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Friedrich Engels & Karl Marx (Frag.) ✆ G. Goron
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Antonio Ruiz | En mi repaso de los escritos de Marx al
llegar a
La Ideología Alemana me
encuentro con un texto de más de 700 páginas, por orientación de Joaquín Miras
me centré en leer el Capítulo I que es donde los autores exponen sus ideas. Al leerlo detenidamente se ve que están exponiendo, quizás
por primera vez, todo un cuerpo de la concepción materialista de la historia
como base filosófica de la teoría del comunismo. Una de las cosas que
personalmente me interesó al leer las notas fue el sistema que emplearon hasta
llegar a la redacción final de este capítulo. Escribieron tres borradores y dos
versiones en limpio. Quizás influenciado por los pasajes biográficos que vengo
leyendo últimamente sobre Marx, y en consecuencia también sobre Engels
(convivieron muy estrechamente durante 38 años), me imagino a estas dos mentes
alemanas estudiando, escribiendo, bebiendo, fumando, y discutiendo sobre el
tema durante meses para parir por escrito algo que ya traían en la cabeza y que
más tarde lo van afinando pero cuya esencia es la misma.
Hay párrafos descartados de los borradores, que no pasaron a
limpio, que en mí ignorancia del tema me parecen importantes, por ejemplo:
“A. Conocemos sólo una
ciencia, la ciencia de la historia. Se puede enfocar la historia desde dos
ángulos, se puede dividirla en historia de la naturaleza e historia de los
hombres. Sin embargo, las dos son inseparables: mientras existan los hombres,
la historia de la naturaleza y la historia de los hombres se condicionan
mutuamente. La historia de la naturaleza, las llamadas ciencias naturales, no
nos interesa aquí, en cambio tenemos que examinar la historia de los hombres,
puesto que casi toda la ideología se reduce ya bien a la interpretación
tergiversada de esta historia, ya bien a la abstracción completa de la misma.
La propia ideología no es más que uno de tantos aspectos de esta historia».
En el texto encontramos temas que Marx expone en otros
escritos posteriores, como el final de este párrafo:
“Los hombres son los
productores de sus representaciones, de sus ideas, etc., pero se trata de
hombres reales y activos tal y como se hallan condicionados por un determinado
desarrollo de sus fuerzas productivas y por el trato que a él corresponde,
hasta llegar a sus formas más lejana. La conciencia [das Bewusstsein] jamás
puede ser otra cosa que el ser consciente [das bewusste Sein], y el ser de los
hombres es su proceso de vida real. Y si en toda la ideología, los hombres y
sus relaciones aparecen invertidos como en la cámara oscura, este fenómeno
proviene igualmente de su proceso histórico de vida, como la inversión de los
objetos al proyectarse sobre la retina proviene de su proceso de vida
directamente físico.”
Totalmente al contrario de lo que ocurre en la filosofía
alemana, que desciende del cielo sobre la tierra, aquí se asciende de la tierra
al cielo. Es decir, no se parte de lo que los hombres dicen, se representan o
se imaginan, ni tampoco del hombre predicado, pensado, representado o
imaginado, para llegar, arrancando de aquí, al hombre de carne y hueso; se parte
del hombre que realmente actúa y, arrancando de su proceso de vida real, se
expone también el desarrollo de los reflejos ideológicos y de los ecos de este
proceso de vida. También las formaciones nebulosas que se condensan en el
cerebro de los hombres son sublimaciones necesarias de su proceso material de
vida, proceso empíricamente registrable y ligado a condiciones materiales. La
moral, la religión, la metafísica y cualquier otra ideología y las formas de
conciencia que a ellos correspondan pierden, así, la apariencia de su propia
sustantividad. No tienen su propia historia ni su propio desarrollo, sino que
los hombres que desarrollan su producción material y su trato material cambian
también, al cambiar esta realidad, su pensamiento y los productos de su
pensamiento. No es la conciencia la que determina la vida, sino la vida la que
determina la conciencia. Desde el primer punto de vista, se parte de la
conciencia como si fuera un individuo viviente; desde el segundo punto de
vista, que es el que corresponde a la vida real, se parte del mismo individuo
real viviente y se considera la conciencia solamente como su conciencia.”
También encontramos curiosas glosas que Marx pone en los
márgenes o afirmaciones concretas de calado como:
“No existe historia de
la política, el derecho, la ciencia, etc., el arte, la religión, etc.”“Idea de la justicia.
Idea de Estado. En la conciencia común las cosas están puestas cabeza abajo”
En concreto, creo que es un capítulo interesante para
conocer la interpretación base de Marx acerca de la historia material
del ser humano.
Al leerlo detenidamente se ve que están exponiendo, quizás
por primera vez, todo un cuerpo de la concepción materialista de la historia
como base filosófica de la teoría del comunismo.