- "Las distintas reivindicaciones de la
democracia, incluyendo la de la autodeterminación, no son algo absoluto, sino
una partícula de todo el
movimiento democrático (hoy socialista) mundial.
Puede suceder que, en un todo, entonces hay que desecharla. Es posible
que en un país, el movimiento republicano no sea más que un arma de las
intrigas clericales o financiero – monárquicas de otros países; entonces,
nosotros no deberemos apoyar ese movimiento concreto. Pero sería
ridículo excluir por ese motivo del programa de la socialdemocracia
internacional la consigna de la República" | Lenin.
Problemas de política nacional e internacionalismo proletario. Moscú. Progreso.
1981. Pág. 151).
Ted Grant & Alan Woods | Estas
palabras demuestran que el derecho de autodeterminación es sólo un derecho relativo.
Que la clase obrera apoye la reivindicación del derecho de autodeterminación
depende de las circunstancias concretas de cada caso. Es una cuestión concreta.
No es posible tener una postura general, válida para todos los casos. Lenin
nunca lo consideró así. Es necesario examinar cada caso concreto y distinguir
cuidadosamente entre lo que es reaccionario y lo que es progresista. De otra
manera acabaríamos hechos un lío. Y la posición de Lenin demostró su validez en
la práctica de 1917. La cuestión nacional se resolvió en Rusia, no por la
burguesía, sino por la revolución socialista. Este es un hecho que todos
los calumniadores del Bolchevismo se niegan a reconocer. Es de enorme
importancia desde el punto de vista de aquellos que desean comprender realmente
la postura marxista sobre la cuestión nacional.
Como Lenin había previsto, los polacos sólo
consiguieron la independencia como resultado de una revolución en Rusia. La
revolución de Octubre creó las condiciones para la ruptura de Polonia. El ala
de derechas del PSP se vio propulsada al gobierno,
allí se dio prisa por
entregar el poder a la burguesía polaca. La última incitó a Francia y Gran
Bretaña a declarar la guerra contra Rusia en 1920. Los Bolcheviques no sólo se
defendieron contra la reaccionaria burguesía polaca, sino que libraron una
guerra con Polonia. ¿Significaba esto que negaban el derecho de
autodeterminación polaco?. Lenin respondió a la pregunta:
"Si la situación concreta ante la que se hallaba Marx en la época
de la influencia predominante del zarismo en la política internacional volviera
a repetirse bajo otra forma, por ejemplo, si varios pueblos iniciasen la
revolución socialista (como en 1848 iniciaron en Europa la revolución
democrático – burguesa), y otros pueblos resultasen ser los pilares
principale de la reacción burguesa, nosotros también deberiamos ser partidarios
de la guerra revolucionaria contra ellos, abogar por ‘aplastarlos’, por
destruir todos sus puestos de avanzada, cualesquiera que fuesen los movimientos
de las pequeñas naciones que allí surgiesen.". (Ibíd.
Pág. 150).
Estas líneas expresan perfectamente la verdadera actitud de Lenin hacia
la autodeterminación. La cuestión nacional (incluida la autodeterminación)
siempre está subordinada a los intereses generales del proletariado y la
revolución mundial. El proletariado debe apoyar las luchas de liberación
nacional de las naciones oprimidas, en la medida que vayan dirigidas contra el
imperialismo y el zarismo. En este sentido el movimiento nacional igual que el
campesinado deben ser aliados del proletariado. Pero cuando estos movimientos
nacionales van dirigidos contra la revolución, cuando las pequeñas naciones son
utilizadas como instrumentos del imperialismo y de la reacción (como ocurre con
frecuencia en la historia), entonces la actitud del movimiento obrero debe ser de
total hostilidad, incluso hasta el punto de librar una guerra contra estos
movimientos. Eso está perfectamente claro en las palabras de Lenin.
El programa Bolchevique de la cuestión nacional estaba destinado a unir
a los trabajadores y campesinos de todas las nacionalidades de la Rusia zarista
para el derrocamiento revolucionario del zarismo. Una vez tomaron el poder los
trabajadores rusos, ofrecieron el derecho de autodeterminación a las
nacionalidades oprimidas, pero en la gran mayoría de los casos los pueblos
decidieron permanecer juntos y participar voluntariamente en la Federación
soviética. Es verdad que Polonia y Finlandia se separaron, y ambos
establecieron dictaduras reaccionarias hostiles al poder soviético. Ucrania
cayó bajo el control alemán. Los Bolcheviques no intervinieron contra Finlandia
o Polonia, no por su derecho a la autodeterminación, sino que eran demasiado
débiles para hacerlo. Más tarde sí que tuvieron que intervenir en Polonia,
Ucrania y Georgia.
Después de la Revolución de Octubre, en más de una ocasión el gobierno
Bolchevique se vio obligado a declarar una guerra contra movimientos
nacionalistas reaccionarios, por ejemplo el Dashnaks Armenio y el Rada
Ucraniano, que eran simplemente una tapadera de la intervención imperialista
extranjera contra la República Soviética. En 1920, Lenin estaba a favor de
librar una guerra revolucionaria contra Polonia, Trotsky se opuso a esta
guerra, no por razones de principio, ni por la autodeterminación polaca (el
reaccionario régimen de Pilsudski en Polonia simplemente actuaba como un títere
del imperialismo francés y británico que estimulaba su postura agresiva hacia
la Rusia Soviética), pero sólo por razones prácticas.
Cuando la burguesía nacionalista finesa, por sus propias razones
reaccionarias, rompió después de la revolución con Rusia, los Bolcheviques no
intervinieron, en ese momento era el reflejo de la debilidad del estado
soviético. El gobierno obrero estaba librando una lucha de vida y muerte en
muchos frentes. Trotsky tuvo que improvisar el Ejército Rojo de la nada. En
Finlandia estalló una guerra civil sangrienta entre la burguesía nacionalista
los Guardias Blancos y los trabajadores. Si los Bolcheviques hubieran tenido el
Ejército Rojo, habrían intervenido para apoyar a los trabajadores fineses
contra la contrarrevolucionaria burguesía nacionalista finesa. La intervención
era materialmente imposible, pero no tenía nada ver con el "derecho de
autodeterminación" que, como Lenin explicó una y otra vez, sólo era una
parte --una parte relativamente pequeña-- de la estrategia general de la
revolución proletaria mundial. Lo primero siempre estaba subordinado al
objetivo final, la revolución proletaria mundial, de la misma forma que la
parte siempre está subordinada al todo.
En 1922 en su libro La Socialdemocracia y las Guerras de Intervención
(también conocido como Entre el Rojo y el Blanco). León Trotsky escribía
lo siguiente:
"El desarrollo económico de la sociedad actual tiene un
carácter enormemente centralista. El capitalismo ha establecido las bases
preliminares para la economía organizada a escala mundial. El imperialismo es
sólo la expresión capitalista rapaz de este deseo de tener el papel dirigente
en la dirección de la economía mundial. Todos los países imperialistas
poderosos sienten que no tienen espacio suficiente dentro de los estrechos
límites de la economía nacional, y buscan mercados más amplios. Su objetivo es
el monopolio de la economía mundial...
La tarea fundamental de nuestra época consiste en establecer relaciones
más próximas entre los sistemas económicos de las distintas zonas del mundo, en
beneficio de los intereses de toda la humanidad, la coordinación de la
producción mundial basada en el uso más económico de todas las fuerzas y
recursos. Esto es precisamente la tarea del socialismo. Es evidente que el
principio de autodeterminación en ningún caso suplanta la unificación de
tendencias de la construcción económica socialista. A este respecto, la
autodeterminación ocupa en el proceso del desarrollo histórico, la misma
posición subordinada que se asigna a la democracia en general. El centralismo
socialista, no puede reemplazar el centralismo imperialista, sin una
transición, las nacionalidades oprimidas deben estirar los músculos rígidos
hasta ahora por las cadenas de coerción capitalistas.
La tarea y los métodos de la revolución proletaria no consisten en la
eliminación mecánica de las características nacionales o la introducción a la
fuerza de una amalgama. La intromisión en el idioma, la educación, la
literatura y la cultura de las distintas nacionalidades es algo ajeno al
proletariado. Eso está relacionado con otras cosas que los intereses
profesionales de los intelectuales y los intereses ‘nacionales’ de la clase
obrera. La revolución social triunfante dará plena libertad a todos los grupos
nacionales para resolver por sí mismos todas las cuestiones de la cultura
nacional, mientras centralizan (para el bien común y con el consentimiento de
los trabajadores) las tareas económicas, que requieren manejar correctamente y
de una manera conmesurada las condiciones naturales, históricas y técnica de
los agrupamientos nacionales. La Federación Soviética representa la forma de
estado más adaptada y flexible para la coordinación nacionales de las
necesidades económicas.
Los políticos de la Segunda Internacional, en armonía con sus mentores
de la burguesía, los diplomáticos, rien con sorna ante nuestro reconocimiento
de los derechos de autodeterminación nacional, debemos explicar a las masas
su significado histórico limitado y no ponerlo por encima de los intereses de
la revolución proletaria".
Lenin y en nacionalismo ‘Gran Ruso’
Lenin conocía y amaba las tradiciones nacionales, la historia, la
literatura y la cultura de Rusia. Era un internacionalista de corazón, pero
firmemente unido a la vida y cultura rusa. Lenin nunca hizo las más mínima
concesión al chovinismo Gran Ruso, frente al que libró una lucha sin piedad
durante toda su vida. La victoria de la revolución proletaria no significa la
desaparición inmediata de los viejos prejuicios y costumbres mentales, o la
liquidación de la tradición, que en palabras de Marx pesan sobre la conciencia
humana "como un monte elevado". No se cambia la mente de los hombres
y mujeres de la noche a la mañana simplemente eliminando el dominio de los
explotadores y nacionalizando los medios de producción. La sociedad aún soporta
las cicatrices y las deformaciones del antiguo orden, no sólo sobre la espalda
sino sobre la mente.
La creación de verdaderas relaciones humanas entre hombres y mujeres,
entre las antiguas naciones oprimidas y las opresoras, requiere un período y la
duración del mismo estará determinado por el nivel de desarrollo de las fuerzas
productivas, la duración de la jornada laboral y el nivel cultural de las
masas. Ese es precisamente el significado del período transicional entre el
capitalismo y el socialismo. En el caso de Rusia, donde la revolución se
encontraba aislada en condiciones de atraso horribles, los problemas que
afrontaba el poder soviético eran inmensos. Esto afecta directamente a la
cuestión nacional. En vísperas de la Primera Guerra Mundial Lenin escribió:
"La democracia proletaria debe tener en cuenta el nacionalismo de los
campesinos rusos (no en el sentido de concesiones, sino en el sentido de
lucha). (Lenin. El derecho de las naciones a la autodeterminación. Pág.
61).
(...) Semejante estado de cosas plantea al proletariado de Rusia una tarea
doble, o mejor dicho, bilateral: luchar contra todo nacionalismo y, en primer
término, contra el nacionalismo ruso; reconocer no sólo la completa igualdad de
derechos de todas las naciones en general, sino también la igualdad de derechos
respecto a la edificación estatal, es decir, el derecho de las naciones a la
autodeterminación, a la separación; y, al mismo tiempo, y precisamente en
interés del éxito en la lucha contra toda clase de nacionalismos de todas las
naciones, propugnar la unidad de la lucha proletaria y de las organizaciones
proletarias, su más íntima fusión en una comunidad internacional, a despecho de
las tendencias burguesas al aislamiento nacional.
Completa igualdad de derechos de las naciones; derecho de
autodeterminación de las las naciones; fusión de los obreros de todas las
naciones: tal es el programa nacional que enseña a los obreros el marxismo, que
enseña la experiencia del mundo entero y la experiencia de Rusia. (Ibíd.)
Lenin siempre demostró una gran sensibilidad en sus relaciones con las
nacionalidades del estado soviético. Los Bolcheviques cumplieron con todas sus
obligaciones con las naciones oprimidas del antiguo imperio zarista. Al
principio desapareció el nombre de Rusia de todos los documentos oficiales, y
lo sustituyeron por el "Estado Obrero". Más tarde formaron la Unión
de Repúblicas Soviéticas. Mientras obviamente estaba a favor de una federación
voluntaria, formada inmediatamente después de la Revolución de Octubre, Lenin
también estaba ansioso por evitar dar la impresión a las nacionalidades no
rusas de que los Bolcheviques simplemente deseaban reconstituir el antiguo
imperio zarista con un nombre nuevo. Exigía cautela y paciencia. Sin embargo
Stalin que era Comisario de las Nacionalidades porque era georgiano, tenía
otras ideas. Es un hecho conocido que los miembros de las pequeñas naciones que
llegaban a posiciones dirigentes en el gobierno de una nación mayoritaria
opresora tendían a convertirse en los peores chovinistas. Por ejemplo Napoleón
Bonaparte aunque corso, se convirtió el más destacada fanático del centralismo
francés.
Stalin, la criatura de la burocracia, se convirtió en un rabioso
chovinista Gran Ruso, a pesar de que hablaba un ruso bastante pobre y con un
destacado acento georgiano. En 1921 a pesar de las objeciones de Lenin, Stalin
organizó la invasión de Georgia, que era (teóricamente) un estado
independiente. Presentada como un hecho consumado a Lenin no le quedó más
remedio que aceptarlo. Pero insistió en tratar a los georgianos con cautela y
sensibilidad, y así evitar cualquier referencia a la bravuconería rusa. En esa
época Georgia, un país predominantemente campesino y pequeñoburgués, estaba
gobernado por los Mencheviques. Lenin estaba a favor de una política
conciliadora, con la intención de ganar la confianza de los georgianos. Daba
mucha importancia al mantenimiento de relaciones fraternales entre las
nacionalidades, e insistía en el carácter voluntario de cualquier unión o
federación. Stalin por el contrario, deseaba a toda costa empujar a Georgia a
la Federación Socialista Rusa (RSFSR) con la Federación Transcaucasiana, el SSR
Ucraniana y la Bielorrusa. Cuando Stalin pasó su borrador al Comité Central,
Lenin lo criticó con dureza y propuso una alternativa diferente al borrador de
Stalin. Lenin insistía en la igualdad y la naturaleza voluntaria de la federación:
"Reconocemos la igualdad con la RSS Ucraniana y las demás, junto a
ellas en términos de igualdad, formar una nueva unión, una nueva
federación". (Lenin. Cuestiones de política nacional e
internacionalismo proletario. Pág. 223. En la edición inglesa).
Mientras, al margen de la dirección del partido, Stalin con la ayuda de
su secuaz Ordzonikidze (un georgiano rusificado como él), y Dzerzinski (polaco)
organizaron un golpe en Georgia. Purgaron a los mencheviques georgianos, y
cuando los líderes bolcheviques georgianos protestaron, se les echó a un lado
sin piedad. Stalin y Ordzonikidze pisotearon todas las críticas. En otras
palabras llevaron adelante una política que era precisamente la contraria de la
que Lenin defendía en Georgia. Intimidaron a los Bolcheviques georgianos e
incluso llegaron a utilizar la violencia física, Ordzonikidze llegó a golpear a
un bolchevique georgiano. Cuando Lenin, incapacitado por su enfermedad,
finalmente se enteró de los hechos se horrorizó, y dictó una serie de cartas a
sus secretarias en las que denunciaba la conducta e Stalin en los términos más
duros posibles y exigía un castigo severo para Ordzonikidze.
En un texto dictado el 24-25 de diciembre de 1922, Lenin marcaba a
Stalin: "un auténtico nacional socialista y un vulgar rufián Gran
Ruso". (Buranov. El testamento de Lenin). Escribió lo siguiente: "Temo
también que el camarada Dzerzinski, que viajó al Cáucaso para investigar los
‘crímenes’ de esos ‘social chovinistas’ se haya también distinguido en eso,
sólo por un sentimiento auténtico ruso (se sabe que la gente rusificada de
otras nacionalidades exagera siempre la nota del sentimiento auténticamente
ruso), y que la imparcialidad de toda su comisión se caracterice en alto grado
por las ‘vías de hecho’ de Ordzonikidze. (Lenin. Contra la burocracia. Buenos
Aires. Siglo XXI. 1974. Pág. 142).
Lenin echó la culpa de este incidente a Stalin: "Pienso que aquí
desempeñó un papel fatal el apresuramiento de Stalin y su posición
administrativa, así como su encono contra el famoso "social
nacionalismo". Por lo general en encono desempeña en política un papel de
lo más desastroso. (Ibíd.)
Lenin unía el comportamiento de Stalin en Georgia, directamente al
problema de la degeneración burocrática del aparado del estado soviético en condiciones
de horrible atraso. Condenó particularmente la prisa de Stalin en forzar la
entrada en la Unión de Repúblicas Soviéticas, sin tener en cuenta la opinión de
los pueblos implicados, con el pretexto de la necesidad de tener un
"aparato del estado unido". Lenin se oponía a este argumento, y lo
caracterizaba como el podrido chovinismo Gran Ruso que emanaba de la
burocracia, y que en gran medida era una herencia del zarismo:
"Se afirma que era necesaria la unidad del aparato. ¿De dónde
emanaban esas afirmaciones?. ¿No provenían acaso del mismo aparato de Rusia,
que, como ya lo dije en un número anterior de mi diario, tomamos del zarismo,
limitándonos a recubrirlo ligeramente con un barniz soviético?.
Sin duda alguna, habríamos debido esperar con esa medida hasta el día en
que pudiéramos decir que respondemos de nuestro aparato porque es nuestro. Pero
ahora, en conciencia, debemos decir lo contrario: que denominamos nuestro a un
aparato que, en los hechos, nos es fundamentalmente extraño y que representa una
mezcolanza de supervivencias burguesas y zaristas; que nos fue en absoluto
imposible transformarlo en cinco años, ya que no contábamos con la ayuda de
otros países y predominaban las "ocupaciones"militares y a lucha
contra el hambre.
En tales condiciones es muy natura que ‘la libertad de salir de la
unión’, que nos sirve de justificación, aparezca como una fórmula burocrática
incapaz de defender a los miembros de otras nacionalidades de Rusia contra la
invasión del hombre auténticamente ruso, del chovinista gran ruso, de ese
canalla y ese opresor que es en el fondo el burócrata ruso. No es dudoso que
los obreros soviéticos y sovietizados, que se encuentran en proporción ínfima,
lleguen a ahogarse en ese océano de la morralla gran rusa chovinista, como una
mosca en la leche". (Ibíd. Pág. 141).
Después del asunto de Georgia, Lenin utilizó todo el peso de su
autoridad en la lucha para quitar a Stalin de su puesto de Secretario General
del partido, cargo que ocupaba desde 1922, tras la muerte de Sverdlov. Sin
embargo, Lenin temía ahora más que antes una escisión abierta en la dirección,
que en las condiciones existentes podría llevar a la ruptura del partido en
líneas de clase. Por lo tanto intentó mantener la lucha en los confines de la
dirección, y no se publicaron las notas ni otro material. Lenin escribía en
secreto a los Bolcheviques Leninistas de Georgia (enviando copias a Kámenev y
Trotsky) tomó la causa contra Stalin "con todo su corazón". Como no
podía seguir el asunto en persona, escribió a Trotsky para pedirle que se
encargara de la defensa de los georgianos en el Comité Central.
La prueba documental de la última lucha de Lenin contra Stalin y la
burocracia durante décadas estuvo prohibida por Moscú. Se ocultó a la base del
Partido Comunista ruso y al resto del mundo los últimos escritos de Lenin. La
última carta de Lenin al Congreso del partido, a pesar de las protestas de su
viuda, nunca se leyó en el Congreso y permaneció encerrada bajo siete llaves
hasta 1956 cuando Kruschev y compañía la publicaron junto con otras cartas
sobre Georgia y la cuestión nacional. De esta forma la lucha de Lenin para
defender la auténtica política del Bolchevismo y el internacionalismo
proletario estuvo destinada al olvido.
"El socialismo en un solo país"
El nacionalismo y el marxismo son incompatibles. Pero el nacionalismo es
el siamés inseparable del estalinismo en todas su variantes. En el fondo de la
ideología estalinista está la teoría del socialismo en un solo país. Esta
noción anti marxista nunca habría sido apoyada por Marx o Lenin. A finales de
1924 Stalin aún apoyaba la posición internacionalista de Lenin. En febrero de
ese año en su Fundamentos del Leninismo, Stalin resumía las opiniones de
Lenin sobre la construcción del socialismo:
"Acabar con el poder de la burguesía y formar un gobierno
proletario en un país no es garantía para la completa victoria del socialismo.
La tarea principal del socialismo ¾ la organización de la producción
socialista¾ sigue pendiente. ¿Se puede llevar adelante esta tarea con la
victoria del socialismo en un país, sin contar con el esfuerzo y apoyo del
proletariado de los distintos países desarrollados?. No, eso es imposible.
Para derrocar a la burguesía no bastan los esfuerzos de un solo país, la
historia de nuestra revolución lo confirma. Para la victoria final del
socialismo, para la organización de la producción socialista, no bastan los
esfuerzos de un país, en particular de un país campesino como Rusia. Para
esta tarea se requieren los efuerzos del proletariado de los países desarrollados.
Esta es la característica principal de la teoría leninista de la
revolución proletaria".
Esta es precisamente "la característica principal de la teoría
leninista de la revolución proletaria", era lo que Lenin había repetido en
cientos de discursos, artículos y documentos desde 1905. Pero a finales
de 1924 se revisó el libro de Stalin y en su lugar se puso exactamente la idea
contraria. En noviembre de 1926 Stalin afirmaba exactamente lo contrario:
"El partido siempre toma como punto de partida la idea de que la
victoria del socialismo en un país, y que esa tarea puede ser llevada adelante
con las fuerzas de un solo país".
Estas líneas suponen una ruptura total con la política de Lenin del
internacionalismo proletario. Stalin mientras Lenin vivía nunca se habría
atraveido a decir esas palabras. Al principio la "teoría" del
socialismo en un solo país reflejaba el ambiente de la casta ascendente de
burócratas que habían prosperado con la Revolución de Octubre y ahora deseaban
poner fin al período de vendaval revolucionario. Era la expresión teórica de
una reacción pequeñoburguesa contra Octubre. Bajo la bandera del socialismo en
un país, la burocracia estalinista libró una guerra civil unilateral contra el
Bolchevismo que finalizó con la destrucción física del Partido de Lenin y la
creación de un régimen totalitario monstruoso.
El régimen edificado sobre los huesos del Partido Bolchevique finalmente
destruyó todos los vestigios de la Revolución de Octubre. Pero eso no se podía
prever. Después de la Revolución Rusa, la Internacional Comunista de nuevo
defendía una posición correcta sobre la cuestión nacional. Pero con el
desarrollo del estalinismo y la degeneración de la Tercera Internacional se
perdieron todas las ideas básicas. La mayoría de los dirigentes de los Partidos
Comunistas extranjeros siguieron ciegamente la línea de Moscú. Aquellos que
intentaron mantener una posición independiente fueron expulsados. La Komintern
pasó de ser un vehículo de la revolución proletaria mundial a ser un instrumento
pasivo de la política exterior de Stalin. Cuando ya no era útil, Stalin
desdeñosamente en 1943 la disolvió, sin ningún congreso.
Sólo un hombre fue capaz de anticipar a donde llevaría la teoría del
socialismo en un solo país. A principios de 1928, León Trotsky avisó que si la
Komintern adoptaba esta teoría, no hay duda de que empezaría un proceso que
sólo llevaría a la degeneración reformista nacional de todos los Partidos
Comunistas del mundo, estuvieran o no en el poder. Tres generaciones después,
la URSS y la Internacional Comunista se han hecho añicos, y los Partidos
Comunistas han abandonado cualquier pretensión de defender una política
auténticamente leninista.
Trotsky la cuestión ucraniana
Para Trotsky, igual que para Lenin, la cuestión de cómo apoyar la
demanda del derecho de autodeterminación era una cuestión concreta, la
respuesta estaba totalmente determinada por los intereses del proletariado y la
revolución mundial. Un buen ejemplo del método de Trotsky fue su actitud hacia
Ucrania en los años treinta. El monstruoso comportamiento de la burocracia
estalinista hacia Ucrania dañó seriamente los vínculos de solidaridad entre
Rusia y Ucrania creados con la Revolución de Octubre.
Como Georgia, Ucrania era un país predominantemente agrícola con una
aplastante mayoría de población campesina. Un país grande, con una población y
tamaño comparable a Francia, tenía una importancia estratégica para los
Bolcheviques. El éxito de la revolución en Ucrania era crucial para extender la
revolución a Polonia, los Balcanes y lo más importante de todo, a Alemania. En
enero de 1919 Christian Rakovsky, Presidente de los Comisarios de la República
Soviética de Ucrania declaraba: "Ucrania es realmente el punto nodal
estratégico del socialismo. Crear una Ucrania revolucionaria significaría
desencadenar la revolución en los Balcanes y dar al proletariado alemán la
posibilidad de resistir el hambre y el imperialismo mundial. La revolución
ucraniana es el factor decisivo en la revolución mundial".
(Christian Rakovsky. Obras Escogidas. Pág. 24. En la edición inglesa).
El poder soviético se estableció en Ucrania con algunas dificultades. La
mayor dificultad era el aplastante predominio del campesinado. La situación se
agravó por la cuestión nacional. Aunque el idioma ucraniano es muy parecido al
ruso, y son dos pueblos con una historia de siglos común (Kiev fue al principio
la capital del antiguo Rus), sin embargo, los ucranianos forman un pueblo
separado con su propia idioma, cultura e identidad nacional ¾ un hecho no
siempre reconocido por los chovinistas rusos que tradicionalmente se referían a
los ucranianos como "pequeños rusos".
La división nacional en Ucrania coincidía con la división de clases en
la sociedad ucraniana. Mientras que el 80 por ciento de la población eran
campesinos que hablaban ucraniano, una gran parte de la población urbana eran
rusos. Los bolcheviques tenían una base fuerte en las ciudades, pero eran muy
débiles en el campo. De la resolución de este problema dependía el destino de
la revolución ucraniana. La debilidad de los Bolcheviques se debía a que se
presentaban como un partido "ruso y judío". Sin embargo como la
revolución llegó inevitablemente a Ucrania, inevitablemente apareció la
diferenciación de clase entre el campesinado que se reflejó en escisiones en
las antiguas organizaciones tradicionales ucranianas. El acontecimiento más
importante fue la evolución de los Borot’bits --el equivalente ucraniano a los
Socialrevolucionarios de Izquierda rusos-- . Durante la Guerra Civil, los
Borot’bists se unieron con los Bolcheviques para luchar contra los Blancos
(Petlyura). A pesar de las dudas de los Bolcheviques Ucranianos, Lenin exigía
insistentemente que se unificaran con los Bort’bists. Después de muchas
dificultades, los Borot’bists finalmente se fusionaron con el Partido
Comunista, que dieron al partido por primera vez una base de masas en el
campesinado ucraniano. Esto fue decisivo para la victoria de la revolución en
Ucrania.
Es verdad que después existieron muchos problemas con la desviación
"nacionalista" en el partido ucraniano. Pero se superaron con la
paciencia y el tacto que siempre caracterizaron la política de Lenin y Trotsky
sobre la cuestión nacional. Sin embargo, la llegada de Stalin y la degeneración
burocrática del estado soviético exacerbó el creciente descontento en Ucrania.
En el Veinte Congreso del partido en 1923, Rakovsky dirigió la lucha contra la
creciente tendencia hacia la burocracia y el chovinismo Gran Ruso. En un
discurso valiente al Congreso, Rakovsky identificó claramente las raíces del
problema, Lenin se haría eco de ello:
"Stalin sólo ha dado media
explicación. Existe una segunda explicación más importante, la diferencia por
un lado entre nuestro partido y nuestro programa, y por el otro lado nuestro
aparato del estado. Esta es la cuestión central y crucial". (Ibíd..
Pág. 33).
"Nuestras autoridades centrales comienzan a ver la administración
del país desde el punto de vista de la conveniencia. Naturalmente que es
aburrido administrar veinte repúblicas y sería más útil que todo el país
estuviera unido. Desde el punto de vista burocrático esto sería más simple,
fácil y agradable". (Ibíd..).
La concentración de poder en manos de una nueva aristocracia privilegiada
de burócratas tuvo un efecto desastroso sobre la cuestión nacional en la URSS.
La aventura burocrática de la colectivización forzosa tuvo consecuencias
devastadoras en la Unión Soviética, pero sobre todo en Ucrania. Las purgas de
Stalin comenzaron antes en Ucrania que en el resto del país debido a la
oposición de los campesinos ucranianos a esa locura. A su vez se reflejaba la
oposición existente en las propias filas del Partido Comunista Ucraniano.
Entre
1933 y 1936, el Partido ucraniano fue diezmado por Stalin. En un solo un año,
1933, más de la mitad de todos los secretarios regionales del Partido fueron
purgados. Muchos eran partidarios de Stalin, como Skrypnik, el viejo
bolchevique y destacado dirigente del Partido ucraniano que se suicidó en 1933,
para protestar por las purgas. Esto fue sólo el primer golpe. En 1938, en el
punto álgido de las Purgas de Moscú, casi la mitad de todos los secretarios de
las organizaciones del partido fueron de nuevo purgados. Esto era una
advertencia para que comprendieran que sólo se toleraría la completa
servidumbre a la burocracia de Moscú.
Desde su exilio Trotsky seguía estos acontecimientos con gran alarma.
Observó que las Purgas habían golpeado más duramente a Ucrania que a otra
república, y señaló que las medidas opresivas de la burocracia rusa pondrían
una tensión intolerable en los lazos entre Ucrania y el resto de la Unión
Soviética. El peligro de una resurgimiento del nacionalismo burgués
contrarrevolucionario ucraniano era evidente para él. En esas circunstancias
esa tendencia encontraría un poderoso eco en el campesinado. Trotsky también
advertía de la inevitabilidad de una nueva guerra mundial si Hitler intentaba
conquistar la Unión Soviética. En estas circunstancias la cuestión ucraniana
adquiría una importancia fundamental para el futuro del mundo.
Fue en estas condiciones específicas en las que Trotsky anticipó la
consigna de una Ucrania Soviética Socialista e independiente. Su intención era
clara: cortar el terreno debajo de los pies de los nacionalistas burgueses
ucranianos que querían la separación de Ucrania de la URSS sobre bases
reaccionarias, y que inevitablemente significaría entregar Ucrania con su
colosal potencial agrícola e industrial a Hitler. Trotsky comprendía que una
revolución política en Ucrania inevitablemente situaría en el orden del día la
cuestión nacional. Y comprendía que las cosas habían llegado demasiado lejos
para evitar que Ucrania se separase de una unión forzosa que ahora en las
mentes de los campesino estaba asociada a la violencia, el sufrimiento y la
humillación nacional. La tarea de los Bolcheviques–Leninistas ucranianos era
por tanto dar al movimiento nacional ucraniano un contenido socialista y no
burgués.
Una revolución triunfante en Ucrania tendría un tremendo impacto en Rusia
y en los estados vecinos ¾ sobre todo en Ucrania occidental ¾ que languidecía
bajo la rueda de la dictadura Bonapartista de Pilsudski en Polonia. La
reunificación de Ucrania sobre la base de un régimen socialista soviético
independiente habría llevado a la caída de Pilsudski y el principio de la
revolución socialista en Polonia. Esto a su vez habría animado a la clase
obrera alemana a levantarse contra Hitler. En 1919 por esa razón se consideraba
a Ucrania la "llave de la revolución mundial". Si la clase obrera
hubiera llegado al poder, incluso separada de Rusia, ya que la puerta para una
federación con Rusia se abriría más tarde. Sin embargo las cosas salieron de
forma diferente a lo esperado por Trotsky. La Segunda Guerra Mundial cortó
estas perspectivas.
Cuando Stalin en 1939 firmó el célebre Pacto con Hitler y envió al
Ejército Rojo a ocupar parte de Polonia, incluida Ucrania Occidental. Trotsky
avisó que Hitler rompería su acuerdo y atacaría la URSS. En esta situación el
descontento nacional en Ucrania sería una amenaza mortal para la Unión
Soviética. "Con esto Hitler cumple dos objetivos: primero, arrastrar a
la URSS a su órbita militar; segundo, avanzar un paso más en la solución de su
programa de una ‘Gran Ucrania’. La política de Hitler es la siguiente:
establecer un orden determinado para sus conquistas, una después de la otra, y
crear, con cada nueva conquista, un nuevo sistema de ‘amistades’. En la etapa
actual Hitler concede la ‘Gran Ucrania’ a su amigo Stalin como depositario
interino. En la próxima etapa planteará el problema de quién es el propietario
de Ucrania, él o Stalin. (Trotsky. Escritos. Buenos Aires. Pluma. 1976.
Tomo XI. Vol. 1. Pág. 125).
Trotsky advirtió que la opresión nacional de Ucrania por la gran
burocracia estalinista rusa empujaría a los ucranianos a los brazos de Hitler.
Precisamente por esta razón, y en un contexto histórico en particular, Trotsky
adelantó la consigna de una ‘Ucrania soviética e independiente’, como una forma
de combatir el reaccionario nacionalismo burgués ucraniano y ganar a los
trabajadores y campesinos ucranianos a la idea del poder soviético. En vísperas
de la Segunda Guerra Mundial escribía:
"La orientación pro alemana de un sector de la opinión ucraniana se
mostrará ahora en su carácter reaccionario y su utopismo. Sólo queda la
orientación revolucionaria. La guerra hará marchar el proceso a paso
redoblado. Para que éste no nos tome desprevenidos hay que adoptar una posición
clara y oportuna sobre la cuestión ucraniana". (Ibíd.
Pág. 117).
En 1941 exactamente un año después de que Trotsky fuera asesinado por un
agente de Stalin, Hitler invadió la Unión Soviética, tal como Trotsky había
pronosticado. Y como él temía, muchos ucranianos, en especial los campesinos,
al principio miraron hacia Alemania con cierto grado de esperanza, o al menos
resignación. Pero pronto cambió fruto de la demente política racista de los
nazis, con su locura de "razas inferiores". Si la Unión Soviética
hubiese sido invadida por tropas americanas con mercancías americanas el resultado
habría sido diferente. Pero las tropas de Hitler no llegaron con mercancías
baratas sino con cámaras de gas. El resultado fue que la población, no sólo la
ucraniana sino en toda la URSS se levantó para luchar contra los invasores
nazis. Al final el número de colaboradores era muy pequeño, incluso en Ucrania.
A pesar de todos los crímenes del estalinismo, lo veían como el mal menor.
Es importante comprender que Trotsky veía a Ucrania como un caso
especial. Lanzó la consigna provisional de una "Ucrania socialista
soviética" independiente por razones especiales. No ocurrió igual con las
demás repúblicas de la URSS. Es más, esta consigna ya no es aplicable a
Ucrania. Después del colapso de la URSS, Ucrania --junto con las demás antiguas
repúblicas-- ha conseguido la independencia. Pero diez años después la
experiencia de las bendiciones tanto de la independencia como del capitalismo,
las masas en Ucrania ahora no tienen nada. Han extraído las conclusiones del
colapso espantoso de su economía y su cultura. Ahora hay un ambiente cada vez
más importante a favor de la reunificación de la Unión Soviética. Desde luego,
los Ucranianos quieren los derechos democráticos, entre ellos la autonomía para
gestionar sus propios asuntos y el respeto a sus justas aspiraciones
nacionales, el idioma y la cultura. Quieren ser tratados como iguales, no como
"pequeños rusos" de segunda clase. En otras palabras, quieren una
auténtica Federación Socialista, basada en los principios leninistas. Ese es
también nuestro programa. En estas circunstancias concretas plantear la antigua
consigna de una "Ucrania soviética independiente" sería ridículo.
Iríamos por detrás del ucraniano medio que comprende que la independencia no
ofrece solución.
Más estúpido aún es intentar aplicar la antigua consigna de Trotsky de
una forma mecánica a Kosovo, como las sectas intentan hacer. Han tropezado con
una frase de los escritos de Trotsky de los años treinta, y la repiten como
papagayos, sin la más mínima comprensión de por qué Trotsky planteó esta consigna
y su significado. El método dialéctico, utilizado tanto por Lenin como por
Trotsky, parte de la proposición elemental de que "la verdad es siempre
concreta". Ya hemos explicado las razones específicas por las que Trotsky
en ese caso particular (y sólo en ese caso) defendía una consigna particular. Pero
el caso de Kosovo, más de medio siglo después, no guarda ninguna relación con
ese caso.
Explicaremos en otra parta nuestra actitud hacia la cuestión de Kosovo
(ya la hemos explicado muchas veces antes). La disolución de Yugoslavia--
como la de la URSS --fue un acontecimiento totalmente reaccionario, que no
podemos apoyar. Y como siempre en los Balcanes, detrás de cada movimiento
nacional está una gran potencia moviendo los hilos. Para las grandes potencias las
pequeñas naciones son una pequeña moneda que puede ser utilizada y tirada a su
voluntad. El elemento decisivo en la ecuación fueron las maniobras del
imperialismo USA, disfrazado con la bandera de la OTAN. El ELK es un movimiento
completamente reaccionario que, en este caso, actuó como una agencia local del
imperialismo americano. En las circunstancias dadas, como hemos repetido una y
otra vez, desde el principio la guerra en Kosovo --en teoría bajo la bandera de
la "autodeterminación" de Kosovo-- sólo podía terminar con la
creación de un protectorado americano en Kosovo. Y eso es lo que ha ocurrido.
Si todavía hay alguien que está tan ciego que es incapaz de ver esto lo
sentimos por él.
Nos gustaría saber ¿qué tiene que ver esto con la autodeterminación?.
¿De qué forma la actual abominación ayuda a la causa de la clase obrera y del
socialismo?. El ELK, que es una organización fundamentalmente de gansters,
involucrada en el tráfico de drogas, estafas y el asesinato sistemático de
serbios, gitanos y otras minorías nacionales, está intentando instalarse en el
poder con la esperanza de conseguir la independencia después. Pero esto es
imposible. Un Kosovo independiente significaría una guerra en los Balcanes,
en la que estaría involucrada no sólo Yugoslavia, sino también Albania,
Macedonia, Grecia, Bulgaria y Turquía. Por eso los imperialistas americanos
se oponen a ella. Pero como continúa el refrán: "los locos corren
raudos allí donde los ángeles temen pisar". Los sectarios dicen ¿qué
importa si esto conduce a una guerra Balcánica?. Lo que importa es ¡un Kosovo
independiente!. Esto sería una locura. Pero entonces otros sectarios, aún más
locos, añaden un nuevo giro aún más original: "Independencia, sí, pero
debe ser soviética y socialista".
Es una lástima que los escritos de estos sabelotodos no estén
disponibles para el cuartel general de la OTAN, que sin duda necesita un poco
de luz y diversión de vez en cuando. El ELK no tiene nada que hacer sin el
ejército americano detrás. En realidad, es un brazo auxiliar del ejército
americano. Como tal, no tiene un significado independiente. Sólo sobre los
lomos del ejército USA el "heroico" ELK entró en Kosovo. Y sólo con
el consentimiento americano pueden funcionar. Si ¾ como es posible¾ el ELK se
sale de la raya, pronto se ocuparán de ellos. La realidad es que el
imperialismo ahora domina Kosovo, y que permanecerá allí por mucho tiempo,
porque no se puede retirar fácilmente. Esa es la realidad concreta en Kosovo.
Esta es la "autodeterminación" que han traído las bombas americanas.
Esperar algo diferente era una estupidez. Aquellos que se autodenominan
marxistas que apoyaron esta actuación, más aún, la exigían. Uno de estos
caballeros (un "teórico marxista" ) escribió a Robin Cook, el
Ministro de Exteriores británico, exigiendo que la OTAN bombardeara Yugoslavia.
Ellos estaban a favor de la "autodeterminación", de la
"independencia" e incluso de un Kosovo "socialista
independiente". Pero ahora cuando se enfrentan a la realidad concreta de un
nuevo enclave imperialista en los Balcanes y el horrible espectáculo de una
nacionalidad oprimida antiguamente asesinando y oprimiendo a otras
nacionalidades, ¿qué pueden decir?.
La cuestión nacional precisamente es una trampa para aquellos que no
piensan las cosas hasta el final. A menos que mantengas una posición firme de
clase, siempre acabarás cambiando una opresión por otra. Kosovo es otro ejemplo
de esto.
La cuestión nacional y el estalinismo
Lenin explicaba que la cuestión nacional, en el fondo, es una cuestión
de pan. El desarrollo económico rápido de la URSS posible gracias a la economía
nacionalizada y planificada, significó un aumento importante del nivel de vida
y cultura de todos los pueblos de la Unión Soviética. La mayor conquista se
logró en las repúblicas más atrasadas del Cáucaso y Asia Central. Entre 1917 y
1956, la producción industrial en la URSS aumentó en más de 30 veces. Pero que
Kazajstán creciera 37 veces, Kirghizia 42 veces y Armenia 45 veces. Lo mismo
ocurrió en Uzbekistán, Tadzhiskistán, etc., Y a pesar de estos logros
impresionantes, la opresión nacional aún existía en la Unión Soviética. Los
alardes de la burocracia estaban infundados. El siguiente pasaje es típico de
la época:
"La Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, es un tipo de
estado multinacional nunca antes conocido en la historia, está fundada sobre
los principios de la cooperación fraternal y la ayuda mutua. Está formada por
naciones socialistas (¿) --usos, ucranianos, georgianos, uzbecos y demás-- .
Estas son naciones de una clase nueva (¿) sin paralelo en la historia. Son
naciones de personas trabajadoras libres de cualquier tipo de opresión y
explotación. Están unidas por la unidad moral y política, y por la auténtica
amistad de los pueblos para construir una nueva sociedad. Estas naciones tienen
una nueva moral y un maquillaje político que se manifiesta en una cultura
común, en un contenido socialista y en forma nacional. Han sido educados por el
Partido Comunista con el espíritu del patriotismo, la amistad entre los pueblos
y el respeto por los derechos de los otros pueblos, con el espíritu del
internacionalismo". (Introducción a las Cuestiones de Política
Nacional e Internacionalismo Proletario de Lenin. Pág. 11.).
Los mitos edulcorados por la burocracia que presentaba las relaciones
entre los pueblos de la URSS de una forma idealizada guardaba poca relación con
la situación real. Este no es el lugar de tratar en detalle la evolución de la
Unión Soviética después de la muerte de Lenin. Remitimos al lector al libro Rusia:
de la revolución a la contrarrevolución de Ted Grant, en donde se trata con
gran detalle la cuestión nacional en la URSS. Basta decir que el chovinismo
monstruoso de Stalin y la burocracia sirvió para minar la solidaridad que
existía entre los diferentes pueblos de la Unión Soviética, y preparó el camino
para la ruptura de la URSS en detrimento de todos los pueblos. Es imposible
explicar el rápido colapso de la URSS si se acepta la propaganda estalinista de
que todo era perfecto. La verdad es muy diferente.
Bajo Stalin se cometieron los actos más monstruosos contra las minorías
nacionales en la URSS. Las purgas terminaron la tarea comenzada por Stalin en
1922 ¾ la liquidación de lo que quedaba del Partido Bolchevique¾ . A mediados
de 1937 lanzaron un ataque contra los Partidos Comunistas de todas las
repúblicas nacionales. Se incluyeron dirigentes de los partidos nacionales en
el famoso juicio a Bujarin en marzo de 1938. Los dirigentes eran con frecuencia
acusados de "nacionalismo burgués" y ejecutados. Después comenzaba el
arresto de masas y las deportaciones. El número exacto de las Purgas de Stalin
con toda probabilidad nunca se conocerá, pero lo cierto es que sumaron
millones. A ucranianos, armenios y georgianos no les servía de consuelo ver que
el pueblo ruso sufría de la misma forma. El extremo nacionalismo ruso de Stalin
se resume en un discurso reeditado por Pravda el 25 de mayo de 1945, donde
declaraba que el pueblo ruso era "la nación más excepcional de todas las
naciones de la Unión Soviética... La guía y la fuerza de la URSS". Por
implicación todas las demás nacionalidades eran pueblos de segunda categoría
que debían aceptar la "guía" de Moscú. Esta concepción viola la letra
y el espíritu de la política leninista sobre la cuestión nacional.
El crimen más monstruoso cometido por Stalin fue la deportación de masas
de las nacionalidades puesto en práctica durante la Segunda Guerra Mundial. En
el transcurso de la guerra no menos de siete fueron los pueblos deportados a
Siberia y Asia Central en condiciones muy inhumanas. Este fue el destino de los
Tártaros de Crimea, los Germanos del Volga, los Kalmyks, Quarachais, Balcares,
Cherkeses ¾ y los chechenios¾ . La NKVD ¾ la policía secreta de Stalin¾ rondaba
a todos ¾ hombres, mujeres, niños, ancianos, enfermos, comunistas y sindicalistas¾
y les ordenaba entrar a los vagones a punta de pistola con las pocas posesiones
que les daba tiempo a coger. Un gran número murieron en el trayecto o a la
llegada, de frío, hambre y agotamiento. Los soldados luchaban en el frente,
incluso aquellos condecorados por su valentía eran arrestados y deportados. El
legado de amargura creado por estos actos de crueldad, barbarie y opresión
nacional persisten hoy en día. Se expresó en la ruptura de la Unión Soviética y
la pesadilla de Chechenia.
La rusificación de los pueblos no rusos también se comprobó en la
composición de los órganos de dirección de los Partidos "Comunistas"
de las Repúblicas. En 1952, sólo la mitad de los oficiales dirigentes en las
Repúblicas Bálticas y de Asia Central eran de la nacionalidad local. En otras
partes la proporción era aún peor. Por ejemplo en el Partido de Moldavia sólo
el 24,7 por ciento eran moldavos, mientras que sólo el 38% de los reclutas del
Partido Tadjik en 1948 eran Tadjiks.
Una de las características más repulsivas del estalinismo fue el
antisemitismo. El Partido Bolchevique siempre había luchado contra el
antisemitismo. Consecuentemente los judíos miraron hacia la Revolución de
Octubre como su salvación. Los Bolcheviques concedieron a los judíos los mismos
derechos y plena libertad. Su idioma y cultura fueron estimulados. Incluso
formaron su propia república autónoma, los judíos que querían una patria
separada la tendrían. Pero con Stalin todos las antiguas suciedades racistas
resurgieron. Los judíos comenzaron de nuevo a convertirse en chivos
expiatorios. Ya en los años veinte, Stalin utilizó el antisemitismo contra
Trotsky. Como los judíos formaban una parte importante de los antiguos
Bolcheviques, sufrieron desproporcionadamente las purgas. Después de la Segunda
Guerra Mundial, empezó una campaña antisemita, medicos acusados de intentar
envenenar a Stalin fue la señal que comenzó una campaña antisemita contra los
médicos que en gran parte eran judíos. Después de formar el estado de Israel en
1948 (al principio apoyado por Moscú), la cultura judía, hasta entonces
tolerada, fue prohibida. Todas las publicaciones en Yiddish se cerraron, lo
mismo ocurrió con los teatros yiddish. En 1952, el año antes de la muerte de
Stalin, asesinaron a prácticamente todos los líderes de la cultura judía, y un
gran número de judíos arrestados. Sólo la muerte de Stalin evitó una nueva
purga. Incluso hoy, están presentes elementos de antisemitismo en el llamado
Partido "Comunista" de Zyugánov. Eso en sí mismo es suficiente para demostrar
el abismo que separa al estalinismo (y neo estalinismo) del auténtico
leninismo.
La URSS ha colapsado en una mezcolanza de guerras y conflictos. "la
vida enseña", le gustaba decir a Lenin. Y la vida ha enseñado a los
pueblos de la Unión Soviética algunas lecciones muy crueles. El fracaso del
socialismo en un solo país ha estallado ante las narices de la burocracia que
ahora está ocupada transformándose en una nueva clase de explotadores
capitalistas. Nadie puede ignorar el hecho de que en la época moderna la
economía mundial es el factor determinante. "El socialismo en un solo
país" ha quedado como una utopía reaccionaria.
La actual pesadilla del colapso económico, las guerras y los conflictos
étnicos son la herencia envenenada de décadas de dominio burocrático
totalitario de Moscú. Sin embargo el capitalismo no ofrece salida a las
antiguas repúblicas de la URSS. La independencia formal no ha solucionado nada.
Todo lo contrario. La ruptura de los lazos que las conectaban a un plan común
de producción ha llevado al colapso del crecimiento económico y comercial, con
resultados terribles para las masas. La reconstrucción de la URSS sería un paso
progresista ¾ pero el regreso al antiguo sistema burocrático no sería una
solución duradera¾ . Todas las antiguas contradicciones saldrían a la luz y el
resultado sería una nueva crisis. Es necesario regresar a las ideas y programa
originales de Lenin y Trotsky: un régimen democrático de poder obrero
(soviético) en el que la clase obrera de todas las repúblicas fuera formar una
Federación Socialista basada en la genuina igualdad y fraternidad y no en el
predominio de una nación sobre las demás.
A pesar de todo, la perspectiva para la transformación socialista aún
permanece. A pesar del espantoso colapso del período pasado, Rusia ya no es un
país campesino atrasado y analfabeto de 1917. Una vez la clase obrera tome el
poder en sus manos se moverá en dirección al socialismo, aunque la victoria
final sólo se puede se a escala mundial. Sin embargo Rusia y los países de la
CIS tienen un potencial productivo gigantesco no menos una fuerza laboral
poderosa y educada ¾ un factor clave para el desarrollo de una tecnología
basada en la nueva información¾ . El capitalismo ha demostrado que es incapaz
de aprovechar este potencial. Pero una economía planificada y nacionalizada
puede transformar rápidamente toda la situación.
Sobre la base de una economía moderna, donde la clase obrera es ahora la
aplastante mayoría de la sociedad, un plan socialista y democrático de la
producción aprovecharía los inmensos recursos naturales, humanos y tecnológicos
de un territorio que producirá tal abundancia que en un período de tiempo
relativamente corto todas las antiguas rivalidades y sospechas quedarían en
insignificancias, como un mal recuerdo del pasado. El camino se abriría para la
mezcla de los pueblos en una mancomunidad socialistas que significaría en
términos de desarrollo cultural humano. Tal visión de futuro es mucho más
inspiradora que las ideas misantrópicas del nacionalismo.