"No hay porvenir sin Marx. Sin la memoria y sin la herencia de Marx: en todo caso de un cierto Marx: de su genio, de al menos uno de sus espíritus. Pues ésta será nuestra hipótesis o más bien nuestra toma de partido: hay más de uno, debe haber más de uno." — Jacques Derrida

"Los hombres hacen su propia historia, pero no la hacen a su libre arbitrio, bajo circunstancias elegidas por ellos mismos, sino bajo aquellas circunstancias con que se encuentran directamente, que existen y les han sido legadas por el pasado. La tradición de todas las generaciones muertas oprime como una pesadilla el cerebro de los vivos. Y cuando éstos aparentan dedicarse precisamente a transformarse y a transformar las cosas, a crear algo nunca visto, en estas épocas de crisis revolucionaria es precisamente cuando conjuran temerosos en su auxilio los espíritus del pasado, toman prestados sus nombres, sus consignas de guerra, su ropaje, para, con este disfraz de vejez venerable y este lenguaje prestado, representar la nueva escena de la historia universal" Karl Marx

11/5/14

El mundo musulmán, Marx y la revolución

  • La reedición de la obra mayor de Maxime Rodinson, ‘Islam y capitalismo’ *, es un acontecimiento intelectual para quienes se interesan por el mundo árabe y musulmán. Lo que sigue es el prefacio de dicho libro.
Alain Gresh  |  Las palabras son diferentes, la forma de hacer las preguntas también. Y la época ya no es la misma. Volveremos sobre ello. Sin embargo, los problemas que plantea Maxime Rodinson en este libro publicado en 1966, en particular el de la relación entre islam, desarrollo económico y capitalismo en el mundo musulmán, son de una extraña actualidad. ¿Por qué las sociedades musulmanas (y, más en general, las sociedades de lo que se llamaba entonces el tercer mundo) están “retrasadas” o “subdesarrolladas”? ¿Existen reglas propias a esas civilizaciones radicalmente distintas de las que rigen Occidente? ¿Se iluminaría ese “Oriente complicado” gracias al descifrado de las suratas del Corán, a su exégesis? Interrogantes que se han vuelto aún más acuciantes con las “primaveras árabes”.

Français 
El debate es antiguo. “El islam es la unión indisociable de lo espiritual y de lo temporal, es el reino del dogma, es la cadena más pesada que la humanidad haya llevado a cuestas”. En una célebre conferencia titulada “El islamismo y la ciencia”, pronunciada el 29 de marzo de 1883 en la Sorbona, Ernest Renan -autor de Vida de Jesús en 1862, fue acusado de sacrilegio y denunciado como “blasfemo” por el Papa-, condenaba de forma inapelable al islam. Aún admitiendo el esplendor de los primeros siglos de la civilización nacida de la predicación de Mahoma, precisaba que el
islamismo (el término era entonces sinónimo de islam), demasiado débil en su infancia para constituir un obstáculo para la ciencia, en “la segunda mitad de su existencia, [había ahogado] en su seno el movimiento científico, y ello para su desgracia”.

Unos ochenta años más tarde, Maxime Rodinson vuelve sobre esas alegaciones que hacen del islam el factor esencial para descifrar el mundo musulmán. Intenta responder a las hipótesis del gran sociólogo Max Weber (1864-1920) que pretendía que el adelanto tomado por el mundo occidental se explicaría por la mentalidad colectiva europea que ofrecía “un grado superior de racionalidad”, y la hacía por tanto menos permeable al “fatalismo”, incluso a la magia. Apoyándose en una sólida erudición y en un perfecto dominio del árabe, Maxime Rodinson desmenuza las suras del Corán. Al contrario de Renán y de Weber, muestra que este texto sagrado por excelencia puesto que es el Verbo de Dios concede un lugar bastante mayor a la razón que los libros sagrados del judaísmo y del cristianismo. “Alrededor de cincuenta veces aparece en el Corán el verbo “aqala” que significa “ligar las ideas entre sí, razonar, comprender un razonamiento intelectual”. Trece veces aparece como un refrán la exclamación “a fa-l^ta´qiloôn”, “¡Si razonarais..!”. Y los infieles son “estigmatizados como gente que no razona, incapaz de un esfuerzo intelectual para sacudir la rutina”.

¿Predica el Corán un “fatalismo”, una pasividad contraria al espíritu de empresa? Ciertamente, el destino de lo seres humanos depende de Dios, creador de todas las cosas y omnisciente, pero la idea de predestinación en islam (como por otra parte en las otras religiones) no contradice el llamamiento a la acción. La palabra yihad no significa solo la guerra santa, sino ante todo el esfuerzo individual para mejorar uno mismo y mejorar la sociedad. Incluso si la vanidad de las cosas de este mundo es subrayada en el Corán, igual que en el Antiguo y el Nuevo Testamento, el creyente es llamado a actuar. “¿No recomienda, subraya Rodinson, la valentía, la firmeza ante el enemigo, el tesón en la lucha? (...) La ayuda divina es prometida, está asegurada, es un factor esencial de la victoria, pero no dispensa en absoluto de la lucha humana, con los medios humanos”. Y, en particular, las virtudes de la actividad económica son tanto más celebradas en la medida en que antes de haber sido Mensajero de Dios y jefe de guerra, Mahoma había hecho sus primeras armas en el comercio.

Ningún “fatalismo” por tanto, ninguna “pereza” específica de los musulmanes, no más por otra parte que de los antiguos pueblos colonizados. ¿Quién recuerda que el colonialismo calificaba a los “amarillos”, en particular los chinos y los indios, de holgazanes que tendrían necesidad de la dominación del hombre blanco para ponerse a trabajar? Al servicio del blanco, por supuesto.

Si el Corán, concluye Rodinson, no puede haber orientado a los países musulmanes en una vía hostil al capitalismo o al desarrollo, ¿su retraso no se explicaría por las tradiciones, en particular la Sunna, las leyes y reglas tal como fueron fijadas en los siglos que siguieron a la muerte del Profeta en 632? De nuevo, el autor expone que no hay nada de eso, pues, incluso definidas en la época clásica del islam (IX-X siglos), esas reglas han sido objeto de mil y una exégesis: “La tradición forma una vasta masa de sentencias en la que las tendencias más opuestas pueden fácilmente encontrar su bien y justificar sus opciones. (...) Si tal texto es invocado, es que se le ha querido elegir preferentemente a otro. Esencialmente, la ideología postcoránica no es pues una fuerza exterior que modela la sociedad, sino un expresión de tendencias que emanan de la vida social en su conjunto”.

La historia ofrece declinaciones múltiples de esta “flexibilidad” del islam (flexibilidad que se encuentra en todas las religiones y sin la que ninguna habría sobrevivido), y no solo en el terreno económico. Así ocurre con el derecho a voto de las mujeres. Al comienzo del año 1952, cuando la realeza vivía sus últimos momentos, Egipto fue sacudido por las reivindicaciones de organizaciones de mujeres que exigían el derecho a voto. El gran mufti de Al-Azhar, gran autoridad del sunismo, explicó doctamente, suras del Corán e invocación de la palabra divina al apoyo, que esta innovación era condenable: “Nadie puede aceptarla y el islam no puede aprobarla”. Sesenta y algunos años más tarde, las mujeres votan en todos los países musulmanes (con excepción de Arabia Saudita donde este derecho es negado a todo el mundo). ¿Qué hay que deducir de ello? Que el Corán aprueba el derecho de voto de las mujeres? ¿Que lo reprueba?

¿Tiene algún sentido la pregunta? Como explica el politólogo Oliver Roy, “el Corán dice lo que los musulmanes dicen que dice”. Y son las prácticas de la gente, su forma diferente de creer, quienes llevan a la religión a evolucionar, a acomodarse al mundo real. Si en 1905 se hubiera preguntado a los republicanos y a los clericales que se enfrentaban en Francia si el catolicismo y el laicismo eran compatibles, la aplastante mayoría de los dos campos habría respondido con un sonoro No. Cincuenta años más tarde, la iglesia católica aceptaba el laicismo y vive ya en armonía (relativa) con la República.

En resumen, no se puede deducir el comportamiento habitual de los musulmanes, “de los preceptos del Corán ni siquiera de los de la Sunna, como no se puede deducir el comportamiento de los cristianos, incluso en las épocas de la fe más profunda, de los preceptos del evangelio. Tanto en un caso como en otro, las interpretaciones acomodaticias eran fáciles, las conciencias elásticas, los teólogos complacientes”.

Es una de las tesis fundamentales defendidas por Maxime Rodinson, que reivindica una filiación marxista. Como proclamaba Karl Marx en un texto célebre, “No es la conciencia de los hombres quien determina su ser; es, por el contrario, su ser social quien determina su conciencia” (Prefacio a la Contribución a la crítica de la economía política). Dicho de otra forma, son las condiciones materiales en las que viven y producen los seres humanos las que determinan la forma en que piensan (y actúan). El autor señala que quienes debaten para saber si el islam ha sido favorable o desfavorable al capitalismo, comparten “la misma presuposición implícita”, “que los hombres de una época y de una región, que las sociedades obedecen estrictamente a una doctrina previa, constituida fuera de ellas, siguen sus preceptos, se impregnan de su espíritu sin transformación esencial, sin que la adapten a sus condiciones de vida y a sus modos de pensamiento implícitamente sugeridos por ésta”. Pero ni Marx (contrariamente a una lectura dogmática de su obra) ni el autor suponen que las ideas, las religiones, las creencias no tienen influencia sobre el curso de la historia.

¿Y el socialismo?

Rodinson analiza minuciosamente, no solo las relaciones entre islam y capitalismo, sino también entre socialismo e islam. ¿Sería este último favorable al reparto de las riquezas? La pregunta puede parecer descabellada hoy al parecer tan lejanas por no decir utópicas las perspectivas de una revolución y por parecer tan alejado el islamismo de toda ambición social radical. No lo era en el momento en que era publicado este libro. Estamos en vísperas de la guerra de junio de 1967 y el nacionalismo árabe revolucionario encarnado por el presidente egipcio Gamal Abdel Nasser está en su apogeo. Nasserismo, baasismo, socialismo árabe, comunismo, la izquierda más o menos radical bajo sus diferentes denominaciones, dominan la escena ideológica. Oficiales, intelectuales, periodistas, funcionarios, clases medias de las ciudades, se reclaman de ella ardientemente, aún si se pelean entre ellos, incluso si se matan unos a otros, a propósito de tal o cual interpretación de la doctrina. Experiencias de transformación revolucionaria se ponen en pie en Egipto, en Argelia, en Siria, en Irak, en Yemen del Sur; parece que una ola revolucionaria está a punto de llevarse por delante a las monarquías.

Además del autoritarismo -”la democracia burguesa” es condenada de forma inapelable-, todos esos regímenes suman una determinación tenaz de consolidar la independencia nacional y cerrar definitivamente la era de la dominación extranjera a una voluntad de transformar la sociedad. Ponen en marcha reformas agrarias, impulsan un desarrollo económico, en particular de la industria pesada, fundada en el papel central del estado. Pilotan una política voluntarista de redistribución social, de educación y de salud para todos. Entonces, en todo el tercer mundo “el fondo del aire es rojo”; es el momento de los cambios radicales y, desde las guerrillas castristas en América Latina a las “zonas liberadas” en Indochina, pasando por las guerrillas en África austral, las fuerzas revolucionarias prometían esplendorosos futuros “socialistas”, incluso “comunistas” .

En el mundo árabe, para justificar sus empresas revolucionarias ante unas poblaciones que seguían siendo profundamente creyentes y en su mayoría agrarias, los poderes se veían obligados a movilizar los recursos del islam. Como subraya Rodinson, “lo que permite la fidelidad de las masas a la religión tradicional en virtud de factores de identificación nacionalitaria, es la utilización demagógica (en sentido estricto) del eslogan islámico, del prestigio del islam como bandera para cubrir opciones más o menos socializantes salidas de otras fuentes”.

Esta hegemonía ideológica del socialismo o de sus interpretaciones iba a obligar, incluso a organizaciones que se situaban fuera de toda perspectiva revolucionaria, a reclamarse de un “socialismo islámico”. Uno de los best-sellers de la época, escrito por un dirigente de los Hermanos Musulmanes sirios, Moçtafà as-Sibâ’î, se titula “El socialismo del islam”. Dios, escribe el autor, “ha prescrito la cooperación y la solidaridad bajo todas sus formas (...). El Profeta ha establecido la institución de la solidaridad social en su sentido pleno”. Y, concluye, “el principio de solidaridad social en el socialismo musulmán es una de las características que distinguen ese socialismo humanista y moral de tantos socialismos conocidos hoy. Si fuera aplicado en nuestra sociedad, nuestra sociedad sería ideal y ninguna otra sociedad llegaría a su altura”. Lo que no dice, es cómo cuenta alcanzar esta sociedad ideal ni porqué esos principios no han sido puestos en práctica.

Este discurso no sorprende a Rodinson. “Ciertas corrientes del islam han contemplado restricciones drásticas al derecho de propiedad bajo la forma de una limitación impuesta de las riquezas y la fuente de estas demandas puede encontrarse en determinados textos, en la idea religiosa de que los bienes de este mundo desvían de Dios, que exponen al pecado”.

Es decir que ¿los partidarios del socialismo pueden servirse de la religión de la misma forma que las fuerzas de la reacción? No, responde Rodinson: “Los intérpretes reaccionarios gozan de todo el patrimonio del pasado, del peso de los siglos de interpretación en el sentido tradicional, del prestigio de esas interpretaciones, de la costumbre que se tiene de ligarles a la religión proclamada, la que se expone al público, por razones en ningún caso religiosas”. Y el autor insiste en el carácter muy a menudo reaccionario de los hombres de religión, carácter que será reforzado posteriormente con el peso creciente de Arabia saudita y la “wahhabisación” del islam: por una interpretación particularmente reaccionaria de los preceptos religiosos, por la exportación, gracias al maná del petróleo, de miles de millones de dólares y de decenas de miles de predicadores por todo el mundo, el reino ha impuesto a escala internacional su visión rigorista, aliando defensa de principios retrógrados, en particular para las mujeres, adhesión a la economía neoliberal y un anclaje en el campo occidental. ¿Hay que recordar la alianza estratégica entre los Estados Unidos, el reino saudita y los grupos islamistas en al menos dos ocasiones: la lucha contra el nasserismo en los años 1960 y la ayuda a los muyaidines afganos en los años 1980? Y el autor concluye que tanto la experiencia histórica como su análisis “no anima a ver, en la época actual, en la religión musulmana un factor de una naturaleza que movilice a las masas para la construcción económica, en particular cuando ésta se revela necesariamente revolucionaria, destructora de estructuras establecidas”.

Comprender los islamismos

El año que sigue a la publicación del libro, la derrota militar árabe de junio de 1967 frente a Israel, pone a la luz del día los límites del nacionalismo revolucionario árabe cuya crisis no va a dejar de profundizarse en los decenios siguientes, alimentada por el fracaso de las tentativas de modernización post-independencia, por la ineptitud de los regímenes “progresistas” para garantizar un desarrollo económico y social, por una deriva autoritaria de la que son una muestra los regímenes iraquí y sirio. Esta crisis aceleró la “vuelta” al islam, no solo en las capas populares que siguieron siendo creyentes y se volvieron más practicantes, sino también en las capas medias urbanizadas y en las élites que van a “islamizar” su discurso político. El “hablar musulmán”, por retomar una expresión del investigador François Burgat, va a imponerse: en adelante, es en el lenguaje del islam en el que se desarrolla una parte importante del debate político. A pesar de todo lo que ha sido dicho sobre la plaza Tahrir y sobre la desaparición de los islamistas durante el levantamiento de 2011, la inmensa mayoría de los manifestantes efectuaba la oración en común.

La religión no ha desaparecido pues, no se ha borrado, contrariamente a lo que habría dejado pensar una visión europeocentrista: como en la Europa del siglo XIX, la necesidad de transformaciones revolucionarias y el papel reaccionario del clero llevarían a las masas árabes a distanciarse de la religión. Después de todo, una cierta interpretación dogmática del marxismo que razona en términos de estadios de desarrollo sucesivos -esclavismo, feudalismo, capitalismo, socialismo- ha podido dar a entender que el mundo árabe debía seguir la vía europea de desarrollo, que los países más avanzados del Norte mostraban a los demás su propio futuro /1.

Pero las revoluciones árabes han confirmado que la profunda impregnación religiosa no era un obstáculo a las movilizaciones políticas, a la aspiración a la democracia y a la justicia social que era la de los manifestantes a través de todo el mundo árabe. Pues, como recuerda François Burgat, “la matriz del islamismo no es otra que la reformulación en un léxico más endógeno, de la vieja dinámica nacionalista o antiimperialista”. Y sobre todo, insiste, “la resurgencia de las categorías de la cultura islámica no ha alimentado una sino una infinidad de variedades de proyectos políticos”/2.

En las elecciones que han seguido y en condiciones cada vez diferentes, en Túnez, en Egipto o en Marruecos, las fuerzas islamistas han ganado. Y se han visto confrontadas a la realidad, a los problemas concretos de la gestión de la economía y del estado. “El islam es la solución”, proclamaban los Hermanos Musulmanes con tanta más facilidad en la medida en que estaban confinados a los márgenes de los sistemas políticos. Confrontados al ejercicio del poder, han sido llevados a adaptarse, de forma diferente en cada país, con un cierto éxito en Túnez, sin lograrlo en Egipto. Pero en ningún caso han podido responder (salvo de forma parcial en Turquía) a los desafíos económicos, sociales y políticos.

Si la religión continúa jugando un papel central en esas sociedades (como en los Estados Unidos), no hay que subestimar las transformaciones que señala otro investigador, Olivier Roy: “Se va hacia una secularización de la escena política -¡el control de lo religioso será la exclusiva de los dictadores!-, lo que no quiere decir que las sociedades dejarán de ser religiosas. La evolución no se hará según el modelo filosófico occidental Habrá, al menos en un primer momento, unanimidad para decir que la religión es importante pero competición entre las identidades culturales”/3. Así, ¿cómo explicar por la religión el hecho de que los principales partidos salafistas (hay más de una decena en Egipto) apoyen a los militares contra los Hermanos Musulmanes?

Esto nos lleva a la fecundidad de la orientación de Rodinson: son los problemas que se plantean en las sociedades árabes, justicia social y democracia, los que continuarán siendo los motores de los cambios. “No hay más que un medio seguro en el mundo para que los no privilegiados en una sociedad obtengan que sus derechos como seres humanos sean respetados, es darles por lo menos una parte en el control del poder político y, al máximo, abolir la mayor parte posible de los privilegios y garantizar esas conquistas mediante instituciones adecuadas y sólidas. Se puede decorar, si se quiere, esas instituciones con la fraseología de los preceptos musulmanes, cristianos, judíos, budistas, estoicos, kantianos y mil otros. Eso hará incluso justicia a un cierto sentido de esos preceptos. Pero los preceptos sin las instituciones no son más que vana literatura y vergonzoso camuflaje de iniquidades fundamentales”.

¿Ha subestimado quizá “la decoración”, que funda la identidad de los pueblos, en particular en las antiguas colonias? Esos países han sido dominados, aculturizados y se puede comprender que busquen en sus propias tradiciones respuestas a los desafíos de hoy, tanto más en la medida que los demás resortes de movilización -nacionalismo occidental, socialismo, liberalismo- se han distendido.

Hoy, las principales corrientes, en particular los Hermanos, se sitúan del lado del conservadurismo social y político, del lado del neoliberalismo. ¿Se puede imaginar una configuración diferente, en particular cuando el ejercicio del poder demuestre la inanidad de las respuestas que desean aportar a los males de la sociedad? La religión no es siempre sinónimo de reacción. En numerosas experiencias revolucionarias o de izquierdas en América Latina, contrariamente a lo que había ocurrido en Cuba, la dimensión cristiana sigue estando presente con fuerza; de ahí la dificultad de esos gobiernos que se reclaman de la izquierda para aceptar, por ejemplo, el derecho al aborto. Existirá mañana una teología de la liberación musulmana suficientemente influyente, como la que defendía en Irán Ali Shariati -un filósofo muerto poco antes de la revolución islámica de 1979 y que fue el maestro de una generación- o que reclaman los musulmanes anticapitalistas en Turquía cuyas pancartas han florecido en las movilizaciones de Gezi en el verano de 2013? Habiendo constatado que los islamistas “no ofrecen alternativas económicas viables y creíbles hoy y que (...) se han plegado ante los imperativos de la economía capitalista dominante”, Tariq Ramadan en un texto titulado “Superar el islamismo”/4, llama a una liberación: “La conciencia musulmana contemporánea debe (...) volver a enlazar con la fuerza reformadora y casi revolucionaria del mensaje espiritual y humano de su tradición que le llama tanto a la reconciliación consigo misma como a la apertura al otro. Un ciclo se termina y tenemos necesidad de renovación. (...) Se trata de libertad, de dignidad y de liberación y la paradoja está en que los musulmanes, carentes de confianza en si mismos, son los guardianes inconscientes, y tienen en su mano temblorosa, las llaves de su propia prisión”.

Una cosa es segura, concluía Rodinson, “con o sin islam, con o sin tendencia progresista del islam, el futuro del mundo musulmán es a largo plazo un horizonte de luchas. Sobre la tierra, las luchas de desencadenan y se desarrollan por objetivos terrestres, pero bajo el estandarte de las ideas”. Se puede simplemente añadir hoy que, en los próximos decenios, esas ideas se alimentarán en el fondo cultural y político islámico.
Traducción: Faustino Eguberri para VIENTO SUR
* Hay una edición en español de Islam y Capitalismo en la editorial Siglo XXI, 1973, 306 pg (ndt)

Notas

1/ En realidad, trabajos recientes sobre los textos a menudos no publicados de Marx y escritos en el último período de su vida, llevan a matizar esta idea (leer Lire Kevin B. Anderson, Marx at the Margins. On Nationalism, Ethnicity and Non-Western Socieities, The University of Chicago, 2010. Ver también http://blog.mondediplo.net/2011-08-08-Marx-et-les-marges-du-monde).
2/ Prefacio a la nueva edición de L´islamisme en face, La Découverte, París, 2002.
3/ La Croix, 2/01/2014.
4/ Página web de Tariq Ramadan, 5/08/2013.
 


http://www.vientosur.info/

◆ El que busca, encuentra...

Todo lo sólido se desvanece en el aire; todo lo sagrado es profano, y los hombres, al fin, se ven forzados a considerar serenamente sus condiciones de existencia y sus relaciones recíprocasKarl Marx

Not@s sobre Marx, marxismo, socialismo y la Revolución 2.0

— Notas notables
Cecilia Feijoo: Apuntes sobre el Concepto de Revolución Burguesa en Karl Marx — Red Diario Digital
Moishe Postone: Il compito della teoria critica oggi: Ripensare la critica del capitalismo e dei suoi futuri — Blackblog Franco Senia
Pierre-Yves Quiviger: Marx ou l'élimination des inégalités par la révolution — Le Point
Hernán Ouviña: Indigenizar el marxismo — La Tinta
Emmanuel Laurentin: Les historiens américains et Karl Marx — France Culture
Adèle Van Reeth: Le Capital de Karl Marx: La fabrique de la plus-value — France Culture
Manuel Martínez Llaneza: Reproches a Marx acerca de El Capital (Bajo la égida de Friedrich Engels) — Rebelión
Victoria Herrera: Marx y la historia — Buzos
Alejandro F. Gutiérrez Carmona: La vigencia del pensamiento marxista — Alianza Tex
Víctor Arrogante: El Capital y las aspiraciones de la clase trabajadora — Nueva Tribuna
Mauricio Mejía: Karl Marx, el poeta de la mercancía — El Financiero
Emmanuel Laurentin: Karl Marx à Paris: 1843-1845 — France Culture
Jacinto Valdés-Dapena Vivanco: La teoría marxista del Che Guevara — Bohemia
Aldo Casas: El marxismo como herramienta para la lucha — La necesidad de la formación en la militancia — La Tinta
Evald Vasiliévich Iliénkov: La dialéctica de lo abstracto y lo concreto en El Capital de Marx — Templando el Acero
Vincent Présumey: Suivi des écrits de Karl Marx / 1837-1848 - Part I, Part II, Part III & Part IV — Mediapart
Roman Rosdolky: Marx ésotérique et Marx exotérique — Palim Psao
Lepotier: Marx, Marxisme, Cui bono? — Bella Ciao
Andrea Vitale: La critica di Pareto a Marx: una abborracciatura — Operai e Teoria
Annelie Buntenbach: Marx provides us with a glimpse behind the scenes of capitalism — Marx 200
Antoni Puig Solé: La Ley del Valor y la ecología en Marx — Lo que somos
Vladimiro Giacché: Note sui significati di "Libertà" nei Lineamenti di Filosofia del Diritto di Hegel — Il Comunista
Salvador López Arnal: Manuel Sacristán (1925-1985) como renovador de las tradiciones emancipatorias — Rebelión
Paúl Ravelo Cabrera: Marx, Derrida, el Gesto Político y la supercapitalización mundial — Scribb
Dino Greco: In difesa del marxismo — Sollevazione
Alberto Quiñónez: Arte, praxis y materialismo histórico — Rebelión
Josefina L. Martínez: Feminismo & Socialismo marxista - Eleanor Marx, la cuestión de la mujer y el socialismo — Rebelión
John Bellamy Foster: Marx y la fractura en el metabolismo universal de la naturaleza — Scribb
José Manuel Bermudo Ávila: Concepto de Praxis en el joven Marx — Scribb
Carlos Oliva Mendoza: Adolfo Sánchez Vázquez: ¿marxismo radical o crítica romántica? — InfoLibre
Bernardo Coronel: ¿El marxismo es una ciencia? — La Haine
Sylvain Rakotoarison: Le capitalisme selon Karl Marx — Agora Vox

— Notas y comentarios sobre El Capital
António Ferraz: Os 150 anos do livro ‘O Capital’, de Karl Marx — Correio do Minho
Horacio Tarcus: Traductores y editores de la “Biblia del Proletariado” - Parte I & Parte II — Memoria
Emmanuel Laurentin: Le Capital, toujours utile pour penser la question économique et sociale? — France Culture
J.M. González Lara: 150 años de El Capital — Vanguardia
Roberto Giardina: Il Capitale di Marx ha 150 anni — Italia Oggi
Alejandro Cifuentes: El Capital de Marx en el siglo XXI — Voz
Marcela Gutiérrez Bobadilla: El Capital, de Karl Marx, celebra 150 años de su edición en Londres — Notimex
Mario Robles Roberto Escorcia Romo: Algunas reflexiones sobre la vigencia e importancia del Tomo I de El Capital — Memoria
Antoni Puig Solé: El Capital de Marx celebra su 150° aniversario — Lo que Somos
Jorge Vilches: El Capital: el libro de nunca acabar — La Razón
Carla de Mello: A 150 años de El Capital, la monumental obra de Karl Marx — Juventud Socialista del Uruguay
Rodolfo Bueno: El Capital cumple 150 años — Rebelión
Diego Guerrero: El Capital de Marx y el capitalismo actual: 150 años más cerca — Público
José Sarrión Andaluz & Salvador López Arnal: Primera edición de El Capital de Karl Marx, la obra de una vida — Rebelión
Sebastián Zarricueta: El Capital de Karl Marx: 150 años — 80°
Marcello Musto: La durezza del 'Capitale' — Il Manifesto
Esteban Mercatante: El valor de El Capital de Karl Marx en el siglo XXI — Izquierda Diario
Michael Roberts: La desigualdad a 150 años de El Capital de Karl Marx — Izquierda Diario
Ricardo Bada: El Capital en sus 150 años — Nexos
Christoph Driessen: ¿Tenía Marx razón? Se cumplen 150 años de edición de El Capital — El Mundo
Juan Losa: La profecía de Marx cumple 150 años — Público
John Saldarriaga: El Capital, 150 años en el estante — El Colombiano
Katia Schaer: Il y a 150 ans, Karl Marx publiait ‘Le Capital’, écrit majeur du 20e siècle — RTS Culture
Manuel Bello Hernández: El Capital de Karl Marx, cumple 150 años de su primera edición — NotiMex
Ismaël Dupont: Marx et Engels: les vies extravagantes et chagrines des deux théoriciens du communisme! — Le Chiffon Rouge
Jérôme Skalski: Lire Le Capital, un appel au possible du XXIe siècle - L’Humanité
Sebastiano Isaia: Il Capitale secondo Vilfredo Pareto — Nostromo

— Notas y reportajes de actualidad
Román Casado: Marx, Engels, Beatles, ese es el ritmo de Vltava — Radio Praga
María Gómez De Montis: El Manifiesto Comunista nació en la Grand Place — Erasmus en Flandes
Enrique Semo: 1991: ¿Por qué se derrumbó la URSS? — Memoria
Michel Husson: Marx, un économiste du XIXe siècle? A propos de la biographie de Jonathan Sperber — A L’Encontre
César Rendueles: Todos los Marx que hay en Marx — El País
Alice Pairo: Karl Marx, Dubaï et House of cards: la Session de rattrapage — France Culture
Sebastián Raza: Marxismo cultural: una teoría conspirativa de la derecha — La República
Samuel Jaramillo: De nuevo Marx, pero un Marx Nuevo — Universidad Externado de Colombia
Sergio Abraham Méndez Moissen: Karl Marx: El capítulo XXIV de El Capital y el “descubrimiento” de América — La Izquierda Diario
Joseph Daher: El marxismo, la primavera árabe y el fundamentalismo islámico — Viento Sur
Francisco Jaime: Marxismo: ¿salvación a través de la revolución? — El Siglo de Torreón
Michel Husson: Marx, Piketty et Aghion sur la productivité — A l’encontre
Guido Fernández Parmo: El día que Marx vio The Matrix — Unión de Trabajadores de Prensa de Buenos Aires
Cest: Karl Marx y sus "Cuadernos de París" toman vida con ilustraciones de Maguma — El Periódico
Leopoldo Moscoso: 'Das Kapital': reloading... — Público
Laura "Xiwe" Santillan: La lucha mapuche, la autodeterminación y el marxismo — La Izquierda Diario
José de María Romero Barea: Hölderlin ha leído a Marx y no lo olvida — Revista de Letras
Ismaël Dupont: Marx et Engels: les vies extravagantes et chagrines des deux théoriciens du communisme! — Le Chiffon Rouge Morlai
Francisco Cabrillo: Cómo Marx cambió el curso de la historia — Expansión
El “Dragón Rojo”, en Manchester: Cierran el histórico pub donde Marx y Engels charlaban "entre copa y copa" — BigNews Tonight
Marc Sala: El capitalismo se come al bar donde Marx y Engels debatían sobre comunismo — El Español

— Notas sobre debates, entrevistas y eventos
Fabrizio Mejía Madrid: Conmemoran aniversario de la muerte de Lenin en Rusia — Proceso
Segundo Congreso Mundial sobre Marxismo tendrá lugar en Beijing — Xinhua
Debate entre Andrew Kliman & Fred Moseley — Tiempos Críticos
David McNally & Sue Ferguson: “Social Reproduction Beyond Intersectionality: An Interview” — Marxismo Crítico
Gustavo Hernández Sánchez: “Edward Palmer Thompson es un autor que sí supo dar un giro copernicano a los estudios marxistas” — Rebelión
Alberto Maldonado: Michael Heinrich en Bogotá: El Capital de Marx es el misil más terrible lanzado contra la burguesía — Palabras al Margen
Leonardo Cazes: En memoria de Itsván Mészáros — Rebelión (Publicada en O Globo)
Entrevista con István Mészáros realizada por la revista persa Naghd’ (Kritik), el 02-06-1998: “Para ir Más allá del Capital” — Marxismo Crítico
Rosa Nassif: “El Che no fue solo un hombre de acción sino un gran teórico marxista” Agencia de Informaciones Mercosur AIM
Entrevista a Juan Geymonat: Por un marxismo sin citas a Marx — Hemisferio Izquierdo
Juliana Gonçalves: "El Capital no es una biblia ni un libro de recetas", dice José Paulo Netto [Português ] — Brasil de Fato
Entrevista a Michael Heinrich: El Capital: una obra colosal “para desenmascarar un sistema completo de falsas percepciones” — Viento Sur
Alejandro Katz & Mariano Schuster: Marx ha vuelto: 150 años de El Capital. Entrevista a Horacio Tarcus — La Vanguardia
Salvador López Arnal: Entrevista a Gustavo Hernández Sánchez sobre "La tradición marxista y la encrucijada postmoderna" — Rebelión
Jorge L. Acanda: "Hace falta una lectura de Marx que hunda raíces en las fuentes originarias del pensamiento de Marx" — La Linea de Fuego

— Notas sobre Lenin y la Revolución de Octubre
Guillermo Almeyra: Qué fue la Revolución Rusa — La Jornada
Jorge Figueroa: Dos revoluciones que cambiaron el mundo y el arte — La Gaceta
Gilberto López y Rivas: La revolución socialista de 1917 y la cuestión nacional y colonial — La Jornada
Aldo Agosti: Repensar la Revolución Rusa — Memoria
Toni Negri: Lenin: Dalla teoria alla pratica — Euronomade
Entretien avec Tariq Ali: L’héritage de Vladimir Lénine — Contretemps
Andrea Catone: La Rivoluzione d’Ottobre e il Movimento Socialista Mondiale in una prospettiva storica — Marx XXI
Michael Löwy: De la Revolución de Octubre al Ecocomunismo del Siglo XXI — Herramienta
Serge Halimi: Il secolo di Lenin — Rifondazione Comunista
Víctor Arrogante: La Gran Revolución de octubre — El Plural
Luis Bilbao: El mundo a un siglo de la Revolución de Octubre — Rebelión
Samir Amin: La Revolución de Octubre cien años después — El Viejo Topo
Luis Fernando Valdés-López: Revolución rusa, 100 años después — Portaluz
Ester Kandel: El centenario de la Revolución de octubre — Kaos en la Red
Daniel Gaido: Come fare la rivoluzione senza prendere il potere...a luglio — PalermoGrad
Eugenio del Río: Repensando la experiencia soviética — Ctxt
Pablo Stancanelli: Presentación el Atlas de la Revolución rusa - Pan, paz, tierra... libertad — Le Monde Diplomatique
Gabriel Quirici: La Revolución Rusa desafió a la izquierda, al marxismo y al capitalismo [Audio] — Del Sol

— Notas sobre la película “El joven Karl Marx”, del cineasta haitiano Raoul Peck
Eduardo Mackenzie:"Le jeune Karl Marx ", le film le plus récent du réalisateur Raoul Peck vient de sortir en France — Dreuz
Minou Petrovski: Pourquoi Raoul Peck, cinéaste haïtien, s’intéresse-t-il à la jeunesse de Karl Marx en 2017? — HuffPost
Antônio Lima Jûnior: [Resenha] O jovem Karl Marx – Raoul Peck (2017) — Fundaçâo Dinarco Reis
La película "El joven Karl Marx" llegará a los cines en el 2017 — Amistad Hispano-Soviética
Boris Lefebvre: "Le jeune Karl Marx": de la rencontre avec Engels au Manifeste — Révolution Pernamente

— Notas sobre el maestro István Mészáros, recientemente fallecido
Matteo Bifone: Oltre Il Capitale. Verso una teoria della transizione, a cura di R. Mapelli — Materialismo Storico
Gabriel Vargas Lozano, Hillel Ticktin: István Mészáros: pensar la alienación y la crisis del capitalismo — SinPermiso
Carmen Bohórquez: István Mészáros, ahora y siempre — Red 58
István Mészáros: Reflexiones sobre la Nueva Internacional — Rebelión
Ricardo Antunes: Sobre "Más allá del capital", de István Mészáros — Herramienta
Francisco Farina: Hasta la Victoria: István Mészáros — Marcha
István Mészáros in memoriam : Capitalism and Ecological Destruction — Climate & Capitalism.us