Francisco
Margallo | Este trabajo sigue los pasos de un libro de
José P. Miranda titulado
Marx y la
Biblia. Crítica a la filosofía de la opresión.
Los
opresores y los ideólogos de la situación crítica en que vive el mundo en su
gran mayoría pobre, ni siquiera se dan cuenta de tener mala conciencia. Ya
Jesús advirtió a sus discípulos
"viene la hora en que quien os asesine
piense que da culto a Dios" (Jn 16, 2) A su vez Marx afirma rotundamente que en
el sistema capitalista es tan alienado el opresor como el oprimido. Respecto a
las encíclicas sociales de los papas es lamentable decir que a los
norteamericanos y a los europeos
La
Populorum progressio de Pablo VI les pareció ser
"el resumen completo de los lugares comunes marxistas y
filomarxistas". Ya en 1951 decenios antes de que se publicara esta
encíclica y la
Mater et magistra de
Juan XXIII, el jesuita Oswald von Nele-Breuning, representante de la doctrina
social católica en Alemania, comentaba el número 100 de la
Quadragesimo anno de
Pío XI diciendo:
"Este análisis de
la sociedad económica...es mérito imperecedero de Marx, todas las posteriores
críticas del capitalismo se apoyan unas más y otras menos sobre sus
hombros"(Herders Wörterbuch der politik, col 240)
En 1967 el mismo autor, en su artículo "Iglesia
católica y crítica marxista del capitalismo"(Stimzeit 180, 1967, 365-374)
pormenoriza el hecho de que
"todos
nosotros estamos sobre los hombros de Marx". El diagnóstico de una
sociedad dividida en clases, en la que unos son dueños de los medios de
producción y otros los proletarios, que sólo pueden aportar el propio trabajo y
están constreñidos a someterse al poder decisorio de los capitalistas; ese
diagnóstico lo toman de Marx las encíclicas sin duda alguna.
El inevitable enfrentamiento entre las dos clases afirmada
por la Quadragesimo anno, es también
tesis de Marx, con la diferencia de que Pío XI llama enfrentamiento a lo que
Marx llama lucha.
La necesidad de pensar y encontrar la transformación de las
estructuras e instituciones y no sólo de los ánimos y de las personas como
doctrinaban los católicas antes de Marx, es muy importante. Con la
transformación de las instituciones aprendimos de Marx, además, a pensar con
mentalidad histórica acerca del problema social que es lo principal.
A esto podemos añadir un elenco de pasajes y argumentos de
la Populorum progressio, que directa
o indirectamente se derivan de Marx. De la lista no estarían excluidos los
párrafos de mayor profundidad humana, los dedicados "a la búsqueda de un
humanismo nuevo que le permita al hombre moderno reencontrarse a sí mismo"
(Populorum progressio 20).(Cuando la
encíclica afirma: "El desarrollo se reduce a simple desarrollo
económico..."
Nosotros no aceptamos que se separe lo económico de lo
humano (14), conviene recordar la constatación que en 1953 hacía el jesuita
Bigo acerca de la ley de Marx sobre capital constante y capital variable.
"Se capta aquí la concepción que Marx se hace de la ciencia: es el
conocimiento de los fenómenos por el interior, se dirige no a las apariencias
sino a la realidad, supone un esfuerzo constante, cuando se trata de la
realidad económica, para pasar...de una óptica material a una óptica humana". (P.
Bigo, Marxismo y humanismo