- “Nadie vive porque quiere. Pero, después de que se vive,
hay que querer seguir viviendo” | Ernst
Bloch
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Karl Marx ✆ Thierry Ehrmann
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José Guadalupe
Gandarilla Salgado | Shlomo Avineri piensa que la crítica a la
filosofía política hegeliana, que se llevó a cabo en 1842–43 «constituye el más sistemático de los textos
de Marx sobre teoría política» (Avineri, 1983: 75), lo que es más,
encuentra ahí elementos para sostener que si fuera posible reconstruir el
llamado ‘Libro sobre el Estado’
(cuarto según el ordenamiento en seis libros de la obra definitiva de Marx),
éste tendría que encontrar ahí su punto de partida; opinión que no es tan
distinta en Maximilien Rubel (1980). Sin embargo, es susceptible de atender la
observación del filósofo español Felipe Martínez Marzoa en el sentido de que
aquella sería la estereotípica y más conocida crítica de «lo político», pero que es posible encontrar «cierta crítica ... que resulta ... de la versión última y madura –no
concluida– del proyecto de El capital ... [crítica]... mucho más esclarecedora»
(Martínez, 2008: 10). Esta discursividad crítica de «lo político» que a
Martínez Marzoa le interesa puede ser rastreada en la primera (la de los
Grundrisse de 1857-58) y en la última redacción de El capital (la de 1867 –
73). En este artículo trataremos de discernir lo que está en juego en el
«Capítulo del dinero» de la primera obra, y dejaremos para un futuro trabajo la
que se desprende de las primeras dos secciones de El Capital.
Mientras para Hegel la satisfacción de las necesidades de la
unidad básica familiar queda en un terreno situado por fuera de la política
y
la economía, comprometiendo, en todo caso, a una esfera abstracta del «deber
ser», de una hipotética formulación de buenos deseos:
que todos los hombres
deben tener lo necesario para sus necesidades es, en parte deseo moral y,
expresado con esa indeterminación ... bien intencionado; pero, ... lo
necesario ... pertenece a otra esfera: la Sociedad Civil (Hegel, 1985: 71).
Lo necesario, entonces, es oferta, es disposición, no es
algo normativo, que obligue. Para Marx, en cambio «la finalidad de la Economía
Política es, evidentemente, la infelicidad de la sociedad» (Marx, 1984: 56), y
las necesidades son determinación material. Mejor no lo podía haber sintetizado
que del siguiente modo:
Para cultivarse
espiritualmente con mayor libertad, un pueblo necesita estar exento de la esclavitud
de sus propias necesidades corporales, no ser ya siervo del cuerpo. Se
necesita, pues, que ante todo le quede tiempo para poder crear y gozar
espiritualmente (Marx, 1984: 61).
Asunto que se verá más clarificado aún en su obra ya madura:
«Al principio el efecto es más material.
Se amplía el círculo de las necesidades; el objetivo es la satisfacción de las
nuevas necesidades» (Marx, 1989: 195).
Pareciera que Marx habla desde sus juveniles y
universitarias preocupaciones a propósito de la filosofía de Epicuro, en
aquello que éste llegó a expresar: «La
necesidad es un mal, pero no hay ninguna necesidad de someterse a la necesidad»
(Citado en Domenech, 1989: 9). El vector que pareciera estar orientando las
apreciaciones políticas del filósofo de Tréveris es el de un principio, el de
la vida humana, entendida como esquivamiento y satisfacción de la necesidad, y
el de la libertad, como posibilidad de actuación ante la contingencia. La
libertad hay que vivirla y no sólo pensarla, y ella no se da en un acto de
conciencia solamente sino en la procuración de la corporalidad: para crear hay
que poder vivir.
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J.G. Gandarilla Salgado |
José Guadalupe Gandarilla
Salgado es investigador del Centro de
Investigaciones Interdisciplinarias en Ciencias y Humanidades, y profesor de la
Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM. Obtuvo Mención especial en el
concurso internacional de ensayos organizado por CLACSO ‘Los legados teóricos
de las ciencias sociales en América Latina’. Su más reciente libro lleva por
título ‘El presente como historia. Crisis capitalista, cultura socialista y
expansión imperialista’ (México, CEIICH – UNAM, febrero de 2008), como
compilador ha publicado recientemente La Universidad en la encrucijada de
nuestro tiempo (México, CEIICH – UNAM, noviembre de 2009). Obtuvo e impartió,
entre agosto y noviembre de 2009, la Cátedra Florestan Fernandes de CLACSO, con
el curso de formación a distancia ‘Pensamiento latinoamericano y sociologías
del sistema mundial’.