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Clara Zetkin ✆ Zed
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John Riddell | En
1921, cuando la Internacional Comunista (Comintern) celebró su III Congreso
Mundial, Clara Zetkin era la comunista más respetada fuera de Rusia. Sin
embargo, fue víctima en vísperas del congreso de grandes esfuerzos para
vilipendiarla y apartarla de la dirección de la Comintern, e incluso del
movimiento comunista. No obstante, fue, junto con Lenin y Trotsky, una de las
figuras intelectuales más destacadas del congreso. Examinaremos el papel de
Zetkin en la gran lucha ideológica del III Congreso y su conexión con su
participación en el movimiento por la emancipación de la mujer. Zetkin había
ganado una gran reputación como la principal dirigente del movimiento internacional
de mujeres socialistas antes de 1914. Se convirtió en uno de los defensores más
eficaces del internacionalismo socialista durante la guerra. Ayudó a formar el
Partido Comunista Alemán y fue uno de sus líderes más prominentes.
A principios de 1921, sin embargo, el partido de Zetkin
había girado bruscamente hacia el ultraizquierdismo. Lo que se expresó, sobre
todo, en un fallido intento de huelga general - la "Acción de Marzo"
- que el partido llevó a cabo solo, sin apoyo significativo fuera de sus filas.
El opositor más abierto contra esta aventura, Paul Levi, fue expulsado del
partido en abril, con el acuerdo de la
dirección de la Comintern. Zetkin se
opuso firmemente al curso ultraizquierdista del partido y defendió a Levi. Fue
por ello criticada y habría sido expulsada, según informó el líder del partido
Paul Frölich a Lenin posteriormente, sino hubiera sido por las objeciones de Moscú.
Zetkin fue aislada en su partido, rodeada por lo que su
biógrafa Louise Dornemann llama "una
pared fría del rechazo, desconfianza y hostilidad", calificado de "oportunista" y "renegada". Zetkin "se
sentía terriblemente sola, como nunca antes en su vida".
Los oponentes de Zetkin se organizaron para impedir que
influyera en el congreso mundial, que se iba a convocar en Moscú en junio. Béla
Kun, líder del ala ultraizquierdista de la Comintern, a quien la Internacional
Comunista había enviado a Alemania para ayudar a reorientar el partido,
escribió a Lenin el 6 de mayo de 1921, advirtiéndole contra Zetkin: "Levi y Zetkin son unos histéricos sin
remisión, y lo que están diciendo en el partido alemán en este momento son solo
mentiras y chismes"
La histeria era considera en la época un trastorno mental,
principalmente femenino, que se caracterizaba por fingir síntomas de enfermedad
para lograr ventajas personales. Kun continúa:
"En cuanto a las
declaraciones de la ya entrada en años camarada Zetkin ... A pesar de todos mis
mis buenos deseos y sentimentalismo hacia la vieja luchadora ... la anciana
sufre de demencia senil. Es una prueba viviente de que Lafargue y su esposa actuaron
de manera totalmente correcta”. Kun se estaba refiriendo a la hija de Marx, la
dirigente socialista Laura Lafargue y su marido, Paul. Al alcanzar la edad de
Zetkin, Laura Lafargue se suicidó, convencida de que no tenía nada más que
ofrecer al movimiento (3).
Tres semanas más tarde, la delegación alemana en el congreso
mundial envió a Lenin una advertencia colectiva:
“No hay absolutamente
ninguna base objetiva para las atenciones que se están otorgando a la persona
de Clara Zetkin a la hora de decidir las cuestiones tácticas y organizativas
vinculadas a la Acción de Marzo.Cualquier concesión a la persona de la camarada
Clara Zetkin dañaría severamente la capacidad de acción y la disciplina del movimiento
comunista en Alemania”. El ejecutivo y la delegación rusa "no deben mostrar
ninguna consideración sentimental hacia la persona de Clara Zetkin"
(4).
Título original: “Clara Zetkin
en la boca del lobo: frente único y feminismo en el III Congreso de la
Comintern”