"No hay porvenir sin Marx. Sin la memoria y sin la herencia de Marx: en todo caso de un cierto Marx: de su genio, de al menos uno de sus espíritus. Pues ésta será nuestra hipótesis o más bien nuestra toma de partido: hay más de uno, debe haber más de uno." — Jacques Derrida

"Los hombres hacen su propia historia, pero no la hacen a su libre arbitrio, bajo circunstancias elegidas por ellos mismos, sino bajo aquellas circunstancias con que se encuentran directamente, que existen y les han sido legadas por el pasado. La tradición de todas las generaciones muertas oprime como una pesadilla el cerebro de los vivos. Y cuando éstos aparentan dedicarse precisamente a transformarse y a transformar las cosas, a crear algo nunca visto, en estas épocas de crisis revolucionaria es precisamente cuando conjuran temerosos en su auxilio los espíritus del pasado, toman prestados sus nombres, sus consignas de guerra, su ropaje, para, con este disfraz de vejez venerable y este lenguaje prestado, representar la nueva escena de la historia universal" Karl Marx

24/12/15

Kevin B. Anderson: El internacionalismo de Marx no era abstracto sino muy concreto

Esta entrevista se publica con la autorización de la revista Contretemps
Contretemps: ¿En qué contexto académico y político decidió usted escribir Marx en los márgenes?
Kevin Anderson: Como casi siempre, el contexto político era bastante conservador, pero no menos conservador que hace veinte años. Después de Seattle y la reciente crisis económica, la gente es un poco más crítica con el sistema. En Estados Unidos se pronuncia la palabra “capitalismo” de vez en cuando, en el movimiento Occupy se tomó conciencia del impacto de las rebeliones árabes, sobre todo en Egipto. En el periodo anterior a estas revueltas, pero sobre todo después de Seattle y la crisis económica [el libro apareció en University Of Chicago Press en mayo de 2010. N. d. T.], la reacción a mi libro fue más importante de lo previsto: aparecieron más de 40 reseñas, de las cuales 30 en inglés y 10 en otras lenguas. Suscitó gran interés, de modo que se anuncia una segunda edición para el año que viene. En referencia al contexto académico, está claro que durante los treinta últimos años el marxismo ha estado en retroceso, y los investigadores se interesaron más por autores como Michel Foucault, Edward Said y otros. Además, los efectos de la desacreditación del marxismo y del socialismo después de la caída del muro de Berlín pesan mucho. Los años 90 han sido muy hostiles para el marxismo.  Richard Rorty, un gran filósofo americano, escribió en 1992 que nadie, ningún intelectual serio, cree ya en una gran teoría de los problemas: hay problemas, sí, pero no pueden imputarse al capitalismo ni a un sistema.

Nadie cree ya en eso. Ni Habermas ni tampoco Foucault. Y dijo también, calculando cuidadosamente sus palabras, y es un hombre de izquierdas, que para crear valor y riqueza hace falta gente como Donald Trump. A mí esto no me gusta pero es la realidad. Dos años más tarde tuvo lugar la revuelta zapatista, después la batalla de Seattle y el libro de Hardt y Negri Imperio. Es un libro muy importante – aunque yo no esté de acuerdo con el conjunto de su contenido – porque pone en el centro del análisis el problema del capitalismo y de las clases sociales. El libro critica eso que nosotros llamamos la política de la identidad. Los autores señalan que el capitalismo americano es muy hábil: hay un embajador negro en Kenia, Coca-Cola tiene ejecutivos negros y parece que funciona, pero es siempre capitalismo, es siempre un sistema jerárquico y estructurado por poderes. Desde hace diez años se percibe una mejora y un interés cada vez mayor por Marx y otros pensadores de izquierda como Rosa Luxemburgo; sobre todo entre los jóvenes intelectuales. Hace mes y medio asistí en la New York University a una conferencia de Historical Materialism y había más de 200 participantes, la gran mayoría menores de 35 años. Eran sobre todo estudiantes, jóvenes docentes que están investigando sobre historia, sociología y filosofía marxistas.
CT: ¿Cuáles son las ideas centrales de su libro?
KA: Es, por una parte, un libro sobre Marx, el colonialismo y las sociedades no-occidentales en Asia, África, Rusia y Europa del Este. Por otro lado, se trata de un análisis de lo que Marx escribe sobre la raza, la etnicidad y las clases en los países más industrializados como Estados Unidos e Inglaterra: la cuestión de los negros en EE UU y la cuestión de los trabajadores irlandeses en Inglaterra, por ejemplo en Manchester. Durante decenios Marx ha sido criticado por no haber comprendido el problema del colonialismo. No sólo Edward Said, otros pensadores liberales también han señalado durante décadas que en sus artículos sobre la India de 1853, Marx apoya prácticamente el colonialismo británico como un fenómeno progresista. Marx dice que la inglesa es una civilización superior y que la civilización es una etapa en el desarrollo dialéctico. Pero los intelectuales marxistas especializados en este tema, en la India, por ejemplo (se han publicado centenares de artículos sobre este problema), comprenden que el asunto es mucho más complicado. En 1857 Marx cambió profundamente de opinión y apoyó las revueltas antiimperialistas de aquel tiempo, como la rebelión de los Cipayos en la India y la de los chinos en la Segunda Guerra del Opio que les impusieron los británicos. Yo he seguido atentamente este desarrollo porque estuve trabajando en la MEGA, la Marx-Engels-Gesamtausgabe, y adquirí mi formación marxista de la mano de Raya Dunayevskaya, que había escrito sobre Marx y las relaciones sociales de raza durante la década de 1940. Al final de su vida, Marx escribió los Cuadernos etnológicos, en los cuales toma notas sobre la India, Argelia, Sudamérica, Sri Lanka, Indonesia y otros países más, y además lee a los grandes antropólogos de su época, sobre todo a Lewis Henry Morgan. También escribe sobre el problema de la raza y la familia. Es muy interesante porque durante los años 1920 el gran especialista Riazanov publica las obras completas de Marx, que inmediatamente se publican en Alemania. Uno de los mejores investigadores de Marx, el historiador alemán Hans-Peter Harstick, explica en 1977 que “los ojos de Marx se desvían del mundo europeo. […] para fijarse en Asia, América latina y África del norte”. Al final de su vida Marx comienza efectivamente a aprender ruso, lee los textos antropológicos en ruso sobre la India y América latina y los traduce al alemán.
CT: Sin embargo, a menudo los detractores de Marx, y no sólo ellos, le atribuyen una visión lineal de la historia, una perspectiva eurocéntrica. Su libro viene a cuestionar la idea de que Marx sea un pensador determinista, eurocéntrico. ¿Se pueden definir etapas en el desarrollo intelectual de Marx?
K.A: Hay que decir de entrada que existe una continuidad en ciertas cuestiones, como la de la emancipación de los irlandeses o los polacos, a los que Marx y Engels siempre apoyaron. Incluso en el Manifiesto Comunista, aun cuando se cita a menudo la frase “los obreros no tienen patria”, (sino que tienen una clase), al final los autores del Manifiesto insisten en el hecho de que los comunistas apoyan la emancipación nacional de Polonia. Es un principio de los comunistas: si se es comunista hay que apoyar la emancipación nacional de Polonia, todas las naciones tienen el derecho de autodeterminación y a la emancipación nacional. Marx y Engels apoyan asimismo a los italianos del norte bajo ocupación austríaca. Ahora bien, en cuanto al colonialismo la situación es diferente. Inicialmente, en sus escritos, Marx sostiene la idea de que hay que saludar los aspectos positivos del capitalismo, lo podemos ver en las cinco primeras páginas del Manifiesto Comunista: el capitalismo crea riqueza, libera el potencial de los seres humanos de una manera nueva, destruye las jerarquías feudales, etc. Lo mismo dice respecto a la India: el capitalismo va a minar el sistema de castas, las antiguas jerarquías, trae el ferrocarril y la industria moderna. Es terrible y mucha gente lo sufre, pero en resumidas cuentas es el progreso. En oposición a los proteccionistas, Marx explica en el Discurso sobre la cuestión del librecambio de 1848 que hay que dejar hacer al capitalismo para barrer todas las antiguas jerarquías y poderíos. En los países capitalistas también hay opresión causada por el capitalismo, por ejemplo las crisis recurrentes cada diez años, que ponen en cuestión todo el sistema: porque, en primer lugar, este sistema no satisface las necesidades de la población y, en segundo lugar, el capitalismo engendra el proletariado, que es enajenado en su trabajo. Dice Marx que el trabajo se hace mecánico y repetitivo y el proletariado sale empobrecido. De modo que el capitalismo es un sistema limitado a causa de las crisis, cada vez más violentas y el proletariado cada vez más numeroso y más enfurecido a causa de este sistema, comienza a organizarse en sindicatos y partidos políticos. En cuanto a India y China, los primeros escritos de Marx no son dialécticos pues no hay contradicciones. Los británicos llegan a la India y traen el progreso. Hay resistencias pero para Marx son reaccionarias. Esta visión cambiará más tarde.
CT: En ‘The politics of combined and uneven development: the theory of permanent revolution’ (Haymarket, 2010)), Michael Löwy señala que el término revolución permanente empleado por Marx por primera vez en ‘La cuestión judía’ de 1844, fue utilizado sobre todo para analizar acontecimientos europeos como el golpe de Estado español de 1856. Sin embargo, en la medida en que los debates sobre la estrategia revolucionaria disminuyeron, la cuestión de la revolución permanente pasó a segundo plano. Vuelve a aparecer unos 20 años más tarde cuando Marx analiza las relaciones sociales en Rusia ¿Cómo explica usted el creciente interés de Marx por las sociedades no occidentales?
KA: Existe un gran ensayo sobre la revolución permanente escrito en 1850, al final de la secuencia revolucionaria de 1848. Marx dice que la revolución está en retroceso, que la próxima revolución ya no será sólo democrática, sino una revolución permanente que tiene que cambiar las relaciones de clase y económicas y no sólo las relaciones políticas. ¿Por qué? Existen razones tanto intelectuales como políticas. Podemos encontrar dos periodos en los que Marx se interesa por las sociedades no occidentales: el primero es en los años 1850, después del fracaso de la revolución de 1848. Era un periodo reaccionario en Europa, así que orienta su interés hacia otras partes del mundo. Se hace periodista para el Tribune, lo que supone abordar no solamente temas europeos sino también internacionales, aparte de Estados Unidos. Destaca la revuelta de los Taipings en los años 1850 y más tarde en El Capital dice que en China las cosas se están moviendo de verdad. Así que durante esos años escribe centenares de páginas con notas sobre la India, China y otros países como Indonesia. Durante el segundo periodo ocurre algo parecido; son los años 1870, después de la derrota de la Comuna de París. La publicación del primer libro de El Capital en Alemania había sido un éxito, pero un éxito limitado al movimiento obrero. Marx hubiera querido un éxito como el de Darwin, que generase una gran discusión, pero ésta apenas tuvo lugar. Sin embargo, en Rusia se desencadenó una gran discusión en la que participaron todas las grandes revistas y todos los intelectuales. La primera traducción de El Capital en lengua extranjera fue la versión rusa de 1872; mientras que la versión inglesa vio la luz en 1887, ya después de la muerte de Marx; y la francesa se había terminado en 1875. Marx empieza a aprender el ruso y se interesa en otras partes geográficas del mundo en las que consideró que la situación política pudiera evolucionar significativamente. En Rusia no sólo había intelectuales, eran los tiempos del movimiento populista y un zar había sido asesinado por los revolucionarios. En la novela Germinal de Zola el revolucionario ruso es una figura muy impresionante porque se hace volar con su dinamita y todo salta alrededor. Un revolucionario ruso hace todo por destruir el sistema, arriesga incluso su vida, y los revolucionarios rusos empiezan a escribirse mucho con Marx. Por ejemplo, Marx dialoga con el señor Kovalevsky, un antropólogo ruso que le regaló un ejemplar del libro La Sociedad arcaica de Lewis Henry Morgan – un estudio sobre la familia, la sociedad, los indígenas. Marx redacta sus notas sobre este estudio y Engels escribe El origen de la familia, de la propiedad y del Estado sobre esta base. Mi mentora intelectual, Raya Dunayevskaya, escribió que, puesto que Marx había hecho sus investigaciones sobre la agricultura en Estados Unidos, tal vez Marx hubiera centrado los libros 2 y 3 de El Capital en Rusia y América. Durante los años 1870 Marx emprende investigaciones sobre la agricultura en Rusia, Irlanda y América en las que analiza las transformaciones de la propiedad de la tierra, las costumbres de la gente, la familia, el pueblo y las relaciones de género. Todo ello le interesa mucho, y hasta lee libros sobre los hombres de las cavernas, cuya existencia acababa de ser descubierta en los años 1870. También redacta cuadernos sobre matemáticas; y gran parte de las ciencias puras y sociales ocuparon los últimos años de su vida. Por aquellos años habla de Rusia como potencial punto de partida de la revolución mundial porque ya existe un comunismo primitivo en las aldeas rusas, donde se reparte la tierra de manera colectiva. Al contrario que en Europa occidental, no existe la propiedad parcelaria y regularmente, pasados unos años, se convocaba una reunión para reorganizar el reparto de tierras en función del tamaño de las familias, con el fin de que las tierras se correspondieran con la realidad de la población. Cuando Marx era joven escribió que en la base del despotismo estaba un comunismo bastante conservador y que la disciplina colectiva era muy dura. Incluso en Estados Unidos, en el cuerpo de marines, donde reina la mayor disciplina, todo el grupo es castigado por el escaso rendimiento de un solo individuo, con el fin precisamente de animar a los otros a ayudar al compañero y así actuar mejor colectivamente. Es en cierto modo comunismo, y Marx no idealiza el comunismo. La posición de la mujer en Rusia era muy baja en la jerarquía social, pero comprueba que las comunas están en rebelión mediante la agitación de populistas e intelectuales y que hay posibilidad para una gran revolución agraria en Rusia. Con estas comunas podría eventualmente ser posible saltarse la etapa capitalista y llegar directamente al socialismo si los revolucionarios rusos se ponen en contacto con el movimiento obrero de Europa occidental. Si ambos van de la mano, están dadas las condiciones para una revolución. Yo creo, al igual que otros investigadores que trabajan en las notas de Marx del final de su vida, que él consideraba que en las sociedades en la India o en América latina la propiedad y las relaciones sociales de los poblados estaban organizadas de modo que constituían el punto de partida para las revoluciones no occidentales. Autores como Adolphe Thiers o el jurista británico Henry Summer Maine, que trabajó en la administración colonial en la India, sostenían que hay que extirpar la propiedad comunal, que es algo malo, que bloquea el progreso y que es un peligro para la revolución. En la medida en que el capitalismo se globaliza, el análisis de Marx sobre las posibilidades de un nuevo sujeto revolucionario también se globaliza.
CT: En su libro llama usted la atención sobre dos aspectos a menudo marginados en la lectura de Marx. El mismo Marx evolucionó en el transcurso de su vida hacia una visión multilineal del desarrollo de las relaciones sociales. ¿Qué nos dice ‘Marx en los márgenes’ sobre la manera de leer a Marx?
KA: Yo estoy de acuerdo con Foucault cuando en su Qu’est- ce qu’un auteur? dice que se crea un autor, que se habla de las grandes obras de un gran autor, pero incluso los mismos grandes autores han redactado libros menos interesantes. Se dice que un autor corresponde a sus obras principales y se le distancia de otras obras suyas menos interesantes. En la biblioteca pública de Nueva York, antes de la catalogación numérica [CDU], para encontrar a Marx en el catálogo había que ir primero a ‘economía’ y después a ‘Marx’. Se consideraba a Marx como economista, incluso por parte de los marxistas. Engels mismo se preguntaba desolado por qué Marx no había terminado El Capital. Para Althusser no hay más que El Manifiesto comunista y El Capital, pero Marx no es marxista en 1844; cuando escribe sobre la alienación, sobre la dialéctica de Hegel en términos positivos, en cierto sentido no era Marx. En esta línea, Eugène Genovese, un historiador marxista y antiguo presidente de la Organization of American Historians, especialista en esclavitud, subraya que los escritos de Marx sobre la guerra civil en Estados Unidos no son marxistas. En estos escritos Marx sería más bien liberal porque su oposición emocional a la esclavitud habría condicionado su concepción sobre la misma. Ahora bien, yo creo que hay que releer a Marx en cada época ya que él es un escritor muy sutil, un adelantado en relación con su época. Sartre dijo que no se puede superar a Marx mientras se siga viviendo bajo el capitalismo. En mi libro trato de releer a Marx relacionándolo con cuestiones de hoy. Cuando se hace así se encuentra uno con muchas cosas: en el joven Marx no se encuentran muchos elementos sobre la mundialización o las sociedades no occidentales pero sí pasajes muy interesantes sobre el género, por ejemplo en Los manuscritos de 1844, en La sagrada familia y en La ideología alemana. Una de mis alumnas, Heather Brown, acaba de escribir un libro titulado Marx on Gender and the Family, en cierto modo paralelo a mi libro. Comienza por las obras del joven Marx y termina con losCuadernos redactados poco antes de su muerte. Es un tema central para Marx. Muchas notas suyas sobre las sociedades no occidentales y sobre la Roma antigua abordan la familia y el género. En la Antigüedad, por ejemplo, la familia incluía a los esclavos así que la familia designaba todo el hogar.
CT: ¿Durante el periodo del Marx “maduro”, que según su libro va de 1872 a 1883, cree usted que Marx una mayor importancia a los individuos, a las luchas, en detrimento de las estructuras? Marx considera que la clase obrera en Europa no es el único sujeto revolucionario y que la revuelta en Irlanda puede también derrocar al capitalismo o que sociedades rurales como las de Rusia, pueden ser el punto de partida de un desarrollo comunista en Europa.
KA: No, yo no creo que su posición cambie, porque Marx siempre tiene presente la relación entre el individuo y las estructuras. El proletariado pierde su individualidad, está casi aplastado por el capital. En el comunismo el proletario va a encontrar su individualidad, en el sentido de individuo creador verdaderamente humano. Se pueden encontrar estas ideas en El Capital. El obrero/la obrera es deshumanizado/a por el capitalismo y se hace mucho más cosmopolita, ya no quiere volver al pueblo, ya es urbanita. Su humanidad se ha desarrollado pero al mismo tiempo también se ha alienado. Hay un pasaje en El Capital en el que el/la obrero/a dice: “yo he trabajado en seis países y en diez puestos distintos, soy flexible”, y Marx comenta que el capitalismo ha creado hombres universales pero muy deshumanizados. Marx continúa apoyando las luchas democráticas; en uno de sus discursos de 1881 se dirige a los polacos y les habla de la revolución que viene y de la propiedad comunal en Polonia. Estos escritos sobre el individuo y la sociedad son probablemente los más explícitos. En mi opinión, él no cambia sus concepciones filosóficas y metodológicas más profundas, su Weltanschauung (visión del mundo) no cambia verdaderamente entre 1844 y 1883, al contrario que sus posicionamientos sobre cuestiones precisas como la India o Irlanda. Su aparato conceptual sobre la plusvalía, el trabajo abstracto y concreto, no cambia, incluso si no tiene aún concepciones muy precisas al respecto. Ya dispone de la base que le llevará a estas concepciones. Engels dice de su encuentro con Marx en el verano de 1844: “Marx me contó casi todo lo que fue desarrollando más tarde”.
CT: Marx comparó la situación de los irlandeses en Gran Bretaña con la de los negros en Estados Unidos. Al mismo tiempo, ofrece una crítica de las formas restrictivas del nacionalismo, sobre todo las de las versiones irlandesas que se refugiaron en identidades religiosas o que quedaron al margen del pueblo británico. ¿Mediante qué factores pudo Marx distinguir entre un nacionalismo susceptible de contribuir al derrocamiento del capitalismo y las formas restrictivas, conservadoras, del nacionalismo? ¿Qué nos dice Marx de la dialéctica entre las relaciones sociales de clase y de raza?
KA: Para Marx uno de los hilos rojos es saber si en un movimiento se pueden abordar las cuestiones de clase. Por ejemplo, en Polonia muchos hablaban de la emancipación nacional, pero Marx y Engels apoyaban a los que en Polonia querían también cambiar las relaciones en la propiedad de la tierra y liberar al campesinado. En Irlanda, por los años 1860, Marx se interesa particularmente por el movimiento de liberación nacional de los fenianos porque era un movimiento agrario, sin iglesias, que atacaba tanto a los terratenientes irlandeses como a los católicos. Era un movimiento campesino más populista que socialista. Marx apoya el derecho de autodeterminación de las naciones, entonces ¿por qué no apoyaba al Sur en Estados Unidos? No lo apoya porque examinando el contenido social y político de este movimiento ve que es muy reaccionario. Al principio el Norte no está muy adelantado ya que no aborda la esclavitud, pero insiste en la unidad nacional ya que el Norte, piensa sobre todo en los Estados fronterizos como Kentucky, Tennessee y Maryland que tienen esclavos pero que apoyan la causa norteña. El Sur redactó una nueva constitución que proclamaba el derecho al esclavismo, lo consideraba un derecho humano. Por cierto, los imperialistas británicos criticaban como una locura la idea del republicanismo, ya que no habría dado resultados serios ni en Francia ni en Estados Unidos. Al mismo tiempo, algunos proponían eludir el bloqueo del Norte e ir a buscar algodón al Sur con el pretexto de la libertad de comercio. Sin embargo, esto hubiera significado una declaración de guerra contra el Norte. Pues bien, un día el Norte interceptó un barco británico con dos diplomáticos del Sur a bordo que viajaban a Londres, así que detuvieron a la tripulación. Imagínense, por ejemplo, que los iraníes detienen un barco americano en el océano Índico y arrestan a diplomáticos americanos a bordo. Aquello fue como un acto de guerra por parte de Estados Unidos, pero el apoyo al Norte por parte de los obreros ingleses y de muchos intelectuales fue tan grande que los “jingoístas” [equivalente inglés de los ‘chauvinistas” franceses] británicos no fueron capaces de imponerse. Estados Unidos era una sociedad revolucionaria, no en el sentido proletario, pero revolucionaria y democrática. Los años 1870 conocieron la intensificación de esta radicalidad con ideas socialistas. Algunos de los más grandes abolicionistas fueron miembros de la Primera Internacional.
CT: Marx vincula la tendencia universalizante del capitalismo con las particularidades de las sociedades, por ejemplo, de las sociedades no occidentales. Usted subraya que Marx criticaba severamente a los demócratas de Francia y de Europa occidental porque realmente no apoyaron a los polacos en su lucha. ¿Qué enseñanzas nos ofrece Marx sobre el internacionalismo y el vínculo entre internacionalismo y la autodeterminación nacional?
KA: Marx, según la tradición europea, era un internacionalista; también vemos eso en Dante: “el mundo es mi patria”. Su internacionalismo no era abstracto sino muy concreto. Hay naciones y gobiernos reaccionarios y hay otros que son muy reaccionarios, como por ejemplo Rusia. Entonces cuando Inglaterra y Francia están en guerra contra Rusia en Crimea ¿qué dice Marx? ¿Qué dicen los socialistas? Marx dice que Napoleón quiere dar la impresión de estar combatiendo el despotismo ruso, pero en realidad no es eso lo que busca; es una guerra falaz. El internacionalismo de Marx y Engels es siempre muy concreto. Inicialmente ellos apoyan a los alemanes en la guerra franco-prusiana. Engels redacta unos escritos casi nacionalistas. Ahora bien, la situación cambia con la Comuna de París: Rusia era considerada como el país más reaccionario, pero el bonapartismo era considerado como más peligroso ¿Por qué? Porque además de ser reaccionario se mezclaba con el movimiento obrero y democrático. El mismo Napoleón III apoyaba a algunos revolucionarios rusos, lo que era muy peligroso. Por eso su caída es importante. Marx y Engels tomaron pues siempre posición según las circunstancias concretas, como en el caso de Irlanda o respecto al Norte en Estados Unidos. Pero no mantuvieron su apoyo a los movimientos en Europa del Este contra los otomanos porque pensaban que estos movimientos eran manejados por Moscú. El paneslavismo era una política reaccionaria y peligrosa, aunque en realidad estas observaciones son exageradas. Putin está jugando este mismo juego con su mundo ortodoxo cuando dice que el mundo eslavo no acepta la homosexualidad; es muy conservador y al mismo tiempo aboga por combatir la hegemonía de Estados Unidos y apoya a los revanchistas en la comunidad rusa de Letonia. Lo mezcla todo.

Marx habla tres lenguas: inglés, francés y alemán. Se dice que una tercera parte de sus escritos están en inglés, pero muchos de sus textos más importantes están en francés: La miseria de la filosofía, sus cartas sobre Rusia a final de su vida y sus escritos sobre Polonia. Así pues, el internacionalismo es un principio general que se puede ver en la estructura de la Primera Internacional. Fue en la Segunda Internacional cuando se llegó a la idea de que cada país debía tener su propia organización. En la Primera cada país tenía su secretario, pero el Consejo general en Londres tomaba las decisiones por toda la organización. Bakunin no estaba de acuerdo porque quería más descentralización. Pero Marx quería, por ejemplo, que los británicos escuchasen lo que decían los otros sobre la cuestión de Irlanda. Los sindicalistas británicos apoyaban a los irlandeses pero no tanto como Marx quería. Un día hubo un gran debate – El London Times escribía artículos sobre cada una de las reuniones del Consejo internacional – y un alemán (o un suizo, no sé) le dice a los ingleses: “todos incondicionalmente apoyamos la independencia de Polonia, hay que hacer lo mismo con los irlandeses. No podemos hacer distinciones entre las naciones”. Todos los ingleses progresistas apoyaban a Polonia, era una de las grandes causas del siglo XIX. De alguna manera la Primera Internacional estaba más centralizada que la Tercera. No es un modelo de organización para nuestro tiempo, pero las ideas de organización de Marx siguen siendo interesantes. Marx no controla la Internacional, tenía mucha influencia, sí, pero también estaban los proudhonianos y los anarquistas. Cuando hablamos de internacionalismo en el movimiento social y político hay que tener presentes grandes congresos como por ejemplo el de hace unos meses en Túnez. Ahí se ve cómo las organizaciones tienen políticas diferentes. Entre los delegados árabes, por ejemplo, que son anticapitalistas y anti-fundamentalistas, muchos apoyan a Assad o dicen que no es tan malo como se piensa. Hay que negociar en torno a estas diferencias pero sin sacrificar el principio ¿Cómo hacerlo? En el manifiesto de la Internacional se debatió cada palabra; Marx escribe en relación con la Primera reunión de la Internacional que tuvo que hacer concesiones, pero no concesiones de principio. Los estatutos de la Primera Internacional subrayan sobre todo que era posible adherirse a ella “sin distinción de color, de credo o de nacionalidad”, y hombres de color como Paul Lafargue se reunían con los obreros de Londres.
CT: La dialéctica entre las relaciones sociales de clase y las relaciones sociales de raza: en el último párrafo de sus conclusiones usted dice que los escritos de Marx sobre las etnias pueden ayudarnos a comprender los acontecimientos de 2005 en los barrios [de Francia] ¿Qué podemos extraer de los escritos de Marx sobre las relaciones entre clase y raza?
KA: Existe un proletariado universal, pero no se trata de una universalidad abstracta. Esta idea de una universalidad abstracta era una idea falsa que el mismo Hegel combatió dialécticamente contra Schelling. Hegel decía que para Schelling durante la noche todas las vacas son negras, sin distinción. En cuanto a este universal abstracto, Hegel subraya que el universal debe particularizarse y es por ello que Hegel habla del espíritu del mundo pensando por ejemplo en Napoleón, Alejandro o Julio César. Estos hombres portaban las ideas universales de su época y las ponían en práctica. Para Hegel, la idea, el absoluto, debe siempre concretarse en una religión, en una filosofía, incluso en un individuo. Para Marx los proletarios del mundo tienen su propia historia, sus propias divisiones, sus prejuicios, experiencias y posibilidades. En tres ocasiones aborda Marx la cuestión del racismo: entre los irlandeses y los británicos porque los irlandeses eran un subproletariado al que los trabajadores ingleses temían por razones de empleo; en Estados Unidos los trabajadores blancos son libres, no son esclavos y tienen derecho de voto; en tercer lugar, con la plebe romana: hay revueltas plebeyas al mismo tiempo que revueltas de esclavos en Asia menor, pero ambos movimientos no están mezclados. En este punto Marx comenta que la plebe romana tuvo la misma actitud que los blancos del Sur en Estados Unidos para con los esclavos. No dice que se trate de razas diferentes, pero esa condición de esclavo, esa condición de inmigrante o hijo de inmigrante, de no tener la ciudadanía, es una condición social. Estos tres momentos, el plebeyo romano, el trabajador blanco del Sur y los proletarios ingleses, son tres ejemplos de esta actitud de superioridad, de condescendencia, que tan problemática es para las luchas sociales.
CT: Subraya usted que Marx se interesa por las formas de organización en los pueblos de la India, de China o de Rusia, y al mismo tiempo se atribuye a menudo a Marx una visión determinista, economicista, ligada sobre todo al prefacio de la Contribución a la economía política, donde se insiste en el hecho de que “las fuerzas productivas materiales de la sociedad entran en contradicción con las relaciones de producción existentes. […] Entonces se abre una época de revolución social”. En los escritos de Marx sobre las sociedades no occidentales se encuentran otras condiciones previas ¿Cómo explica usted que esta visión economicista que se atribuye a Marx siga siendo aun hoy tan persistente cuando Marx tiene un análisis de las relaciones sociales mucho más fino?
KA: Se crea una doctrina marxista post-Marx. La Segunda Internacional creó el marxismo y, al mismo tiempo, pensadores tan originales como Rosa Luxemburg, Lenin o Trotsky estuvieron marcados por ello. Por ejemplo, cuando leen los escritos de Marx sobre el comunismo primitivo, eso no les interesa en tanto que fuente de sujetos revolucionarios. Luxemburg también escribe sobre la comunidad agrícola, había leído a Kovalevsky, pero su Introducción a la economía política – muy interesante – está marcada por un cierto esquematismo según el cual la comunidad agrícola debe acabarse porque esa es la marcha de la historia. Ella nunca esgrimió argumentos deterministas; como justamente señala Michael Löwy, Luxemburg rompió con la concepción de progreso de la Segunda Internacional en sus escritos sobre la Primera Guerra mundial, por ejemplo, cuando ella habla de “socialismo o barbarie” (otros como Kautsky utilizaron también esta fórmula, incluso Marx va en esta dirección en el Manifiesto comunista cuando habla de “la destrucción de las dos clases en lucha”). De modo que Luxemburg dice en El Folleto Junius que la barbarie es un fin posible del capitalismo moderno. Ahora bien, ahí persiste un esquematismo; ella no había estudiado directamente a Hegel. Al contrario, Marx escribe, por poner un ejemplo, en una carta a Engels fechada en 1858, que “los indios son nuestros mejores aliados” y que había vuelto a leer La ciencia de la lógica, lo que le dio ganas de escribir un ensayo sobre la dialéctica de Hegel. Marx leía regularmente los grandes escritos dialécticos para refrescar su manera de pensar pero muchos marxistas no han hecho lo mismo. Pensar dialécticamente es un esfuerzo que debe sostenerse a lo largo de toda la vida. Hay que nadar en la dialéctica. Por supuesto que tenemos a Marx, pero tampoco él pudo abordar algunos problemas contemporáneos. Marx no escribió nada sobre la homosexualidad – excepto algunas notas bastante heteronormativas – y hoy, sin embargo, discutimos sobre sexualidad y género. Pensadores como Foucault redactaron obras muy originales sobre la sexualidad y la homosexualidad. Eventualmente se pueden integrar aspectos de este pensamiento en el marxismo. Nos hace falta un análisis marxista del género, de la ecología – Marx los abordó y Michael Löwy y Joel Kovel no han dejado de subrayarlo. The Enemy of Nature de Kovel está fuertemente influenciado por Marx, los marxistas y principalmente por la Escuela de Fráncfort. Hay formas de nacionalismo que son progresistas y revolucionarias, hay religiones y nacionalismos muy reaccionarios; nuestra tarea es distinguirlos con el fin de saber con quién se puede trabajar políticamente. Muchos libros de sociología abordan el género, el transgénero, el racismo y el colonialismo, pero no en función de un esquema de análisis marxista. Hay que leer esos libros desde un punto de vista marxista, dialéctico.

Foto: Kevin B. Anderson
Kevin B. Anderson imparte sociología, ciencia política y estudios feministas en la Universidad de California en Santa Bárbara. Es miembro de la Asociación Marxista-Humanista Internacional, que se inspira sobre todo en los escritos de Raya Dunayevskaya – y colabora con la Marx-Engels Gesamtausgabe. Especialista en Marx y en Hegel así como en el humanismo marxista y en la Escuela de Fráncfort, K. B. Anderson trabaja sobre las relaciones entre clases, razas, géneros y sexualidades. Traducido a varias lenguas, su obra Marx at the Margins: On Nationalism, Ethnicity, and Non-Western Societies [Marx en los márgenes– Obra no traducida al español], publicado en 2015, trata de la etnicidad, de las naciones y de las sociedades no-occidentales. Con este libro Kevin A. Anderson se impone en el futuro como uno de los mejores especialistas en Marx sobre la delicada cuestión de los pueblos ‘no europeos’ (*) Cf. Jean-Numa Ducange, Marx au-delà de l’Europe. À propos d’un ouvrage de Kevin Anderson [Marx más allá de Europa. Sobre una obra de Kevin Anderson], Contretemps, N° 15.

 Français
Declaraciones recogidas por Benjamin Birnbaum
Traducción del francés por  J.Mª Fdez. Criado
https://entreleslignesentrelesmots.wordpress.com/ 
http://marxismocritico.com/

    
   

◆ El que busca, encuentra...

Todo lo sólido se desvanece en el aire; todo lo sagrado es profano, y los hombres, al fin, se ven forzados a considerar serenamente sus condiciones de existencia y sus relaciones recíprocasKarl Marx

Not@s sobre Marx, marxismo, socialismo y la Revolución 2.0

— Notas notables
Cecilia Feijoo: Apuntes sobre el Concepto de Revolución Burguesa en Karl Marx — Red Diario Digital
Moishe Postone: Il compito della teoria critica oggi: Ripensare la critica del capitalismo e dei suoi futuri — Blackblog Franco Senia
Pierre-Yves Quiviger: Marx ou l'élimination des inégalités par la révolution — Le Point
Hernán Ouviña: Indigenizar el marxismo — La Tinta
Emmanuel Laurentin: Les historiens américains et Karl Marx — France Culture
Adèle Van Reeth: Le Capital de Karl Marx: La fabrique de la plus-value — France Culture
Manuel Martínez Llaneza: Reproches a Marx acerca de El Capital (Bajo la égida de Friedrich Engels) — Rebelión
Victoria Herrera: Marx y la historia — Buzos
Alejandro F. Gutiérrez Carmona: La vigencia del pensamiento marxista — Alianza Tex
Víctor Arrogante: El Capital y las aspiraciones de la clase trabajadora — Nueva Tribuna
Mauricio Mejía: Karl Marx, el poeta de la mercancía — El Financiero
Emmanuel Laurentin: Karl Marx à Paris: 1843-1845 — France Culture
Jacinto Valdés-Dapena Vivanco: La teoría marxista del Che Guevara — Bohemia
Aldo Casas: El marxismo como herramienta para la lucha — La necesidad de la formación en la militancia — La Tinta
Evald Vasiliévich Iliénkov: La dialéctica de lo abstracto y lo concreto en El Capital de Marx — Templando el Acero
Vincent Présumey: Suivi des écrits de Karl Marx / 1837-1848 - Part I, Part II, Part III & Part IV — Mediapart
Roman Rosdolky: Marx ésotérique et Marx exotérique — Palim Psao
Lepotier: Marx, Marxisme, Cui bono? — Bella Ciao
Andrea Vitale: La critica di Pareto a Marx: una abborracciatura — Operai e Teoria
Annelie Buntenbach: Marx provides us with a glimpse behind the scenes of capitalism — Marx 200
Antoni Puig Solé: La Ley del Valor y la ecología en Marx — Lo que somos
Vladimiro Giacché: Note sui significati di "Libertà" nei Lineamenti di Filosofia del Diritto di Hegel — Il Comunista
Salvador López Arnal: Manuel Sacristán (1925-1985) como renovador de las tradiciones emancipatorias — Rebelión
Paúl Ravelo Cabrera: Marx, Derrida, el Gesto Político y la supercapitalización mundial — Scribb
Dino Greco: In difesa del marxismo — Sollevazione
Alberto Quiñónez: Arte, praxis y materialismo histórico — Rebelión
Josefina L. Martínez: Feminismo & Socialismo marxista - Eleanor Marx, la cuestión de la mujer y el socialismo — Rebelión
John Bellamy Foster: Marx y la fractura en el metabolismo universal de la naturaleza — Scribb
José Manuel Bermudo Ávila: Concepto de Praxis en el joven Marx — Scribb
Carlos Oliva Mendoza: Adolfo Sánchez Vázquez: ¿marxismo radical o crítica romántica? — InfoLibre
Bernardo Coronel: ¿El marxismo es una ciencia? — La Haine
Sylvain Rakotoarison: Le capitalisme selon Karl Marx — Agora Vox

— Notas y comentarios sobre El Capital
António Ferraz: Os 150 anos do livro ‘O Capital’, de Karl Marx — Correio do Minho
Horacio Tarcus: Traductores y editores de la “Biblia del Proletariado” - Parte I & Parte II — Memoria
Emmanuel Laurentin: Le Capital, toujours utile pour penser la question économique et sociale? — France Culture
J.M. González Lara: 150 años de El Capital — Vanguardia
Roberto Giardina: Il Capitale di Marx ha 150 anni — Italia Oggi
Alejandro Cifuentes: El Capital de Marx en el siglo XXI — Voz
Marcela Gutiérrez Bobadilla: El Capital, de Karl Marx, celebra 150 años de su edición en Londres — Notimex
Mario Robles Roberto Escorcia Romo: Algunas reflexiones sobre la vigencia e importancia del Tomo I de El Capital — Memoria
Antoni Puig Solé: El Capital de Marx celebra su 150° aniversario — Lo que Somos
Jorge Vilches: El Capital: el libro de nunca acabar — La Razón
Carla de Mello: A 150 años de El Capital, la monumental obra de Karl Marx — Juventud Socialista del Uruguay
Rodolfo Bueno: El Capital cumple 150 años — Rebelión
Diego Guerrero: El Capital de Marx y el capitalismo actual: 150 años más cerca — Público
José Sarrión Andaluz & Salvador López Arnal: Primera edición de El Capital de Karl Marx, la obra de una vida — Rebelión
Sebastián Zarricueta: El Capital de Karl Marx: 150 años — 80°
Marcello Musto: La durezza del 'Capitale' — Il Manifesto
Esteban Mercatante: El valor de El Capital de Karl Marx en el siglo XXI — Izquierda Diario
Michael Roberts: La desigualdad a 150 años de El Capital de Karl Marx — Izquierda Diario
Ricardo Bada: El Capital en sus 150 años — Nexos
Christoph Driessen: ¿Tenía Marx razón? Se cumplen 150 años de edición de El Capital — El Mundo
Juan Losa: La profecía de Marx cumple 150 años — Público
John Saldarriaga: El Capital, 150 años en el estante — El Colombiano
Katia Schaer: Il y a 150 ans, Karl Marx publiait ‘Le Capital’, écrit majeur du 20e siècle — RTS Culture
Manuel Bello Hernández: El Capital de Karl Marx, cumple 150 años de su primera edición — NotiMex
Ismaël Dupont: Marx et Engels: les vies extravagantes et chagrines des deux théoriciens du communisme! — Le Chiffon Rouge
Jérôme Skalski: Lire Le Capital, un appel au possible du XXIe siècle - L’Humanité
Sebastiano Isaia: Il Capitale secondo Vilfredo Pareto — Nostromo

— Notas y reportajes de actualidad
Román Casado: Marx, Engels, Beatles, ese es el ritmo de Vltava — Radio Praga
María Gómez De Montis: El Manifiesto Comunista nació en la Grand Place — Erasmus en Flandes
Enrique Semo: 1991: ¿Por qué se derrumbó la URSS? — Memoria
Michel Husson: Marx, un économiste du XIXe siècle? A propos de la biographie de Jonathan Sperber — A L’Encontre
César Rendueles: Todos los Marx que hay en Marx — El País
Alice Pairo: Karl Marx, Dubaï et House of cards: la Session de rattrapage — France Culture
Sebastián Raza: Marxismo cultural: una teoría conspirativa de la derecha — La República
Samuel Jaramillo: De nuevo Marx, pero un Marx Nuevo — Universidad Externado de Colombia
Sergio Abraham Méndez Moissen: Karl Marx: El capítulo XXIV de El Capital y el “descubrimiento” de América — La Izquierda Diario
Joseph Daher: El marxismo, la primavera árabe y el fundamentalismo islámico — Viento Sur
Francisco Jaime: Marxismo: ¿salvación a través de la revolución? — El Siglo de Torreón
Michel Husson: Marx, Piketty et Aghion sur la productivité — A l’encontre
Guido Fernández Parmo: El día que Marx vio The Matrix — Unión de Trabajadores de Prensa de Buenos Aires
Cest: Karl Marx y sus "Cuadernos de París" toman vida con ilustraciones de Maguma — El Periódico
Leopoldo Moscoso: 'Das Kapital': reloading... — Público
Laura "Xiwe" Santillan: La lucha mapuche, la autodeterminación y el marxismo — La Izquierda Diario
José de María Romero Barea: Hölderlin ha leído a Marx y no lo olvida — Revista de Letras
Ismaël Dupont: Marx et Engels: les vies extravagantes et chagrines des deux théoriciens du communisme! — Le Chiffon Rouge Morlai
Francisco Cabrillo: Cómo Marx cambió el curso de la historia — Expansión
El “Dragón Rojo”, en Manchester: Cierran el histórico pub donde Marx y Engels charlaban "entre copa y copa" — BigNews Tonight
Marc Sala: El capitalismo se come al bar donde Marx y Engels debatían sobre comunismo — El Español

— Notas sobre debates, entrevistas y eventos
Fabrizio Mejía Madrid: Conmemoran aniversario de la muerte de Lenin en Rusia — Proceso
Segundo Congreso Mundial sobre Marxismo tendrá lugar en Beijing — Xinhua
Debate entre Andrew Kliman & Fred Moseley — Tiempos Críticos
David McNally & Sue Ferguson: “Social Reproduction Beyond Intersectionality: An Interview” — Marxismo Crítico
Gustavo Hernández Sánchez: “Edward Palmer Thompson es un autor que sí supo dar un giro copernicano a los estudios marxistas” — Rebelión
Alberto Maldonado: Michael Heinrich en Bogotá: El Capital de Marx es el misil más terrible lanzado contra la burguesía — Palabras al Margen
Leonardo Cazes: En memoria de Itsván Mészáros — Rebelión (Publicada en O Globo)
Entrevista con István Mészáros realizada por la revista persa Naghd’ (Kritik), el 02-06-1998: “Para ir Más allá del Capital” — Marxismo Crítico
Rosa Nassif: “El Che no fue solo un hombre de acción sino un gran teórico marxista” Agencia de Informaciones Mercosur AIM
Entrevista a Juan Geymonat: Por un marxismo sin citas a Marx — Hemisferio Izquierdo
Juliana Gonçalves: "El Capital no es una biblia ni un libro de recetas", dice José Paulo Netto [Português ] — Brasil de Fato
Entrevista a Michael Heinrich: El Capital: una obra colosal “para desenmascarar un sistema completo de falsas percepciones” — Viento Sur
Alejandro Katz & Mariano Schuster: Marx ha vuelto: 150 años de El Capital. Entrevista a Horacio Tarcus — La Vanguardia
Salvador López Arnal: Entrevista a Gustavo Hernández Sánchez sobre "La tradición marxista y la encrucijada postmoderna" — Rebelión
Jorge L. Acanda: "Hace falta una lectura de Marx que hunda raíces en las fuentes originarias del pensamiento de Marx" — La Linea de Fuego

— Notas sobre Lenin y la Revolución de Octubre
Guillermo Almeyra: Qué fue la Revolución Rusa — La Jornada
Jorge Figueroa: Dos revoluciones que cambiaron el mundo y el arte — La Gaceta
Gilberto López y Rivas: La revolución socialista de 1917 y la cuestión nacional y colonial — La Jornada
Aldo Agosti: Repensar la Revolución Rusa — Memoria
Toni Negri: Lenin: Dalla teoria alla pratica — Euronomade
Entretien avec Tariq Ali: L’héritage de Vladimir Lénine — Contretemps
Andrea Catone: La Rivoluzione d’Ottobre e il Movimento Socialista Mondiale in una prospettiva storica — Marx XXI
Michael Löwy: De la Revolución de Octubre al Ecocomunismo del Siglo XXI — Herramienta
Serge Halimi: Il secolo di Lenin — Rifondazione Comunista
Víctor Arrogante: La Gran Revolución de octubre — El Plural
Luis Bilbao: El mundo a un siglo de la Revolución de Octubre — Rebelión
Samir Amin: La Revolución de Octubre cien años después — El Viejo Topo
Luis Fernando Valdés-López: Revolución rusa, 100 años después — Portaluz
Ester Kandel: El centenario de la Revolución de octubre — Kaos en la Red
Daniel Gaido: Come fare la rivoluzione senza prendere il potere...a luglio — PalermoGrad
Eugenio del Río: Repensando la experiencia soviética — Ctxt
Pablo Stancanelli: Presentación el Atlas de la Revolución rusa - Pan, paz, tierra... libertad — Le Monde Diplomatique
Gabriel Quirici: La Revolución Rusa desafió a la izquierda, al marxismo y al capitalismo [Audio] — Del Sol

— Notas sobre la película “El joven Karl Marx”, del cineasta haitiano Raoul Peck
Eduardo Mackenzie:"Le jeune Karl Marx ", le film le plus récent du réalisateur Raoul Peck vient de sortir en France — Dreuz
Minou Petrovski: Pourquoi Raoul Peck, cinéaste haïtien, s’intéresse-t-il à la jeunesse de Karl Marx en 2017? — HuffPost
Antônio Lima Jûnior: [Resenha] O jovem Karl Marx – Raoul Peck (2017) — Fundaçâo Dinarco Reis
La película "El joven Karl Marx" llegará a los cines en el 2017 — Amistad Hispano-Soviética
Boris Lefebvre: "Le jeune Karl Marx": de la rencontre avec Engels au Manifeste — Révolution Pernamente

— Notas sobre el maestro István Mészáros, recientemente fallecido
Matteo Bifone: Oltre Il Capitale. Verso una teoria della transizione, a cura di R. Mapelli — Materialismo Storico
Gabriel Vargas Lozano, Hillel Ticktin: István Mészáros: pensar la alienación y la crisis del capitalismo — SinPermiso
Carmen Bohórquez: István Mészáros, ahora y siempre — Red 58
István Mészáros: Reflexiones sobre la Nueva Internacional — Rebelión
Ricardo Antunes: Sobre "Más allá del capital", de István Mészáros — Herramienta
Francisco Farina: Hasta la Victoria: István Mészáros — Marcha
István Mészáros in memoriam : Capitalism and Ecological Destruction — Climate & Capitalism.us