Según Michael Heinrich el funeral de Marx no fue multitudinario, a petición de él mismo, fue sobrio como también fue lo fue su tumba, pese a que, el Partido Social Demócrata quería erigir un monumento, y al funeral asistieron once personas, entre ellos, su inseparable compañero Friedrich Engels. Sobre Marx habrá varios cientos de obituarios, pero cabe destacar aquel discurso legendario de Engels ante la tumba de Marx, que pese a su brevedad, no deja de ser una radiografía a cuerpo entero.
“Pues Marx era, ante todo, un revolucionario. Cooperar, de este o del otro modo, al derrocamiento de la sociedad capitalista y de las instituciones políticas creadas por ella, contribuir a la emancipación del proletariado moderno, a quién él había infundido por primera vez la conciencia de su propia situación y de sus necesidades, la conciencia de las condiciones de su emancipación: tal era la verdadera misión de su vida. La lucha era su elemento” (Marx, C. & Engels, F., 1976. Obras Escogidas en tres tomos. Moscú: Progreso. p, 172).