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Ilustración de la portada de una edición del Manifiesto Comunista © Eduardo del Río (Rius), dibujante y escritor mexicano
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Facsímil del primer borrador del Manifiesto Comunista
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Renán Vega Cantor
[1999] | Al confrontar las múltiples facetas del
pensamiento de Marx y Engels, tal y como aparece en el Manifiesto Comunista, se
deben evitar dos extremos frecuentes: de una parte, considerar que la mayor
parte de sus análisis son letra muerta y no tendrían nada que aportar al mundo
de hoy; de otra parte, dar por sentado en forma ingenua que nada ha cambiado en
la última parte del siglo y que las cosas siguen siendo idénticas –concepción
que es profundamente ahistórica– a como
lo eran en tiempos de Marx y Lenin y que, por consiguiente, debemos
contentarnos con repetir en forma dogmática y canónica las afirmaciones de los
clásicos del marxismo, sin preocuparnos por indagar cuál es su correspondencia
con la realidad contemporánea.
Porque una cosa es que, evidentemente, las transformaciones objetivas
del capitalismo mundial en el último cuarto de siglo han supuesto
modificaciones significativas de las clases sociales, del trabajo, de la clase
obrera, de los estados, etc., que sólo mentes muy