
sobre la base de la ley del valor, negando la posibilidad de una
sobreproducción general de mercancías. Según la teoría del valor-trabajo de la
economía clásica, el valor anual de las mercancías y los ingresos necesarios
para comprar salarios, ganancias y renta alcanzaban un monto igual, puesto que
ambos estaban determinados por las cantidades totales del trabajo social anual.
La extensión de la escala de la producción a través del capital incrementa en
la misma medida el valor de la oferta y la demanda de mercancías. Sismondi y
Malthus se oponían a esta teoría desembarazándose en efecto de la teoría del
valortrabajo al argumentar que las diversas formas de ingresos surgían
autónomamente del capital, del trabajo y de la tierra, y desde este ángulo cuestionaban
por qué el total de éstos ingresos deberían ser suficiente para comprar la
oferta global de los productos del trabajo en un año determinado. Aquí la
relación social entre producción y consumo, o entre oferta y demanda existe
separada de su relación orgánica con el trabajo social, y solamente su
equilibrio exterior es cuestionado en la superficie de la circulación.
Malthus afirmaba al respecto que "si la producción
sobrepasará grandemente al consumo, cesaría la motivación para acumular y
producir, por la ausencia de una demanda efectiva en aquellos que tienen la
mayor capacidad de compra"4 , y sostenía que esta dificultad podía ser
superada mediante la demanda "improductiva" de los terratenientes,
etc.5 Sismondi formuló una teoría subconsumista con alguna anterioridad y con
más agudeza que Malthus. Según él, la acumulación de capital, por un lado,
causa la contracción de la demanda de consumo mediante la sustitución de
trabajadores (y agricultores) por máquinas en el proceso de centralización de
la producción mientras que, por otra parte, ocasiona también el incremento de
mercancías al margen de la escala de la demanda de consumo6 . En consecuencia
debe ocurrir "una sobreproducción que rebasa al consumo"7 .
Como hemos visto, para sacar a la luz el carácter limitado
de la producción capitalista y la inevitabilidad de la sobreproducción general
dejado de lado por la economía clásica, Marx insistía en las dificultades de
realización provocadas por la restricción de la demanda de consumo, prolongando
la perspectiva de Malthus y Sismondi. Conjuntamente, con la teoría del
valor-trabajo de la escuela clásica, buscaba incorporar y desarrollar la teoría
de la crisis de quienes se oponían a esta escuela para criticar la armonía
prescrita por aquélla. Hasta aquí, su teoría subconsumista en los Grundrisse no logra una relación
orgánica con el funcionamiento de la ley del valor, ley básica del capital para
mantener la reproducción social bajo las relaciones mercancía.
Sin embargo, contrariamente a Sismondi o Malthus, Marx no
abandona la teoría del valor trabajo, sino intenta desarrollarla
sistemáticamente como la ley del movimiento del capital en sus formas
históricas, criticando las limitaciones de la teoría clásica del valor. Por
tanto, él llega también a criticar en un aspecto a la teoría subconsumista del
exceso de mercancías, en su inconsistencia con la ley del movimiento del
capital basada en la ley del valor.
Por ejemplo, criticando a Proudhon, Marx dirá que es
superficial deducir el carácter inevitable de la sobreproducción ya que
"el obrero no puede volver a comprar su producto" (1971, Vol. I: 378)
y procede a considerar las interrelaciones entre los diversos sectores, cada
uno produciendo materias primas, maquinaria, subsistencias para los obreros y producto
excedente. En esta rudimentaria formulación de un esquema de reproducción,
muestra que las mercancías de cada sector pueden ser compradas y consumidas ya
sea como capital constante (que los clásicos tenían tendencia a olvidar),
capital variable o plusvalía. Así, cuando el movimiento de capital se observa
sobre la base de la ley del valor, la relación interna que existe entre la
producción y el consumo de los productos bajo la forma mercancía, aparece
claramente que la ampliación de la producción bajo la égida del capital produce
no sólo un incremento de la demanda de consumo de los trabajadores sino también
un aumento en la demanda de los medios de producción. Con ello se vuelve
problemática su idea originaria de que la sobreproducción general acontece
porque "el producto final encuentra su límite en el consumo directo y
final". Así, Marx concluye su argumentación en este punto, sugiriendo que
lo medular no se encuentra en el simple equilibrio entre producción y consumo
sino más bien en la restricción que este equilibrio impone al proceso de
valorización del capital. Puesto en los términos siguientes:
"...la
superproducción general tendrá lugar no porque los obreros consuman
relativamente demasiado pocas mercancías o los capitalistas demasiado pocas de
las mercancías que han de ser consumidas, sino porque de ambas se ha producido
demasiado; no demasiado para el consumo, sino para asegurar la relación
correcta entre el consumo y la valorización, demasiado para la
valorización"8 (1971, Vol. I: 402).
¿Qué significa "demasiado para la valorización"?
Este problema no es examinado en los Grundrisse.
Sin embargo en la Sección III de El
Capital encontramos otro intento de llegar a la necesidad lógica de la
crisis. A saber, el intento de construir una teoría de la crisis en base a la
ley de la caída tendencial de la tasa de ganancia. La teoría de la ganancia que
se encuentra en los Grundrisse carece
de una teoría de los precios de producción. Los conceptos de ganancia y tasa de
ganancia son simplemente mostrados en términos de la relación de la plusvalía
social total frente al valor total del capital, y de ahí pasa directamente a la
teoría de la caída tendencial:
"...La tasa del
beneficio depende, pues supuestos la misma plusvalía, la misma proporción de
plustrabajo con respecto al trabajo necesario, de la proporción entre la parte
del capital que se intercambia por trabajo vivo y la parte que existe bajo la
forma de materias primas y medios de producción. Cuanto menor sea pues, la
parte intercambiada por trabajo vivo, tanto menor será la tasa del beneficio. Y
el incremento de productividad en el proceso de acumulación de capital... se expresará,
en cada parte del mismo, como proporción disminuida entre el capital
intercambiado por trabajo vivo y la parte del capital existente como valor
constante" (Marx, 1972, Vol.II: 279).
Sobre esta concepción de la caída tendencial Marx desarrolla
el siguiente argumento:
"...el
desenvolvimiento de las fuerzas productivas motivado por el capital mismo en su
desarrollo histórico, una vez llegado a cierto punto, anula la autovalorización
del capital en vez de ponerla. A partir de cierto momento el desenvolvimiento
de las fuerzas productivas se vuelve un obstáculo para el capital; por tanto la
relación del capital se torna en una b", (Vol. I: 282).
Aquí el desarrollo que hace Marx difiere de la teoría de
Ricardo sobre la caída tendencial de la tasa de ganancia. Ricardo, asumiendo
que la tendencia al aumento del precio trigo se debía a la fertilidad
decreciente de la tierra, pensaba que "con el progreso de la sociedad el
precio natural del trabajo tiende siempre a elevarse"9 y que la tendencia
general de las ganancias es entonces a caer10. En oposición a esto, Marx quiere
mostrar que lo que ocasiona una caída tendencial de la tasa de ganancia no es
un factor natural exterior al capital, como la fertilidad, sino el incremento
constante de las fuerzas productivas del mismo capital. Este fue un gran avance
teórico vinculado a su descubrimiento del mecanismo de reproducción del capital
constante, que había sido dejado de lado por la escuela clásica.
Sin embargo, persisten problemas fundamentales con respecto
a si esta tendencia a la caída debido a la elevación de la composición orgánica
del capital desencadena las crisis cuando sobrepasa "un cierto
límite". Por un lado, es difícil explicar directamente a partir de aquí la
naturaleza cíclica de las crisis, ya que no postula un movimiento cíclico sino
una tendencia lineal de largo plazo. Más aún, esta tendencia a la caída no supone
necesariamente una dificultad crucial para la acumulación. Esto es porque la
caída tendencial de la tasa de ganancia debido al incremento de la composición
orgánica de capital puede ocurrir aunque el volumen absoluto de plusvalía este
creciendo. De haber producción de plusvalía relativa, el volumen absoluto de la
plusvalía puede también incrementarse, y de esta manera la acumulación puede
también continuar, aunque a una tasa decreciente11 . En este punto la teoría de
Marx es claramente distinta a la de Ricardo, la cual contiene una necesidad
formal de una reducción absoluta del volumen de la ganancia, aunque fundada en
el supuesto erróneo de la incapacidad de incrementar la productividad agrícola.
Si la caída tendencial incluye la declinación ocasional, repentina y drástica
de la tasa de ganancia, provocando las crisis cíclicas, debemos aclarar
precisamente por qué ellas deben ocurrir. Vemos pues que la teoría de las
crisis, examinada a través del exceso de capital, se encontraba en los Grundrisse lejos de estar completa.
III. La
Teoría de la Crisis en “Teorías de la Plusvalía"
|
Makoto Itoh |
De un total de 23 cuadernos escritos por Marx entre 1861 y
1863 como segundo manuscrito de El
Capital, las Teorías de la Plusvalía
han sido compiladas mayormente de los cuadernos 6-15, 18 y de partes del 21-22.
Esta obra muestra en varios aspectos el progreso de la investigación teórica
que media entre los Grundrisse y El Capital. Lo referente a la teoría de
la crisis se concentra en el Cap. XVII "La Teoría de la Acumulación de
Ricardo y su Crítica" (La Naturaleza Misma del Capital Conduce a la
Crisis).
El acento principal de su argumentación sigue descansando en
la teoría del exceso de mercancías, tal como en los Grundrisse. Por ejemplo Marx dice que "el simple proceso de
producción (directo) no puede agregar nada nuevo por sí mismo a la explicación
de la crisis. Puesto que el problema de la realización que provoca las crisis,
‘sólo puede aparecer en el proceso de circulación, el cual es en sí mismo un
proceso de reproducción’" (Vol. III: 439) 12 . Señala el desarrollo de la
"posibilidad de la crisis, que se revela en la simple metamorfosis de la
mercancía", alcanzando su "contenido" o "fundamento" a
través del movimiento del capital. (Vol. II: 435-438).
Marx sigue suscribiendo en parte el enfoque subconsumista
para explicar la necesidad de la crisis, al afirmar que: "...la
sobreproducción surge precisamente de que la masa de la población nunca puede
consumir más que la cantidad promedio de subsistencia, por tanto su consumo no
crece en correspondencia con la productividad del trabajo" (Vol. II: 403).
Sin embargo, confiere un mayor acento a la explicación de la crisis a través de
la desproporcionalidad, en consonancia con su examen de las relaciones
intersectoriales entre capitales.
Ricardo admitía la posibilidad de una sobreproducción
parcial mientras que rechazaba la posibilidad de una sobreproducción global de
mercancías. Criticándolo en este punto, Marx decía que: "Para que una crisis sea general (y por ello también la
sobreproducción), basta con que afecte a las mercancías más importantes".
(Vol. II: 433). Señalando que si el algodón fuera producido en exceso afectaría
no solamente a los obreros de ese sector sino también a los tejedores,
algodoneros, ingenieros, productores de hierro y carbón, Marx añadía que:
"Si la
sobreproducción hubiera tenido lugar no sólo en el algodón, sino también en las
fábricas de lienzo, seda y tejidos de lana, podrá comprenderse como ella puede
conducir, a partir de unos cuantos productos fundamentales, a una sobreproducción
más o menos general (relativa) en el mercado en su conjunto" (Vol. II:
448). "Sin embargo, puesto que la producción capitalista sólo puede
permitirse reinar libremente en ciertas esferas y bajo condiciones
determinadas, no podría haber ninguna producción capitalista si tuviera que
desarrollarse simultánea y homogéneamente en todas las esferas. Como la
sobreproducción absoluta ocurre en esferas determinadas, la sobreproducción
relativa tiene lugar también en las áreas donde no se ha presentado la
sobreproducción" (Vol. II. 455).
Es decir, Marx afirma en este punto que la sobreproducción
desproporcionada y parcial (que según Ricardo siempre se corrige a través del
movimiento del capital), cuando ocurre en las mercancías más importantes,
conduce necesariamente a una sobreproducción general y a la crisis a través de
la influencia intersectorial. La teoría del exceso de mercancías cobra nuevos
matices cuando al anterior enfoque subconsumista Marx añade esta
desproporcionalidad.
Aunque mantiene el acento en la dificultad de la realización
en el proceso circulatorio, por afuera del proceso directo de producción, ahora
Marx pasa a considerar, la circulación como una parte del proceso de
reproducción del capital, incluyendo las relaciones entre las ramas de la
producción. Esto al parecer indica que está buscando localizar los límites a la
producción capitalista al interior del proceso mismo de reproducción del
capital. Simultáneamente, ya no sigue sosteniendo una visión unilateral de la
crisis, situada de manera destructora y opuesta a la ley del valor, o ley del
movimiento del capital. No solamente señala que las crisis ocurren por una
ruptura del proceso de igualación entre los capitales basados en la ley del
valor, sino también que: “...la crisis misma puede ser una forma de
igualación". (Vol. II: 446). Aquí se tiende a separar la teoría de la
crisis de la llamada teoría del derrumbe, y a desarrollarla como forma concreta
de la reproducción o teoría de la acumulación.
Sin embargo, aunque el proceso de acumulación de capital
provoca incesantemente las desproporciones anárquicas en la distribución de
cantidades de trabajo entre las diversas ramas de la producción, también puede
corregir esta desproporcionalidad mediante la competencia, con sistemas de crédito
entre los capitales que se corresponden con el movimiento de los precios del
mercado. Así se pone de manifiesto las formas concretas de regulación de la ley
del valor en el proceso normal de la acumulación capitalista13. Por lo tanto,
aún dando por sentado la naturaleza anárquica del capitalismo, es difícil
explicar por qué necesariamente deben ocurrir desproporciones serias que
incluyan una sobreproducción de "mercancías fundamentales" que basten
para causar una crisis general y más aún, que posean un carácter cíclico. Estas
desproporciones graves parecen improbables de no aparecer cierta dificultad
especial que no es frecuente al interior del proceso normal de la acumulación
de capital en su conjunto. De ser así, ¿bajo qué condiciones puede aparece dicha
dificultad poco usual que no puede ser superada sino mediante una crisis aguda?
La teoría del exceso de capital podría brindar una
respuesta. Pero apenas se encuentra desarrollada en las Teorías de la Plusvalía. Sin embargo, en relación con este punto Marx
plantea el siguiente problema.
Ricardo negaba la posibilidad de la sobreproducción general
de mercancía, no simplemente por su aceptación de la teoría de oferta y demanda
de Say, sino por entender que un exceso en la acumulación de capital no podría
ocurrir sino en un futuro muy distante o en una situación demasiado accidental
y particular como para que pudiera ser examinada en principio. Aunque en cierto
sentido era lógicamente consistente, era muy claro que este enfoque no se
ajustaba al desarrollo real del capitalismo después de Ricardo. Sin embargo,
inconsistentemente sus discípulos continuaron negando la posibilidad de una
sobreproducción general de mercancías mientras que a la vez explicaban las
crisis cíclicas por el exceso de capital.
"¿Qué habría
dicho pues, Ricardo, de la tozudez de sus discípulos que negaban la sobreproducción
bajo una forma (como saturación de las mercancías en el mercado) y que no sólo
admitían su existencia en otra forma, en cuanto sobreproducción de capital,
plétora de capital, superabundancia de capital, sino que la convertían en un
punto esencial de su doctrina? (Vol. II: 426). Debe aclararse que las crisis
contienen ambas formas de sobreproducción. Por lo tanto: "...la única
pregunta pendiente atañe a la relación entre las dos formas de sobreproducción
"... "El problema es formulado como sigue ¿en qué consiste la
sobreabundancia de capital y en qué se diferencia de la sobreproducción?"
(Vol. II: 427).
Marx aún no investiga aquí este importante problema. Se
dedica a discutir la teoría del exceso de mercancías tal como lo hemos visto.
De este modo, queda por resolver el problema de qué es la sobreproducción o
plétora de capital.
Hasta las Teorías de
la Plusvalía, inclusive la investigación teórica de Marx parece carecer de
las bases suficientes para resolver el problema en dos aspectos. Por un lado,
es claramente indispensable un tratamiento teórico del funcionamiento del
sistema de crédito para clarificar la distinción y relación entre la
sobreproducción del capital y la plétora de capital, siendo esta última
"una expresión empleada solamente con referencia al capital productor del
interés", es decir "capital bajo la forma de dinero" en el
mercado de dinero (Marx, 1972, Vol. III: 448). Desde un comienzo Marx había
señalado el importante papel del sistema de crédito en el movimiento de la
economía capitalista, y ya en los Grundrisse
había escrito que la tendencia del capital a reducir el período de circulación
constituía "la determinación fundamental del crédito y de los mecanismos
crediticios del capital" (Marx, 1972, Vol. II: 178). También observó en
los Grundrisse que: "... en la
crisis general de la superproducción la contradicción no se da entre los
diferentes géneros del capital productivo, sino entre el capital industrial y
el capital que puede prestarse; entre el capital tal como se introduce
directamente en el proceso de producción, y el capital tal cual se presenta
como dinero, de manera autónoma (relativamente) y al margen de ese
proceso." (Marx, 1971, Vol. I: 365-366). De ahí que en Teorías de la Plusvalía, en
correspondencia con el desarrollo de su teoría de la desproporcionalidad, venga
a prestar atención al hecho de que el estallido de la crisis sea mediado por
una reacción en cadena que surge de la incapacidad de los capitalistas para
ordenar sus cuentas recíprocamente cuando están vinculados a través del crédito
comercial. Pero hasta las Teorías de la
Plusvalía, la teoría de Marx sobre el interés no contiene un tratamiento
sistemático de los mecanismos del crédito, sino que desarrolla tan solo la
forma abstracta del capital productor de interés, presuponiendo la existencia
de capitalistas de dinero, diferenciados de los capitalistas industriales. Para
Marx era indispensable profundizar decisivamente su obra más allá del
"capital en general" de su plan originario 14 para esclarecer el
movimiento de los capitales en los ciclos económicos a través del sistema de
crédito.
Por otro lado, era también indispensable una teoría correcta
de la ley capitalista de la población en el proceso de acumulación del capital
para clarificar la noción de sobreproducción de capital con respecto a la
población trabajadora, tal como aparece en El
Capital. Esbozos de esa teoría se encuentran en el Cap. XVIII de Teorías de
Plusvalía al señalar que "con la acumulación de capital se produce un
cambio en su composición orgánica y el capital constante crece a una tasa más
rápida que el capital variable" (Marx, 1972, Vol. II: 480) y que "la
maquinaria siempre crea una sobrepoblación relativa, un ejército de reserva de
trabajadores". (pág. 474). Sin embargo, a diferencia de El Capital, Marx descuida casi
totalmente el papel de los cambios cíclicos en la formación y absorción de la
sobrepoblación relativa, mientras que incide únicamente en lo primero. Es decir
que su elaboración de la ley capitalista de la población se encontraba todavía
en un estado muy rudimentario como para que fuera incorporada a un examen de la
teoría de la crisis del exceso de crisis.
IV.
Culminación de la Teoría de la Crisis en El Capital
La teoría del exceso de capital que se encuentra en esta
obra es de una gran importancia porque esclarece qué es la
"sobreproducción de capital". No solamente define en forma correcta
"qué es la superabundancia o plétora de capital" planteada en Teorías de la Plusvalía, sino que
constituye en efecto una teoría de la crisis nueva, enteramente peculiar a El Capital 15 . […] La principal
debilidad de la teoría del exceso de mercancías proviene de su enfoque central
según el cual la dificultad del capital no es considerar desde adentro del
proceso de producción sino, antes bien, en el proceso de circulación, por
afuera (o a caballo) de la producción. Por el contrario, la teoría del exceso
de capital muestra cómo "el
verdadero límite de la producción capitalista es el mismo capital"
(Marx, 1972, Vol. III: 248) moviéndose a través de la producción y la
circulación. El intento de Marx por aclarar la necesidad lógica de las crisis
cíclicas debería de este modo completarse desarrollando este último tipo de
teoría, y no el anterior. 16
Sin embargo, la teoría del exceso de capital sigue estando
incompleta en varios puntos en El Capital.
Como ya lo hemos dicho, a diferencia de Teorías
de la Plusvalía, en su teoría de la ley capitalista de la población, El Capital examina la dinámica de la
absorción y los procesos de desplazamiento de la sobrepoblación relativa. Marx
no sigue considerando solamente los mecanismos por los que se genera la
sobrepoblación relativa. Así, toma en cuenta el "aumento de la demanda de
fuerza de trabajo con la acumulación, de permanecer invariable la composición
del capital" (Vol. I, I sección del capítulo "La Ley General de la
Acumulación Capitalista"). Pero no explícita plenamente la necesidad y el
significado teórico de esta sección; luego del segundo punto del mismo
capítulo, bajo una forma fundamentalmente independiente a la primera sección,
prosigue haciendo énfasis en la "producción progresiva de una
sobrepoblación relativa o ejército industrial de reserva", que acompaña la
"disminución relativa del capital variable conforme progresa la
acumulación y la concentración del capital" en el papel de "ley
general de la acumulación". La ley capitalista de la población es descrita
como un resultado, manifestando todavía un acento demasiado fuerte en el
surgimiento progresivo de una sobrepoblación relativa.
Es posible que Marx estuviera fuertemente impactado por la
existencia de diversas formas que asumía un ejército de reserva masivo en la
economía inglesa de su época, puesto que la cita para ilustrar su teoría de la
sobrepoblación relativa. Pero si bien este análisis de las formas específicas
del ejército de reserva es importante para estudiar concretamente el
capitalismo británico de esa época, debería también señalarse que ellos incluyen
no solamente la sobrepoblación relativa, producida desde adentro de la
producción capitalista misma, sino también la población excedente que se genera
del proceso de descomposición de los campesinos y pequeños productores de
mercancías. Si distinguimos sistemáticamente diversos niveles de investigación
Principios Básicos, Teoría de los Estadios y Análisis, como sugiere el profesor
Uno, no deberíamos tomar directamente en cuenta esta última fracción de la
población excedente para dilucidar este principio básico. Para esclarecer el
principio básico de la economía capitalista debemos concentrarnos enteramente
en la ley del movimiento de la producción capitalista, sin referirnos
directamente a las relaciones concretas con otros tipos diversos de productores.
Además, pareciera teóricamente incorrecto no tomar en cuenta
la restricción específica del capital fijo cuando considera el proceso de
desarrollo del modo de producción bajo la acumulación capitalista y su
influencia en la clase trabajadora. En este sentido, la teoría de la
acumulación de capital debería haber sido colocada no al final del Vol. I sino
en el Vol. II, después de la "rotación del capital", formando parte
de la reproducción de capital conjuntamente con la teoría de los esquemas de la
reproducción. Generalmente los capitalistas industriales poseen de antemano
capital fijo en sus respectivos procesos de producción, haciéndolos funcionar
como parte de los capitales productores de ganancia. Transforman la plusvalía
en capital sucesiva y particularmente, y por tanto de manera dispersa y en
pequeña escala, sobre la base de estos equipos de producción ya existentes17.
Bajo estas condiciones la acumulación de capital revierte normalmente sobre la
base de métodos de producción ya existentes, en la ampliación del capital antes
que en su desarrollo cualitativo. Los intentos para obtener una plusvalía
extraordinaria mediante la adopción de métodos superiores de producción están
fuertemente restringidos y son asumidos en este proceso sólo parcialmente. Así,
es improbable que en una época de prosperidad ese capital se esfuerce en
producir plusvalía relativa y genere una sobrepoblación relativa mediante el
desgaste y reemplazo de los capitales fijos existentes. 18
Cuando Marx explícita la noción de "sobreproducción
absoluta de capital" también afirma que la expansión del tiempo relativo
de trabajo sobrante "no sería factible en el caso que la demanda de
trabajo fuese igualmente fuerte; es decir, si predominase la tendencia al
aumento de los salarios" (1972, Vol.III: 249). Si reconsiderásemos
exclusivamente a nivel de principio fundamental el proceso de acumulación de
capital en relación al capital fijo existente, el aumento de la demanda de
fuerza de trabajo que acompaña a la acumulación bajo la misma composición de
capital aparecerá no como algo accidental sino como un proceso necesario
predominante en períodos de prosperidad. "Un súbito y agudo descenso de la
tasa media de ganancia" provocado por un aumento de salarios no sería
puramente una simple inferencia "bajo los supuestos extremos de los que
partimos", sino que es un resultado lógico necesario de la acumulación
capitalista en épocas de prosperidad19. El punto débil fundamental de la producción
capitalista, el que convierte a la fuerza de trabajo humana en mercancía siendo
incapaz de producirla como tal, emerge aquí a la vez como un punto decisivo de
la acumulación de capital.
Sin embargo, ¿por qué el capital sobreacumulado no puede dejarse
parcialmente sin usar sin que cause una crisis aguda? O, ¿por qué el capital no
puede disminuir el ritmo de acumulación a medida que cae la tasa de ganancia,
convirtiendo a la prosperidad en un estancamiento sin crisis drástica? Estos
problemas quedan por ser resueltos luego de que probemos la necesidad lógica de
que ocurra la sobreacumulación de capital. Para responder estas cuestiones es
fundamental comprender el funcionamiento de la competencia a través de los
mercados de mercancías y del sistema crediticio entre los capitales. Aquí es
absolutamente esencial la contribución de Marx al respecto (Vol. III, Parte V);
aunque, salvo la escuela japonesa del profesor Uno, raras veces ha sido
considerada como parte indispensable de la teoría marxista de la crisis.
Es preciso reconocer que la sistematización teórica del
funcionamiento del crédito que Marx intentó hacer por primera vez en el Vol.
III de El Capital se encuentra lejos
de estar completa. La teoría del crédito, incluyendo la teoría del ciclo económico
es claramente la parte más inconclusa de todos los volúmenes de El Capital. Particularmente, el sistema
crediticio aún no se encuentra plenamente logrado en la teoría como un
mecanismo interno de la producción capitalista. Marx reconoce que el sistema de
crédito se forma para utilizar capitales ociosos o para acortar el período de
circulación improductiva en la rotación del capital, como lo hemos visto en los
Grundrisse y lo veremos también en el
Vol. II de El Capital. Sin embargo,
cuando Marx observa el funcionamiento del crédito bancario sigue haciendo
hincapié en los "capitalistas en dinero" y otros depositantes, por
afuera de los capitalistas industriales o comerciales. Aunque en la economía
capitalista, tal como ella se presenta empíricamente, existen diversas clases
de depositantes tales como los simples capitalistas en dinero, la base teórica
del sistema de crédito debería abstraerse de estos factores externos,
clarificando el papel sustantivo del crédito al facilitar la puesta en
movimiento de segmentos de capital transitoriamente inactivos que
necesariamente surge en la rotación de los capitales, puesto que el movimiento
regular del mercado del dinero a través de los ciclos económicos está en
realidad determinado esencialmente por los movimientos de estas partes ociosas
de los capitales en su utilización recíproca.
Debemos notar aquí que la inclinación de Marx a poner en
relieve a los "capitalistas en dinero" en la teoría de crédito surge
no solamente de una abstracción teórica incompleta, sino también del supuesto
de la teoría formal del capital productor de interés que se origina en la
teoría del interés dentro del marco de “El
Capital en general” en los Grundrisse20.
En principio el sistema de crédito debe ser considerado como un mecanismo puramente
interno de la producción capitalista que no descansa en prestamistas de dinero
externo o "capitalistas de dinero", quienes no tienen una función
sustancial en el movimiento de la producción capitalista, a diferencia de los
capitalistas industriales o comerciales. Por consiguiente, el crédito comercial
"es decir, el crédito que se conceden mutuamente los capitalistas que se
ocupan de la reproducción" bajo la forma de letras de cambio debería ser
tratado como "la base del sistema de crédito" (1972, Vol. III: 450).
El crédito bancario se otorga sobre estas bases bajo la forma de descuento de
letras de cambio traídas por los capitalistas industriales y comerciales, según
los fondos constituidos por los depósitos de estos capitalistas y los pagos
efectivos de las cuentas vencidas21. La capacidad de los bancos para expandir
elásticamente el crédito por medio de la circulación de billetes de banco es
regulada en última instancia por el movimiento de estos fondos provenientes de
los capitalistas industriales.
Como lo señala Marx: "Si observamos los ciclos de
rotación en que se mueve la industria moderna... veremos que en la mayor parte
de los casos el bajo nivel de interés corresponde a los períodos de prosperidad
o de ganancias extraordinarias y que el tipo máximo de interés, hasta llegar a
un nivel de usura, se da en los períodos de crisis". (Marx, 1972, Vol.
III: 346).
En periodos de prosperidad, "la facilidad y la
regularidad del reflujo, combinadas con un crédito comercial extenso, aseguran
la oferta de capital de préstamo a pesar del aumento de la demanda e impiden
que suba el nivel del tipo de interés". Este es el único momento a lo
largo del ciclo económico en el que "el tipo bajo de interés y, por lo
tanto, la relativa abundancia del capital prestable coinciden con una extensión
relativa del capital industrial". (1972, Vol. III: 459). Según la teoría
del exceso de capital esta situación cambia al terminar la prosperidad cuando
se produce la sobreacumulación de capital. En el contexto de la teoría del exceso
de capital, Marx ahora nos señala del modo siguiente los importantes cambios
interrelacionados que se dan entre salarios, beneficios e interés:
"Puede ocurrir
que aumente la demanda de fuerza de trabajo porque la explotación del trabajo
se desarrolle en condiciones especialmente favorables, pero esta demanda
creciente de fuerza de trabajo, y por tanto de capital variable, no hace de por
sí que aumente la ganancia; sino que lejos de ello puede hacerla disminuir
proporcionalmente. El precio de mercado de la fuerza de trabajo aumentará
entonces por encima de la media, se dará entrada a un número de obreros
superior al normal y, al mismo tiempo, subirá el tipo de interés, puesto que
esas condiciones hacen que aumente la demanda de capital-dinero… Si aumentasen
por cualesquiera causas los salarios, en coyunturas que por lo demás fuesen
desfavorables, el alza de los salarios haría descender la tasa de ganancia y,
en cambio, haría subir el tipo de interés, en la medida en que creciese la
demanda de capital-dinero". (1972, Vol. III: 481-482).
Ante una caída de la tasa de ganancia debida a un alza de
salarios, la creciente demanda de capital-dinero es un resultado inevitable del
proceso de acumulación de capital, cuando la teoría del exceso de capital es
ampliada adecuadamente, tal como hemos visto. Sin embargo, si los capitalistas
industriales y comerciales continúan vendiendo sus productos mercancía como
antes, pagando sus cuentas al momento de vencerse y así constituyendo fondos
disponibles utilizados a su vez por los bancos, sigue restando un espacio para
que los bancos amplíen elásticamente su crédito para atender la mayor demanda
de capital-dinero. Además, es también posible que en este caso los capitalistas
reduzcan su inversión debido a la reducción en las ganancias netas, sin que
ocurra colapso importante alguno en la cadena crediticia. De esta manera parece
indispensable lograr una mayor concretización para demostrar la necesidad
teórica de una crisis aguda. 22
Marx insiste en varios momentos que el alza de la tasa de
interés es producida por el uso especulativo del crédito. Él afirma que:
"La alta tasa de interés puede coincidir con una tasa elevada de
ganancias, pero a base de reducir el beneficio del empresario. Puede abonarse y
esto es lo que a veces ocurre en épocas de especulación, no a costa de la
ganancia, sino a costa del mismo capital ajeno tomado a préstamo, situación que
puede mantenerse durante algún tiempo". (Max, 1972, Vol. III: 481).
"Pero la oferta
de un artículo puede también descender por debajo de la media, como ocurre en
caso de las malas cosechas con el trigo, el algodón, etcétera, y sin embargo,
aumentar la demanda de capital de préstamo porque se especularía para conseguir
que los precios suban todavía más, y el procedimiento más directo para hacerlos
subir consiste en retirar temporalmente del mercado una parte de la mercancía.
Para que se pueda pagar la mercancía comprada sin venderla se moviliza dinero
por medio del régimen de letras comerciales. En este caso, crece la demanda de
capital de préstamo y la tasa de interés puede subir a consecuencia de este
intento encaminado a entorpecer artificialmente la afluencia de mercancías. El
alza del tipo de interés expresa, en este caso, una disminución artificial de
la oferta del capital-mercancías". (Max, 1972, Vol. III: 482-483).
Marx no aclara por qué tales operaciones especulativas se
activan con tal intensidad y se difunde tanto su empleo en especial hacia el
final de la prosperidad, ni tampoco intenta clarificar la relación entre la
sobreproducción de capital y el auge de la especulación masiva. Sin embargo, no
es difícil encontrar una explicación lógicamente necesaria. Cuando los salarios
aumentan debido a una sobreacumulación de capital, no solamente la tasa general
de ganancia queda comprimida, sino necesariamente los precios de mercado de los
productos mercancía también son afectados en dos formas: Primero: Los precios
de las mercancías producidas por sectores que tienen una composición orgánica
de capital más baja (es decir, los sectores intensivos en trabajo) deben
elevarse continuamente en la medida en que el costo de los salarios aumenta
ante la igualación de la tasa de ganancia tal como aparece en el Cap. XI del
Vol. III de El Capital. Segundo: El
incremento de la demanda de los medios de consumo, que sigue al aumento de
salarios, puede elevar los precios de algunos de estos productos o de los
bienes utilizados para producirlos si la oferta de esos bienes no pudiera ser
ajustada rápidamente, como sucede a menudo en el caso de los productos
agrícolas.
Durante la prosperidad, los precios de mercado fluctúan sólo
dentro de un margen estrecho alrededor de precios de producción estables
basados en un nivel de salarios establecido, mientras que una acumulación de
capital en expansión continúa dependiendo de una sobrepoblación relativa. Por
el contrario, hacia el fin de la prosperidad, aumentan necesariamente los
precios de mercado de algunas mercancías como resultado de la sobreacumulación
de capital. Por lo tanto, se produce lógicamente el sobre stock extraordinario
de estas mercancías por los capitales industriales y en especial por los
capitales comerciales que se encuentran utilizando a plenitud la elasticidad
del sistema de crédito.
Sin embargo, esa elasticidad se contraerá al ser empleada en
operaciones especulativas de alcance masivo. Más y más letras de cambio son
emitidas y llevadas a los bancos para su descuento. El vencimiento de las
letras se prolonga y los pagos son demorados o se efectúan mediante nuevos
préstamos. A lo largo de la creciente demanda de capital-dinero para pagar las
sumas adicionales de salarios, la demanda especulativa de capital-dinero nunca
deja de presionar en el mercado de dinero mediante una disminución relativa de
los fondos de reserva en los bancos que devenga en una elevación de las tasas
de interés. La fuga de reservas de oro del banco central en el mercado central
de dinero demuestra, del modo más estridente, esta tendencia del sistema de
crédito, en el punto crítico de los últimos momentos de la prosperidad.
En suma, la sobreproducción de capital provoca
necesariamente una triple dificultad al capital: alza de salarios, caída de la
tasa de ganancia y elevación de la tasa de interés. Las dificultades de
sobreproducción de capital con respecto a la población empleada llegan a tener
una expresión fundamental en el déficit de capital-dinero prestable. Las
ganancias netas de los capitalistas industriales y comerciales son
drásticamente comprimidas tanto por un alza de los salarios como de la tasa de interés.
Particularmente el endurecimiento del crédito es fatal para las operaciones
especulativas con los stocks, las que también enfrentan una disminución general
en la inversión efectiva de las ganancias netas. En un lapso reducido, el
mantenimiento del acaparamiento especulativo de stocks no sólo se hace difícil,
sino que comienza a producir pérdidas, pagando crecientes costos de interés
bajo estas circunstancias. Empiezan a realizarse ventas a precios de sacrificio
para cancelar letras a su vencimiento. Las quiebras de grandes operaciones
especulativas brindan el punto más concreto que convierte a la prosperidad en
una crisis aguda. De este modo el choque de los cursos opuestos de las tasas
medias de ganancia e interés traen consigo el colapso del sistema de crédito,
profundizando los tropiezos engendrados por el desarrollo desigual y la quiebra
de especulaciones masivas, que también resultan de la sobreacumulación de
capital.
El punto de partida de las crisis cíclicas está generalmente
signado por el colapso de las especulaciones comerciales al por mayor, puesto
que cuando la prosperidad termina el acaparamiento especulativo financiado
mediante el crédito se desarrolla aquí con mayor intensidad y a la escala más
grande, y por lo tanto el efecto de la contracción del crédito o de una tasa de
interés en ascenso es aquí más serio también. Además, el colapso de las
actividades especulativas de estos capitales comerciales nunca deja de afectar
seriamente tanto al mercado de mercancías como al mercado monetario.
Marx también reconoce e indica esta forma de inicio de la
crisis esperando que "las crisis... no se manifiestan y estallan
primeramente en las ventas al por menor, relacionadas con el consumo directo,
sino en la órbita del comercio al por mayor y de los bancos, que son los que
ponen a su disposición el capital-dinero de la sociedad" (1972, Vol. III:
297). Al mismo tiempo el exceso especulativo del comercio llevado a cabo no
solamente por los capitales comerciales sino también por la industria sobre la
base de la sobreacumulación de capital, se vuelve insostenible y comienza a
derrumbarse. El colapso del acaparamiento especulativo provocará una aguda
declinación en los precios de mercado de las mercancías que lo habían mantenido
y elevado a través de maniobras especulativas. Son destruidas las bases de las
relaciones de crédito, que se habían conservado y expandido sobre la base de un
cierto nivel de los precios de mercado. Aparece una falta de liquidez en
cadena. De ahí en adelante todos los capitales y bancos restringen severamente
el crédito para asegurarse sus propias reservas de pago y a pesar de un brusco
aumento de la demanda de capital-dinero para pagar deudas anteriores.
Así, la tasa de interés alcanza de nuevo un nivel máximo tan
pronto como se declara una nueva crisis. "...desaparece repentinamente el
crédito, se estancan los pagos, se paraliza el proceso de reproducción y… se
produce, al lado de una falta casi absoluta de capital de préstamos, una
plétora de capital industrial inactivo" (1972, Vol. III: 459). Se produce
el colapso del mercado de mercancías y surge una retracción general en las
ventas debido al hundimiento y colapso del crédito. La detención y el colapso
de éste entorpecen y hunden la producción a través de ramas íntegras, puesto que
"... toda la trama del proceso de reproducción descansa sobre el
crédito..." (1972, Vol. III: 460), en los sistemas capitalistas de
producción. Marx describe así el resultado de la "sobreproducción absoluta
del capital”.
"Esta
perturbación y paralización... interrumpe en cien lugares distintos la cadena
de las obligaciones de pago en determinados plazos, se agudiza todavía más por
la consiguiente bancarrota del sistema de crédito que se desarrolla
simultáneamente con el capital y conduce de este modo a agudas y violentas
crisis, a súbitas y profundas depreciaciones y a una perturbación y
paralización reales del proceso de reproducción, que determinan el consiguiente
descenso de éstas" (1972, Vol. III: 252).
Con tal desplome de la reproducción a través del colapso del
sistema de crédito, el empleo de los trabajadores debe también reducirse
drásticamente. Son despedidos en gran número. Como reacción al aumento de
salarios ocurrido durante la prosperidad sobreviene una aguda declinación de su
nivel. La demanda de consumo de los trabajadores se reduce a niveles extremos.
Esto completa la cadena de dificultades que se presentan en la venta de los
productos mercancía del capital. Se hace inevitable la coexistencia de una
superabundancia del capital industrial ocioso, y del "exceso" de
población trabajadora desempleada, a través de la mediación del déficit
absoluto de capital a préstamos. Son destruidos capitales que se encontraban
bajo la forma de documentos de crédito, mercancías y capital físico productivo.
Ello muestra con claridad que en principio el movimiento de la producción
capitalista impelida a valorizar el capital y conlleva una contradicción entre
sus relaciones de producción y el incremento de las fuerzas productivas.
Sin embargo también, es preciso tener en cuenta que la
producción capitalista no sucumbe por una simple crisis económica. En principio
la fase de la crisis necesariamente da lugar a una depresión. La destrucción
anárquica y desigual de los capitales da una mayor o menor oportunidad a ciertos
capitales para preservar una parte de su valor. La reproducción capitalista es
retomada por esos capitales. Pero no es sencillo para el capital salir de la
depresión, puesto que la crisis ha provocado una proporcionalidad distorsionada
entre las ramas de la producción. Un reajuste inmediato es difícil a causa de
la inmovilidad del capital fijo existente. El sistema de crédito se forma en
principio para facilitar el movimiento recíproco de los capitales circulantes,
pero no puede movilizar el valor de los capitales fijos existentes en los
procesos de producción. De ahí que aunque el capital-dinero a préstamo se
presente en grandes cantidades, reflejando "la contracción y la
paralización del capital industrial" (1972, Vol. III: 456), no pueda jugar
un papel positivo en la eliminación de los entorpecimientos fundamentales de la
depresión. La superabundancia del capital industrial ocioso, del capital de
préstamo no utilizado y de la población trabajadora desempleada, o desde otro
ángulo, las bajas tasas de ganancia, interés y salarios coexisten, estando
imposibilitadas de combinarse en esta fase.
Sin embargo con la depresión: "La baja de los precios y
la lucha de la competencia sirven, además de estímulo a cada capitalista para
bajar el valor individual de su producto total por debajo de su valor general
mediante el empleo de nuevas máquinas, de nuevos métodos de trabajo
perfeccionados y de nuevas combinaciones" (1972, Vol. III: 252). Además,
en contraste con el período de prosperidad, los capitales fijos existentes ya
no son rentables en general, y por lo tanto se deprecian rápidamente para ser
renovados cuanto antes. Cuando en las ramas principales de producción la mayor
parte de los capitales deprecian una gran parte del valor de sus activos fijos
y amasan su propio capital-dinero en cantidad suficiente como para invertir en
nuevos equipos, adoptan entonces nuevos métodos de producción mediante su
recambio. Esto se lleva a cabo competitivamente y por tanto de manera
simultánea al término de la depresión.
Los capitales que adoptan con éxito nuevos métodos de
producción logran reasumir activamente la acumulación, incluso con los niveles
reducidos de los precios de mercado de la producción. Al mismo tiempo se
reajusta de manera fundamental la proporcionalidad entre las ramas, mediante la
renovación de los capitales fijos, puesto que ahora los capitales pueden
desplazarse libremente a través de este proceso para invertir todo su valor en
las ramas más atrayentes. Se restablece en esta forma una proporcionalidad distorsionada
entre las ramas correspondientes a nuevas relaciones de producción.
Pero no sólo hay un recambio en las relaciones entre los
capitales sino también las relaciones de producción entre capital y trabajo.
Por un lado, el valor de la fuerza de trabajo se reduce a través de mejoras en
los métodos de producción, y la tasa plusvalía aumenta para ampliar las bases
de la acumulación de capital. Por otro, se eleva la composición orgánica de
capital para generar una sobrepoblación relativa, condición básica para que el
capital consiga un nivel de acumulación más alto que en la fase previa de
prosperidad. Esto muestra claramente el carácter histórico y la naturaleza
alienada del desarrollo de las formas de producción bajo el capital; a saber,
que se quiere de una composición de capital en ascenso que forme una
sobrepoblación relativa, lo cual se logra antes bien mediante la depresión
cuando ya la población trabajadora se ha vuelto superabundante con respecto al
capital, a partir de la crisis.
Una vez que se han reorganizado en general las relaciones
entre el capital y el trabajo, en correspondencia con las nuevas relaciones de
valor la base del nuevo nivel de fuerzas productivas, los capitales reanudan la
próspera expansión de la producción con una tasa de ganancia recuperada. El
comercio de mercancías puede expandirse ahora sin tropiezos, y el sistema de
crédito que facilita estas transacciones comienza de nuevo a extenderse
elásticamente como es propio de los períodos de prosperidad.
De esta manera el ciclo industrial (o ciclo económico),
formado por los períodos prosperidad, crisis y depresión, sigue su curso una
vez más. Cada etapa a su vez provoca la que le sigue, y: "...al extenderse
las condiciones de producción, al ampliarse el mercado y aumentar la capacidad
productiva se reanudará el mismo círculo vicioso de antes" (1972, Vol.
III: 253). "La característica de este ciclo industrial es que el mismo
ciclo, una vez dado el primer impulso, no tiene más remedio que reproducirse
periódicamente" (1972, Vol. III: 459). El "ciclo vital" del
capital fijo en las ramas esenciales de la industria sienta las bases
materiales para las crisis periódicas (1972, Vol. II: 165); en particular este
"ciclo vital" es un determinante decisivo de la duración del circuito
de los ciclos económicos ya que, tal como hemos visto, la renovación simultánea
del capital fijo en las ramas principales proporciona el punto de partida de
cada nueva fase de prosperidad.
La contradicción interna de la producción capitalista que
surge del impase esencial que proviene de que la fuerza de trabajo es tratada
como una mercancía y que estalla en crisis periódicas a través de la
competencia y el crédito entre capitales, recibe una solución efectiva en el
curso de los ciclos industriales. Sin embargo, en modo alguno puede resolverse
mediante él y ello se revela repetidamente en estos ciclos. Las crisis cíclicas
no solamente revelan la contradicción en el movimiento del capital sino también
forman una parte necesaria del mecanismo concreto del desarrollo capitalista.
La oferta de la mercancía fuerza de trabajo, condición básica de la acumulación
capitalista, es asegurada en principio mediante el desarrollo concreto de la
ley capitalista de la población bajo la forma de los ciclos económicos.
Los ciclos económicos, que incluyen crisis periódicas,
constituyen al mismo tiempo el mecanismo concreto que ajusta las relaciones de
valor entre capital y trabajo asalariado, así como también entre los diversos
productos mercancía, en correspondencia con el desarrollo de las fuerzas
productivas. La regulación de los valores de las mercancías según las
cantidades de trabajo socialmente necesarias para mantener la reproducción de
las mercancías se lleva a cabo efectivamente a través de los ciclos; es así que
ellos forman el mecanismo más vasto que pone en vigencia la ley del valor como
ley del movimiento del capital.
De ahí que el desarrollo sistemático de la teoría del valor
en El Capital deba incluir una teoría
de la crisis, y que ésta a su vez deba sintetizar concretamente los mecanismos
específicos de la ley del valor como ley del movimiento del capital. Se
desprende de aquí que la teoría de la crisis resuma en efecto la crítica
fundamental a la escuela clásica, según la cual la inevitabilidad de la
sobreproducción general o la crisis era considerada inconsistente con su ley
del valor.
Como hemos visto, no obstante ser incompletos, los puntos
esenciales necesarios para culminar la teoría de la crisis por el exceso de
capital están presentes en El Capital
a partir de las teorías de la acumulación, la ganancia y el sistema de crédito.
Al margen de los estudios históricos concretos de las crisis, que podrían
incluirse en otros niveles superiores de investigación (tales como la Teoría de
las Etapas o el análisis del capitalismo reciente), la teoría de las crisis de
Marx puede y debería completarse a nivel de los principios generales. Dejar
intocadas las partes inconclusas de su teoría en lugar de intentar culminarlas
no es respetar los logros científicos de "El Capital". Ciertamente es necesario completar en particular
la teoría del exceso de capital de manera conjunta con su teoría del crédito,
no sólo para superar las limitaciones cruciales de la teoría clásica como de su
opuesta, sino también para brindar un sólido instrumental teórico para el
análisis del movimiento contradictorio del capitalismo, de las fases cambiantes
de sus crisis económicos y sociales a lo largo de la historia mundial, y de
nuestro propio tiempo.
Referencias
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Notas
1 Las citas que aparecen a continuación
corresponden a la edición del Fondo de Cultura Económica. México,1972
2 En su libro Teoría del Desarrollo Capitalista,
Sweezy llama a esta clase de teoría "crisis asociada con la caída
tendencial de la tasa de ganancia". En los términos en que yo la presento
debiera ser desarrollada más bien independientemente de dicha ley. La
denominación que Sweezy le da parece incorrecta al respecto. Sin embargo esta
exposición suya sigue siendo uno de los contados casos de la historia de la
teoría marxista de la crisis, conjuntamente con los estudios del profesor Kozo
Uno y sus discípulos en Japón. Así mismo quisiera sugerir que el nombre que
Sweezy da al otro tipo de teoría "crisis de realización" debería ser
modificada para resaltar el contraste con la primera.
3 Las citas son
tomadas de la obra de la edición Siglo XXI. Buenos Aires Argentina, Vol.I 1971;
Vol.2 1972. Elementos fundamentales para la Crítica de la Economía
Política.
4 T.R. Malthus, Principles of Political Economy 2nd ed. 1836,
p.7.
5 Ibíd., pp. 398-413.
6 Sismondi de Sismondi. Nouveaux
Principles, d'Economie Politique, 1819 Tome I, pp. 319-20, 33.
7 Ibíd., p. 338. Sobre aspectos de la teoría de la
crisis de Malthus y Sismondi véase también: E. von Bergmann, Geschichte
der Nationalokonomische Krisentheorien (Historia de las Teorías de las Crisis
en la Economía política).
1895.
8 Una mala traducción de "Verwertung" en
la "realización" en lugar de en "El aumento de valor" en la
edición de inglés hace imposible una correcta comprensión del significado
original.
9 D. Ricardo, On the Principles of Political Economy and Taxation, Cambridge University Press, 1951, p. 93.
10 Ibid., p.120
11 A mi modo de ver, desde un comienzo Marx era
consciente de que la ley de la caída tendencial provocada por la elevación de
la composición orgánica del capital marcha paralela en la tasa de ganancia con
la producción de plusvalía relativa. Sin embargo, Marx desarrolla su argumento
controlando cuidadosamente la tasa fluctuante "entre la parte de capital
intercambiada por trabajo vivo y la que existe bajo la forma de capital
constante" (Véase también El Capital
III pp. 217-226. FCE). Debemos observar al mismo tiempo que él no considera a
la producción de "plusvalía relativa" entre los factores que
"contrarrestan la ley", donde la producción de plusvalía sólo es
considerada como "intensidad creciente de explotación" (Véase los
caps. XIII y XIV del Vol. III de El
Capital. Esto se debe a que él ya había tomado en cuenta este factor en la
explicación de "la ley como tal" en el Cap. XIII). Como lo señala
Marx, un número determinado de trabajadores pasa a emplear más y más trabajo
muerto acumulado bajo la forma de medios de producción; es decir, capital
constante (c), con una elevación en la composición orgánica del capital.
Trabajando bajo una determinada duración e intensidad de la jornada, un número
dado de trabajadores producirán anualmente la misma cantidad de valor
(Wertprodukt), incluyendo tanto la plusvalía (p) como el capital variable
reproducido (v). Por tanto, podemos concluir teóricamente que la tasa p+v/c se
reduce en términos absolutos al aumentar la composición orgánica de capital,
independientemente de la variación o incremento de la tasa de plusvalía
(p=p/v). El descenso de la tasa p+v(c) prosigue mientras continua el aumento de
la composición orgánica del capital en la tendencia general de la acumulación.
La tasa general de ganancia (g=p/c+v) tal como lo define Marx, obviamente es
siempre menor que la tasa p+v/c. De aquí se deriva que g' tienda a caer incluso
con una tasa de plusvalía creciente, en tanto que la tasa p+v/c desciende
permanentemente a largo plazo. Concuerdo con el tratamiento y la interpretación
que R.L. Meek hace en este punto de la explicación de Marx de esta ley
(Economics and Ideology and Other Essays, 1967, pp. 131-135). Por lo tanto mi
posición es que esta ley es susceptible de ser demostrada pero que tal como lo
hemos manifestado no puede ser utilizada directamente para demostrar la
inevitabilidad lógica y el carácter cíclico de las crisis económicas.
12 Las páginas de
estas ediciones se muestran de esta manera de aquí en adelante
13 El ajuste del ritmo de inversión entre los
distintos sectores según fluctuaciones de los precios de mercado no solamente
manifiesta sino también efectiviza la regulación de la ley del valor.
Fundamentalmente la ley del valor consiste en la regulación de los valores de
las mercancías por el tiempo de trabajo socialmente necesario para producirlas.
Sin embargo, esta regulación no puede establecerse sin adecuar la asignación del
trabajo necesario de modo de mantener la reproducción social a lo largo de las
diversas ramas productivas. El movimiento competitivo en el ritmo de inversión,
que se produce según las fluctuaciones de los precios de mercado y las tasas de
ganancia, constituye el mecanismo concreto de reajuste de la distribución del
trabajo basada en la ley del valor a la vez que provoca un desequilibrio
incesante en la asignación de aquél.
Más aún, esta regulación concreta de los
precios de los productos-mercancía a través de la ley del valor bajo la
economía capitalista, presupone la regulación de las relaciones sociales de
producción entre capital y trabajo asalariado basadas en la ley del valor
aplicada a la mercancía fuerza de trabajo. Por consiguiente, debemos considerar
y desarrollar a la ley del valor como la ley básica del movimiento global de la
producción capitalista.
14 El plan original de su obra, escrito a fines de
los años cincuenta cuando escribió los Grundrisse,
se componía de seis partes principales; a saber, el capital, la propiedad
territorial, el trabajo asalariado, el Estado, el comercio internacional y el
mercado mundial. A su vez el libro sobre el capital se dividía en cuatro
secciones: capital en general, competencia, crédito y capital por acciones (carta
de Marx a Engels del 2 de abril de 1858). En este plan el sistema teórico de
los Grundrisse estaba todavía
claramente circunscrito dentro del marco de "el capital en general".
En un ensayo que está en preparación trataré con cierto detalle el plan de la
obra de Marx y en él quisiera explicar con respeto a este problema nuestra idea
de la necesidad metodológica de dividir los niveles de investigación de la
economía marxista en Principios Básicos y Teoría de los Estadios y Análisis.
15 En “The Marxian
Theory of Crisis, Capital and the State" (Bulletin
of the Conferencie of Socialist Economists, Winter 1972), Dauid Yaffe
no hace un empleo adecuado de esta teoría, al no relacionar la
"sobreacumulación absoluta " de capital con el nivel de empleo de la
población empleada (p. 24), lo cual tiene un papel crucial en Marx. Aunque
concuerdo con su crítica de las teorías del exceso de mercancías, temo que su
explicación positiva pueda oscurecer el avance teórico de Marx que median entre
los Grundrisse y El Capital con respecto a la teoría del exceso de
capital. Los intentos de Yaffe y M. Cogoy de inferir directamente el carácter
cíclico de las crisis desde la ley de la caída tendencial de la tasa de
ganancia parece mostrar sólo la necesidad abstracta y no la inevitabilidad
lógica de las crisis cíclicas en la acumulación de capital (véase de Mario
Cogoy, "The fall of the rate of profit and the
theory of accumulation", Bulletin of the CSE, Winter 1973).
16 El profesor Kozo Uno ha intentado depurar en esta
línea la teoría de la crisis de Marx, en sus obras Principles
of Political Economy (2 vols. 1950-52) y Crisis Theory (1953). Este intento ha sido reforzado por los trabajos
de sus discípulos, incluyendo mi Credit
and Crisis (1973), que aquí resumo en parte.
17 Aunque la forma
del capital por acciones permitió emplear ganancias y fondos inactivos para una
inversión nueva en gran escala, las partes componentes de los capitales
industriales tomaron esta forma sólo hacia comienzos de este siglo, cuando ya
se había modificado las fases típicas de las crisis cíclicas, dejando en las
industrias un continuo peso muerto de exceso de capital. Las compañías por
acciones monopolistas fueron constituidas para escapar parcialmente a esta
dificultad permanente de exceso de capital global. Sin embargo, no podemos
considerar aquí las funciones del capital por acciones, o sus límites
capitalistas al referirnos al fundamento de las crisis cíclicas sobre la base
empírica de la economía capitalista en la época de Marx.
18 En particular durante la prosperidad, en que los
capitales pueden proseguir incrementando su valor utilizando equipos de
producción ya existentes, es difícil llevar a cabo mejoras sustanciales en los
métodos de producción debido a restricciones como las siguientes: 1.Si estos equipos
no están todavía plenamente depreciados, el costo de abandonar el valor
restante del capital se convierte en una carga cuando ellos tienen que ser
renovadas. 2."...si el valor de la maquinaria fue a=0, sería la más
valiosa para el capital" (Marx, 1972, Vol. II: 302), incluso después de la
depreciación y no es tan fácil desechado mientras siga funcionando
técnicamente. 3.Las ganancias tienden a incorporarse al capital con la mayor
rapidez posible en vez de atesorarse el tiempo suficiente como para montar un
nuevo equipamiento o nuevas fábricas. Por el contrario, la situación se
invierte durante la depresión, cuando los equipos no pueden funcionar
plenamente como capital que genera plusvalía, y los capitales son compelidos a
lucha por una renovación total de sus métodos de producción descartando y
modificando los capitales fijos para superar las dificultades de la acumulación
de capital.
19 Durante las crisis cíclicas de mediados del siglo
XIX, los precios en alza de los productos agrícolas tales como algodón, lana,
etc. conjuntamente con una elevación de los salarios que ocuparía hacia el
término de la prosperidad, solía dificultar la acumulación de capital
industrial británico. Este generalmente sobreacumulaba no sólo con respecto a
la población trabajadora sino también en relación a la oferta inelástica de
materias primas agrícolas que no eran producidas por él. Hablando en principio,
bajo el supuesto de que todos los factores de producción son producidos por el
capital salvo la fuerza de trabajo, esta dificultad concreta debe ser eliminada
y hay que considerar que la sobreacumulación de capital solamente en relación a
la población trabajadora.
20 Partiendo de los
"capitalistas en dinero" la teoría del interés parece provenir de la
teoría respectiva de la escuela clásica de A. Smith o D. Ricardo, quienes
consideraban al interés principalmente como la base económica de la "clase
adinerada" y carecían casi por completo de una teoría del sistema de
crédito.
21 Aquí debemos
situar la estructura del mercado monetario británico de mediados del siglo XIX
como la base de nuestra abstracción teórica, así como también debemos
considerar las crisis cíclicas típicas de este período como el punto de partida
de las abstracciones de los fundamentos de la teoría de la crisis. Aquí todavía
no podemos tomar en cuenta el funcionamiento del capital por acciones (véase la
nota No. 14). La función del sistema de crédito queda por lo tanto confinada al
movimiento de corto plazo del capital circulante y no tiene nada que ver directamente
con la inversión de largo plazo del capital fijo. Aunque yo pienso que esta
concepción del sistema de crédito es central para clarificar la teoría de la
crisis de Marx, en modo alguno quiero sugerir que dicha situación del sistema
de crédito sea la causa de las crisis capitalistas. La teoría de la crisis por
exceso de capital muestra claramente que el carácter necesario de la crisis
surge de la imposibilidad fundamental del capital de tratar a la fuerza de
trabajo como una mercancía. También es un factor mediador importante la
restricción al desarrollo de la productividad debida al capital fijo existente.
Sin embargo, debemos señalar que el exceso de acumulación de capital
crecientemente se produce no de manera regular y periódica sino que se convierte
en una dificultad permanente para el capitalismo en su etapa imperialista,
donde el sistema financiero también se transforma en correspondencia con el
cambio fundamental en la acumulación de capital. De ahí que sea esencial
formular una noción del sistema de crédito sobre la base empírica de la época
de Marx, no solamente porque sirve para clarificar la misma teoría de Marx
sobre el crédito y la crisis sino también porque con respecto a las crisis
cíclicas y regulares no puede aclararse en principio el funcionamiento del
sistema de crédito a partir de ninguna otra base empírica.
22 Aunque me apoyo
fundamentalmente en la teoría de la crisis del profesor Kozo Uno, discrepó de
la omisión que él hace del capital comercial y de la especulación en el origen de
la crisis.