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Ignacio Ellacuría ✆ A.d. |
Maritza Díaz
Ascensión | La relación entre Marxismo y Teología y de la
Liberación (TL) en América Latina llamó la atención hace ya algunas
décadas, sin embargo, es un tema que aún en nuestros días tiene un lugar
en las reflexiones que diversos estudiosos realizan sobre la coyuntura actual
de la Teología de la Liberación y el uso de determinadas mediaciones
en el análisis de la realidad latinoamericana. En particular, nos interesa abordar el tema, teniendo en
cuenta las reflexiones que el teólogo mártir, salvadoreño por opción, Ignacio
Ellacuría (1930-1989) hiciese sobre la relación entre la Teología de la
Liberación y el Marxismo.
Ahora bien, un análisis como este, desde cualquier
referente que se haga debe tener en cuenta determinados presupuestos,
tales cómo, qué marxismo, o marxismos se asimilaron, qué motivó el acercamiento
a esta teoría, así cómo esclarecer el uso que se hizo de la concepción marxista
de la sociedad y la historia, sobretodo, en atención a la crítica hecha al
marxismo, luego de los cambios ocurridos a nivel mundial, con la caída
del campo socialista, la declaración de parte de algunos ideólogos acerca de la
"muerte del marxismo", y los acontecimientos que en el orden
económico, político y social han tenido lugar en las últimas décadas marcadas
por la ineficacia, ya demostrada, de un capitalismo global de ideología neoliberal,
entonces más tecnocrático, totalitario y salvaje.
En el caso de Ignacio Ellacuría, encontramos en la obra
consultada la presencia de categorías propias del marxismo y en múltiples
ocasiones se dialoga con la obra misma de Carlos Marx. Su obra La
filosofía de la realidad histórica, amplísimo estudio que recorre el
pensamiento de este filósofo y teólogo de la liberación, constituye uno de los
más profundos trabajos de este autor y es pieza clave para comprender su
producción teórica, y aunque la eminencia lo tiene la filosofía, no
obstante facilita penetrar también su discurso sociopolítico y teológico.
Esta obra, publicada después de su muerte es un compendio, en nuestra opinión,
que recorre su pensamiento. El contacto con este trabajo nos permitió constatar
que este teólogo dejó al morir una vasta obra que la humanidad, sus adeptos e
intelectuales, teólogos, filósofos, etc., deben rescatar por su riqueza teórica
y su importancia práctica.
El acercamiento a su obra en general y de este trabajo en
particular, nos permite afirmar que existió una evolución en el pensamiento de
este filósofo y teólogo de la liberación, caracterizada por la
originalidad que llega a alcanzar su producción teórica. Si bien en los inicios
se centraba en el estudio de la obra de quien fuera su maestro Xavier Zubíri
(1898-1983), motivo que lo puso en contacto con el pensamiento marxista
al que se remite con frecuencia en un diálogo abierto y creativo, este pensador
llegó a desarrollar su propia concepción teórica.
La presencia del marxismo en su obra salta a la vista por el
uso de sus categorías para el análisis de la realidad latinoamericana, objeto
central de toda su vida, objeto de su pensamiento filosófico y teológico. La
remisión a trabajos de Carlos Marx, su mención y la presencia de citas a
ideas suyas fue parte de la obra que nos lego Ignacio Ellacuría.
Hace mucho tiempo quedó clara la presencia de algunas
categorías del instrumental marxista en las reflexiones de los teólogos
de la liberación, ahora bien, debe decirse que la Teología de la
Liberación no es homogénea, nunca lo fue, no es un movimiento
único, sino, hoy más que nunca, movimientos de la liberación desde una
perspectiva teológica, de gran riqueza y enfoques.
Desde el surgimiento de esta corriente en América Latina, se
constató la existencia de teólogos de la liberación, o sea, más que un
movimiento único, teólogos con un nuevo discurso de compromiso con la realidad
de pobreza y con los pobres de América Latina. De esa misma manera se pudo
observar que el acercamiento y presencia del marxismo en el pensamiento de sus
principales representantes no fue tampoco indiferenciado.
La idea de que en la Teología de la
Liberación estuvo presente el uso de las ciencias sociales, y en
particular el marxismo, como recurso de análisis, ya sea por el uso de
categorías propias de un instrumental sociológico, como por las soluciones que
brinda, no es un argumento que se comportara de manera idéntica en todos sus
representantes.
Vale la pena recordar las apreciaciones que al respecto hace
el reconocido filósofo Enrique Dussel, en su trabajo Marxismo y Teología de
la Liberación, en el cual afirmó que ciertamente la presencia del marxismo es
un hecho indudable en el quehacer teórico de los representantes de este
movimiento, pero dijo que el acceso al marxismo, no fue siempre desde Marx,
desde su obra, si no a través de lecturas secundarias, pero como hemos
expresado anteriormente Ignacio Ellacuría es de los teólogos de la liberación
que conoce, dialoga y reflexiona con la obra de Carlos Marx y establece un
paralelo entre Marx y los postmarxistas. Asimismo es muy interesante su
apreciación de lo ocurrido con el socialismo real en los países de Europa del
Este.
Para entender el pensamiento de Ignacio Ellacuría en esta
problemática, iremos expresando algunos de sus puntos de vista, de manera
que su referente en este análisis aporte su visión respecto de la relación
Teología de la Liberación y Marxismo, sin que esto signifique que la
reflexión suya sea la única. Entre los múltiples elementos a tener en cuenta
está, el reconocimiento de su evidente contacto con la obra de Carlos
Marx, la que en diversos momentos de su discurso reconoce como viable para el
análisis que realizó de la realidad latinoamericana, y también las críticas que
hizo al respecto. Asimismo, es preciso conocer sus ideas en torno a la
Teología de la Liberación en relación, cómo entendió este movimiento del
cual fue parte, sus postulados y el abordaje teórico de los mismos. Debemos
mirar brevemente los apuntes que realiza el teólogo a fin de
dilucidar en este contexto de cosas el lugar que el marxismo tuvo y el
enjuiciamiento que sobre él realizó.
Ante todo cabe plantearnos la siguiente pregunta: ¿Qué era para Ignacio Ellacuría la teología de la liberación? Para este
pensador la teología de la liberación no era una sociología o una politología,
sino "un modo de saber específico cuyas fuentes o principios son la
revelación, la tradición y el magisterio, a cuyo servicio se ponen ciertas
mediaciones. Si entre estas mediaciones tiene cierta importancia la de las
ciencias socio económicas, históricas, políticas, etc., no implica
necesariamente que se transforme en una de estas con lenguaje teológico ... En
la intención, en la metodología, en los hechos, la Teología de la
Liberación se muestra cada vez más como una teología " (31).
Las afirmaciones anteriores muestran la aceptada concepción
acerca de la relación entre la Teología de la Liberación y otras
formas de interpretar la realidad desde diferentes prismas, que pueden ser sociopolíticos,
económicos, e incluso en nuestros días la psicología, la sociología y la
antropología son ciencias, enfoques, mediaciones, sin las cuales el quehacer
teológico de liberación escapara de la riqueza que estas ciencias aportan en el
análisis del pobre como sujeto teológico, desde los actuales enfoques de
género, raza y cultura. Ignacio Ellacuría partió de este reconocimiento, pues
él como parte de este movimiento fue portador de sus más evidentes
características.
El pensamiento teológico de liberación, fundacional, guarda
una relación de continuidad y ruptura con estas nuevas teologías que se
desarrollan posterior a 1990, en las que es vista, también a la filosofía
como una mediación, o sea como una especie de eslabón intermedio en
el análisis de la realidad de pobreza y de desigualdad social que subsume a
nuestro continente.
Como es conocido en la Teología de la Liberación,
la teología no subsume a la filosofía, el quehacer teórico filosófico aparece
en ella, y permanece con su personalidad propia; y específicamente en el
caso de el teólogo Ignacio Ellacuría aparece como fundamento y sustento
de sus más importantes ideas, no obstante la teología conserva también su
personalidad, sólo que ahora el nivel de reflexión sobrepasa los marcos del
tradicional análisis religioso al situarse en la vida social y práctica de los
hombres. La Teología de la Liberación pone a su servicio a estas
otras ciencias incluyendo a la filosofía.
Ahora bien, la Teología de la Liberación al menos
es este representante muestra una vocación política ya que se plantea en
términos no sólo teológicos, sino también políticos la necesidad de la
liberación de los pueblos oprimidos, al señalar la urgencia de cambiar
estructuras de dominación, regímenes políticos que sozjugan a los pueblos y los
mantienen en la opresión. Sin embargo, en su intención de dejar claro que de la
Teología de la Liberación no debe sólo resaltarse su eficacia política,
Ignacio Ellacuría alude a su consistencia teológica, al hecho que el mensaje
revelado a los hombres por Jesús de Nazaret pretende destacar el reino de Dios,
o sea la presencia reinante de Dios, en el mundo de los hombres, mensaje que
sitúa al hombre cercano a las cosas de este mundo, a la realidad que
viven los pueblos oprimidos, pues se acerca al Dios que se hace historia como
una manera de alegar la necesidad de que la historia se alce a Dios, a la
humanización y mundanización de Dios.
Su reflexión sobre el lugar de la nueva teología, la que es
producida desde la opción preferencial por los pobres y su importancia desde el
punto de vista político fue un problema evidente en su obra. Ignacio
Ellacuría fue cruelmente asesinado aquel 16 de noviembre de 1989, junto a otros
jesuitas, por el temor al poder de sus ideas y por el impacto que produjo tanto
en El Salvador, como en toda América Latina. Su pensamiento teológico tuvo
validez política porque la Teología de la Liberación no excluyó, muy
por el contrario precisa la idea de la vocación liberadora del pecado en todas
sus formas de expresión, por tanto incluyó en última instancia, de manera
inevitable, su expresión como poder o fuerza que se impone sobre los hombres,
poder que se materializa en estructuras sociales de dominación que son
manifestación flagrante del pecado estructural y político.
La Teología de la Liberación -en su opinión- no
es suficiente para alcanzar la liberación integral del hombre, necesita de
otras fuerzas que también han comprendido la necesidad de la salvación y
liberación de los pueblos de la opresión en que están sumidos; el teólogo se
refiere a los movimientos revolucionarios que luchan por la liberación popular.
El fundamento teológico de dicha tesis radica en el presupuesto de que sin Dios
tal como se da y revela en Jesús, no hay verdadera liberación, y este proceso
exige y reclama de los procesos históricos de liberación, exige del hombre,
concreto e histórico la lucha por su liberación, de lo que se trata es de
realizar históricamente en la práctica el reino de Dios. Ese reino es
manifestación de una sociedad más justa en la que el hombre se verá liberado de
toda opresión; es un reino en la historia real del hombre, esa historia única
marcada por lo sagrado y lo profano será para el hombre la historia también de
la salvación.
Es preciso dejar claro que para este teólogo era decisivo
lograr la participación activa de la iglesia en el anuncio del reino de Dios,
porque sólo así este se va convirtiendo paulatinamente en algo que puede
constatarse históricamente. La iglesia es una casa grande para el hombre pobre
que lucha por transformar su realidad y sólo una iglesia renovada y despojada
de los vicios tradicionales puede realmente participar en los procesos que
llevan a cabo los pueblos.
Ignacio Ellacuría consideró que era muy importante el rol
que debían jugar los creyentes en la lucha de sus pueblos y sostuvo que esto
los llevaría a ponerse en contacto con otras ideologías que en su opinión
podían hasta cierto punto influir en ellos de una manera positiva o negativa, y
cita el marxismo como una de ellas, destacando aspectos importantes y también
positivos de esa ideología.
Es de nuestro interés presentar algunas ideas ellacurianas
en relación con la teoría marxista por el lugar que ocuparon en su pensamiento,
con la finalidad de llamar la atención brevemente sobre este particular. En su
obra, este teólogo analizó con bastante madurez y profundidad el marxismo;
pueden tomarse como elementos básicos aquellos que el autor esboza en sus
trabajos dedicados al estudio de los planteamientos de la "Instrucción
sobre algunos aspectos de la teología de la liberación" documento fechado
el 6 de agosto de 1984 por la sagrada congregación para la doctrina de la fe, y
que es considerado como un paso importante en el debate acerca de la
Teología de la Liberación. En dicho documento se realizan acusaciones en
torno a la presencia del Marxismo en la Teología de la Liberación y
lo que ello significó para el pensamiento teológico y como fue percibido por el
Vaticano.
En tal sentido, el teólogo Ellacuría se detuvo en el estudio
de este documento y esbozó aspectos que ayudan a formar una opinión acerca de
lo que pensaba sobre la teoría de Carlos Marx y sus postulados más importantes.
Habría que comenzar preguntándonos que entendía el teólogo
Ignacio Ellacuría por marxismo y a quién o a quiénes atribuía los logros o las
deficiencias que a dicha corriente de pensamiento se le señalaban.
El marxismo es para él, ante todo, una "crítica
científica del capitalismo y, como consecuencia, una fundamentación de un
programa práctico de anticapitalismo por un lado y de construcción de una nueva
sociedad a la que los clásicos de esta teoría denominaran comunismo" (32).
Comprender al marxismo como una teoría que nace de la
crítica al régimen burgués capitalista es acertado si tenemos en consideración
que su surgimiento estuvo condicionado objetivamente por la necesidad de la
clase obrera de contar con un arma teórica que sirviera de guía en la acción
revolucionaria, al enfrentar los males del sistema capitalista que engendró al
proletariado. Pero el teólogo Ignacio Ellacuría no sólo vio en esta teoría la
elaboración de un proyecto político de sociedad, de una nueva y superior frente
al capitalismo, sino a una ciencia social e histórica, o sea, una filosofía
expresión de un sistema teórico conceptual de ideas cuyo origen hay que buscarlo
en la cambiante realidad natural y social.
En sentido general puede considerarse que la teoría marxista
fue vista por este teólogo no como una ideología más, sino como un valioso
instrumento de análisis social. Ahora bien, independientemente de que reconoció
el aporte de Marx en el campo teórico sostuvo que es sobre todo en el campo de
la historia real donde su efecto fue menos efectivo. No perdamos de vista el
hecho de que Ignacio Ellacuría vivió los sucesos ocurridos en Europa del Este y
teniendo en cuenta los acontecimientos que tuvieron lugar allí declaró que...
"A los cien años de su muerte (el autor se refiere a Carlos Marx), se
puede decir que sobre los países donde hay regímenes marxistas instalados no se
pone el sol".(33)
Consideramos que Ignacio Ellacuría no se sitúa entre quienes
atribuyen a la teoría elaborada por Carlos Marx los males que viven los pueblos
en los que el socialismo como sistema no fructificó en el sentido de su
implementación práctica; él reconoció la validez universal del método
dialéctico cuya cimentación está basado en leyes y categorías de inigualable
valor, incluso reconoció que utilizando su método con rigurosidad y objetividad
llevará en condiciones diversas a conclusiones distintas a las que arribó Marx,
pues éste se situó en un espacio temporal o sea en una sociedad determinada e
interpretó la misma con el prisma de su tiempo, pero lo hizo a partir de un
método que no se compromete con una sociedad en particular, ni con condiciones
naturales concretas, pues su valor radica justamente en el alcance universal
que posee; ahora bien el éxito dependerá de su correcta aplicación con espíritu
crítico y creativo sin caer en el dogmatismo. Con este estilo de pensamiento,
es que el teólogo sugirió una serie de ideas respecto al derrumbe del
socialismo en países de Europa del Este y respecto al uso del marxismo en manos
de los marxistas que continuaron la obra y la línea de Carlos Marx, a su
interpretación y aplicación concreta.
En el citado trabajo el teólogo hizo un balance general de
cómo ha tenido lugar la asimilación y recepción del marxismo en el continente
latinoamericano. Señala que al respecto hay diferentes posiciones que oscilan
en dos grupos fundamentalmente: aquellos que ven en Marx a un héroe, a un
profeta que oferta la llave para la solución definitiva de sus realidades, y
otros para quienes el marxismo es un "demonio" causante de los
mayores males que sufre la sociedad mundial.
Ambas posiciones le resultaron a Ignacio Ellacuría
irracionales, pues en su opinión denotaron un desconocimiento de lo más valioso
y meritorio de Marx y su genialidad en el análisis dialéctico de la sociedad y
su transformación.
A pesar de su justa y detallada valoración sobre Marx
y su teoría, reconoció que los marxistas contemporáneos debían dejar de
ver en la doctrina de sus creadores una fuente de
sabiduría eterna que no requería ser revisada a fondo y señaló que obviarla a
manera de una ciencia histórico-social sería ir en contra de sus mismos
fundamentos.
El propósito que guió las reflexiones ellacurianas acerca
del marxismo radica en su pretensión de desmitificar el mito que respecto al
mismo existía al considerarlo como un paradigma inmutable y eterno. En América
Latina, señaló el teólogo, se presenta y divulga el marxismo ideologizado y
mitificado, mientras que el científico y crítico apenas ni se mencionan.
"Marx y su trabajo teórico son perfectamente desconocidos en El Salvador y
lo que de él más opera son residuos estereotipados que no hacen justicia a su
obra y mucho menos a nuestra realidad: Urge, por tanto, un esfuerzo de
desmitificación".(34)
Confiamos en el interés de Ignacio Ellacuría por
desmitificar al marxismo, pues en definitiva atenerse a Marx y al marxismo no
significa, ni mucho menos, equipar mecánicamente la vida en desarrollo y cambio
con tales y cuales fórmulas atribuidas a los creadores de esta doctrina;
pensamos que seríamos malos marxistas si nos contentáramos con repetir ideas
como verdades descubiertas por ellos.
El marxismo no es un dogma, sino una viva guía de acción,
una teoría que debe ser enriquecida en todas las direcciones así como aplicada
con espíritu creativo.
"Marx es ante
todo un pensador científico y como tal debe ser tomado en nuestra situación. Si
ha de ser refutado, ha de ser refutado racionalmente y no quemado en la
hoguera, retirado de las cosas y de las universidades por los cuerpos de
seguridad o retenido en las aduanas". (35)
Como puede observarse Ignacio Ellacuría propuso una
reflexión del marxismo que no se limita a un mero conocimiento del aporte
teórico que el mismo encierra, el cual es además cuestionado por el teólogo en
diversos momentos de sus obras, en varios artículos y que no es nuestro interés
citar aquí, claro está no es un cuestionamiento al aporte mismo en su
significación general, sino la mención a algunas citas e ideas con las que
Ignacio Ellacuría diverge.
Teniendo como telón de fondo las valoraciones que sobre la
"Instrucción" hace Ignacio Ellacuría, es oportuno destacar su
comprensión y aceptación del vínculo positivo y de mutuo enriquecimiento que,
en opinión del teólogo, supone la relación entre Marxismo y Teología de la
Liberación. Por tal razón entendió que carecería de sentido apreciar en la
Teología de la Liberación una especie de visión sacralizante del marxismo,
como si se tratara de una especie de expresión más o menos afortunada en
términos religiosos del materialismo histórico. Consideró que si bien en los
inicios de este movimiento teológico primó una cierta
ingenuidad optimista en algunos teólogos respecto a la
relación entre praxis teologal de liberación y praxis política de las
vanguardias marxistas, sin embargo la lección fue pronto asimilada por cuanto
para muchos se comprendió que tanto en nociones de práctica como de elaboración
teórica es posible hablar de retroalimentación si se salvan las diferencias.
Fue de la opinión de que, a pesar de que el marxismo haya
perdido interés en algunas partes del mundo más desarrollado e incluso al nivel
de considerarlo como un dogma fosilizado, no obstante en otras regiones está
viva su vigencia y coincide en algunos de sus propósitos liberadores con la
Teología de la Liberación.
Una observación de interés es la reflexión ellacuriana
respecto al reconocimiento que por lo general se hace de los males que
mutuamente pueden generarse unos a otros, los marxistas y los cristianos, pero
no se habla nunca o casi nunca de lo que recibe y puede recibir el marxismo de
la fe cristiana.
En sus reflexiones sobre la teoría marxista, Ignacio
Ellacuría planteó la relación entre Cristianismo y Marxismo, conocido tema de
actualidad. En tal sentido plantea el reto que representa la
Teología de la Liberación como teología novedosa y revolucionaria frente a
las tradicionales posiciones del marxismo y su interpretación del fenómeno
religioso, así mismo sitúa al Marxismo frente al Cristianismo con ojos
críticos, refiriéndose particularmente al abandono de los valores éticos
positivos que enarbola el evangelio en tanto mensaje cristiano
De inmediato mencionaremos algunas ideas clave que
consideramos de vital importancia para comprender la visión ellacuriana acerca
del marxismo. Por encontrarse tan dispersa la obra de este teólogo y filósofo
es que merece se mencionen tesis conclusivas acerca de su comprensión del
problema que desarrollamos:
1) El marxismo es un fenómeno de carácter mundial. El
pensamiento marxista ha servido y sirve hoy aún, de inspiración para la lucha a
cientos de hombres, y, en particular a los movimientos revolucionarios en
América Latina y en general del tercer mundo. El teólogo declaró que aun cuando
la ideología marxista se supone para muchos hombres en crisis, todavía perdura
el poder de sus ideas.
2) Declaró que no todo en este movimiento se debe a Marx.
Aclara que en el campo teórico gran parte de lo que se entiende por
Materialismo Dialéctico es obra no sólo de Carlos Marx, sino también de
Federico Engels y en el campo de la realización política y práctica de Lenin.
3) Añade que el marxismo ideologizado es muy divulgado pero
el científico apenas se conoce. Del marxismo sólo se divulga su
imagen mitificada a hipertrofiada.
4) Hace un llamado a la desmitificación del marxismo. En tal
sentido el teólogo propone una relectura desprejuiciada de Marx, clara,
coherente y realista.
5) Queda clara su comprensión del marxismo (en un sentido
más amplio) como una ciencia histórico social y natural que elabora en sentido
estrecho un proyecto social, que supone un programa de acción y movilización de
las masas para transformar la realidad social.
6) El marxismo es, por tanto, la antitesis dialéctica de las
tesis del capitalismo (explica la negación dialéctica del capitalismo en el
Socialismo).
7) Afirma que al criticar y valorar al marxismo hay que
verlo con imparcialidad, o sea, ser capaz de reconocer lo positivo y lo
negativo en el análisis.
8) La valoración del marxismo supone dos niveles de
análisis: uno teórico dirigido a la obra de los creadores, siendo fieles a
ella, y otro que se encauza a la implementación práctica de los postulados
socialistas. Justamente la desmitificación supone reconocer sus logros y sus
fracasos.
9) Reconoce que un logro innegable del marxismo radica en la
concepción materialista de la historia que afirma el papel de lo económico como
determinante, en última instancia, del desarrollo de la historia.
10) El marxismo ha proporcionado un método
eficaz de carácter científico para entender la
sociedad y la historia.
11) Ha establecido una correcta
relación entre teoría y práctica al
elaborar sus propios postulados. Ha puntualizado en
esta dirección la necesidad de lograr una teoría
que realmente pueda convertirse en praxis histórica y de
lograr una praxis que responda realmente a las exigencias de la teoría.
12) El marxismo tiene el mérito de haber
elaborado la teoría de las clases y
la lucha de clases
13) Es también un logro el que esta
por su profundidad sea un arm d e lucha
ideológica y de movilización de las clases
explotadas.
14) Concluyendo los logros del marxismo, el teólogo destaca
su potencial de fuente de esperanza y fe en la posibilidad de alcanzar
una sociedad mejor, sin clases, ni Estado. Sin embargo, pese a todos los
méritos señalados a la teoría elaborada por Carlos Marx, Ignacio Ellacuría
señala algunas ideas que en su opinión y hasta donde conocía esta doctrina le
atribuye.
15) Señala que un error del marxismo está en exagerar un
tanto la determinación de lo económico. Aquí el teólogo atribuye los errores al
estado poco desarrollado de la ciencia en general y de la ciencia económica en
particular en el tiempo que Marx elaboró su teoría. Subraya que al menos al
enunciar esta tesis fue exagerado sobre todo en su crítica antiidealista, sólo
que aclara que la historia no se reduce a cambios y hechos económicos.
Nuestro interés no es detenernos en particular en cada tesis
que exponga un error atribuido a Marx, pero si ir dejando clara la visión
que nos traslada la forma de interpretar a Marx. No se trata de convertir a
Ignacio Ellacuría en un marxista y que aplauda esta teoría de pies a cabeza,
pero siempre que se trate de una idea como la expuesta anteriormente, creemos
que merece releer la interpretación ellacuriana y aclarar el espíritu y la
letra de Marx cuando abordó una idea que es el meollo racional y centro de la
concepción materialista de la historia.
Es preciso además aclarar hasta qué punto
Ignacio Ellacuría conoció la obra de Marx, pues si bien por un lado ve en
el materialismo histórico un logro, por otro señala que en su exageración está
el error.
Al analizar las cuestiones que plantea a la concepción
materialista de la historia cuando subraya el papel determinante del ser social
en la conciencia social, o sea, la vida material y económica de la sociedad
como factor que determina el desarrollo social, el marxismo acude a conceptos
clave que merecen dilucidarse para tener una clara comprensión de lo que la
tesis significa. Conceptos como última instancia, elementos mediadores, reflejo
activo, etc.; los cuales proporcionan un arsenal de ideas que pretenden aclarar
el papel del factor subjetivo en la historia, si bien la vida económica
determina inevitablemente los procesos sociales, muchas veces los fenómenos se
presentan influidos por una serie de factores, clasistas, éticos, religiosos,
etc., que merecen un análisis profundo en busca de las raíces que lo generan.
Es muy importante destacar que la conciencia social y por ello el papel de las
ideas y de la actividad consciente de los hombres ejercen una influencia activa
en la vida material de la sociedad, los hombres, como dijera Marx, hacen la
historia, pero con arreglo a leyes objetivas que rigen independiente de su
voluntad y conciencia.
16) Por otra parte, siguiendo el pensamiento de Marx, el
teólogo Ellacuría hace un análisis de la situación que actualmente
tiene el capitalismo y añade que "finalmente la historia ha demostrado por
el momento que el hundimiento del capitalismo no es inminente o que eran los
países más desarrollados económicamente los que más pronto y fácil debieran
generar desde su interior la revolución marxista; son mas bien los países menos
desarrollados donde prende con mayor facilidad el marxismo, son a veces los
campesinos iletrados y no los obreros urbanizados quienes más apoyo dan a la
revolución".(37)
Pensamos que la literatura marxista desde hace mucho tiempo
dejó claro el condicionamiento histórico social que generó tal tesis de Marx
respecto al triunfo del socialismo en los países más desarrollados, momento
histórico de auge del capitalismo y de formación de los estados nacionales. Ya
Lenin en su tiempo basado en los estudios del desarrollo económico, político y
social desigual del capitalismo habló del condicionamiento objetivo y subjetivo
de la revolución socialista en los países económicamente menos desarrollados.
Por otra parte el análisis que Ignacio Ellacuría realiza se apoya en la
situación específica de América Latina, donde el capitalismo subdesarrollado
genera huellas de violencia, de crisis económica, de altas tasas de intereses,
una deuda impagable, etc.; sería válido incluso, tener en cuenta que hoy
día la situación de crisis latinoamericana no ha podido ser resuelta con la
implementación de la política neoliberal; mas bien la crisis económica supera
los niveles alcanzados en los último tiempos.
Por otra parte, pensamos que es justamente basándose en el
análisis de la realidad latinoamericana que Ignacio Ellacuría en momentos de su
discurso teórico, señale como una limitación de la teoría marxista el encontrar
en el proletariado a la fuerza social del cambio. En primer lugar merece
aclarar que en esta parte del mundo, una fuerza considerable la representa el
número de campesinos que se suman a la lucha de guerrillera, idea que no es
subvalorada en la tesis de Marx acerca de la clase obrera como clase que debe
transformar radicalmente el estado de la sociedad burguesa. Marx planteó este
rol del proletariado apoyándose en su significación de clase fundamental de la
sociedad capitalista y por su situación subjetiva y objetiva de clase más
revolucionaria, sin menospreciar el papel que el resto de las clases explotadas
tienen en el proceso de transformación social.
En esta idea de Ignacio Ellacuría está presente un análisis
que es propio del pensamiento teológico de liberación en América Latina. El
teólogo reconoce como positivo que Marx apreciara en los oprimidos el elemento
de salvación, no obstante añade que es preciso resaltar que a pesar de la
genialidad teórica del marxismo de situar al desposeído por razones históricas
un papel primordial en la recuperación y liberación de la humanidad, este no ha
planteado en toda su universalidad su aporte a la salvación integral de la
historia humana.
17) Por encima de cualquier juicio valorativo, positivo o
negativo en el plano teórico, el teólogo se detiene en el análisis de la
implementación práctica de las ideas socialistas. En este sentido desarrolla un
conjunto de ideas acerca de las diferencias en la práctica marxista latinoamericana
en relación con los resultados obtenidos en otras partes del mundo. Así mismo
señala que el socialismo en América Latina ha sido más justo y humano que el
implementado en Europa.
18) Desarrolla ideas sobre la relación
Marxismo-Cristianismo: "Si es constatable que en muchas partes el marxismo
se ha presentado como enemigo y perseguidor del cristianismo, tanto en la
teoría como en la práctica, es también constatable sobre todo en América Latina
que el marxismo ha realizado lo que es deber cristiano: el entender siempre y
sin excepción que la justicia es parte esencial de la fe cristiana y que no se
es cristiano cuando se anula esa dimensión de justicia". (38)
El teólogo confiesa el aporte marxista de subrayar que la
justicia es parte esencial de la fe, enseñanza y a la vez llamado de
atención que ha hecho la teoría marxista a la conciencia cristiana, alertando
acerca de la necesidad de estar al lado de las mayorías populares. A su vez el
cristianismo ha señalado insuficiencias y errores marxistas.
En sentido general la apreciación que traslada el teólogo
Ellacuría del marxismo es crítica y demuestra un conocimiento del mismo; en
diversos trabajos suyos menciona obras marxistas de envergadura y las cita, de
ahí que en momentos de su discurso se apoye en las reflexiones marxistas para
calzar afirmaciones o negaciones a aspectos que aborda. Reconoce que resulta
especialmente útil a la Teología de la Liberación y a la praxis
indisolublemente ligada con ella el recurso a las ciencias sociales, por tratarse
de un conocimiento científico que refleja las situaciones reales que tienen hoy
los pueblos y por brindar posibles caminos de transformación social. Estos son
aspectos que sirven de presupuestos para una acción capaz de conseguir los
fines propuestos encausados a una transformación de la realidad.
Es este el contexto adecuado para señalar que en Ignacio
Ellacuría como en otros teólogos de la liberación está presente el uso de
algunas categorías propias del instrumental marxista en el análisis de la
sociedad tales, como pueblo, humanidad, clases, lucha de clases, Estado, etc.
Este es un teólogo que sin declararlo explícitamente, acepta
el marxismo, tanto por su quehacer teórico como por su valor práctico. Ignacio
Ellacuría asume el marxismo como una teoría valiosa para la Teología de la
Liberación, corriente de pensamiento que mantiene su personalidad, pero que en
muchos casos demuestra un conocimiento y una retroalimentación con el marxismo.
Notas y Referencias
Ellacuría, Ignacio. "Trabajo no violento por la paz y
violencia liberadora". Revista Concilium, no. 215, enero, 1988, p.94.
1- Ellacuría, Ignacio. "La teología de la liberación
frente al cambio sociohistórico de América Latina." Revista
Latinoamericana de Teología, no. 12, septiembre-diciembre, 1987, p.
242.
Ellacuría, Ignacio. "La desmitificación del
Marxismo". Revista Estudios E Centroamericanos, (ECA). no. 421-422. 1983, p. 923.
2- Ídem,.
p. 921.
3- Idem,
p. 923
4- Idem,
p. 923
5- Idem,.
p. 926
6- Ídem,.
p. 930
Bibliografía
1) Dussel, Enrique, "Marxismo y Teología de la
Liberación", Revista Cristianismo y Sociedad, no. 98, 1989.
2) Ellacuría, Ignacio. "Aporte de la
Teología de la liberación a las religiones
abrahámicas en la superación del individualismo y el
positivismo", en Revista Latinoamericana de Teología (R.L.T.)
no.10, enero-abril, 1987.
3) Ellacuría, Ignacio. "Trabajo no
violento por la paz y violencia liberadora" en Revista Concilium,
no.25, enero, 1988.
4) Ellacuría, Ignacio. "La teología de la liberación
frente al cambio sociohistórico de América Latina" en R.L.T., no.12,
sept.-dic., 1987.
5) Ellacuría, Ignacio. Editorial "La desmitificación
del marxismo" en Revista ECA (Estudios Centroamericanos), no.
421-422, nov.-dic., 1983.
6) Ellacuría, Ignacio. "Teología de la liberación y
marxismo", noviembre, 1985, (trabajo fotográfico).
7) Ellacuría, Ignacio. "Estudio teológico-pastoral de la
Instrucción sobre algunos aspectos de la teología de la liberación" en:
R.L.T., no.2, mayo-agosto, 1984.
8) Ellacuría, Ignacio "El Reino
de Dios y el paso en el Tercer
Mundo" en: Revista Concilum, no. 180, diciembre, 1982.
9) Ellacuría, Ignacio. La filosofía de la realidad
histórica. (En proceso de publicación s/f).
10) Ellacuría, Ignacio. "El pueblo crucificado, ensayo
de Soteriología histórica" en R.L.T., no. 18, sept.-dic., 1989.
11) Ellacuría, Ignacio. Utopía y
Profetismo desde América Latina. Un ensayo concreto de
Soteriología histórica" en: R.L.T., no. 17, mayo-agosto, 1989.
12) Ellacuría, Ignacio. "El objeto de la
filosofía" en Revista ECA, no. 396-397,
oct.-nov., 1981.
13) Ellacuría, Ignacio. "Historicidad de la
salvación cristiana" en: R.L.T., no. 1, 1984.
14) Ellacuría,
Ignacio. "El reto de la
teología de la liberación" en: Revista
Acontecimiento, febrero, 1990., no. 16.
15) Ellacuría, Ignacio. "Conversión de la iglesia
al reino de Dios para anunciarlo y realizarlo en la historia",
Editorial Sal Térrea Santander, 1984.
16) Ellacuría, Ignacio. "Teorías económicas y relación
entre cristianismo y socialismo" en: Revista Concilium, no.
125, mayo, 1977.
17) Ellacuría, Ignacio. "Aproximación a la obra
completa de Javier" en: Revista
18) Ellacuría, Ignacio. Datos biográficos sacados de la
Revista Concilium, Edición Cristiandad, no. 215, enero, 1968.
19) Ellacuría, Ignacio. "Replanteamiento de
soluciones para el problema de El
Salvador" en: Revista ECA, no. 447-448, enero-febrero, 1986.
20) Frei, Betto. Fidel y la Religión Oficina de
Publicaciones del Consejo de Estado, La Habana, 1985.
21) Giraldi, Giulio. "Opción
por los pobres como sujetos. Identidad
cristiana. Identidad marxista". Ponencia presentada en un
taller del Consejo Ecuménico De Cuba. (F-fotocopiada en esta institución
s/f).
22) Lenin, Vladimir I. "Sobre raíces sociales de
la religión", t. 10 y 16, Obras Completas. Editorial Progreso,
Moscú, l980.
23) Marx, Carlos; Engels Federico. "Sobre la
religión", Editorial Cartago, Buenos Aires, 1959.
24) Sobrino, Jon. "Compañero de
Jesús. El asesinato martirio de los
Jesuitas salvadoreños" en: R.L.T., no.18, sept.-dic., 1989.
25) Sobrino, Jon. "In memoriam"
(a los jesuitas asesinados) en: R.L.T., no. 18,
sept.-dic., 1989.
26) Los cristianos, los marxistas
y la revolución", (Revolución cristiana o revolución marxista en
América Latina). Editora política, La Habana, Dpto. de Orientación Revolucionaria
del PCC, 1978.