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Karl Marx ✆ P. Nasarov & N. Gereljuk, 1920
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Luis
Felip López-Espinosa | En los textos del Marx maduro encontramos planteada
una teoría del método científico (en economía política) entendido como proceso
de «aproximaciones sucesivas». El punto de partida de la investigación no es la
experiencia sensible, sino una representación (Vorstellung) caótica
de la totalidad. El punto de partida del proceso de conocimiento es, para Marx,
la ideología. En nuestra lectura del apartado del fetichismo de la mercancía en
El
capital descubriremos las resonancias lacanianas del planteamiento
de Marx.
“Contrariamente
a la ilusión ideológica (...) del empirismo o del sensualismo, una ciencia no
trabaja nunca sobre un existente, que tendría por esencia la inmediatez y la
singularidad puras («sensaciones» o «individuos»). Trabaja siempre sobre lo
«general», aun cuando tenga la forma de un «hecho». Cuando se constituye una
ciencia, por ejemplo la física con Galileo o la ciencia de la evolución de las
formaciones sociales (materialismo histórico) con Marx, trabaja siempre sobre
conceptos ya existentes (Vorstellungen), es
decir, sobre una Generalidad I, de naturaleza ideológica, previa.
| Louis
Althusser, «Sobre la dialéctica materialista (de la desigualdad de los
orígenes)», en La revolución teórica de Marx, México:
Siglo XXI, 1999, p. 151.
1. El proceso de conocimiento en la «Introducción» de
la Contribución a la crítica de la
economía política
Como ha hecho notar Paul M. Sweezy, el
padre de la economía radical estadounidense,la metodología de Marx puede
considerarse a primera vista muy similar a la de los
economistas clásicos y neoclásicos, marcada por el método abstractodeductivo y
por lo que se ha venido llamando el método de las «aproximaciones sucesivas»,
que supone el paso de lo abstracto a lo concreto, «eliminando suposiciones simplificadoras
en las etapas sucesivas de la investigación, de modo que la
teoría pueda tomar en cuenta y explicar una esfera cada vez más vasta de
fenómenos reales». Sin embargo, este método dista de ser automático. Dependiendo de las preguntas
y problemas que se vayan a
examinar, y de los elementos esenciales que se
abstraigan, obtendremos respuestas completamente divergentes, tal y como
históricamente ha
sucedido en la teoría económica (por eso toda economía es al cabo economía
política). En última
instancia, la tarea propia de la abstracción, que es poner
de relieve lo esencial de un hecho social, es inevitablemente problemática, y
no se puede resolver por medio de principios técnicos objetivos. «En la
práctica, se
precisa formular hipótesis acerca de lo que es esencial, profundizar en estas hipótesis
y comprobar las conclusiones con los datos de la experiencia». Veremos a
continuación cómo entiende esto el propio Marx.
En la «Introducción» de 1857,
Marx nos habla de un proceso de conocimiento estructurado en dos etapas:
(1)
una primera que va de lo múltiple concreto, tal como se nos presenta de forma
desordenada y confusa como concreto figurado (vorgestellten Konkreten), a
definiciones simples, es decir, conceptos más sencillos y abstractos.
(2)Una
segunda que va de estos conceptos simples abstractos a estructuras conceptuales
complejas que representan aquellas realidades concretas que antes se nos
aparecían por medio de una representación caótica de la totalidad.
Parece
ser apropiado comenzar por lo real y concreto, por las premisas efectivas, o
sea, en la Economía política, verbigracia, por la población, que es la base y
el sujeto de todo el proceso social de producción. Un examen más detenido
muestra, sin embargo, que esto es erróneo. La población es una abstracción si,
por ejemplo, se desatienden las clases que la componen. Estas clases son a su
vez una palabra huera si se ignoran los elementos en que ellas se asientan, por
ejemplo, el trabajo asalariado, el capital, etc. De este modo, el que empezara
por la población tendría una representación caótica del todo y, por medio de
definiciones más detalladas, del análisis, llegaría a conceptos cada vez más
sencillos; pasaría de lo concreto figurado a abstracciones cada vez más tenues,
hasta alcanzar las definiciones más simples. Desde allí debería emprender el
camino de regreso, hasta llegar en fin de nuevo a la población, pero ésta no
sería ya una representación caótica de un todo, sino un rico conjunto de muchas
definiciones y relaciones.
Según Marx, el punto de partida
de la investigación parece ser lo real y concreto. En el caso de la economía,
lo real y concreto sería la población (una población con necesidades de índole
económica), como base y sujeto del proceso de producción. Sin embargo, esto que
se nos aparece como real y concreto resulta ser, para Marx, ciertamente lo
abstracto si ignoramos su composición en clases sociales, los elementos de dicha
composición (trabajo asalariado, capital) y otras categorías como división del
trabajo, trabajo asalariado, precios, valor, dinero... Por consiguiente, pasamos
de una representación de lo concreto, que en realidad resulta ser lo más abstracto,
a abstracciones cada vez más sutiles que nos permiten destilar una serie de
conceptos simples. Marx se refiere a este proceso como un paso de lo concreto figurado
(vorgestellten
Konkreten) a abstracciones cada vez más tenues, que concluye en la
elaboración de conceptos simples.
Marx se refiere a lo «concreto
figurado» (vorgestellten Konkreten) como
una «representación caótica del todo» (chaotischen Vorstellung
eines Ganzen), es decir, de la totalidad, o también como «representación
plena» (volle Vorstellung), con un sentido similar. El
concepto clave aquí es representación (Vorstellung).
Según Marx, la ciencia económica se construye no a partir de datos objetivos
presentes de manera transparente al observador, sino a partir de una
representación caótica de la totalidad, que debe ser sometida a un análisis el
cual nos la descompondrá en elementos simples, abstractos, pero que producen un
conocimiento efectivo (a diferencia de aquella representación que, siendo
«concreta», no lo es más que de manera «figurada», en palabras de Marx).
Este ha sido el procedimiento
tradicional desde la economía clásica británica. Tras producir unos conceptos
fundamentales, los economistas construyen sistemas económicos (estructuras
teóricas) que se elevan describiendo realidades más complejas como el Estado o
el mercado mundial. Marx está definiendo la economía, por tanto, como una
construcción sistemática que pasa de lo más difuso a lo más definido, de lo más
abstracto a lo más concreto. En sus orígenes, la economía tuvo que lidiar con
una representación confusa de las poblaciones y sus funciones económicas, y
sólo tras un progresivo desarrollo pudo destilar conceptos por medio de los
cuales construir sistemas teóricos que permitieran un conocimiento más concreto
de la totalidad. Por tanto, tenemos dos procedimientos: el que vimos arriba (que
corresponde a una ciencia en gestación) y otro que corresponde a una ciencia desarrollada
(lo que Thomas S. Kuhn llamaría una «ciencia normal»), caracterizada por la
elaboración de sistemas teóricos cada vez más complejos y, por consiguiente, con
mayor fuerza explicativa.
En ninguno de estos casos
considera Marx que el comienzo de la investigación tenga que ver con un acceso
transparente a la cosa, ni mucho menos a los aspectos elementales de las cosas.
Lo que se percibe (en forma de representación caótica de la totalidad) es
demasiado confuso, y en ello resulta difícil distinguir siquiera los elementos.
Sólo un proceso de abstracción nos permitirá definir esa representación en sus
elementos simples. A continuación, se produce un conocimiento de lo concreto
que es una totalidad, una síntesis de definiciones:
Lo
concreto es concreto por ser la síntesis de muchas definiciones, o sea, la
unidad de aspectos múltiples. Aparece por tanto en el pensamiento como proceso
de síntesis, como resultado y no punto de partida, aunque es el verdadero punto
de partida y también, por consiguiente, el punto de partida de la contemplación
y representación.
Lo concreto aparece aquí dos veces
(y en ambas ocasiones tiene que ver con la totalidad): en los inicios de la
teoría, de forma caótica y confusa, y en los resultados, cuando por medio de
definiciones abstractas se consigue representar en un sistema económico o
modelo económico lo concreto existente de una formación social determinada, del
mercado mundial, y de las relaciones internacionales.