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Karl Marx ✆ Raúl Curbelo
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Kevin
B. Anderson [2007] | Este año celebramos el 125 aniversario del
prefacio al Manifiesto Comunista de Marx de 1882, de autoría
compartida con Engels, en el que expone una vía alternativa hacia el comunismo
para Rusia, basada en las aldeas agrícolas comunales rusas y diferente de la sugerida en El Capital Vol. I para Europa
occidental. Este prefacio de 1882 es el punto culminante de los escritos
tardíos de Marx sobre Rusia, textos que todavía no han sido asimilados en el
marco de trabajo del marxismo, tal y como lo desarrollaron los marxistas
después de Marx.
Esta es una gran pérdida para quienes hoy día luchan contra
el capital. En muchos lugares, especialmente en Latinoamérica, el movimiento
anticapitalista está buscando vías “autónomas” hacia una nueva sociedad. A
menudo, estos movimientos miran hacia las formas comunales indígenas anteriores
al capitalismo como loci de resistencia. Sin embargo, demasiado a
menudo esta búsqueda ha recaído en la ilusión del “socialismo en un solo
país”, en la noción de que se puede instaurar el socialismo sin romper con la
ley del valor en una gran parte del mundo capitalista desarrollado, incluyendo
una o más de las regiones con mayor industrialización, como Norteamérica o la
Europa occidental. En las discusiones sobre las vías alternativas para Rusia,
Marx evita este tipo de políticas ilusorias sin desatender ni las
particularidades de una tierra no industrializada como Rusia ni las condiciones
históricas y sociales divergentes respecto a Occidente.
Los escritos tardíos de Marx sobre Rusia, que abarcan de
1877 a 1882, han sido acogidos con cierta polémica, especialmente después de
haber sido publicados bajo el comentario de diferentes académicos en la
colección de Teodor Shanin, “Marx and the
Russian Road” (1983). Un año antes, también fueron enfatizados en
la selección de escritos del mismo período de Dunayevskaya “Rosa Luxemburg, women’s liberation and
Marx’s philosophy of revolution”(1982).
Desafortunadamente, el carácter parcial de la selección de ensayos
recopilados en el libro de Shanin ha condicionado la polémica alrededor de los
escritos tardíos de Marx sobre Rusia, oscureciendo tres aspectos cruciales:
1) El énfasis que hace Marx en el potencial revolucionario
de las formas comunales indígenas de los pequeños pueblos rusos, un potencial
con condiciones: los rusos no iban a ser capaces de revolucionar su
sociedad sin estar conectados con “una revolución proletaria en Occidente”.
2) Marx habla de una auténtica revolución comunista en
Rusia, no sólo de carácter democrático, una revolución que, dada la conexión
con Occidente, fuera capaz de pasar de esquivar la etapa capitalista
y moverse directamente hacia una nueva sociedad.
3) Tal estallido revolucionario en Rusia podría servir como
chispazo para el inicio de una revolución global contra el capital.
I. Multilinealidad:
la réplica de 1877 a Mikhailovsky sobre Rusia y Roma
En 1877 Marx esbozó una respuesta a un artículo sobre El
Capital que el prominente populista Nikolai Mikhailosvsky había publicado
ese mismo año en el diario ruso Otechestvennye
Zapiski (Notas de la Patria). Lo que inquietó a Marx era que Mikhailovsky,
con la intención de defenderle, le adscribió una teoría unilineal de la
historia humana. Lo que quizá también contrarió a Marx fue la manera en que
Mikhailovsky se distanció del marco dialéctico global del libro.
Marx empieza el borrador de tres páginas de su carta
a Otechestvennye Zapiski negando
el hecho de haber pasado por alto la posibilidad de un desarrollo basado en la
comuna rural rusa. Añade: “El capitulo [de El Capital] sobre la
acumulación primitiva no pretende más que trazar el camino por el cual, en
Europa occidental, el orden económico capitalista emergió del útero del orden
económico feudal”. Aquí, Marx cita el texto de la edición francesa de 1872-75,
en la que había alterado el texto de El Capital apuntando a una
perspectiva más multilineal, a propósito de la “expropiación del productor
agrícola”: “Ésta ha sido sólo llevada a cabo de forma radical en Inglaterra…
Mas todos los países de Europa Occidental están siguiendo el mismo desarrollo.”
Marx también responde implícitamente a las restricciones de
Mikhailovsky en relación a la dialéctica hegeliana. Hacia el final de la
polémica sobre la acumulación primitiva en El Capital, Marx añade que la
tendencia histórica de la producción capitalista “se dice que consiste en el
hecho de que ésta ‘alberga su propia negación con la inexorabilidad de un
proceso natural’; que ha creado por sí misma los elementos de un nuevo orden
económico”. Esto hace referencia a la conclusión de la obra, donde el capital
era “negado” por la revuelta del trabajo, proceso que Marx caracterizó como “la
negación de la negación”. Desde entonces, anti-hegelianos como el
estructuralista marxista Louis Althusser, junto algunos no marxistas, han
cuestionado el uso de Marx del concepto central hegeliano de la negatividad en
esta crucial coyuntura, alegando que había tratado de “probar” sus leyes
económicas mediante silogismos hegelianos.
En 1877, Marx respondió a la anterior acusación tal como
sigue: “No aporto prueba alguna sobre este punto por la sencilla razón que este
postulado apenas resume con brevedad las largas exposiciones dadas previamente
en los capítulos sobre la producción capitalista”. Así, su recurso al lenguaje
hegeliano en el final de El Capital tan sólo era una indicación
metodológica. Parece sugerir que la dialéctica encaja en El Capital, no porque
Marx impusiera la dialéctica a la realidad, sino porque la realidad es en sí
misma dialéctica.
Volviendo a Rusia, Marx escribe: “Si Rusia está tendiendo a convertirse en una nación capitalista como
las naciones de Europa occidental”, entonces y sólo entonces, 1)
Deberá expropiar a su campesinado y hacerlos trabajadores, y 2)
Tendrá que someterse a las “leyes sin piedad” del capitalismo. Si Rusia no
adopta el paso 1, nunca se dará el paso 2.
Marx da otro ejemplo de una vía alternativa de desarrollo
que no acabe en el capitalismo, la de la antigua Roma:
“En diferentes puntos
de El Capital, he hecho alusiones al destino que acaeció a los plebeyos de
la antigua Roma. Ellos eran originalmente campesinos libres, cada uno arando su
propio trozo de tierra para sí mismo. En el curso de la historia romana fueron
expropiados… ¿Qué ocurrió? Los proletarios romanos se convirtieron, no en
trabajadores asalariados, sino en una muchedumbre de parados más abyectos que
los llamados blancos pobres del sur de los Estados Unidos; y lo que se
desarrolló a su lado no fue un modo de producción capitalista, sino un
modo esclavista de producción”.
Aunque dibujó estos paralelismos entre Roma y el sur de
Estados Unidos, su interés se orientaba en otra dirección: hacia las
diferencias radicales entre las formas sociales romanas y las formas sociales
modernas.
El argumento principal de Marx en su carta a Mikhailovsky
era que, a diferencia de lo que éste defendía, no había desarrollado “una
completa teoría filosófico-histórica” de la sociedad generalizable para todas
las épocas y lugares:
“De modo que
acontecimientos asombrosamente semejantes, ocurriendo en contextos históricos
diferentes, llevan a resultados totalmente dispares. Mediante el estudio de
cada uno de estos desarrollos por separado, uno encontrará fácilmente la clave
de tal fenómeno, pero esto nunca debe de ser atribuido a la llave maestra
de la teoría histórico-filosófica general, la virtud suprema de la cual
consiste en ser supra-histórica”.
Además, no era inevitable la conversión de Rusia
al capitalismo según el rechazo a lo que Marx llama “una teoría
histórico-filosófica del curso general fatalmente impuesta a todos los pueblos,
sean cuales sean las circunstancias históricas en las que éstos se
encuentren.”. De este modo, Marx está negando 1) haber desarrollado una teoría
unilineal de la historia, 2) tener un modelo determinista del desarrollo
social, o 3) que en particular, Rusia estuviera atada al desarrollo (capitalista?)
de la misma manera que el capitalismo occidental.
Los comentaristas, desde 1960, han disentido de manera
importante sobre el significado del rechazo de Marx a un marco
de trabajo unilineal en 1877. Algunos lo consideraron como una ruptura con su
pasado de tendencia demasiado unilateral. En "Marx and the Russian road", Teodor
Shanin lo caracteriza como un desplazamiento del “determinismo unilineal” en El
Capital, mientras que Haruki Wada argumenta que Marx “experimentó un cambio
significativo después de escribir la primera edición alemana de El Capital.
En “Karl Marx y los orígenes intelectuales del materialismo dialéctico” (1966),
James White, por su parte, afirma que “impuso retrospectivamente en El
Capital una interpretación completamente diferente a la del espíritu con
el que lo había concebido”.
Desde una posición igualmente unilateral, otros académicos
han mantenido que no ocurrió cambio fundamental alguno: también en “Marx and the Russian road“, Derek Sayer
y Philip Corrigan argumentan persuasivamente que “Shanin sobreestima… la
extensión de la brecha entre el ‘Marx maduro’… y lo que iba antes”,
pero después minimizan la extensión de los cambios cuando describen los
escritos tardíos sobre Rusia como “más que una ruptura radical, un
esclarecimiento de la ‘manera’ en que sus textos de ‘madurez’ debían ser leídos
por primera vez. En “Rosa Luxemburg,
women’s liberation and Marx’s philosophy of revolution”, Dunayevskaya evita
estas interpretaciones unilaterales, escribiendo que en su última década,
“estaba claro que Marx trabajaba en descifrar nuevos caminos a la revolución
sin echar por tierra el trabajo de toda una vida de análisis del
desarrollo del capitalismo en Europa occidental, a diferencia de lo que algunos
de los actuales estudios sociológicos querrían que creyésemos”.
II. La carta de 1881
a Vera Zasulich: la realidad concreta de las formas comunales rusas
En la carta de 1877 Marx resalta su punto de vista
multilineal pero no analiza la situación de Rusia más allá de lo expuesto en El
Capital Vol. I. En los borradores de su carta de marzo del 1881 a la
revolucionaria rusa Vera Zasulich, sin embargo, Marx empieza a hacer tal
análisis.
En una carta del 16 de febrero de 1881, Zasulich, que se
definía a sí misma como miembro del “partido socialista” ruso, pregunta a Marx
si “la comuna rural, liberada de los exorbitantes impuestos pagados a la
nobleza y la arbitraria administración, es capaz de desarrollarse hacia un
horizonte socialista” o si “ la comuna está destinada a perecer” y los
socialistas rusos necesitan esperar el desarrollo capitalista, el surgir del
proletariado y, en un futuro lejano, la revolución socialista. Los seguidores
rusos de Marx mantienen la última opinión, añade.
En su respuesta, con fecha del 8 de marzo, Marx se refiere
de nuevo a los pasajes citados más arriba de la edición francesa deEl Capital situando
el objeto de estudio de la discusión sobre la acumulación primitiva en la
Europa occidental, y antes de finalizar apunta: “La ‘inevitabilidad
histórica’ de este desarrollo está por tanto explícitamente restringida a los
países de la Europa occidental”. Marx termina la carta con algunos comentarios
sobre Rusia: “… pero el estudio especial que he hecho de ello… me ha convencido
de que la comuna es el punto de apoyo para la regeneración social en
Rusia. Pero para que ésta funcione como tal, las influencias perniciosas que la
acosan por todos lados deben ser antes eliminadas y acto seguido deben
asegurarse las condiciones normales para su desarrollo espontáneo.”
Marx indica que basa su juicio en gran parte en las marcadas
diferencias entre la estructura social de las aldeas rusas y su propiedad
comunal y la aldea medieval en la Europa Occidental. Añade que en sus recientes
estudios de la sociedad rusa le habían “convencido de que la comuna es punto de
apoyo para la regeneración social en Rusia.”
A. Rusia y
multilinealidad
En los borradores preparatorios más significativos, Marx
aborda con más profundidad estas cuestiones y otros aspectos descartados de su
respuesta a Zasulich. Igual que en la carta de 1877, la multilinealidad es uno
de los grandes temas de estos borradores.
Debe subrayarse, sin embargo, que Marx no propone nada
parecido a la autarquía para Rusia, sino una nueva unidad de lo arcaico y lo
moderno, que aproveche las ventajas de los mayores logros de la modernidad
capitalista: “Precisamente porque es contemporánea a la producción capitalista,
la comuna rural tendría que apropiarse para sí misma de todos sus logros
positivos y hacerlo sin tener que pasar por sus horribles vicisitudes… ¿No
iban acaso los admiradores rusos del capitalismo a negar que tal desarrollo es
teóricamente posible? En tal caso les preguntaría: ¿tuvo Rusia que pasar por
una larga incubación de la industria mecánica, al estilo occidental, antes de
poder usar máquinas, barcos de vapor, trenes, etc…? Dejemos que expliquen
también cómo hicieron los rusos para introducir, en un abrir y cerrar de ojos,
toda esa maquinaria de intercambio (bancos, crédito, empresas, etc.) resultante
del trabajo de siglos en occidente”.
B. Rusia, India y más
allá
Un segundo tema de los borradores, que sí aparece en la
carta que Marx finalmente envió a Zasulich, es el que concierne al abanico de
cuestiones abordadas en los cuadernos de 1879-82 sobre antropología y sobre la
India junto con las reflexiones sobre Rusia. Marx aludió, por ejemplo, a la
noción del antropólogo Lewis Henry Morgan de que en el futuro la civilización
occidental reviviría una forma superior del comunismo arcaico. También
menciona, no sin ser crítico, el trabajo de Henry Sumner Maine alrededor de las
formas comunales en la India e Irlanda, que demostró:
“1) que las comunidades
primitivas tuvieron una vitalidad mayor que las semíticas, griegas, romanas,
etc. y, en consecuencia (aún de manera más decisiva), tuvieron mayor vitalidad
que las modernas sociedades capitalistas;
2) que las causas de su declive yacen
en las condiciones económicas que les impidieron ir más allá de cierto nivel de
desarrollo, hecho ocurrido en contextos históricos no análogos a los de la
comuna Rusa del presente”.
En este segundo tema de los borradores, Marx se centró en
los rasgos en común entre las comunas rusas y las de otros lugares y épocas.
Ciertamente, Marx no había desplegado aún una teoría del desarrollo social o la
revolución en ese país, mucho menos para territorios colonizados como Asia,
África o América Latina. De hecho, menciona la India brevemente, tan sólo para
contrastarla con una Rusia políticamente independiente. Al mismo tiempo, aquí y
en El Capital, esquivó la aplicación de la lógica de la acumulación
primitiva a la India, tanto como a Rusia. Del mismo modo que, en Rusia, el
desarrollo de la moderna propiedad privada capitalista en la India implicó una
transición que partía de la propiedad comunal, en vez de la propiedad privada
feudal de Europa occidental.
El amplio repaso, de 1879 a 1882, que encontramos en las
anotaciones de Marx sobre las formas comunales -incluyendo las formas
contemporáneas de Rusia, Argelia, India, Indonesia y Latinoamérica- sugiere,
sin embargo, que estaba buscando nuevos focos de resistencia anticolonial y
anticapitalista en las formas comunales de estas variadas sociedades.
C. El futuro de la
revolución rusa y mundial
Un tercer tema presente en los borradores de la carta a
Zasulich está en relación con las recomendaciones para la revolución en Rusia y
la forma que tal revolución debiera asumir, cuestiones apenas insinuadas en la
carta finalmente enviada. En este caso, Marx sopesa las fortalezas de las
formas comunales rusas frente a las amenazas del Estado y el capital.
A nivel internacional, sin embargo, otros factores
coyunturales operaron en una dirección más positiva: “lacontemporaneidad de
la producción Occidental, que domina el mundo del mercado, permite a Rusia
incorporar a la comuna todos los logros positivos del sistema capitalista, sin
tener que someterse a su humillante tributo”.
¿Cuál iba a ser el carácter de la revolución rusa y cómo
afectaría al desarrollo futuro de esa sociedad? “Para salvar la comuna rusa”,
escribe, “es necesaria una revolución rusa… si la revolución tiene lugar en el
momento oportuno, si concentra todas sus fuerzas en asegurar que la comuna rusa
pueda desenvolverse libremente, ésta se desarrollará pronto como un elemento
regenerador de la sociedad rusa y como un elemento de superioridad por encima
de esos países esclavizados por el régimen capitalista”.
Pero la cuestión en 1881 era si las formas comunales podrían
dar a luz nuevos tipos de socialismo. 1) aun cuando fueran arrojadas a la
crisis al ser desplazadas por el capitalismo, y 2) si serían capaces de tomar
ventaja de los logros de la modernidad capitalista. Esta cuestión tiene
implicaciones no sólo para Rusia, sino también para la India y otras sociedades
no occidentales recogidas en las extractos de los cuadernos de 1879-82.
Esta última parte de los escritos tardíos de Marx sobre
Rusia era un prefacio, de autoría compartida con Engels, de la segunda edición
rusa de 1882 del Manifiesto Comunista. En “Rosa Luxemburg, women’s
liberation and Marx’s philosophy of revolution“, Dunayeskaya lo llama “el más
importante de los escritos sobre esta materia.” También fue el último ensayo
que Marx publicó sobre el tema poco antes de su muerte el año siguiente. Con
fecha del 21 de enero de 1882, fue traducido al ruso y publicado casi de
inmediato en Narodnya Volya, un diario populista, y de nuevo ese mismo año
en una nueva traducción del Manifiesto de Georgi Plekhanov. El
prefacio también apareció en alemán en 1882, pero ha sido ignorado durante
mucho tiempo por los marxistas occidentales. Éste da cuenta del auge de un
movimiento revolucionario serio en un período en el que el resto de Europa
estaba relativamente inactiva: “Rusia forma la vanguardia de la acción
revolucionaria en Europa”.
III. 1882: Un nuevo
tipo de revolución comunista y las conexiones con el proletariado occidental
¿Cuál sería el carácter de esa revolución? En ese
sentido, Marx y Engels esbozan las posibilidades revolucionarias contenidas en
la forma comunal de la aldea rusa, gobernada por su asociación comunal (obshchina):
“¿Puede la obshchina rusa, como forma de la comuna primigenia, aunque
muy erosionada, pasar directamente a la superior forma comunista de propiedad
comunal? ¿O debe someterse en primer lugar al mismo proceso de disolución que
marca el desarrollo histórico de occidente? Hoy en día hay sólo una respuesta
posible: “Si la revolución rusa se convierte en la señal para una revolución
proletaria en occidente, de manera que se complementen entre ellas, servirá
entonces la propiedad campesina comunal de la tierra como punto de partida para
un desarrollo comunista”.
Dos puntos destacan aquí. En primer lugar, la última frase deja
clara como el agua una cuestión a la que Marx hizo alusión en los borradores de
la carta a Zasulich: que la revolución rusa basada en sus formas comunales
agrarias sería una condición necesaria, pero no suficiente, para el desarrollo
del socialismo en el país. También era necesaria una revolución de las clases
trabajadoras occidentales, que permitiría compartir los logros de la modernidad
capitalista con la Rusia tecnológicamente atrasada, (en “Marx and the Russian
Road“, Wada argumenta poco convincentemente que Engels introdujo esta condición
en el prefacio de 1882 y que Marx firmó un texto con el que estaba en
desacuerdo). Al mismo tiempo, sin embargo, una revolución rusa no necesitaría
seguir otra revolución en occidente; podría ser, de hecho, “el punto de
partida” de la revolución en Occidente.
Un segundo punto implícito en los borradores de la carta a
Zasulich también es clarificado aquí: una revolución rusa podría llevar a un
“desarrollo comunista”. Ésta es una cuestión de suma importancia. En su poco
cuidada revisión de estos textos, Paresh Chattopadhay comete una equivocación
cuando afirma que los escritos tardíos sobre Rusia “no contienen referencia
alguna a una revolución ‘proletaria’ o ‘socialista’ en Rusia,” que sólo hacen
referencia a “la ‘revolución rusa’ simplemente” (ver su artículo de 2006 “Passage
to Socialism: The Dialectic of Progress in Marx” en Historical Materialism 14:3,
pp. 45-84). El lenguaje de Marx y Engels sobre el “desarrollo comunista” más
allá de las formas comunales rusas refutaría este punto de vista.
En el prefacio de 1882 al Manifiesto, Marx y Engels
escriben que Rusia no necesitaría pasar por un desarrollo capitalista
independiente para recoger los frutos del comunismo moderno, a condición de que
éste se convirtiera en la chispa para un alzamiento de la clase trabajadora del
mundo tecnológicamente desarrollado. Ésta es una afirmación diferente y más
radical que la hecha por Marx a finales de la década de 1850, cuando alabó a
los movimientos nacionales de resistencia en China y la India, básicamente por
su potencial de transformación democrática en esas tierras.
Aquí, en el prefacio de 1882, Marx y Engels están
argumentado que una transformación comunista es posible en una tierra
tecnológicamente atrasada como Rusia. ¿Discernió también Marx tales
posibilidades en lugares como la India, las formas comunales de la cual también
había estado estudiando? Creo que la preponderancia de evidencias al
respecto debe inclinarnos a considerarlo así.
Traducción de Àlex Appel