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Friedrich Engels, Karl Marx & Ludwig Feuerbach
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Karl Marx escribió las "Tesis
sobre Feuerbach" en Bruselas, en la primavera de 1845, cuando había
terminado ya de desarrollar los rasgos principales de su teoría materialista de
la historia y había extendido el materialismo a la explicación de la sociedad
humana. Según definición de Engels, es «...el
primer documento en que se contiene el germen inicial de la nueva concepción
del mundo».
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Facsímil del manuscrito de la Tesis 11 |
Ofrecemos en esta página algunas versiones de las once
anotaciones que Marx dejó inéditas. Sólo figura, en facsímil, el original
manuscrito de la undécima. Se podrán advertir los matices y diferencias de
transcripción y traducción, bien importantes y determinantes cuando media la
hermenéutica ideológica de consecuencias políticas. Friedrich Engels, al
transcribir esas anotaciones y publicarlas en 1888 en alemán, prescindió de los
subrayados y algunos entrecomillados que, posiblemente, figuran en el autógrafo
del autor.
Las
"Tesis sobre
Feuerbach" se encuentran en el "
Cuaderno de Notas" de Marx correspondiente a los años
1844-1847 y llevan el título
"Sobre
Feuerbach". Al editar en 1888 las
"Tesis",
Engels las redactó, introduciendo en ellas algunos cambios con el fin de hacer
este documento, que Marx no se proponía publicar, más comprensible para los
lectores. El título de
"Tesis sobre
Feuerbach" se debe al Instituto de Marxismo-Leninismo de Moscú
La presente edición de las "Tesis" la transcribimos tal y como las publicó Engels,
agregando, de acuerdo con el manuscrito de Marx los subrayados y entre
comillados que no se ven en la edición de 1888.
1936
El principal defecto de todo el materialismo pasado –incluso
el de Feuerbach– es que el objeto, la realidad, el mundo sensible, no son
considerados más que en la forma de objeto o de intuición, pero no en
tanto que actividad concreta humana, en
tanto que práctica, no de manera subjetiva. Esto es lo que explica
por qué el lado activo fue desarrollado por el idealismo en oposición
al materialismo, pero solo abstractamente, porque el idealismo no conoce
naturalmente la actividad real, concreta, como tal. Feuerbach quiere objetos
concretos, realmente distintos de los objetos del pensamiento, pero no
considera la propia actividad humana en tanto que actividad objetiva. Por eso en la Esencia del cristianismo, no
considera como verdaderamente humana más que la actividad teórica, mientras que
la práctica no es considerada y fijada por él más que en su manifestación
judía, sórdida. Por eso no comprende la importancia de la actividad
«revolucionaria», de la actividad práctica crítica [Traducción de Wenceslao Roces]
1938
El defecto fundamental de todo el materialismo anterior
–incluyendo el de Feuerbach– es que sólo enfoca el objeto, la realidad, la
sensoriedad, bajo la forma de objeto o de intuición, pero no como actividad
sensorial humana, como práctica, no de un modo subjetivo. De
aquí que el lado activo fuese desarrollado por el idealismo, por
oposición al materialismo, pero sólo de un modo abstracto, ya que el idealismo,
naturalmente, no conoce la actividad real, sensorial, de por sí. Feuerbach
quiere captar objetos sensibles, realmente distintos de los objetos
conceptuales; pero tampoco él enfoca la actividad humana como una
actividad objetiva. Por eso, en «La
esencia del cristianismo» sólo considera la actitud teórica como la
auténticamente humana, mientras que sólo concibe y plasma la práctica en su
forma suciamente judaica de manifestarse. Por tanto, no comprende la
importancia de la actuación «revolucionaria», práctico-crítica. [Traducción de Wenceslao Roces]
1962
El defecto fundamental de todo el materialismo anterior
–incluyendo el de Feuerbach– es que sólo concibe el objeto, la realidad, la
sensoriedad, bajo la forma de objeto [objekt] o
de contemplación, pero no como actividad sensorial humana, como práctica, no de un modo subjetivo. De aquí que el lado activo fuese desarrollado por el
idealismo, por oposición al materialismo, pero sólo de un modo abstracto, ya
que el idealismo, naturalmente, no conoce la actividad real, sensorial, como
tal. Feuerbach quiere objetos sensoriales, realmente distintos de los objetos
conceptuales; pero tampoco él concibe la actividad humana como una
actividad objetiva. Por eso,
en La esencia del cristianismo sólo
considera la actitud teórica como la auténticamente humana, mientras que
concibe y plasma la práctica sólo en su forma suciamente judaica de
manifestarse. Por tanto, no comprende la importancia de la actuación
«revolucionaria», práctico-crítica. [Traducción
de Wenceslao Roces]
1969
El defecto fundamental de todo el materialismo anterior
–incluido el de Feuerbach– es que sólo concibe las cosas, la realidad, la
sensoriedad, bajo la forma de objeto o
de contemplación, pero no como actividad sensorial humana, no como práctica, no de un modo subjetivo. De aquí que el
lado activo fuese desarrollado por el idealismo, por oposición al
materialismo, pero sólo de un modo abstracto, ya que el idealismo,
naturalmente, no conoce la actividad real, sensorial, como tal. Feuerbach
quiere objetos sensoriales, realmente distintos de los objetos conceptuales;
pero tampoco él concibe la propia actividad
humana como una actividad objetiva. Por eso, en La esencia del cristianismo sólo considera la actitud teórica como
la auténticamente humana, mientras que concibe y fija la práctica sólo en
su forma suciamente judaica de manifestarse. Por tanto, no comprende la
importancia de la actuación «revolucionaria», «práctico-crítica».
El defecto
fundamental de todo el materialismo anterior —incluido el de Feuerbach— es que
sólo concibe las cosas, la realidad, la sensoriedad, bajo la forma de objeto o de contemplación, pero no como actividad sensorial humana, no como práctica,
no de un modo subjetivo. De aquí que el lado activo fuese desarrollado por el
idealismo, por oposición al materialismo, pero sólo de un modo abstracto, ya
que el idealismo, naturalmente, no conoce la actividad real, sensorial, como
tal. Feuerbach quiere objetos sensoriales, realmente distintos de los objetos
conceptuales; pero tampoco él concibe la propia actividad humana como una
actividad objetiva. Por eso, en "La esencia del cristianismo" sólo
considera la actitud teórica como la auténticamente humana, mientras que
concibe y fija la práctica sólo en su forma suciamente judaica de manifestarse.
Por tanto, no comprende la importancia de la actuación «revolucionaria», «práctico-crítica».
El problema de
si al pensamiento humano se le puede atribuir una verdad objetiva, no es un
problema teórico, sino un problema práctico.
Es en la práctica donde el hombre tiene que demostrar la verdad, es decir,
la realidad y el poderío, la terrenalidad de su pensamiento. E1 litigio sobre
la realidad o irrealidad de un pensamiento que se aísla de la práctica, es un
problema puramente escolástico.
La teoría
materialista de que los hombres son producto de las circunstancias y de la
educación, y de que, por tanto, los hombres modificados son producto de
circunstancias distintas y de una educación modificada, olvida que son los hombres,
precisamente, los que hacen que cambien las circunstancias y que el propio
educador necesita ser educado. Conduce, pues, forzosamente, a la división de la
sociedad en dos partes, una de las cuales está por encima de la sociedad (así,
por ej., en Roberto Owen).
La coincidencia de la modificación de las circunstancias y
de la actividad humana sólo puede concebirse y entenderse racionalmente como práctica revolucionaria.
Feuerbach
arranca le la autoenajenación religiosa, del desdoblamiento del mundo en un
mundo religioso, imaginario, y otro real. Su cometido consiste en disolver el
mundo religioso, reduciéndolo a su base terrenal. No advierte que, después de
realizada esta labor, queda por hacer lo principal. En efecto, el que la base
terrenal se separe de sí misma y se plasme en las nubes como reino
independiente, sólo puede explicarse por el propio desgarramiento y la
contradicción de esta base terrenal consigo mismo. Por tanto, lo primero que
hay que hacer es comprender ésta en su contradicción y luego revolucionarla
prácticamente eliminando la contradicción. Por consiguiente, después de
descubrir, v. gr., en la familia terrenal el secreto de la sagrada familia, hay
que criticar teóricamente y revolucionar prácticamente aquélla.
Feuerbach, no
contento con el pensamiento abstracto,
apela a la contemplación sensorial;
pero no concibe la sensoriedad como una actividad sensorial humana práctica.
Feuerbach
diluye la esencia religiosa en la esencia humana. Pero la esencia humana no es
algo abstracto inherente a cada individuo. Es, en su realidad, el conjunto de
las relaciones sociales.
Feuerbach, que no se ocupa de la crítica de esta esencia
real, se ve, por tanto, obligado:
1) A hacer abstracción de la trayectoria histórica,
enfocando para sí el sentimiento religioso [Gemüt]
y presuponiendo un individuo humano abstracto, aislado.
2) En él, la esencia humana sólo puede concebirse como «género», como una
generalidad interna, muda, que se limita a unir naturalmente los muchos individuos.
Feuerbach no
ve, por tanto, que el «sentimiento religioso» es también un producto social y que el individuo
abstracto que él analiza pertenece, en realidad, a una determinada forma de
sociedad.
La vida social
es, en esencia, práctica. Todos los
misterios que descarrían la teoría hacia el misticismo, encuentran su solución
racional en la práctica humana y en la comprensión de esta práctica.
A lo que más
llega el materialismo contemplativo,
es decir, el materialismo que no concibe la sensoriedad como actividad
práctica, es a contemplar a los distintos individuos dentro de la «sociedad
civil».
El punto de
vista del antiguo materialismo es la sociedad «civil»; el del nuevo
materialismo, la sociedad humana o la
humanidad socializada.
Los filósofos
no han hecho más que interpretar de diversos modos el mundo, pero de lo que se
trata es de transformarlo.