"No hay porvenir sin Marx. Sin la memoria y sin la herencia de Marx: en todo caso de un cierto Marx: de su genio, de al menos uno de sus espíritus. Pues ésta será nuestra hipótesis o más bien nuestra toma de partido: hay más de uno, debe haber más de uno." — Jacques Derrida

"Los hombres hacen su propia historia, pero no la hacen a su libre arbitrio, bajo circunstancias elegidas por ellos mismos, sino bajo aquellas circunstancias con que se encuentran directamente, que existen y les han sido legadas por el pasado. La tradición de todas las generaciones muertas oprime como una pesadilla el cerebro de los vivos. Y cuando éstos aparentan dedicarse precisamente a transformarse y a transformar las cosas, a crear algo nunca visto, en estas épocas de crisis revolucionaria es precisamente cuando conjuran temerosos en su auxilio los espíritus del pasado, toman prestados sus nombres, sus consignas de guerra, su ropaje, para, con este disfraz de vejez venerable y este lenguaje prestado, representar la nueva escena de la historia universal" Karl Marx

21/5/14

Una crítica clasista al concepto y discurso de la Sociedad Civil

Jan Lust  |  En las últimas dos décadas, el discurso político ha sido contaminado cada vez más por el concepto y el discurso de la sociedad civil. El colapso de la antigua Unión Soviética a principios de la década de 1990 en combinación con la introducción del neoliberalismo hizo boom al concepto de la sociedad civil. Como tal, la sociedad civil renació como un discurso adecuado para los intereses del capital y en contra de las fuerzas que luchan por una sociedad en la que los seres humanos son los motores del desarrollo en lugar de los intereses y las necesidades del capital (transnacional), y en donde el desarrollo colectivo forma la base de la asignación social e individual de los recursos.

La definición y el significado del concepto de la sociedad civil han cambiado con el tiempo. El concepto tiene, sobre todo, una connotación histórica y filosófica y fue utilizado por las diferentes fuerzas políticas y organizaciones, en contextos políticos, económicos y sociales específicos, para lograr objetivos particulares de estas fuerzas políticas (Kaldor, 2005: 31-71; Fernández, 2003: 31-197). En los “días de gloria” del neoliberalismo, el concepto fue empleado como una “propuesta conservadora para reducir el papel
del Estado y todo lo que pertenece al sector público” y para “fortalecer la acción privada” (Torres-Rivas, 2001).

En este artículo no vamos a profundizar en los antecedentes históricos y filosóficos de la sociedad civil como se hizo durante los debates en los 90. Sin embargo, el hecho de que el concepto de la sociedad civil se ha amarrado en el pensamiento político de la izquierda nos obliga a politizar en contra del concepto para establecer la esencia del concepto y exponer el significado ideológico real del mismo. Los muchos “rostros” de la sociedad civil, como escribe Wood (1990:65), han hecho posible que sirva “para muchos propósitos”. Sin embargo, esto no quiere decir que el concepto es neutro.

La sociedad civil, según Wood (1990: 63-64), “abarca una amplia gama de instituciones y relaciones, desde los hogares, los sindicatos, las asociaciones de voluntarios, hospitales, iglesias, hasta el mercado, las empresas capitalistas, de hecho toda la economía capitalista en conjunto”. En realidad, el concepto de sociedad civil podría ser considerado mejor como una construcción política e ideológica en lugar de un concepto con base científica.

En este artículo se argumenta que el discurso de la sociedad civil no conduce a la liberación del yugo del capital por parte de los pueblos de los países periféricos y centrales sino que, de hecho, los encadena a este sistema de explotación y opresión. Como el discurso de la sociedad civil apunta a la democratización de la sociedad sin luchar por el poder del estado hace que el discurso sea muy conveniente para los intereses del capital.

Este artículo está estructurado en cuatro partes, además de esta introducción. En la primera sección se discute la “eliminación” del concepto clase en el discurso de la sociedad civil. En la sección dos cuestionamos la supuesta separación entre el estado y la “sociedad” e intentamos demostrarla idoneidad ideológica del discurso de la sociedad civil para el capital. En la tercera sección se presenta las conclusiones. En la sección cuatro, la última sección, incluimos las referencias bibliográficas

1. La sociedad civil y la realidad de la clase

El concepto de la sociedad civil se incrusta dentro de un discurso que elimina la clase como el fundamento de la sociedad, como la unidad elemental para el análisis del desarrollo de la sociedad capitalista y como la clave para la transformación social hacia una sociedad basada socialista. Por haber “eliminado” la clase de la sociedad, el discurso es capaz de concentrar el análisis de, por ejemplo, la desigualdad y la pobreza, en sus apariencias superficiales en lugar de sus causas. Como consecuencia, el discurso erradica la posibilidad de definir las relaciones estratégicas de poder así como los conflictos entre grupos sociales (Portes y Hoffman, 2003: 9) y se transforma en una herramienta política e ideológica para mantener el status quo. De hecho, el discurso de la sociedad civil está orientado a crear armonía entre las diferentes clases sociales (David, 1998/99: 198).

La “eliminación” de la clase de la sociedad y de su “eliminación” del análisis social hace que la lógica totalizadora y el poder coercitivo del capitalismo se hagan invisibles. El efecto del discurso de la sociedad civil es que, en vez que se debata el capitalismo en sí, se discute una sociedad fragmentada “sin una estructura de poder global, sin una unidad totalizadora, sin coerciones sistémicas” (Wood, 1990: 65).

El discurso de la sociedad civil es de gran utilidad para los intereses del capital. No sólo disfraza los orígenes de la “prosperidad” del capital, sino que también contribuye a mantener la paz entre las clases. El concepto de la sociedad civil contribuye a mantener y profundizar una falsa imagen dentro de las clases y capas sociales oprimidas y explotadas con respecto a los fundamentos de la sociedad capitalista. Mientras que el proceso de la producción capitalista se ha construido de tal forma que se evite que la clase obrera “se transforma” de una clase an sich (en sí mismo) a una clase für sich (por sí mismo) ─el proceso productivo no es sólo técnico, sino también un proceso social “en el que la transformación de las condiciones materiales de la existencia es al mismo tiempo la producción, reproducción, y la transformación de las relaciones sociales entre los productores directos (que participan en el trabajo productivo real) y los que se apropian de su ‘producto excedente’ (los que controlan los medios de producción)” (Zeitlin, 1980 : 2)─, el concepto de la sociedad civil tiene la intención de crear la percepción de que la sociedad no está estructurada en clases sociales sino solamente compuesta por individuos. De hecho, como David (1998-1999: 201) comenta, la dominación de clase es “no solo ejercido a través de la propiedad de los medios de producción y la coerción política, sino también por la creación de consenso ideológico a través de las instituciones de la sociedad civil.”

La existencia de diversas clases y fracciones dentro de cada clase hace que la comprensión de la sociedad capitalista es sin duda muy complicada. Sin embargo, como en el discurso de la sociedad civil se ha erradicado la clase, el “problema de la clase” no representa un problema para comprender cabalmente las dinámicas de la sociedad. Confluyendo con el discurso post-marxista, el discurso de la sociedad civil declara que “no hay intereses objetivos de clase” que divide la sociedad ya que “los intereses son puramente subjetivas y cada cultura define las preferencias individuales” (Petras, 1997).1 Veltmeyer (2000) sostiene que “la base del post-marxismo es un rechazo del concepto que se encuentra en el centro del análisis marxista: clase, definida en términos de la relación de los individuos con los medios de producción en condiciones que son, como Marx ha concebido, ‘definitiva y más allá de su voluntad’, y que corresponden a las etapas del desarrollo de las fuerzas de producción de la sociedad.”

Según Wood (1990: 79), la “eliminación” de la clase es más bien exactamente el problema de discurso de la sociedad civil. Las teorías que no diferencian entre las distintas instituciones sociales y las “identidades”, no pueden tratar de manera crítica el capitalismo. Mediante la “eliminación” de la clase, la relación de explotación desaparece como una de las condiciones objetivas para el desarrollo del sistema capitalista y se transforma en un asunto subjetivo e individual.

2. El discurso de la sociedad civil y la verdad del estado capitalista

El discurso de la sociedad civil intenta hacernos creer que existe una brecha entre el estado y la sociedad, incluso intereses contradictorios.2 De hecho, el estado está considerado como autónomo y la política y la economía se conciben como dos esferas de acción diferentes.

Hace años, Miliband (1970; 1976) y Poulantzas (1976a; 1976b; 1986) explicaron el papel del estado en la sociedad capitalista, aunque con distintos puntos de vista. Por un lado, el surgimiento del estado fue visto como la consecuencia de las contradicciones entre las clases y entre fracciones de clase (teoría estructuralista del estado) y, por otro lado, el estado capitalista fue considerado como un instrumento en las manos de la clase dominante (la teoría instrumentalista del estado). Sin embargo, según Gold, Lo y Wright (1977: 35-36) la perspectiva instrumentalista tiende al voluntarismo al explicar las actividades del estado. En el caso de los estructuralistas, estos autores consideran que su análisis ha eliminado casi por completo la acción consciente. Creemos la teoría estructuralista así como la teoría instrumentalista del estado, combinada, crucial para nuestra comprensión del funcionamiento del sistema capitalista al nivel político. Además, estamos de acuerdo con Poulantzas (1986: 241; 1976c: 12-13) quien declara que el estado capitalista no representa directamente los intereses económicos de las clases dominantes sino sus intereses políticos.

Una revisión de la discusión “antigua” con respecto a la visión estructuralista e instrumentalista del estado es relevante para el debate que debe ser llevado a cabo dentro de la izquierda en relación con el carácter de clase del concepto y discurso de la sociedad civil. En nuestro punto de vista, el estado debería ser contemplado como una relación de poder y de explotación, afectando y reproduciendo la estructura de las relaciones de clase de la sociedad capitalista. Como Adler (1982: 139) sostiene, aunque el estado no crea la explotación “y por lo tanto tampoco puede ser su objetivo”, no obstante, “da a esta explotación una forma particular, precisamente, la de la forma jurídica”.

El proceso de producción y explotación, señala Poulantzas (1976a: 21), es “al mismo tiempo el proceso de la reproducción de las relaciones de dominación y subordinación política e ideológica.” Esto significa que la lucha de clases no puede limitarse a la estructura económica y social de la sociedad, pero debe entrar en la arena del estado, o, en términos más generales,también tiene que “entrar” en el nivel de la superestructura. El estado podría ser considerado como relativamente autónomo de la estructura económica y social de la sociedad, pero esta autonomía relativa, como Poulantzas(1986: 140-141) explica, se debe a su relación con las estructuras sociales de la sociedad y no es causado por un cierto poder propio.

El discurso de la sociedad civil apunta al desarme de las clases explotadas y oprimidas. En vez de luchar por el poder propone la creación de “subsociedades”. La apuesta a la fundación de estas “subsociedades” confirma y profundiza la dominación de las estructuras de la sociedad “dominante”. De esta manera, el discurso no contribuye a la democratización de la sociedad como sus partidarios afirman, pero ayuda a prolongar y, por lo tanto, fortalecer el sistema. Al respecto, Petras (1997) anota que los ataques anti-históricos y antisociales al estado solo sirven para deasarmar la posibilidad de “forjar una alternativa eficaz y racional anclada en las potencialidades creativas de la acción pública”.

El papel del estado capitalista en mantener y profundizar el desarrollo capitalista y su clara defensa del capital transnacional en los países periféricos puede ser demostrado con el caso del Estado peruano. Es un ejemplo perfecto y claro para mostrar cómo funciona el estado capitalista en los países periféricos.

En las últimas dos décadas, la burguesía peruana no sólo fue capaz de implementar un proceso de privatización a gran escala, sino que también fue la fuerza política detrás de los acuerdos de libre comercio que el Perú firmó (y sigue firmando) con una variedad de países. En la actualidad, la burguesía peruana es el principal defensor de los intereses del capital extractivo (transnacional). Ha tenido éxito en evitar un impuesto a las súper ganancias de las corporaciones mineras y está estimulando proyectos de infraestructura que faciliten las actividades del capital extractivo. Estos mismos proyectos se dan, en muchos casos, en forma de Asociaciones Públicos Privados donde, al final, la empresa privada no tiene nada que perder. Es una situación de “ganar o ganar”. En resumen, el estado en los países periféricos ejecuta, principalmente, las funciones económicas e ideológicas que son indispensables para la reproducción ampliada del capital (transnacional).

Las consecuencias políticas devastadoras del discurso de la sociedad civil para la lucha hacia la transformación social parece ser más que evidente. A medida que el discurso hace hincapié en la existencia de intereses contradictorios entre el estado y la sociedad, crea y propaga la idea de que una reforma del estado, es decir, el estado como un instrumento al servicio de toda la población, es posible. Sin embargo, como Fernández (2003: 265, 274) ─un defensor del discurso de la sociedad civil─ afirma claramente: “Una sociedad civilizada vigorosa proporciona a los individuos y los grupos un sentimiento de respeto por el estado y un compromiso positivo [...] Además, la sociedad civil ofrece nuevos miembros para la clase dominante en la formación [...] El fortalecimiento de la sociedad civil democrática está estrechamente relacionado con el fortalecimiento de las instituciones públicas”. En otras palabras, según Fernández, la sociedad civiles funcional para el desarrollo y el mantenimiento del estado capitalista.

La supuesta separación entre el estado y la sociedad tiene que ver con la forma en que se entiende la estructura de la sociedad. Como el discurso de la sociedad civil contempla la sociedad como compuesta de individuos, una pluralidad de identidades por así decirlo, en lugar de estar estructurada, básicamente, en clases sociales, sus defensores no son capaces de comprenderla naturaleza de clase del estado capitalista. En el discurso de la sociedad civil, el estado está considerado autónomo (ni relativamente autónoma como sostiene Poulantzas) y tiene intereses particulares que se oponen a la “sociedad”.

Los partidarios del concepto dela sociedad civil apuntan a la función instrumental del estado cuando critican y se movilizan en contra de ello. El “carácter estructuralista” del estado es, por otra parte, una píldora muy difícil de tragar para los defensores de la sociedad civil, ya que destruye el fundamento de su intención, supuestamente, de democratizar la sociedad. Por ejemplo, es mucho más fácil movilizarse para algún tipo de democratización política y obtener ciertos resultados tangibles en lugar de adoptar medidas en favor de la democratización económica ya que esto implicaría un proceso que conlleva a la transformación social.

La democratización política del estado no es algo que pueda ser considerada como contrario a los intereses de la fracción de la burguesía en el poder. A pesar de que podría, en el corto plazo, oponer a los intereses económicos de la clase dominante, en el mediano y largo plazo la democratización podría ser “compatible con sus intereses políticos, con su dominación hegemónica” (Poulantzas, 1986: 242). Por esta razón, como Poulantzas (1976c: 27) argumenta, los intereses de las clases dominadas son, en general, solo garantizados por el estado capitalista cuando éstos sean compatibles con los intereses de la clase dominante. Harnecker (1970: 137) comenta que con el fin de preservar su poder económico, en algunos casos la burguesía tiene que “dar” algo de poder político. Estos “procesos” de dar “espacio” a las clases dominadas en el aparato estatal son el resultado dialéctico de la lucha de clases.

Los defensores de la sociedad civil tienen la intención de fortalecer las fuerzas democráticas fuera del estado. Mientras que, en definitiva, esto podría contribuir a la democratización de la sociedad, sin embargo, al considerar el estado como un organismo autónomo los “abogados” de la sociedad civil ayudan a mistificar la realidad política y de clase del estado capitalista entre la clase obrera y otras capas sociales explotadas y oprimidas. Por lo tanto, aquellos que se adhieren al discurso de la sociedad civil podrían ser considerados como lacayos del capital ya que intentan, tal vez sin ni siquiera ser consciente de ello, de enmascarar la dictadura de la minoría, el régimen de los propietarios de los medios de producción. En vez de apuntar a una verdadera democratización de la sociedad capitalista, ellos, como argumenta Wood (1990: 79), se rinden ante el capitalismo y sus mistificaciones ideológicas “por un concepto indeterminado de democracia”.

3. Conclusiones

El discurso de la sociedad civil no sólo es funcional para el capital también es una expresión de la politización de la sociedad (Tejada, 1996: 127). El concepto y el discurso de la sociedad civil son adecuados para los procesos hacia la superación del capitalismo como para su reproducción. La lucha por la democratización política, por ejemplo, podría dar lugar a discusiones con respecto a la democracia y conducir a procesos de democratización económica. Sin embargo, la democratización política reflejada en la creciente participación de la sociedad civil en los procesos de toma de decisiones políticas también legitima la sociedad capitalista.

En el contexto político mundial, el concepto de la sociedad civil es una construcción política para enmascarar los fundamentos de la sociedad capitalista. El concepto “elimina” la clase de la sociedad y del análisis social, y considera al estado como neutro. De esta manera, la “lógica totalizadora del capitalismo”, como Wood (2000: 284) escribe, está siendo reducida a “un conjunto de instituciones y relaciones entre un montón de otros” y esta reducción es el “carácter distintivo principal de la ‘sociedad civil’ en su nueva personificación”.

El discurso actual de la sociedad civil tiene que ser considerado como un ataque político a los intereses históricos de la clase obrera, definido como un proceso hacia la creación de una sociedad basada en los principios socialistas. Es la tarea de las fuerzas revolucionarias para mostrar la naturaleza de clase del discurso de la sociedad civil para revelar el carácter de clase del estado y forjar la conciencia de clase de los explotados y los oprimidos.

El concepto de la sociedad civil es importante para la lucha contra el capital, ya que podría ayudar a reunir una gama diversa y amplia de movimientos sociales detrás de la bandera de la democratización de la sociedad capitalista. Para transformar esta lucha en un combate por la transformación social parece ser muy difícil debido a los intereses de clase contradictorios dentro y entre los movimientos sociales. Como afirma Petras (1997), “la política de identidad en el sentido de la conciencia de una forma particular de opresión por un grupo inmediato puede ser un punto de partida adecuado. Este entendimiento, sin embargo, se convertirá en una ‘prisión de identidad’ (raza o género) aislada de otros grupos sociales explotados a menos que trasciendan los puntos inmediatos de opresión y se enfrenta al sistema social en el que está inmersa”.

Aunque podría parecer que el discurso de la sociedad civil apunta a la democratización de la sociedad, mediante la introducción de conceptos relacionados a la pluralidad de las identidades el discurso ayuda, de hecho, a mantener la esencia de la organización no-democrática de la sociedad, es decir, su estructura de clases. Además, el discurso “de-conceptualiza” el capitalismo, por estar “dividiendo la sociedad en fragmentos, sin una estructura de poder que abarca todo”(Wood,2000: 285).

Una verdadera democratización de la sociedad debería significar su democratización económica. En el contexto de los debates continuos sobre las cuestiones de desarrollo, consideramos que el desarrollo “genuino” sólo puede tener lugar si esto implicaría una transformación social de la sociedad. De hecho, si el desarrollo se entiende como una mejora constante y estructural de las condiciones sociales de una parte cada vez mayor de la población mundial debería implicar una ruptura con la mercantilización de las necesidades sociales básicas de la población, como el agua, la salud y la educación. Si también apunta a un aumento cualitativo de la participación de la población en la toma de decisiones políticas y económicas, debe significar dar a las masas explotadas y oprimidas la propiedad, el control y la gestión de los medios de producción.

El estado en la sociedad capitalista no puede ser reformado para “trabajar” en favor de las clases explotadas y oprimidas ya que es, en esencia, una agencia para promover el desarrollo de la sociedad capitalista, es decir, para mantener, profundizar y ampliar las relaciones de explotación y opresión. El concepto y el discurso de la sociedad civil podrían ser considerados como instrumentos en las manos de la burguesía porque enmascaran la función del estado en la sociedad capitalista.

Aunque no consideramos que sea imposible para el estado a contribuir al cambio social, por un período de tiempo determinado y dependiendo de la correlación de fuerzas de clase dentro y fuera del estado, sin embargo, el proyecto revolucionario de transformación social no puede depender de ello, sino más bien que tenga que destruir el estado. Como comenta Lenin (1960: 299), “si el estado es un producto del carácter irreconciliable de las contradicciones de clase, si es una fuerza que está por encima de la sociedad y que ‘se divorcia más y más de la sociedad’, resulta claro que la liberación de la clase oprimida es imposible, no solo sin una revolución violenta, sino también sin la destrucción del aparato del poder estatal que ha sido creado por la clase dominante y en el que toma cuerpo aquel ‘divorcio’.”

4. Referencias

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Harnecker, Marta (1970), Los conceptos elementales del materialismo histórico, México, Siglo Veintiuno Editores S.A.
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Notas

1 Es interesante observarla relación entrela sociedad civily el discursopost-marxista. SegúnPetras(1997), uno delos argumentos delpost-marxismo contra el marxismoes la siguiente:“El énfasismarxistaen la clase sociales ‘reduccionista’ porque las clases se están disolviendo; lospuntos políticosprincipales departidoson culturalesy arraigado enlas diversas identidades(raza,género, étnicidad, preferencia sexual).”
2 Según Fernández (2003: 240), la sociedad civil no está “sistematicamente opuesta” al estado.






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◆ El que busca, encuentra...

Todo lo sólido se desvanece en el aire; todo lo sagrado es profano, y los hombres, al fin, se ven forzados a considerar serenamente sus condiciones de existencia y sus relaciones recíprocasKarl Marx

Not@s sobre Marx, marxismo, socialismo y la Revolución 2.0

— Notas notables
Cecilia Feijoo: Apuntes sobre el Concepto de Revolución Burguesa en Karl Marx — Red Diario Digital
Moishe Postone: Il compito della teoria critica oggi: Ripensare la critica del capitalismo e dei suoi futuri — Blackblog Franco Senia
Pierre-Yves Quiviger: Marx ou l'élimination des inégalités par la révolution — Le Point
Hernán Ouviña: Indigenizar el marxismo — La Tinta
Emmanuel Laurentin: Les historiens américains et Karl Marx — France Culture
Adèle Van Reeth: Le Capital de Karl Marx: La fabrique de la plus-value — France Culture
Manuel Martínez Llaneza: Reproches a Marx acerca de El Capital (Bajo la égida de Friedrich Engels) — Rebelión
Victoria Herrera: Marx y la historia — Buzos
Alejandro F. Gutiérrez Carmona: La vigencia del pensamiento marxista — Alianza Tex
Víctor Arrogante: El Capital y las aspiraciones de la clase trabajadora — Nueva Tribuna
Mauricio Mejía: Karl Marx, el poeta de la mercancía — El Financiero
Emmanuel Laurentin: Karl Marx à Paris: 1843-1845 — France Culture
Jacinto Valdés-Dapena Vivanco: La teoría marxista del Che Guevara — Bohemia
Aldo Casas: El marxismo como herramienta para la lucha — La necesidad de la formación en la militancia — La Tinta
Evald Vasiliévich Iliénkov: La dialéctica de lo abstracto y lo concreto en El Capital de Marx — Templando el Acero
Vincent Présumey: Suivi des écrits de Karl Marx / 1837-1848 - Part I, Part II, Part III & Part IV — Mediapart
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Lepotier: Marx, Marxisme, Cui bono? — Bella Ciao
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Vladimiro Giacché: Note sui significati di "Libertà" nei Lineamenti di Filosofia del Diritto di Hegel — Il Comunista
Salvador López Arnal: Manuel Sacristán (1925-1985) como renovador de las tradiciones emancipatorias — Rebelión
Paúl Ravelo Cabrera: Marx, Derrida, el Gesto Político y la supercapitalización mundial — Scribb
Dino Greco: In difesa del marxismo — Sollevazione
Alberto Quiñónez: Arte, praxis y materialismo histórico — Rebelión
Josefina L. Martínez: Feminismo & Socialismo marxista - Eleanor Marx, la cuestión de la mujer y el socialismo — Rebelión
John Bellamy Foster: Marx y la fractura en el metabolismo universal de la naturaleza — Scribb
José Manuel Bermudo Ávila: Concepto de Praxis en el joven Marx — Scribb
Carlos Oliva Mendoza: Adolfo Sánchez Vázquez: ¿marxismo radical o crítica romántica? — InfoLibre
Bernardo Coronel: ¿El marxismo es una ciencia? — La Haine
Sylvain Rakotoarison: Le capitalisme selon Karl Marx — Agora Vox

— Notas y comentarios sobre El Capital
António Ferraz: Os 150 anos do livro ‘O Capital’, de Karl Marx — Correio do Minho
Horacio Tarcus: Traductores y editores de la “Biblia del Proletariado” - Parte I & Parte II — Memoria
Emmanuel Laurentin: Le Capital, toujours utile pour penser la question économique et sociale? — France Culture
J.M. González Lara: 150 años de El Capital — Vanguardia
Roberto Giardina: Il Capitale di Marx ha 150 anni — Italia Oggi
Alejandro Cifuentes: El Capital de Marx en el siglo XXI — Voz
Marcela Gutiérrez Bobadilla: El Capital, de Karl Marx, celebra 150 años de su edición en Londres — Notimex
Mario Robles Roberto Escorcia Romo: Algunas reflexiones sobre la vigencia e importancia del Tomo I de El Capital — Memoria
Antoni Puig Solé: El Capital de Marx celebra su 150° aniversario — Lo que Somos
Jorge Vilches: El Capital: el libro de nunca acabar — La Razón
Carla de Mello: A 150 años de El Capital, la monumental obra de Karl Marx — Juventud Socialista del Uruguay
Rodolfo Bueno: El Capital cumple 150 años — Rebelión
Diego Guerrero: El Capital de Marx y el capitalismo actual: 150 años más cerca — Público
José Sarrión Andaluz & Salvador López Arnal: Primera edición de El Capital de Karl Marx, la obra de una vida — Rebelión
Sebastián Zarricueta: El Capital de Karl Marx: 150 años — 80°
Marcello Musto: La durezza del 'Capitale' — Il Manifesto
Esteban Mercatante: El valor de El Capital de Karl Marx en el siglo XXI — Izquierda Diario
Michael Roberts: La desigualdad a 150 años de El Capital de Karl Marx — Izquierda Diario
Ricardo Bada: El Capital en sus 150 años — Nexos
Christoph Driessen: ¿Tenía Marx razón? Se cumplen 150 años de edición de El Capital — El Mundo
Juan Losa: La profecía de Marx cumple 150 años — Público
John Saldarriaga: El Capital, 150 años en el estante — El Colombiano
Katia Schaer: Il y a 150 ans, Karl Marx publiait ‘Le Capital’, écrit majeur du 20e siècle — RTS Culture
Manuel Bello Hernández: El Capital de Karl Marx, cumple 150 años de su primera edición — NotiMex
Ismaël Dupont: Marx et Engels: les vies extravagantes et chagrines des deux théoriciens du communisme! — Le Chiffon Rouge
Jérôme Skalski: Lire Le Capital, un appel au possible du XXIe siècle - L’Humanité
Sebastiano Isaia: Il Capitale secondo Vilfredo Pareto — Nostromo

— Notas y reportajes de actualidad
Román Casado: Marx, Engels, Beatles, ese es el ritmo de Vltava — Radio Praga
María Gómez De Montis: El Manifiesto Comunista nació en la Grand Place — Erasmus en Flandes
Enrique Semo: 1991: ¿Por qué se derrumbó la URSS? — Memoria
Michel Husson: Marx, un économiste du XIXe siècle? A propos de la biographie de Jonathan Sperber — A L’Encontre
César Rendueles: Todos los Marx que hay en Marx — El País
Alice Pairo: Karl Marx, Dubaï et House of cards: la Session de rattrapage — France Culture
Sebastián Raza: Marxismo cultural: una teoría conspirativa de la derecha — La República
Samuel Jaramillo: De nuevo Marx, pero un Marx Nuevo — Universidad Externado de Colombia
Sergio Abraham Méndez Moissen: Karl Marx: El capítulo XXIV de El Capital y el “descubrimiento” de América — La Izquierda Diario
Joseph Daher: El marxismo, la primavera árabe y el fundamentalismo islámico — Viento Sur
Francisco Jaime: Marxismo: ¿salvación a través de la revolución? — El Siglo de Torreón
Michel Husson: Marx, Piketty et Aghion sur la productivité — A l’encontre
Guido Fernández Parmo: El día que Marx vio The Matrix — Unión de Trabajadores de Prensa de Buenos Aires
Cest: Karl Marx y sus "Cuadernos de París" toman vida con ilustraciones de Maguma — El Periódico
Leopoldo Moscoso: 'Das Kapital': reloading... — Público
Laura "Xiwe" Santillan: La lucha mapuche, la autodeterminación y el marxismo — La Izquierda Diario
José de María Romero Barea: Hölderlin ha leído a Marx y no lo olvida — Revista de Letras
Ismaël Dupont: Marx et Engels: les vies extravagantes et chagrines des deux théoriciens du communisme! — Le Chiffon Rouge Morlai
Francisco Cabrillo: Cómo Marx cambió el curso de la historia — Expansión
El “Dragón Rojo”, en Manchester: Cierran el histórico pub donde Marx y Engels charlaban "entre copa y copa" — BigNews Tonight
Marc Sala: El capitalismo se come al bar donde Marx y Engels debatían sobre comunismo — El Español

— Notas sobre debates, entrevistas y eventos
Fabrizio Mejía Madrid: Conmemoran aniversario de la muerte de Lenin en Rusia — Proceso
Segundo Congreso Mundial sobre Marxismo tendrá lugar en Beijing — Xinhua
Debate entre Andrew Kliman & Fred Moseley — Tiempos Críticos
David McNally & Sue Ferguson: “Social Reproduction Beyond Intersectionality: An Interview” — Marxismo Crítico
Gustavo Hernández Sánchez: “Edward Palmer Thompson es un autor que sí supo dar un giro copernicano a los estudios marxistas” — Rebelión
Alberto Maldonado: Michael Heinrich en Bogotá: El Capital de Marx es el misil más terrible lanzado contra la burguesía — Palabras al Margen
Leonardo Cazes: En memoria de Itsván Mészáros — Rebelión (Publicada en O Globo)
Entrevista con István Mészáros realizada por la revista persa Naghd’ (Kritik), el 02-06-1998: “Para ir Más allá del Capital” — Marxismo Crítico
Rosa Nassif: “El Che no fue solo un hombre de acción sino un gran teórico marxista” Agencia de Informaciones Mercosur AIM
Entrevista a Juan Geymonat: Por un marxismo sin citas a Marx — Hemisferio Izquierdo
Juliana Gonçalves: "El Capital no es una biblia ni un libro de recetas", dice José Paulo Netto [Português ] — Brasil de Fato
Entrevista a Michael Heinrich: El Capital: una obra colosal “para desenmascarar un sistema completo de falsas percepciones” — Viento Sur
Alejandro Katz & Mariano Schuster: Marx ha vuelto: 150 años de El Capital. Entrevista a Horacio Tarcus — La Vanguardia
Salvador López Arnal: Entrevista a Gustavo Hernández Sánchez sobre "La tradición marxista y la encrucijada postmoderna" — Rebelión
Jorge L. Acanda: "Hace falta una lectura de Marx que hunda raíces en las fuentes originarias del pensamiento de Marx" — La Linea de Fuego

— Notas sobre Lenin y la Revolución de Octubre
Guillermo Almeyra: Qué fue la Revolución Rusa — La Jornada
Jorge Figueroa: Dos revoluciones que cambiaron el mundo y el arte — La Gaceta
Gilberto López y Rivas: La revolución socialista de 1917 y la cuestión nacional y colonial — La Jornada
Aldo Agosti: Repensar la Revolución Rusa — Memoria
Toni Negri: Lenin: Dalla teoria alla pratica — Euronomade
Entretien avec Tariq Ali: L’héritage de Vladimir Lénine — Contretemps
Andrea Catone: La Rivoluzione d’Ottobre e il Movimento Socialista Mondiale in una prospettiva storica — Marx XXI
Michael Löwy: De la Revolución de Octubre al Ecocomunismo del Siglo XXI — Herramienta
Serge Halimi: Il secolo di Lenin — Rifondazione Comunista
Víctor Arrogante: La Gran Revolución de octubre — El Plural
Luis Bilbao: El mundo a un siglo de la Revolución de Octubre — Rebelión
Samir Amin: La Revolución de Octubre cien años después — El Viejo Topo
Luis Fernando Valdés-López: Revolución rusa, 100 años después — Portaluz
Ester Kandel: El centenario de la Revolución de octubre — Kaos en la Red
Daniel Gaido: Come fare la rivoluzione senza prendere il potere...a luglio — PalermoGrad
Eugenio del Río: Repensando la experiencia soviética — Ctxt
Pablo Stancanelli: Presentación el Atlas de la Revolución rusa - Pan, paz, tierra... libertad — Le Monde Diplomatique
Gabriel Quirici: La Revolución Rusa desafió a la izquierda, al marxismo y al capitalismo [Audio] — Del Sol

— Notas sobre la película “El joven Karl Marx”, del cineasta haitiano Raoul Peck
Eduardo Mackenzie:"Le jeune Karl Marx ", le film le plus récent du réalisateur Raoul Peck vient de sortir en France — Dreuz
Minou Petrovski: Pourquoi Raoul Peck, cinéaste haïtien, s’intéresse-t-il à la jeunesse de Karl Marx en 2017? — HuffPost
Antônio Lima Jûnior: [Resenha] O jovem Karl Marx – Raoul Peck (2017) — Fundaçâo Dinarco Reis
La película "El joven Karl Marx" llegará a los cines en el 2017 — Amistad Hispano-Soviética
Boris Lefebvre: "Le jeune Karl Marx": de la rencontre avec Engels au Manifeste — Révolution Pernamente

— Notas sobre el maestro István Mészáros, recientemente fallecido
Matteo Bifone: Oltre Il Capitale. Verso una teoria della transizione, a cura di R. Mapelli — Materialismo Storico
Gabriel Vargas Lozano, Hillel Ticktin: István Mészáros: pensar la alienación y la crisis del capitalismo — SinPermiso
Carmen Bohórquez: István Mészáros, ahora y siempre — Red 58
István Mészáros: Reflexiones sobre la Nueva Internacional — Rebelión
Ricardo Antunes: Sobre "Más allá del capital", de István Mészáros — Herramienta
Francisco Farina: Hasta la Victoria: István Mészáros — Marcha
István Mészáros in memoriam : Capitalism and Ecological Destruction — Climate & Capitalism.us