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Karl Marx ✆ Abshalom Jac Lahav
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José Félix
Cataño | La enseñanza de la teoría económica marxista
es ahora escasa, pocos establecimientos académicos le dan un espacio en su
currículo. Con esta nota de reflexión presento algunas razones de este
desinterés, ofreciendo las principales justificaciones ideológicas y teóricas
para insistir en lo valioso de su estudio y su divulgación.
Marx hace parte de la historia del análisis económico porque
abordó las grandes cuestiones de esta ciencia: una teoría de la socialización
mercantil por medio de un sistema de precios, una teoría de la distribución de
la riqueza, generada en el sistema capitalista y, finalmente, una teoría del
crecimiento y la dinámica económica. En esta tarea Marx se distingue por haber
propuesto una teoría alternativa del capitalismo con una percepción aguda de su
funcionamiento: se trata de un marco monmaretario para la acción de los
individuos, la incertidumbre, la sanción del mercado, una asimetría social
entre clases sociales, los ciclos y crisis, el crecimiento económico y el
problema del agotamiento del sistema económico.
Las discusiones de Marx se ubican al interior de la teoría
económica. Este autor plantea una crítica metodológica a la ciencia económica
ricardiana y clásica, mostrando que su visión conduce a la naturalización de
los individuos modernos y de sus relaciones comerciales al aceptar que el
individuo sería el punto de partida de la historia y no su producto. Este individualismo
metodológico, que es también el punto de partida de la teoría neoclásica
moderna, conduce a negar el papel de la historia en la explicación de la
sociedad capitalista y de sus individuos egoístas y, en su lugar, instala una
mitología sobre la formación de la sociedad a partir de individuos dados por la
naturaleza. Es la denuncia de la Robinsonadas del siglo
XVIII donde el
individuo de este siglo se les aparece a los pensadores sociales, entre ellos
Smith y Ricardo, ''como un ideal cuya existencia habría pertenecido al pasado.
No como un resultado de la historia sino como punto de partida de la historia.
[...]'' (Marx, 1971, I, 4).
El gran corolario de la posición anterior es la denuncia de
que la escuela clásica asumió el enfoque real, es decir, aquel que pretende
explicar las relaciones económicas entre sujetos descentralizados sin
introducir el dinero (lo realmente social) en la teoría. En consecuencia, el
mito del trueque como posible sistema de organización de los intercambios entre
individuos privados es promovido por los economistas clásicos como la primera
idea que debe estudiar la teoría económica y, a partir de allí, explicar el
valor de las mercancías, el dinero, el capitalismo y la acumulación del
capital.
Al querer combatir las sociedades que aparecen con un
funcionamiento centralizado (el mercantilismo atacado por Adam Smith), y
queriendo plantear que la sociedad mercantil es una mejor alternativa, los
clásicos promueven la idea de que la explicación de la economía de mercado se
puede hacer sin comprometer la intervención de entidades o normas colectivas.
Es decir, diríamos hoy, que es posible imaginarse un sistema puro de mercados
sin instituciones y, por ende, separar el estudio de las situaciones de
equilibrio del funcionamiento (transacciones efectivas y comportamiento
descentralizado), tal como lo encontramos en el esquema clásico de la
gravitación de precios de mercado en torno a los precios naturales. La
consecuencia principal de esta forma de hacer una teoría es tener al final una
mala teoría del dinero en cuanto se construye separada del valor. En este
sentido, Marx afirma: ''(Ricardo) no comprende [...], en absoluto, la
concatenación entre la determinación del valor de cambio de las mercancías por
el tiempo de trabajo y la necesidad de las mercancías de avanzar a la creación
del dinero. De ahí su falsa teoría monetaria. Para él solo se trata de la
magnitud del valor'' (Marx, 1945, II, 144).
I. Las dificultades
para leer y enseñar a Marx
A pesar del interés que contiene lo anterior, la perspectiva
marxista se enfrentará a obstáculos para su difusión y para su aceptación.
Pensamos que hay dos dificultades fundamentales: dificultades políticas y
dificultades analíticas. Podemos distinguir al menos cuatro dificultades
políticas. En primer lugar tenemos la intención de Marx de querer construir una
teoría para justificar una lucha contra la sociedad comercial y capitalista,
argumentando que se trata de una sociedad que aliena a los individuos y explota
a una parte de ellos. Por ser una sociedad contradictoria y alienante, debe ser
transitoria en el proyecto de conseguir una sociedad equitativa sin mercado ni
capital.
De esta forma, la ciencia de Marx se construye y se pone al
servicio explícito de una ideología y un proyecto anticapitalista y
anti-individualista que pone la superación de esta sociedad como su meta
política. Esta politización originaria de la ciencia marxista conduce a que
ella sea instrumento de un proyecto político revolucionario donde se
produjeron, en diversas coyunturas de la historia moderna, revoluciones
sociales que dieron una esperanza libertaria pero que evolucionaron hacia una
nueva tiranía política sobre los ciudadanos y a patentes fracasos
económico-sociales.
En segundo lugar, estos regímenes marxistas colapsaron y hoy
sólo existen islotes de sociedades socialistas que apenas persisten por la
represión de las fuerzas armadas y el estricto control del Estado sobre la
comunidad (Cuba y Corea del Norte).
En tercer lugar, el marxismo científico ha sido víctima del
proyecto político. La lucha socialista promovió un dogmatismo ideológico y
teórico que impidió que las fisuras analíticas pudieran discutirse sin
comprometer la fidelidad política. Los políticos asumieron la teoría como
suficientemente desarrollada y coherente como para impedir una discusión
académica. Es así como el marxismo político promovió, y lo hace todavía, un
dogmatismo científico que desconoce la existencia de otras ciencias económicas
o que desprende al marxismo de la teoría económica.
En cuarto lugar, hoy parecen evidentes dos circunstancias
históricas. Por un lado, el proyecto político marxista está hoy en retroceso y
la mayoría de la humanidad prefiere una sociedad democrática a una equidad
forzada y militarizada. Por otro lado, no existe una alternativa viable y
progresista al capitalismo, y por lo tanto, lo que se discute es cómo controlar
los excesos del capitalismo globalizado y no su sustitución.
Por todas estas consideraciones políticas surge la pregunta
de sentido común en alumnos y profesores: ¿para qué leer a Marx si no queremos
su proyecto político?
En cuanto a las dificultades analíticas podemos enmarcarlas
en dos grandes obstáculos. En primer lugar, las teorías rivales del marxismo y
de inspiración liberal han tenido un mayor desarrollo en el planteamiento
lógico, matemático y en el ajuste de sus tesis. El ricardianismo ocupa la
escena de una teoría donde las condiciones de producción aparecen dominantes
frente al mercado y ha sido más importante en la crítica al marginalismo que en
el propio marxismo; en este sentido, basta recordar la controversia sobre la
teoría marginalista del capital (Revue d'économie politique, 1977, Vol. 87, No.
2). La teoría neoclásica es, a pesar de sus fracasos analíticos (ausencia de
estabilidad, arbitrariedad en la explicación de la formación de precios por la
oferta y demanda, ausencia de una buena teoría del dinero, entre otros) la
plataforma de análisis más aceptada. Es capaz de proponer políticas económicas
y una economía normativa para la teoría y para la realidad. Por el contrario,
la teoría económica marxista no genera una aplicación para la política
económica, dado que sólo plantea una teoría que explique el sistema
capitalista, pero no propone nada para mejorarlo.
En segundo lugar, la obra económica de Marx ofrece una
exposición incompleta y a veces con ideas incoherentes (Marx sólo supervisó la
edición del tomo I de El Capital, mientras que el resto de la obra son
borradores) que ha permitido diferentes vías de interpretación y desarrollo,
razón por la cual existen varios marxismos en lugar de uno solo. En este
contexto, creemos que existe una lectura ortodoxa de Marx que convierten sus
ideas en repeticiones o prolongaciones de la teoría clásica; en retrospectiva,
esta lectura ha entrado en plena decadencia, no sólo por las dificultades
encontradas en su interior, sino también por los desarrollos de los economistas
neorricardianos. A continuación enumerare los conceptos que me parece han
fracasado en el marxismo ortodoxo:
- La cantidad de trabajo incorporado como base de la
determinación de los precios de equilibrio. En efecto, el fracaso de la
''transformación permite deslegitimar la teoría del valor-trabajo como una base
para explicar los precios en un sistema económico comercial y capitalista. La
idea de trabajo general contenido en la producción de mercancías se ve hoy
sometida a la siguiente disyuntiva: es una hipótesis o sólo tiene sentido como
trabajo asalariado, tal y como lo conciben los neorricardianos.
- La falta de una conexión teórica lógica entre los
conceptos de dinero y valor. Si la magnitud del valor se construye sin dinero,
no se ha encontrado una vía coherente para integrar el dinero a la mercancía
(Benetti, 1991). Igualmente, la idea del dinero como mercancía privada es una
incoherencia en la teoría de la mercancía.
- La plusvalía sin funcionamiento del mercado, tal y como
Marx la propuso en El Capital, convierte el excedente monetario en un caso
particular del excedente en bienes de la teoría clásica del valor.
- El salario de subsistencia y el empobrecimiento absoluto
de la población no capitalista no tiene una realidad histórica. Estas ideas
sólo sirven para poner de presente la disparidad analítica entre los precios de
las mercancías normales y el salario.
- El agotamiento del sistema capitalista explicado a partir
del aumento de la composición orgánica del capital, además de no tener vigencia
histórica sufre de las insuficiencias de la teoría del valor-trabajo.
Estas son fundamentalmente las dificultades políticas y
analíticas manifestadas por aquellos economistas que promueven una visión sobre
la economía marxista, conducente a la pérdida de su interés y de su
singularidad. Por ejemplo,
Brewer sostiene ''What Marx had to offer was a version of the standard theory
of the day, derived from Ricardo. (...). By making it to easy to read his value
theory as a simple labor theory of price, Marx invited economists to dismiss
his work as obviously false'' (Brewer, 1995, p. 121). Y más adelante agrega
''Late nineteenth-century readers would also have noted that Marx's system
(...) had little or nothing to say about heterogeneous labor (...). The
weakness of Marx's value theory is the most important single reason for the
adverse judgment generations of economics have passed on his work'' (Brewer,
1995, p. 122). En el mismo sentido, Steedman (1985) es más radical:
''Concluiremos que debe abandonarse el razonamiento de Marx basado en
magnitudes de valor por parte de quienes se esfuerzan por desarrollar la
explicación materialista de la economía capitalista'' (p. 25).
De esta forma, la teoría económica marxista queda como una
mera curiosidad histórica sin importancia para la investigación económica
contemporánea. Entonces, ¿cómo justificar hoy una nueva e interesante lectura
de la economía marxista?
1
II. Una nueva lectura
de Marx
El punto de partida consiste en entender que la teoría
económica de Marx es independiente de su proyecto político. Luego, sobre esta
base se proponen dos pilares analíticos centrales. En primer lugar, una nueva
lectura de Marx se justifica en razón del fracaso de las teoría no marxista; y
en segundo lugar, la existencia de un enfoque monetario frente al enfoque real
dominante que permite validar muchas ideas de Marx.
A. El problema
central de las teorías no marxistas
Es sabido que la mayoría de las teorías alternativas al
marxismo se fundamentan en un análisis real (un mundo económico compuesto de
individuos y bienes únicamente). Hoy más que antes conocemos los problemas de
este enfoque. Entre muchos de estos problemas podemos anotar los siguientes:
- La dicotomía entre una teoría de precios y una teoría del
dinero no ha sido resuelta. No hay prueba de que la economía monetaria sea un
caso particular de una economía comercial sin dinero (ver Benetti, 1991;
Helwig, 1993)
- Las teorías clásicas del modelo de Sraffa) y neoclásicas
(el modelo Arrow-Debreu) de los precios relativos, se limitan a determinar un
equilibrio en ausencia de sus dos grandes componentes analíticos: la
descentralización de las transacciones y el ajuste del mercado. Por tanto, la
teoría del equilibrio no se construye como una teoría del equilibrio mercantil
descentralizado ni en los neoclásicos ni en los neorricardianos. Estos últimos
logran una teoría de precios mejor que la de Ricardo respecto al equilibrio,
pero sin incorporar el funcionamiento de las transacciones. Tampoco existe una
teoría aceptada del ajuste mercantil como un mecanismo de gravitación de
precios, y una alternativa a este enfoque apenas está en investigación. (Bidard
y Klimovsky, 2006).
- El fracaso de la teoría neoclásica de la distribución del
producto por medio de las productividades marginales, dio lugar a la
incorporación de hipótesis institucionales de los derechos de propiedad sobre
el beneficio de las empresas. - El keynesianismo no plantea una alternativa a
la teoría ortodoxa de los precios y se limita a proponer una teoría de la determinación
del nivel de utilización de la riqueza (una macroeconomía), a través del
principio de la demanda efectiva.2
- El marxismo ortodoxo no ha sido capaz de independizar a
Marx de los economistas clásicos y de Sraffa en lo que se refiere al estudio
del valor, los precios y la acumulación de capital. El marxismo aparece
entonces como un caso particular del modelo de Sraffa (Dumenil y Levy, 1993).
B. Un enfoque
monetario frente al enfoque real
Los debates y desafíos analíticos promovidos por los
sraffianos para los simpatizantes de Marx en la década de los años setenta,
generaron nuevas investigaciones sobre Marx, principalmente en Francia. Estas
investigaciones abrieron las puertas para discutir la utilidad explicativa de
algunas ideas alternativas encontradas en Marx, especialmente la idea según la
cual una economía monetaria es sinónimo de mercado, de descentralización y es
la base explicativa de una economía de empresarios, capitalistas y asalariados.
Veamos tres ideas que justifican una nueva lectura de Marx. En primer lugar,
Marx ofrece ideas sobre la naturaleza descentralizada de la sociedad mercantil,
completamente diferentes a aquellas ofrecidas por la microeconomía neoclásica.
Por ejemplo, el intercambio no es una relación entre iguales ni tiene que
realizarse únicamente en equilibrio; y el mercado aparece como el escenario de
la sanción social de las decisiones privadas descentralizadas. En segundo
lugar, la plusvalía marxista se forma en primera instancia en términos
monetarios y no en términos de sobreproducto, como ocurre con el excedente en
la teoría clásica ricardiana; del mismo modo, en cuanto la plusvalía es
producción mercantil, ella sufre la sanción de las decisiones capitalistas. En
tercer lugar, el capitalismo es un sistema que se fundamenta en una asimetría
entre empresarios y asalariados, pero el circuito monetario D – D' solo puede
ser lanzado por los empresarios capitalistas y no por los obreros.
El aprovechamiento de estas ideas ha sido desarrollado por
Carlo Benetti y Jean Cartelier (1980). En esta obra, algunas ideas de Marx
pueden ser reincorporadas en un enfoque alternativo donde se explica la
naturaleza y el funcionamiento del capitalismo a partir de un marco
institucional en el cual las decisiones privadas son sometidas a la conexión
mercantil. Carlo Benetti y Jean Cartelier adoptan particularmente las
siguientes ideas claves de Marx.
3
- La formación del trabajo social a partir de trabajos
privados gracias al mercado y a las transacciones efectivas.
- La primacía del dinero frente a las mercancías (el
presupuesto de la unidad de cuenta o de un equivalente general, dado por una
acción social y no por la acción privada que generan las mercancías).
- Las acciones privadas tienen como condición un conjunto de
reglas colectivas, en este caso se trata de las reglas monetarias impuestas al
equivalente general.
- La presentación social de las mercancías en el dinero, el
cual constituye el lenguaje común de las mercancías.
- El ''salto mortal'' de la mercancía es la sanción del
mercado y constituye la esencia de la relación mercantil que conduce a la
formación de la riqueza de los agentes.
- La diferenciación de clases sociales según la posición
frente al control de las decisiones productivas y a la naturaleza subordinada
de la fuerza de trabajo.
- Las instituciones como contexto de las acciones privadas.
Estas instituciones son, por ejemplo, el uso de la unidad de cuenta, la jornada
de trabajo y el salario de acuerdo con reglas sociales.
- El capital como el valor financiero de la propiedad de los
beneficios futuros de los proyectos productivos. Después de tres décadas de
exploración, esta investigación ofrece hoy los siguientes resultados:4
- Un enfoque general alternativo al ricardianismo y al
neowalrasianismo, el cual ha sido llamado ''heterodoxia monetaria'' (Cartelier,
1991; Benetti y Cartelier, 1998 y Cataño, 2009)
- Se defiende la idea de un sistema económico explicado a
partir de instituciones, de un sistema de pagos, de decisiones individuales y
de efectos de interdependencia que pueden y deben ser regulados como sistema de
organización social. En el caso concreto, interpretar la existencia del
equivalente general de Marx como la regla institucional mínima del mundo
comercial.
- El intercambio mercantil no es la relación entre dos
valores sino el lugar de la misma formación del valor y de la riqueza de los
individuos comerciantes.
- Los bienes no poseen poder de compra.
- El desequilibrio es la circunstancia normal del
funcionamiento del sistema económico.
- Los desequilibrios de los agentes son más importantes que
los desequilibrios de los mercados.
- La incorporación de una regla de formación de precios
puede reemplazar al subastador sin abandonar la hipótesis de competencia
perfecta.
- El dinero no se confunde con los activos financieros y el
capital es el principal de ellos.
- El capitalismo es un sistema jerarquizado donde por su
naturaleza se combinan diversas relaciones monetarias sin ser todas relaciones
de mercado.
- La sanción de las decisiones de gasto de los agentes es
normal en el sistema, de ahí las tensiones permanentes que pueden conducir a la
crisis del sistema (Aglietta y Cartelier, 2002).
Es posible que algunos economistas encuentren que estas
formulaciones pueden tener otras soluciones diferentes a las que el enfoque
monetario ofrece; pero creemos que uno de los grandes resultados de este
esfuerzo consiste en evitar tomar partido en el interior de la visión política
de Marx y, de esta forma, aprovechar aún los planteamientos teóricos de este
autor en los debates económicos contemporáneos. La nueva lectura de Marx
contribuye también al rechazo de la predominancia actual de criterios antiteóricos
que buscan favorecer el pragmatismo a través del cual la idea de una teoría
general ha perdido audiencia. Aquí son víctimas todos los proyectos que buscan
proponer teorías generales del capitalismo, incluyendo la teoría neoclásica. En
ausencia de teorías generales, el pragmatismo sólo plantea unas mejoras del
capitalismo sobre tópicos parciales y una ausencia de visión analítica sobre el
sistema en su conjunto. Las nuevas perspectivas del marxismo pretenden volver
la mirada hacia el interés puramente científico a fin de formular primero
mejores teorías antes que mejores políticas.
Bibliografía
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monetario de las economías de mercado'', Cuadernos de Economía, Vol. 36, pp.
43-75.
2. Benetti, Carlo (1991). Moneda y teoría del valor, México,
Fondo de Cultura Económica.
3. Benetti,
Carlo y Cartelier, Jean (1980). Marchands, salariat et capitalistes, París,
Maspero.
4. Benetti,
Carlo y Cartelier, Jean (1998). ''Money, Form and Determination of Value'', en
R. Bellofiore (ed.), Marxian Economics: A reappraisal, Vol. 1, Macmillan,
Londres. Traducido como ''Dinero, forma y determinación del valor'', Cuadernos
de Economía, Vol. 28, pp. 53-70.
5. Benetti,
Carlo y Cartelier, Jean (1996). ''Money and Price Theory'', Lecturas de
Economía, No. 44, pp. 37-54.
6. Bidard,
Christian y Klimovsky, Edith (2006). Capital, salaire et crises: une approche
classique, Paris, Dunod.
7. Bolaños, Eduardo y Tobón, Alexander (2001). ''Un
mecanismo de precios para la teoría del valor'', Lecturas de Economía, No. 55,
pp. 31-68.
8. Brewer,
Anthony (1995). ''A Minor Post-Ricardian? Marx as an Economist'', History of Political
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9.
Cartelier, Jean (1991). ''Marx's Theory of Value, Exchange and Surplus Value: A
Suggested Reformulation'', Cambridge Journal of Economics, Vol. 15, pp. 257-269.
10. Cataño, José Félix (2009). Lecciones de economía
marxista: Mercados, precios y dinero desde un enfoque heterodoxo, Universidad
Nacional de Colombia, Bogotá.
11. Cataño, José Félix (1999). ''Marx y la teoría económica
actual'', Ensayos de Economía, Vol. 10, No. 16, p. 89-120.
12.
Dumenil, Gerard y Levy, Dominique (1993). The Economics of the Profit
Rate-Competition, Crisis and Historical Tendencies in Capitalism, Aldershot,
Edward Elgar.
13. Helwig,
Martin (1993). ''The Challenge of Monetary Theory'', European Economic Review 37,
North Holland, pp. 215-242.
14. Julien, Ludovic (2003). ''Moneda, intercambios efectivos
y desempleo keynesiano'', Lecturas de Economía, No. 59, pp. 149-176.
15. Marx, Karl (1971). Elementos fundamentales para la
crítica a la economía política, México, Siglo XXI Editores.
16. Marx, Karl (1945). Teorías de la historia de la
plusvalía, Fondo de Cultura Económica, México, 1980.
17. Steedman, Ian (1985). Marx, Sraffa y el problema de la
transformación, Fondo de Cultura Económica, México.
18. Tobón, Alexander (2006). ''L'allocation des ressources
et leur niveau d'emploi dans le chapitre 21 de la Théorie générale'', Revue
d'économie politique, Vol. 117, No. 3, pp. 419-428.
19. Tricou, Fabrice (2008). ''Versión real y versión
monetaria de una economía de mercado artesanal'', Lecturas de Economía, No. 68,
pp. 175-193.
Notas
1
Otras preguntas relevantes pueden ser encontradas en Cataño (1999).
2
Según Tobón (2006), una reinterpretación del capítulo 21 de la Teoría general
de Keynes muestra que en macroeconomía los precios monetarios también son
relativos y esto permite determinar el nivel de utilización de la riqueza.
3
Cataño (2009) hace una presentación sintética de la contribución de Benetti y
Cartelier. Muchos de los desarrollos de estas ideas han sido publicados en
revistas colombianas, especialmente me refiero a Benetti y Cartelier (1996),
Benetti y Cartelier (1998), Bolaños y Tobón (2001), Julien (2003) y Tricou
(2008).
4
En abril de 2010 se celebró en Grenoble (Francia) una conferencia para evaluar
el alcance teórico del proyecto heterodoxo de Benetti y Cartelier, treinta años
después de la publicación de su obra.