Fernando Hugo
Azcurra | El texto intenta advertir al lector que
en el debate actual en Economía Política entre marxianos y sraffianos, existen
dos métodos de hacer teoría económica muy diferentes, unos es el de Karl Marx y
el otro es el practicado por Piero Sraffa; que la teoría desarrollada por
Sraffa no es una continuidad de la de Marx ni tampoco resolución de problemas
no resueltos por aquél. Que el planteo de Sraffa es un retorno a teorías económicas
de los siglos XVIII y XIX, expuesto en términos reales y no monetarios apoyándose
en modelos matemáticos y no en el examen de las estructuras socio-económicas y
que, en definitiva, esta modalidad analítica de Sraffa es una recuperación del pensamiento
burgués positivista del siglo XIX.
La economía Política como disciplina científica, muestra
hasta hoy dos grandes variantes o trayectorias de investigación, análisis y
exposición de sus resultados. La primera de ellas corresponde a aquellos
planteos y temas que arrancan de la obra de A. Smith (1723-1790), continúan con
D. Ricardo (1772-1723) y se prolongan con el inmenso campus analítico que
expuso y desarrolló K. Marx (1818-1883) confrontando con aquellos. La segunda
es, con todas sus corrientes internas, la que plasmó con el surgimiento y
laboriosa construcción de la economía neoclásica o concepción macroeconómica
marginalista, aún hoy dominante en la enseñanza y difusión de nuestra
disciplina en todas las instituciones académicas.
No es a estas dos concepciones que aludiremos en esta
exposición sin embargo. Desde las obras de J.M. Keynes (1883-1946), M. Kalecki
(1899-1970) y, en particular, P. Sraffa (1898-1983), la economía neoclásica
marginalista, se ha derrumbado completamente en sus pretensiones de
cientificidad y de su poder explicativo de los fenómenos de la sociedad del
capital. Sólo el poder de los intereses empresariales y de la industria
editorial junto con la tozudez dogmática ideológica de sus cultores, los
economistas burgueses ortodoxos, la mantiene aún vigente. No son razones
científicas, pues, las que la sustentan sino razones de clase y de poder
político, aunque muchos de sus sostenedores puedan no tener siquiera idea de
ello.
Pero las aguas tampoco están calmas en la concepción más
rigurosa y científica. Y ello merced a la labor teórica del eminente economista
Piero Sraffa. Su mundialmente famoso libro Producción
de mercancías por medio de mercancías no sólo determinó la defunción
teórica del marginalismo sino que, sin una referencia directa, también alcanzó
a K. Marx, como mínimo, en dos aspectos relevantes de su opus mágnum El Capital:
la validación de la teoría del valor y, vinculada con ella, el famoso problema
de la transformación de los valores en precios de producción.
A partir de esa obra de Sraffa se ha desatado desde hace
décadas, dentro de la concepción científica, una espesa disputa teórica,
metodológica e ideológica entre los aportes de Marx y de Sraffa, sobre su
complementariedad, o su independencia epistemológica, o bien sobre si la tarea
sraffiana es una prolongación, más precisa y consistente de lo hecho por Marx.
Es así posible encontrar sraffianos, postsraffianos, neorricardianos,
keynesianos, poskeynesianos, marxistas ortodoxos, neomarxistas, etc. atacando
y/o defendiendo a uno u otro de ambos pensadores con las más abigarradas
explicaciones y posiciones sobre aquellos problemas antes mencionados.
Lo que se puede lamentar en estos debates entre economistas,
muchos de los cuales son estudiosos, y muy talentosos, es que no parecen seguir
la actitud de sus respectivos maestros, esto es, atacar, debatir, aislar y
exponer los problemas del modo objetivo que el carácter de ciencia impone la
economía, lo cual no significa dejar la pasión por los problemas y la defensa
de los argumentos, pero sí que ambos apunten a la despersonalización, a dejar a
un lado la adjetivación liviana, y a reconocer la necesidad e importancia de
los problemas mismos fuera de intereses espurios personales y sectoriales. Lo
decía Marx en referencia a T.R. Malthus (1766-1834) a quien reconociéndole que “…no carecía de cierto respeto por el
razonamiento teórico” sin embargo para él era ejemplo de “…un hombre que busca acomodar la ciencia
(por muy errada que esta pueda ser) a un punto de vista que no surge de sí
misma sino de un punto de vista tomado del exterior, que la sujeta a intereses
que le son extraños y extrínsecos, es ese un hombre vil”.
En mi opinión sólo han quedado en pié las obras y las
“aporías” que examinan K. Marx como Crítica
de la Economía Política y Piero Sraffa con su “Preludio a una crítica de la Teoría Económica”, en este caso
orientada a una reconstrucción integral de la teoría económica, intentando
superar la concepción neoclásica marginalista y también la teoría crítica de
Marx a la Economía Política.
Las
“aporías” económicas en Marx y Sraffa
¿Qué es una “aporía”? (άπορία)
Hay que recordar lo que sostenía el gran Aristóteles (“un hombre que nunca ha podido ser
igualado” al decir de Hegel en la Historia de la Filosofía) en su “Metafísica” Libro III –beta- 995a “No es posible desatar un nudo (resolver un
problema) cuando se ignora en qué consiste. La aporía que domina al pensamiento
demuestra que existe un nudo en las cosas mismas” Edición H. Zucchi,
Sudamericana, p. 147. Es a partir de esta posición que se vuelve perentorio
examinar si las “aporías” (problema, nudo, calle sin salida, encrucijada, etc.)
son “aparentes” o “reales”.
La “aporía” es entonces un interrogante planteado desde el
conocimiento ante un fenómeno objetivo de la naturaleza, el hombre o la
sociedad que exige ser respondido con rigurosidad y método para ser conocido y
desde allí desprender las prácticas respectivas para dominar esos ámbitos y
apropiarlos para la humanidad y su desenvolvimiento.
Con relación a nuestra disciplina, la Economía Política, no
caben dudas que el notable esfuerzo realizado por Marx hizo hecho avanzar el
conocimiento de la sociedad del capital, su constitución, su funcionamiento y
su declinación futura históricamente considerado. Sraffa replanteó el valor de
la teoría y del análisis en términos que implican deshacerse definitivamente de
la economía vulgar neoclásica. Ambos lo hicieron con objetivos de conocimiento
precisos aunque claramente divergentes. Cuando enfrentamos la labor de Marx nos
topamos con un planteo teórico gigantesco en términos de sujeto, objetos,
teorías, hipótesis y leyes que abruma aún a los más audaces.
A ello suma una maciza solidez de pensamiento y de lógica
analítica que atrapa. Sraffa muestra un marcado respeto por la lógica económica
optando por una exposición formal matemática, pero acentuando la necesidad de
una relevancia empírica que se diferencia notablemente de lo realizado por la
economía neoclásica, sólo ocupada por los modelos y su “elegancia” matemática
con desprecio por su vinculación con los procesos reales de los cuales debiera
mostrar sus leyes y la dinámica de su movimiento, pero que no constituyen su
preocupación esencial. Las diferencias de Sraffa con Marx no son tampoco
menores como veremos más adelante.
Las
soluciones
Para Marx el problema (Aporía) central, nervio vital, de la
economía como ciencia es la de alcanzar el conocimiento de las leyes que rigen
el proceso de la producción de mercancías bajo el dominio de esa “cosa” que se
llama capital. Arranca, epistemológicamente, de recurrir al principio
explicativo central que, en su lógica, unifica la totalidad del resto de
“aporías” del cual se desprenderán éstas: la ley del valor sustentado en el análisis
de la mercancía como su soporte material. Hará una filogénesis del valor
examinando la evolución de la producción de mercancías, por tanto aquí un nuevo
planteo aporético: mercancía y dinero. El desarrollo de la producción mercantil
hasta dar cima y culminación en el dinero como su forma de expresión intrínseca
y necesaria. Y como la base real es el proceso de producción, y no hay proceso
tal sin actividad humana, laboral, se descubre el centro en el trabajo y sus
resultados. Así Marx irá desde este examen inicial hasta las formas más
desarrolladas del proceso mercantil: hasta el cambio mercantil del capitalismo
que presenta nuevas concatenaciones, la transformación del dinero en capital
por ejemplo, y nuevas “aporías”. (Ver Grundrisse,
II, p.315)
En honor de la brevedad diremos que el planteo de Marx y su
crítica (investigación) del capital es el siguiente: Un primer nivel abstracto de conocimiento que
contiene dos momentos analíticos fundamentales, el de la mercancía y sus teorías, del valor una y del dinero la
otra; del plusvalor, del salario y de la acumulación, y el del capital en general (individual y social)
y sus teorías del ciclo del capital y el de la reproducción del capital. Un segundo
nivel concreto (racional), cuyo
momento analítico es el movimiento real
del capital social (producción capitalista y sus mercados) con las teorías
de la ganancia, de los precios, del interés y de la renta.
Su lógica analítico-dialéctica, esto es el tratamiento de
las oposiciones en el proceso real, su contraposición y movimientos, se
desenvuelve de este modo:
I – Análisis abstracto: > mercancía > cambio >
valor de uso > producto del trabajo > Trabajo capital > capital > dinero > valor
de cambio > valor > trabajo
abstracto “en general” (plusvalor, salario, acumulación) II – Análisis concreto: (ganancia,
interés, renta) > precios de producción
> Producción capitalista > precios de mercado.
Entre uno y otro nivel del análisis se planteará, pues, el
punto crucial de resolver el cómo pasar de los valores a precios de producción
ya que el cambio capitalista se hace en términos de éstos y no de aquellos: y
aquí surgió el debatido, hasta hoy, “problema de la transformación”, que según
la crítica económica sraffiana no fue finalmente bien resuelto por Marx.
La situación del problema de la transformación ha generado
dos amplias corrientes de interpretación sobre todo a partir de la obra de
Sraffa: una que reafirma el camino seguido por Marx y convalida su planteo que
con las debidas correcciones matemáticoformales llega a una solución, y la otra
que desdeña completamente tal problema ya que no sólo se trataría de un error de
Marx sino directamente una cuestión inexistente. Para ésta última no habría
problema de la transformación porque no sería necesaria ni siquiera teoría del
valor alguna que fundamente la realidad económica del capitalismo.
Así, pues, desde esta última concepción, de
la teoría de Marx quedaría muy poco y no precisamente lo que él consideraba su
mayor logro: haber dado con la ley que rige el funcionamiento del modo
capitalista de producción y que permite su inteligibilidad racional, o sea la
ley del valor trabajo incorporado modificada por el dominio del capital en la
producción de mercancías y la reducción de la fuerza de trabajo también a
mercancía.
Pero ¿qué hizo P. Sraffa al respecto? El pensador italiano
de ninguna manera tomó el desafío del planteo de Marx que vimos antes. Él
recortó deliberadamente su campo analítico a una cuestión referida a la circulación del capital, no al proceso de
producción, y se circunscribió a los problemas que surgen entre las
llamadas variables de salarios, ganancias, sus fluctuaciones e impacto en la
distribución del producto, examinando todo en términos físicos y no de valor
aun cuando en su obra aparecen los vocablos valor y precio él se ocupa de
manifestar que no los usa en el sentido tradicional de la disciplina sino como equivalentes
(valor = precio) pero sin ninguna apelación a carácter objetivo o subjetivo
alguno.
“Producción…” es
sin dudas un análisis económico de naturaleza formal y deductiva, no se basa en
ni explica situaciones socio-institucionales sino sólo en dos industrias como
ejemplos no ramas industriales.
“En Producción de
mercancías… nada vincula a algún contexto institucional, no hace referencia a
ningún contexto histórico, no reclama ningún tipo de ‘agente económico’. Evita
cuidadosamente toda hipótesis sobre el comportamiento humano, sobre las
estructuras de mercado, sobre la concurrencia, sobre los rendimientos a escala.
Hasta evita asumir posición alguna específica sobre la distribución del
ingreso, como tampoco se compromete en afirmaciones sobre el modo en se
determina la tasa de ganancia (o, alternativamente, el salario). La tasa de
ganancia es sencillamente considerada como una variable determinada de modo
independiente” (L.L. Pasinetti, Ponencia presentada ante “Sraffa´s
Production of commodities… 1960-2010”)
“En Producción… no hay
dinero, ni sindicatos, ni gobierno, ni demanda, ni monopolios, ni comercio
exterior, ni elecciones, ni paro, ni inflación, ni referencia alguna a la
historia externa de las ideas. En dicho libro, Sraffa sólo toma en consideración
aquellos elementos necesarios para resolver su problema directo, la fijación de
los precios de producción, y excluye todas las características que no son
determinantes para la resolución de su problema.” (A. Barceló, “El enfoque
de Sraffa y la Historia Económica”, Universidad de Barcelona, Revista de
Historia Económica, Año II, Nº 1 – 1984)
Esta forma de hacer teoría revela o muestra, entonces, por qué en el
capitalismo de Sraffa: 1) nunca aparezca la categoría del capital; 2) no haya
empresas capitalistas pero si ganancia; 3) que haya salarios pero no
trabajadores ni Sindicatos; 4) que haya precios pero no aparezcan los mercados;
5) que haya variaciones distributivas pero no clases en conflicto; 6) que haya
sólo ecuaciones lineales de producción y condiciones formales de intercambio
pero no sectores y clases sociales cuyas relaciones de vida y trabajo se
realicen por medio del intercambio.
Para los sraffianos es ésta la mayor virtud y logro de
Sraffa en su objetivo de hacer de la economía política una economía como
ciencia estricta con similares características a las ciencias naturales.
El campo teórico del que se ocupa Sraffa es: circulación
– distribución. Teorías: de los precios de producción, de la
distribución del excedente (salarios y ganancia), de la Renta. La diferencia
entre ambos es enorme a punto tal que conmueve ver que Sraffa escribió un libro
de poco más de 100 páginas ante las miles que escribiera Marx. En esto, claro
está, mucho que ver tiene la modalidad analítica y el lenguaje utilizado para
exponer las teorías: el formalismo matemático y sus formulaciones como
ecuaciones lineales.
Para los sraffianos y
neorricardianos en general la teoría del valor basada en la cantidad de tiempo
social de trabajo insumido en el proceso de producción-reproducción de
mercancías (trabajo incorporado) tanto en Ricardo como en Marx cumple en
realidad sólo una función principal: la de medición, o sea que constituyó la
búsqueda de una unidad de medida de los movimientos de los precios y de las
variables distributivas principales (salarios y ganancias) que se mostró
finalmente fallida ya que, según afirman, el tiempo de trabajo como valor se
demostró una base inviable para la explicación de los precios de producción.
Debate
abierto ¿Marx o Sraffa? O ¿Marx y Sraffa?
Hay defensores de uno u otro dilema:
1) Marx sin Sraffa, pues éste se refiere a planteos
ricardianos no marxianos;
2) Sraffa sin Marx, ya que finalmente se ha probado la
inconsistencia de la lógica de Marx y en particular su no demostración de la
explotación capitalista del trabajo;
3) Sraffa desarrolla y mejora los planteos de Marx, hay
continuidad y no ruptura. El debate se ha forjado en torno a la particular
cuestión del “transformación” y al modo de hacer ciencia de Marx: es más
filosófico, afirman, que económico. Sraffa es más austero, preciso,
simplificado, y hace uso de unas matemáticas que hoy se muestran elementales
pero que son contundentes como demostración de sus ideas. Así puestas las cosas
(muy comprimidas por cierto) tiendo a opinar que por primera vez en nuestra
disciplina el debate se da entre dos concepciones científicas y no entre una
científica (Ricardo, Marx) y otra apologética ideológica (la economía vulgar
burguesa tanto micro como macroeconómica).
En tanto Marx desplegó su afán en una Crítica de la Economía Política, poniendo una vinculación estrecha
entre base socio-institucional y teorías, Sraffa lo hizo como un preludio
(introducción) a una Crítica de la Teoría
Económica, que para él era toda la Economía y no sólo el marginalismo,
acentuando la cuestión formal sin referencias sustantivas a lo
social-institucional como ya ha sido mencionado, pero cuyos resultados
afectaron también la labor de Marx. Y son estas las dos modalidades de hacer
ciencia a la que aludimos: la de Marx y la de Sraffa. De modo que hoy hay una
sola Economía científica con dos paradigmas que sustentan concepciones
interpretativas diferentes sobre los problemas, sus planteos y sus soluciones,
¿habrá llegado el momento de elaborar una sola dirección analítica y continuar
desarrollando nuestra ciencia? Pero deberá aclararse que son dos paradigmas no
complementarios predominando entre ambos la diferencia al punto de poder
plantearse si uno anula uno al otro, o bien qué puede rescatar uno del otro que
signifique un avance de la disciplina.
Por lo tanto deberá señalarse que Sraffa no significó un
sencillo y “genial” regreso a los clásicos y en parte a Marx como afirman
algunos (Garegnani, Meeks, Dobb) sino que ha
planteado una rectificación de la teoría y de la reconstrucción histórica de la
economía diferente de la de Marx basada ésta en la teoría del valor como
inteligibilidad última del funcionamiento del modo de producción
específicamente capitalista.
Sraffa sienta el principio del excedente como plusproducto y
lo concibe el objeto de análisis de la economía cual si fuera una ciencia
“natural” pero de carácter formal. Para decirlo directamente, Sraffa elabora
una teoría completamente diferente de la de Marx tanto por su método, por las
categorías analíticas como por el objeto de la propia Economía Política; sus
discípulos refinan y profundizan tal diferencia. No debe ser casualidad que
Sraffa hacia fines de los años 20 cuando debe dictar un curso avanzado de
teoría el valor, considerara la Economía Política como “…a science of things” “ciencia de las cosas”, haciendo una
diferenciación de la concepción marginalista o Economics como “ciencia de las ilusiones” (Vid. Giancarlo de Vivo, Notas sobre el itinerario intelectual de
Sraffa, Contribuciones cit. P. 445; D3/12/10/61), quien, a su vez, repetía
a Marshall en esta concepción.: “Economía
es el estudio de la humanidad en los asuntos ordinarios de la vida”. (A.
Marshall, “Principios de Economía”,
Aguilar, Madrid, 1948). Luego Sraffa adoptará la concepción de Ricardo de la
Economía como ciencia que se ocupa de la distribución del excedente.
En base a lo anteriormente dicho, carece de evidencia
textual y teórica el que pudiera considerarse a Sraffa como un continuador y
perfeccionador del programa científico de Marx, sobre bases más sólidas que las
de la teoría del valor-trabajo en el punto al que él había llegado: el problema
de la determinación de la tasa de ganancia y de los precios de producción,
dicho de otro modo, el famoso problema de la transformación (Véase A. Ginzburg,
“Sraffa y el análisis social: algunas
notas metodológicas”; “Contribuciones…” cit). El análisis económico de Marx
no era apreciado por Sraffa aun cuando pudiera ver en él un gran teórico.
Invitado en 1966 a redactar un reseña del libro de reciente publicación de P.
Baran y P. Sweezy “El Capital
Monopolista”, la rechazó tajantemente: “Tengo
en claro que esa no es realmente mi línea” (“I am clear that it is not
really my line”) (Vid, Jean Pierre Potier, “Algunas
notas sobre la biografía de Sraffa”, Contribuciones,
cit. P. 69) ¿Cuál no era “su línea”? pues la del análisis de base marxiana que
aúna teoría y relaciones sociales reales de producción y cambio.
Pero además cuando se afirma por ejemplo que “La aparición en 1960 de “Producción…”
consagra el retorno del pensamiento clásico y marca el advenimiento de una
corriente neo-ricardiana que intenta desarrollar el sistema sraffiano de los
precios de producción” (Eric Berr, “Piero
Sraffa: actualidad de la teoría de los precios de producción”, Ponencia al
Congreso Anual de la A.S.F.S.E., 24-25 septiembre 1998, París) lo que no se
hace explícito es que este “volver a los clásicos” (Smith, Ricardo) no es otra
cosa que volver al pensamiento económico burgués. El propio Sraffa lo dice
claramente al referirse en el Prefacio de “Producción…”
que retoma el planteo económico en términos “…que
es el de los antiguos economistas clásicos desde Adam Smith a Ricardo”, planteo
que había sido “…sumergido y olvidado desde
el advenimiento del método ‘marginalista’”. Sí, enfáticamente retoma lo
mejor de esa economía, pero economía burguesa de todos modos. Que la teoría
económica de Sraffa, en comparación con el marginalismo, es un paso hacia
adelante, o sea en relación con la economía vulgar neoclásica a la que llamó “ciencia de las ilusiones” (G. de Vivo, “Contribuciones…”cit. p. 445) no da
lugar discusiones, pero discutible es respecto de la economía de Marx.
Sobre lo que se debe llamar la atención es que hay sí dos
linajes (tradiciones) filosófico-teóricos diferentes en uno y otro pensador:
Marx contiene y potencia a Aristóteles, Galileo, Feuerbach, Hegel, siguiendo en
la lógica histórica y científica de la economía a Petty, Quesnay, Smith y muy
especialmente Ricardo, adoptando además una posición epistemológica que
distingue en la ciencia lo real de lo aparente como sinónimo de cientificidad. “El hecho de que en su manifestación las
cosas (los fenómenos. F.H.A.), a menudo se presentan invertidas, es bastante
conocido en todas las ciencias, salvo en la Economía Política”. (Das
Kapital, I; 2, p. 654 y p. 660 in fine) Y además “El economista burgués, cuyo limitado cerebro no puede separar la forma
de manifestación de lo que en ella se manifiesta…” (Ídem, p. 698). Hay que
señalar aún la inversión místico-hegeliana (idealista en general) “…por la cual lo concreto-sensible cuenta
únicamente como forma en que se manifiesta lo general-abstracto, y no, a la
inversa, lo general-abstracto como propiedad de lo concreto… Si digo que tanto
el derecho romano como el derecho germánico son derechos los dos, afirmo algo
obvio. Si digo, en cambio, que el derecho, ese ente abstracto, se realiza en el
derecho romano y en el germánico, en esos derechos concretos, la conexión se
vuelve mística” (Das Kapital, I, 3, p. 1026).
En Sraffa excedente es lo general y las modalidades
históricas específicas de las diferentes formaciones económico-sociales es su
modo “institucional” de realizarse; trabajo fechado es la referencia a todo
producto como resultado de una actividad laboral en un tiempo anterior al
último realizado, así las formas sociales particulares son sólo etapas en una
cadena lineal identificada como, o reducida al, concepto “más general”, el de
“trabajo” con la característica que se realizó en un tiempo pretérito. Además
Marx así como rechaza la mística analítica de índole idealista rechaza también
el chato empirismo, el cual “… con su
tosco interés por lo material, no presta atención alguna a las diferencias
formales” (I, 2, p.661)
“El análisis
científico de la competencia sólo es posible cuando se ha comprendido la
naturaleza intrínseca del capital, así como el movimiento aparente de los
cuerpos celestes sólo es comprensible a quien conoce su movimiento real, pero
no perceptible por los sentidos.” (K. Marx, El Capital, Libro I, vol. 2 p.
384)
“El análisis de las
conexiones internas reales del proceso capitalista de producción es una
cuestión sumamente intrincada y un trabajo muy minucioso; si es una tarea de la
ciencia reducir el movimiento visible y solamente aparente al movimiento real
interno…” (Ibídem, Libro III, vol. 6, p. 400)
“… ocurre lo mismo que
con todas las formas de manifestación y su trasfondo oculto. Las primeras (las
formas de manifestación FHA) se reproducen de manera directamente espontánea,
como formas comunes y corrientes del pensar; el otro (el trasfondo oculto FHA)
tiene primeramente que ser descubierto por la ciencia. La economía política
clásica tropieza casi con la verdadera relación de las cosas, pero no la
formula conscientemente, sin embargo. No podrá hacerlo mientras esté envuelta
en su piel burguesa” (K. Marx, El Capital, Libro I, 2 p. 660)
Las premisas filosóficas y científicas de Sraffa se
encuentran en el empirismo inglés; F. Bacon, G. Berkeley, J. Locke y D. Hume
como los antecedentes más lejanos, y A. N. Whitehead y Bertrand Russell como
los más cercanos. La obra de Newton y su concepto de ciencia no puede
desdeñarse en su pensamiento. Para el empirismo inglés no hay tal diferencia
entre “esencia” y “apariencia” (real y aparente en Marx como vimos), tal cosa
es metafísica por lo cual carente de toda seriedad analítica. En relación con
la Economía Política Sraffa enlaza con un desarrollo que se da a partir de lo
hecho por W. Petty-físico, R. Cantillón, F. Quesnay y Ricardo-grano y con
economistas matemáticos cuyo origen puede encontrarse en Dmitriev, continuando
por Bortkiewicz, von Charasoff; von Neuman, Leontieff, Okishio, Shibata, en los
que se puede ver un afán de matematizar (i.e. sistemas de ecuaciones) las
categorías inmediatas cual un sistema que debe resolver las incógnitas que
presenta sin alusión alguna al sistema institucional del cual se derivan
aquellas. Esta diferencia de tradiciones analíticas en lo científico y en lo
filosófico para el tratamiento de la materia económica entre Marx y Sraffa no
se suele hacer por lo que muchas veces los intercambios entre marxistas y
sraffianos se vuelve estéril por mutua incomprensión.
Referencias
bibliográficas
Aristóteles, 1978, “Metafísica”
Libro III –beta- 995ª; Edición H. Zucchi, Sudamericana, p. 147.
Barceló, A. 1984, “El
enfoque de Sraffa y la Historia Económica”, Universidad de Barcelona,
Revista de Historia Económica, Año II, Nº 1.
Berr, Eric, 1998, “Piero
Sraffa: actualidad de la teoría de los precios de producción”, Ponencia al
Congreso Anual de la A.S.F.S.E., 24-25 septiembre, París.
De Vivo, Giancarlo, “Notas
sobre el itinerario intelectual de Sraffa”, Contribuciones cit. P. 445;
D3/12/10/61),
Marshall, A. “Principios
de Economía”, Aguilar, Madrid, 1948
Marx, Karl (1975), Siglo XXI, Buenos Aires.
PasinettI,
L.L. Ponencia presentada ante “Sraffa´s
Production of commodities… 1960-
2010”)
Sraffa, Piero (1965). “Producción
de mercancías por medio de mercancías”. Ediciones Oikos-Tau, Barcelona.