|
Karl Marx & Ludwig Feuerbach
|
Ariel Mayo | La trayectoria política-intelectual de Karl
Marx (1818-1883) hasta el Manifiesto Comunista (1848) se encuentra resumida por
éste en su prefacio a la Contribución a la crítica de la economía política
(1859). Para redactar este capítulo, Cole utiliza este texto a modo de fuente y
lo complementa en los puntos en los que resulta escueto.
Si bien Marx inició estudios universitarios de Derecho,
pronto pasó a dedicarse al estudio de la Filosofía en la Universidad de Berlín,
donde imperaba la filosofía hegeliana. Allí tomó contacto con los Jóvenes
Hegelianos (JH, el ala izquierda de los discípulos de Hegel – 1770/1831- );
entabló amistad con Bruno Bauer (1809-1882) y con Karl Friedrich Köppen
(1808-1863), dos de los principales exponentes del grupo.
Marx se graduó de Doctor en Filosofía en 1841 en la
Universidad de Jena; en esta ciudad existía un clima de mayor libertad que en
Berlín. Durante un tiempo, Marx pensó seguir la carrera académica, emulando los
pasos de su amigo Bauer. Sin embargo, éste fue exonerado de sus cargos
universitarios por el gobierno prusiano, en el marco de la ofensiva antiliberal
del rey Federico Guillermo IV (1795-1861; rey de Prusia de 1840 a 1861).
La exoneración de Bauer fue un momento importante para Marx,
pues le cerró las puertas de la docencia universitaria y, lo que es mucho más
significativo, le mostró los límites de la crítica de la religión llevada
adelante por los JH. En este sentido, cabe afirmar que el liberalismo alemán de
principios de la década de 1840, impotente en el plano político, enfrentaba al
absolutismo en el campo filosófico, a través de la crítica de la religión. Pero
esta lucha, desprovista de su correlato político, giraba en el vacío. El caso
Bauer forzó a Marx a tomar conciencia de la debilidad del liberalismo; el
combate contra el absolutismo tendría que ser emprendido por medios más
terrenales y efectivos.
Marx pasó a desempeñarse como periodista, en buena medida
gracias a Arnold Ruge (1802-1880), quien desde 1838 dirigía el Hallische Jahrbücher, órgano de prensa
que publicaba escritos de los JH. El recrudecimiento de la censura obligó a
Ruge a trasladarse a Dresde (Sajonia) en 1841; ahí comenzó a publicar el Deutsche Jahrbücher, desde donde
pretendió aglutinar a los JH más decididos en la lucha contra el absolutismo.
Marx accedió a colaborar, pero la censura lo impidió. Para evadirla, Ruge
resolvió publicar en Suiza las Anécdota
Philosophica (1843), una compilación de artículos de autores prohibidos por
la censura. Marx preparó para ese volumen un artículo sobre las nuevas
disposiciones prusianas sobre la censura a la prensa, su primer texto
periodístico, redactado a comienzos de 1842.
En enero de 1842, un grupo de liberales de Colonia fundó la Rheinische Zeitung (RZ, Gaceta Renana). Marx participó del
proyecto como periodista. Redactó varios artículos para los periódicos; por
primera vez se vio obligado a enfrentar las cuestiones económicas, para las que
contaba con una formación muy deficiente. La tarea periodística y el combate
diario con la censura terminaron de convencer a Marx de la impotencia política
del liberalismo y, por ende, de la burguesía alemana. En octubre de 1842 fue
designado Director de la RZ; el enfrentamiento con la censura prusiana recrudeció
y, a la vez, debió confrontar con los JH de Berlín que insistían con la crítica
de la religión, y con la burguesía renana que sostenía financieramente al
periódico. La RZ cerró sus puertas en marzo de 1843, poco después de que Marx
presentara su renuncia al cargo de Director.
La RZ fue una experiencia “bisagra” en la vida de Marx.
Marcó el comienzo del abandono progresivo del liberalismo y el inicio de una
búsqueda que lo llevaría al socialismo. 1843 fue, pues, el año de ruptura con
el liberalismo y de arreglo de cuentas con la filosofía hegeliana.
Luego de la RZ, Marx y Ruge decidieron fundar un periódico
fuera de Alemania. El lugar elegido fue París. La publicación llevaría por
título Deutsche-Französische Jahrbüche
(Anales franco-alemanes). Marx salió
de Alemania en noviembre de 1843 y se instaló en París, donde continuó la
preparación de los Anales. Al final,
sólo salió a la luz un número, que contenía artículos de Heinrich Heine
(1797-1856), Ludwig Feuerbach (1804-1872), Moses Hess (1812-1875), Mijail
Bakunin (1814-1876), Friedrich Engels (1818-1883) y el propio Marx.
Llegados a este punto, es preciso retroceder un poco. El
período previo a la estadía en París fue fundamental en la evolución de Marx
hacia el socialismo. Hay que destacar tres momentos centrales, que aparecen
yuxtapuestos en el tiempo: a) la crítica del liberalismo y de la Revolución
Francesa de 1789; b) la crítica de la filosofía hegeliana y de los JH; c) el
acercamiento al movimiento obrero y al socialismo).
Es difícil exagerar el papel de Feuerbach en la formación
intelectual de Marx. Si bien los biógrafos suelen destacar el papel de Hegel,
lo cierto es que Feuerbach, con mucho menos nombre en la historia de la
filosofía, contribuyó decisivamente al abandono del idealismo hegeliano por
Marx.
“Feuerbach fue, más
que nadie, el filósofo que quitó al idealismo hegeliano el lugar de predominio
en el pensamiento alemán, y lo sustituyó por el aspecto materialista, al
insistir en que el punto de partida de toda filosofía y de todo pensamiento
social no ha de ser ni Dios ni la «Idea», sino el hombre. (…) Ejerció un
influjo profundo (…) tanto en Marx como en el pensamiento socialista alemán en
su conjunto.” (I: 263-264).
“[Feuerbach] como
muchos otros filósofos alemanes de las décadas de 1830 a 1840 (…) se ocupó
principalmente de la crítica de la religión y de juzgar el papel que ocupa en
la mente. Pensaba que la religión era esencialmente un medio para satisfacer
profundas necesidades humanas; pero (…) consideraba que su elemento teológico
como una simple proyección por la imaginación del hombre mismo. El hombre (…)
ha hecho a Dios a su propia imagen, y el problema que se presenta a la
humanidad es el de hallar un sustituto a la teología (anticuada por el progreso
del conocimiento científico) que satisfaga la necesidad de un ideal. Este
objeto de devoción creía encontrarlo en el hombre mismo concebido, no
individualmente, sino en sus propias relaciones sociales, mediante las cuales
trascendía sus limitaciones individuales y podía identificarse con algo a la
vez más grande que su propia naturaleza y no exterior a él. El amor a la
humanidad llegó a ser la proposición principal de la filosofía de Feuerbach. Su
«materialismo» consistía, en esencia, en esta sustitución de Dios por el hombre,
como el punto de partida de todo pensamiento filosófico realista. Feuerbach no
dijo que el cuerpo y el alma fuesen lo mismo, o que el alma no era más que el
cerebro; sino que afirmó que no podía haber espíritu sin cuerpo, y que era
necesario partir de una concepción del hombre como una mente en un cuerpo, más
bien que de cualquier dualismo de materia y espíritu.” (I: 264).
Feuerbach se movía dentro de dos coordenadas del pensamiento
filosófico alemán de la primera mitad del siglo XIX; a) la crítica de la
religión; b) la superación del individualismo metodológico propio de la
economía política. La preocupación por la religión era, en rigor, una constante
del pensamiento europeo de la época. Mejor dicho, la preocupación por la
decadencia de la religión frente al desarrollo del capitalismo. Autores como
Saint-Simon (1760-1825) y Comte (1798-1857) plantearon la necesidad de
reemplazar las formas religiosas anticuadas por una nueva religión, emparentada
con la ciencia. Todo esto porque la religión era concebida como el pilar
ideológico del orden social. Sin religión era imposible la moral. Es
sintomático que los autores mencionados vivieran en una sociedad que había
consumado su revolución burguesa, donde el proletariado comenzaba a ser una
amenaza para el poder de la burguesía. Feuerbach, en cambio, vivía en Alemania,
un mosaico de Estados en los que el absolutismo era la moneda corriente. En
Alemania, la lucha contra la religión era una forma de combate contra el
absolutismo. Lo novedoso del planteo feuerbachiano consistía en el énfasis con
que postulaba el origen humano de la religión, rechazando la intervención de
factores sobrenaturales o de Ideas abstractas. El énfasis de Feuerbach en el
origen humano del fenómeno religioso constituye una especie de anticipación de
la famosa inversión de la dialéctica hegeliana por Marx. Más allá de sus
limitaciones, Feuerbach contribuyó a la crítica del individualismo metodológico
a través de la tesis de que había que estudiar al ser humano en sus relaciones
sociales. La crítica de la religión y del individualismo metodológico, ejes de
su filosofía, fueron retomadas por los JH y, en especial, por Marx.
Cole afirma que Feuerbach,
“influyó profundamente
para que fuesen hacia el socialismo muchos filósofos jóvenes que se habían
formado en el medio hegeliano, y que adoptaran con entusiasmo su «materialismo»
como medio para escapar de la metafísica antidemocrática de Hegel.” (I:
264).
Feuerbach sirvió a Marx para salir del hegelianismo (si bien
Marx siguió siendo tributario de muchas de las ideas hegelianas durante toda su
vida); no obstante, Marx no tardó mucho en comprender que las categorías de
«hombre» y de «sociedad» tenían un carácter abstracto en la filosofía feuerbachiana.
Notas
1. Todas las citas provienen, salvo
indicación en contrario, de: Cole, G. H. D. (1980). Historia del pensamiento socialista. I: Los precursores, 1789-1850.
México D. F.: Fondo de Cultura Económica. La traducción es de Rubén Landa. En
números romanos se indica el número de volumen, y en arábigos la página.
2. Con este trabajo, el autor retoma,
después de mucho tiempo, la serie dedicada a la historia del socialismo, comenzando
con los comentarios y notas al capítulo XXIII, titulado “Marx y Engels. El marxismo hasta 1850” (I: 262-278).