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César Vallejo ✆ Pablo Picasso, 1938
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► “Todas las artes, todas
las indagaciones metódicas del espíritu, lo mismo que todos nuestros actos y
todas nuestras determinaciones morales tienen, al parecer, siempre por mira
algún bien que deseamos conseguir; y por esta razón ha sido exactamente
definido el bien cuando se ha dicho que es el objeto de todas nuestras
aspiraciones.” – Aristóteles
Ángel Luis del
Barco | Hay muchas maneras de leer poesía (*) y de
acercarse a ella. Se puede leer sin querer comprenderla, dejarse llevar por la
estética que envuelve los versos, y que esta te traiga a la mente sentimientos
que se creían olvidados. Se puede, también, buscar el significado de cada uno
de los sonidos que aparezcan y llegar a saber, casi, lo que el poeta tenía en
la cabeza cuando escribía. Pero también se puede leer la poesía a través de los
versos y de los no versos, a través de lo que no está escrito, para poder
comprender mejor lo que el poeta sí se decidió a poner en palabras.
Francamente, pienso que cada poeta se merece una forma
diferente de ser leído y de ser comprendido. Para poner unos ejemplos hablaré
de tres que siempre me han apasionado. El primero sería Lord Byron, a quien
invariablemente leo dejándome llevar por la misma poesía, sin pensar en nada,
llegando a tener en la mente escenas y sentimientos, que o creía olvidados o
jamás había tenido; en el mismo lugar estarían las rimas de Bécquer.
En el
segundo caso colocaría a Góngora, pues su oscuridad y dificultad nos llevan a
tener que ir desentrañando el significado de cada uno de los versos, hasta que
consigo comprender el poema. Y en el último caso estaría Quevedo, de quien se
puede decir que puede juntar los dos casos anteriores, puede hacer que te
olvides de lo que estás leyendo a la vez que comprendes todos y cada uno de los
versos, y eso es así porque entre verso y verso hay otro verso no escrito.
No creo que la poesía de Vallejo se parezca en nada a la
poesía de Quevedo, pero sí tienen algo en común, los dos poetas utilizan el
mismo método estético para hacer poesía. Un método que no radica en superar la
simple belleza y dejarla atrás, que tampoco radica en complicar el lenguaje
para hacerse ininteligible y dar a entender cosas que no son, (con lo que no
estoy acusando a Góngora de hacerlo), sino una especie de unión superior de
ambas cosas, en la que la belleza estética es superada, pero no desaparece, y
el lenguaje se hace complicado no como causa sino como efecto. Es una unión muy
diferente a la unión matemática de uno más uno igual a dos, es una unión dialéctica
en la que aparece un tercer elemento que no permite que esa igualdad sea
verdad.
La dialéctica de Vallejo le torna oscuro en demasiadas
ocasiones, pero ello es debido a que prefiere ser complicado que no poder decir
en sus poemas todo lo que implican sus conceptos, unos conceptos que cobran así
un valor extremo, una significación que abarca mucho más de lo que abarca
cuando es utilizada según las normas de la academia.
Así creo, y en consecuencia he actuado, que en los poemas de
César Vallejo no hay sólo versos escritos, sino que hay lo que
denominaré no versos, es decir, aquellos versos que Vallejo no escribió,
no porque se le olvidara o quisiera ser más complicado, sino porque incluyen
los conceptos, o mejor dicho, la significación de los conceptos que no se puede
observar al leer los poemas, sino al releerlos y comprenderlos.
Sería un error muy grave, a mi parecer, decir que como causa
de su ideología la dialéctica que Vallejo adopta es la misma que adoptó Marx al
crear la nueva ideología socialista; decir que el comunismo afirmado por el
propio Vallejo se iguala en su totalidad con el materialismo dialéctico de
Marx. Es cierto, sin duda alguna, que Vallejo y su ideología se acercan mucho
al materialismo del pensador alemán, pero, al igual que el propio Marx, Vallejo
recoge gran parte de su dialéctica directamente de Hegel y a través de él
recoge una dialéctica mucho más sencilla, la mayéutica de Sócrates y de Platón
y la transformación que de esta hace Aristóteles.
De esta manera César Vallejo se nos presenta ante nuestros
ojos de habitantes o pre habitantes del siglo veintiuno, con la dialéctica como
método de hacer poesía, con la estética como puente entre esta y el ser humano
y con la universalidad de la razón como fin último en el que se engloba la
belleza de la poesía y una sociedad justa y racional que Vallejo comprende muy
bien, por lo que resultaría estúpido acusarle, como se ha hecho en ocasiones de
utópico. Pero dejaré este punto para más adelante.
Sabiendo así lo que quiero y puedo encontrar al leer la obra
poética de Vallejo puedo acabar esta introducción sin miedo a que sean
trastocadas mis intenciones. Creo, por otro lado, que resulta necesario, si
queremos entender a Vallejo, hacer una unión de las dialécticas que Vallejo
acoge para poder llegar a entender perfectamente cuál es el resultado que se
observa en la poesía del poeta peruano. Veremos así cómo, desde la cercanía de
Sócrates hasta la cerrazón de Marx, la dialéctica ha ido avanzándonos en la
historia de la humanidad los poemas de Vallejo, y como este tiene como uno de
sus grandes méritos, el ser capaz de hacer a Hegel y a Marx unos verdaderos pre
poetas que se consuman en él.
Breve historia de la dialéctica
Se puede decir sin ningún miedo a equivocarse que el primer
pensador en utilizar un método dialéctico fue ese genio ético de Atenas que era
Sócrates. Como muy bien se sabe, Sócrates no dejó nada escrito y sólo podemos
encontrar sus enseñanzas y pensamientos en los primeros libros de Platón, que
durante muchos años no se separó ni un milímetro del pensamiento de su maestro.
La dialéctica de Sócrates es en cierto sentido muy sencilla, posiblemente
porque sus intenciones eran las de llegar a todos los ciudadanos de su Atenas
natal, y sobre todo porque se trata tan solo de un método de desentrañar la
verdad que hay en cada uno de nosotros. De esa manera jamás se suele decir de
Sócrates que sea dialéctico, se le conoce como mayéutico, porque su sistema
consiste en contraponer una tesis y una antítesis para poder deducir de esa contraposición
una síntesis a la que se le opondrá nuevamente otra anti síntesis. Un método
muy sencillo pero que consiguió grandes logros, un método, sin embargo, que si
bien fue recogido perfectamente por su discípulo, fue ampliado en cuanto a su
alcance en la formación del pensamiento filosófico de Platón, cuando este ya
escribió sus obras de madurez, en las que se separa de su maestro.
Se descubrió así, con estos dos pensadores griegos, como la
dialéctica era un verdadero método eficaz para sacar de las palabras y de los
conceptos aquellas palabras y aquellos conceptos que no habían sido dichos pero
que se incluían en las primeras afirmaciones. Pero no sólo eso, también se pudo
ver cómo la dialéctica no tenía que quedarse en simple método de descubrimiento
de la verdad, sino que era ya verdad en sí misma, era ya pensamiento, (no creo
que nos ayudara en nada analizar qué partes de la filosofía platónica eran
dialécticas y qué partes no).
Al contrario que Platón, Aristóteles rompió desde muy
temprano con las enseñanzas de su maestro, de tal manera que desde sus primeras
obras el pensador estagirita incluyó ya la dialéctica en una plenitud total,
dejando casi de lado su función metodológica y agarrar la fuerza de pensamiento
que le permitía la buena utilización de la dialéctica. Sin embargo, no se puede
decir que Aristóteles fuera un verdadero dialéctico, más bien se perdió en
muchas ocasiones en el uso de pensamiento dialéctico. Posiblemente la verdadera
razón de que ello fuera así radicaba en que en tiempos de Aristóteles la polis
griega ya estaba totalmente disgregada y no se preocupó demasiado, el maestro
de Alejandro, en utilizar la dialéctica para crear un marco ético que
defendiera la pervivencia de la polis, con lo que tuvo, por así decirlo, que
empezar de nuevo en cuanto a las zonas del pensamiento donde usar esa
dialéctica que ya había asumido desde el principio, todo lo contrario que sus
dos antecesores, que habían trabajado uno tras otro para que la dialéctica
sirviera como marco ético en el cual se salvaría la polis.
No podemos olvidar esta marco ético que se incluía en la
dialéctica de los pensadores atenienses, pues va a ser el principal punto de la
filosofía griega que recogerá Hegel para introducirla dentro de un marco mucho
más grande. Porque va a ser precisamente Hegel el que haga de la dialéctica el
apoyo más importante de toda la filosofía y el pensamiento de izquierdas del
XIX y del XX. Hegel va a ser el que haga de la dialéctica una verdadera
filosofía a la vez que un método, y ello es así porque es la que hace
comprender todo el programa filosófico de Hegel. Pero dentro de ese esquema hay
dos puntos que se van a ver en la poesía de Vallejo, no expuestos de una manera
filosófica, pero sí entre los poemas que van desde HN a EspAC.
En primer lugar considerar el pensamiento dialéctico como un
simple punto de partida para alcanzar la meta final que radicará en Hegel en la
filosofía y en Vallejo en la libertad. Tenemos así un paso del Doxa al
Episteme, un paso que se realiza inconscientemente pero que permite trabajar
luego en todos los puntos que nos hacen comprender la realidad. Así lo expone
Hegel:...puesto que esta exposición versa solamente sobre el saber que se
manifiesta no parece ser por ella misma la ciencia libre, que se mueve bajo su
figura peculiar, sino que puede considerarse, desde este punto de vista, como
el camino de la conciencia natural que pugna por llegar al verdadero saber o
como el camino del alma que recorre la serie de sus configuraciones como otras
tantas estaciones de tránsito que su naturaleza le traza, depurándose así hasta
elevarse al espíritu y llegando, a través de la experiencia completa de sí
misma al conocimiento de lo que en sí misma es.
1 La relación profunda que hay
entre este punto y Vallejo aparecerá más tarde.
Hay otro punto más, en el que el pensamiento de Hegel se
junta con el pensamiento de Vallejo en sus poemas, a lo largo de todas sus
obras Vallejo muestra tremendas contradicciones, verdaderas pugnas y
contraposiciones, unas luchas que Vallejo descubre sin lugar a dudas en Hegel y
posteriormente en Marx, (digo posteriormente teniendo en cuenta el curso de la
historia de los acontecimientos, Hegel era anterior a Marx). La idea fantástica
que rodea el uso de estas luchas y de estas aparentes contradicciones radica en
que no se basan en la oposición, sino en el hecho de negar aquello que quiere
superarse no para dejarlo atrás, sino para quedarnos con el producto de lo negado, ...no
es un movimiento puramente negativo... se trata del escepticismo que ve siempre
en el resultado solamente la pura nada, haciendo abstracción de que esta nada
determina la nada de aquello de lo que es resultado.
2 Veremos posteriormente como este es
uno de los puntos que han confundido a los estudiosos de Vallejo, que o no
podían o no querían ver la solución a las aparentes contradicciones que
impregnan su obra. Hegel había conseguido crear todo un sistema filosófico
basado en la utilización de la dialéctica, lo que le llevaba, al igual que a
Vallejo, a ser oscuro en muchas ocasiones. Pero hay una diferencia fundamental
entre la filosofía hegeliana y la poesía de Vallejo, la dialéctica de Hegel no
es una dialéctica revolucionaria, más bien todo lo contrario, a Hegel le costó
mucho reconocer el derecho a la rebelión y siempre se le ha acusado de ser un
dialéctico más bien conservador, cosa con la que personalmente no estoy de
acuerdo, pero que evidentemente ha hecho de él un pensador muy difícil de
comprender dentro de cualquier revolución.
Sin embargo la filosofía de Hegel no cayó en vacío, si bien
su influencia radicó en la enorme crítica que le realizó Marx, no es menos
cierto que el propio Marx afirmó hacer esa crítica desde el propio pensamiento
hegeliano, acusando así a Hegel de no ser hegeliano. Marx recogió todo el
pensamiento hegeliano y sobre todo su dialéctica pero para darle la vuelta,
pues para Marx la dialéctica de Hegel era perfecta pero estaba andando de
cabeza. Este cambio, esta vuelta que hizo Marx con respecto al pensamiento de
Hegel fue lo que permitió que la dialéctica se tornara revolucionaria y que por
ello mismo esté mucho más cerca del pensamiento de Vallejo. Esto y la
importancia que Marx atribuyó a las economías nacionales e internacionales creó
lo que hoy conocemos como el materialismo dialéctico, la base filosófica
fundamental para la revolución de 1917.
Pero no nos confundamos, el hecho de que Marx consiguiera
hacer de la dialéctica un arma revolucionaria no significa que Vallejo adopte
de ‘pe a pa’ la teoría marxista, más bien habría que decir que Vallejo sabe ser
un gran marxista, pues uno de los puntos fundamentales de la filosofía marxista
(que provenía de Hegel) consiste en no sacar las cosas de su contexto, no
romper con la historia para querer hacer valer las mismas teorías cien años más
tarde, por eso precisamente Vallejo realiza una fuerte crítica a los que él
llama marxistas gramaticales, aquellos seguidores de las teorías de Marx que no
quieren cambiarlas ni un ápice. Los marxistas gramaticales que persiguen
la realización del marxismo al pie de la letra, obligando a la realidad social
a comprobar liberal y fielmente la teoría del materialismo histórico... van en
contra de la vida.
3 La crítica que Vallejo realiza
en este párrafo es contra el materialismo histórico, pero a mi parecer Vallejo
la realiza desde el materialismo histórico, algo así como lo que Marx hizo con
Hegel.
Creo que con estas pocas páginas nos podemos hacer una
pequeña idea de lo que es la dialéctica y de qué manera es tomada por Vallejo,
aunque este segundo punto es el que va a cubrir todo el trabajo. Tras leer yo
mismo lo que acabo de escribir me doy cuenta de que han quedado demasiadas
cuestiones sin resolver, pero la respuesta a esas preguntas es la función del
trabajo, veremos así cómo la influencia de Hegel va a ser mucho más profunda,
cómo la comprensión del marxismo es mucho más importante y veremos cómo se
pueden resolver las contradicciones dentro del ámbito de la dialéctica.
Socialismo y socialismo de guerra
La comprensión, por parte de Vallejo, del marxismo y de la
revolución que conlleva hace que el poeta comprenda también la diferencia que
existe entre el socialismo y la sociedad socialista con la que sueña, y el
socialismo de guerra, un término que acuñó por primera vez Lenin para dar a
entender la aplicación del marxismo dentro de una revolución y de una guerra en
la que las condiciones normales de vida son trastocadas de una manera
trascendental.
Esta comprensión que realiza Vallejo hace que aplique
también la idea del socialismo de guerra o leninismo a su poesía. El
lograr esta humanización del individuo, esta humanización de todos los
individuos, esta humanización de la colectividad, esta humanización del mundo
entero, esta humanidad que para Vallejo era fraternidad, amor y dicha, valía a
los ojos del poeta hasta el sacrificio y la muerte física individual porque al
morir por una causa así no se moría, se trasmitía el propio soplo vital a los
que se quedaban: Se llevaron al héroe, /y corpórea y aciaga entró su boca
en nuestro aliento.
4
La idea es ya más que famosa para tener que explicarla, pero
lo importante en este caso es que la idea proviene de la aplicación de la
dialéctica a su ideología y a su poesía, para unificarlas y conseguir de esa
manera una poesía revolucionaria, no una poesía de guerra, no una poesía que
nos muestre los desastres y nos dé ánimos sobre la victoria de los que
defienden nuestra ideología, sino una poesía que es ya dialéctica y es ya
revolucionaria, que es ya revolución; ...la victoria sobre la muerte no
crea un supervivencia personal e individual; cree, por el contrario, una
inmortalidad general en la supervivencia de los ideales y de la causa en la que
creían los muertos individuales, y por los cuales aceptaron la necesidad del
sacrificio de su vida como útil y fructífero para la colectividad. Es la
pervivencia de esos ideales, personificados en las populares masas lo que le
interesa.
5
Estas palabras nos acercan a uno de los poemas más
dialécticos y más revolucionarios de Vallejo, Masa, en el que Vallejo es
capaz de escribir en unos pocos versos toda una teoría revolucionaria que no sólo
viene de Marx sino que también recoge posiciones hegelianas.
Masa es el poema número de doce de EspAC, posiblemente el
libro de poemas en el que Vallejo mostró más claramente su dialéctica
revolucionaria, y representa sin duda alguna la culminación de un proceso
dialéctico de unión de todas aquellas fuentes ideológicas que afectaron el
mundo de vallejiano. En el poema el autor recrea varios pasajes bíblicos, como
la resurrección de muertos, pero lo hace no como lo hacía en HN y T, sino para
superar el problema que se le planteaba con su creencia cristiana, y lo supera
sustituyendo a Dios y a le religión en pleno. La masa sustituye al
milagro. Es decir, ella es la única capaz de realizarlo. Dios es una realidad
colectiva de carnes y huesos concretos y universales. Frente al dolor cósmico,
el amor de toda la humanidad, el movimiento de la masa en el abrazo, es la
resurrección. La vida no es así el resultado dinámico del movimiento.
6
Entonces, todos los
hombres de la tierra
le rodearon; les vio el cadáver triste, emocionado;
incorporóse lentamente,
abrazó al primer hombre; echóse a andar...
La dialéctica de Vallejo le ha llevado en uno de sus últimos
poemas a algo a lo que ya había querido llegar con la filosofía de Hegel, todo
lo contrario que Marx, que creyó necesario la eliminación de la religión. No se
trata de lo que quería Marx, la eliminación, sino de su superación, una
superación dialéctica, que proviene de la negación de la misma religión, no
para dejarla en la nada sino para dejarla en aquello de lo que nada es. Hegel,
en sus escritos de juventud había querido denominar a esta concepción
religiosa, la religión sensible. Al mismo tiempo, escuchamos frecuentemente
que la masa (de los hombres) tiene que tener una religión sensible.
No sólo la masa, también el filósofo la necesita. Monoteísmo de la razón y del
corazón, politeísmo de la imaginación y del arte: ¡esto es lo que
necesitamos!
7
Todo este movimiento dialéctico que se puede observar en
cuanto a la religión nos lleva a algo mucho más importante, la excepcional
relación entre teoría y praxis que es capaz de crear Vallejo. Podríamos decir
que esta relación es la base para que pueda funcionar, tanto en el poema como
en la realidad, la religión sensible y la sociedad socialista a la que aspira
Vallejo. En Vallejo las teorías sólo tienen validez cuando la vida las
confirma, no al contrario... En Vallejo, la vida puede transformar la teoría.
Praxis e idea son un complejo dialéctico multiplicador.
8 Por esto precisamente Vallejo
criticaba tan duramente a los marxistas gramaticales, porque rompían totalmente
la posibilidad de crear una relación dialéctica entre la teoría y la praxis. Y
eso es lo que Vallejo consigue en Masa, que el hombre pueda cambiar la religión
y en general todo lo que le rodea, que no sea el hombre el que tenga que
cambiar según indiquen las ideologías y en general las ideas. El hombre, el ser
humano cambia por sí mismo, pero forzar ese cambio es romper la relación
dialéctica.
A la vez que Vallejo consigue esa relación entre la teoría y
la praxis consigue, ya no solo en el poema Masa, una relación dialécticamente
igual entre el pensamiento y su poesía. Sería absurdo, por otra parte, que
Vallejo entrara en las relaciones dialécticas sólo de una manera teórica cuando
en su teoría se incluye, de una manera implícita, la aplicación a la práctica
poética de las relaciones dialécticas. En Vallejo no hay un rechazo del
pensamiento conceptual, sino la aparición de un nuevo vínculo entre poesía y
pensamiento. De esta conjunción salen beneficiados a la par tanto la reflexión
como la poética.
9 Y esto es así porque Vallejo
no es un pensador filosófico como Hegel o Marx, sino un poeta, y como poeta
filósofo debe crear esa relación en la que no se elimine ninguna de las dos
posibilidades.
Si Vallejo consigue crear una relación dialéctica entre la
poesía y el pensamiento es evidente que este último sólo se va a encontrar en
su forma más pura dentro de su poesía; ...se diría que en El arte y
la revolución trata de elaborar una teoría marxista del arte que no es
sino un pálido ensayo de lo que su poesía pone admirablemente en ejercicio; es
decir, la verdadera teoría de Vallejo es su praxis poética, donde las
oposiciones y disyunciones que aquí le atormentan se unifican de modo armonioso
y enriquecen con un sentido dinámico y plural las imágenes claves de su
experiencia histórica.
10
Con esta forma de entender el socialismo y el socialismo de
guerra sería sumamente equivocado decir que Vallejo está haciendo utopía, que
la esperanza de Vallejo de la unificación de la humanidad no es más que un mero
sueño de un hombre que quiere la victoria de la república. De utópicos se acusó
a Platón, a Hegel y a Marx, pero los tres demostraron con su filosofía que los
acusadores estaban equivocados; Vallejo lo va a mostrar con su poesía, en la
que demuestra perfectamente que comprende lo que es el socialismo y por ello
mismo que comprende la necesidad de la acción. Vallejo se da cuenta de que
teorías y doctrinas no bastan para crear la nueva sociedad, de que los hombres
deben recurrir a la acción si quieren construir un mundo nuevo.
11 Y esto no es más que
comprender perfectamente lo que es el socialismo de guerra o leninismo.
Sabe también, se ve sobre todo en PH y EspAC, lo que
significa no ser un utópico, lo que significa tener que pasar por ladictadura
del proletariado, porque eso es lo que es exactamente, un mero paso hacia esa
sociedad justa. Ese nuevo orden social, que ha de reemplazar al actual, no
es otro que el orden comunista o socialista. El puente entre ambos mundos: la
dictadura proletaria.
12
Fuera del terreno poético cabría decir que Vallejo adopta
perfectamente las relaciones dialécticas que muestra en su poesía. Así el
poeta-hombre se maravilla ante las posiciones ideológicas de revolucionarios
como Leon Trotsky, que se negaban a dejar cerradas las relaciones dialécticas
una vez que había triunfado la revolución. Otras tantas lecciones de
libertad ha dado Trotsky. Su propia oposición a Stalin es una prueba de que
Trotsky no quiere seguir la corriente cuando ella discrepa de su espíritu. En
medio de la incolora comunión espiritual que observa el mundo comunista ante
los métodos soviéticos, la insurrección trotskista constituye un movimiento de
gran significación histórica. Constituye el nacimiento de un nuevo espíritu
revolucionario, dentro de un estado revolucionario.
13
César Vallejo y el materialismo dialéctico
La relación entre Vallejo y el materialismo dialéctico es
una de las más difíciles de explicar en la vida del poeta, posiblemente porque
Vallejo comprendió perfectamente la filosofía marxista. Con Vallejo no nos
encontramos a un poeta revolucionario y sumamente idealista, sino todo lo
contrario, sabe y afirma que hacer idealismo es hacer utopía, y lo que él
pretende es hacer la revolución por todo el mundo.
Pero la dificultad más grande radica, sin lugar a dudas, en
las contradicciones que encontramos no sólo en su poesía sino también en sus
cartas y en sus obras no poéticas. Sin embargo es posible entender cuáles son
causas de esas contradicciones ideológicas, y lo que es más importante, si
realmente existen esas contradicciones.
Para entender bien el problema hay que hablar de la profunda
crisis personal que invadió a Vallejo desde su llegada a Europa, de tal manera
que se van a juntar dos fundamentos psicológicos muy importantes, su crisis y
la pasión social que Vallejo ya había mostrado en HN. Ya en HN el poeta
exclamaba: y cuándo nos veremos con los demás, al borde/ de una mañana
eterna, desayunados todos. Puede verse implícita en estos versos la pasión
social que adquirirá un acento tan intenso años después en los poemas de EspAC;
a estos versos responde en EspAC la invocación de la unidad, sencilla,
justa, colectiva, eterna. Así como la resurrección del muerto en el poema
Masa por el amor unánime de todos los hombres de la tierra.
14 La pasión social de unidad de
los hombres no va a desaparecer en ningún momento de la obra vallejiana, sin
embargo era más que muy importante para el poeta superar la crisis personal, y
es en esos momentos cuando descubre la importancia del marxismo. En las
concepciones filosóficas del marxismo Vallejo encuentra explicación y respuesta
a preguntas anteriores que se había formulado. Es por ello que en PP y PH no
encontramos tanto el reflejo de una crisis, como los inicios de una ruptura que
en EspAC se harán evidentes.
15
Todavía dentro de ese problema que resulta ser la superación
de una crisis personal se puede ver que las bases de la entrada de Vallejo en
el materialismo dialéctico estaban ya en HN de una manera implícita, al
cuestionarse Vallejo la validez del idealismo. En la poética de su primer
libro se encuentra ya buena parte de las interrogaciones y conflictos
posteriores. De entre ellas, como lo ha hecho notar Julio Ortega, adquiere una
especial relevancia el cuestionamiento del idealismo. Este cuestionamiento más
tarde abocará en una salida y una defensa radical del materialismo dialéctico.
16
Integrado ya como poeta pensador y analista del materialismo
dialéctico Vallejo obtiene una victoria y una derrota. Por un aparte puede por
fin alejar las dudas que aparecían tan claramente en T, inundándose totalmente
por su ideología y ese amor fraternal que siente por todos los hombres. Pero
por otro lado las dudas que le inundaban personalmente se han incluido ahora en
su pensamiento ideológico. Este punto ha sabido verlo con mucho acierto Américo
Ferrari, que sin embargo no ha querido o no ha sabido entender cuáles eran las
verdaderas razones de esas dudas; ...no hay tal conciliación y que la
visión vallejiana del mundo no coincide sino muy parcialmente con la concepción
marxista. Refiriéndonos al conflicto fundamental existencia-tiempo-muerte hemos
dicho que Vallejo no lo supera, y no lo supera porque en su obra los contrarios
se oponen de manera irreductible sin abolirse jamás dialécticamente.
17
Ferrari ha cometido varios errores en este pequeño párrafo,
por otra parte fundamental, con respecto al pensamiento dialéctico no sólo de
Vallejo sino de cualquier marxista que no defienda las tesis gramaticales.
Para empezar Ferrari rompe totalmente la idea dialéctica que
se incluye en las concepciones del materialismo histórico, y que es precisamente
lo que Ferrari no puede ver en Vallejo, se trata de la relación teoría-praxis
histórica. Es evidente y normal que Vallejo no tenga la misma visión del mundo
ni las mismas concepciones sobre este que Marx, por la sencilla razón de que la
historia está dentro del movimiento dialéctico en el que nos movemos y que ya
había visto Hegel. Las tesis marxistas no tienen que ser cambiadas ni
reformuladas para que tengan validez, como piensan algunos, sino sencillamente
han de ser comprendidas en el momento histórico en que se estén pensando. Así
Vallejo ha de comprenderlas dentro de una historia de entre guerras y en plena
efervescencia revolucionaria para la gente de izquierdas.
Más abajo Ferrari demuestra, con una ineptitud total, que no
comprende de qué se trata la dialéctica ni sus movimientos y oposiciones al
afirmar que los contrarios, en la obra de Vallejo, se oponen de una manera
irreductible sin abolirse jamás dialécticamente. ¡Por favor! En dialéctica los
contrarios jamás se anulan o eliminan sino que se superan, precisamente porque
la dialéctica no es victoria sino unión, unión de los que se enfrentan, unión
de los que se odian en lo que Hegel denominaría una figura superior. Y Ferrari
parece haberse cerrado los ojos al no ver que la esperanza vallejiana de un
mundo en armonía no es la victoria de los buenos sobre los malos, sino la unión
de ambos en un mundo armonioso gracias a la astucia de la razón. Es más,
en la misma poesía de Vallejo podemos encontrar versos que nos indican cómo
Vallejo comprendía esa parte de la dialéctica y no esperaba la victoria de los
republicanos sino para matar a la muerte.
¡Serán dados los besos
que no pudisteis dar!
¡Sólo la muerte morirá! ¡La hormiga...18
Voluntarios,
por la vida, por los buenos, matad
a la muerte, matad a los malos!19
Varios días ha muerto aquí el disparo
y ha muerto el cuerpo en su papel de espíritu.20
¡Y horrísima es la guerra, solivianta,
lo pone a uno largo, ojoso;
da tumba la guerra, de caer
da dar un salto extraño de antropoide!21
Ferrari vuelve a equivocarse cuando afirma, unas páginas más
adelante
22 que el hecho de que Marx
propugnara el ateísmo como fundamental para su doctrina demuestra la
imposibilidad de acercar demasiado al pensador alemán y al poeta peruano. Es
cierto que Vallejo critica, aunque sea de una manera implícita, esa posición de
Marx, pero la base a través de las ideas de Hegel, de la esperanza en una
religión sensible. El hecho de que Vallejo no estuviera de acuerdo con todos
los puntos de la teoría de Marx no indica más que estaba en otra época y que las
esperanzas eran otras, no indica otra cosa que el hecho de que Vallejo estaba
actuando decididamente de una manera dialéctica y no estaba dispuesto a
quedarse estancado en unas ideas que desde el principio propugnaban la
revolución, incluso dentro de la revolución.
Lo que sí es cierto es que la posición poética de Vallejo,
la influencia que había tenido durante tanto tiempo de la religión hacen que el
poeta dé un carácter espiritual al materialismo dialéctico. El profundo
significado de la visión bíblico-cristiana no ha sido superado, sino
incorporado profundamente al cuerpo del humanismo marxista.
23
Y es precisamente en esas diferencias que Vallejo tiene con
respecto a Marx, que se acerca a las posiciones hegelianas, y en el tránsito de
un pensador a otro es donde Vallejo cree encontrar la revolución; el punto
de partida de esta doctrina transformadora o revolucionaria del pensamiento
arranca de la diferencia fundamental entre la dialéctica idealista de Hegel y
la dialéctica materialista de Marx.
24
No perdamos de vista ni un solo momento los pasos que hemos
dado, porque de la misma manera que Vallejo es capaz de entender el
materialismo dialéctico y aplicarlo a su poesía va a hacer, sin dejar la
dialéctica, que aparezca la revolución. Una revolución mucho más profunda que
la que se vivió en 1917. La revolución de Vallejo afecta a los esquemas de
propio pensamiento revolucionario.
La llegada de la revolución
Vallejo no sólo entra así, de lleno, en el materialismo
dialéctico, sino que además llega a posiciones marxistas por una vía diferente,
la vía de la poesía que se acerca a los problemas de la calle.
Marx había afirmado en su ideología materialista que el
trabajo es el punto de partida de la vida, y que por lo tanto todos los
problemas radicaban en la inadecuación del trabajador y del trabajo a las
exigencias económicas, defendiendo siempre las posiciones del trabajador. El
trabajo deja de ser a partir de aquí una simple manera de ganarse la vida y
pasa a ser una posición dialéctica que Marx recoge de Hegel, una posición que a
su vez Hegel había recogido de Aristóteles y que parte de la diferencia
entre Poiesis yPraxis, siendo el primero el trabajo que se realiza
para obtener un fruto, mientras que el segundo es el trabajo que forma al
trabajador. El trabajo se convierte en el puente que une la simple necesidad de
comer y la esperanza de todo hombre en hacerse universal, e incluyéndose en la
dialéctica amo-esclavo pasa a ser el formador del trabajador que toma la parte
del esclavo y que en el trabajo ve la posibilidad de superar esta figura
dialéctica para hacerse libre. Y así el trabajo no sólo forma sino que es capaz
de crear cultura. En la multiplicidad de los objetos y determinaciones
afectados se desarrolla la cultura teórica. Esta no consiste sólo en una
multiplicidad de representaciones y conocimientos, sino también en la movilidad
y rapidez del representar y del tránsito de una representación a otra, en la
comprensión de relaciones complejas y universales, etc. Es la cultura del
entendimiento y por lo tanto también del lenguaje. La cultura práctica que se
logra por medio del trabajo consiste en la necesidad que se produce a sí misma
y en el hábito de estar ocupado. Consiste además en la limitación del obrar por
la naturaleza del material y sobre todo por el arbitrio de otros, en el hábito
de una actividad objetiva que se adquiere con esta disciplina, y en habilidades
universalmente válidas.
25
Vallejo no sólo recoge estas posiciones dialécticas sino que
además se suma a la posición de Engels, que es capaz de encontrar la estética
del trabajo;
...el trabajo es mucho
más que eso. Es la condición básica y fundamental de toda la vida humana. Y lo
es en tal grado que, hasta cierto punto, debemos decir que el trabajo ha creado
al propio hombre.
26
Vallejo no quiere quedarse en la posición de Engels, quiere
encontrar la verdadera importancia del trabajo en su propia estética, principalmente
en el libro Rusia en 1931. Vallejo descubre esa postura en una de las
películas de Einsenstein, que le lleva a decir: La que trae Einsenstein es
una estética del trabajo,
[...] El
trabajo se erige así en sustancia primera, génesis y destino general del
arte. Algo más adelante escribe: ¿Qué vemos y sentimos en el fondo de
estas formas del proceso social? El trabajo, el gran recreador del mundo, el
esfuerzo de los esfuerzos, el acto de los actos; y conectando con su
poesía: No es la masa lo más importante, sino el movimiento de la masa, el
acto de la masa, como no es la materia la matriz de la vida, sino el movimiento
de la materia (desde Heráclito a Marx).
27
Vallejo no está haciendo más que demostrar que él es un
poeta pensador, no un filósofo-sociólogo-economista como eran Marx y Engels. Es
normal que su camino corra por el del arte y no por el de los procesos
económicos, consigue así esa unión entre el arte y la ideología que tan
importante va a ser en su libre EspAC. El trabajo es el padre de la vida,
el centro del arte. Las demás formas de la actividad social no son más que
expresiones específicas y diversificadas del acto primero de la producción económica:
el trabajo.
28
Pues bien, lo importante en todo esto es que Vallejo
descubre algo más que la sencilla estética del trabajo, con la que parecía
haber roto todo el proceso dialéctico, descubre que la estética del trabajo no
es sólo una postura poética sino que es la esperanza de algo mucho más
universal, de algo que consiga que no haya estética en el trabajo de unos pocos
hombres y de unos pocos países, sino que sea toda la humanidad la que se forme
y se poetice con el trabajo que realiza, algo que se llama revolución. El
concepto estética del trabajo no implica, únicamente un planteamiento poético.
Vallejo entiende que es una nueva tendencia global que se da como resultado de
los cambios que la revolución ha introducido en el mundo.
29
Vallejo ha sabido encontrar, y poner, el trabajo en el
centro de la actividad estética y por lo tanto esta pasa a ser el concepto
fundamental del desarrollo humano, el momento final del desarrollo dialéctico,
algo muy parecido a lo que Hegel había pensado en sus escritos de
juventud: Finalmente, la idea que unifica a todas las otras, la idea de la
belleza, tomando la palabra en un sentido platónico superior. Estoy ahora
convencido de que el acto supremo de la razón, al abarcar todas las ideas, es
un acto estético, y que la verdad y la bondad se ven hermanadas sólo en la
belleza.
30
Vallejo no ha perdido el camino de la dialéctica,
sencillamente decidió inventarse un nuevo camino que le llevara a los mismos
fines, descubriendo así la revolución. Hay que entender que para Vallejo, como
para todo buen marxista, la revolución no es más que un paso, un paso hacia esa
sociedad de unidad entre los hombres. Si la estética se ha convertido en el
punto final eso es lo que hay que encontrar con la lucha armada, que sólo tiene
derecho a comenzar cuando el trabajo no tenga ningún rasgo de formación del
trabajador y se convierta en la primera figura de la relación dialéctica
amo-esclavo. Es evidente que para que el trabajador se pueda levantar contra toda
esa sociedad que le oprime tiene que tomar conciencia de sí mismo, y no sólo
él, sino todos los trabajadores deben tomar conciencia de su posición, cuanto
esto ocurre el trabajador descubre toda la universalidad que lleva dentro y
está preparado para pasar a una nueva figura dialéctica mediante la
revolución. La grandeza del proletario nace de la conciencia de su
miseria; su violencia es metódica, espontánea, y al mismo tiempo, ordenada a un
fin; su caos individual no es una cualidad negativa porque estando sujeto a la
teoría y praxis (espíritu y acción colectiva), está dirigida a un fin en el
cual los contrarios se anulan en la síntesis suprema de
la frenética armonía; él quiere amar evangélicamente a sus enemigos,
aún a traición (y el medio es también antitético aquí, pero sigue siendo
instrumental respecto al fin.
31
Paoli ha visto muy bien la dialéctica de Vallejo, y aunque
yo eliminaría la palabra ‘anulan’ por lo ya dicho, se da cuenta de que lo que
busca Vallejo es la síntesis de los contrarios. Y todo en la revolución va a
ser de la misma manera, una lucha de contrarios con la esperanza de conseguir
una síntesis encarnada en una figura superior, en un mundo mejor. Si en T
este choque de contrarios en la mayoría de los poemas, no hace más que provocar
chispas de ironía o de angustia, en la colección de poemas que configuran PP y
PH hay un intento cada vez más evidente de transitoriedad y de síntesis.
32 En EspAC esta síntesis se va
a hacer evidente llamando a la muerte de la muerte.
Pero la revolución no se queda en eso, y en esta postura va
a tener que ver mucho la experiencia de la guerra civil española, la revolución
es mucho más que la lucha de unos contra otros, aunque sea con la esperanza de
un mundo más universal, la revolución es la lucha contra el mal en general, son
todos los hombres los que deben luchar contra el mal, que en la historia se
personifica en un bando de la guerra, pero que puede superarse. Así
Vallejo cree en la necesidad de la revolución armada, pero la revolución, para
él, no es simplemente una lucha de pobres contra los ricos, de los obreros
contra le capitalismo. Es una lucha de la humanidad para crear un mundo de paz
y de amor.
33
He dicho que la guerra de España influyó mucho en la
posición de Vallejo, y eso es algo que se hace más evidente en su último libro
de poesías. Y es que Vallejo, al igual que gran parte del mundo tenían puestos
sus ojos y su fe en la victoria de los republicanos, en el freno a las
ideologías fascistas que estaban avanzando por toda Europa, por eso la guerra
civil española no era una guerra más. La acción de los milicianos
nace del sufrimiento, del sufrimiento de las masas que esperan adquirir el
derecho a ser hombres. Esta no es una guerra como otras guerras, y la muerte en
esta guerra no es como otras muertes. Es una guerra cuya finalidad es la paz
entre los hombres, es una muerte que redimirá a la humanidad.
34 No valen en este caso las
acusaciones de algunos grupos de personas en cuanto a que la mejor manera de
tener la pez entre los hombres es no hacer la guerra, porque esta guerra de
España no fue comenzada por la humanidad que quería la paz, sino por los
enemigos de la vida, fue comenzada por la muerte hecha personas en lo que se
llamó el bando nacional.
Por todo esto es irracional decir que Vallejo muestra en su
poesía un profundo pesimismo, puesto que la esperanza de Vallejo en que triunfe
la revolución es mucho más grande, y es más grande porque sustituye su
pesimismo no por el optimismo sin más, sino que lo sustituye por el valor, por
la lucha, por la fe en el pueblo, en un pueblo en el que confía, confía en que
tome conciencia de sí mismo porque ha visto que en España hasta el más
analfabeto se ha vuelto autoconsciente de su pobreza y de su derecho de ser
hombres libres en la universalidad.
Para todo ello, Vallejo ni siquiera ha tenido que salir del
arte, porque como ya he pronunciado antes, la verdadera ideología de Vallejo se
encuentra en su poesía.
Vallejo, al descubrir la necesidad de la revolución, no se
ha alejado en ningún momento de las posiciones dialécticas, sino que más bien
ha descubierto la forma de entrar en un nuevo proceso dialéctico que va a
afirmar la universalidad del ser humano y de la obra humana, una universalidad
que a la vez que lleva a la razón a la más grande obra humana se acerca a cada
uno de los individuos con nombre y apellidos y con necesidades diferentes.
Va a ser este punto donde aparecerán los mayores conflictos
en cuanto a la posición dialéctica de Vallejo, puesto que como veremos seguirá
las tesis marxistas para en algunos casos tornarse más que ambiguo (que no
contradictorio) con las posiciones idealistas de la dialéctica de Hegel, a
quien Marx criticó su llegada a lo universal.
El paso a lo universal (Masa)
Desde sus primeras obras Vallejo intenta acercarse a todos
los hombres y comprenderlos, sobrepasar la miseria de la vida humana, pero
mientras en HN y en T lo hace de una manera solitaria, en PH y EspAC lo va a
hacer de una manera colectiva producto del proceso dialéctico que la ideología
del autor sufrió a lo largo de los años. En HN y T se puede ver la frustración
de Vallejo al fracasar en su intento; ...se nota el anhelo de trascender
la miseria de la condición humana, de conseguir una existencia armoniosa y
unificada. En sus primeras obras, Vallejo tiende a buscar una solución personal
al problema de la existencia a través del amor sexual o de un amor que
reproduce el ambiente integrado del hogar perdido, pero, en general, fuera de
algunos momentos de felicidad sus anhelos quedan frustrados.
35 Eso es fundamentalmente lo
que espera Vallejo del mundo, que sea un segundo hogar, que el individuo se
encuentre en el mundo como en su propia familia, más aun, que la sociedad civil
sea la familia de todas las personas que la componen. Algo que no tiene
problemas en cuanto a su ideología pues había sido afirmado tanto por Hegel
como por Marx.
A través de sus libros se puede ver cómo Vallejo evoluciona
para comprender que en solitario jamás podrá conseguir ese propósito, porque el
hecho de ser persona ya le lleva a ser social, a relacionarse con los demás, a
ser universal. La universalidad de esa voluntad libre por sí es la
relación simple y formal consigo mismo en su individualidad, relación
autoconsciente, pero, fuera de ello, carente de contenido. De este modo el
sujeto es persona.
36
Va a ser en EspAC donde Vallejo se tornará por primera vez
totalmente colectivo y progresista. Es en EspAC, donde Vallejo adopta por
primera vez, en su poesía, una actitud explícita y plenamente colectiva y, por
lo tanto, plenamente progresiva.
37
Vallejo se ha dado cuenta así de que si desea que la
esperanza de un mundo futuro en paz y armonía pueda realizarse, va a tener que
ser mediante la unión de todos los hombres, pero el problema que se plantea
ahora es cómo hacer esto. Un primer paso está ya dado, por el propio proceso
dialéctico, la definición que Hegel hacía de hombre nos daba la oportunidad de
entrar ya directamente en lo universal. Pero eso no basta, las relaciones
dialécticas que Vallejo trata en su poesía no se pueden parar en esa
definición, y en esa forma primaria de universalidad, sino que tiene que ir a su
propio terreno, allí donde realmente él ha hecho funcionar la dialéctica, su
poesía, para que la dialéctica misma supere ese tránsito hacia lo
universal. El poeta puede hasta cambiar en cierto modo, la estructura
literal y fonética de una misma palabra, según los casos. Y esto, en vez de
restringir el alcance socialista y universal de la poesía, como pudiera
creerse, lo dilata al infinito. Sabido es que cuanto más personal (repito, no
digo individual) es la sensibilidad del artista, su obra es más universal y
colectiva.
38
Esa es la mejor manera que tiene Vallejo para llegar a lo
universal, haciendo poesía, haciendo la poesía que sale de su conciencia,
porque lo que él ve lo puede hacer poesía, a la vez que construye una teoría
ideológica de la estética. Por eso Vallejo critica a los que creen que por
utilizar las palabras que traía la nueva ciencia ya estaban haciendo poesía.
Esas palabras, esos conceptos y cualesquiera otros han de ser comprendidos, se
ha de tomar conciencia de ellos para que se puedan plasmar en una poesía sin
romper las relaciones dialécticas que están incluidas en muchos de los
conceptos. De esa manera Vallejo puede acercarse a la realidad a la vez que
está haciendo poesía, de esa manera el poeta se adentra en lo universal sin
olvidarse en ningún momento de los personajes de la calle. Más bien ocurre que
Vallejo acierta a utilizar la dialéctica para que su poesía sea la poesía de
todos con los que él se identifica, los mendigos, los hambrientos, los
guerreros, los pobres y las personas. A lo largo de toda su producción
poética, Vallejo siempre perseguirá que su poesía sea, no sólo léxicamente
nueva, sino de manera muy especial, emocionalmente actual e inmersa en su
época. Para ello utilizará una estrategia poética determinada por una constante
renovación de formas y contenidos, sustentada por la creencia absoluta de que
en el ser humano se conjuga, en una sistemática lucha de contrarios, multitud
de sentimientos a veces contradictorios. Su poesía, al contrario, siempre será
sorprendentemente coherente y clara, a pesar de su aparente hermetismo.
39
Así Vallejo ha conseguido, haciendo poesía, llegar a la
universalidad, allí donde se debe comprender cada momento de la historia y
desde donde se puede ver y ayudar a cada persona que lo necesite. Porque si
bien la dialéctica le ha permitido alcanzar esta cima del pensamiento, la misma
estrategia hace que la poesía vuelva hacia las personas individuales desde
donde partió, y Vallejo lo consigue sin lugar a dudas. El poeta no está
haciendo un mero símbolo general de su soldado del ejército republicano. Es
siempre un individuo personal:
Combatiente...
.......................
vigentes tus creencias personales,
distinto de carácter...40
No nos podemos olvidar ni un momento de esos nombres que
aparecen en EspAC, de
esos Ramón Collar, Pedro Rojas,Ernesto Zúñiga, etc. Son
personas reales, personas que protagonizaron algún momento de la guerra civil
española, que se convirtieron en nombres que estaban en la boca de los combatientes.
La gran hazaña de Vallejo en cuanto a los proletarios que luchaban en la guerra
consistía en, a través de la poesía, hacer que la individualidad de cada uno se
igualara con el ser social que se necesitaba. Consiguió que los hombres y los
ciudadanos fueran uno solo, consiguió que la familia y la sociedad donde vivía
el ciudadano tuvieran las mismas características. Por eso España es la madre de
todos nosotros en el penúltimo poema de EspAC.
Una vez que Vallejo ha alcanzado la universalidad a través
de la poesía, el problema radica ahora en qué se va a encarnar ese universal.
Pues la dialéctica, desde Sócrates hasta Marx, jamás ha hablado de elementos
espirituales que no tuvieran una realidad en la historia. y ese va a ser el
gran problema, pues en sus poemas en ningún momento especifica de qué se trata
ese mundo de paz y armonía con el que tanto sueña. Dos son las posibilidades
conocidas, el súper Estado de Hegel o la sociedad civil de Marx y su crítica al
Estado de Hegel. Pero hay una nueva posibilidad, la que pienso que Vallejo
acogió, una sociedad civil con carácter estatal. Claro está que Vallejo en
ningún momento hace alusión a esa encarnación de lo universal. Sin embargo, las
esperanzas, las características, los valores que Vallejo incluye en sus poemas
nos llevan a pensar que el poeta tenía pensado la realidad de ese futuro
esperanzador.
Antes de pasar a la realidad del espíritu universal debo
volver a hablar del poema Masa. Principalmente porque es el poema donde Vallejo
alcanza la universalidad más dialéctica. En tan sólo diecisiete versos Vallejo
expone el proceso dialéctico que lleva desde la individualidad hasta la
universalidad. Un proceso dialéctico que realizaron tanto Sócrates como Platón,
Aristóteles, Hegel, y Marx. Vallejo lo realiza en su campo, haciendo poesía,
sin explicaciones y por lo tanto con mucha más dificultad, pero incluyendo
conceptos dialécticos que pertenecen a Hegel, Marx, y al cristianismo.
Vallejo realiza la trayectoria de la esperanza en la
resurrección, no la resurrección de los que ya han muerto, sino de los que se
sabe que van a morir. Y sólo es posible superar este peligro cuando el hombre
se haga universal, cuando tome conciencia de que pertenece a la misma especie
que todos los demás humanos que ve por la calle. Sólo entonces, cuando el
hombre se vea a sí mismo como un ser universalmente válido, es posible, que a
pesar de que los hombres tengan que morir sin remisión, se haya vencido a la
muerte.
El final de la historia
El final de la historia fue un concepto introducido en la
dialéctica por Hegel. Pero hemos de tener mucho cuidado al hablar de él. No se
trata de que la historia se vaya a parar y a partir de entonces ya no se vea
nada nuevo bajo el sol. Decir eso sería de estúpidos, y nos consta que de eso
no pecaba Hegel. El concepto es mucho más complicado. A lo largo de la historia
de la humanidad el hombre ha ido consiguiendo diferentes conceptos de libertad
a través de su realización y de su plasmación en leyes y costumbres. El final
de la historia es la realización del último concepto de libertad, tanto de una
manera individual como de una manera colectiva. Hegel creía que el final de la
historia había llegado tras la revolución francesa y el imperio napoleónico.
Marx criticó esta postura al introducir un nuevo concepto de libertad en el que
se incluían las nuevas relaciones económicas que aparecían a finales del
diecinueve. Para Marx el final de la historia no solo no ha llegado sino que
falta mucho para que llegue, pues su nuevo concepto de libertad es totalmente
contrario a las sociedades capitalistas que dominan medio mundo.
Vallejo está mucho más cercano a Marx que a Hegel, el poeta
jamás aceptaría que la libertad ya ha sido realizada en todos sus conceptos,
pues la esperanza de Vallejo está puesta en una sociedad futura donde realmente
se realice la libertad, donde el hombre se realice a sí mismo.
Sin embargo Vallejo recoge un concepto muy importante de la
dialéctica de Hegel, la Sittlichkeit,
la eticidad. Un conjunto de valores y creencias, de costumbres éticas de las
que participan todos los ciudadanos de la comunidad, y de la que es necesario
que todos participen para que la comunidad sea universal. Finalmente la
eticidad se ve hecha real a través de leyes e instituciones, pero que de
ninguna manera puede quedarse estancada y fuera de los movimientos de la
historia.
En los poemas de Vallejo se observa cómo incluye este
concepto hegeliano en la esperanza y en la revolución. Esa universalidad de la
que ya hemos hablado incluye ese carácter ético que debe incluir el universal.
Pensado ya el final de la historia Hegel construyó un Estado
demasiado fuerte en el que se encarnaba todo el universal y que en ningún
momento se olvidaba de la gente particular. Marx criticó a Hegel que para
realizar la libertad se fuera a un Estado poderoso en el que se superaba la
sociedad civil. Marx pensaba que si lo que se quiere es superar lo negativo de
la sociedad civil no nos podemos ir a una instancia superior, donde en la
realidad es muy imposible que lo negativo se torne positivo.
Vallejo no especifica nunca dónde acaba su proceso
dialéctico, pero parece claro que su adhesión al materialismo dialéctico le
debe llevar a tener en mente una sociedad civil en la que lo negativo se
elimina gracias a la aceptación de ese carácter ético que pertenece a todos los
hombres de la tierra. Pero en realidad todo esto no es más que una esperanza de
ver en Vallejo una dialéctica acabada en su poesía, cuando la muerte le impidió
seguir escribiendo tras la derrota de los republicanos.
Es cierto que la dialéctica de Vallejo no acaba, pero no por
ello pierde valor, pues su mayor valía consiste en que es la estrategia poética
que el poeta peruano utiliza en todos sus poemas, una estrategia poética que
une en su poesía la estética y la ideología, para crear una poesía muy personal
y por lo tanto, siguiendo a Vallejo, universal.
Bibliografía
Vallejo, C. Poemas en prosa; Poemas humanos; España
aparta de mí este cáliz. Ed. Cátedra. Madrid 1988.
Vallejo, C. Epistolario general. Ed. Pre-textos.
Valencia 1982.
Flores, A. y otros. Aproximaciones a César Vallejo. Ed.
Las Américas. N.Y. 1971.
Ortega, J. y otros. César Vallejo. El escritor y la
crítica. Ed. Taurus. Madrid 1981.
Hegel, G. W. F. Principios de la filosofía del
derecho. Ed. Edhasa. Barcelona 1988.
Hegel, G. W. F. Fenomenología del espíritu. Ed.
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Hegel, G. W. F. Escritos de juventud. Ed. FCE.
México D.F. 1981.
Marcuse, H. Razón y revolución. Ed. Alianza.
Madrid 1979.
Marx, K. y Engels, F. Manifiesto comunista y otros
escritos. Ed. Grijalbo. Barcelona 1975.
Notas
1 Hegel, G. W.
F. Fenomenología del espíritu. pg 54.
2 Hegel, G. W.
F. Fenomenología del espíritu. pg 55.
3 Vélez, J. Introducción
a España aparta de mí este cáliz. pg 27.
4 Monguió, L. La muerte y
la esperanza en la poesía última de Vallejo; en César Vallejo. El escritor
y la crítica. pg 374.
5 Monguió, L. La muerte y
la esperanza en la poesía última de Vallejo; en César Vallejo. El escritor
y la crítica. pg 375.
6 Vélez, J. Introducción
a España aparta de mí este cáliz. pg 37.
7 Hegel, G. W. F. Escritos
de juventud. pg 220.
8 Vélez, J. Introducción
a España aparta de mí este cáliz. pg 27.
9 Vélez, J. Introducción
a España aparta de mí este cáliz. pg 21.
10 Oviedo, J. M. Vallejo
entre la vanguardia y la revolución; en César Vallejo. El escritor y la
crítica. pg 415, 416.
11 Flores,
A. Aproximaciones a César Vallejo. pg 328.
12 Oviedo, J. M. Vallejo
entre la vanguardia y la revolución; en César Vallejo. El escritor y la
crítica; las palabras son de Vallejo, publicadas en Mundial, 3 de mayo de
1929.
13 Oviedo, J. M. Vallejo
entre la vanguardia y la revolución; en César Vallejo. El escritor y la
crítica; las palabras son de Vallejo, publicadas en Mundial, 1 de febrero
de 1929.
14 Ferrari, A. Poesía,
teoría, ideología; en César Vallejo. El escritor y la crítica. pg
393.
15 Vélez, J. Introducción
a España aparta de mí este cáliz. pg 27.
16 Vélez, J. Introducción
a España aparta de mí este cáliz. pg 19.
17 Ferrari, A. Poesía,
teoría, ideología; en César Vallejo. El escritor y la crítica. pg
395.
18 Vallejo, C. España aparta de
mí este Cáliz. Poema I.
19 Vallejo, C. España aparta de
mí este Cáliz. Poema I.
20 Vallejo, C. España aparta de
mí este Cáliz. Poema VII.
21 Vallejo, C. España aparta de
mí este Cáliz. Poema X.
22 Ferrari, A. Poesía,
teoría, ideología; en César Vallejo. El escritor y la crítica. pg
397.
23 Paoli, R. España, aparta
de mí este cáliz; en Flores, A. Aproximaciones a César Vallejo. pg
349.
24 Oviedo, J. M. Vallejo
entre la vanguardia y la revolución; en César Vallejo. El escritor y la
crítica; las palabras son de Vallejo, publicadas en Mundial, 3 de mayo de
1929.
25 Hegel, G. W. F. Principios
de la filosofía del derecho. Párrafo 197; pgs. 272,273.
26 Engels, F. El papel del
trabajo en la transformación del hombre en mono; en Vélez, J. Introducción
a España aparta de mí este cáliz. pgs. 35,36.
27 Vallejo, C. Rusia en
1931; en Vélez, J. Introducción a España aparta de mí este cáliz. pg
36.
28 Vallejo, C. Rusia en
1931; en Vélez, J. Introducción a España aparta de mí este cáliz. pg
38.
29 Vélez, J. Introducción
a España aparta de mí este cáliz. pg 38.
30 Hegel, G. W. F. Escritos
de juventud. pg 220.
31 Paoli, R. España, aparta
de mí este cáliz; en Flores, A. Aproximaciones a César Vallejo. pg
356.
32 Vélez, J. Introducción
a España aparta de mí este cáliz. pg 28.
33 Higgins, J. César
Vallejo. El escritor y la crítica. pg 329.
34 Higgins, J. César
Vallejo. El escritor y la crítica. pg 335.
35 Higgins, J. César
Vallejo. El escritor y la crítica. pg 325.
36 Hegel, G. W.
F. Principios de la filosofía del derecho. Párrafo 35; pg 102.
37 Bosch, R. Sentido
existencial del hombre en guerra en Vallejo; en Flores, A. Aproximaciones a
César Vallejo. pg 342.
38 Vallejo, C. El arte y la
revolución; en Vélez, J. Introducción a España aparta de mí este
cáliz. pg 28.
39 Vélez, J. Introducción
a España aparta de mí este cáliz. pg 20.
40 Bosch, R. Sentido
existencial del hombre en guerra en Vallejo; en Flores, A. Aproximaciones a
César Vallejo. pg 345.
(*) Abreviaturas utilizadas
HN: Los Heraldos negros.
T: Trilce.
PP: Poemas en prosa.
PH: Poemas humanos.
EspAC: España, aparta de mí este cáliz.