Miguel Manzanera Salavert | Las
próximas elecciones europeas van a determinar las condiciones políticas en las
que tendremos que afrontar la crisis económica, que seguirán siendo
sustancialmente las mismas que ha habido hasta ahora. Sin embargo, el
predominio de los intereses del capital financiero en las decisiones políticas,
estará limitado por la necesidad de restablecer el equilibrio social, ante las
protestas sociales que pueden desarrollarse y la posible radicalización de la
sociedad. Ya se conocen los primeros sondeos acerca de los resultados, que
auguran un ligero cambio en la composición en el parlamento europeo: avanza la
izquierda y retrocede la derecha, pero en lo sustancial la correlación de
fuerzas actual se mantiene. La socialdemocracia puede convertirse en la fuerza
mayoritaria, suavizando la política liberal que ha predominado hasta ahora,
pero harán todos los pactos que sean necesarios, fundamentalmente con el PPE
(Partido Popular Europeo), para mantener estable el actual orden económico.
Esa tarea no va a ser fácil. Como consecuencia
de la crisis estamos en una época de cambios e incertidumbre, y los dirigentes
europeos toman buena cuenta de ello. Esta semana la Vicepresidenta de la
Comisión Europea, Viviane Reding, propuso en una conferencia impartida en
Londres la creación de los EE.UU. de Europa, a partir de una unión fiscal y
política; para evitar la ruptura del euro, como consecuencia de las fuertes presiones
que se ciernen sobre el área
comunitaria, habría que cohesionar la UE. Una
huida hacia adelante para reducir los graves desequilibrios de la construcción
europea y combatir el
euroescepticismo, que alcanza ya un porcentaje de casi el
30% de los votantes europeos –incluyendo en ese espectro partidos de izquierda
radical y de extrema derecha-.En efecto, grupos fascistas como FNF dirigido por
Marina Le Pen, y Alternativa para Alemania Bernd Lucke, son
euroescépticos y se
posicionan contra la actual Unión Europea.
Ante esa incertidumbre,se mantiene el debate sobre
la posición que la izquierda debe tomar respecto de la crisis y la Europa. Dentro del
PIE (Partido de la Izquierda Europea) – o bien, GUE-NGL por sus siglas
oficiales-, las posiciones están divididas acerca de la cuestión. Entre los
grupos políticos que pertenecen a esa formación, Die Linke, miembro alemán del
PIE, está a favor de romper la moneda única. Syriza, partido de la izquierda
griega, defendió la permanencia en el euro dentro de su última campaña
electoral, en contra de la opinión del PKK (Partido Comunista Griego); este
último retrocedió en votos tal vez por eso.En IU, cuya dirección ha definido
recientemente una opinión contraria a la salida del euro, hay corrientes
internas del partido que defienden la ruptura con la moneda única, como forma
de salir de la crisis económica consiguiendo un mayor equilibrio social, y
avances sustanciales en desarrollo humano y bienestar social. Entre los que
defienden la salida del euro está Julio Anguita y el grupo de intelectuales que
firmaron el manifiesto ‘Salir del euro’.
Los argumentos a favor de que el estado
español rompa con el euro puede resumirse en tres cuestiones: 1. Es perentorio
acabar con las políticas económicas neoliberales, causantes de la crisis e
incapaces de resolverla en favor de las clases populares, si no es a costa de
expandir la desigualdad y la miseria. 2. Son necesarias reformas profundas en
la sociedad española, ante la degradación de la vida pública por la corrupción
de la clase política, reformas que no se podrán afrontar en el marco de la UE.
3. Abandonar las políticas imperialistas que están impulsando la confrontación
bélica y el desarrollo del fascismo a nivel internacional. En lo que sigue
intentaré desarrollar estos argumentos.
Romper con el euro, el estado de la cuestión
Se debe señalar que la cuestión del euro es
un debate teórico y político amplio, que incluye la teoría económica tanto como
las decisiones políticas. Hasta cinco premios Noble de economía en los últimos
años han recomendado la salida del euro: James Mirrlees (1996), Joseph Stiglitz
(2001), Paul Krugman (2008), Christopher Pissandas (2010) y Thomas Sargent
(2011)–según la revista Expansión, en 07.05.2013-. Entre las razones que se
aportan está la necesidad de cambiar el paradigma de la teoría económica,
abandonando el PIB (Producto Interior Bruto) como medida de la riqueza, y
desechando las políticas neoliberales que estrangulan la economía. Un dato que
corrobora esa observación, es que la fuga de capitales alcanza la cifra de 255.000
millones de euros anuales en España.
Numerosos economistas europeos han participado
en ese debate internacional. En Portugal João Ferreira do Amaral acaba de
vender miles de ejemplares de su libro Porque devemossair do euro, donde
defiende un sistema económico según el modelo chino, a partir de una
devaluación que permita exportar manufacturas a precios bajos. Se trata de
competir con China manteniendo la democracia formal. La misma revista Expansión,
30.05.2012, publicó un artículo de Matthew Lynn donde el autor daba cuenta de la
posibilidad de que el euro se rompa; según esta autor hay varias razones para
salir del euro:
1. España es demasiado grande para ser rescatada, y en caso de
necesitarlo el euro se rompería;
2. la población no comparte la política de
austeridad, como se puede ver por las protestas sociales;
3. en España hay una
economía real, hace falta estimular las empresas exportadoras, lo que se puede
conseguir con una devaluación que seguiría a la ruptura con el euro;
4. España
es una nación con peso político que se puede plantear seriamente si le interesa
continuar en el euro;
5. podría desarrollar otros horizontes políticos como las
relaciones con América Latina;
6. existe un debate en el país que ha roto el
tabú del euro.
También Costas Lapavitsas, economista griego
que trabaja en la Universidad de Londres, ha escrito de forma crítica contra el
euro en su libro Crisis en la eurozona. En 2014 fue invitado por la izquierda
catalana para debatir el problema. La Vanguardia, 08.02.2014, publicaba un
artículo sobre sus opiniones:la política de austeridad ha estabilizado las
finanzas públicas y el déficit exterior, pero conducido a la recesión,
transformando la crisis financiera en una crisis de la economía real, con
desempleo y empobrecimiento de la población. El estancamiento de las economías
periféricas va a continuar,aumentando la desigualdad, y la crisis se va a
trasladar a otros países comunitarios, como Francia e Italia.El euro ya ha
fracasado,lo que puede generar problemas enormes, y reforzar el papel del BCE
(Banco Central Europeo) no va a solucionar a la crisis.
Según Lapavitsas, los gobiernos que quieran
hacer políticas progresistas no podrán permanecer en el euro. El ejemplo de
Grecia, cuya situación es peor que la de Argentina en el año 2000, resulta
significativo, pues si hubiera salido del euro hace dos años, ahora estaría
recuperándose. Por tanto, Lapavitsas expone una dura crítica de Syriza: no es
posible ser radical y permanecer en el euro; es una política muy peligrosa,
querer llegar al gobierno pensando que se puede cambiar la UE. Es necesario
nacionalizar la banca e impedir la fuga de capitales, intervenir los mercados
energéticos y de alimentos, etc. Nada de eso se puede hacer dentro del euro. Se
hace necesario el Estado nación para proteger los derechos de los trabajadores.
El debate en el estado español
A favor de la salida del euro están también
varios economistas de nuestro país; destacan Vicenç Navarro (Universidad de
Barcelona), Juan Torres López (Universidad de Sevilla), Gregorio López Sanz
(Universidad de Castilla La Mancha). Juan Torres López en Rebelión señala que la
economía no mejora con las actuales políticas, impuestas por los grandes grupos
económicos y financieros con una ideología de extrema derecha. Estamos en una
espiral recesiva en la que el paro no baja, y mientras los salarios sigan
bajando no se creará empleo. Pero las soluciones económicas son políticas:
necesitamos un gobierno veraz, creíble y con confianza pública; en cambio,
tenemos una democracia en España de la más baja calidad. Para conseguir la
capacidad de maniobra que nos permita salir de la crisis, tenemos que dejar del
euro.
La importancia de alcanzar una auténtica
democracia como fundamento para salir de la crisis, viene subrayado por Vicenç
Navarro, quien ha publicado numerosas intervenciones para apoyar la salida del
euro; en un artículo reciente publicado en El Público, 18.02.2014, nos da una
clave importante para pensar la alternativa al sistema actual. Caracteriza a la
izquierda a partir de la democracia participativa y la sensibilidad política
hacia los derechos humanos, la concepción republicana de la vida política
opuesta al liberalismo dominante. En ese sentido, losEEUU donde domina el
capital financiero y hay grandes desigualdades, es el país menos democrático
del mundo.La acumulación del capital hace imposible o limita la expresión
democrática. Perola derecha piensa que la democracia es la protección del
derecho de propiedad, y considera pragmáticamente que el mero hecho de
participar de la vida social es conservador. A la derecha no le interesan las
personas, sino los individuos aislados fácilmente manipulables, que van al
mercado con billetes y monedas en el bolsillo.
El tercero de estos economistas, Gregorio
López Sanz subraya la insolvencia generalizada de la banca, que ha sido
disfrazada para engañar a la ciudadanía; ese factor hace materialmente imposible
que se reactive la economía y augura un colapso del sistema monetario
internacional. Además la reforma constitucional que hicieron el PSOE y el PP, hace
imposible salir de la crisis. Lo que está viniendo es una parálisis de la
actividad económica, con posibilidades para un crack inminente. La libertad
financiera ha llevado a la concentración de poder, y convierte la economía
mundial en un polvorín. La necesidad de reformar el sistema financiero no se ha
satisfecho; solo han salvado la cara de los banqueros creando una bomba de
relojería mucho mayor.
Condiciones de la ruptura
Las políticas neoliberales han provocado
enormes problemas a la sociedad europea: pobreza, desigualdad y recorte
sustantivo de los derechos. Especialmente en Grecia, España y Portugal; con
menos brutalidad esa situación se prolonga en Italia y Francia. Es una
catástrofe social en Europa: no hay poder de compra, ni de ahorro, ni acceso al
crédito. Se degradan las condiciones de trabajo, y se evoluciona hacia una
sociedad con menor bienestar social. Es necesario romper con las políticas
neoliberales y para ello se hace necesario salir de la UE y del euro, porque en
las actuales circunstancias no parece posible cambiar Europa hacia una
democracia participativa.
El resumen de los argumentos que se están
barajando en el debate público, debe completarse con algunos ejemplos que nos
ilustren acerca de lo que puede pasar. En el año 2001, Argentina rompió la
convertibilidad de su moneda –el peso equivalía al dólar-, porque provocaba la
recesión económica. Como consecuencia se produjo una fuga de capitales y
colapso del sistema bancario. La devaluación del peso que se produjo
inmediatamente, alivió de la deuda entre 25-50% y permitió el aumento de la
competitividad; se desechó el liberalismo, cambiando hacia una política
económica basada en el gasto público, que permite la redistribución la renta.
Gracias a ello comenzó el crecimiento económico que se mantenido en la última
década, llegando hasta aumentar la producción un 90%, al tiempo que producía la
reducción de las desigualdades, disminuyendo la pobreza mediante la creación de
trabajo.
Los pasos para romper con el euro, serían los
siguientes:
1) se impone el corralito, prohibición de sacar dinero de los bancos
hasta un máximo de 400-500 euros a la semana;
2) fijar la paridad de conversión
del euro en peseta –o la nueva moneda que se cree, por ejemplo eurosur si se da
una salida conjunta con varios países-; la deuda externa debe ser nominada en
pesetas;
3) emisión de billetes y monedas, distinguiendo los billetes
españoles, o el eurosur;
4) devaluación de forma que la deuda del país se viera
reducida al 50%.
El mayor problema de la economía española es
la deuda que alcanza la cifra de un billón de euros, el equivalente al PIB de
un año, y sigue creciendo. Es una de las razones más importantes para romper
con la actual situación económica. Esa deuda es impagable. Por eso,si la deuda
se nomina en la nueva moneda que se va a devaluar, y no se paga en euros, entonces
la salida equivale a un default, declaración de insolvencia, con sus
consecuencias crisis bancaria, huida de capitales, retirada de fondos,
corralito, y contracción de la economía en un primer momento.Pero si la deuda
se paga en euros, se multiplicaría su montante por la devaluación y tampoco se
podría pagar; se suspendería la financiación externa y los préstamos bancarios,
o éstos se harían con un fuerte interés lo que llevaría al cierre de empresas.
Las contrapartidas de ese proceso pueden
resumirse en una pérdida de poder adquisitivo y una menor influencia del
sistema financiero; no pueden considerarse graves para la clase obrera. Se
daría una importante inflación que llevaría al aumento de precios, la
devaluación de la moneda y la pérdida del poder de los bancos. El capital
financiero pierde la posición dominante de la que goza con el neoliberalismo.
Pero es evidente que, para que ese proceso pudiera realizarse en nuestro país,
tendrían que darse dos condiciones:
1. el poder político tendría que cambiar de
manos en el Estado español, radicalizando la democracia para permitir la
participación popular y aboliendo la monarquía borbónica, sustituida por la III
República;
2. Además tendríamos que cambiar completamente nuestras relaciones
internacionales, rompiendo con la OTAN y buscando nuevas alianzas entre los
países latinoamericanos que luchan por socialismo del siglo XXI.
En el aspecto jurídico debe contarse con el
entramado legal que nos une a la UE. ¿Sería imposible salir del euro sin
abandonar la UE? La cuestión viene planteada por el Tratado de Lisboa: no es
posible la expulsión de un país, y existen otras penalizaciones cuando se falta
a los compromisos. Pero hay un mecanismo de separación voluntaria para salir de
la UE: a) informar al Consejo de Europa, que establecería las cláusulas del
acuerdo de separación; b) aprobación por la Comisión Europea con consentimiento
del Parlamento; c) en caso contrario,un país puede separase unilateralmente
después de dos años de haberlo informado.
Por tanto, la separación es posible, si bien
es de temer una fuerte ofensiva capitalista contra el nuevo país que surgiera
de la ruptura. Por ello, el éxito de esa decisión política está condicionado por
los siguientes requisitos:
1. La voluntad consciente de la ciudadanía y
los trabajadores para comprometerse con un nuevo modelo de sociedad, lo que
incluye el cambio de régimen político;
2. La coincidencia del proyecto político con
otros países del sur europeo, especialmente Portugal, con quienes se podría
crear una unión confederal;
3. Un nuevo sistema de alianzas políticas a
nivel internacional, acercándose al socialismo del siglo XXI que se desarrolla
en América Latina, así como buscando protección en la alianza militar que se
está consolidando entre China y Rusia.