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Karl Marx ✆ Dzhemma Semenovna Benina
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Miguel Manzanera Salavert | He leído la crítica que Rolando Astarita
dirige a Ernst Mandel, en su artículo publicado en la página Ñángara
Marx, y considero que comete errores importantes, al
confundir la plusvalía relativa con
las ganancias extraordinarias en la
explicación de El Capital. Estos dos son conceptos diferentes en el
análisis marxista de la explotación capitalista del trabajo y la tierra.
La Sección IV de
El Capital aclara los conceptos de plusvalía absoluta y plusvalía
relativa. La primera se origina en el
‘trabajo
impago’, el exceso de trabajo que el empresario le exige al trabajador
empleado; se traduce por la cantidad de bienes que el trabajador produce, mayor
que la que necesita para mantener su subsistencia.
La plusvalía relativa, por su parte, nace del
incremento de productividad. Es decir,
si al aumentar la productividad por la innovación tecnológica, un obrero
produce la misma cantidad de bienes en la mitad de tiempo, y la jornada de
trabajo se mantiene igual, la plusvalía absoluta se multiplica. Para seguir con el ejemplo de Astarita, si un
trabajador produce 30 bienes x para ganar
su subsistencia y otros 30 para beneficio de la empresa, en una jornada de
trabajo produce 60 x; al doblar la
productividad produce
120x, pero
sigue necesitando sólo 30 para su subsistencia –suponiendo que los precios se
mantienen invariables-. La plusvalía absoluta son 90x, se ha triplicado. En la medida en que la innovación todavía no
se haya extendido a todas las industrias, esa multiplicación es la plusvalía
relativa –
la plusvalía relativa es el
efecto multiplicador de la innovación tecnológica-.
La
plusvalía absoluta da origen al beneficio capitalista,
cuando los bienes producidos por el trabajador son vendidos en el mercado.Las ganancias extraordinarias, en cambio, se
producen al transformar la plusvalía relativa en beneficio.La productividad
incrementada, al crear la plusvalía relativa, da origen a las ganancias
extraordinarias, a través de los mecanismos del mercado, la competencia y la
ley de la oferta y la demanda. ¿Significa eso que si la plusvalía relativa ha
multiplicado por 3 el plustrabajo, se multiplicarán por 3 también las ganancias
del capital? No. Si el precio del mercado disminuye al aumentar la oferta, la
ganancia no se multiplicará por 3, sino por un coeficiente menor.
Se debe tener en cuenta, además, otro factor,
y es que el capital constante no puede permanecer igual, porque toda ganancia
de productividad significa revolución tecnológica, y toda revolución
tecnológica exige inversiones de capital,es decir, un incremento del capital
constante; si con un capital constante de 10, se producen 60 en una jornada de
trabajo, es de suponer que para producir 120 en la misma jornada de trabajo
haya habido inversiones de capital, en un valor pongamos del doble o el triple;
entonces el valor del capital constante es de 20 ó 30. Eso no afecta a la
plusvalía absoluta, que es mero trabajo impago, independientemente del capital
constante; pero afecta a la rentabilidad del capital, es decir, al beneficio y
las ganancias extraordinarias.
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Foto: Ernst Mandel |
En definitiva, Astarita tiene razón cuando
subraya que no hay transferencia de valor desde las industrias con tecnología
atrasada a las de tecnología de punta. Pero siempre que tengamos claro que estamos
hablando de la plusvalía producida por el trabajo y no del beneficio obtenido
por el capitalista.
Otra cuestión distinta es saber si hay
transferencia de valor de cambio o valor monetario, es decir, transferencias de
beneficios desde las empresas atrasadas hacia las innovadoras
tecnológicamente. Y es aquí donde las
leyes del mercado y la competencia hacen que la industria más productiva pueda
hundir a la más atrasada, arrebatándole los beneficios al ofrecer productos más
baratos. Por tanto, sí hay transferencia de valor hacia la innovación
tecnológica, entendiendo ahora por valor el valor de cambio, beneficios
monetarios.
La diferencia entre valor de uso y valor de
cambio viene explicada por Marx en el capítulo I del volumen I de El Capital,
como la diferencia entre la sustancia
del valor y la magnitud del valor.
Esto es, la diferencia entre la realidad del valor o valor de uso, y la medida
del valor o valor de cambio. El plusvalor consiste en el incremento del valor
de uso producido por la creatividad del obrero.
Lo que hace la innovación tecnológica es aumentar fabulosamente el valor
de uso disponible para los consumidores –aunque todos sabemos que el desarrollo
del capital constante destruye también otros valores de uso, gratuitamente
ofrecidos por la naturaleza (véase la Crítica
al Programa de Gotha, primer punto)-.
La innovación tecnológica puede ahorrar trabajo en el proceso de producción, disminuyendo la
cantidad de trabajo incorporado a la mercancía, y permitiendo de ese modo
abaratar los precios. Digo ‘puede’ porque el trabajo ahorrado en una rama de la
industria se gasta en otra rama; lo ahorrado en la producción de bienes de
consumo, se gasta en la producción de bienes de capital –maquinaria, tecnología,
infraestructuras, etc.-; el desarrollo de la innovación tecnológica consiste en
transformar la estructura de producción –lo que en términos de Schumpeter se
denomina ‘destrucción creativa’-. Se
trata de un despliegue de las fuerzas y las posibilidades del capital a través
de la innovación. En este sentido, la transferencia de beneficios desde las
industrias atrasadas a las avanzadas no depende exclusivamente de mecanismos
mercantiles, sino de factores políticos que priorizan el valor del capital
(trabajo muerto) sobre el valor de la fuerza de trabajo (trabajo vivo).
Éste me parece el verdadero sentido de la
posición de Ernst Mandel en su análisis del mecanismo capitalista de innovación
tecnológica, lo que no se encuentra en
contradicción con las propuestas de Marx en El
Capital.