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Karl Marx ✆ A.d.
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David Martínez
Amador |
Hubiese sido un Marx burgués, simpatizante de las libertades
políticas (las libertades elegantes, para usar el término de Ellacuría) y
probablemente, dedicado a la reflexión crítica teológica. Hubiese sido, como
muchos politólogos modernos que simpatizan con la izquierda pero, mayormente
democráticos, un sujeto que buscaría el balance entre los mecanismos ‘burgueses’
y la militancia en la calle. ¿Cómo hubiese reaccionado este hipotético Marx
liberal político burgués ante el fenómeno denominado La Comuna de París?
Supongo que bastante diferente, aunque en esencia, seguiría
intrigado por dicho fenómeno. Supongo igualmente que nuestro supuesto Marx
aburguesado y su reflexión sobre La Comuna de París hubiesen sonado muy
parecidas al conocido texto de Chantal Mouffé, El Retorno de lo Político:
Comunidad, Ciudadanía, Pluralismo, Democracia Radical. Es decir, un Marx
ligeramente aún dentro del carril de lo propiamente político. Esto da pie a un
punto de interés. Hay que reconocer que centrarse en el Marx 'maduro' (que aún
no abordamos….), es decir, el Marx determinista, el de las rígidas leyes
económicas y de la posición de clase comprendida desde la ortodoxia, no es más
el Marx político. Es un Marx determinista y es un Marx en el cual, la
subjetividad
[1] propia de lo
fundamentalmente humano ha desaparecido. Y esto
es algo que todo politólogo o amigo de las ciencias sociales (sin importar su
posición ideológica) debe de tomar en cuenta.
El Marx que reflexiona sobre La Comuna lo hace tres años
después de la publicación del primer volumen de El Capital. (El Capital vio la
luz en 1867 y La Comuna de París lo hace en 1870). En efecto, es el ´Marx
determinista´ aunque, su diagnóstico es interesante. Interesante porque, el ‘experimento
de la Comuna’ da respuesta precisamente a la pregunta dejada en el aire que el
Marx político no pudo responder (y por lo cual, se dará la transición en Marx
de una disciplina inútil como la política a una disciplina de ´regularidades y
leyes´ como la Economía): ¿Qué sucede cuando los mecanismos políticos burgueses
[2] no representan al obrero? Al no hacerlo, ¿son formas de
dominación no legítima? ¿Qué hacer?
De allí entonces la frase con la cual cerramos el artículo
anterior en razón de un supuesto retorno hacia la ´existencia más empírica´ del
hombre. Dado que todos los teóricos del Estado de Naturaleza jamás presentaron
un referente empírico
[3] Marx se encuentra con un escenario fascinante. Basta leer su
afirmación….
“el éxito más importante de
La Comuna era su existencia misma…”. ¿Por qué afirma Marx esto?
Porque este Marx economicista se da cuenta que una sociedad
comprometida a la redistribución del ingreso, y a acabar con la explotación
requiere su instrumento de poder propio: el Estado de los trabajadores. La
experiencia de La Comuna permitió por un cortísimo tiempo apreciar cómo
funcionarían esos órganos de poder obreros. Sería interesante debatir aquí la
posición anarquista en Marx frente a la posición de Bakunin (con respecto al
hecho del conflicto entre ambos autores) o, qué tanto influyó la experiencia de
La Comuna en la conformación de la Internacional dado que 17 de sus miembros
fundadores estuvieron en ella.
Pero en honor al Marx político, voy por otro carril. Lo
interesante que resulta que incluso, en el tomo I de El Capital, se encuentre
una referencia directa a la Antígona de Sófocles. ¿Es posible pensar que una
reflexión indirecta sobre el estado del Arte griego realizada por Marx diese
pie a la teorización de dominación política y luego lo condujera al estudio de
la Economía?
Recordemos que el Marx joven en su época de disertación
doctoral ha reconocido que el arte griego (en todas sus manifestaciones) es
representación de una forma de dominación basada en una sociedad estamental. Y
de todas las referencias que Marx pudiera haber hecho al Antígona,
[4] he aquí la primera:
“Pues
nada de cuanto impera en el mundo, es tan funesto como el oro, que derriba, Y
arruina a las ciudades y a los hombres, Y envilece los corazones virtuosos,
Lanzándolos a los caminos del mal y del vicio; El oro enseña al hombre la
astucia y la perfidia Y le hace volver, con impiedad, la espalda a los
dioses".
Encuentra Marx en la lectura de mito Antígona la referencia
hacia el problema de la ´enajenación´ y el sometimiento que se hace del sujeto
en cualquier proceso productivo. Interesante sin duda alguna, sin embargo hay
que recordar el sentido original del mito.
Quizá la parte más fundamental del mismo sea el párrafo del
coro donde Antígona se refiere al hombre (cómo proyecto):
Πολλὰ τὰ δεινὰ
κοὐδὲν ἀνθρώπου
δεινότερον πέλει· τοῦτο καὶ πολιοῦ πέραν πόντου
χειμερίῳ νότῳ χωρεῖ͵
περιβρυχίοισιν περῶν ὑπ΄ οἴδμασιν͵ θεῶν
τε τὰν ὑπερτάταν͵ Γᾶν
ἄφθιτον͵ ἀκαμάταν͵ ἀποτρύεται͵ ἰλλομένων ἀρότρων ἔτος
εἰς ἔτος͵ ἱππείῳ γένει πολεύων.[5]
Que Antígona reconozca el importante valor de la ciudadanía
y de quien cumple con las leyes es algo aparentemente contradictorio dado el
final que Antígona ha de vivir por razón de su elección. Pero hay dos
cuestiones fundamentales que el mito de Antígona nos enseña y que quizá el Marx
joven conocía muy bien dado su nivel de erudición.
Primero, el desprecio a las tiranías, allí la frase
sarcástica y despectiva de Antígona cuando es llevada ante Creonte: ‘…En
efecto, a la tiranía le va bien en otras muchas cosas y sobre todo, le es
posible obrar y decir lo quiere’.
Y la última, pero más importante, en razón del final que
Antígona elige. Allí hay un reconocimiento profundamente existencial aunque
menos político:
[6] Que a la existencia humana no se le puede imponer ningún tipo
de proyecto preconcebido (ni político, ni de ‘clase’) aún por ‘ilógicas’ que
sus finalidades puedan parecer. Porque como bien lo dice Antígona, el hombre es
portentoso….
Notas
[1] En efecto, habremos de abordar a Lukács en su momento, dado el
énfasis de este autor marxista en preservar una suerte de ‘voluntarismo
subjetivista’ con respecto a las decisiones del proletariado. Lukács reconoció
de forma silenciosa para evitar aún más la soledad política (y por el otro
lado, esta nota al pie censurada por la Academia Soviética también…) que la
posición ortodoxa con relación a la posición de clase es mero determinismo.
Lukács afirma… "todo depende de la conciencia de clase, de la voluntad
consciente del proletariado", es decir, del componente subjetivo. Para Lukács
habrá, sin duda alguna, un acto de apropiación, subjetivo y valorativo. Esta
cuestión será abordada en las siguientes entregas.
[2] Les llamamos mecanismos políticos ‘burgueses’ en razón de ser
producto de las llamadas revoluciones burguesas. Es decir, aquellos procesos
políticos que sobre el ideal del progreso humano y la emancipación del
individuo produjeron el Constitucionalismo escrito, la Declaración de los
Derechos del Hombre, las Asambleas Políticas, los Partidos Políticos, el
Parlamentarismo…
[3] Quizá John Locke es la excepción que rompe la regla pues
reconoce que “… los habitantes salvajes del Nuevo Mundo quizá sean al muestra
más cercana al ideal del Estado de Naturaleza”. George Sabine, Historia del Pensamiento
Político, “El Liberalismo en John Locke”.
[4] Mucho se ha escrito con la figura de Antígona, al menos la del
mito original de Sófocles. Pero en esencia, se ha hecho de esta tragedia un ‘grito
de resistencia’ aunque particularizando la apropiación del reclamo ante las
agendas modernas y por lo tanto, individualizándolo. En esencia, se le ha hecho
‘menos griego’ y menos político.
[5]Una traducción más o menos fiel sería la siguiente "Muchas
cosas hay portentosas, pero ninguna tan portentosa tanto como el hombre; ...” Si cumplen los usos locales y la justicia por
divinos juramentos constituida podrá llegar a la cima llega de la ciudadanía; y
si, atrevido, del crimen se hace el amigo ha de quedarse sin ciudad: Ni se
siente en mi mesa ni tenga pensamientos iguales a los míos, quien tal haga¨.
[6] Hay que recordar siempre lo que resulta trágico en Antígona
desde la lectura que un politólogo con formación clásica debe hacer. No es el
reclamo apropiatorio a una causa determinada, sino que Antígona acepta la
muerte inevitable en razón de no estar más en ‘comunión’ con la Ciudad. Esta ‘afuera’
de la ciudad, al nivel de los bárbaros y lo perros. Quizá esta parte haya sido
importante para el Marx frustrado en su reflexión política y darse cuenta que
el obrero experimentó lo mismo con respecto de los procesos políticos burgueses
del siglo XIX.