|
Karl Marx ✆ Ashfin Sabouki |
Karl Marx | [a] La
fórmula general del capital es D - M - D'; es decir, que se vuelca a la
circulación una suma de valor para extraer de ella una suma de valor mayor. El
proceso que genera esa suma de valor mayor es la producción capitalista; el
proceso que la realiza es la circulación del capital. El capitalista produce la
mercancía no por la mercancía misma, no por su valor de uso ni para su consumo
personal. El producto que interesa en realidad al capitalista no es el propio
producto palpable, sino el excedente de valor del producto por encima del valor
del capital consumido en él. El capitalista adelanta el capital global sin
tener en cuenta el diferente papel que desempeñan sus componentes en la
producción del plusvalor. Adelanta de igual manera todos esos componentes no
sólo para reproducir el capital adelantado, sino para producir un excedente de
valor por encima del mismo. Sólo puede transformar en valor mayor el valor del
capital variable que adelanta, si lo intercambia por trabajo vivo, si explota
trabajo vivo. Pero sólo puede explotar el trabajo, si adelanta al mismo tiempo
las condiciones para la efectivización de ese trabajo: medios de trabajo y
objeto de trabajo, maquinaria y materia prima; es decir, haciendo que una suma
de valor que se halla en su poder adopte la forma de condiciones de producción,
del mismo modo que, en general, sólo es un capitalista, sólo puede llevar a
cabo el proceso de explotación [48] del trabajo por el hecho de que, en
cuanto
propietario de las condiciones de trabajo, se opone al obrero en cuanto mero
propietario de la fuerza de trabajo. Ya hemos señalado con anterioridad, en el
primer libro
[b], que es precisamente la posesión de estos
medios de producción por parte de los no trabajadores lo que convierte a los
trabajadores en asalariados, y a los no trabajadores en capitalistas. Al
capitalista le da lo mismo considerar que él adelanta el capital constante para
extraer del capital variable una ganancia, o que adelanta el capital variable
para valorizar el capital constante, que desembolsa dinero en salarios a fin de
conferir un valor más elevado a las máquinas y a la materia prima, o que
adelanta el dinero en maquinaria y materia prima para poder explotar el
trabajo. Pese a que sólo la parte variable del capital crea plusvalor, lo crea
con la condición de que también se adelanten las otras partes, las condiciones
de producción del trabajo. Puesto que el capitalista sólo puede explotar el trabajo
mediante el adelanto del capital constante y como sólo puede valorizar el
capital constante mediante el adelanto del capital variable, uno y otro
coinciden en forma equitativa en su representación, y ello tanto más por cuanto
el grado verdadero de su ganancia está determinado no por la relación con el
capital variable, sino con el capital global, no por la tasa del plusvalor,
sino por la tasa de la ganancia, la cual, como veremos, puede seguir siendo la
misma pero no obstante expresar diferentes tasas del plusvalor.
Entre los costos del producto se incluyen todos sus componentes de valor, que
han sido pagados por el capitalista, o a cambio de los cuales ha volcado un
equivalente en la producción. Esos costos deben reponerse para que el capital
simplemente se conserve, o sea para que se reproduzca en su magnitud
originaria.
El valor contenido en la mercancía es igual al tiempo de
trabajo que cuesta su producción, y la suma de ese trabajo consta de trabajo
pago y trabajo impago. Para el capitalista, en cambio, los costos de la
mercancía sólo consisten en la parte del trabajo objetivado en ella por la cual
ha pagado. El plustrabajo contenido en la mercancía [49] no le cuesta nada al
capitalista, aunque al obrero le cuesta trabajo, así como le cuesta trabajo el
trabajo remunerado, y pese a que, al igual que este último, crea valor y entra
en la mercancía como elemento creador de valor. La ganancia del capitalista
proviene de que tiene para vender algo por lo cual no ha pagado nada. El
plusvalor, o en su caso la ganancia, consiste precisamente en el excedente del
valor mercantil por encima de su precio de costo, es decir en el excedente de
la suma global de trabajo contenido en la mercancía por encima de la suma de
trabajo remunerado contenido en ella. De este modo, el plusvalor, cualquiera
que sea su origen, es un excedente por encima del capital global adelantado.
Este excedente se halla, por ende, con el capital global en una relación
pv
que se expresa mediante la fracción , donde C significa el capital
C
global. Obtenemos así la tasa de ganancia
pv pv pv
= , a diferencia de la tasa del plusvalor .
C c + v v
La tasa del plusvalor medida según el capital variable se
denomina tasa del plusvalor, la tasa del plusvalor medida según el capital
global se denomina tasa de ganancia. Se trata de dos mediciones diferentes de
la misma magnitud, las cuales, a causa de la diversidad de los patrones de
medida, expresan a la vez diversas proporciones o relaciones de esa misma
magnitud.
De la transformación de la tasa de plusvalor en tasa de ganancia debe deducirse
la transformación del plusvalor en ganancia, y no a la inversa. Y de hcho se ha
partido históricamenie de la tasa de la ganancia. El plusvalor y la tasa del
plusvalor son, relativamente hablando, lo invisible y lo esencial que hay que
investigar, mientras que la tasa de ganancia, y por ende la forma del plusvalor
en cuanto ganancia, se revelan en la superficie de los fenómenos.
En lo que al capitalista individual respecta, está claro que
lo único que le interesa es la relación entre el plusvalor o el excedente de
valor al cual vende sus mercancías, con el capital global adelantado para la
producción de la mercancía, mientras que la relación determinada entre ese
excedente y los componentes particulares del capital, así como su conexión
interna con ellos, no sólo no le [50] interesa, sino que está interesado en
engañarse a sí mismo acerca de esa relación determinada y de esa conexión
interna.
Aunque el excedente del valor de la mercancía por encima de su precio de costo
se origina en el proceso directo de la producción, sólo se realiza en el
proceso de la circulación, y adquiere la apariencia de emanar del proceso de la
circulación tanto más fácilmente por cuanto en la realidad, dentro de la
competencia, en el mercado real, depende de las condiciones del mercado el que
ese excedente se realice o no, y en qué grado. No es necesario plantear aquí
que cuando una mercancía se vende por encima o por debajo de su valor, sólo se
verifica una distribución diferente del plusvalor, y que esa distribución
diferente, esa relación modificada, en la cual diferentes personas se reparten
el plusvalor, en nada modifica la magnitud ni la naturaleza del plusvalor. En
el proceso real de la circulación no sólo ocurren las transformaciones que
hemos considerado en el libro II, sino que coinciden con la competencia real,
con la compra y la venta de las mercancías por encima o por debajo de su valor,
de modo que para el capitalista individual el plusvalor realizado por él mismo
depende tanto de la logrería recíproca como de la explotación directa del
trabajo.
En el proceso de la circulación ejerce un influjo, además del tiempo de
trabajo, el tiempo de circulación, que de ese modo restringe la cantidad de
plusvalor realizable en un lapso determinado. Aun hay otros factores derivados
de la circulación que intervienen decisivamente en el proceso directo de
producción. Tanto este proceso como el de la circulación se interpenetran
constantemente, se entremezclan y con ello falsean permanentemente sus rasgos
diferenciales característicos. Como se ha demostrado anteriormente, la
producción del plusvalor, así como del valor en general, adquiere nuevas
determinaciones en el proceso de la circulación, el capital recorre el ciclo de
sus transformaciones; por último sale, por así decirlo, de su vida orgánica
interna para entrar en relaciones vitales exteriores, en relaciones en las
cuales no se enfrentan el capital y el trabajo, sino el capital con el capital,
por una parte, mientras que por la otra se contraponen los individuos
simplemente como compradores y vendedores, el tiempo de circulación y el tiempo
de trabajo entrecruzan sus trayectorias, y de ese modo pareciera que ambos por [51]
igual determinan el plusvalor; la forma originaria, en la cual se enfrentan el
capital y el trabajo asalariado, resulta encubierta por la intromisión de
relaciones aparentemente independientes de ella; el propio plusvalor aparece no
como producto de la apropiación de tiempo de trabajo, sino como excedente del
precio de venta de las mercancías por encima de su precio de costo, por lo cual
este último se presenta fácilmente como su valor intrínseco (valeur
intrinsèque), de modo que la ganancia aparece como excedente del precio de
venta de las mercancías por encima de su valor inmanente.
Sin embargo, durante el proceso directo de la producción, la
naturaleza del plusvalor entra permanentemente en la conciencia del
capitalista, como ya nos lo mostrara su avidez de tiempo de trabajo ajeno,
etc., cuando consideramos el plusvalor. Pero: 1) El proceso directo de la
producción mismo es sólo un factr evanescente que se mezcla constantemente con
el proceso de la circulación, tal como éste se mezcla con aquél, de modo que la
noción acerca de la fuente de la ganancia efectuada en el proceso de
producción, esto es, acerca de la naturaleza del plusvalor noción que durante
el proceso de producción surge con mayor o menor claridad aparece a lo sumo
como un factor en igualdad de condiciones junto a la idea de que el excedente
realizado provendría del movimiento que no depende del proceso de la
producción, que surge de la propia circulación, y que en consecuencia pertenece
al capital independientemente de su relación con el trabajo. Pues hasta
economistas modernos como Ramsay, Malthus, Senior, Torrens, etc., citan estos
fenómenos de la circulación como pruebas directas de que el capital, en su mera
existencia de cosa, al margen de esa relación social con el trabajo en la cual
es precisamente capital, constituiría una fuente autónoma del plusvalor además
del trabajo y al margen de éste. 2) Bajo el rubro de los costos, dentro del
cual cae el salario al igual que el precio de la materia prima, el desgaste de
la maquinaria, etc., la extorsión del trabajo impago sólo aparece como ahorro
en el pago de uno de los artículos que entran en los costos, sólo figura como
un pago más reducido por una determinada cantidad de trabajo; exactamente de la
misma manera en que también se ahorra si se compra más barata la materia prima,
o si se reduce el [52] desgaste de la maquinaria. De esta manera, la
expoliación de plustrabajo pierde su carácter específico; se oscurece su
relación específica con el plusvalor, y esto se fomenta y se facilita mucho,
como se demostrara en el libro I, sec. VI,
[c] mediante la representación del valor de la
fuerza de trabajo bajo la forma del salario.
Al aparecer todas las partes del capital como fuentes por
igual del valor excedente (ganancia), se mistifica la relacion del capital.
Sin embargo, la manera en que, mediante la transición a través de la tasa de
ganancia, el plusvalor se convierte y adopta la forma de la ganancia, no es más
que el desarrollo ulterior de la inversión de sujeto y objeto que ya se
verifica durante el proceso de producción. Ya hemos visto allí cómo todas las
fuerzas productivas subjetivas del trabajo se presentaban como fuerzas
productivas del capital
[d]. Por una parte, el valor, el trabajo
pretérito, que domina al trabajo vivo, se personifica en el capitalista; por
otra parte y a la inversa, el obrero aparece como una fuerza de trabajo
meramente objetiva, como una mercancía. De esta relación distorsionada surge
necesariamente, ya en la misma relación simple de producción, la idea
correspondientemente distorsionada, una conciencia traspuesta que las
transformaciones y modificaciones del proceso de circulación propiamente dicho
prosiguen desarrollando.
Tal como puede estudiarse en el caso de la escuela de Ricardo, es una tentativa
por entero errada la de tratar de presentar las leyes de la tasa de ganancia
directamente como leyes de la tasa de plusvalor o viceversa. En la mente del
capitalista, ambas no se distinguen entre sí,
pv
como es natural. En la expresión el plusvalor se mide
C
por el valor del capital global que ha sido adelantado para su producción, y
que en esa producción ha sido totalmente consumido, en una parte y sólo
pv
empleado, en otra. De hecho, la relación expresa el grado de
C
valorización de todo el capital adelantado, es decir considerándolo de acuerdo
a la conexión conceptual, intrínseca, [53] y a la naturaleza del plusvalor, e
indica cuál es la relación entre la magnitud de la variación del capital
variable y la magnitud del capital global adelantado.
En sí y para sí, no hay una relación interna por lo menos
que sea directa entre la magnitud de valor del capital global y la magnitud del
plusvalor. Conforme a sus elementos materiales, el capital global menos el
capital variable, es decir el capital constante, está integrado por las
condiciones materiales para la efectivización del trabajo: los medios de
trabajo y el material de trabajo. Para que determinada cantidad de trabajo se
efectivice en mercancías, y por ende también constituya valor, se requiere
determnada cantidad de material de trabajo y de medios de trabajo. Según el
carácter particular del trabajo agregado, se establece una relación técnica determinada
entre la cantidad de trabajo y la cantidad de medios de producción a los cuales
ha de agregarse ese trabajo vivo. Por consiguiente, en tal medida se instaura
también una relación determinada entre la cantidad de plusvalor o de
plustrabajo y la cantidad de medios de producción. Por ejemplo, si el trabajo
necesario para la producción del salario asciende a 6 horas diarias, el obrero
tendrá que trabajar 12 horas para efectuar 6 horas de plustrabajo, para generar
un plusvalor del 100 %. En las 12 horas consume el doble de medios de
producción que en las 6 horas. Pero no por eso el plusvalor que agrega en las 6
horas guarda relación directa alguna con el valor de los medios de producción
utilizados en las 6 o siquiera en las 12 horas. Ese valor resulta totalmente
indiferente aquí; todo lo que importa es la cantidad técnicamente necesaria. Es
indiferente por entero que la materia prima o el medio de trabajo sean baratos
o caros, con tal de que posean el valor de uso requerido y se hallen
disponibles en la proporción técnicamente prescrita con el trabajo vivo que hay
que absorber. Pero si sé que en una hora se hilan x libras de algodón que
cuestan a chelines, entonces naturalmente también sabré que en 12 horas se
hilan 12 x libras de algodón = 12 a chelines, y puedo calcular entonces la
relación del plusvalor con el valor de las 12, así como con el de las 6. Pero
la relación entre el trabajo vivo y el valor de los medios de producción sólo
entra en consideración aquí en tanto a chelines sirve como un nombre que
designa x libras de algodón; porque una cantidad [54] determinada de algodón
tiene un precio determinado y por ello, a la inversa, también un precio
determinado puede servir como índice pra una cantidad determinada de algodón,
mientras no se modifique el precio del algodón. Si sé que para apropiarme de 6
horas de plustrabajo debo hacer trabajar 12 horas, es decir que debo traer
preparado algodón para 12 horas y conozco el precio de esa cantidad de algodón
requerida para 12 horas, entonces existirá, a través de un rodeo, una relación
entre el precio del algodón (en cuanto índice de la cantidad necesaria) y el
plusvalor. Pero, a la inversa, a partir del precio de la materia prima jamás
podré extraer conclusiones acerca de la cantidad de la materia prima que puede
hilarse, por ejemplo, en una hora, y no en 6. En consecuencia, no existe una
relación interna y necesaria entre el valor del capital constante, y por lo
tanto tampoco entre el valor del capital global (= c + v) y el plusvalor.
Si la tasa del plusvalor es conocida y su magnitud está
dada, la tasa de ganancia no expresará otra cosa que lo que es en efecto: otra
medición del plusvalor, su medición según el valor del capital total, en lugar
de hacerlo según el valor de la parte de capital de la cual proviene
directamente por su intercambio por trabajo. Pero en la realidad (es decir, en
el mundo de los fenómenos), las cosas aparecen invertidas. El plusvalor está
dado, pero lo está como excedente del precio de venta de la mercancía por
encima de su precio de costo, con lo cual queda en el misterio de dónde
proviene este excedente, si de la explotación del trabajo en el proceso de
producción, de embrollar a los compradores en el proceso de la circulación, o
de ambas cosas. Lo que está dado además es la relación entre este excedente y
el valor del capital global, o la tasa de ganancia. El cálculo de este
excedente del precio de venta por encima del precio de costo con respecto al
valor del capital global adelantado es sumamente importante y natural, ya que
de ese modo se halla, de heho, el guarismo de la proporción en que se ha
valorizado el capital global, o sea su grado de valorización. Si partimos de
esta tasa de ganancia, en modo alguno podremos deducir una relación específica
entre el excedente y la parte del capital desembolsada en salario. En un
capítulo posterior
[e] veremos las [55] graciosas cabriolas que da
Malthus cuando trata de alcanzar, por este camino, el secreto del plusvalor y
la relación específica del mismo con la parte variable del capital. Lo que
presenta la tasa de ganancia como tal es, antes bien, una relación uniforme
entre el excedente y partes de igual magnitud del capital, que desde este punto
de vista no presenta diferencia interna alguna, salvo la existente entre
capital fijo y circulante. Y esta diferencia sólo existe porque se calcula
doblemente el excedente. En primer lugar, como magnitud sencilla: como
excedente sobre el precio de costo. En esta su primera forma, todo el capital
circulante entra en el precio de costo, mientras que del capital fijo sólo
entra en ese precio el desgaste. Además, y en segundo lugar: la relación entre
ese excedente de valor y el valor global del capital adelantado. Aquí entra en
el cómputo tanto el valor de todo el capital fijo como el del capital
circulante. Por lo tanto, el capital circulante entra ambas veces de la misma
manera, mientras que el capital fijo lo hace en una ocasión de una manera
diferente, y en la otra de la misma manera que el capital circulante. De este
modo, la diferencia entre capital fijo y circulante se nos impone como la única
existente aquí.
En consecuencia, el excedente, cuando, para decirlo a la
manera de Hegel, se retrorrefleja en sí mismo a partir de la tasa de ganancia
o, de otro modo, el excedente, caracterizado más exactamente por la tasa de
ganancia, se presenta como un excedente que el capital produce en forma anual o
en un período de circulación determinado, más allá de su propio valor.
Pese a que la tasa de ganancia difiere numéricamente de la
tasa del plusvalor, mientras que el plusvalor y la ganancia son, de hecho, lo
mismo y además numéricamente idénticos, la ganancia es no obstante una forma
trasmutada del plusvalor, una forma en la cual se vela y extingue el origen y
el misterio de la existencia de éste. En los hechos la ganancia es la forma en
la cual se manifiesta el plusvalor, y este último sólo puede ser deducido por
análisis a partir de la primera. En el plusvalor queda al descubierto la
relación entre capital y trabajo; en la relación entre capital y ganancia, es
decir entre el capital y el plusvalor tal como éste aparece, por ana parte,
como excedente por encima del precio de costo de la mercancía, realizado en el
proceso de la circulación, y por la otra como [56] excedente más exactamente
determinado en virtud de su relación con el capital global , se presenta el
capital como relación consigo mismo, una relación en la cual se distingue, como
suma originaria de valor, de un valor nuevo puesto por él mismo. Que el capital
engendra este valor nuevo durante su movimiento a través del proceso de la
producción y del proceso de la circulación, es algo que se halla en la
conciencia. Pero el modo como ocurre esto se halla envuelto en misterio y
parece provenir de cualidades ocultas, que le son inherentes.
Cuanto más sigamos el proceso de valorización del capital,
tanto más se mistificará la relación del capital, y tanto menos se develará el
misterio de su organismo interno.
En esta sección, la tasa de ganancia difiere numéricamente
de la tasa del plusvalor; en cambio se ha tratado a la ganancia y al plusvalor
como la misma magnitud numérica, sólo que bajo una forma diferente. En la
sección siguiente veremos cómo prosigue la enajenación
[1] y cómo se presenta la ganancia como una
magnitud también numéricamente diferente del plusvalor.
[a] a En el
manuscrito (I, p. 41) este texto lleva como título el de "Nachtrag"
(Observaciones complementarias). (V. R 890/1.)
[b] b Véase, en nuestra edición, t. I, vol. 1, p.
182, vol. 2, pp. 439, 701-702, 754, y vol. 3, pp. 892-895.
[c] c Véase en nuestra edición, t. I, vol. 2, pp.
651-660.
[d] d Ibíd. p. 405.
[e] e Marx se refiere aquí a lo que hoy conocemos
por "Teorías del plusvalor". Véase MEW, t. XXVI, parte 3, pp. 25-28.
[1] [18] Aunque con algunas dudas. hemos traducido
más bien literalmente ("enajenación") la palabra alemana
"Veräusserlichung". T.IT. I, 78, prefiere
"differenziazione"; TI 48, "alienation"; en R 897 se ha
suprimido todo el párrafo, sin explicación de motivos (¿texto interpolado por
Engels, pasaje de Marx pero juzgado poco importante por Rubel?). ES 6, 67,
traduce "décalage" y agrega esta nota al pie: "El término alemán
es "Veräusserlichung", que puede traducirse por aliénation
[enajenación], con una resonancia filosófica. Aquí el contexto indica que el
décalage [diferenciación, desfase] entre plusvalor y ganancia se opera en la
conciencia del capitalista. Así se prosigue, según Marx, el proceso de
mistificación. Se vuelve a encontrar el mismo término en el capítulo
XXIV." Pero en el título de dicho capítulo (ES 7. 55) los traductores
franceses vierten "el mismo término", esto es,
"Veräusserlichung", no por "décalage" sino por "forme
alienée" ("forma enajenada"). (En T. IT. 2, 68. se traduce allí
"Veräusserlichung" por "esteriorizzazione": TI 391 elige
"externalization"; R 1150, "fétichisme", con la curiosa
aclaración, en este último caso, de que no se ha intentado traducir el título
de Marx, sino expresar "la idea central del texto".) - 56.
Este trabajo constituye el Capitulo II, Libro Tercero de El
Capital