- Chile está
aterrorizado, atemorizado, viviendo su peor pesadilla. Un muerto temible ha
resucitado y recorre las calles, las avenidas, las grandes alamedas con su
barba aparentemente bonachona y su aspecto de abuelito antiguo.
Ricardo Farrú | Recorre cada casa,
cada pueblo y ciudad de nuestro país, con un voluminoso libro atrapado entre
sus dedos, un libro tan viejo como él y desgastado por el paso de los años y el
uso frecuente, desparramando su hálito de muertes verdaderas y horrores eternos.
Ay del pobre chileno que se le atraviese en su camino, es casi imposible que
sobreviva y los que lo logran, quedan infectados con terribles enfermedades.
Los pocos sobrevivientes que han logrado escapar a su muerte
segura hablan cosas raras, cosas incoherentes para esta patria casta, cuna de
la moral cristiana, la razón profunda de la familia bien constituida y
las buenas costumbres, pregonando sobre algo inexistente como la lucha de
clases y la explotación del hombre por el hombre. Otros balbucean incoherencias
sobre El Capital y los que fueron atacados de manera inmisericorde por este
fantasma citan pasajes enteros de un papiro ignoto en estas tierras que habla
de algo insólito, de magia y fantasmas comunistas recorriendo Europa, con
amenazas terribles a la propiedad privada y a los grandes empresarios, también
dicen que el gran libraco tiene un título en letras góticas, típicas del alemán
antiguo, pero eso es un
absurdo, cuándo se ha visto en Chile un fantasma con
libros en alemán. Pobre gente, el viejo del libro es peor que el infierno del
Dante.
Los primeros indicios del fantasma fueron reportes aislados,
que nadie quiso tomar en serio, ni la prensa, ni los partidos políticos, ni
siquiera los programas de farándula barata. Así de inverosímiles sonaban los
rumores sobre este raro fenómeno paranormal. Sin embargo hubo un vidente que lo
predijo con bastante antelación. Pablo dicen que es su nombre, y que se volvió
depresivo camino a Til Til; que por más señas es un santo de la UDI y apóstol
no reconocido de la gran vuelta de San Jaime Guzmán, quien desde el más allá
nos vigila desde su sacra y eterna opus
dei, la constitución pinochetista, para que no caigamos en el pecado
izquierdoso, líbranos de todo mal con tintes rojizos, rojillos o rosaditos,
amén.
Pablo, gracias a sus extraordinarias capacidades psíquicas,
fue el primero que escuchó algo sobre el siniestro fantasma y él jura por lo
más sagrado de la UDI, un busto del general en su laberinto, que fue el
mismísimo Jaime quien se lo dijo al aparecérsele en sueños al lado de un litre
ardiendo para revelarle la gran verdad: ¡Marx!
Sí, Pablo, el terrible y apocalíptico Karl Marx está resucitando de a poco,
para que nadie lo perciba en su total perversidad: un ojo apareció en Los
Lagos, como por un descuido casual, el otro anda mirando por Parral en un
boliche de tragos, su brazo derecho apareció en Buin, señores creyentes, el
izquierdo en San Vicente, nadie sabe con qué fin y así, Pablito, de a poco va
asomando la lucha de clases, Das Kapital, la religión como opio del pueblo, el
materialismo, o sea, mi querido acólito, la pérdida total de los valores por
los cuales luchamos junto a mi general. Es tu deber, Pablo, escribir mi
decálogo de la verdad y hacérselo saber a nuestros partidarios, ellos deben de
estar preparados para lo peor, para el avance de las tinieblas, para la hora de
la resurrección total y la destrucción del país que tanto nos costó construir a
nuestra imagen y semejanza.
Y así lo hizo el vidente. Con su Tablet bajo el brazo se dirigió hacia la sede del partido para
transmitirles a todos los militantes la espantosa nueva.
Pero, ahora ya se sabe, este fantasma tiene una habilidad
única para confundir las mentes humanas, incluso las más preclaras y en la UDI,
el propio partido de Jaime y Pablo, sólo creyeron que este último andaba con un
arrebato místico de tanto comunicarse con los espíritus y no le prestaron
atención a su perorata con el Tablet en la mano y el olor del litre chamuscado
aún impregnando sus ropajes.
Claro que el fantasma de Marx había aprovechado ese momento
de máxima confusión que fue el gobierno de Sebastián Piñera, elegido presidente
justamente con el apoyo invaluable de la propia UDI y del mismo Pablo que
ofició de ministro y, como a Piñera le dio por parecerse a los gobiernos de la
Concertación, las fuerzas de la sombra, comandadas por el fantasma, utilizaron
ese minuto de debilidad de la derecha y se colaron entre las rendijas más
débiles del país.
Gran error de la UDI y sus dirigentes el no haber escuchado
a su profeta.
Ahora que la alianza de derecha perdió el poder, apenas
después de cuatro años, es que otra de sus cabezas pensantes en brujas y
espíritus, Melero, curiosamente también de la UDI, descubre, de un zúacate que
Marx había resucitado y que ya era semi fantasma y semi hombre, transitando sin
vergüenzas por las calles del país y, aparentemente, en La Moneda, aunque esos
rumores han sido tajantemente desmentidos por los actuales ocupantes y a él,
que fue un valiente acompañante de Pinochet, le bajó la angustia más terrible,
un pánico de muertes pestilentes y variadas, todo eso acompañado de cólicos
estomacales insufribles y con la cara deformada por el terror le da a conocer
al país la brutal noticia: Compatriotas,
Marx ha resucitado de entre los muertos y sembrará el mal entre nosotros.
Destruirá todo lo que junto a mi general construimos y Chile volverá a ser
presa de la barbarie inhumana bajo las consignas de la igualdad, que no es más
que otra mentira que atenta contra nuestro Dios. Por favor, conciudadanos, quemad
a este falso ídolo que sólo acarrea la perdición a nosotros, los píos y opus
creyentes en esta justa sociedad.
Es tanto el pánico que ha cundido entre los abnegados
militantes UDI, que definieron que para acabar con el enemigo había que
conocerlo a fondo y pensando y rumiando, llamaron a sus centros de estudio o
Think Tank como se les dice en castellano, para que vieran la manera de
poner fin a esta verdadera pesadilla. Pero el viejo Marx, como es un fantasma
hábil, logró, una vez más, confundir a la comisión encargada y les metió la
maldad entre sus filas, logrando que la UDI decidiera estudiar a Gramsci para
entenderlo a él.
Qué tremendo truco el de Karl: estudiar a Gramsci para
entender el marxismo es lo más parecido a cocinar porotos para hacer dulce de
membrillo.
Pobres Udis, no van a conocer ni entender a Marx, tampoco
van a entender que los muertos no resucitan y mucho menos que las ideas de los
grandes pensadores siguen siempre vigentes en la humanidad, mientras ésta tenga
necesidad de ellas, sobre todo aquellas ideas que hablan de igualdad . Pero
ellos, enredados en su mesianismo y psicosis paranormal, donde sus dirigentes
se comunican con los finaditos para afianzar sus ideas políticas, no les queda
otra que explicarse el mundo por ese lado absurdo, destemplado, decimonónico y
cada vez más fuera de lugar.
* El título está parafraseado
de 'El Manifiesto Comunista', escrito por Karl Marx y Friedrich Engels, y
publicado en Londres el 21 de febrero de 1848.