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Karl Marx ✆ Cássio Loredano |
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“(…) Desde hace un siglo, la filosofía se está muriendo y no puede
hacerlo porque todavía no ha cumplido su misión. Por esto, su atormentadora
agonía tiene que prolongarse indefinidamente. Allí donde no pereció
convirtiéndose en una mera administración de pensamientos, se arrastra en una agonía brillante en la que se le va
ocurriendo todo aquello que olvidó decir a lo largo de su vida. En vista del
fin próximo quisiera ser honrada y entregar su último secreto. Lo admite: los
grandes temas no fueron sino huidas y verdades a medias. Todos estos vuelos de
altura vanamente bellos -Dios, universo, teoría, praxis, sujeto, objeto, cuerpo
espíritu, sentido, la nada, no son nada. Sólo son sustantivos para gente joven,
para marginados, clérigos, sociólogos” — Peter Sloterdijk (1)
Orlando Cruz Capote
Las (sin) razones del crítico e irónico onanismo
intelectual, de signo ambivalente, al que parece convocar Peter Sloterdijk,
ocurre gracias a la paradójica presencia dual de las filosofías analíticas,
marcadamente solipsistas, especulativas y contemplativas que aumentan su
hegemónica traza en el mundializado capitalismo transnacional y neoliberal de
hoy, con la existencia de una larga crisis del pensamiento teórico y la
debilidad en la capacidad autocrítica de las izquierdas, (2) especialmente las
comunistas, socialistas y marxistas, (3) acompañadas de conversiones y deserciones,
desdibujamientos de programas políticos, pérdidas de brújulas ideológicas y
falencias en los procesos de organización, orientación, movilización y
conducción de las masas populares, y la rezagada articulación de los actuantes
movimientos sociales y políticos en nuestros días.
En ese mismo sentido, los ex y marxistas confundidos,
perplejos y desencantados por la debacle del “socialismo real” (4) se despeñan
aún de forma ruidosa en el abismo empirista neo-positivista, del
estructuralismo, (de)-construccionismo y el posmodernismo, con aquellos
empeñados en preservar el marxismo-leninismo vulgar, dogmático y manualístico
de antaño, (5) mientras las academias, universidades y los políticos de muchas
latitudes geográficas se atiborran de ideas nietzscheanas, husserlianas,
derrideanas y foucaultianas, sin descartar la freudiana y la
social-evolucionista, en el entendido más rancio, junto a las latentes
corrientes ideopolíticas del reformismo en sus múltiples variantes, las más
arcaicas visiones socialistas utópicas, socialdemócratas y socialistas, estas
dos últimas con sus componentes oportunistas-revisionistas heredados de la II
Internacional (1889), la Internacional Socialista (1951) y las defecciones
cercanas de la socialdemocracia institucional, así como los vicios anarquistas
y anarcosindicalistas, los trotskistas, (6) eurocomunistas y maoístas, éstas
dos últimas con menor anclaje, con sus disímiles ‘lecturas’ y aplicaciones
prácticas.
En el orden de las ideas anteriores, operan las doctrinas
sociales de las iglesias, los nacionalismos encumbrados y xenófobos, los
monstruos no tan ocultos de las religiones fundamentalistas, (7) en conjunto
con el neoconservadurismo -hasta el neofascismo-, el pensamiento y canal único,
(8) avalancha de concepciones que no son sometidas a la crítica profunda y
concienzuda, de las que se pueden extraer, lógicamente, lecciones al
pensamiento universal y, en otros casos, no se comprende la matriz del nuevo
pensar liberal (neoliberal) y reaccionario, que nace de la forma en
representarse el mundialmente dominante imperialismo contemporáneo, con sus
nuevas esencias fenoménicas. (9)
Para Franz Hinkelammert, en este alterado proceso
intelectual, la investigación empírica
“(…) se convierte en correa de transmisión del poder [y con ella se] ha
sofocado el trabajo teórico y la palanca es y ha sido la supresión de la
libertad académica (…) La concentración sobre la elaboración empírica es una
forma de poder (…) Se renuncia a los conceptos de totalidad, utopías y sentido
crítico de la teoría. Se suprime la referencia a una posible crítica”.(10) Y
ese poder se ejerce sobre la investigación social no solo a través de la
represión o la censura directa, sino a través, muchas veces, de vías
estrictamente metodológicas, por lo tanto, “(…) esta metodología
[cientificista] exige el derecho de agenda para poder controlar, en nombre de
ella, la institución ciencia. No censura resultados -caso extremo- sino los
medios para llegar a los resultados: las preguntas y respuestas admitidas (…)
En nombre de esta metodología, se excluye de la ciencia todo pensamiento
científico que se refiere a alternativas sociales y económicas para la sociedad
presente.” (11)
Por su parte, Horkheimer y Adorno concluyeron que “(…) las metamorfosis de la crítica en
aprobación no dejan inmune ni siquiera el contenido teórico, cuya verdad se
volatiliza”. (12) Además, “(…) erosionan y fragmentan el mito, la ideología, la
racionalidad histórica, los sistemas, las síntesis, el sujeto histórico, y todo
aquello que conlleve a la formación de modelos, arquetipos, paradigmas.”
(13)
En este complicado maremágnum de presupuestos (seudo)
teoréticos-políticos e ideologemas, ciertos intelectuales de izquierda y de
‘ultraizquierda’ son cooptados, adocenados y se rinden sin disparar el arma de
la guerra y, en muchos casos, ni siquiera utilizan el arma de la crítica y la
resistencia activa, irrumpiendo en sus filas la desesperación, el nihilismo y
la desilusión ante problemáticas de carácter sociofilosófico e ideopolítico,
desencadenándose la impotencia que induce la inercia, el inmovilismo y la
paralización de la lucha revolucionaria, evocando de forma ‘ingenua’ o
indicación ideologizante, a la ‘muerte’ de la filosofía, como sucedió con el
fin de la historia, las ideologías y las utopías, más la ‘neutralidad’
académica y la inutilidad de repensar la realidad circundante y las
posibilidades de transformarla. (14)
En un breve recuento histórico, la humanidad desde la década
final del siglo XX hasta los inicios de la presente centuria, parecía haber
acumulado “conocimientos suficientes” para superar sus problemas básicos y
elementales, por lo menos los relativos a su supervivencia, sin embargo, los
paradigmas de la Modernidad capitalista occidental, aquellos relacionados con
los adelantos científico-técnicos, conjuntamente al más ‘puro’ racionalismo y
los ideales del progreso lineal e ilimitado fueron puestos entre paréntesis, y
se revirtieron en desastrosas crisis económicas-comerciales, energéticas,
financieras y ecológicas -crisis endémica, acumulativa, crónica y permanente, le
llama Ricardo Antunes e, interconexión de las crisis, Eric Toussaint-, (15)
sumándosele numerosos conflictos bélicos de gran envergadura a escala regional
y mundial. El sistema capitalista, en no poco tiempo, impuso una realidad y
visión del poder y saber colonizante, (16) explotadora, opresora, expoliadora,
alienante y enajenante, racista, discriminatoria, paternalista, xenofóbica,
homofóbica, machista y consumista, por lo tanto, derrochadora-depredadora,
demostrada en la desigualdad, la falta de justicia social e inequidades en la
distribución de la riqueza material y espiritual, con sus enormes
desproporciones entre las fortunas acumuladas por unos pocos países y
ciudadanos y la polarización extrema de la pobreza, en un grupo mayoritario de
naciones y sus pobladores
En la generalidad de los casos, la magnificencia de la razón
instrumental sumada a las penurias y carencias de los valores éticos y morales
humanistas que enunciaron los mejores exponentes de la Modernidad burguesa -en
mayúscula, porque existen otras modernidades-, no fueron cumplidos. (17) La
imaginería y conciencia social, política y cultural humanística no estuvo, y
continúa sin estar, a la altura de la imaginación científica y tecnológica.
Lamentablemente, el socialismo existente en la Unión de
Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS-1922) y en el este europeo, que se
derrumbaron bochornosamente entre 1989 y 1991, no pudieron escapar a las
lógicas metabólicas reproductoras del capital en su propio interior, al no
realizar una radical revolución cultural frente a las ‘guerras culturales’ del
capitalismo, además de cometer serios errores en su tránsito hacia una sociedad
superior a la capitalista. (18) “El
capital [tal como lo advierte István Mészáros] no es simplemente un conjunto de
mecanismos económicos, como a menudo se lo conceptualiza, sino un modo
multifacético de reproducción metabólica social, que lo abarca todo y que
afecta profundamente cada aspecto de la vida, desde lo directamente material y
económico hasta las relaciones culturales más mediadas”. (19)
En los primeros Estados socialistas se mostraron,
fehacientemente, los déficits democráticos, porque si bien la libertad de
pensamiento fue un “(…) tema heredado de
la burguesía (…) El marxismo dogmático retrocedió asustado ante el tema.
Careció de imaginación democrática, y sin ella se pierde la condición
revolucionaria”, (20) y por la corta de miras estratégicas
política-culturales, el empobrecimiento teórico, carencias éticas, la ineptitud
de los dirigentes saturados por el dogmatismo, el burocratismo-tecnócrata y el
divorcio con el pueblo.
I
La crisis del marxismo, que muchos califican de terminal, es
parte del proceso ‘natural’ de evolución-desarrollo de una teoría filosófica y
política integral que, en este caso específico muestra, junto a vigencias
trascendentales, lagunas, errores, obsolescencias y entresijos críticos, nada
novedosos y extraños a su quehacer teórico-práctico, aunque de una envergadura
mayor que en tiempos pasados, consecuencia de la debacle socialista en la Unión
Soviética y la Europa del Este, lo que afectó su credibilidad y legitimidad.
(21)
Ocasionados también, en parte, por la tardía publicación de
todas las obras de los clásicos, (22) la compleja recepción y traducción,
muchas veces erradas e incompletas, (23) la lectura sesgada y también
‘contaminada’ de las mismas, más la incorrecta práctica de un
‘marxismo-leninismo’ y ‘socialismo’ que se empecinó, arbitrariamente, en la
‘letra muerta’ más que en el espíritu vivo, crítico y autocrítico de esta
revolución filosófica, impidiendo su normal desarrollo y deformando, por otra
parte, el sistema de ideas marxistas -a partir de este momento marxismo(s) y
marxista(s), incluyendo per se al leninismo- con dogmas, sectarismos y
reduccionismos socioclasistas, obreristas en lo fundamental, con la
construcción esquemática y fragmentada de un pensar, en el diamat e hismat (24)
que, con sus formulaciones “(…) quedaba cerrado el espacio a toda
interpretación que rompiera [expresó Adolfo Sánchez Vázquez] con el
ontologismo, teñido de positivismo…”, (25) porque ambas fueron convertidas en
el ‘sumun teórico’ y en convenciones metafísica-materialistas y escolásticas
(dialectizadas a la manera hegeliana) de interpretación de la realidad y para
su cambio radical, adquiriendo una (i) relevancia que no podía ser única y
omnicomprensiva para la transición socialista, como sucedió en el ‘socialismo
real’.
Tal percepción nace de la incomprensión que el marxismo
revolucionario constituye una escuela filosófica, teórica e ideopolítica no
cerrada, con una interrelación de acuse de la realidad hacia la teoría y
viceversa, que tiene como punto de partida el análisis de lo teórico abstracto
al concepto interpretativo pensado y, finalmente, al abstracto concreto
teórico, intermediaciones expresadas y entendidas; porque, al decir de Carlos
Marx, “(…) no es suficiente que el
pensamiento se abra paso para llegar a ser realidad [actualidad], sino la
realidad misma debe abrirse paso para llegar a ser pensamiento”, (26) lo
cual consolida a esta concepción materialista de la historia, filosofía de la
praxis y guía para la acción, con la voluntad sociopolítica de transformación
de la realidad: la práctica revolucionaria.
Además, es dialéctica materialista e historicista, que no
admite formulas categóricas y leyes inmutables, menos elaboradas a priori,
tampoco la utilización de cualquiera de los ‘medios’ para alcanzar, menos
justificar, ‘fines’ in-superables en los contextos sociohistóricos específicos,
porque es una construcción socio-cultural, ética-política, ideológica y
económica “en última instancia”, que se apega, aproximativamente, al entorno
que pretende aprehender y comprender, para proceder a cambiarlo en un desempeño
de negación superadora, de continuidades y rupturas incesantes.
En la lucha contra el dogmatismo y las generalizaciones
absurdas, el marxismo fundacional impugnó el hecho que la filosofía se
constituyera en el “(…) pasaporte
universal de una teoría histórica-filosófica general [como escribiera Carlos
Marx] cuya suprema virtud consiste en ser suprahistórica”, (27) remarcando
en una respuesta a la rusa Vera Zásulich, crítica de su obra El Capital que, a “(…) todo trance quiere convertir mi esbozo histórico sobre los
orígenes del capitalismo en Europa Occidental en una teoría
filosófico-histórica sobre la trayectoria general a que se hallan sometidos
fatalmente todos los pueblos, cualesquiera que sean las circunstancias
históricas que en ellos concurran (…) Esto es hacerme demasiado honor y, al
mismo tiempo, demasiado escarnio”. (28)
También, es ideología, la cual no conlleva per se a la
“falsa ideología” -si bien no pueda eludirla-, más dañina aún si se convierte
en una ideología seudo-teórica “oficial” de “toda” la sociedad, sacrificando
‘el todo (que no es la totalidad) en el altar de las partes’ o viceversa.
Las ideologías son, en todo caso, la consciencia de los
conflictos de la estructura y de la necesidad de resolverlos, por lo que la
crítica marxista se enfocó contra una realidad ideológicamente invertida, (29)
en donde la “cadena” real y sus “flores imaginarias” debían ser arrancadas,
destruidas, para capacitar a los revolucionarios del mundo en el cómo, por qué
y para qué emanciparlos de la ‘cadena’ y recobrar las `flores vivas´. (30)
De tal manera, constituye una teoría científica crítica, no
cientificista; partidista, no panfletaria; sentenciosa, no concluyente, menos
excluyente y exclusivista; hipotética, no relativista, tampoco indeterminista a
ultranza; juiciosa, nunca justificativa y actuante como juez suprema de los
hechos, procesos y personalidades; optimista, jamás apologética, que no debió,
ni debe, ser simplificada y reducida (31) en sus principales tesis o “núcleos
duros”, ni en ninguno de sus meandros explicativos, siempre tan complejos y
complicados, con el objetivo de “satisfacer pedagógica y didácticamente” el
aprendizaje y la asimilación por las masas populares, que no se aviene jamás en
consciencia convincente, ya que no todo puede resolverse en el campo de la ‘teoría
por la teoría’, asumiendo erróneamente un rol justificativo, teológico y
teleológico, ideologizante in extremis.
En tal sentido, Lenin escribió que
“(…) Si el estudio del comunismo consistiera sólo en asimilar lo que
dicen los trabajos, los libros y folletos comunistas, esto nos proporcionaría
con excesiva facilidad exegetas o fanfarrones comunistas, lo que muchas veces
nos causaría daño y perjuicio, porque esta gente, después de haber leído y
aprendido lo que se expone en los libros y folletos comunistas, sería incapaz
de coordinar todos esos conocimientos y de obrar como exige realmente el
comunismo”. (32)
El marxismo y leninismo tampoco es un conjunto de normas
rituales y sagradas, sino un complejo de tesis y propuestas comprobables o no,
de interpelación, contraparte y complementación crítica ante cualquier tipo de
poder, por lo que tampoco debió ser sometida al capricho de interpretaciones
espontáneas y voluntaristas por parte de los hombres y mujeres que la estudian
y ejercitan en la mutante realidad, que, a su vez, es la ‘única ciencia de lo
social-humano en el tiempo’, que aborda la indagación científica desde el
‘punto de vista de la totalidad’, porque “(…)
lo universal y general [expresó Lenin] deja de serlo cuando no abarca ni
encarna la riqueza de lo particular, de lo individual, de lo genuino”. (33)
Esta teoría filosófica, con un alcance sociológico e
histórico -Carlos Marx sentenció que ‘la filosofía se encuentra al servicio de
la historia’-, (34) así como desde la antropología, la psicología, la economía,
la economía política la etnología, el plano gnoseológico, lógico,
epistemológico y hermenéutico, lingüístico, semiótico y comunicacional, entre
otras disciplinas (las ciencias naturales, ‘exactas’ y aplicadas), que deben
asumirse sintetizadas, interdisciplinariamente, también en ella; y capaz de
desplegar el historicismo dialéctico en franca y aguda polémica, dialogante con
sí misma -‘el marxismo es el único medio de proseguir, [sostenía el Amauta
peruano José Carlos Mariátegui] y superar a Marx’- y con otras escuelas de
pensamiento y corrientes ideopolíticas, algunas de ellas adversas y
antagónicas, dos terminologías diferentes, enriqueciéndose de esa interacción
permanentemente. Para el marxismo, la práctica es el criterio máximo de la
verdad, siempre aproximada y nunca completamente captada, esencia de esa
búsqueda ad infinitum, en un ejercicio permanente de la praxis. Por eso, la
teoría debe esclarecer la realidad, interpretarla, siempre con limitaciones,
pero nunca suplantarla y sustituirla. (35)
Equivalentemente, la dialéctica historicista como doctrina
del desarrollo tiene que estar exenta de unilateralidad y arrogancia
teórica-metodológica, dada la persistente relatividad del conocimiento humano;
sumándose el materialismo historicista y la teoría de la lucha de clases, como
motor-fuerza motriz de la historia y del desarrollo humano, más la contundente
critica a la economía política burguesa con la monumental obra de Carlos Marx,
“El Capital”, y el descubrimiento de
la plusvalía, piedra angular de la doctrina económica capitalista, que revela
el conocimiento de la relación social entre las personas, cosificadas
fetichistamente en las mercancías; y como síntesis del paso superior al
socialismo científico que, como advirtiera el filósofo español-mexicano, Adolfo
Sánchez Vázquez, no abandona la utopía como horizonte, (36) y prever en el
proletariado, la clase obrera asalariada, la fuerza social capaz de emprender
la creación de una nueva sociedad, la comunista, con su etapa de tránsito, el
socialismo. (37) Para Marx y Engels [escribieron en el texto Feuerbach. La
concepción materialista de historia] el comunismo no es un estado que debe
implantarse, un ideal al que deba sujetarse la realidad. Nosotros llamamos
comunismo al movimiento real que anula y supera al estado de cosas actual. Las
condiciones de este movimiento se desprenden de la premisa actualmente
existente.’
Sin olvidar que jamás existirá, al decir del propio líder de
la revolución socialista de octubre, una revolución proletaria pura, (38)
tampoco un solo marxismo ni un socialismo casto, añadimos nosotros, que exige
del trabajador y, del hoy sujeto social múltiple de la transformación
revolucionaria, la asunción de fuerza protagónica dirigente, con su partido o
movimiento político de vanguardia o avanzada, no como un hecho sociológico y
físico único, sino como un proceso histórico-político de concientización en sí
y para sí que, como bloque histórico del cambio debe contener, necesariamente,
a otras clases sociales, incluidas las subalternas, los grupos, sectores,
estratos y segmentos y, en conjunto, a las masas populares, explotadas y
oprimidas, para llevar a vía de efecto la Revolución Social y Política,
liberando consigo al resto de la sociedad de la explotación y la opresión, la
enajenación y alienación.
Si Marx y Engels, en 1848, en el Manifiesto Comunista, (39)
llamaron a los ¡Proletarios de todos los países uníos! -y más adelante, como
expusimos, reconocieron el rol de las masas populares en los países
coloniales-, en menos de unos 70 años, V. I. Lenin, en el Segundo Congreso de
la Internacional Comunista y, posterior al mismo, agregaría dialécticamente,
¡Proletarios y pueblos oprimidos de todos los países del mundo, uníos!, (40)
brindando una apertura a esa consigna de concebir el proceso revolucionario de
alcance del poder y triunfo del socialismo -aunque también se aprobó en ese
mismo congreso, ‘la subordinación de los intereses de la lucha proletaria en un
país a los intereses de esa lucha a escala mundial’, y que, ‘el papel de las
diferentes fuerzas y clases sociales interesadas en la liberación nacional, se
condicionó al papel de la vanguardia del proletariado’, el cual poseía déficits
cuantitativos y cualitativos en las sociedades coloniales y semicoloniales o
era débil en las dependientes, no percibiéndose aún al neocolonialismo, los protectorados,
etc. Lo que corroboró, no obstante, las tesis de que existirán tantos marxismos
independientes como variados serán los caminos para arribar al socialismo, como
diversas serán las concurrencias de las condicionantes sociohistóricas
concretas en cada país, región e internacionalmente. (41)
Décadas después, el sociólogo brasileño Darcy Ribeiro,
conceptualizaba correctamente acerca de la problemática de las clases y la
revolución, sin negar al marxismo y leninismo creador, que “(…) Alegar que hay una clase que está encinta de la Revolución y que
es capaz de hacer la revolución sin valorar otros sectores que son capaces de
asumir una postura revolucionaria es erróneo”. (42) No es óbice que el
autor, estaba criticando, además, a V. I. Lenin cuando este afirmó, debido a
reminiscencias kaustkianas, que es el partido político quien introduce en la
clase obrera una consciencia exterior a ella.
Porque, como advirtiéramos en un texto escrito en el 2013,
“(…) sería incorrecto subestimar y sobredimensionar al marxismo, el cual no
contiene per se la totalidad de los conceptos, categorías e instrumentos
teóricos y metodológicos para la interpretación y transformación integral de la
realidad. Ni ayer como tampoco en la contemporaneidad. (…) En la ciencia, el
saber y la política, como el accionar praxiológico societario, no saldremos
adelante si nos entregamos al voluntarismo, al espontaneísmo-aventurerista, es
decir si hacemos caso omiso a las regularidades generales que rigen, a pesar de
nuestras conciencias, nuestra actividad práctica. Ni teoricismos divorciados de
la práctica, ni practicismos separados de la teoría. Al unísono, es dable que
las “reglas” y las regularidades, en determinados casos, se alteren pero lo
imposible es que desaparezcan, sean ignoradas y obviadas. Pero cambiar algunas
“reglas”, corregirlas, readecuarlas, redimensionarlas y/o aplicarlas crítica y
acertadamente, luego de análisis concienzudos de la realidad sociohistórica
concreta que pretendemos transformar, forma parte de la alta y consciente
subjetividad política marxista revolucionaria. (43)
Sumándonos, al criterio del sociólogo argentino Atilio A.
Boron, acerca de “
(…) si la filosofía
[expresa, específicamente, sobre la filosofía política] tiene algún futuro (…)
tal empresa solo será posible siempre y cuando se reconstituya siguiendo
lineamiento epistemológicos que son distintivos e idiosincrásicos de la
tradición marxista (…) su énfasis simultáneo en la totalidad y en la
historicidad; en las estructuras y en los sujetos hacedores de la historia; en
la vida material y en el inconmensurable universo de la cultura y la ideología;
en el espíritu científico y en la voluntad transformadora; en la crítica y la
utopía.” (44)
II
El proceso mundializador del capitalismo transnacional
contemporáneo se caracteriza por la cambiante recomposición orgánica del
capital, reflejada en los acelerados procesos de megafusiones monopólicas
corporativas, la terciarización de la economía en el sector de los servicios,
las finanzas, la informatización, la comunicación y la cultura, el auge de la
industria de los armamentos, con sus guerras incesantes, (45) muy asociada a la
civil altamente tecnificada; así como la profundización y el acortamiento en
tiempo de las crisis cíclicas del sistema, así como la inestabilidad,
desaceleración, recesión y estancamiento (con inflaciones, estanflaciones y
deflaciones además), (46) a que se ha visto sometida la economía, el comercio y
los mercados monetarios, financieros, crediticios y bursátiles mundiales, con
el “(in)-esperado” estallido-implosión de la burbuja financiera en la principal
Bolsa de Valores, la de Wall Street, (47) y sus efectos globales inmediatos, en
un entorno también transicional de la geopolítica imperialista, (48) con graves
implicaciones en las distintas zonas del orbe, además de los zigzagueantes
intervínculos entre las correlaciones de fuerzas internacionales en todos los
espacios – temporales.
La política neoliberal-neoconservadora actual, con sus
excesivas privatizaciones, fuertes ajustes estructurales y fiscales a lo
interno, que denominan ‘austeridad’, el imperio de la ley del mercado salvaje,
las desnacionalizaciones y la desindustrialización en búsqueda de mano de obra
barata y bajos costos, el endeudamiento, endógeno y exógeno, principalmente en
los países del Sur geopolítico pero del cual no se salva el Norte desarrollado
industrial y sus ‘bolsones tercermundistas’; la reducción del Estado y sus
funciones regulatorias, con las subsiguientes afectaciones sobre los servicios
educativos y de salud públicos, los subsidios, la asistencia y seguridad
social, junto a los grandes movimientos demográficos-migratorios, legales e
ilegales, hacia los países desarrollados, consecuencia, además, de la miseria,
el desempleo, los bajos salarios y las guerras, han logrado desconcertar a
algunos de los movimientos sociales, agrupaciones políticas y a la sociedad
civil en general, quienes culpan al Estado -como si fuera una abstracción- (49)
la política y los partidos políticos, sin excepción, del fracaso de la
democracia y del hundimiento de sus niveles de vida, comparando fatídicamente
lo consumido en un antes y un después, sin comprender que la sociedad
capitalista excita al consumismo de masas -‘compro, luego existo’, rezaba un
grafiti en México-, sin ningún control sobre el mercado constantemente
deificado como el principio organizacional de la sociedad, en la que “(…) el carácter cultural de las prácticas
de consumo no depende [solamente] de qué se consume, sino de cómo”. (50)
El accionar de los megapoderes de las corporaciones
económica-financieras y mediáticas, (51) con sus tanques pensantes y lobbies
respectivos, constituyen los causantes, directos e indirectos, de la corrupción
y erosión de los representantes políticos y gobiernos, de cualquier signo
ideológico, que, cada vez más, se ven sometidos a las órdenes de las
organizaciones supranacionales capitalistas, como el Banco Mundial (BM), Fondo
Monetario Internacional (FMI), Banco Interamericano de Desarrollo (BID), la
Organización Mundial del Comercio (OMC), el Banco Central Europeo (BCE), la
Organización de Países de Desarrollo Económico (OCDE), el Acuerdo de Asociación
Transpacífico (TTP), el Acuerdo de Comercio de Servicios (TISA), más la Asociación
Transatlántica para el Comercio y la Inversión (TTIP), etc., (52) mermando sus
capacidades de maniobra política, si bien es cierto que muchos se comportan
sumisos ante los dictámenes de los centros de poder imperiales, pero otros, los
que reaccionan de forma soberana frente a los mismos, sufren de contiguo los
efectos desestabilizadores y desgobernabilizantes por su accionar a
contracorriente del status quo.
De tal forma, la incesante re-construcción del neo-lenguaje
de ‘lo políticamente correcto’, el ‘marketing político-público’, el
‘pensamiento doble’ y las ‘redescripciones pragmáticas de la realidad’ impiden
toda representación y juicio valorativo crítico real y aspiran a “suprimir” o
exaltar la conflictualidad, en búsqueda de consensos sociales, artificiales y
reales, en una sociedad civil que persigue, engañosamente, ensanchar sus
brechas con el Estado, con los cuales el capitalismo y su paradigma de defensa
de la ‘libertad’, para propios y ajenos, someten a las mentes y acarrean,
además, las crisis societarias, propiciando que la humanidad se acerque, como
nunca antes, al borde del abismo de su autodestrucción con el holocausto
nuclear y ecológico. (53)
Igualmente, la retórica discursiva capitalista ataca sin
cesar al metarrelato histórico, a las soberanías reales que son sustituidas por
las limitadas, se propicia el envilecimiento de todo nacionalismo, en especial,
el patriótico-solidario, antimperialista y humanista, y se anuncia el
dislocamiento y difuminación del sujeto histórico colectivo y con ello la
exaltación de la individualización; provocan las disoluciones de las
identidades en las múltiples diversidades, se vician a los multiculturalismos,
se fomenta la atomización y fragmentación de las sociedades bajo tendencias
centrifugas que conllevan a la (des)-territorialización y difuminación de
países-naciones, (54) además, del aupamiento de los separatismos nacionales y
étnicos extremos, imponiendo la idea unilateral de la “sociedad civil
universal”, escribiéndose de la ‘neutralidad’ académica, el fin del trabajo
tradicional y la lucha de clases (55) -el segundo hombre más rico de Estados
Unidos, el magnate Warren Buffett, lo confesó en 2011, con una ‘franqueza’
bestial: ‘de hecho, ha habido una lucha de clases durante los últimos 20 años,
y mi clase ha ganado’-, más el intento de la sustitución mañosa del
imperialismo por un imperio “ultraimperialista”, a lo kaustkiano. (56)
Ante esas realidades adversas y anómalas, el elevado
abstencionismo de la población en los procesos electorales de la mayoría de los
países, los votos ‘errados’ o de castigo en las urnas, provocados por la
manipulación mediática, la desideologización y el ‘apoliticismo’ impregnan a
las masas populares, dado el insuficiente nivel de cultura y consciencia
ideopolítica, llevando a la quiebra de los espacios alternativos de elaboración
y participación directa ciudadana, (57) porque no se perciben, en su total
dimensión, las estafas de la globalización, ni los intersticios en que pueden
actuar, tal como lo hacen otros actores sociales que bregan contra el capital,
de forma sistémica y antisistémica. (58)
Otros, pecan del no develamiento del formalismo de la
democracia política capitalista, asumiendo al republicanismo, el
parlamentarismo y el democratismo político liberal burgués, conquistas
históricas de las luchas obreras y los pueblos impuestas al elitismo originario
del liberalismo (reformulado desde la ética del igualitarismo político) (59) y,
más tarde, del neoliberalismo actual, instrumentados de forma maniquea por las
maquinarias políticas burguesas, vaciándolas de contenido democrático real
-teatralidad democrática-, en la que subyace una fetichista ilusión de
participación y elección de los gobernantes, una vez cada cuatro o cinco años,
con improbables cuestionamientos revocatorios por parte del pueblo.
Los estados de opinión, evidentes e inducidos,
manipuladores-seductivos por el predominio supuestamente incontestable del
discurso retórico, figurativo y metafórico de los círculos de poder y los
Thinks Tanks del sistema múltiple de dominación del capital, conducen
indefectiblemente a una identificación “tanática”, de pulsación sicológica
hacia el ‘suicidio’ de las masas y la desmemoria histórica-política con vistas
a que converjan, ciegamente, con las ideas del capitalismo, tal como lo expone
el sociólogo argentino Eduardo Grüner, con cierto halo pesimista y realista
simultáneamente. (60) A lo que el pensador esloveno, Slavoj Zizek, sentencia
con la idea concisa que, en la actualidad, no se trata solamente de una “falsa”
o verdadera ideología, sino que se transita de la fórmula clásica de la
ideología crítica de “ellos no lo saben,
pero lo están haciendo”, hacia una razón cínica sobre que “ellos saben muy bien lo que están
haciendo, y lo hacen de todos modos”. (61)
Ante los avances temporales, no definitivos, estancamientos,
retrocesos y reveses costosos de las heterogéneas fuerzas progresistas a nivel
regional y mundial, aunque existen procesos que lo desmienten parcialmente,
como son los casos específicos de algunas naciones de América Latina y el
Caribe, en sus zigzaguees históricos inevitables, (62) se ha creado una
atmosfera de cierto conformismo teórico-político ante las circunstancias
impuestas a nivel planetario, porque, paradójicamente, el fracaso del
capitalismo trasnacional neoliberal ha traído consigo la decepción y la
indiferencia ante la política, la ideología y la democracia, especialmente, la
representativa.
A modo de
conclusiones
Los peligros y retos que enfrentan los cuerpos societarios
en la contemporaneidad, que son consecuencia, además, de las deficiencias y
tardanzas en el empeño educativo interactivo entre los dirigentes-dirigidos y
la toma de auto-consciencia ideológica, cultura ética-política y democrática de
los pueblos frente al capitalismo, requieren del relanzamiento de la
persuasión-seducción, sensitiva pensante, de una teoría filosófica, política y
estética marxista que apoye a la reconstrucción de la práctica socialista,
desde otras perspectivas críticas actualizadas, con transparentes códigos de
información, comunicación y métodos democráticos de discusión públicos.
Asimismo, de la interactuación horizontal y vertical con, y
entre, el poder popular, con un Estado más descentralizado, bajo
control-regulación de las masas populares, en especial los colectivos de
trabajadores; una empresa estatal socialista eficaz y eficiente, en conjunto
con las diversas formas económicas-sociales de autogestión, cogestión y
cooperativización, de propiedad personal, privada y usufructuaria, la mixta con
capital nacional y extranjero, las extranjeras totalmente, etc., que convocan
al ensanchamiento y profundización del empeño político democratizador, con las
organizaciones políticas, sociales, gubernamentales y estatales, esencialmente
de forma directa y participativa, en la dirección, organización, movilización y
toma de decisiones desde abajo, con una impronta cultural-civilizatoria de
liberación socialista, contrahegemónica y antisistémica al capitalismo.
“(…) El poder popular [como
afirma Isabel Rauber] que se construye en
aras de la superación del capitalismo no es un “contrapoder” ni un “antipoder”;
es otro tipo de poder, sobre bases diferentes a las del capital. (…) un proceso
integral de creación-construcción de la sociedad superadora de la alienación
del capital y su consumismo. Todo se va transformando inter-articuladamente
marcado por la actividad consciente de los sujetos protagonistas, quienes -en
su caminar y construir van (auto) constituyéndose en actor colectivo
protagonista del cambio. Es un proceso autogestado por los sujetos y, en ese
sentido, es- a la vez formador de nuevos hombres y nuevas mujeres, creadores y
constructores protagónicos de la utopía anhelada. De ahí el lugar central y
permanente que -en este proceso ocupa la batalla cultural por la construcción
de una hegemonía de liberación.” (63)
El caso de la actualización del modelo socialista cubano
(64) que se acomete en estos instantes históricos, puede servir de referente
sobre esos complejos procesos de conceptualizaciones y prácticas en la esfera
de lo económico y social, que abarcan además, a lo ético, político e
ideológico, los marcos jurídicos, la renovación de lo constitucional y,
especialmente, la visión de la totalidad cultural, para desafiar las
probabilidades de una evolución capitalista que no sólo le viene desde afuera,
sino que subyace al interior de la heterogénea sociedad nacional contemporánea.
(65) Más aun, en el escenario de un restablecimiento de las relaciones entre
los EE.UU. y Cuba, con el difícil y largo proceso de normalización entre
ambas naciones.
Urge, por lo tanto, una renovada epistemología que no
renuncie de los principios teóricos y metodológicos vigentes, consistente en la
perspectiva crítica teórica, política-ideológica y metodológica, hermenéutica y
gnoseológica que se asuma hacia el conocimiento científico y la comprensión de
la rica realidad a transformar, intermediaciones incluidas, y que engloba en un
sentido interdisciplinario integral a todas las ciencias y saberes, en
especial, a la filosofía, las ciencias sociales, las humanísticas, junto a la
resignificación de los Tics y la Cultura (con mayúscula) y de la ética
política, con la comprensión de la intersubjetividad involucrada en los flujos
y reflujos relacionales, y en el diálogo crítico entre saberes ancestrales, sus
cosmogonías y cosmovisiones, y los conocimientos modernos, que engloban a los
cotidianos y del sentido común, que requieren todos de una retroalimentación
permanente.
Una reconstrucción y reinvención marxista que rebase los
marcos tradicionales del pensar, interpretar y accionar que hasta este momento
se ha practicado en el quehacer económico-social, científico, ideopolítico y
cultural, que apoye al consenso social recíproco e imprescindible -intergeneracional,
pluriclasista, antipatriarcal y feminista, interracial sin racismos y
discriminaciones, ecológico-medioambiental, de orientación sexual diversa,
ecuménico con lo religioso y multicultural- con, y entre, el sujeto social
múltiple del cambio, protagonista esencial del proceso de transformaciones con,
y la posibilidad real que el partido, agrupamiento o movimiento sociopolítico
lo oriente, ‘conduce’ y persuade de modo que éste conozca, comprenda y haga
suya, con `una fuerza material decisiva´, la meta del socialismo, acompañado de
una superación filosófica, política e ideológica al mejor estilo gramsciano,
que le permita mayor conciencia y comprometimiento, sin abandonar la ética de
la virtud política (66) y los valores de la emancipación humana. (67)
Sólo de esa forma, se podrá acometer las tareas urgentes de
la recuperación de la hegemonía socialista y del marxismo revolucionario
creador; del prestigio y la legitimidad de los marxismos y socialismos
resignificados, articulados a las mejores tradiciones históricas y culturales
de los pueblos, que no permitan rezagarnos en este instante crucial de la
historia de Cuba, la América Latina y la humanidad.
Notas, bibliografía
citada y consultada
1) Peter Sloterdijk (2004) Crítica
de la razón cínica, Editorial Siruela, Madrid, p. 13.
(2) Pablo
Guadarrama González (2008) Las Nuevas izquierdas latinoamericanas y la cuestión
del poder, en Izquierda y socialismo en América Latina, Universidad Nacional de
Colombia, Bogotá, pp. 97-119; Orlando Cruz Capote (2011) Una vieja deuda. Los
núcleos duros y esenciales de una teoría política de izquierda, La Habana,https://elblogdelapolillacubana.wordpress.com;
Emir Sader (2009) El desafío teórico de la izquierda latinoamericana, adital
(digital), 2 de septiembre, CLACSO-Cuadernos de Pensamiento Crítico/Le Monde
Diplomatique; La crisis del pensamiento crítico latinoamericano (2015), La
Jornada (digital), México, 10 de noviembre; Enrique Dussel Ambrosini Filosofía
e independencia en América Latina y el Caribe (2015), Segunda Declaración
firmada por: Enrique Dussel, Gabriel Vargas Lozano, Alberto Saladino García,
Adalberto Santana Hernández, Amalia X. López Molina, Pablo Lazo Briones Lazo,
Juan Carlos Casas García, Ángel Francisco Méndez Montoya, Juan Carlos Scannone,
Pablo Guadarrama González, Diego Irarrazaval, Carmen Bohórquez, Ambrosio
Velasco, Francesca Gargallo Celentani, Dejan Mihailovic Nikolatevic, Miguel
Romero Griego, Juan Manuel Contreras Colín, Francisco Castro Merrifield,
Natalio Hernández, Gustavo Escobar Valenzuela, Pablo Ruiz Murillo, Manuel Bolom
Pale, Diego Muñoz Ortíz, Rubén Betancourt García, Carolina Flores Langarica,
entre otros; México, D.F., 26 de noviembre, en Alianet, 4 de diciembre, http://www.alainet.org/es/articulo/174032.
(3) Para
el filósofo mexicano-español, Adolfo Sánchez Vázquez, dada “(…) la amplitud del
término “marxismo” (…) [y] la diversidad de corrientes marxistas en América
Latina (…) [se debe] considerar marxistas a todas las corrientes que se remiten
a Marx, independientemente de cómo hayan sido rotuladas: socialdemocracia,
leninismo, maoísmo, castrismo-guevarismo, reformismo o foquismo (…) [a la]
teoría y la práctica que se ha elaborado en ella, tratando de revisar, aplicar,
desarrollar o enriquecer el marxismo clásico”. El también filósofo mexicano,
Gabriel Vargas Lozano, menciona a una amplia constelación de filósofos que se
vincularon a la corriente estructuralista de Louis Althusser, y añade como
contrapartida del marxismo doctrinario soviético, al marxismo humanista de
Jean-Paul Sartre, Adam Schaff y Roger Garaudy; y el marxismo ontológico de
Georg Lukcás y L. Kossik. Por su parte, Daniel Bensaïd, señala a “(…) un
marxismo “ortodoxo” (de Estado o de Partido) y marxismos “heterodoxos”; un
marxismo cientificista (o positivista) y un marxismo crítico (o dialéctico); o
mejor aún, lo que el filósofo Ernst Bloch llamó las “corrientes frías” y las
“corrientes cálidas” del marxismo”. En nuestro caso, hemos considerado ampliar
la lista justipreciando, no solo a los filósofos, sino a políticos, activistas
sociales e intelectuales que fueron coterráneos de Carlos Marx, Federico Engels
y Vladimir I. Lenin, sus continuadores en el siglo XX y, en la actual centuria
XXI. Incluso, hemos añadido a algunos adversarios y/o oponentes importantes que
aportaron al enriquecimiento de la teoría y la práctica marxista. Francis
Bacón, Tomás Moro, Tomás Campanella, Fernand Lasalle, Henri Saint-Simon,
Etienne Cabet, Charles Fourier, Francois Babeuf, Louis A. Blanqui, Karl
Proudhon, Jules Guesde, Paul Lafargue, Gabriel Deville, Max Adler, Rudolf
Hilferding, Karl Renner, Otto Bauer, Joseph Dietzgen, William Liebknecht,
August Bebel, Karl Kautsky, Eduard Bernstein (este un ‘inteligente’
revisionista), Jean Jaurés, Paul de Man, Georges Sorel, Georgi Plejanov,
Benedetto Croce, Mijail Bakunin y Piotr Kropotkin; Nicolas Bujarin, Leon
Trotski, Clara Zetkin, Rosa Luxemburgo, Antonio Labriola, Georg Lukács, Antonio
Gramsci, Karl Korsch, Karl Liebknecht, Anton Pannekoek, Yevgueni Preobrazhinki,
Franz Mehring, Ernest Bloch; la Escuela de los Annales franceses; la Escuela de
Frankfurt y la teoría crítica; la Escuela de Budapest (Hungría) con Istvàn
Mészàrov; la Escuela yugoslava; Mao Zedong, Ho Chi Minh; Luis Emilio
Recabarren, Diego V. Tejera, Carlos Baliño, Julio A. Mella, Rubén M. Villena,
José Carlos Mariátegui, Aníbal Ponce, Carlos Rafael Rodríguez, Fidel Castro
Ruz, Ernesto Che Guevara, Raúl Castro Ruz, Osvaldo Dorticós Torrado, Schafik
Jorge Hándal, Rodney Arismendi, Volodia Teitelboim, Jorge del Prado, Gilberto
Viera, Carlos Fonseca Amador, Salvador Allende, Hugo R. Chávez Frías, Álvaro
García Linera, Evo Morales Ayma, Rafael V. Correa, Nicos Poulantzas, Almicar
Cabral, Samir Amin, Win Dierckexsens, Perry Anderson, E. P. Thompson; Terry
Eagleton, James D. Cockcroft, Bob Jessop, Leo Panitch, Michael Löwy, Mitchell
Lebowitz, Eric Toussaint, Francois Houtart, Franz Fanon, Camilo Torres,
Leopoldo Zea, Augusto Salazar Bondy, Arturo A. Roig, Francisco Miró Quesada,
Adolfo Sánchez Vázquez, Pablo González Casanova, Eli de Gotari, Vania Bambirra,
Bolívar Echeverría, Theotonio Dos Santos, Aimé Césaire, George Lamming, Gerard
Pierre-Charles, Enrique Dussel, Sergio Bagú, Zaira Rodríguez Ugido, Roberto
Fernández Retamar, Pablo Guadarrama, Darcy Ribeiro, Marta Harnecker, Aníbal
Quijano, Gabriel Vargas Lozano, Agustín Cueva, Frantz Hinkelammert, Isabel
Monal, Thalía Fung, Emir Sader, Gustavo Gutiérrez, Leonardo Boff, J. Sobrino,
Frei Betto, Isabel Rauber, Orlando Núñez, Héctor D. Polanco, Atilio Boron,
Paulo Freyre, Adolfo Gilly, Hans H. Holz, Nils Castro, João Pedro Stedile, etc.
Adolfo Sánchez Vázquez (1988) El marxismo en América Latina, dialéctica, Número
Especial, Año XIII, No. 19, julio, Revista de la Escuela de Filosofía y Letras
de la Universidad Autónoma de Puebla, México, p. 11; Gabriel Vargas Lozano
(1988) El debate por la filosofía del marxismo en México, dialéctica, Ídem., p.
65; La Teoría marxista hoy. Problemas y perspectivas (2006), Atilio Boron,
Javier Amadeo y Sabrina González (Compiladores), CLASO, Buenos Aires; Daniel
Bensaïd (2014) Actualidad del marxismo, Entrevista a Daniel Bensaïd en el 2006,
2 de noviembre, http://www.democraciasocialista.org/?p=1997.
(4) Ariel
Dacal Díaz y Francisco Brown Infante (2006) Rusia. Del socialismo real al
capitalismo real, Editorial de Ciencias Sociales y el Centro Memorial Dr.
Martin Luther King, JR, La Habana; Orlando Cruz Capote (2006) Unas notas y dos
visiones sobre la Perestroika y sus consecuencias, Revista Cubana de Ciencias
Sociales, No.36-37, Instituto de
Filosofía, La Habana, pp. 108-126; La izquierda latinoamericana a 20 años del
derrumbe de la Unión Soviética (2012), Roberto Regalado (coordinador), Ocean
Su, una editorial latinoamericana, La Habana.
(5) Cuando condenamos la manualística marxista-leninista, nos
referimos a los manuales que transforman un pensamiento complejo, creador y
enérgico-dinámico en esquemas elementales y estáticos. Por otra parte, la
denominación de marxismo-leninismo fue establecida desde la época del
estalinismo, asumida en la Unión Soviética y su partido comunista, la III
Internacional (Internacional Comunista o Comintern, 1919-1943), el movimiento
comunista y obrero internacional, así como el movimiento nacional liberador y
las izquierdas planetarias, teniendo un carácter pernicioso y perdurable. El
término se ‘consagró’ con los textos escritos por Stalin: Los fundamentos del
leninismo (1924), pp. 9-82; En torno a las cuestiones del leninismo (1926), pp.
110-159; Sobre el materialismo dialéctico y el materialismo histórico, (1938),
pp. 527-55. Iosif Stalin (1946) Cuestiones del Leninismo, Ediciones en Lenguas
extranjeras, Moscú.
(6) Creemos necesario hacer una distinción fundamental entre las
ideas de Leon Trotski, asesinado en México, por órdenes de los servicios secretos
soviéticos, en 1940, sus más serios seguidores, y aquellos trotskistas que,
antes y luego de la creación de la IV Internacional trotskista en 1938, tomaron
el rumbo del eclecticismo teórico-político, la espontaneidad-voluntarista y el
antisovietismo, salvo excepciones. Al final, sufrieron, y aún padecen, de las
escisiones y divisiones que fragmentó esta corriente.
(7) Colectivo de Autores (2004) Fundamentalismo religioso hoy,
Centro de Estudios sobre América, Colección Reflexiones, No. 2, La Habana.
(8) Ignacio Ramonet (1998) Como nos venden la moto. Información,
poder y concentración de medios, Editorial Paidos, Barcelona; Propagandas
Silenciosas (2000), Editorial Arte y Literatura, La Habana.
(9) Luis Suárez Salazar (2003) La globalización: ¿última fase de
la última fase?, pp. 139-149; George Labica (2003) Del imperialismo a la
mundialización, pp. 43-49, revista Temas, No. 33-34, septiembre, La Habana.
(10) Franz Hinkelammert (1993) Entrevista realizada por Jorge
Vergara, Jorge Vergara y Enrique Gomáriz Teoría, epistemología y poder en la
sociología latinoamericana en los noventa, revista FERMENTOS, Año 3, No. 6 y 7,
Enero-Agosto, Universidad de los Andes (ULA), Mérida, Venezuela, p. 194.
(11) Franz Hinkelammert (1990) La libertad académica bajo control
en América Latina, en Nueva Sociedad, No. 107, mayo-junio, Caracas.
(12) Mark Horkheimer y Theodor W. Adorno (1994) Dialéctica del
Iluminismo, Editorial Sur, Buenos Aires, p. 121.
(13) En Alejandro Serrano (1994) El Doble Rostro de la
Postmodernidad, Editorial Amanecer, S. A., San José, Costa Rica, p. 187.
(14) Edmilson Acosta (2006) La globalización neoliberal y los
nuevos fenómenos del capitalismo contemporáneo, en Pensar a Contracorriente
III, Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, pp. 201-230; Atilio Boron
(2007) Filosofía Política y crítica de la sociedad burguesa: el legado teórico
de Karl Marx, en La filosofía política Moderna. De Hobbes a Marx, Atilio Boron
(Compilador), Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, pp. 231- 262; Teoría y
filosofía política. La tradición clásica y las nuevas fronteras (2008), Atilio
Boron. Compilador, Editorial de Ciencias Sociales, La Habana.
(15)
Ricardo Antunes (2009) La sustancia de la crisis, Revista Herramienta, Nº 41,
Buenos Aires, Julio; Eric Toussaint (2008) Interconexión de las crisis
capitalistas, Rebelión, 13 de octubre, http://www.cadtm.org/spip.php?article3780.
(16) La colonialidad del saber. Eurocentrismo y ciencias
sociales. Perspectivas latinoamericanas (2005), (Compilado por Edgardo Lander),
CLACSO, Buenos Aires.
(18) Frances Stonor Saunders (2003) La CIA y la guerra fría
cultural, Editorial de Ciencias Sociales, La Habana; Eliades Acosta Matos
(2005) El Apocalipsis según San George (2005) Casa Editora Abril, La Habana;
Siglo XX: Intelectuales Militantes, (2007) Casa Editora Abril, La Habana;
Imperialismo del siglo XXI: Las Guerras Culturales (2009), Casa Editora Abril,
La Habana.
(19)
István Mészáros (2002) La teoría económica y la política: más allá del capital,
Rebelión, http://www.rebelión.org,
26 de diciembre.
(20) Jorge Luis Acanda (2002) Sociedad civil y hegemonía, Centro
de Investigación y Desarrollo de la Cultura Cubana Juan Marinello, La Habana,
p. 49.
(21) Pablo Guadarrama González (1991) Antinomias en la crisis
del socialismo, Boletín del Seminario Internacional “Socialismo. Utopía,
realidad y vigencia”, Bogotá.
(22) Quizás, el caso más relevante, sean los ‘Grundisse’
(1857-1858) de Carlos Marx, que son publicados en alemán, por primera vez, en
la segunda mitad del siglo XX, aconteciendo de igual modo con otras obras del
propio Marx, F. Engels y V. I. Lenin, entre otros autores, que han sido
editadas luego de intensas búsquedas en archivos y bibliotecas.
(23) Tal sucedió con algunos textos traducidos al español desde
el alemán y el ruso, además, del inglés, el francés y el italiano, que no se
tradujeron correctamente dadas las insuficiencias en el manejo del idioma,
falta de rigor necesario y/o con algunos cambios y omisiones intencionadas o
no.
(24) Para este autor, el diamat
y el hismat comienzan con los
textos escritos por Nicolas Bujarín, como “La Teoría del Materialismo
Histórico: un manual popular de sociología marxista” (1919-1921) y, junto a
Preobrazhenski, “El ABC del comunismo” (1919); aunque, otros estudiosos, opinan
que se encuentra en algunas de las obras de Federico Engels -en el
“Anti-Dühring” y “Dialéctica de la Naturaleza”, por ejemplo (aunque no estemos
de acuerdo- y otros coterráneos de C. Marx, F. Engels y V. I. Lenin, a finales
del siglo XIX y principios del XX, como Pablo Lafargue, Georgi Plejanov, etc.
Con el surgimiento del diamat soviético, como método y concepción materialista
del mundo se subraya, en el materialismo histórico, la fundamentación
científica de la necesidad histórica del socialismo, insertando en ella la
teoría de la revolución. Pretendiendo abarcar lo esencial de la realidad, vía
el ‘esencialismo’, a través de un segmento y/o la totalidad de la misma
mecánicamente, y la admisión de su enclaustramiento academicista, la
“departamentalización” en los aparatos ideológicos del Partido y el Estado,
aunque con la intencionalidad que fueran asumidos por el pueblo
des-inteligiblemente, con predominio de lo ideológico a ultranza. Néstor Kohan
(2003) Marx en su (Tercer) Mundo. Hacia un socialismo no colonizado, Centro de
Investigación y Desarrollo de la Cultura Cubana Juan Marinello, La Habana.
(25) Adolfo Sánchez Vázquez (1988) El marxismo en América
Latina, revista dialéctica, Ob. Cit. p. 17.
(26) Carlos Marx (s/f) Contribución a la crítica de la filosofía
del derecho de Hegel, Obras filosóficas, Editorial Costes, T. I, p. 96.
(27) Carlos Marx (1988) Carta al director de El Memorial de la
Patria, en Carlos Marx y Federico Engels, Correspondencia, Editora Política, La
Habana, p. 392.
(28) C.
Marx y F. Engels, habían realizado para 1877, una rectificación en su sistema
paradigmático, principalmente al detectar el desarrollo desigual entre los
países de Europa Occidental, y analizar el problema irlandés desde el ángulo
nacional y social, valorar la situación controversial del reformismo en los
obreros ingleses, aquilatar el potencial de la comuna rusa, lo que les permite
una mirada diferente hacia los países “atrasados” y los pueblos colonizados y oprimidos,
‘sin historia’. Reparando, de alguna forma, los errores en los juicios sobre la
conquista de México por parte de los EE.UU., apreciado como
progresista; la percepción negativa sobre el Libertador Simón Bolívar, al
equipararlo con el bonapartismo francés; y, la interpretación equivocada que
hicieron sobre la India avasallada por el dominio colonial de Inglaterra. En
esta carta, Marx responde a la populista rusa, Vera Zásulich, acerca de sí, en
la Rusia zarista, con predominio de la comuna rural en el campo, habrá de
transitarse inevitablemente por el capitalismo para arribar, con la comuna como
punto de partida y elemento regenerativo, a una sociedad moderna. El Prometeo
de Tréveris señala esa posibilidad, pero con una condición: se requiere de una revolución
rusa. Carlos Marx (1877) “Carta a la redacción de “Anales de la Patria”, (a
Vera Zásulich), en, Adolfo Sánchez El marxismo en América…, Ob. Cit., p. 13;
Néstor Kohan Marx en su (Tercer) Mundo…, Ídem.
(29) C. Marx y F. Engels escribieron, si “(…) los hombres son
los productores de sus representaciones, de sus ideas, etc., pero los hombres
reales y actuantes, tal y como se hallan condicionados por un determinado
desarrollo de sus fuerzas productivas y por el intercambio que a él
corresponde, hasta llegar a sus formaciones más amplias. La conciencia no puede
ser nunca otra cosa que el ser consciente, y el ser de los hombres es su
proceso de vida real. Y si en toda la ideología los hombres y sus relaciones
aparecen invertidos como en una cámara oscura, este fenómeno responde a su
proceso histórico de vida (…).” Carlos Marx y Federico Engels (1974) La
Ideología Alemana, Coedición de Ediciones Pueblos Unidos, Montevideo, y
Ediciones Grijalbo, (5ª edición), Barcelona, p. 25.
(30) Carlos Marx Introducción. Contribución a la crítica del
derecho político hegeliano…, Ob. Cit., p. 24.
(31)
Claudio Katz (2008) “Los efectos del dogmatismo I; Catastrofismo, Esquematismo
II”, http:// http://www.rebelión.org/.
(32) Antes había escrito que “(…) Esta generación podrá aprender
el comunismo únicamente si liga cada paso de su instrucción, de su educación y
de su formación a la lucha incesante de los proletarios y los trabajadores
contra la vieja sociedad basada en la explotación (…).” V. I. Lenin (1986)
Tareas de las Uniones Comunistas, Obras Completas (O.C.), T. 41, Editorial
Progreso, Moscú, p. 318.
(33) V. I. Lenin (1986) Cuadernos Filosóficos, O. C., Ob. Cit.,
T. 52, p. 90.
(34) A la filosofía marxista le corresponde la tarea de
desenmascarar la enajenación de sí misma en sus formas profanas, después que ha
sido revelada la figura santificada de la enajenación del hombre por sí mismo,
refirió Carlos Marx.
(35) En las obras completas de Carlos Marx y Federico Engels (en
ruso), existe una idea que ilumina concretamente ese pensamiento. Ellos
escribieron: “(…) Las contradicciones teóricas pueden ser superadas sólo por el
camino práctico, solo mediante la energía que aplica la gente en su actividad
práctica, y que por ello su solución no es de ninguna manera tarea solamente
del conocimiento, sino que representa una tarea realmente vital (…).” C. Marx y
F. Engels (1977) Obras Completas, Tomo 42, p. 23. (en ruso).
(36) Adolfo Sánchez Vázquez (2004) Filosofía, ideología y
sociedad, en A tiempo y Destiempo, prólogo de Ramón Xirau, Editorial de
Ciencias Sociales, La Habana, pp. 254-298; Del socialismo científico al
socialismo utópico (1975), Editorial Era, México.
(37) Vladimir Ilich Lenin (s/f) Tres fuentes y tres partes
integrantes del marxismo, Obras Escogidas (O. E.), en tres tomos, T. I,
Editorial Progreso, Moscú, pp. 61-65.
(38) Lenin expresó “(…) quien espera la revolución social “pura”
no la verá jamás. Será un revolucionario de palabra, que no comprende la
verdadera revolución.” Vladimir I. Lenin (1985) Balance de la discusión sobre
la autodeterminación, O. C., Ob. Cit., T. 30, p. 56.
(39)
Carlos Marx y Federico Engels (s/f) El Manifiesto Comunista (1848), Obras
Escogidas, Editorial Progreso, Moscú, pp.27-60.
(40) Tras culminar las sesiones del II Congreso de la
Internacional Comunista (del 19 de julio al 20 de agosto de 1920), se celebró
en Bakú, Azerbaiyán, el I Congreso de los pueblos de Oriente, con la
participación de más de dos mil delegados, en el que se aprobó y proclamó, de
acuerdo al espíritu del II Congreso de la Comintern, la consigna de
“¡Proletarios de todos los países y pueblos oprimidos del mundo, uníos!”.
Insituto de Marxismo-Leninismo (s/f) La Internacional Comunista. Ensayo
histórico sucinto, Editorial Progreso, Moscú, p. 91.
(41) V. I. Lenin (1985) Nuestro Programa, O. C., Ob. Cit., T. 4,
p. 194.
(42) Darcy Ribeiro (1989) No tener miedo a pensar. Entrevista
con Darcy Ribeiro, Esther Pérez y Arturo Arango, revista Casa de las Américas,
Año XXX, No. 176, septiembre-octubre, p. 105.
(43) Orlando Cruz Capote (2013) El movimiento comunista
internacional (1924-1957). Su impacto en el pensamiento ideopolítico y el
accionar marxista cubano. Propuesta para un estudio, Filosofía y Sociedad, V
Jornada Científica del Instituto de Filosofía, Sello editorial filosofi@.cu,
pp. 102-103.
(44) Atilio A. Boron (2008) Introducción…, Ob. Cit.
(45) La agresividad imperialista podemos confirmarla con las
invasiones de los EE. UU. a Granada en 1983 y Panamá en 1989; a Irak, junto a
la OTAN, en 1991; Somalia en 1993; a Yugoslavia, sin la aprobación del Consejo
de Seguridad de las Organización de las Naciones Unidas (ONU), y en coalición
con algunos miembros de la OTAN, en 1995; unilateralmente a Afganistán y Sudán,
en 1998; nuevamente a Yugoslavia en1999, junto a la OTAN, sin la sanción del
Consejo de Seguridad; a Afganistán en el 2001, sin la autorización del Consejo
de Seguridad, sus aliados otanistas y otros; a Irak en 2003, con aliados y sin
el permiso del Consejo de Seguridad; a Pakistán, Yemen y Somalia, en 2002,
mediante drones y sin ser autorizados por el Consejo de Seguridad; a Libia, en
2011, en conjunto a la OTAN y con autorización del Consejo de Seguridad; una
guerra subrepticia contra Siria, desde el 2011 hasta la actualidad, armando a
los opositores contra el presidente legítimo de ese país, utilizando a grupos
terroristas, como Al – Nusra -brazo de Al qaeda- y al Estado Islámico (EI). A
ello se suma, la guerra infinita´ contra el ‘terrorismo’, bajo cuya cobertura
se ha atacado a varias naciones, en contubernio con la Unión Europea, la OTAN,
Israel y otros países del Golfo Pérsico.
(46) Las tasas de acumulación de ganancias parecen estar
saturadas y necesitan, sin embargo, de un consumismo desesperado; lo que
origina la inevitable caída de la tasa de beneficios y la rentabilidad media
del capital -su desvalorización- en este mundo competitivo globalizado
neoliberal. Luciano Vasapollo y Joaquín Arriola (2010) Crisis o Big Bang. La
crisis sistémica del capital ¿qué, cómo y para quién?, Editorial de Ciencias
Sociales, La Habana.
(47) En
septiembre del 2008, la caótica situación financiera que venía arrastrándose
desde el 2006-2007, en los Estados Unidos de América, se agravó cuando fue
anunciada la bancarrota de diversas entidades financieras, reventando la
burbuja financiera -relacionadas con el mercado de las hipotecas inmobiliarias,
como el banco de inversión Lehman Brothers, las compañías hipotecarias Fannie
Mae y Freddie Mac o la aseguradora AIG. El gobierno norteamericano intervino
inyectando miles de millones de dólares para salvar algunas de estas entidades,
acción que se incrementó desaforadamente en el 2010-2011, con el salvatage
salvaje a los bancos y las superpoderosas corporaciones como la General Motor,
entre otras. Ello arrastró a la crisis de la Eurozona, principalmente a los
países más débiles, como España, Portugal, Italia, Irlanda y Grecia (PIIGS
-abreviatura anglosajona despectiva), quienes cayeron en default, con una
enorme deuda pública, insolvencia bancaria-financiera, falta de liquidez
monetaria, desempleo alarmante, etc. George Soros (2008) El nuevo paradigma de
los mercados financieros, Editorial Taurus, Madrid; Germán Gorraiz López (2015)
Génesis de la nueva Europa, ALAI, Ecuador, 10 de diciembre; http://www.alainet.or/es/articulo/174178.
(48) Nos
referimos a los presentes instantes coyunturales, no definitorios, de la
existencia aún efímera de una nueva correlación internacional de fuerzas en la
que se ha ido desgastando la hegemonía unilateral de los centros de poder
capitalistas, bajo el mandato de los EE.UU. -un imperialismo
sobrecargado, sobredimensionado y en declive- y sus aliados de la Unión Europea
(UE), Japón, la OTAN e Israel, aún dominantes en el terreno
económico-financiero y militar, y, por otro, donde se encuentran las potencias
emergentes como la República Popular China y Rusia, más el denominado Grupo de
los Brics: Brasil, Rusia, India, China Popular y Sudáfrica (este grupo
debilitado en los últimos tiempos); así como los procesos
progresistas-populares de América Latina y el Caribe, junto a los movimientos
sociales y políticos regionales y en el orbe, que anuncian un mundo
pluricéntrico y de multilateralidad selectiva.
(50) Daniel Mato (2005) “Des-fetichizar la “Globalización”, en
Colectivo de Autores Cultura, política y sociedad, CLACSO, Buenos Aires, p. 57.
(51) Los
medios de comunicación masivos, una industria cultural, parte del primer poder
y de la hegemonía capitalista, con emisiones instantáneas, no cumplen su
función educativa, cognoscitiva, analítica-reflexiva y de diálogos
interculturales constructivos, porque a la avalancha de conocimientos y saberes
no se puede acceder sin un orden de prioridad, jerarquización, ordenamiento y
coherencia sistémica-crítica. Por lo que están logrando homogeneizar y
uniformar y, paradójicamente, atomizar a las sociedades con sus informaciones
tendenciosas y manipuladoras, construyendo imágenes, noticias y comentarios con
sensacionalismos, subproductos estéticos y seudoculturales, entretenimientos
banales, hedonismos, placeres y ocios envilecidos, reportajes incendiarios,
violencias exageradas, mentiras infundadas, coberturas y opiniones
parcializadas, censuras de verdades incómodas, terrorismos mediáticos y de
Estado contra sistemas ideopolíticamente adversos al capitalismo dominante;
fobias paralizantes introducidas con oscuros propósitos políticos y
exacerbación de ánimos contraproducentes a una lógica racional y emancipadora
humanista. Ricardo Alarcón afirmó que “(…) La dictadura mediática es,
probablemente, en la actualidad el instrumento más eficaz en la política
hegemónica del imperialismo. Domina ampliamente la información a escala
planetaria, determina lo que la gente puede saber y bloquea con mano de acero
lo que quiere encubrir”. Ricardo Alarcón de Quesada (2011) Palabras
pronunciadas por el Día Mundial de la Libertad de Prensa, La Habana, 3 de mayo,
en http://teveo.icrt.cu/trrf6f/.
(52)
Además, el Grupo de los 7 (G-7), sumándose a estos Australia, Taiwán, Corea del
Sur, Indonesia, Singapur, Filipinas y Nueva Zelanda, etc.; el Acuerdo
Multilateral de Inversiones (AMI) y Patentes Intelectuales; el Centro
Internacional de Arreglo Relativas a Inversiones (CIADI); las empresas
transnacionales de raiting, quienes califican a los países por sus riesgos
económicos y financieros; y las 700 inmensas corporaciones monopólicas
transnacionales (cerca de 500 con sus casas matrices en los EE.UU.); las fundaciones capitalistas, los Thinks
Tanks, las sospechosas ONGs -financiadas por las corporaciones- y las
instituciones académicas, que forman parte de ese entramado, que es el poder
imperialista planetario.
(53) El capitalismo imperante, ha provocado cambios en los
patrones climáticos del globo terráqueo por la destrucción paulatina de las
grandes zonas boscosas y la fauna que habitan en ellas; se ha producido la
agresión continuada a la biodiversidad de la Tierra; se usa indiscriminadamente
variados pesticidas, fungicidas y hasta fertilizantes que son nocivos para la
salud de los suelos, las plantas, los animales y el ser humano; prosigue la
emisión de gases invernaderos; se perpetúa la disminución de la capa ozono de
la atmósfera terrestre; ha crecido la salinización y desertificación de los
suelos fértiles; ha aumentado la toxicidad de los mares, los lagos y los ríos;
se introducen en la vida diaria los transgénicos en los alimentos y
medicamentos, sin el tiempo que permita demostrar sus reales consecuencias a
largo plazo en el ser humano; hasta el espacio sideral se ha convertido en un
basurero, entre otros enormes desastres ecológicos, todo lo cual ha demostrado
que el hombre en su afán de desarrollo a ultranza ha puesto en peligro la
naturaleza, el entorno o medio ambiente y, por ende, su propia existencia como
especie.
(54) Los Thinks Tanks del imperialismo han participado en los
estudios poscoloniales, los multiculturales, las identidades porosas y móviles,
la poshistoria y la neohistoria, entre otras indagaciones, que fueron
elaboraron por intelectuales del Sur y los latinoamericanos-caribeños,
tamizando los sentidos y símbolos, retorciendo los contenidos y adocenando sus
esencias.
(55) Jeremy Rifkin, escribió que el trabajo se encaminaba hacia su
final, consecuencia de la globalización y de los Tics, aumentando la
productividad aceleradamente, y con ello un alto desempleo estructural que
exigiría medidas extras y diferentes a la tradicional flexibilidad laboral,
como la reducción de la jornada de trabajo, la potenciación de la economía
social o tercer sector, diferente del Estado y del mercado, que generen nuevos
empleos y, por ende, una nueva economía que ponga en marcha la renta básica.
Jeremy Rifkin (1995) El fin del trabajo (The End of Work: The Decline of the
Global Labor Force and the Dawn of the Post-Market Era), Putnam Publishing
Group, USA, ISBN 0-87477-779-8.
(56) Atilio Boron (2002) Imperio e Imperialismo: una lectura
crítica de Michael Hardt y Antonio Negri, CLACSO, Buenos Aires.
(57) Carlos Vilas (1996) Democracia y alternativas al
neoliberalismo, en América Latina y el Caribe: Perspectivas de su
reconstrucción (Raquel Sosa Elízaga, coordinadora), Asociación Latinoamericana
de Sociología, UNAM, México; Ignacio Ramonet (2015) Democratizar la democracia,
La Jornada, México, 8 de noviembre.
(58) Gilberto Valdés Gutiérrez (2009) Posneoliberalismo y
movimientos antisistémicos, Editorial de Ciencias Sociales, La Habana.
(59) John Rawls, a mediados del siglo XX, escribió sobre el
‘igualitarismo político’, formalmente con una concepción ‘ampliada’ del
liberalismo político, donde la justicia no se define por el hombre “interesado”
de la sociedad civil, sino por el individuo ético del mundo igualitario de la
política; sin superar la contractualidad interindividual, ni salvar la
confusión entre la forma real e ideal del capitalismo. John Rawls (1985) Teoría
de la justicia, Fondo de Cultura Económica, México; Alicia Morffi García (2005)
Acerca de la teoría neocontractual de John Rawls: una valoración, pp. 152-184;
El Estado del Arte de la Ciencia Política, Thalía M. Fung Riverón
(coordinadora), Editorial Félix Varela, La Habana.
(60) Eduardo Grüner (2008) “La cosa política: el retorno de lo
trágico en las filosofías “malditas” del siglo XX. Apuntes provisorios para un
nuevo fundamentalismo”, Teoría…, Ob. Cit., pp. 127-150.
(62) Nos
referimos, a la persistencia exitosa de la Revolución Cubana, la victoria de la
Revolución Bolivariana de Venezuela, la Bolivia Multinacional, la Revolución
Ciudadana en Ecuador, el retorno del sandinismo en Nicaragua, el triunfo del
Partido del Trabajo en Brasil y del Frente Amplio en Uruguay; el proceso
revolucionario de El Salvador, con el gobierno del Frente Farabundo Martí para
la Liberación Nacional, así como el accionar de las agrupaciones políticas y
los diversos movimientos sociales y políticos en la región. Matizados, por las
derrotas en las elecciones presidenciales en Argentina y las parlamentarias en
Venezuela, en el 2015. Roberto Regalado (2006) América Latina entre siglos:
dominación, crisis, lucha social y alternativas políticas de la izquierda,
Ocean Sur, México; La Izquierda latinoamericana en el gobierno: ¿alternativas o
reciclaje? (2012), OCEAN SUR una editorial latinoamericana, Cuba; Marta
Harnecker (2015) Un mundo a construir (Nuevos Caminos), Ruth Casa Editorial,
Instituto Cubano de Investigación Cultural Juan Marinello, La Habana; Roger
Landa (2015) La historicidad del “ciclo progresista” actual. Sus nudos
problemáticos, en tres partes, Alianet, (digital), septiembre -octubre; Aran
Aharonian (2015) Movimientos sociales: un ciclo que no se detiene, Miradas al
Sur (digital), Argentina, 18 de octubre; Álvaro García Linera (2015) Cinco
pasos para contrarrestar la vulnerabilidad de los procesos progresistas,
Contrainsurgencia, Rebelión (digital), 3 de noviembre; Katu Arkonada ¿Fin del
ciclo progresista o reflujo del cambio de época en América Latina? 7 tesis para
el debate, Alianet, 8 de noviembre; Valter Pomar (2015) Retos y perspectivas de
la izquierda latinoamericana, Alianet, 3 de diciembre; João Pedro Stedile
(2015) “El imperio pasó a jugar más duro”. Entrevista de ALAI, 24 de noviembre; http://www.alainet.org/es/articulo/173811,
etc.
(63) Isabel Rauber (2015) Hegemonía, poder popular y sentido
común. Subjetividades e imaginarios interculturales para un nuevo mundo. El
debate cultural alter-hegemónico de nuestro tiempo, “Diálogos Culturales de
Invierno”, San Salvador, El Salvador, 21 de Julio.
(64) Lineamientos de la Política Económica y Social del Partido
y la Revolución, (2011) VI Congreso el PCC, Editora Política, La Habana,
Abril.; Primera Conferencia Nacional del Partido Comunista de Cuba (2012),
Ídem.; Raúl Castro Ruz (2014) No cederemos ante agresiones, chantajes y
amenazas, Cubadebate (digital), La Habana, 1 de enero.
(65) Se requiere en la Cuba de hoy, el cese de la subestimación
de lo teórico, el aumento del diálogo entre intelectuales y decisores
políticos, además, de una transparencia, coordinación y articulación coherente,
congruente y sistemática del procesamiento de la información, del
funcionamiento del sistema educativo y la enseñanza, en especial la historia y
el marxismo; los espacios de debate público, la comunicación y los
conocimientos contemporáneos, acerca de los procesos en curso en la Isla y el
mundo. Tal reclamo ideopolítico y cultural no puede desistir de la prontitud,
los raquitismos paralizadores y las prórrogas, ya que en el medio educacional y
comunicativo cotidiano nacional no se estudia y escribe con asiduidad, tampoco
se argumenta concienzudamente, ni se leen y escuchan señales en el mundo
simbólico y de lo político, sobre los vastos conceptos del antimperialismo
esencial, con sus novedosas características, el marxismo y leninismo creador
articulado ad infinitum con el ideario martiano, acerca del socialismo, la
ética socialista y su concreción emancipatoria humanista. La convocatoria a los
patriotas, comunistas y revolucionarios al constante el proceso de la
repolitización y reideologización de la sociedad constituye una tarea
multidimensional que debe acometerse de inmediato. Orlando Cruz Capote (2015)
“Pensar es prever”. Posibles escenarios de la guerra de pensamiento en Cuba,
ponencia-artículo presentado en la Jornada Científica Anual “Martí – Marx y la
nueva etapa de la guerra que se nos hace”, Sección de Ciencias Sociales y
Humanidades de la Sociedad Económica de Amigos del País (SEAP), Instituto de
Literatura y Lingüística, noviembre. Inédito.
(66) Sobre diversas valoraciones acerca de lo que distingue y
define al dirigente político socialista; los mecanismos que aseguran la
comunicación entre dirigentes-dirigidos; el peso que da el dirigente a la
construcción del consenso y el significado de construir el mismo; la expresión
del disentimiento para una política democrática en el sistema socialista;
acerca de la despolitización, en particular de la juventud, en qué consiste la
misma y como asegurar la participación de los ciudadanos en el proceso político;
la importancia práctica de la dimensión de género en el quehacer de dirigentes
y dirigidos, así como en el ejercicio de una política socialista, etc., ver:
Ricardo Alarcón de Quesada, Yuniasky Crespo, Ariel Dacal, Julio A. Fernández
Estrada, Luis J. Muño, Zuleíca Romay, Roberto Veiga, Carlos M. Vilas y Daniel
Salas Hacer política socialista: un simposio (2014), revista Temas, No. 78,
abril-junio, pp. 4-18; además, en Pedro Monreal (2015) Una lectura política del
cambio económico en Cuba. ¿Actualización del modelo o reforma del Estado?, en
Cuba Posible, (digital), 1 de junio.
(68) Orlando Cruz Capote (2014) ¿Existen “deudas” con la
Modernidad y el liberalismo burgués en Cuba socialista contemporánea? Algunas
ideas para un debate, Revista Cubana de Filosofía. Edición digital, No. 24,
Julio-Enero. ISSN. 1817-0137; Clara G. Meyra Segura (2015) Los desafíos
culturales en la realidad actual de Cuba, Entrevista con Juan Valdés Paz, Rosa
Luxemburg Stiftung, Extractado por La Haine (digital), 2 de noviembre.