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Lenin ✆ A.d.
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Vania Bambirra | El
objeto de este artículo que es parte de un estudio más amplio, es exponer de
manera muy sucinta los aspectos principales de la táctica leninista de febrero
a octubre de 1917. Durante este periodo, la capacidad táctica de Lenin se
revela en toda su plenitud. Jamás, en la historia, se ha demostrado con tal
intensidad una capacidad semejante de acompañar, comprender y orientar un proceso revolucionario,
reflexionando teóricamente sobre la práctica cotidiana, día por día.
Quienquiera que desee entender el fenómeno de la política y su expresión
máxima, que es la revolución social que se engendra en el momento más agudo de
la lucha de clases, y aprender ciencia política, encontrará, sin duda, en la
revolución rusa y en su conducción por el leninismo una magnífica ocasión para
hacerlo.
Debido
a la riqueza de enseñanzas tácticas que emerge de los textos de Lenin durante
los ocho meses que preceden a la conquista del poder, vamos a centrar nuestra
atención en su análisis tal cual se desarrolla durante esta etapa, sin
considerar sus reflexiones posteriores sobre el triunfo de octubre (como las
contenidas, por ejemplo, en sus panfletos "La enfermedad infantil del
'izquierdismo' en el comunismo"; "Las elecciones a la Asamblea
Constituyente y la dictadura del proletariado"; y en varios de sus
informes a los congresos de la Comintern,
discursos y conferencias. Nuestro
propósito es exponer la percepción específica que tuvo Lenin de la revolución y
de sus momentos cruciales en el acto mismo de su realización.
“Pero, para consolidar para los pueblos de Rusia las conquistas de la revolución democrático-burguesa, debíamos ir más allá, y así lo hicimos. Resolvimos los problemas de la revolución democrático-burguesa al pasar, como un "subproducto" de nuestras actividades fundamentales y genuinamente proletarias, revolucionarias, socialistas. Hemos dicho siempre que las reformas son un subproducto de la Lucha de clases revolucionaria. Las reformas democrático-burguesas —lo hemos dicho y demostrado con los hechos— son un subproducto de la revolución proletaria, es decir, socialista. Digamos de paso que todos los Kautsky, Hilferding, Mártov, Chernov, Hillquit, Longuet, Mac Donald, Turati y demás héroes de ese marxismo del "II 1/2" no fueron capaces de comprender esta relación entre la revolución democrático-burguesa y la revolución proletaria, socialista. La primera se transforma en la segunda. La segunda resuelve al pasar los problemas de la primera, la segunda consolida la obra de la primera. La lucha, y sólo la lucha, determina hasta qué punto la segunda logra rebasar a la primera.
El régimen soviético es precisamente una de las confirmaciones o manifestaciones evidentes de esta transformación de una revolución en otra. El régimen soviético es la máxima democracia para los obreros y campesinos, y al mismo tiempo señala una ruptura con la democracia burguesa y la aparición de un nueva tipo de democracia de proyección histórica, es decir, la democracia proletaria o dictadura del proletariado.” | Lenin, "Ante el IV Aniversario de la Revolución de Octubre". Obras completas, t. XXXV, p. 488
El leninismo es, antes que nada, un método de acción
revolucionaria, de aplicación creadora del marxismo, y contiene como tal
enseñanzas de carácter universal. Sin embargo, siempre es necesario recordar
que ese método se expresa a través de un análisis concreto de una situación
concreta. Y vale la pena recordar también una observación que Lenin hacía
insistentemente: "No copien nuestras tácticas, sino analicen
independientemente las causas de sus rasgos peculiares, las condiciones que la
originaron, y sus resultados, aplicando no la letra, sino el espíritu, la
esencia y las lecciones de la experiencia de 1917-21."1
Hemos dividido nuestra exposición en tres partes. En la
primera, tratamos de mostrar cómo la preocupación de Lenin se centra hasta el
mes de julio, profundizando la etapa democrática, en crear las condiciones para
el paso a la revolución socialista. En este periodo la idea de la insurrección
aún no se plantea. La preocupación fundamental es lograr consolidar la
dirección de la vanguardia proletaria sobre el proceso revolucionario, en los
soviets sobre todo, y fortalecer al partido, para poder empujar la revolución
hacia su etapa superior. Durante esos meses, Lenin contempla la posibilidad de
la revolución por la vía pacífica.
En la segunda parte, mostramos cómo, a partir de julio, en
función de la profundización de la crisis general de la sociedad rusa, de la
maduración de las condiciones subjetivas, Lenin cambia de táctica: admite,
entonces, que el camino pacífico se había cerrado definitivamente, y que era
necesario preparar y realizar lo más pronto posible la insurrección. Por un
momento aún, Lenin piensa que era posible intentar un compromiso con la pequeña
burguesía —¡no con la burguesía!— para tratar de retomar la senda pacífica de
la revolución. Pero inmediatamente se percata de que tal compromiso era ya
irrealizable, que tal posibilidad más bien había existido sólo en su cabeza, y
ni siquiera llegan a publicarse sus proposiciones en este sentido.
Finalmente, en la última parte, intentamos hacer una
síntesis global de las principales tesis leninistas sobre las dos grandes
etapas del proceso revolucionario de 1917, con el objeto de entregar al lector
una visión de conjunto de las mismas y de los factores de triunfo. Vale la pena
señalar que Lenin, en reflexiones posteriores, agrega una serie de elementos
que son esenciales para la comprensión del por qué triunfó la revolución de
octubre. Pero esto es materia de otro artículo.
Hemos preferido utilizar como referencias bibliográficas las
Obras escogidas en tres tomos de la
Editorial Progreso a las que el lector tiene más acceso.