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Karl Marx ✆ Dzhemma S. Benina
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Andrew Kliman | Este artículo pretende mostrar que el
concepto de valor intrínseco –valor como distinto de valor de cambio– se
convirtió en un elemento importante de la crítica de la economía política
realizada por Karl Marx
[1]. La existencia de la diferencia no es
desconocida, pero su importancia para el trabajo de Marx es menospreciada y la
naturaleza de la distinción es comúnmente malentendida.
La Sección I muestra que la incomprensión y la falta de
reconocimiento del concepto valor intrínseco de Marx son generalizadas, y
sugiere que éstas son parcialmente responsables de las afirmaciones de que su
teoría del valor es inconsistente lógicamente. La Sección II investiga el
proceso por el cual Marx desarrolló la diferencia entre valor y valor de
cambio, la cual no se encontraba todavía explícita en su trabajo de 1859 Contribución a la Crítica de la Economía
Política. La Sección III analiza la primera sección de El Capital, mostrando que donde
usualmente se considera que Marx está avanzando en una ‘teoría del valor’, en
realidad busca establecer la existencia del valor como distinto del valor de
cambio. La Sección IV discute la relevancia del concepto valor intrínseco,
sugiriendo que Marx lo utilizó para convertir al valor de una categoría que
expresa relaciones entre cosas a una que expresa relaciones entre humanos
(trabajadores) y cosas, y que por ello el concepto le ayudó a unificar su
teoría del valor, su análisis de la producción capitalista y su teoría del
fetichismo.
I.
Concepciones erróneas comunes
Se pueden aducir muchos ejemplos para mostrar que el
concepto de valor intrínseco y la diferencia entre valor y valor de cambio se
malentienden con frecuencia. Espero que cuatro basten para ejemplificar el
punto. Para comenzar, Foley escribe que “la mercancía…también puede ser
intercambiada por otras mercancías. Esta característica de intercambiabilidad
es lo que Marx llama valor. Es importante entender que Marx comprende el valor
como la sustancia contenida en cantidades definidas en cada mercancía”.2 En realidad, lo que Marx llama valor no es la característica
de intercambiabilidad, sino la propiedad común que todas las mercancías poseen.
Cosas que (en su terminología) no tienen valor y por ello no son mercancías,
como la tierra y los títulos bursátiles, también son intercambiables.3 Además,
no es claro qué significado puede darse a esta noción donde la “característica
de intercambiabilidad” está “contenida en las mercancías,
mucho menos en “cantidades definidas”.
Mandel escribe que “el dinero…es sobre todo una mercancía
cuyo valor sirve al resto de las demás mercancías para que expresen su propio
valor de cambio”.4 Esta afirmación es confusa desde
la perspectiva de Marx. Mandel parece decir que “el dinero… es sobre todo la forma del valor o valor de cambio
reconocida socialmente, el cuerpo sobre el cual todas las demás mercancías
expresan su propio valor”, el cual, sin embargo, es algo diferente.
Cuando Marx escribe en El
Capital que el “valor de cambio [es] el modo de expresión, la “forma de apariencia”, de un contenido
distinguible de él”5 , es decir valor, Meek6
malinterpreta esto como la aseveración de que la sustancia del valor debe ser
algo distinguible de la mercancía y no que el valor es distinguible del valor
de cambio7 . Quizás no es sorprendente esta manera de entender la teoría del valor,
donde no se reconoce diferencia alguna en los conceptos valor y valor de
cambio, debido a que en la Crítica de la
Economía Política valor y valor de cambio no se distinguen explícitamente a
diferencia de la exposición correspondiente en El Capital. 8
No obstante, quizás la señal más clara de confusión
alrededor de la relación entre valor y valor de cambio en el trabajo de Marx es
la afirmación que hace Schumpeter, ambivalente y contradictoria, afirmando que
la
“… teoría del valor
[de Marx] es la ricardiana…Existe una gran diferencia en las palabras, el
método de deducción y la implicación sociológica, pero no hay diferencia en el
teorema mismo, el cual importa por si sólo al teórico de hoy. No obstante,
podría quedar abierto el debate sobre si esto es todo lo que le importaba a
Marx. Él se encontraba bajo la misma ilusión que Aristóteles, verbigracia, que
el valor, a pesar de ser un factor en la determinación de los precios
relativos, es, sin embargo, distinto a y existe independiente de, los precios
relativos o relaciones de cambio. La proposición de que el valor de una
mercancía es la cantidad de trabajo contenido en ella difícilmente puede
significar otra cosa. Si es así, entonces hay una diferencia entre Ricardo y
Marx, dado que los valores de Ricardo son simplemente valores de cambio o
precios relativos. Es importante mencionar esto porque si pudiéramos aceptar
esta perspectiva del valor, gran parte de su teoría que parece insostenible, o
incluso carente de sentido, para nosotros dejaría de serlo. Por supuesto no
podemos.9
Schumpeter sugiere, en concordancia con la “interpretación liberal [Whig]” de la historia del pensamiento
económico, que el “valor” en los trabajos de Marx significa “valor
de cambio”, a pesar de su propia “ilusión” porque esto es lo que significa para “el teórico de hoy”, que es quien posee una comprensión más acertada del tema. Sin
embargo, como el mismo Schumpeter admite, él se permite juzgar como “insostenible
o incluso insignificante” gran parte de la teoría de Marx que “dejaría
de serlo” si se aceptara la interpretación
opuesta.
Muchos otros también han juzgado gran parte del trabajo de
Marx como “insostenible, o incluso carente de sentido”
porque lo han traducido a los términos “modernos”.
En particular, sus explicaciones de la transformación de valores en
precios de producción y la ley de la tendencia decreciente de la tasa de
ganancia únicamente han mostrado ser contradictorias en sí mismas si y cuando
las cuestiones y categorías teóricas se traducen en ecuaciones simultáneas.
Un elemento necesario de esta traducción es precisamente la
reducción del concepto de valor a valor de cambio (precio relativo o razón de
cambio) nada más. Bortkiewicz comienza su famosa crítica de Marx afirmando que,
cuando se refiere a
“… la incongruencia
cuantitativa de valor y precio…valor no puede tener otro significado más
que la magnitud que indica cuántas unidades del bien que sirve como medida de
valor se obtienen en intercambio por una mercancía… En este sentido, el valor
es meramente el índice de una relación de cambio y no debe ser
confundido con …”valor absoluto” .10 [subrayado añadido]
Desde Bortkiewicz y hasta la actualidad esta premisa es la
que subyace a todas las revisiones que pretenden corregir o completar la
explicación de Marx sobre la transformación de valores en precios de
producción. Los valores y los precios conviven como dos sistemas de razones de
cambio autocontenidos y discordantes. Por tanto la explicación de Marx parece
ser inconsistente lógicamente porque, aun cuando los productos se intercambien
en las proporciones que aseguran una ganancia uniforme, su explicación deja a
los insumos (el valor del capital constante y variable adelantados) “en
términos de valor”, lo cual se considera que significa que
se intercambian en proporción a las cantidades de trabajo requeridas
para reproducirlos.
Sin embargo, en cuanto se entiende valor como valor
intrínseco, como un quantum de trabajo abstracto coagulado en las mercancías (o
la expresión monetaria de él), entonces, con el tiempo, el valor del capital
constante y variable adelantados deja de ser sinónimo del trabajo requerido
para reproducir los insumos adquiridos por medio de estos adelantos. Si uno
acepta la demostración contenida en el Tomo 1 de El Capital: el intercambio no puede alterar el valor total en
existencia, entonces, aun cuando los insumos se intercambien a precios que
difieren de los valores, el capital
adelantado para estos insumos sigue siendo, para usar la expresión ubicua
de Marx, una suma de valor. Que haya comenzado por el “valor” del capital constante y variable no significa que él
implícitamente asumiera que los insumos se intercambian a sus valores.
El Teorema de Okishio, que presuntamente refuta la ley de la
tendencia decreciente de la tasa de ganancia de Marx, también reduce el valor a
valor de cambio. En la tasa de ganancia de Okishio únicamente importan los
precios relativos. Debido a que el denominador de su tasa de ganancia no es la
suma de valor adelantada para los insumos previo a la producción, sino es el
costo de reposición postproducción, los cambios en sus precios absolutos en el
curso del periodo de producción son eliminados. Por tanto, si por ejemplo, los
precios caen durante el periodo debido a un cambio tecnológico, la tasa de
ganancia de Marx –la tasa de rendimiento del capital adelantado realmente– puede caer aun cuando la tasa de
Okishio, basada en el costo de reemplazo, deba aumentar.
El punto no es que las acusaciones de inconsistencia interna
pueden ser rechazadas simplemente reconociendo que Marx tenía un concepto de
valor intrínseco irreducible al valor de cambio. Estas cuestiones son mucho más
complejas que esto. No obstante, es en parte por esta distinción entre valor y
valor de cambio que la interpretación “temporal y de sistema único” de la teoría del valor de Marx ha demostrado que la explicación
de la transformación de Marx y la ley de la tendencia decreciente de la tasa de
ganancia pueden ser comprendidas de tal manera que sean internamente
consistentes. 11
II.
Desarrollo de la distinción valor/valor de cambio
La economía política clásica distinguía entre dos
significados de valor, valor de uso y valor de cambio. El concepto de valor “real” o “absoluto” siempre estuvo presente, especialmente
en el trabajo de Ricardo, pero no se distinguía claramente del valor de cambio
y tampoco jugaba un papel relevante en el pensamiento de Ricardo. En este caso,
como en muchos otros, Marx empleó al principio las categorías económicas tal
como las habían presentado los clásicos. En la Contribución a la Crítica de la Economía Política de 1859 su
trabajo no distinguía claramente entre valor (o valor intrínseco) y valor de
cambio. No obstante, Marx, en sus escritos hechos durante los trece años
posteriores, aumentó pronunciadamente esta diferencia y se convirtió en un
punto focal de su análisis. Esta sección investiga dicho proceso.
Rubin fue quizás el primero en notar de forma escrita el
avance conceptual, consistente en la distinción entre valor y valor de cambio,
contenido en El Capital. En las
primeras páginas de la Contribución a la
Crítica de la Economía Política contiene un fragmento “sutil e
imperceptible” entre los dos términos donde Marx usa el
término “valor de cambio”
para referirse a ambos conceptos.12 Aparentemente de forma independiente, Raya
Dunayevskaya reconoció posteriormente la misma cuestión y sugirió que “hasta la
última publicación de la Contribución a
la Crítica de la Economía Política en 1859, [Marx] aun utilizó valor de
cambio en el sentido de [sinónimo de] valor y no en el sentido de forma de
valor. Él estaba “dando por sentado” todavía que “cualquiera sabe” que las
relaciones de producción están realmente involucradas en el intercambio de
cosas.13
El análisis textual de Dunayevskaya ubica esta transición
como parte de una evolución más general en el énfasis hecho por Marx. Él había
expresado por vez primera la forma de
apariencia fantástica de las relaciones de producción bajo el capitalismo.
Marx enfatizaba cada vez más la naturaleza “pervertida”
de las relaciones de producción capitalistas – particularmente con la
segunda edición alemana de 1872 y la edición francesa de 1872- 1875 de El Capital, escrita después de su
experiencia con los “trabajadores libres y asociados”
de la Comuna de Paris– como la que dota a lo fantástico de una apariencia de
necesidad. 14
Un elemento que influyó en el cambio de énfasis de Marx fue
su lectura de la Disertación Crítica
de Samuel Bailey. Rubin argumenta convincentemente que Bailey, quien
argumentaba que el valor de una cosa es meramente la cantidad de otra cosa por
la cual se intercambia, era el “oponente” que Marx tenía en mente cuando distinguía
al valor de valor de cambio en El
Capital. 15
La Crítica de la
Economía Política fue publicada en Junio de 1859. No fue sino hasta más
tarde ese año que Marx trabajo por primera vez sobre la Disertación Crítica16 Su Manuscrito
Económico de 1861-1863 contiene una discusión extendida del trabajo de
Bailey (y del autor anónimo de las Observaciones
sobre ciertas disputas verbales en la Economía Política).
Marx comenzó por primera vez a desarrollar, en las poco más
de cuarenta páginas, un argumento que aparecería después de forma diferente en
las primeras páginas de El Capital.
Él se esfuerza en mostrar que, siendo que dos mercancías cualitativamente
iguales se intercambian, entonces éstas comparten una propiedad común y que
aquello a lo que se le llama valor es precisamente esta propiedad común,
sustancia, o “tercera cosa” que ambas contienen, y que no es
ni una mercancía ni la otra.17 Así, el valor de una mercancía le “pertenece” por así decirlo, en lugar de “pertenecerle” a la otra
mercancía por la cual se intercambia. Por tanto, el acto de intercambio en lugar
de establecer el valor de las mercancías, como argumentó Bailey, únicamente
expresa el valor que las mercancías tienen antes e independientemente de este
acto.18
Este complejo de cuestiones será discutido con mayor detalle
en la siguiente sección, la cual trata sobre las primeras páginas de El Capital. Aquí me gustaría enfocarme
en otras dos dimensiones de la crítica de Marx, siendo que las dos están
relacionadas con la distinción que hace Ricardo entre el valor “absoluto” y el valor “relativo”. Marx argumentó previamente, en el Manuscrito de 1861-1863,
que Ricardo no había definido esta diferencia claramente y que no la había
mantenido consistentemente, y que Bailey sosteniendo que el concepto ricardiano
de valor era contradictorio, había explotado estos problemas.19 Además, Marx creía que la distinción de
Ricardo era imprecisa en sí misma y que este problema era la base del
(incorrecto) argumento de Bailey de que los ricardianos habían absolutizado el
valor, hipostasiándolo en una entidad en lugar de una relación.
Así, Marx argumentó que el valor no es absoluto sino
relativo en dos sentidos distintos, siendo el segundo aquél al que Ricardo
llamó absoluto:
“todas las mercancías,
en tanto valores de cambio, sólo son expresiones relativas del tiempo social de
trabajo y su relatividad consiste no nada más en la razón bajo la cual se
intercambian una por otra, sino la razón, de todas ellas, con respecto al
tiempo social de trabajo, la cual es su sustancia”.20
Este punto no es únicamente “técnico
”.
Permite a Marx criticar la fetichización de las cosas que él detecta en
el concepto de valor sostenido por Bailey y el autor de las
Observaciones. Cuando él menciona
(aparentemente por primera vez) el famosos argumento del valor como una “tercera
cosa
” (
“Para
estimar el valor de A en B, A debe tener valor independiente del valor en B, y ambos deben ser iguales a una tercera
cosa expresada en ambas”) Marx advierte inmediatamente que
“Es erróneo decir que
el valor de una mercancía se transforma de algo relativo en algo absoluto. Por
el contrario, la mercancía, como valor de uso, aparece como algo independiente,
mientras que como valor aparece como algo completamente contingente, algo
meramente determinado por su relación con el mismo tiempo de trabajo simple socialmente
necesario.”21
Es entonces cuando Marx vuelve el argumento de sus oponentes
contra ellos mismos por absolutizar el valor. El autor de las Observaciones “transforma el valor en algo absoluto, “una propiedad de las cosas” en
lugar de ver en él algo relativo” 22. (Como argumentaré ahora, Marx acepta que el valor es una
propiedad de las mercancías, pero argumenta que esto no es por su existencia
como cosas). De forma parecida “Bailey es
un fetichista porque concibe al valor…como una relación de los objetos entre
sí, mientras que únicamente es una representación en los objetos, una expresión
objetiva de una relación entre los hombres, una relación social, la relación de
los hombres con su actividad productiva recíproca” 23 .
Aquí Marx critica a estos autores no sólo por fallar en
reconocer que el valor está determinado por el tiempo de trabajo. Al afirmar
que absolutizan y fetichizan el valor, él está criticando las nociones de que
el valor es transhistórico, inmutable y que la producción dirigida a expandir
el valor (el modo capitalista de producción) es una forma social de producción
“absoluta”.
Estas críticas aparecen prominentemente en la sección sobre
el fetichismo de la mercancía en el primer capítulo del Tomo 1 de El Capital, el cual culmina con una
crítica de Bailey y el autor de las Observaciones.
Están prefiguradas en los Manuscritos, donde argumenta que “como valores, las
mercancías son magnitudes sociales, esto es, algo absolutamente diferente de
sus “propiedades” como “cosas”“, Marx afirma que “donde el trabajo es
comunal, las relaciones entre los hombres en su producción social no se
manifiestan como “valores” de “cosas”.24 Y notando la relación variable entre
la cantidad de mercancías y la cantidad de trabajo necesario para producirlas
(el segundo sentido del valor relativo) Marx sugiere que debido a que Ricardo
“… argumenta que la
riqueza social no depende del valor de las mercancías producidas…debería haber
sido muy claro para él que un modo de producción cuyo único objetivo es el
plusvalor, en otras palabras, que se basa en la pobreza relativa de la masa de
los productores, no puede ser una forma absoluta de producción de la riqueza.”
25
Cabe resaltar que tales consideraciones provienen de, y
quizás se encuentran fuertemente relacionadas con, la discusión más técnica
sobre el valor realizada por Marx. Las distinciones analíticas que Marx hace
aquí lo ayudan a forjar la unidad en su teoría del valor, el proceso de
producción y la teoría del fetichismo.
Su identificación de un segundo significado de valor
relativo –la relatividad o variabilidad del valor de las mercancías en términos
del tiempo de trabajo– también se encuentra muy relacionado con el creciente
énfasis en el carácter temporal del valor. Él afirma esta oposición con el argumento
de Bailey cuando dice que el “valor es una relación entre las mercancías contemporáneas”.26
Dado que en la perspectiva de Bailey el concepto de valor intrínseco
como distinto del valor de cambio es superfluo, él argumenta que no puede
decirse que el valor “propio” de la mercancía suba o baje. Simplemente
una mercancía se intercambia por más o menos de otra mercancía en diferentes
momentos, y es fútil y carece de sentido atribuir su relación cambian a un
cambio “dentro” de alguna de ellas.
Marx se dirige rápidamente al concepto de valor intrínseco
por medio del argumento de la “tercera cosa” desarrollado en estas páginas.
Habiendo rechazado la premisa de Bailey también rechaza su conclusión. Los
valores sí pueden compararse en diferentes momentos y Bailey es un “tonto” en pensar lo contrario: “¿Acaso no es un hecho que en el proceso de
la circulación o en el proceso de reproducción del capital, el valor de un
periodo se compara constantemente con el de otro periodo, una operación sobre
la cual se basa la producción misma?”.27 En efecto, ahora Marx sitúa el proceso
global del proceso de circulación del capital (D-M-D”) dentro del contexto del valor intrínseco como una variable
histórica, “valor en proceso” o “valor dinámico”:
“…La relación entre el valor que
antecede a la producción y el valor que resulta de ella –capital como valor
antecedente es capital en comparación con la ganancia– constituye el factor
general y decisivo en el proceso global de la producción capitalista. No sólo
es una expresión de valor independiente, como en el dinero, sino valor
dinámico, valor que se mantiene a sí mismo en un proceso en el que los valores
de uso pasan por las formas más variadas. Por tanto, en el capital la
existencia independiente del valor se eleva a un poder más elevado que en
dinero.” 28
Deben presentarse dos puntos importantes aquí. Primero, la
misma existencia de ganancia demuestra que los valores en efecto son
comparables en el tiempo, esto porque el concepto de ganancia es tal
comparación. (Lo mismo puede decirse en referencia al crédito). Segundo, la
dinámica del capitalismo como sistema productor de valor únicamente puede
entenderse una vez que se concibe al valor como algo independiente del valor de
cambio, algo que “se mantiene a sí mismo” o persiste a lo largo del proceso de
producción.
Esta concepción de valor como algo inter-temporal aparecerá
prominentemente en el Capítulo 4 del Tomo 1 de El Capital, donde Marx también lo llama “valor…como sustancia que
se mueve a sí misma”
29 y está dotada de voluntad, “Verwerung” (valor que se expande a sí
mismo).30 Además, en el Tomo 2, en un fragmento donde Marx critica de nuevo a
Bailey por negar la comparación inter-temporal de los valores aparece el mismo
concepto como “Verselbstsändigung
(autonomización) del
valor.31 Aquí Marx se encuentra ocupado no nada más con la
auto-expansión del valor sino principalmente con su interrupción –crisis
económica. Los avances tecnológicos conducen a una “revolución en el valor”, lo cual a su vez provoca que las sumas de valor adelantado que ya existían
como capital sean destruidas. Así el valor se convierte en un poder
autónomo:
“Si el valor del
capital social sufre una revolución en su valor puede suceder que el capital
individual [de un capitalista] sucumba a esto y sea destruido porque no pueda
cumplir con las condiciones de este movimiento en el valor… Estas revoluciones
periódicas en el valor nos confirman lo que ellos ostensiblemente refutan: la
independencia que adquiere el valor como capital, la cual se mantiene e
intensifica a través de su movimiento.32
Por tanto, aunque Bailey haya señalado la variabilidad de
los valores de las mercancías como evidencia de que es un espejismo entender el
concepto de valor como algo distinto de una razón de cambio monetaria, Marx
argumenta que esta variabilidad implica precisamente lo contrario. La expansión
y la destrucción del capital son la expansión y destrucción del valor. Bailey
no logró identificar que el valor existe fuera del proceso de cambio debido a
que había fusionado valor y valor de cambio 33, pero la independencia y la
duración de la existencia del valor no es una “mera abstracción…el movimiento del capital industrial es esta
abstracción en acción”34 .
Otro momento de desarrollo de la distinción valor/valor de
cambio ocurre con la revisión que hace Marx de las segundas ediciones del Tomo
1 de El Capital tanto en alemán como
en francés. 35 Examinaré el texto revisado más adelante, pero me gustaría hacer
notar aquí algunas diferencias de la sección inicial de la edición de 1867 con El Capital que conocemos. Primero, la
discusión del carácter del valor de la mercancía –desde la mención inicial del
valor de cambio hasta la afirmación de que las mercancías son trabajo
cristalizado– es aproximadamente 1/3 más corta en la edición de 1867. Una razón
es que la diferencia entre trabajo concreto y abstracto se hace hasta después
en el texto, no cuando Marx se encuentra derivando el trabajo abstracto como la
sustancia del valor.
Segundo, el fragmento en las ediciones revisadas donde Marx
elucida que el “valor de cambio no puede ser otra cosa más que el modo de
expresión, la “forma de apariencia”,
de un contenido distinguible de él”, no aparece en la edición de 1867.36 En
un punto posterior dentro del texto, cuando investiga lo que tienen en
común las mercancías, él escribe que “las
mercancías deben considerarse en principio como valores, independientes de su
relación de intercambio o de su forma, donde aparecen como valores de cambio”
37. Esta formulación parece hacer una distinción menos aguda entre el contenido
y la forma del valor. Además, el hecho de que el valor de cambio es diferente
del valor se menciona como una premisa del argumento y por consiguiente carece
la fuerza de una conclusión.
Tercero, en la edición de 1867, Marx escribe que “el valor
de cambio [del trigo] permanece incambiado sin importar si se expresa en x
botas, y jabones, z oro, etc. Por tanto debe distinguirse de estas múltiples formas de expresión” 38. No obstante, estas
“formas de expresión” son los valores de cambio del trigo, lo que
realmente “permanece incambiado”
es un elemento común que expresan todas estas mercancías. El texto circundante
aclara que esto es a lo que Marx se refería, pero las ediciones posteriores,
quizás buscando una mayor precisión, no sugieren que el valor de cambio es el
elemento común. Esta y otras revisiones, así como la expansión de esta parte
del texto, sirven como indicadores de que él no estaba satisfecho con la
presentación en la primera edición.
III. El
análisis en El Capital de la
mercancía
En esta sección argumentaré que el objetivo principal del
análisis que realiza Marx al inicio de El
Capital era establecer una distinción clara entre valor y valor de cambio, romper con la concepción de valor como razón
de cambio. Esta interpretación difiere agudamente de la perspectiva usual,
la cual sostiene que en las páginas iniciales Marx se encontraba avanzando una “teoría
del valor trabajo” (es decir, una teoría donde las razones
de cambio se encuentran gobernados por las cantidades relativas de trabajo), al
menos como una “primera aproximación” a la realidad.39
En respuesta a la crítica de Adolph Wagner, Marx enfatizó
que “ni el “valor”, ni el “valor de cambio” son mis sujetos, sino la mercancía…
De lo que parto es de la forma social más simple en la que el producto del
trabajo se presenta en la sociedad contemporánea y ésta es la “mercancía”. 40
Mi tesis, la distinción entre valor y valor de cambio es el punto focal de este
análisis inicial, puede parecer que contradiga este punto. Sin embargo, en realidad
refuerza el punto de Marx, dado que su análisis desvela que el valor, a
diferencia del valor de cambio, es una propiedad intrínseca de la mercancía
misma. Además, una razón principal por la que los comentadores han leído una
teoría del valor de razones de cambio en el capítulo es que parecen haber
malentendido el objeto de análisis, tomándolo como el intercambio y la
determinación de las razones de cambio. Por tanto, para establecer mi tesis
contraria, frecuentemente tendré motivo para enfatizar que el objeto de
análisis de Marx es la mercancía misma.
Por supuesto, Marx examina la “relación de cambio”, la expresión de igualdad entre una mercancía con otra.41
Pero, como veremos, lo hace para poder establecer que el valor es intrínseco a
la mercancía. Es hasta el segundo capítulo titulado “El proceso de intercambio” donde Marx comienza
a investigar el acto de intercambio; el título del Capítulo 1 es “La Mercancía”.
Aunque el título de la primera sección aclara que los dos “factores” de la mercancía son valores de uso y valor, Marx aclara
primero que las mercancías son valores de uso y “portadores materiales” del valor de cambio.42 En lugar de que esto indique que el valor y
el valor de cambio son lo mismo para él, Marx simplemente está adoptando el punto
de vista de los economistas, pero únicamente provisionalmente. Como escribe
después en el capítulo (en un fragmento que no era parte de la primera
edición):
“Cuando al principio
de este capítulo dijimos de manera habitual que la mercancía es valor de uso y
valor de cambio, esto es, estrictamente hablando, erróneo. Una mercancía es
valor de uso u objeto de utilidad y “valor”.
Aparece como la cosa dual que realmente es en cuanto su valor posee su
propia forma particular de manifestación… Esta forma de manifestación es el
valor de cambio, y la mercancía jamás tiene esta forma cuando se la ve
aisladamente, sino únicamente en una relación de valor o en una relación de
intercambio con una segunda mercancía.” 43
Por tanto Marx comienza con la “forma de manifestación” como parte de una estrategia analítica que buscaba permitir al
lector ver “más allá” de la relación de intercambio de las
mercancías para enfocarse en la mercancía misma, en aislamiento. En efecto, él
se mueve inmediatamente para distinguir el contenido, valor, de su forma de
manifestación. Debido a que el valor de cambio “aparece”
como la razón en la que una cosa se intercambia por otra, y debido a que
esta razón se encuentran cambiando constantemente, el “valor de cambio parece
ser algo accidental y meramente relativo, y por ello su valor intrínseco, es
decir, valor de cambio inseparablemente conectado con la mercancía, inherente a
ella, parece una contradicción en los términos. Consideremos la cuestión más de
cerca”.44
La “cuestión” que Marx desea considerar no es si la
razón cuantitativa de intercambio es accidental o determinada. Por el
contrario, ¿el valor es un fenómeno accidental –uno que surge únicamente de
manera contingente, en y a través del acto de intercambio, un fenómeno que no
es otra cosa que esta relación entre cosas, “algo…puramente relativo”, o si es posible lo contrario –que el valor sea intrínseco, “inherente
a” la mercancía misma?
Por tanto, es para demostrar que el valor es en efecto
inherente a la mercancía que Marx se dirige hacia la relación de intercambio;
el tema en cuestión no es el intercambio, sino la mercancía. Él nota que,
debido a que la mercancía (un quarter
de trigo) se intercambia por una variedad de otras cosas “en las proporciones
más diversas”, “tiene múltiples valores de
cambio en lugar de uno”.45 Sus valores de cambio son las
otras cosas por las cuales se intercambia, si 5 latas de pulidor de botas, 10
yardas de seda o 1/35 de onza de oro, etc., se intercambian por un quarter de trigo, los valores de cambio
del trigo son las 5 latas de pulidor de botas, las 10 yardas de seda y el 1/35
de onza de oro. Marx está mostrando que, cuando se considera que el valor es
valor de cambio o precio relativo, el valor no es una “propiedad” de la mercancía sino que es otra mercancía, el cuerpo físico de otra
mercancía.
No obstante, aun cuando los diversos valores de cambio del
trigo son diferentes físicamente, cada uno es igualmente “el” valor de cambio de un quarter
de trigo. Como valores de cambio deben ser “de igual magnitud” y por consiguiente “expresar algo igual”.46
En otras palabras, todos ellos son “igualmente” la expresión de otra cosa. 47 Por
consiguiente Marx concluye: “el valor de cambio no puede ser otra cosa que el
modo de expresión, la “forma de
apariencia”, de un contenido distinguible de él”.48
(Sólo es hasta la siguiente página que este contenido finalmente se
denota como “valor”). Él no está ocupado aquí en la
causalidad o la magnitud, sino en extraer la relación entre, y la diferencia
entre, la forma y el contenido de esta igualdad.49
El párrafo siguiente parece derivar el mismo resultado al
mirar dos mercancías intercambiándose entre sí. Esta aparente repetición puede
entenderse bajo la luz del desarrollo subsecuente del valor de cambio en la
tercera sección del capítulo. Como hemos visto, Marx está buscando disipar la
apariencia de que el valor de cambio es accidental. Esta apariencia surge
cuando se considera la relación de cambio como un intercambio entre dos
mercancías únicamente. En la Sección 3, Marx llamará a esto la “forma
accidental” del valor.50 Marx toma esta forma
del valor aquí, en las páginas iniciales de El
Capital, para disipar la apariencia justo después de presentar lo que
después llamará la “forma total o expandida” del valor.51 El punto aquí es que, una
vez establecido el contenido igual de cada serie de mercancías, el
contenido igual de dos mercancías puede ser reconocido con mayor facilidad.
Al comenzar con la forma total del valor también disipa la
ilusión opuesta, una ilusión que es la más sorprendente en la “forma dinero”52 del valor –es decir, que la segunda mercancía, con la que se
intercambia la primera, es valor en sí mismo, está “dotada con la forma del valor por la naturaleza misma” 53 y que la primera es por consiguiente
valuable en virtud de su intercambio con la segunda. Por tanto, el
examen de la forma desplegada del valor ayuda a demostrar que hay un contenido
idéntico en cada mercancía y que este contenido es diferente a cualquiera de
las mercancías.
Habiendo establecido primero este contenido, común a, pero
distinguible de todas las mercancías, Marx puede ahora voltear hacia la
relación de dos mercancías y derivar la conclusión de “la existencia de un elemento común de magnitud idéntica en dos cosas
diferentes… Ambas son iguales a una tercera cosa, la cual a su vez, no es ni la
una, ni la otra”.54
Este argumento de la “tercera cosa”
ha sido continuamente malentendido. Marx no se pregunta qué permite a
las mercancías (mucho menos al valor de uso como tal) intercambiarse como
Böhm-Bawerk creyó. Böhm-Bawerk, al llamar a la conclusión de Marx un “supuesto”, argumentó que el “cambio de propiedad”
en el intercambio involucra “desigualdad” en lugar de igualdad –evidentemente
porque cada propietario quiere la otra mercancía.55 Irónicamente cuando
Marx finalmente voltea hacia el proceso de intercambio en el Capítulo 2 afirma
exactamente lo mismo.56
Sin embargo, reitero que el objeto de investigación de Marx
en el Capítulo 1 no es el intercambio, sino la naturaleza de la mercancía
misma. No se está preguntando por qué se intercambian las mercancías (en lugar
de ser consumidas o atesoradas), y tampoco qué permite intercambiarlas –él
argumenta después en el texto que los productos en principio “se vuelven
intercambiables por medio del mutuo deseo de los propietarios por alienarlas”.57 En cambio, Marx se pregunta cómo es qué se intercambian las
mercancías.58
Puesto de manera diferente, él deriva la existencia del
valor intrínseco de un postulado cambio de equivalentes, no al revés. En el
párrafo anterior, él procede de magnitudes iguales de valores de cambio para
derivar un contenido común a todos ellos. De manera similar, aquí él procede
del intercambio de dos mercancías equivalentes para derivar su igualdad a una tercera
cosa: si “1 quarter de maíx = x cwt de hierro”59
entonces un elemento común de “magnitud idéntica”
existe en cada uno. Sin embargo, una vez más, el argumento de la “tercera
cosa” responde a una pregunta muy diferente –
¿cómo es qué intercambian las mercancías?
Además, Marx aún está tratando con forma y contenido. La
determinación causal y la magnitud de la razón de intercambio no están bajo
estudio aquí. Böhm-Bawerk, entre otros, aparentemente creía lo opuesto cuando
objetó que los elementos químicos no se unen “porque poseen un grado
exactamente igual de afinidad química”.60Aun cuando Marx hubiera querido
afirmar, ya sea como “teoría” o como “primera aproximación”, que un quarter de
maíz se intercambia por x cwt de
hierro porque en esa precisa razón las dos son de igual valor, él fue capaz de
hacerlo en términos claros y no ambiguos61. Sin embargo, otra vez, el argumento
de la “tercera cosa” responde a una pregunta muy diferente
–¿cómo qué se intercambian las mercancías?
Para entender el argumento subsecuente de Marx es crucial
reconocer que él ya ha establecido que las mercancías se intercambian como
portadores de valor intrínseco, una “tercera cosa”, presenta en cada una. Ahora voltea hacia
una pregunta distinta: ¿cuál es esta tercera cosa?”. También es crucial reconocer que, dado que se ha mostrado que “existe
en” cada
mercancía el elemento en común62, la búsqueda es por una “propiedad” 63 de la mercancía misma. Por consiguiente, Marx discontinúa el examen de la relación de
cambio, la cual buscaba precisamente para establecer que la tercera cosa
existe y regresa a una investigación de la mercancía.
Parece que no entender estos puntos ha conducido a muchos
críticos a alegar que Marx asevera, en lugar de probar, cuál es el elemento
común, o que su prueba es falsa, dado que algunos posibles candidatos –por
ejemplo, la utilidad, la escasez, la existencia de las mercancías como cosas
apropiadas64 - no son considerados. Es muy cierto que las cosas no podrían
intercambiarse como mercancías a menos de que fueran escasas, que fueran
propiedad de alguien y que fueran útiles. Pero ninguna de estas es una
propiedad de las cosas mismas, todas son relaciones entre las cosas y la gente.
(Aun cuando la utilidad de las cosas depende de las propiedades físicas, la
utilidad misma no es una propiedad). La base de estas críticas es una idea
falsa del objeto de investigación en este punto.
Esto no significa que Marx probó que el elemento común es el
trabajo (abstracto). Primero, él ni siquiera dice que lo es, a pesar de la
creencia común de lo contrario.65 Marx escribe en realidad: “una única
propiedad permanece, el ser productos del trabajo” (énfasis añadido).66 Aquí otra vez
el error resulta de una falta de atención al hecho de que la mercancía, no el intercambio
o lo que regula el intercambio, es el objeto de análisis. Segundo, una vez que
se reconoce que el objeto de análisis es la mercancía misma, y que a lo que
Marx se refiere con “mercancía” es (a) una cosa útil que también es (b)
el producto del trabajo67, no hay necesidad de prueba. Una vez que todas
las propiedades físicas de la mercancía que lo hacen útil se rechazan como
propiedad común –son propiedades cualitativas, pero la relación de cambio como
relación cuantitativa se abstrae de las cualidades de las mercancías68 –es evidente por sí mismo que la “única
propiedad que permanece es la de ser productos del trabajo”.69
Lo que no es evidente por sí mismo, lo que nadie había
identificado antes de Marx, es el carácter dual de este trabajo.70 Las mercancías
son diferentes no sólo como cosas útiles, concretas, sino (por la misma razón)
también como productos de los diferentes tipos de actividades laborales útiles
o concretas. Sólo como productos del “trabajo humano en abstracto” es que son iguales.71
Observando a las mercancías desde el punto de vista en que
tienen algo en común, entonces, lo que permanece, de acuerdo a Marx, es
únicamente un residuo.72 Nada físico, concreto o útil –sobre ellas o sobre el
trabajo que las produce– queda. Lo único que queda es una mera abstracción, una
“objetividad fantasmagórica, son meramente cantidades coaguladas de trabajo
humano… Como cristales de esta sustancia social que les es común a todas son
valores– valores mercantiles”.73
IV.
Relevancia del concepto valor intrínseco
La discusión precedente ha sugerido que El Capital llega al concepto de valor intrínseco a través de un
análisis de la naturaleza de la mercancía misma. Además, creo que para apreciar
la relevancia del concepto valor intrínseco es útil comprender por qué Marx
estaba preocupado por analizar la naturaleza de la mercancía. Primero
consideraré su objeto de investigación, la mercancía, después su método de
análisis y finalmente relacionaré esta discusión con la distinción entre valor
y valor de cambio.
Objeto de
investigación
Ha sido un largo debate establecer si el “valor” es el trabajo o únicamente está determinado por el trabajo en
la teoría de Marx.74 Creo que ambas son correctas. Al final del Capítulo Uno
Marx aclara su postura: “La fuerza humana de trabajo en su estado fluido, o
trabajo humano, crea valor, pero no es en sí mismo valor. Se convierte en valor
en su estado coagulado, en forma objetiva”.75 Por tanto, el trabajo vivo crea
valor, es la “”sustancia generadora de valor”“76, mientras que la mercancía
considerada es la contenedora de este trabajo en forma objetiva, el trabajo
muerto, es valor.77 La identificación directa de trabajo y valor, así como al
separación de trabajo y valor, aparece entonces de la misma falla, la falla en
reconocer que en el pensamiento de Marx, el trabajo de los trabajadores sufre
una transformación en el proceso de producción: es enajeda y toma una
existencia autónoma en el producto como valor.78 El aparente trivial valor de
uso resulta también ser un valor, “el resumen” de la enajenación de los trabajadores por
su actividad.79 Es esta relación enajenada la que permite a la
actividad, trabajo, sea separable de los productores –en lugar de una forma de
auto-expresión concreta– y se convierta en autónoma, una “propiedad” abstracta del objeto mismo.80
Por tanto, cuando Marx argumentó que el trabajo abstracto
que los trabajadores desempeñan se incorpora en la mercancía como valor, no
nada más está envolviendo el hecho obvio de que el trabajo es conferido (para
usar la expresión de Ricardo) a las mercancías con un “montón de palabrería
Hegeliana y disparates”
como sugirió Joan Robinson.81 Marx no veía la personificación del trabajo como
valor en un sentido transhistórico o realidad tecnológica, sino como una
relación enajenada y fetichizada entre el sujeto y el objeto: “es únicamente
una época históricamente específica de desarrollo la que presenta al trabajo
gastado en la producción de un artículo útil como una propiedad “objetiva” de
este artículo, es decir, como valor. Sólo entonces el producto del trabajo se
convierte en una mercancía”.82
La relevancia que Marx atribuye a esta transformación del
producto del trabajo en mercancía parece ser poco apreciada. Esta falta de
apreciación es una fuente de malinterpretaciones para el argumento contenido en
las páginas iniciales de El Capital.
Así como se argumentó en muchos puntos del análisis del texto de Marx,
realizado en la sección anterior, la razón por la que muchos comentadores
interpretaron un intento por establecer una teoría del valor con razones de
cambio es que consideraron al intercambio como objeto de análisis o
construyeron el argumento como uno cuantitativo sin que se les ocurriera que su
preocupación primordial era investigar la naturaleza de la mercancía misma.
Método de
investigación
Una razón por la que no se les ocurrió a muchos es sin duda
porque la tradición empiricista juzga que la investigación de la naturaleza de
las cosas (lo que son en lugar de cómo se comporta) está fuera de las
responsabilidades de la ciencia.83 Por ejemplo, donde los Aristotélicos
sostuvieron que los objetos caían debido a una cualidad que poseían, su peso,
los físicos científicos han repudiado este tipo de explicación y en su lugar
únicamente han buscado describir la manera en que los objetos caen.84
No obstante, también existe una razón más específica en este
caso, esta es que se acepta la mercancía “tal
cual aparece a primera vista, como una cosa extremadamente obvia, como algo
trivial”.85 Los intérpretes “cometen el error de tratarla como una forma natural y eterna [y por consiguiente] pasan por alto [su]
especificidad”.86
En otras palabras, no se reconoce que la mercancía sea valor y valor de
uso, un artefacto que existe únicamente en un tipo específico de sociedad. La
especificidad histórica del valor se desplaza a la esfera del intercambio de
mercado.
Aceptar los datos de la experiencia inmediata es aceptar lo
dado en la realidad. Por supuesto uno puede descubrir cuáles son los hechos,
cómo se interrelacionan, determinar las condiciones que les permiten existir
(es decir “explicarlos” por otros hechos), etc., pero si “tomamos
lo que nos es dado tal y como es,… no tenemos derecho a preguntarnos si, y en
qué medida, es racional en su propia naturaleza”.87 El objeto es primario y el
pensamiento debe adecuarse a él; su autoconformación, su indivisible simplicidad
es cuestionada.88 Es sobre este terreno firme sobre lo que descansa todo lo
demás. Por tanto, para Böhm-Bawerk “la
grave falla del sistema Marxista [de la cual] todo lo demás surge
necesariamente”
es que “Marx no ha deducido los principios fundamentales de su sistema
de los hechos, ya sea por medios de un creíble empirismo o de un análisis
económico-psicológico sólido, él lo funda en un terreno no más sólido que una
dialéctica formal”.89
Aunque el análisis de Marx sobre la naturaleza de la mercancía
sin duda alguna no cumple con los requisitos de Böhm-Bawerk, no es un
formalismo vacío, la “construcción a priori’ que Böhm-Bawerk pensó que era.90
Marx distinguió su enfoque del de Adolph Wagner, quien habría tenido
“… valor de uso y
valor de cambio… derivados directamente del concepto valor, no como yo de un
concretum, la mercancía… De lo que parto es de la forma social más simple en la
que el producto del trabajo se presenta en la sociedad contemporánea y esta es
la “mercancía. La analizo…” 91 [énfasis omitido]
Por tanto, en lugar de construir un sistema de conceptos
autocontenidos de manera a priori, él analizó
la construcción interna de lo concreto de la sociedad capitalista
analizando su “forma elemental”.92 Esto es, Marx describió la realidad
inmediata sin aceptar la forma simple “en la que aparece a primera vista” como la verdad total de ella.93 Que lo concreto es una unidad
de diversos elementos.94 El análisis, es decir la separación, es el medio a
través del cual se puede entender esta diversidad. Marx, analizando la
mercancía como una unidad de opuestos en lugar de aceptar su estado dado,
estaba dando los fundamentos de su análisis posterior sobre las contradicciones
del capitalismo; desde su perspectiva, el terreno factual al que Böhm-Bawerk se
referiría posteriormente como todo excepto sólido. Como Dunayevskaya ha
argumentado “no hay algo simple sobre la mercancía… La mercancía, desde los
comienzos del capitalismo, es un reflejo del carácter bifacético del trabajo.
Es, desde el principio, una unidad de opuestos –valor de uso y valor– que en
estado embrionario contiene todas las contradicciones del capitalismo”.95
Valor vs. Valor de Cambio
Los economistas clásicos habían distinguido entre valor de
uso y valor de cambio, así como los aspectos naturales y sociales de la riqueza
capitalista. Sin embargo, dada esta distinción Marx se preguntó ¿por qué los
constituyentes naturales de esta riqueza nunca aparecen por su propia
naturaleza como sociales, “al mismo
tiempo como caracteres sociales y como meras cosas”?96
El valor, tal como aparece en el intercambio, es claramente
una relación social. El intercambio es una actividad social y una de las cosas
intercambiadas, el dinero, es la forma socialmente reconocida del valor. Sin
embargo, también es una relación objetoobjeto, una relación entre mercancías como cosas. El valor de cambio de 20
yardas de lino es una cantidad específica de otra cosa (por ejemplo 1 abrigo,
1/35 de onza de oro, etc.). Por tanto tenemos, la famosa frase de Marx, “relaciones
sociales entre cosas” 97 .
Al inicio estas relaciones parecen accidentales, y no
relaciones reales entre las cosas mismas, sino algo dependiente de los
caprichos de los intercambiadores y establecido efímeramente por ello.98 No
obstante, esta relación de intercambio es estable. Una cosa está relacionada
con la totalidad de todas las demás aun cuando se encuentre separada del acto
de intercambio99 -se expresa a sí misma como la misma, al igual que el resto de
las demás mercancías aun cuando no pueda ser intercambiada por todas las demás
al mismo tiempo. Ahora se ve que la relación objeto-objeto es independiente de
los intercambiadores; las cosas son “figuras autónomas dotas con una vida
propia, que entran en relaciones unas con otras”.100
Sin embargo Marx se preguntó ¿de dónde proviene este “fetichismo
del mundo de las mercancías”?101 Su respuesta, en gran medida, ya está
dada en las páginas iniciales de su trabajo. Él se “mete detrás del
mundo cerrado de las relaciones objeto-objeto al abstraer el objeto individual
de su relación con otros objetos y por ello surge la “tercera cosa” a la palestra: toda mercancía es un producto del trabajo. Por
tanto, él sostiene que el análisis de la mercancía muestra que las cosas entran
en relaciones sociales unas con otras, no porque tengan la habilidad natural de
hacerlo, sino porque se relacionan como “portadoras”
de una tercera cosa.
Por tanto, como valores, las mercancías se relacionan entre
sí como productos del trabajo y no como meras cosas. Este simple hecho
involucra un cambio radical en la perspectiva. “Detrás”
de la relación de los productos entre sí se encuentra la relación del producto
individual con su productor. La investigación del valor ha cambiado entonces de
una que se refiere a una relación objeto-objeto a una que se refiere a una
relación sujeto-objeto.
Desde la perspectiva de Marx, esta relación sujeto-objeto es
enajenada. Debido a que el trabajador está enajenado de su trabajo desempeñado
cuando produce la mercancía, su trabajo puede tomar una existencia autónoma, “como
una propiedad “objetiva” de ese artículo, es decir, como su valor”102. Por tanto, el concepto de valor como “intrínseco” a la mercancía expresa una relación de producción
específicamente histórica. Por esta razón Marx repudió la noción de “valor
absoluto” de Ricardo y en su lugar afirmó
que el valor es relativo, una relación.
Sin duda alguna Ricardo y otros también tenían una “teoría
del valor trabajo”. Sin embargo ellos concebían la
relación entre trabajo y valor como meramente causal y por consiguiente
externa. La razón en la que dos cosas se intercambian se reducía a las
cantidades relativas de trabajo requeridas para producirlas. Hasta el punto
extremo que lleva a Ricardo a utilizar un concepto de valor “real” o “absoluto”, razón por la cual no sólo falló
en distinguirlo claramente del valor de cambio, sino que lo utilizó únicamente
para rastrear la causa del cambio en la razón de intercambio. Su pregunta era
¿cuál valor de las mercancías ha cambiado y por consiguiente causó que la razón
de intercambio se modificara? El tema de interés siempre siguió siendo
dilucidar las relaciones entre las mercancías mismas. En cambio, gracias a que
Marx distingue claramente entre valor y valor de cambio logró crear una
categoría que expresara una relación interna entre trabajo y valor,
trabajadores y producto.
Si uno se refiere al proceso de trabajo como transhistórico,
una realidad técnica que se queda medianamente inalterada cuando toma una forma
capitalista, no parecer ser un gran logro. Sin embargo, si uno observa la
producción capitalista como lo hizo Marx, como “el gobierno de las cosas sobre
el hombre, el trabajo muerto sobre los vivos, del producto sobre el productor…
la inversión del sujeto en objeto y viceversa”
103 entonces el concepto que expresa la especificidad de esta relación –”valor,
es decir, el trabajo pasado que dominar al trabajo vivo”104
– toma un significado mucho más grande.
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Notas
1 Me gustaría agradecer a Kevin Anderson, Paresh
Cattpadyhay, Peter Hudis, Ted McGlone, Patrick Murray, Alejandro Ramos
Martínez, Bruce Roberts y dos árbitros anónimos por su inusual ayuda gracias a
sus críticas y sugerencias. La típica advertencia aplica.
2 Foley 1986, p. 13.
3 Marx 1977, p. 131, p. 197.
4 Mandel 1968, p. 242.
5 Marx 1977, p. 127.
6 Marx 1977, p. 127.
7 Tomada fuera de contexto, esta aseveración de Marx en
efecto puede parecer implicar que la mercancía, no el valor, es el “contenido” que aparece en la forma de valor de cambio, pero no pienso que esta
lectura tenga sentido cuando se pone en contexto. En cualquier caso,
Marx, en un punto posterior en el capítulo aclara que el valor de cambio es la
forma de apariencia del valor mismo: el valor de una mercancía posee su propia
forma de manifestación… Esta forma de manifestación es el valor de cambio” (Marx 1977, p. 152). Se discutirán estos temas con mayor
detalle más adelante en este trabajo.
8 Meek 1956, p. 158.
9 Schumpeter 1950, p. 23 y n. 23.
10 Bortkiewicz 1952, p. 5.
11 Ver por ejemplo el trabajo de Carchedi, de Haan, Freeman,
Kliman y McGlone en Freeman y Carchedi (Ed.) 1996; Kliman y McGlone 1999.
12 Rubin 1973, p. 107.
13 Duyanevskaya 1988, p. 100.
14 En la Guerra Civil
en Francia, Marx escribió que los comuneros querían “transformar […] los medios de producción, la tierra y el capital … en
instrumentos de los trabajadores libres y asociados” (Marx 1968a, p. 61). En el Capítulo
1 del Tomo I de El Capital él imaginó
una sociedad en la que la producción “se convierte en producción de [personas (Menschen)] libremente
asociadas y se basa en su control consciente y planeado” (Marx 1977, p. 173).
15 Rubin 1973, p. 108.
16 Draper 1985, p. 99 y 1986, p.11.
17 Un argumento superficial parecido en sus Grundrisse 1857-8 (Marx 1973, p. 141-3)
intentó distinguir el valor de una mercancía de su existencia física para poder
explicar la necesidad del dinero y no para identificar el valor mismo como
propiedad común de las mercancías.
18 Marx, en El Capital,
argumentó que los precios de las mercancías, así como sus valores, están
determinados antes de que entren a la circulación La teoría cuantitativa del
dinero “tenía sus raíces en la hipótesis absurda…de que las mercancías entran
al proceso de circulación sin un precio y que el dinero entra sin un valor” (Marx 1977, p. 220). El valor de una mercancía se expresa en su precio
antes de que entre a la circulación y por consiguiente es una precondición de
la circulación, no su resultado (Marx 1977, p. 260).
19 Marx 1968b, p. 170-2.
20 Marx 1968b, p. 172; ver Marx 1971, pp. 132-3.
21 Marx 1971, pp. 128-9.
22 Marx 1971, p. 130.
23 Marx 1971, p. 147.
24 Marx 1971, p. 129.
25 Marx 1971, p. 126.
26 Citado en Marx 1971, p. 154.
27 Marx 1971, p. 154.
28 Marx 1971, p. 131.
29 Marx 1977, p. 256
30 Marx 1977, p. 252.
31 Marx 1981ª, pp. 185-6
32 Marx 1981a, p. 185.
33 Marx 1981a, p. 186.
34 Marx 1981a, p. 185.
35 La edición en francés se publicó en serie, y las
revisiones de las partes posteriores se realizaron hasta 1875. Sin embargo, el
primer capítulo fue revisado en 1872, aproximadamente al mismo tiempo en que se
hicieron las revisiones en alemán.
36 Marx 1977, p. 127.
37 Marx 1972, p. 8.
38 Marx 1972, p. 7.
39 Marx sostenía con certeza que el valor se determina por
el tiempo de trabajo, pero cuestiono la postura de que intentó explicar los
precios relativos sobre la base del tiempo de trabajo. En cualquier caso mi
argumento aquí es que la sección inicial no realiza tal intento.
40 Marx 1975, p. 183 y p. 198.
41 Marx 1977, p. 127.
42 Marx 1977, pp. 125-6.
43 Marx 1977, p. 152 (énfasis añadido).
44 Marx 1977, p. 126.
45 Marx 1977, p. 127.
46 Marx 1977, p. 127. A mi parecer esta conclusión sigue
necesariamente una vez que se da por sentada la premisa inicial de Marx. Él
afirma no nada más que un quarter de
trigo “se intercambia por otras mercancías”, sino que el trigo mismo “tiene” un valor de “cambio” (o es un “portador material” de valor de cambio). Dada esta
premisa, logra mostrar que el trigo en efecto “tiene diversos valores de cambio
en lugar de uno”, que cada uno de estos valores de
cambio es una expresión intercambiable de la misma cosa, el valor de “cambio” del trigo, y que por ello “expresa algo igual”. Cualquier reto a esta conclusión debe por consiguiente retar la
premisa inicial. Uno debe argumentar que, aun cuando el trigo se intercambia
por otras mercancías, no “tiene”
(en cualquier otro sentido) un valor de cambio.
Tal situación es ciertamente posible. En efecto creo que se
obtiene siempre que el intercambio sea meramente contingente, eventos efímeros.
Pero aquí Marx estaba considerando a la sociedad capitalista. Es un hecho que
en esta sociedad –aun separado de y previo a cualquier intercambio de nuestro
trigo– nosotros pensamos y decimos que “tiene un valor (o precio) de” “su valía”, tanta cantidad de dinero. Además,
actuamos sobre esta base, calculamos “el valor de” nuestros
activos y nuestra “riqueza neta”, decidimos comprar artículos si “valen” más que el precio de etiqueta, etc. y lo hacemos antes de
intercambiar y aun cuando intercambiemos o no.
Uno podría objetar que aun cuando tenemos la misma premisa
de Marx, que las mercancías “tienen”
valor de cambio, es “falsa”. En un sentido esto es correcto (y su
teoría del fetichismo de la mercancía hace este punto precisamente).
Pero Marx estaba analizando nuestras relaciones sociales –cómo actuamos,
hablamos y pensamos bajo el capitalismo. En este contexto, la premisa es
simplemente un hecho, así que el reto falla.
Previamente argumentamos que Marx no podía haber derivado
con éxito la equivalencia de las mercancías entre sí del mero fenómeno de
intercambio y que en cambió lo derivó de un hecho particular sobre el
capitalismo –las mercancías “tienen” valor de cambio. Si este argumento es
correcto, entonces otorga un soporte adicional a la perspectiva de que
el Capítulo 1 de El Capital analiza
relaciones específicamente capitalistas, la “riqueza de las sociedades en las
que predomina el modo de producción capitalista” (Marx 1977, p. 125) y no (como
muchos autores han argumentado tradicionalmente) una sociedad pre -capitalista
de intercambio.
47 Por tanto la igualdad es cualitativa. Sin embargo, las
mercancías aún “expresarían algo igual”, ya sea que se intercambien por
siete o nueve bushels de trigo en
lugar de un quarter (ocho bushels).
48 Marx 1977, p. 127.
49 Ver Marx 1975, p. 198: “mercancía” es, por un lado valor de uso y por otro lado “valor”,
no valor de cambio, debido a que la mera forma de apariencia no es el
contenido.
50 Marx 1977, p. 139.
51 Marx 1977, p. 154.
52 Marx 1977, p. 162.
53 Marx 1977, p. 149.
54 Marx
1977, p. 127.
55
Böhm-Bawerk 1984, pp. 68-69.
56 “Todas las mercancías
son no valores de uso para sus propietarios y valores de uso para su no
propietarios. Por consiguiente deben cambiar de manos” (Marx 1977, p. 179).
57 Marx 1977, p. 182.
58 Ver Marx 1971, p. 144: “¿cuál es esta unidad de objetos
intercambiados entre sí? ¿…como es qué vuelven intercambiables?
59 Marx 1977, p. 127.
60 Böhm-Bawerk 1984, p. 69.
61 Comparemos el argumento de la “tercera cosa” con el fragmento al final del Capítulo 5 (pp. 268-9 y n. 269)
en el que Marx afirma por primera vez –pero sólo como supuesto– que valores
iguales se intercambian: “El propietario
del dinero…debe comprar sus mercancías a su valor, venderlas a su valor…Si los
precios realmente difieren de los valores entonces debemos reducir los primeros
a los segundos, es dec ir, no considerar esta situación por ser accidental”.
62 Marx 1977, p. 127.
63 Marx 1977, pp. 127-8.
64 Böhm-Bawerk 1984, pp. 74-5.
65 Böhm-Bawerk 1984, p. 77: “esto muestra que se busca al trabajo como el factor común”;
Kay 1979, p. 51: “El argumento de Marx es…que en el intercambio, el
trabajo es la propiedad común que regula los términos de intercambio”.
66 Marx 1977, p. 128.
67 Böhm-Bawerk 1984, p. 71, estaba quizás justificador en
quejarse que Marx omitiera mencionar esto desde el inicio. Sin embargo Marx
estaba siguiendo la delimitación famosa del término “mercancía” de Ricardo 1982, p.12.
68 Marx 1977, pp. 127-8.
69 Marx 1977, p. 128.
70 “En tanto encuentra
su expresión en valor, este [trabajo] ya no posee la misma característica que
cuando es creador de valores de uso. Fui el primero en notar y examinar
críticamente esta naturaleza dual del trabajo contenido en las mercancías” (Marx 1977, p. 132).
71 Marx 1977, p. 128.
72 Marx 1977, p. 128.
73 Marx 1977, p. 128.
74 Ver por ejemplo Rubin 1973, p. 111ff.
75 Marx 1977, p. 142.
76 Marx 1977, p. 129.
77 Elson 1979, p. 132-3 también ha reconocido este punto.
78 Ver Marx 1964, p. 122-3: “El trabajador pone su vida en el objeto, y su vida deja de pertenecer
a sí mismo sino al objeto…La enajenación del trabajador en su producto no nada
más significa que su trabajo se convierte en un objeto, sino que asume una
existencia externa, pero que existe independientemente, fuera de él y lo
enajena, y permanece opuesta a él como un poder autónomo. La vida que ha dado
al objeto se vuelve contra sí como una fuerza hostil y ajena.”
79 Marx 1964, p. 124.
80 Ver Marx 1964, p. 124: “¿Cómo podría el trabajador mantenerse en una relación ajena con el
producto de su actividad si so se enajena a sí mismo en el acto de producción
mismo? El producto no es más que el resultado de la actividad, de la
producción.”
81 Robinson 1953, p. 20.
82 Marx 1977, pp. 153-4.
83 Agradezco a Patrick Murray por traer esto a mi atención.
84 Ver por ejemplo Kline, 1967, pp. 287-8.
85 Marx 1977, p. 163.
86 Marx 1977, p. 174.
87 Hegel 1975, p. 64..
88 Hegel 1975, pp. 40-41.
89 Böhm-Bawerk 1984, p. 101.
90 Marx 1977, p. 102.
91 Marx 1975, p. 189 y p. 198.
92 Marx 1977, p. 125.
93 Marx 1977, p. 163.
94 Marx tomó esta concepción de lo concreto de Hegel.
Refiriéndose a la “totalidad concreta” por ejemplo, Hegel 1989, p. 830
escribió que “como concreto, es diferenciado consigo mismo”. En su Introducción a los Grundrisse,
Marx 1973, p. 101 argumentó que “lo
concreto es concreto porque es la concentración de muchas determinaciones, por
tanto unidad de lo diverso”.
95 Duyanevskaya 1988, p. 99 (énfasis añadido).
96 Marx 1981b, p. 969.
97 Marx 1977, p. 166.
98 Marx 1977, p. 126.
99 Marx 1977, p. 127.
100 Marx 1977, p. 165
101 Marx 1977, p. 126.
102 Marx 1977, p. 126.
103 Marx 1977, p. 990.
104 Marx 1981b, p. 136.
Andrew Kliman es profesor de Economía
en la Universidad de Pace en Nueva York. Autor de ‘Reclaiming Marx’s
Capital. A refutation of the myth of inconsistency’ y de ‘The failure of capitalist production’. — Correo-e: akliman@pace.edu.
Traducido del inglés por A.
Sebastián Hdez. Solorza, quien es estudiante de la Licenciatura en Economía en
el Instituto Tecnológico Autónomo de México – ITAM —
Correo-e: a.sebastian.hdz.s@gmail.com