Martha Campbell
En el capítulo 3 de El Capital, Tomo 1,
Marx sentó las bases para el dinero sin valor intrínseco. El dinero tiene una
expresión de valor, la lista de precios de mercancías leída al revés debido a
su lugar como forma de equivalente universal. La explicación de Marx del dinero
como medio de circulación y atesoramiento establece que esta expresión –la tasa
de cambio entre el dinero y el valor de las mercancías– se mantiene si el
dinero tiene valor intrínseco o no. Con esto, la expresión del ‘valor’ del
dinero es suficiente para que el dinero exprese el valor de las mercancías y
que por ello funcione como medida de valor, sin importar si el valor del dinero
es real o imaginario. Esta interpretación se deriva de la Teoría
Marxista de la moneda de S. De Brunhoff.
Introducción
La teoría del dinero de Marx llama la atención
porque sostiene que explica qué es el dinero y porqué es necesario. No
obstante, pareciera que la teoría estuviera viciada por el supuesto de que el
dinero es una mercancía, el oro. En el mejor de los casos Foley dice que “desorienta”
porque significaría que la teoría monetaria de Marx “no corresponde con las
realidades histórica e institucional del capitalismo”.[1] Numerosos
académicos han tratado con el problema que desencadena, argumentado que los
elementos cruciales de la teoría monetaria de Marx no dependen de que el dinero
sea una mercancía, que las ideas más relevantes de la teoría (variadas según la
concepción de los diferentes académicos) pueden separarse del supuesto
frecuente de Marx.[2]
En este artículo yo argumento, contrario a otros,
que Marx mismo muestra que el dinero no necesita ser una mercancía aun cuando
continúe con el supuesto a lo largo de El Capital, Tomo I.[3] Además, él
muestra esto temprano en El Capital, desde el Capítulo 3. Como
argumentaré, la explicación de las funciones del dinero en el Capítulo 3
establece que la expresión de valor del dinero, la contraparte del precio de
una mercancía ordinaria es suficiente para que el dinero exprese el valor de
las mercancías ordinarias. Esto provee la base para una reconsideración del
dinero como dinero-crédito –que Marx sabe muy bien es el dinero del
capitalismo– en El Capital, Tomo III (o lo hubiera sido si el tomo
hubiera sido revisado).
La inspiración de este argumento proviene de
la Teoría Marxista de la moneda de De Brunhoff. Por esta
razón, mi revisión del capítulo 3 de El Capital se apoya en su
enfoque y se refiere extensamente a su discusión del dinero en la circulación
simple de mercancías. No obstante, no es claro que de Brunhoff misma
reconociera la conclusión a la que he llegado desde su trabajo, es decir, que
Marx mostró que el dinero no necesariamente debe tener valor intrínseco. Estoy
construyendo sobre su trabajo en lugar de repetirlo o interpretarlo.
A continuación mostraré (Sección 2) los elementos
del argumento de De Brunhoff que son más importantes para mi tesis. En la sección
subsecuente (Sección 3) considero el significado de la doble conmensurabilidad
de las mercancías –como valores y como precios– con la que comienza Marx el
Capítulo 3. Después me dirijo al capítulo 3 (Sección 4) tomando las funciones
del dinero en el orden que Marx las presenta, pero en sentido inverso para
considerar la primera y segunda funciones a la luz de la tercera. Es este
último paso el que yo argumento que sostiene la tesis de que el valor del
dinero podría ser imaginario.
Elementos clave del enfoque de de Brunhoff sobre el dinero en El
Capital, Parte I
Para brindar un significado preliminar de lo que
involucra la interpretación de De Brunhoff, enlisto los elementos clave de ella
que son relevantes para mi tesis. Su relevancia se mostrará a plenitud cuando
se apliquen a la interpretación del Capítulo 3 de El Capital de
Marx.
La contribución más importante de De Brunhoff en
este contexto es su tesis de que las tres funciones que desempeña el dinero en
la circulación simple son, para Marx, aspectos del dinero. Esto significa que
son distinciones que podemos aislar en el pensamiento pero no coexisten
necesariamente en el dinero mismo. La evidencia textual que ella ofrece para
esto es que Marx usa el título, dinero, únicamente para la tercera sección del
capítulo 3 de El Capital, cuando él llega al tercer conjunto de
funciones del dinero. De este conjunto, el atesoramiento es la más importante
para la tesis de De Brunhoff porque, como veremos, une a los dos anteriores
(medida de valor y medio de circulación). Como ella dice: “la paradoja de esta
tercera función es que introduce al dinero “propio” al final de un análisis
enteramente dedicado al dinero.”[4] Esta tesis
sobre la unidad de las funciones del dinero da forma a la interpretación de De
Brunhoff del capítulo 3 de El Capital como un todo. La conduce
a ver que, aun cuando Marx presenta cada función del dinero por separado, lo
que él está mostrando realmente es que se apoyan mutuamente entre ellas. Como
cada función se apoya en las otras dos, las tres son mutuamente necesarias
–requeridas para cada una– y por consiguiente, una.[5]
Segundo, De Brunhoff se enfoca en la forma del
equivalente universal como la que distingue al dinero. Esto parecería obvio de
la explicación de Marx. Sin embargo, tanto su supuesto de que el dinero es una
mercancía y su insistencia de que las mercancías son doblemente conmensurables
(como valores y precios) podría sugerir una alternativa distinta: que Marx
incluye estas características para conectar al dinero con el trabajo. Debido a
su énfasis en la forma, De Brunhoff reconoce a ésta como la opción incorrecta
que reduciría a Marx de vuelta a Ricardo. Aunque De Brunhoff no profundiza en
esto, la diferencia entre ellos es que la teoría de Ricardo es que el valor es
el trabajo, mientras que para Marx el valor es la forma social del trabajo en
el capitalismo.
Tercero, el énfasis de De Brunhoff de que la
desmaterialización es una rasgo característico del dinero como medio de
circulación, sin importar el tipo de dinero –oro, notas bancarias– que se
considere. La desmaterialización del dinero es importante en este contexto
porque es un paso crucial en la transición de Marx hacia el dinero sin valor
intrínseco (aunque De Brunhoff no lo lleva tan lejos).
No obstante, me encuentro completamente en
desacuerdo con la tesis de De Brunhoff de que Marx presenta una teoría general
del dinero en la Parte 1 de El Capital. En la descripción de ella,
esta es una teoría que aplica a “cualquier economía monetaria” o “el estudio
del dinero en su aspecto general, independiente de la forma capitalista
de producción”.[6] Sostengo,
contrariamente, que en la Parte 1 de El Capital, Marx describe la
circulación simple de mercancías, que es única del capitalismo y un aspecto
abstracto de él. Es la superficie del modo capitalista de producción en el
sentido en que es la manera en que se ve el capitalismo a primera vista, todo
lo que veríamos si no investigáramos más.[7]
En la siguiente sección defiendo esta alternativa a
la teoría general del dinero de De Brunhoff. Si su visión no perjudicara la
teoría de Marx podría hacerse a un lado. Como se verá en la siguiente sección,
sí la perjudica: oscurece la plena integración de la producción y circulación
que, para Marx, es distintiva del modo capitalista de producción. Esta
integración, como argumentaré, es la razón de la insistencia de Marx sobre la
doble conmensurabilidad de las mercancías al inicio del capítulo 3 de El
Capital. Finalmente, el argumento de la siguiente sección también dará
sustento a la manera en que Marx se distinguía de Ricardo, es decir, que Marx
sostiene que el valor es la forma social del trabajo en el capitalismo,
mientras que Ricardo establece que el valor es el trabajo (Marx dice “la sustancia del
valor…es el trabajo”).[8] La comparación
de De Brunhoff entre Marx y Ricardo sugiere que deberíamos aceptar esta forma
de diferenciarlos, aunque ella no lo dice por sí misma.
Valor y dinero como equivalente universal
El argumento del capítulo 3 de El Capital,
que es el énfasis de este artículo, irrumpe en un desarrollo que ya se
encuentra en progreso. Específicamente, Marx comienza el capítulo con la
afirmación de que “las mercancías son en sí mismas conmensurables” en lugar de
que esto lo haga el dinero.[9] Él insiste, en
otras palabras, que existe una doble igualación: la denominación de los precios
de las mercancías en unidades dinerarias es la contraparte de una
conmensurabilidad interna de los valores de las mercancías en términos de
tiempo de trabajo. La base para esta afirmación es dada por la explicación
previa de Marx del valor y el dinero como equivalentes universales. Se mostrará
brevemente lo que esto implica.
En su primera aproximación a los valores de las
mercancías y el dinero como equivalente universal, Marx atribuye ambos a un
aspecto del tipo de trabajo social que produce las mercancías, esto es, que es
simultáneamente social –conectado y unificado– y realizado independiente
–formado por actividades laborales que son desempeñadas aisladas entre sí y con
el fin del beneficio privado.[10]Que sea social e
independiente son “condiciones contradictorias mutuamente excluyentes”, pero
Marx sostiene que, de hecho, estas condiciones coexisten en la producción de
mercancías. Su coexistencia es posible debido al carácter de valor de las
mercancías y al dinero como equivalente universal. Esto da lugar a la primera
explicación de Marx del valor y el dinero: que resultan de, y vuelven posible,
que el trabajo social sea simultáneamente independiente.
Una aclaración antes de proceder: el trabajo
privado e independiente es sólo el aspecto más simple del trabajo que produce
mercancías. Todo el desarrollo en la Parte 1 de El Capital se
desprende de él y detalla lo que implica. Para ver este desarrollo, el
extraordinariamente simple carácter de trabajo social privado e independiente
debe quedar en mente. La falta de atención a su carácter simple conduce a dos
tipos de malinterpretaciones: el trabajo social privado e independiente no debe
ser sobre-concretizado –convertido en la descripción de un modo de producción
completo (como lo hace, por ejemplo, la interpretación de la producción simple
de mercancías)– ni tomado como una explicación completa del valor de las
mercancías. En el desarrollo posterior en El Capital, Marx
argumentará que las mercancías son producto del capital.[11] Mirando en
retrospectiva desde ahí, la Parte 1 de El Capital, podemos ver que
la producción privada e independiente es una descripción abstracta de las
empresas capitalistas: producen separadas unas de otras y por cuenta privada
por el fin de su ganancia individual. Inicialmente, la pareja, dinero como
equivalente universal y valor, se explican únicamente como el “espacio para
moverse” a la contradicción entre el trabajo social e independiente.
Cómo ocurre esto, Marx explica, es que la
producción es tanto independiente como social porque es indirectamente social:
porque las actividades laborales se conectan únicamente por el
intercambio de productos. Las actividades laborales en realidad están
integradas, pero la conexión entre ellas se desplaza hacia afuera en relaciones
de intercambio entre los objetos producidos y también, post festum,
retrasadas hasta después de que se complete su producción.[12] Para que el
intercambio de productos unifique las actividades laborales aisladas en un todo
social, debe ocurrir el intercambio monetario. La unificación lograda por medio
del intercambio de todas las mercancías en dinero requiere que el dinero
combine las cuatro características que Marx identifica por separado en la
sección de la forma-valor (Sección 3) del capítulo 1 de El Capital.
Primero, debido a que la contradicción entre social e independiente es
desplazada hacia las relaciones de intercambio de productos, el intercambio
monetario involucra una posición opuesta entre las mercancías y el dinero. El
dinero es el polo social (posee la cualidad de intercambiabilidad directa) que
las mercancías ordinarias producidas independientemente aspira a ser (por sus
aspiraciones, sus valores ideales, muestran que están hechas con la intención
de productos sociales pero que no han probado serlo hasta que su última
transformación en dinero tiene éxito). Segundo, el intercambio monetario
también debe ser completamente incluyente; como Marx lo explica con la forma
expandida del valor, para que el intercambio monetario integre todas las
actividades laborales, debe vincular cada producto entre sí. Tercero, debe
vincular los productos de manera unificada para que todas las actividades
laborales se conviertan en un trabajo social. Como Marx explica en la forma
general del valor, lo hace relacionando todas las mercancías ordinarias a una y
la misma mercancía dinero (que añade universalidad a la intercambiabilidad
directa del dinero). Finalmente, la costumbre debe establecer una única
mercancía en particular para que sea universal y directamente intercambiable
–esto es, que sea dinero.
El valor es la contraparte del dinero como
equivalente universal; de hecho, se deriva primero del intercambio de valor
descrito como precio dinerario en todo excepto el nombre.[13] Esta
derivación revela la cualidad que tiene el trabajo por su manera de
socialización. Como esto es trabajo visto a través de la lente del precio
monetario –trabajo abstracto como lo llama Marx– tiene exactamente el mismo
carácter como dinero: es directamente social y homogéneo, cada parte de él al
igual que cada una de las otras. Debido a que el trabajo abstracto es la
consecuencia de la socialización de la producción mediada por el intercambio
monetario, es la primera especificación del trabajo –el primer aspecto de la
forma social del trabajo– que surge de la contradicción entre trabajo social e
independiente.[14] Por la
derivación de la forma social del trabajo, el trabajo abstracto del dinero,
Marx presupone que el trabajo es moldeado por su socialización a través del
intercambio monetario. ¿Qué justifica esta presuposición?
La base para esto es que la mediación por el
intercambio monetario es necesario cuando la producción social
es privada e independiente. La producción es entonces inseparable del
intercambio. La necesidad de su conexión es un rasgo distintivo del modo capitalista
de producción.[15] Para agravar
las dificultades de comprenderlo, el intercambio y el dinero están simplemente
presentes en otras configuraciones, pero no son necesarios para ellas.[16]
Como ilustra el caso del trabajo abstracto y el
dinero como equivalente universal, la interconexión necesaria entre la
producción y el intercambio resulta en una duplicación de determinaciones
sociales –las contrapartes del intercambio y la producción.[17] Debido a que
esta interconexión es distintiva del capitalismo, al menos el único rasgo
distintivo revelado hasta ahora, sus muestras aparecen a lo largo de la Parte 1
de El Capital. Una versión de ella es que el requerimiento de que
los productos sean intercambiados ya es inherente en la forma social indirecta
en que está organizada su producción. Marx llama a este requerimiento el
carácter valor de las mercancías. Que la producción social esté orientada
exclusivamente hacia el intercambio vuelve a los productos portadores de la
conexión entre las actividades laborales. Como portadores de esa conexión, los
productos son valores.[18] Segundo, la
mediación por el intercambio necesariamente tiene un aspecto post
festum, la cual requiere una cualificación adicional: como el carácter
social de los productos se establece como definitivo únicamente por su
transformación en dinero, podría parecer que el intercambio sólo vuelve
sociales a los productos y que la producción no es social. Marx preserva la
integración de la producción con el intercambio, que es lo característico de
este modo de producción y toma en cuenta que el intercambio es post
festum por la cualificación de que los valores de las mercancías son
ideales previo al intercambio y reales hasta que ocurre.[19] Tercero, la
duplicación es capturada de nuevo en las referencias de Marx a las formas de
apariencia y “a un contenido distinguible de” ellas: las conexiones en el
intercambio son visibles porque son indirectas y únicamente como conexiones de
actividades laborales es que ocupan un lugar necesario en el modo de
producción.[20] Este lugar
necesario las vuelve formas de apariencia: el campo visible del intercambio
muestra el carácter que tiene la producción (por ejemplo que sus productos son
mercancías) porque es inseparable del intercambio. Marx trae todo esto a la
superficie en los párrafos iniciales del capítulo 3 de El Capital:
la conmensurabilidad exterior de las mercancías en términos de precio dinerario
es la forma de apariencia necesaria de la conmensurabilidad interna en términos
de tiempos de trabajo.[21] La doble
conmensurabilidad de las mercancías es la marca de la integración de la
producción mediante el intercambio. Esto es único y distintivo del capitalismo.
Si dejamos fuera la conmensurabilidad interna estamos en un mundo no
capitalista donde el intercambio podría estar presente pero no es necesario.
Con esto regreso al resto del capítulo 3 de El
Capital y a De Brunhoff.
Capítulo 3 de El
Capital
1 El dinero como medida
De Brunhoff enfatiza dos puntos en la presentación
de Marx del dinero como medida. La primera es justo la recién abordada, que las
mercancías son conmensurables como valores. Como lo explica De Brunhoff, el
dinero no tiene el “misterioso poder de volver conmensurables a las mercancías
entre sí”; en la concepción de Marx del intercambio de mercancías, “no hay
‘circulación de valores de uso’”.[22] En otras
palabras, la equivalencia de mercancías se manifiesta en los precios, no se
impone sobre las mercancías por los precios. Como se argumentó en la sección
previa, esto es cierto porque la producción está orientada exclusivamente hacia
el intercambio e integrada por él.
El segundo es que el dinero expresa y, por
consiguiente, mide el valor por su forma de equivalente universal. De Brunhoff
parece sugerir que Marx presenta al dinero como mercancía precisamente para
enfatizar que su forma es su única diferencia con las demás mercancías. Como él
dice “el dinero como mercancía metálica es de la misma naturaleza que las otras
mercancías”, su forma, o su “socialmente validado monopolio de equivalencia” es
“lo que caracteriza su función social como dinero”.[23] Explicado de
manera diferente (sobre la base del argumento que he presentado en la Sección
3), el supuesto de que el dinero es una mercancía, oro, continúa la línea de
desarrollo que comienza con el trabajo privado e independiente. Aun cuando Marx
pudiera presentar alguna manera de justificar esto, violaría el principio sobre
el cual se basa su argumento de introducir algo externo (por ejemplo, un
candidato favorito es la idea de que el dinero “es en sí mismo un mero símbolo”
establecido por el “consenso universal de la humanidad”).[24]
Debido a que es la posición del dinero en la forma de
equivalente lo que permite que el dinero mida el valor, el dinero no puede
tener precio (esto lo desplazaría de la forma equivalente). El valor del dinero
sí tiene una expresión alternativa, esto es: “para encontrar la magnitud del
valor expresado del dinero sólo tenemos que leer al revés las cifras de un
listado de precios” dice Marx.[25] En otras
palabras, un valor del dinero está implícito en los precios de las mercancías.
Por supuesto que el dinero aurífero de Marx tiene un valor intrínseco. Él dice
que considera al oro como la mercancía dinero “por simplicidad” pero no es
inmediatamente obvio si la simplificación consiste en establecer una única
mercancía en particular (por ejemplo, el oro en lugar de la plata) o en
establecer una mercancía en lugar de un objeto sin valor.[26]
Existe material para apoyar cada una de estas
interpretaciones. Por un lado, la analogía que hace Marx con el peso en el
capítulo 1 de El Capital sugiere que el dinero debe tener
valor intrínseco para medir el valor (el hierro tiene peso al igual que un pan
de azúcar y se puede medir el peso del pan de azúcar por esta razón).[27] Por el otro
lado, Marx dice después en su sección sobre la medida que “una cosa puede…tener
un precio [una expresión de valor, mc] sin tener valor.”[28] Esto podría
leerse como una anticipación del dinero sin valor intrínseco. Cualquier objeto
sin valor (papel o registros bancarios) que ocupa la forma de equivalente
universal tendría aún una expresión de valor implícita en los precios de las
mercancías precisamente porque ocupa esa forma. Además, aun cuando esa
expresión del valor sea imaginaria, Marx sostiene que es “un hecho dado
socialmente” lo que le atribuye objetividad social real.[29] Esto deja una
apertura para que el dinero carezca de valor intrínseco. Pero no haría pensar
inicialmente en esta medida porque esto incluiría tanto al dinero como a las
mercancías en el mismo círculo de precios. Parecería entonces que el
dinero sí vuelve conmensurables a las mercancías. Debe
mostrarse cómo la pérdida del valor intrínseco del dinero no amenaza la
conmensurabilidad de las mercancías como valores. Como veremos, esa pérdida
surge de las propias funciones del dinero.
Un último punto a cerca de De Brunhoff sobre la
medida: para apreciar la relevancia de su énfasis en la forma de equivalente
universal, es importante reconocer la alternativa que ella está rechazando.
Esta es que Marx asume que el oro es el dinero para mantener una conexión entre
el dinero y el trabajo gastado en la producción del oro. Como De Brunhoff dice:
“Es tentador pensar que Marx comenzó [con]…un análisis del dinero metálico para
combinar la tradición del dinero mercancía con la teoría del valor como
trabajo, como Ricardo había hecho previamente.”[30]
Debido a que Marx distingue al dinero de las
mercancías por su forma de equivalente universal, De Brunhoff sostiene que su
“examen de la circulación metálica no es un regreso a las premisas de Ricardo.”
Este punto es crucial, en tanto que, a esta altura de El Capital,
es la distinción crucial entre Marx y Ricardo (cuya teoría frecuentemente sirve
como el modelo de la teoría laboral del valor como tal), por tanto vale la pena
expandir sobre la base de lo presentado en la sección anterior. La idea de que
Marx supone que el oro es el dinero, para conectar al dinero con el tiempo de
trabajo directamente, omite la necesidad del intercambio monetario, esto es,
por dinero. Como se explicó en la sección anterior, el tiempo de trabajo que
constituye el valor de las mercancías es el tiempo de trabajo en tanto es
transformado por su presentación en precios dinerarios (trabajo abstracto).
Esto es cierto para el oro, aun cuando se asuma que el oro sea el dinero, al
igual que lo es para cualquier otra mercancía. El trabajo abstracto que constituye
el valor del oro sólo es accesible en la expresión de valor del dinero, la
lista de precios leída en sentido inverso. Pensando en el tiempo de trabajo que
constituye el valor del oro como el realmente gastado en la producción de oro,
mezcla el trabajo concreto y abstracto. El supuesto de Marx de que el oro es
dinero no es un pequeño truco para borrar la diferencia entre los dos. Para
establecer este punto de otra manera, la última fuente de diferencia entre Marx
y Ricardo sobre el valor es que la teoría de Marx comienza del carácter privado
e independiente del trabajo que produce mercancías y deriva de este la
necesidad del dinero. En contraste, la teoría del valor de Ricardo se refiere
al trabajo como tal, sin un carácter social y presenta al dinero como una
“forma ceremonial”. Todo esto está implícito en el énfasis de De Brunhoff sobre
la forma dinero.[31]
2 El dinero como medio de circulación
Pasando de la primera a la segunda función del
dinero como medio de circulación De Brunhoff enfatiza la interdependencia entre
las dos. Su interdependencia es evidencia para su idea de que las “funciones”
separadas del dinero –como usualmente se conciben– son por lo contrario
aspectos simultáneos del dinero para Marx.
Por otro lado, sólo es con la segunda función del
dinero que se activa la forma de equivalente universal y adquiere existencia
real; el dinero como medio de circulación tiene “el poder universal de
intercambio”.[32] Como medida,
el dinero implica “la necesidad de intercambios”, pero no los lleva a cabo.[33] Por tanto De
Brunhoff dice que la segunda función del dinero es la “garantía práctica” del
rol del dinero como medida; da “su pleno significado” a “la fijación de
precios” lograda por la medida, al hacer de estos precios la base de los
intercambios reales.[34] Esto reitera
la conclusión de Marx en la sección sobre la medida: “el oro sirve como una
medida ideal del valor únicamente porque ya se ha establecido como la
mercancía-dinero en el proceso del intercambio.”[35] Por un lado,
el dinero deriva su función ideal como medida por desempeñar el papel de
equivalente en el intercambio real. Por otro lado, el dinero como medio de
circulación presupone su función como medida: únicamente actualiza
los precios y no los ‘fija’. Para repetir la aseveración de De Brunhoff sobre
este punto, “no hay valores de uso circulantes” como supone la teoría
cuantitativa.[36] Las
mercancías entran a la circulación con precios ya establecidos y el dinero con
un valor ya establecido, por ahora, un valor intrínseco. Separado de la medida,
el dinero como medio de circulación “tendría un carácter puramente funcional”
–su rol común como medio de intercambio.[37]
Con los precios dados por la función de medida del
dinero, el nuevo problema que surge por su función de medio de circulación es
identificar la ley que gobierna la cantidad de dinero en circulación. Siguiendo
su método usual, Marx inicialmente plantea el problema en la versión más simple
posible. Revelará tanto los elementos del problema como una línea de desarrollo
hacia una explicación más compleja.[38] En este caso,
la versión más simple es una historia sobre la extracción de oro –un ‘modelo’–
bajo el supuesto de que el circulante es la moneda de contenido áureo completo.
Este modelo es usado para identificar una cantidad requerida de circulante.
Conforme avanza la historia, el oro entra a la circulación con un valor dado,
el cual se expresa en la tasa de cambio entre él y las otras mercancías en su
orige. Con el valor del dinero dado, se muestra fácilmente que la cantidad de
dinero requerida para la circulación está determinada por las necesidades del
intercambio: la suma de los precios de las mercancías a ser realizados y la velocidad
del dinero. Debido a que ambos elementos son variables, también lo es la
cantidad requerida de circulante. Para que la cantidad real de circulante
corresponda con la cantidad requerida, debe existir un mecanismo a través del
cual, la primera se ajuste continuamente a la segunda. Una manera de describir
este mecanismo de ajuste es llamarlo un cambio en la velocidad del dinero. Sin
embargo, un decremento en la velocidad del dinero es exactamente lo mismo que
un incremento en el atesoramiento (el dinero debe estar en algún lugar, aun
cuando este sea sólo el bolsillo de alguien, cuando la velocidad disminuye
porque no se gasta). Debido a que las dos versiones tienen el mismo
significado, el mecanismo de ajuste puede explicarse en términos de cualquiera.
De Brunhoff lo presenta en términos de atesoramiento, simplificará la cuestión
para seguirla porque es la versión por la que eventualmente Marx opta.[39] Entonces,
siguiendo la línea de De Brunhoff, el mecanismo de ajuste es el atesoramiento:
la cantidad de dinero en circulación es la cantidad requerida por la existencia
de atesoramientos. Esto absorbe la diferencia entre la cantidad de dinero, aquí
el oro, en existencia y la cantidad que se requiere para la circulación.
Si comparamos la explicación de Marx con la teoría
cuantitativa podríamos decir que esta última carece de una noción de cantidad
requerida de circulante porque omite la función de medida del dinero. En la
explicación de Marx la cantidad requerida depende de los precios establecidos
por la tasa de cambio entre el oro y otras mercancías, a través del cual el oro
expresa sus valores. A diferencia de la teoría cuantitativa que sólo asume que
circula todo el oro en existencia. Alternativamente podríamos decir que la
teoría cuantitativa omite la tercera función del dinero, atesoramiento, a
través del cual se ajusta a la cantidad requerida. Este mecanismo de ajuste
preserva la tasa de cambio entre el oro y las otras mercancías que se obtuvo
cuando el oro entró a la circulación. Estas dos maneras de comparar la teoría
de Marx con la teoría cuantitativa son contrapartes entre sí.
Para llevar este argumento un paso adelante:
recién se argumentó que el atesoramiento preserva la tasa de cambio entre el
dinero y las otras mercancías cuando entra a la circulación, ajustando la
cantidad de circulante a la cantidad requerida (este es simplemente el
principio básico de que la circulación no cambia el valor de algo, aplicado
aquí al oro). Con el oro, esta tasa inicial es la expresión de un valor
intrínseco. No obstante, por el mismo argumento, el atesoramiento preservaría
la tasa inicial de cualquier cosa que fuera dinero, ya fuera que la tasa
expresara valor intrínseco o no. Esto implica que todo lo que necesita el
dinero para cumplir su función como medida es una expresión de valor –no valor
en sí mismo– y, como se argumentó previamente, debe hacerlo porque ocupa la
forma equivalente. El último elemento de la historia del oro es el camino que
sigue para suministrar al dinero sin valor intrínseco.
La moneda de contenido áureo completo no puede
circular porque se desgasta o se desmaterializa cuando circula. Como resultado,
las monedas gastadas que circulan son símbolos, no de valor, sino de moneda de
contenido áureo completo. Esto abre la posibilidad de introducir papel dinero
emitido por el estado, debido a que es igual de capaz que la moneda desgastada
de simbolizar la cantidad de oro en monedas de contenido áureo completo. Si este
tipo de papel moneda no puede ser atesorado porque sólo es un símbolo del oro
en la función del dinero como medio de circulación, entonces se devalúa cada
vez que su cantidad excede las necesidades del intercambio. La devaluación del
dinero significa que los precios aumentan. Esto podría sugerir que Marx acepta
la teoría cuantitativa, al menos para este tipo de dinero.[40] De Brunhoff
rechaza esta sugerencia rotundamente: “En lugar de tender hacia una teoría
cuantitativa del papel moneda, él [Marx] busca deshacerse de la teoría
cuantitativa para todos los tipos de dinero. Marx rechaza completamente la
teoría cuantitativa del dinero; aceptarla a un nivel limitado socavaría la
lógica de su teoría monetaria.”[41] Aceptar la
teoría cuantitativa incluso para un tipo de dinero reduciría al dinero
meramente a medio de circulación o, en otras palabras, eliminar la función del
dinero como medida.[42] Marx preserva
esta función y su vínculo con el dinero como medio de circulación con su
explicación del papel moneda como un símbolo del oro. Esto da lugar a su
explicación para el poder de compra reducido de una unidad de dinero provocado
por una sobre-emisión de papel (asumiendo que no es atesorado): si la cantidad
de papel es incrementado al doble de la cantidad que podría estar en
circulación “El efecto es el mismo a si la alteración hubiera ocurrido en la
función del oro como estándar de precios.”[43] En la
explicación de Marx, el papel moneda no cumple con leyes enteramente distintas,
sino a las mismas leyes derivadas para el oro, modificadas por el supuesto de
que no es atesorado.
Habiendo hecho a un lado cualquier duda de que Marx
retoma la teoría cuantitativa, De Brunhoff argumenta que el principio real que
surge de esta consideración del papel moneda es la desmaterialización del
circulante. Esto, ella dice, es un principio general que aplica para cualquier
tipo de dinero “todo el dinero que circula se desmaterializa.”[44] Este
principio es ejemplificado con dos tipos de dinero considerados hasta ahora: el
dinero áureo se desmaterializa por el desgaste cuando circula y el papel
por el decremento en el estándar de precios cuando la cantidad en circulación
excede la cantidad de oro que habría circulado. No se considera aquí el
dinero-crédito pero cuando De Brunhoff sí lo considera, ella sostiene que tiene
su propio tipo de desmaterialización, es decir, su tendencia a volverse
ficticio. El dinero crédito circula en el circuito de capital, en lugar de
circulación simple. En la circulación en este sentido, el dinero-crédito se
vuelve ficticio –se desmaterializa– cuando deja de cumplir “las condiciones de
la circulación del capital [real]” al encerrarse en sí mismo y separándose del
valor de las mercancías en los circuitos del capital industrial.[45] Cada tipo de
circulante se desmaterializa a su propia manera, pero el punto aquí es que todo
el dinero que circula se desmaterializa de alguna manera. Debido a que el
dinero debe ser un medio de circulación, se desprende que todo el dinero se
desmaterializa. El modelo del oro de Marx sugiere que la función de
atesoramiento del dinero es igual de necesaria. Si el dinero desmaterializado
no puede ser atesorado nos encontramos con un impasse: el dinero no puede
existir porque sus funciones necesarias se excluyen entre sí. La explicación
del atesoramiento de Marx explica por qué el dinero sería atesorado aun cuando
se desmaterializa –carece de valor intrínseco: se atesora porque desempeña sus
otras funciones como medida y como medio de circulación. Como veremos, las tres
funciones del dinero se apoyan entre sí en lugar de excluirse y como cada una
se requiere para apoyar las otras dos, debe tener las tres para ser dinero.
3 Dinero
La característica común del tercer conjunto de las
funciones del dinero –atesoramiento, medio de pago y dinero mundial– es que el
dinero es la “única forma del valor” (significando que las mercancías sólo son
valores de uso opuestos a él).[46] Por esta
razón, el dinero “debe aparecer en persona” para desempeñar este conjunto de
funciones. Sin embargo, la ‘persona’ no tiene que ser el oro. Si se establece
un ‘representante’ como la única forma de valor, sería la persona que debe
presentarse para desempeñar estas funciones. El párrafo introductorio de Marx a
la sección titulada “dinero” es extraordinariamente enrevesado pero podemos
estar seguros de que un ‘representante’ es adecuado para las funciones
descritas. Para el momento en que Marx llega a la segunda de estas, medio de
pago, él nos dice que una crisis monetaria es una de las ocasiones donde las
mercancías sólo son valores de uso y que las notas bancarias (el ‘representante’)
funcionan exactamente como la única forma del valor –en tanto estén ahí. Esto
coloca el énfasis en la función precedente, el atesoramiento, como el lugar
donde ocurre la desvinculación del dinero del valor intrínseco.
Aun cuando Marx presenta las razones para el
atesoramiento en términos del dinero-oro, las razones mismas no tienen relación
con el valor intrínseco del oro. Por lo contrario, son consecuencias de las
otras dos funciones del dinero. Estas, a su vez, se derivan de la forma dinero.
Los motivos para atesorar son, primero que el
dinero es “la forma de equivalente universal de todas las demás mercancías y la
encarnación directamente social de todo el trabajo humano.”[47] La forma de
equivalente universal hace que el dinero sea la medida de valor y la unidad en
la que se denominan todos los precios. Marx se refiere a este aspecto del
dinero observando (en su exposición inmediatamente anterior) que cambios en el
valor del dinero no le impiden ser la unidad denominadora: 200 onzas de oro
siguen “conteniendo más valor que 100 onzas.” Aquí es la forma de equivalente
universal y no el valor intrínseco del oro, lo que está en juego; además, la
referencia es a la denominación en unidades dinerarias y no al origen de esta
función denominadora, la medida del valor. Segundo, el dinero se atesora porque
“es el representante universal de la riqueza porque es directamente convertible
en cualquier mercancía.” Esta es la forma de equivalente universal activada. El
poder de realmente convertirse en cualquier cosa le pertenece al dinero como
medio de circulación.
Las dos funciones anteriores del dinero ahora se
presentan como razones para atesorar. Además deben notarse dos puntos sobre
cómo los ha presentado Marx. Primero, el dinero (en cualquier función) no es la
encarnación directa del trabajo humano o el ‘representante universal de la
riqueza’ a menos que la producción y el intercambio estén integrados en una
única unidad, en un modo de producción. Marx nos ha llevado a esto en los
párrafos precedentes a la sección sobre el atesoramiento, al hacer un recuento
histórico del aumento en la “amplitud de la circulación de mercancías” desde
sus “mismos inicios” a su estado completamente incluyente donde “la
circulación es el gran alambique social al que se
lanza todo”. La amplitud de la circulación de mercancías aumenta el “poder del
dinero” despertando la “fiebre por el oro” –por “la mercancía como valor de
cambio o el valor de cambio como mercancía.” Con esta inversión, la forma
generada por el intercambio, valor de cambio, se vuelve a sí misma el fin del
intercambio.[48]
Segundo, justo antes de esta referencia a las dos
funciones del dinero (descritas previamente), Marx cambia su atención del valor
intrínseco del oro a su forma valor. Un aspecto de este desplazamiento ya ha
sido señalado: la función de medida de valor del dinero es referida únicamente
por su efecto, denominación de precios en unidades dinerarias. En otro intento
por cambiar nuestra atención, Marx dice que para los bárbaros y campesinos el
“valor es inseparable de la forma valor.” Si sostuviéramos esta errada noción
nosotros mismos, esto debería convencernos de pensar diferente. En caso
contrario, la siguiente extraña oración de Marx nos alerta al punto de nuevo:
“el valor del dinero varía ya sea como resultado de [1] una variación en su
propio valor o [2] un cambio en el valor de las mercancías.”[49] El primero
aplica si el dinero es el oro con valor intrínseco. El segundo no: el valor del
dinero con valor intrínseco –oro– no varía con un cambio en el valor de las
mercancías (Marx no dice otras mercancías; el dinero no es una
mercancía). El único sentido en que el valor del dinero puede cambiar en [2] es
si ‘valor’ significa la expresión de la que habló Marx en la sección sobre la
medida – el “hecho dado socialmente en la forma de precios de las mercancías.”[50] En caso de
que aun así no hayamos captado el punto, Marx nos da un último empujón: “cualitativamente y formalmente considerado,…
el dinero es el representante universal de la riqueza material.” El dinero se
atesora por su forma de equivalente universal.
De Brunhoff señala que el “aspecto cualitativo del
dinero” es considerado en otras teorías y “hoy en día se le llama la ‘liquidez’
del dinero.”[51] La
preferencia por la liquidez (la demanda de dinero como reserva de valor)
combina los aspectos de medida y medio de cambio distinguidas por Marx. El
aspecto de medida porque el dinero es la unidad de denominación de los precios,
no tiene precio; a diferencia de cualquier activo, es insensible a una caída en
los precios. Los atesoradores no pueden experimentar una pérdida de capital. El
aspecto de medio de cambio es la cualidad de la liquidez: que el dinero pueda
convertirse rápidamente en cualquier otra cosa. Para reiterar el punto
establecido hasta ahora: el dinero se atesora por su forma; como equivalente
universal es medida y por ello la unidad de denominación de los precios; como
medida activada, el dinero ejerce su poder como medio de cambio.
La otra parte de esto es que el atesoramiento
respalda las otras dos funciones del dinero. Marx ya ha presentado este
argumento en conexión con el dinero como medio de circulación y regresa a él en
el último párrafo de la sección sobre el atesoramiento. El flujo y reflujo de
dinero entre circulación y atesoramiento asegura que el medio de circulación
siempre esté disponible en la cantidad suficiente para encargarse del volumen
de valores mercantiles a ser realizados. Además es la misma cosa la
que se mueve entre una función y otra (el dinero fluye entre las
dos). De esto es evidente que ser el medio de circulación y ser atesorado son
dos aspectos del dinero. No sólo que son complementos entre sí: el atesoramiento
permite que el dinero sea el medio de circulación y el medio de circulación es
atesorado porque es el prerrequisito para satisfacer necesidades y producir.[52]
El tercer aspecto de esto es que la relación
complementaria entre el carácter del dinero como atesoramiento y como medio de
circulación al mismo tiempo preserva la tasa de cambio entre el dinero y todas
las mercancías. Esta tasa se deriva del hecho de que el dinero alternadamente
asume su carácter de medio circulante y atesoramiento. De esto surge que la
tasa es en sí misma un aspecto del dinero. Está inseparablemente combinada con
las otras dos porque está creada por ellas. El tercer aspecto es la magnitud
expresada en la lista de precios leída en sentido inverso, esto es cierto sin
importar si el dinero tiene valor intrínseco o no. Esto es ahora todo lo que se
necesita para que funcione como medida.[53]
Sería forzado decir que Marx hace explícito el
tercer aspecto del dinero. Como se argumentó primero, la preservación de la
tasa de cambio del dinero con las mercancías ya está en su explicación del
medio de circulación, es mucho más visible en el modelo del oro de Marx. Marx
vuelve a ella en la última oración de la sección sobre el atesoramiento: “Las
reservas creadas por el atesoramiento sirven como canales a través de los
cuales el dinero puede fluir hacia adentro y hacia fuera de la circulación para
que la circulación misma nunca desborde a sus bancos.”[54] Esta es una
referencia a la teoría cuantitativa y una invitación para compararla una vez
más con la explicación de Marx.
Debido a que la teoría cuantitativa identifica al
dinero con ‘la circulación’, si la cantidad de dinero incrementa entonces no
hay otra cosa que el dinero pueda hacer salvo desbordarse–devaluarse (el dinero
está en todos lados, es llevado a las tiendas en carretillas, es papel tapiz en
los baños de las personas). Esto no tiene relación alguna con el hecho de que
el dinero tenga o carezca de valor intrínseco; de acuerdo a la teoría
cuantitativa, aplica tanto al oro como al papel. Resulta, por lo contrario, de
que la teoría cuantitativa niega el aspecto de atesoramiento del dinero.
Reconsiderada desde esta perspectiva, es evidente
que Marx adopta esta misma negación en su discusión previa sobre la circulación
de papel moneda emitido por el estado.[55] Sin embargo,
él dirigirá su atención a un punto diferente que el notado por la teoría
cuantitativa. Su argumento de que el estándar de precios cae si “el papel
moneda excede su límite adecuado” se basa en el supuesto de que el papel moneda
no fluye entre circulación y atesoramientos.[56] Si el papel
fuera atesorado nunca ‘excedería su propio límite’ –desbordar sus bancos– ni
disminuiría el estándar de precios. La idea de que la devaluación es causada
por la sobre-emisión –la acción del estado– proviene de la teoría cuantitativa.
La teoría de Marx, contrariamente, implica que la causa reside en el rechazo de
atesorarlo. Marx insinúa esto: es la característica única del papel emitido por
el estado que adquiere su “validez objetiva social” del estado.[57] La pierde si
la autoridad del estado entra en cuestionamiento y habiéndola perdido, el
dinero del estado está en “peligro de ser descreditado universalmente” –que
deje de ser dinero.[58] En tales
ocasiones, el papel emitido por el estado no sería atesorado. Pero esto es
porque su validez es cuestionable o, en otras palabras, no es claro que es
dinero. No es porque el estado imprimió más de su ‘propio límite’. En tanto la
autoridad del estado es seguro, su papel debería moverse entre circulación y
atesoramientos y como resultado mantener el estándar de precios.
Este contraste con la teoría cuantitativa muestra
que encontramos el mismo argumento en las secciones sobre la circulación y
sobre el atesoramiento. Esto no debería ser sorprendente porque la tesis de
Marx es que los dos son aspectos complementarios del dinero. En ambas secciones
el tercer aspecto está presente como su resultado. Marx nos brinda una manera
de verlo, pero nos deja a nosotros descubrirlo.[59] Establecido
como el resultado de la interacción entre medio de circulación y atesoramiento,
este tercer aspecto, la medida, ha evolucionado de su carácter inicial como
mercancía con valor intrínseco a una tasa de cambio que es una forma valor (la
forma relativa expandida). Esta podría ser la expresión de un valor intrínseco
pero no necesariamente debe serlo. El dinero “podría adquirir la forma de” una
mercancía a través de esta expresión “sin tener valor”.[60]
Esto prepara el camino para que (mucho) más
adelante se explique el dinero-crédito. En la Parte 1 de El Capital Marx
está considerando la circulación simple de mercancías por sí misma. Él se apega
al papel emitido por el estado porque es “el único tipo de papel moneda que
emerge directamente del circulante metálico o de la misma circulación simple de
mercancías”.[61] En su manera
rebuscada Marx nos deja saber que el dinero-crédito es el dinero del
capitalismo: el dinero que el capital crea para sí mismo.[62] Él nos dice
que esto “implica relaciones que todavía son desconocidas desde el punto de
vista de la circulación simple de mercancías.[63] En otras
palabras, implica al capital, su circulación y su diferenciación en sus formas
particulares, industrial, comercial y capital financiero. Hasta que Marx
hubiera explicado estos, el dinero-crédito no puede ser explicado. Por otro
lado, el dinero-oro es adecuado para que estas ‘relaciones aún desconocidas’
–las presuposiciones de dinero-crédito– sean desarrolladas. Lo que Marx
estableció hasta ahí es, en palabras de De Brunhoff, la “unidad de los aspectos
funcionales del dinero” y derivado de ellos, la desvinculación del dinero de su
valor intrínseco.[64]
Conclusión
Se explicó por qué Marx no puede comenzar El
Capital con el dinero-crédito. Este artículo ha buscado explicar tanto
por qué Marx comienza con el dinero como mercancía como con la manera en que él
establece que el dinero no debe serlo.
En respuesta a la primera parte, la visión general
de la Sección 3 sostuvo que el punto inicial lógico del argumento de El
Capital es el carácter privado e independiente del trabajo (no el
trabajo mismo), que Marx presenta en el capítulo 1 de su segunda sección
de El Capital. Todo lo que sigue se deriva de eso, es dado como la
razón por la que los productos toman la forma de mercancías y esto, a su vez,
muestra la necesidad de un equivalente universal, de dinero. El dinero no puede
ser más que una mercancía si el argumento tiene que adherirse a esta línea de
desarrollo.
La respuesta a la segunda parte es desarrollada en
etapas a lo largo del capítulo 3 de El Capital. Para iniciar, el
modelo del oro de Marx contiene todos los tres aspectos del dinero de la manera
más simple posible. Sin embargo, Marx cambia su énfasis, hace que un aspecto u
otro sea más prominente. Cuando su énfasis se dirige a la circulación, el
atesoramiento surge de manera auxiliar por su rol en el ajuste de la cantidad
de circulante. Podríamos deducir que la interacción entre el atesoramiento y la
circulación provoca que la expresión de valor del dinero se ajuste al valor
intrínseco del oro. Sin embargo, en este contexto, existe poco incentivo para
considerar la expresión de valor del dinero porque el valor intrínseco del oro
sólo es presupuesto.
La transición al papel moneda emitido por el estado
comienza la desvinculación del dinero de una mercancía-dinero y así del valor
intrínseco. Con el énfasis en la circulación, el punto parece ser que la
circulación no requiere que el dinero tenga valor intrínseco. No obstante, con
el papel moneda el valor del dinero se vuelve el centro de atención porque
parece depender de la cantidad de papel en circulación, mientras se encontraba
dado en el caso del oro.
La desvinculación del dinero del valor intrínseco
ocurre realmente cuando el énfasis cambia hacia el atesoramiento. Esto es
porque los motivos para el atesoramiento no tienen relación alguna con el valor
intrínseco del dinero. El dinero se atesora por sus otros dos aspectos: esto es
la unidad de denominación de los precios y el medio de circulación (estos son
la fuente de su liquidez). Con esto podemos ver que la cantidad de circulante
se ajusta de la misma manera, ya sea que el dinero sea oro o papel. Por un
lado, analizando de nuevo la discusión de Marx sobre el papel en circulación,
podemos ver que la razón de que parezca que el valor del dinero dependa de su
cantidad era que la circulación era considerada por sí misma (como en la teoría
cuantitativa). Por otro lado, debido a que el mecanismo de ajuste que aplica al
papel y al oro es el mismo, ese mecanismo de ajuste mantiene la expresión de
valor del dinero ya sea que exprese un valor real o imaginario. Un resultado
general de todo este argumento es por consiguiente que el dinero no debe tener
necesariamente valor intrínseco.
Uno ve las dificultades de Marx: el dinero es una
cosa triple. Para mostrar que el dinero es atesorado por la cualidad formal que
adquiere de sus otros dos aspectos, él debe explicar qué son estos otros dos
aspectos. Sin embargo, para mostrar a estos últimos él debe presuponer el
atesoramiento. ¿Podría haber explicado todo esto de manera más clara?
Posiblemente, pero él estaba tratando de hacernos pensarlo por nosotros mismos.
¿De qué otra manera llegamos a conocer las cosas?
Trabajos citados
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Ganssmann, H. Doing Money:
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Hampshire and New York, Palgrave Macmillan, 2005.
[2] Hasta
ahora esta ha sido mi propia estrategia, ver por ejemplo Campbel 2002. Otros
ejemplos incluyen a Reuten, quien establece que “es obvio que una teoría
marxista del dinero-crédito puede ser construida” y provee una lista de autores
a quienes aplica (2005, p. 114). Otros no incluidos en la lista de Reuten son
Arthur 2044:114, Ganssmann 2012: especialmente pp. 57-8 y 1998. Esto es un
muestreo: una lista completa sería muy larga.
[3] Marx
dice: “A lo largo de este trabajo asumo que el oro es la mercancía-dinero”
(1867: 188). Por “este trabajo” considero que se refiere al Tomo I. Debido a
que no me referiré a otros tomos de El Capital en este
artículo, me refiero al Tomo I sólo como El Capital.
[4] De
Brunhoff 1976, pp. 38-9. Ella anticipa el mismo punto previamente: “Uno es
inmediatamente sorprendido por la discusión del tercer punto [el título de la
tercera sección del capítulo 3] bajo el título “Dinero” en un capítulo
enteramente dedicado al dinero y sus diversas funciones.” (ibid, p.25).
[5] Reuten
ha llegado a la misma conclusión de manera independiente: “El título de la
sección 3 es ‘Dinero’. Significa que sólo en esa sección el dinero se
constituye.” (2005, pp. 86).
[6] De
Brunhoff 1976, p. 25, p. 19; el énfasis es suyo. Quizás más contundentemente
asevera que es “dinero estudiado en abstracción del capitalismo” (ibdi, p.
xiii). Sin embargo, en otras ocasiones ella describe la Parte 1 de El
Capital de la misma manera en que yo lo haría: para Mar es “necesario
comenzar con ‘simple’, es decir, circulación abstracto para entender al dinero
en la forma capitalista de producción.” (ibid, p. 22). Parece que De Brunhoff
ha llegado a su concepción ‘general’ de El Capital, Parte 1, por
las siguientes razones: Ella ve que, para Marx, el dinero en el capitalismo es
el dinero-crédito. Ella también ve que la teoría en El Capital, Parte
1, es necesaria para entender el dinero-crédito (desde su perspectiva, así las
características del capital no se confunden con las características del
dinero). Ella debe encontrar una manera de explicar por qué esto último es
cierto. Finalmente, ella rechaza la interpretación lógico-histórica de El
Capital para mantener que el argumento de la Parte 1 es lógica (Marx
no introdujo el dinero-oro porque es históricamente anterior). La idea de que
la Parte 1 es general sirve para todos los propósitos.
[7] He
explicado esto más a detalle en Campbell 2013.
[10] Marx dice que las formas útiles del
trabajo…son “llevadas a cabo independientemente y privadamente por los
productores individuales”, alternativamente, “sólo los productos de actividades
laborales mutuamente independientes, desempeñadas aisladamente puede
enfrentarse entre sí como mercancías.” (1867, p. 133 y p. 132). Él se esfuerza
mucho por distinguir la producción privada e independiente de la división del
trabajo, la cual es prácticamente universal.
[12] Debido a que la conexión social entre
actividades laborales se desplaza hacia el intercambio monetario de productos,
Murray (2005) habla del dinero como una forma social desplazada. Ver también
Gansmann 2012, pp. 57-8.
[13] En su primera descripción del valor de cambio
en El Capital, Marx procede de su apariencia inicial como “algo
accidental y puramente relativo”, a la forma expandida de que una mercancía
“debe tener múltiples valores de cambio en lugar de uno” y finalmente a la
conclusión de que estos múltiples son “de magnitud idéntica” y por ello
“expresan algo igual”. Estas son, en breve, los elementos de la forma valor
elaborada en el Capítulo 1 de la Sección 3. Ver Marx 1867, pp. 126-7.
Traducido del inglés por por A. Sebastián Hdez.
Solorza.