"No hay porvenir sin Marx. Sin la memoria y sin la herencia de Marx: en todo caso de un cierto Marx: de su genio, de al menos uno de sus espíritus. Pues ésta será nuestra hipótesis o más bien nuestra toma de partido: hay más de uno, debe haber más de uno." — Jacques Derrida

"Los hombres hacen su propia historia, pero no la hacen a su libre arbitrio, bajo circunstancias elegidas por ellos mismos, sino bajo aquellas circunstancias con que se encuentran directamente, que existen y les han sido legadas por el pasado. La tradición de todas las generaciones muertas oprime como una pesadilla el cerebro de los vivos. Y cuando éstos aparentan dedicarse precisamente a transformarse y a transformar las cosas, a crear algo nunca visto, en estas épocas de crisis revolucionaria es precisamente cuando conjuran temerosos en su auxilio los espíritus del pasado, toman prestados sus nombres, sus consignas de guerra, su ropaje, para, con este disfraz de vejez venerable y este lenguaje prestado, representar la nueva escena de la historia universal" Karl Marx

4/9/15

Crítica de la economía política, más allá del marxismo tradicional: Moishe Postone & Robert Kurz

Foto: Moishe Postone
Foto: Robert Kurz
Jordi Maiso & Eduardo Maura   |   En los años que siguieron a la “ruptura epocal” de 1989, la crítica de la economía política en clave marxiana era considerada un capítulo cerrado de la historia del pensamiento, y obstinarse en criticar el capitalismo parecía propio de algunos empecinados en no reconocer el nuevo signo de los tiempos. Corrían los años de la euforia del “fin de la historia” y el “fin de las ideologías”, y la imposición de la economía de mercado a escala planetaria prometía materializar el sueño de un One World que superara las divisiones entre bloques y abriera una época de prosperidad global. Dos décadas más tarde, estas expectativas se han revelado ilusorias. Tras un breve periodo de prosperidad a crédito y con pies de barro, el capitalismo globalizado deja tras de sí un escenario de nuevas desigualdades, pobreza de masas, un incremento de la población que no puede ser integrada en el sistema productivo y un encadena- miento de burbujas financieras que, a partir de 2008, desemboca en una crisis.

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Ante este escenario, Marx parece volver a ser algo más que un espectro, y su análisis del capitalismo despierta un interés que va más allá de lo estrictamente académico. En este sentido puede resultar provechoso volver la vista a algunos autores que, cuando la crítica marxiana del capitalismo ya no parecía tener nada que ofrecer, intentaron articular una lectura de sus planteamientos que rebasara los enquistamientos de una recepción marcada por las urgencias de las luchas históricas y cuatro décadas de Guerra Fría.

En efecto, si algo tienen en común las obras de Moishe Postone y Robert Kurz – gestadas a lo largo de los años ochenta y publicadas a partir de principios de los noventa–, es precisamente el intento de rebasar las limitaciones del marxismo tradicional desde una relectura de la teoría del valor 1. Sin duda, sus planteamientos no son enteramente “nuevos”, sino que recogen discusiones que en el medio intelectual alemán –aunque Postone enseña en Chicago, su trabajo se gestó en buena medida en Frankfurt– tienen ya varias décadas de recorrido 2. Pero ambos vuelven la vista a Marx guiados por el interés de pensar críticamente la dinámica histórica del capitalismo, precisamente en un momento en el que la teoría social mayoritaria se resignaba a dejarse arrastrar por ella. Sus planteamientos se mueven en un alto nivel de abstracción, pero no por ello se aíslan de las luchas epocales: más bien intentan replantear el modo en que articular la teoría y la praxis crítica ante las transformaciones del capitalismo. Esto exigía, ante todo, marcar las distancias con el marxismo tradicional que, en sintonía con la retórica del movimiento obrero y la lucha de clases, criticaba el capitalismo desde el punto de vista del trabajo. Si bien tanto Kurz como Postone asumen que la teoría de Marx no podrá morir en paz mientras persista el capitalismo, también son conscientes de que este marxismo ya no responde a la situación histórica. De ahí que ambos persigan al Marx más “esotérico” 3, tan capaz de cuestionar los supuestos del marxismo tradicional, como de poner de manifiesto lo específico de la formación social capitalista.

Cuando Kurz y Postone se oponen al “marxismo tradicional” –al que en algunos pasajes, especialmente de Postone, reducen casi a un “tipo ideal”–, lo que rechazan es una comprensión del capitalismo en términos de propiedad privada de los medios de producción y de mercado. Y es que dicha lectura puede cuestionar la existencia de la plusvalía y el capital, pero no la del trabajo. De acuerdo con ello, el marxismo tradicional concibe la emancipación social como continuación del proceso de modernización, pero liberando los medios de producción del yugo de la dominación de clase y poniéndolos en manos de los trabajadores 4: no se cuestionaban las formas básicas del capitalismo, sino solo su organización como “sociedad de clases”. En consecuencia, esta lectura no lograba trascender la estructura básica de la sociedad capitalista, lo cual se hizo patente en su desarrollo posterior a 1945: en los países más avanzados, el marxismo quedó reducido a una lucha por el reconocimiento de los trabajadores que favoreció su integración como “propietarios de mercancías”, mientras que en los países “periféricos” se convirtió en una consigna para la modernización acelerada.

Por el contrario, Kurz y Postone señalan que las clases no “crean” la sociedad capitalista, sino que son sus “criaturas” 5, y que la crítica del capitalismo requiere más bien analizar las formas básicas con las que estructura la totalidad de la vida social: el valor, el trabajo, la mercancía y el dinero. Sus lecturas de Marx parten precisamente de que estas categorías no pueden ser consideradas –como en el marxismo tradicional– como realidades transhistóricas, consustanciales a toda sociedad humana, sino como específicas de la sociedad capitalista –también el trabajo, en su doble vertiente como trabajo concreto y trabajo abstracto–. Lo específico del capitalismo es que no es sólo un modo de producción, sino que desde sus categorías básicas constituye la subjetividad y la objetividad en las sociedades modernas, así como la praxis social y las formas de conciencia individual.

Partiendo de esta base, Kurz y Postone aspiran a comprender lo específico de la formación social capitalista más allá de sus configuraciones históricamente específicas y de los conflictos entre los estratos sociales, y para ello conceden una importancia central a la teoría del valor. Sus trabajos no aspiran tanto a una exégesis filológica de los textos marxianos como a reconceptualizar las relaciones de dominio y las posibilidades de emancipación en el seno de la sociedad capitalista. Eso es lo que constituye su mayor interés para una teoría crítica del presente.
Moishe Postone: reinterpretación categorial de Marx y crítica inmanente del capitalismo
Moishe Postone es uno de los pensadores más importantes de la marxología de las tres últimas décadas, en gran medida gracias a su libro Tiempo, trabajo y dominación social 6, del cual no puede decirse que pasara desapercibido, tal como acreditan las numerosas reseñas que recibió en Estados Unidos, algunas de ellas firmadas por nombres tan destacados como Martin Jay. Sin embargo, tampoco ha terminado de ocupar de una posición central en los debates contemporáneos sobre la actualidad de Marx. Once años después de su primera edición, la revista Historical materialism (volumen 12/3, 2004) le dedicó un número especial, donde numerosos colaboradores, de distinto signo, analizaron a fondo las tesis de Postone, sus consecuencias no deseadas y su productividad para el pensamiento y la praxis política. En lo que respecta a España, además de la publicación de una compilación de textos, tuvo lugar en Madrid en octubre de 2008 un seminario sobrePostone donde se trataba de «comprender y profundizar en el modo en que Postone lee a Marx», el cual, si bien «no resuelve ninguna de las urgencias de la práctica política transformadora […] es una herramienta interesante para replantearnos colectivamente en qué debe consistir hoy una práctica política transformadora a la altura de los retos existentes» 7. Asimismo, se han publicado algunos trabajos de Postone en otros ámbitos, tales como las editoriales Traficantes de Sueños y Marcial Pons o las revistas Nuestra bandera y Constelaciones, y su trabajo se ha discutido en dos ediciones del seminario anual de la Sociedad de Estudios sobre Teoría Crítica (SETC) 8.

Postone pertenece a una estirpe de intelectuales cuya reacción antes la crisis del socialismo real (o irrealmente existente, según se mire) no pasó por el alejamiento del núcleo duro de la tradición marxista en nombre de los nuevos movimientos sociales 9. Su respuesta apunta, por el contrario, hacia la necesidad de involucrarse con una reconstrucción crítica del corpus marxiano. Esta decisión, no menos teórica que práctica, es la base de lo que Postone llama “reinterpretación categorial” de la teoría crítica deMarx: todas las categorías que pone en juego forman parte, por tanto, del núcleo de la propuesta teórica de Marx: la teoría del valor trabajo, el método de El Capital, la dinámica de las sociedades modernas y las periodizaciones del capitalismo, todo ello con vistas a un proyecto de reconstrucción de la crítica de la economía política. Como ya se ha señalado, la pregunta de Postone, igual que la de Kurz, es: ¿se puede seguir haciendo crítica de la economía política? Si es así, ¿cómo? Con ello se establece una primera diferencia fundamental con respecto a otras aportaciones: no se trata tanto de un retorno de Marx en el momento del derrumbe del capitalismo tal como lo conocíamos, a la manera de un “Marx tenía razón”, ni de una vuelta nostálgica a las viejas seguridades marxistas, ni siquiera de una reactivación de la lucha de clases.

La posición de Postone incide en que deben repensarse categorías que se daban por supuestas a ambos lados del espectro político tradicional (alienación, lucha de clases, trabajo, capital, fuerzas productivas y relaciones de producción, etcétera) desde un punto de vista teórico y práctico. Teóricamente, pensando el capitalismo como totalidad social, y no como algo que podría subvertirse a partir de una reforma de los modos de distribución de la riqueza social general. No es que, por este motivo, deban despreciarse el convenio colectivo o la sanidad pública universal, sino que, desde un punto de vista teórico-práctico, estas reformas no pueden constituir el núcleo de un pensamiento radical. La toma del poder y la socialización de los medios de producción, si no revierte el modo de producción capitalista, no hace sino prolongar esta lógica reformista. Por el contrario, un pensamiento a la altura de la crisis del trabajo y del valor en el capitalismo tendría que repensar el capitalismo como una aleación de sistema y práctica a partir de un conjunto de mediaciones sociales inmensamente productivas que se extienden por todos los rincones de la existencia social. Primera lección teórica, por tanto, de la obra de Postone: la teoría crítica de Marx sólo puede ayudarnos a pensar el presente desde el punto de vista de su transformación en tanto que teoría de la objetividad y de la subjetividad sociales.

En segundo lugar, Postone ofrece algunas pistas interesantes para la práctica de la crítica radical del capitalismo. La primera de ellas es la necesidad de hacer crítica inmanente. No puede ubicarse la conciencia emancipada, o los medios para la emancipación, en alguna clase de esfera ajena al capital. No hay un punto de vista privilegiado, ni de la clase trabajadora ni del propio Marx, ni de ninguno de sus comentaristas. No es que decidamos hacer crítica inmanente, esto es, crítica de y desde la totalidad a la que uno pertenece socialmente, sino que no existe otra manera de hacer crítica hoy. Y si no existe más crítica que la crítica inmanente, entonces no existe otra forma de emancipación que la emancipación inmanente. O lo que es igual, las nuevas posibilidades emancipatorias que puedan darse lo harán en lo viejo, a partir de lo viejo, en el marco de las estructuras y de las prácticas, dinámicas y mutuamente vinculantes, del capitalismo histórico. En este punto, Postone ofrece una versión de la política francamente realista, según la cual no se trata de luchar contra la historia (necesidad) en nombre del acontecimiento (contingencia), sino de analizar y disputar sobre el terreno la manera en que la dinámica histórica específica del capitalismo sólo halla algún fundamento en la valorización del valor y en el trabajo abstracto. No se lucha contra la historia, sino contra las estructuras de prácticas y contra la práctica de las estructuras 10. Resulta curioso, sin embargo, que una visión tan matizada de la política no se haga eco de aspectos especialmente violentos de la historia del modo de producción capitalista en los siglos XVI y XVII, en un sentido ni moralista ni conspiratorio, sino estrictamente histórico y por tanto vinculado con múltiples factores y resistencias locales, tales como la transformación del cuerpo humano en una máquina de trabajo, el sometimiento de las mujeres para la reproducción de la fuerza de trabajo a través de la expropiación de la capacidad de decidir sobre su propio cuerpo y sobre su ubicación social, la acumulación de diferencias dentro de la recién constituida clase trabajadora (género, raza y edad), o lo que es igual, la separación específica de las personas dentro de la separación general entre trabajo y capital 11.

Desde un punto de vista más específico, aunque siempre preliminar, los aspectos más interesantes del trabajo de Postone son los siguientes:

1. Tal como se ha señalado anteriormente, Postone ha insistido hasta la saciedad en la necesidad de repensar la teoría crítica de Marx para alejarla de los presupuestos del marxismo tradicional, muy particularmente de la idea de que Marx fuera uncrítico del capitalismo desde el punto de vista del trabajo, de tal manera que, en nuestros días, se reprodujera en el ámbito de la teoría el enfrentamiento histórico entre el capital y el mundo del trabajo (luchas sindicales, movimientos sociales y mundo obrero en general). A esta visión se opone su propio enfoque, según el cual el capitalismo se conceptualiza «en términos de una interdependencia social históricamente específica, de carácter impersonal y aparentemente objetiva[…] Al reconceptualizar las relaciones sociales y modos de dominación que caracterizan al capitalismo, trataré de proporcionar las bases para una teoría de la práctica capaz de analizar tanto las características sistémicas de la sociedad moderna, como su carácter históricamente dinámico, sus procesos de racionalización, su tipo específico de “crecimiento” económico, así como su modo de producción particular» 12.Postone opone lo que él mismo denomina una reinterpretación categorial de Marx, según la cual lo que puede hallarse en los Grundrisse y en El Capital sería más bien una crítica del trabajo en el capitalismo, o lo que es igual, una crítica históricamente específica del trabajo como relación social fundamental y como modo de producción y de incidencia en el mundo social. Al contrario que en las posiciones marxistas tradicionales, lo que está en juego no es la propiedad privada de los medios de producción, sino, el carácter que el trabajo adquiere en dicha formación social capitalista como trabajo concreto y como trabajo abstracto, el cual responde a su vez al carácter dúplice de la mercancía (como valor de uso y como valor).

2. Esta posición tiene consecuencias políticas y epistemológicas decisivas para el análisis de Postone, en el sentido de que las contradicciones internas de la dinámica capitalista, analizadas en el nivel lógico más abstracto (la triple dualidad que conforman tiempo concreto/tiempo abstracto, trabajo concreto/trabajo abstracto y valor de uso/valor), son más relevantes que el antagonismo de clase. Consecuencias para el pensamiento político que implican, en primer lugar, la renuncia a la emancipación en términos de realización de las posibilidades históricas del proletariado. Postone señala que Marx no fue sólo un crítico de las relaciones de producción capitalistas, sino también un teórico crítico de las relaciones sociales capitalistas y de sus modos de constitución social de la objetividad y de la subjetividad. Una teoría crítica autorreflexiva e inmanente tiene el deber de «mostrar que la posibilidad de una transformación radical del presente es una posibilidad determinada, inmanente a dicho presente» 13, donde Postone entiende por “posibilidad determinada” una concepción plausible del futuro que está necesariamente arraigada en el presente. Insiste en que cualquier orden futuro, incluso uno radicalmente diferente de nuestro presente, sólo puede cimentarse en las tensiones, posibilidades y luchas del presente, entre las cuales no se incluyen, o eso parece sugerir Postone, las luchas obreras, las cuales, pese a su indudable importancia política y moral, no dejarían de ser intrínsecas al capitalismo, «más que la encarnación de su negación» 14. No hay ningún futuro que no sea, por necesidad, históricamente inmanente. El Marx maduro comprendió esto mejor que nadie, de ahí que la teoría social crítica del presente deba apuntar hacia un futuro radicalmente diferente fundamentando en el presente la posibilidad de dicho futuro.

3. ¿En qué consiste, entonces, la teoría crítica del Marx maduro? Esta larga cita podría resultar de ayuda:
Lo que caracteriza a esta sociedad […] es que la distribución social del trabajo y sus productos no se efectúa fundamentalmente, como sí ocurría en otras sociedades, por la costumbre, los lazos tradicionales, las relaciones de poder abiertas o las decisiones conscientes. En lugar de ello, el trabajo mismo reemplaza esas relaciones, sirviendo como un medio cuasi-objetivo por el cual se adquieren los productos de los demás. Esto es, nace una nueva clase de interdependencia en la que la gente no consume lo que produce, sino que, por el contrario, son sus trabajos, o los productos de su trabajo, los que funcionan como un medio necesario para la obtención de los productos de los demás. Sirviendo como un medio cuasi-objetivo, el trabajo y sus productos relevan, efectivamente, en su función respecto de las relaciones sociales manifiestas, y, al mismo tiempo, constituyen una nueva clase de relación social: cuasiobjetiva, formal, abstracta y aparentemente no-social 15.
Esta es una de las ideas-fuerza de la reinterpretación marxiana de Postone, a saber, que por la propia constitución social del capitalismo, las relaciones que lo configuran (valor, trabajo y mercancía, todas ellas categorías de la relación, no categorías ontológicas) se presentan bajo una apariencia de objetividad que, al contrario que en las sociedades precapitalistas, permite considerarlas como “naturaleza”. Es propio de dichas categorías, como veremos, presentarse de esta manera, como habiendo “olvidado” su génesis socio-histórica. Sin embargo, en condiciones capitalistas, tiene lugar un modo de dominación abstracto, en el sentido de no-concreto y no-abierto o explícito, cuyo fundamento se halla precisamente en el trabajo: el trabajo dual (concreto y abstracto) sería el fundamento de dicha forma históricamente específica de dominación, pero no porque el trabajo sea el aspecto más relevante de la vida social, «sino porque el carácter abstracto y dinámico de la trayectoria histórica propia del capitalismo constituyen sus características fundamentales, y ambos elementos podrían aprehenderse y clarificarse en función de la naturaleza históricamente específica del trabajo en esa sociedad» 16. El trabajo en el capitalismo no se apropia de la esencia de la praxis humana, sino que se constituye en mediación social productora de capacidades humanas alienadas: lo alienado por el capitalismo no es la praxis humana en general, sino una propiedad social de los individuos, su fuerza de trabajo, la cual da pie una forma alienada de existencia de dichas capacidades humanas que es ella misma productiva (por ejemplo, desde el punto de vista del enorme desarrollo tecnológico característico del modo de producción capitalista).

Postone defiende, en suma, que la dinámica capitalista es contradictoria desde el punto de vista de la producción, no sólo de la distribución. Con ello pretende avanzar en una dirección teórica relevante, a saber, que la transformación radical del capitalismo no es consecuencia directa el crecimiento capitalista, incluso en aquellos aspectos donde éste se muestra contradictorio. En otras palabras, la dinámica del capitalismo, pese a ser contradictoria, no es lineal: por un lado tiende a aumentar la productividad real (la riqueza material que es capaz de producir), y por el otro tiende a reducir al mínimo el tiempo inmediato de trabajo necesario para producirla (fuente del valor, es decir, de la riqueza capitalista). Asimismo, pone el tiempo de trabajo en el centro del orden social, al considerarlo medida y fuente de la riqueza, pero lo disminuye potencialmente a través del desarrollo tecnológico. Con ello el capitalismo no cava su propia tumba, como sabemos, pero sí reprime las mismas fuerzas productivas que ha liberado. O lo que es igual, da origen a la posibilidad de otro orden social, pero no evoluciona automáticamente hacia él. El resultado es que, precisamente cuando el trabajo social podría enriquecer como nunca antes en la historia, resulta ser más empobrecedor para la mayoría.
Robert Kurz: La crítica del valor y el límite interno del capitalismo
Desde la publicación de El colapso de la modernización bajo la égida de Hans Magnus Enzensberger en 1991 17, Robert Kurz ha sido un referente fundamental para el análisis crítico del capitalismo en Alemania –al menos en tanto que outsider–, y el estallido de la crisis económica mundial en 2008 ha brindado una coyuntura favorable para la recepción de su pensamiento a nivel internacional. La obra de Kurz está marcada por el compromiso con la teoría crítica entendida como “praxis histórica”; de ahí que su producción se articulara al margen de los hábitos universitarios al uso, prefiriendo grupos de trabajo y discusión de carácter marcadamente político –cuyo nivel teórico sin embargo nada tenía que envidiar a los mejores seminarios académicos–. En efecto, fue Kurz quien impulsó –ya en 1986– el surgimiento de la revista Krisis 18, en torno a la cual se fue consolidando una corriente teórica denominada “crítica del valor” o –más recientemente– “crítica de la disociación del valor” (Wertabspaltungskritik) 19, cuyo espectro abarca desde la reinterpretación de la teoría marxiana hasta la cotidianeidad en el capitalismo contemporáneo y la historia de la modernización, pasando por el replanteamiento de las relaciones de género 20. A comienzos de 2004, Kurz y otros autores del grupo –entre los que destacan R. Scholz y C. P. Ortlieb– se escinden de Krisis para formar su propia revista, Exit!, de la que hasta el momento se han publicado diez números. Hasta su muerte el pasado 2012, Kurz ha sido el verdadero motor intelectual de estos grupos, consciente de que «la teoría debía dejar de ir a remolque de la praxis política, perder su carácter legitimador y ser tomada en serio en su autonomía» 21. De acuerdo con ello, su pensamiento ofrece un intento de actualizar la crítica de la economía política distanciándose tanto del movimiento obrero como de los planteamientos marxistas y post-marxistas en el medio académico; de ahí surgiría también su diagnóstico epocal: que las crisis que se han ido sucediendo en las últimas décadas no son un mero interludio, sino el último estadio del capitalismo, cuyo desarrollo habría alcanzado su límite interno.

Con su planteamiento de la crítica del valor, Kurz pretendía nada menos que sentar las bases de una gran teoría capaz de dar cuenta de las leyes que rigen la dinámica de la sociedad capitalista como un todo. Es decir, su acercamiento a la obra marxiana no está guiado por un interés filológico, sino por la «exigencia de una explicación concreta e histórica de los procesos sociales. Esto afecta tanto a la posición del capitalismo en la historia como a la propia historia del capitalismo y a sus límites históricos» 22. Kurzasume que la teoría marxiana ofrece un enorme potencial para desentrañar la dinámica de las sociedades capitalistas hasta la actualidad, pero el intento de reapropiarse hoy de su marco de análisis requiere ser consciente de dos cosas 23: 1) la propia situación histórica de Marx en la segunda mitad del XIX, que le lleva a compartir –pese a todo– ciertas perspectivas con la burguesía en ascenso, que cobran expresión en la parte “exotérica” de su obra (por ejemplo su confianza en que la emancipación vendrá de la continuación del proceso de modernización y el crecimiento de las fuerzas productivas); y 2) la mera reconstrucción de las categorías de análisis de la forma del valor marxiana, a nivel puramente conceptual, no es suficiente para articular un análisis de la situación histórica actual y sus procesos sociales 24; el objetivo es hacerlas fructíferas para poder analizar desde ellas la sociedad en su concreción histórica. De acuerdo con ello, la divisa de Kurzno puede ser más clara: «Las bases categoriales de la crítica de la economía política han sido interpretadas de diversos modos, pero no han sido desarrolladas» 25; en definitiva: se trata de ponerlas a la altura del presente.

En este sentido Kurz coincide con Postone en que replantear la crítica del capitalismo exige centrar el análisis en las categorías básicas de la crítica de la economía política marxiana –el valor, el trabajo, la mercancía y el dinero; ambos autores asumen que dichas categorías no son consustanciales a toda formación social ni están inscritas en la constitución antropológica del ser humano, sino que constituyen un specificum del capitalismo. Es en el despliegue real de dichas categorías en el proceso social de valoración –y no en el dominio de clase o en la propiedad privada de los medios de producción– donde deben buscarse los rasgos distintivos de la dinámica capitalista y sus contradicciones internas. El dinero y el trabajo –o incluso ocasionalmente la mercancía– ya existían antes del desarrollo de la sociedad capitalista, pero su función social era completamente distinta; de hecho, la especificidad del capitalismo como sociedad productora de mercancías es que en él estas categorías constituyen la totalidad de la vida social, las formas de conciencia y de praxis social, convirtiéndose en una especie de “a priori trascendental”. Ya Marx había hablado de las categorías de la crítica de la economía política como «formas de ser» y «determinaciones de la existencia» 26; la crítica del valor le toma aquí al pie de la letra, mostrando cómo estructuran la praxis cotidiana de las sociedades capitalistas y constituyen las formas de objetividad y subjetividad, incluidos los modelos de reproducción social, las relaciones de género, las estructuras de deseo y las formas de racionalidad socialmente operativas. Pero si la propia subjetividad es algo socialmente constituido, la dinámica del capitalismo no responde a los intereses personales de los capitalistas, y tampoco está al servicio de la satisfacción de las necesidades o del crecimiento de las fuerzas productivas: todo esto son efectos colaterales de una lógica en la que la producción se convierte en un fin en sí mismo, sometida a los imperativos del proceso de valoración; lo distintivo es que el capital, como «valor que se autovaloriza a sí mismo», pasa a ser el «sujeto automático» (Marx) del proceso social, convirtiendo a los sujetos vivientes –como productores, vendedores y compradores de mercancías– en sus agentes inconscientes. De acuerdo con ello, Kurz sostiene que la forma de dominación específica del capitalismo no es la de las estructuras de clase, sino en un «dominio sin sujeto» 27, tipificado precisamente en el valor, el trabajo, la mercancía y el dinero; se trataría de una «dictadura de la forma social» 28, que somete a los seres humanos a los imperativos de la economía como esfera separada y autónoma, que se ha desgajado del resto de actividades sociales y se ha convertido en instancia reguladora de todos los ámbitos de la existencia.

Pero si las categorías de la crítica de la economía política son históricamente específicas, esto significa que la lógica que rige las sociedades capitalistas puede parecer estática en la abstracción de la teoría, pero no lo es en la realidad. El capitalismo no es una mera “estructura”, sino un proceso histórico con una determinada dinámica evolutiva: «La historia del capitalismo fue la historia de la llamada modernización, que consistió en organizar el mundo según criterios capitalistas y someterlo a la ciega dinámica de un desarrollo de las fuerzas productivas guiado por la competencia» 29. Ya desde El colapso de la modernización, el interés de Kurz se centra en comprender la lógica que guía este desarrollo para situar la actual fase histórica; en El libro negro del capitalismoofrecería las claves del proceso de modernización capitalista a lo largo de tres revoluciones industriales y su declive a partir de finales del siglo pasado; por su parte, en El capital mundial expondría cómo la lógica de la competencia y la valoración se expande hasta alcanzar un nivel planetario 30. Y es que en el capitalismo no hay paralelos históricos; sus ciclos económicos no pueden repetirse. El constante imperativo de crecimiento da lugar a un proceso irreversible en el que el marco en el que las categorías de la economía política deben realizarse no permanece idéntico: «La valoración del capital no comienza siempre de nuevo desde cero, sino que, para seguir adelante, debe superar a escala social el último nivel alcanzado. No es posible caer por detrás del grado de integración económica global, ni mucho menos el desarrollo de las fuerzas productivas alcanzado. De que no sea así se ocupa ya la competencia universal» 31.

Esta comprensión de la dinámica histórica del capitalismo conduce a Kurz a replantear el problema de las crisis –y es aquí donde sus análisis se distancian más netamente de los dePostone. Las crisis ya no pueden ser concebidas como interrupciones pasajeras de la acumulación capitalista que se repiten periódicamente según los ciclos coyunturales o transiciones más o menos dolorosas hacia un nuevo modelo de acumulación. En cada fase histórica, la evolución hacia nuevas formas de acumulación debe estar a la altura del grado de productividad alcanzado, y en las últimas décadas el paso tendencial de la acumulación real al capital ficticio parece denotar una transformación estructural marcada por la pérdida de sustancia del capital. En el momento en que todo el planeta se convierte en un “espacio de valoración global” se hace visible el límite interno del desarrollo del capitalismo. La lógica según la cual la actividad productiva no sirve para satisfacer necesidades, sino para alimentar el ciclo incesante de trabajo que valoriza el capital y capital que emplea el trabajo, estaría presidida por una contradicción estructural entre el desarrollo de las fuerzas productivas y el crecimiento de la “riqueza abstracta”: su tendencia de desarrollo lineal, acumulativo e irreversible llegaría a un punto en el que ya no puede seguir funcionando. Producir valor requiere explotar fuerza de trabajo, pero la situación de competencia entre los productores lleva a una carrera por el empleo de tecnologías cada vez más sofisticadas que desata una dinámica fatal: en cada nuevo avance de la productividad, el primero en emplearlo sale ganando por un tiempo, ya que logra producir más mercancías con menos fuerza de trabajo. Pero cuando otros productores lo imitan y se establece un nivel de productividad más alto, baja la tasa general de beneficio y se relanza la carrera hacia el siguiente avance; el aumento de productividad gracias a las tecnologías hace que se pueda prescindir cada vez de más trabajo humano, que sin embargo es la sustancia de la que vive el proceso de valoración: conforme el trabajo abstracto mengua, crece la necesidad de capital. Hasta ahora el aumento de la producción y la expansión a nuevos mercados de valoración paliaban –al menos temporalmente– esta contradicción, pero también la reproducían a una escala cada vez mayor. De este modo, el límite interno e insuperable del capitalismo, entendido como «un nivel del desarrollo en el que ya no puede reabsorberse suficiente fuerza de trabajo humana como para volver a activar la acumulación del capital como fin en sí mismo» 32, estaría inscrito en su propia dinámica, con independencia de los actores sociales y de sus luchas conscientes.

Partiendo del análisis de esta contradicción estructural, Kurz señala que con la tercera revolución industrial el capitalismo alcanza ese límite interno. En efecto, la microelectrónica supondría una aceleración gigantesca del proceso de racionalización que incrementa la productividad y abarata los costes, pero ya no logra movilizar suficiente fuerza de trabajo como para compensar la disminución del trabajo necesario para producir cada mercancía. Esto dificulta cada vez más el proceso de valorización y lleva el capitalismo a un escenario de crisis estructural: «La “racionalización” que hace que el trabajo humano se vuelva superfluo es, por primera vez en la historia del capitalismo, mayor y más rápida que el abaratamiento de las mercancías y la correspondiente expansión de los mercados. La oferta de mercancías se hincha de forma dramática y la oferta de trabajo encoge de manera igualmente dramática» 33; el resultado es que la capacidad de generar valor y plusvalía va decreciendo hasta acercarse a un punto muerto. A esto responde la propia evolución hacia la globalización y la financiarización de la economía: «A la huida del capital hacia “afuera”, hacia los mercados mundiales, se corresponde la huida hacia “arriba”, hacia los mercados financieros separados del proceso de producción real» 34. Pero esto significa que el predominio de la economía financiera en las últimas décadas no habría sido una “excrecencia tumoral” que amenaza con arruinar la “sana economía real”, sino que la anticipación de ganancias futuras mediante el crédito habría permitido compensar las crecientes dificultades de valoración –si bien al precio de sustraer al crecimiento su base autónoma: éste ya no se basaría en la producción de mercancías, sino en el capital ficticio, basado en la especulación 35–. Sin embargo, el crédito puede posponer el momento en el que el capitalismo alcance sus límites sistémicos, pero no abolirlo –de ahí el sucesivo estallido de burbujas financieras en distintas partes del globo desde la década de 1980–.

Desde estos análisis de Kurz, la coyuntura de crisis a la que nos enfrentamos adquiere un nuevo cariz: no se trata tan sólo de la reducción de las prestaciones sociales, del crecimiento de la pobreza o de las nuevas formas represivas de “administrarla”, sino del inicio de una nueva fase histórica. Aunque ciertos países o empresas sigan presentando altas tasas de crecimiento, el proceso de valorización se encuentra con dificultades cada vez más prohibitivas. La crisis que atravesamos –generalmente percibida como mera “crisis de deuda” o “financiera”– no sería ya una transición hacia un nuevo modelo de acumulación, sino la entrada en un periodo de declive, que será cualquier cosa menos estable y exige replantear los términos de la crítica social 36. Los intentos de “domesticar” la dinámica capitalista mediante la distribución de la riqueza o la regulación estatal ya no estarían a la altura de esta fase histórica; no se trata de reparaciones de emergencia, sino de rebasar el modo de constitución de lo social en el capitalismo y romper con su marco categorial. Pero esto supone romper con todo lo que constituye nuestro mundo, y aquí la teoría crítica no ofrece recetas aplicables ni terapias de ayuda. La lógica de la valoración se ha impuesto en todas las esferas de la vida, y ya no cabe esperar que ningún sujeto –por su posición en el capitalismo– pueda subvertirla. Por su parte, las llamadas a la caza del especulador o a supuestas insurrecciones venideras son para Kurz formas de «”anticapitalismo” reaccionario», pura «movilización de ciegos sentimientos de odio e impotencia» 37. ¿Cómo articular entonces una crítica que permita quebrar el dominio del sujeto automático que, en su progresivo estancamiento, exige sacrificios cada vez mayores?

Aquí el análisis histórico-categorial de la crítica del valor puede revelar la obsolescencia del capitalismo, pero no puede señalar ningún automatismo histórico que permita ir más allá de él. Esto nos sitúa ante nuevas urgencias históricas, que Anselm Jappe –compañero de Kurz en Krisis y Exit!– ha señalado de modo especialmente claro: «Abandonado a su propio dinamismo, el capitalismo no conduce al socialismo, sino a las ruinas. Si fuese capaz de tener intenciones, se le podría suponer la de ser la última palabra de la humanidad» 38. Ante este enorme potencial autodestructivo, el problema es que el capitalismo no se va a pique derribado por un movimiento de emancipación consciente, sino por sus contradicciones internas y después de haber derrotado a sus enemigos declarados. Su muerte sería entonces una muerte de éxito, pero dejaría tras de sí un escenario de desintegración social sin precedentes. Incluso en los centros del capitalismo, fenómenos como el derribo del estado social, la precarización del trabajo, el empobrecimiento de las clases medias, el desempleo masivo y el crecimiento de población “superflua” – que ya no puede ser integrada en el sistema productivo– señalan una fractura sin precedentes en la reproducción social. La descomposición del capitalismo amenaza así con desatar un proceso de regresión social que de lugar a la «destrucción sin perspectivas» del estado de civilización alcanzado 39, a una «barbarie a fuego lento» marcada por la proliferación de estrategias desesperadas de supervivencia 40. Ante esta amenaza, situar las esperanzas de emancipación en una “ruptura categorial” que rompa el dominio de las “formas de ser” en el capitalismo y libere sus potenciales de la forma que los aprisiona, sabe más bien a poco.

Sin duda los análisis de Kurz suponen una contribución crucial para la teoría crítica contemporánea; su reapropiación de las categorías marxianas para elaborar una crítica de la economía política a la altura del presente supone quizá la mejor elaboración teórica de las contradicciones del capitalismo y sus devastadoras consecuencias, que hoy se manifiestan de forma dramática. Pero, si se confirman sus pronósticos, conforme el sistema de valoración se vaya resquebrajando sin alternativa posible, la crítica guiada por un interés emancipatorio tendrá que ir más allá del mero análisis de la inmanencia capitalista. Analizar las nuevas formas de mediación social –marcadas cada vez más por la violencia– y dar con formas de praxis que permitan poner diques a una nueva barbarie emergente en el proceso de desintegración del capitalismo podrían convertirse entonces en las tareas prioritarias. Porque si nos contentamos con el diagnóstico de la ruina de la sociedad capitalista podríamos, sencillamente, quedar sepultados por ella.
Notas
1. Así lo ha subrayado también Anselm Jappe (cfr. Jappe, A., Kurz, R. y Ortlieb, C. P., El absurdo mercado de los hombres sin cualidades, Pepitas de calabaza, Logroño, 2009, p. 9 y Jappe, A., Crédito a muerte, Pepitas de calabaza, Logroño, 2011, p. 7).
2. Cabría señalar las obras de Hans-Georg Backhaus y Helmut Reichelt desde finales de los sesenta, pero también la tardía recepción de los trabajos de Alfred Sohn-Rethel en la década de 1970. Para una perspectiva de conjunto, cfr. Elbe, I., Marx im Westen. Die neue Marx-Lektüre in der Bundesrepublik seit 1965, Akademie Verlag, Berlín, 2010.
3. Kurz distingue dos niveles de discurso en Marx, uno exotérico y uno esotérico, y su distinción se corresponde grosso modo con la diferenciación de Postone entre el Marx “maduro” y el “juvenil”. Ambos se distancian del Marx más conocido y optimista: el disidente del liberalismo político cuya crítica el capitalismo de la burguesía ascendente se articula desde la confianza en el crecimiento de las fuerzas productivas como vía hacia la emancipación. Frente a este Marx exotérico, que cabría tipificar en el Manifiesto comunista, ambos optan por el Marx “esotérico”, más exigente a nivel teórico, que aspira a comprender la lógica específica del capitalismo y apunta a la superación de su marco categorial; su rastro puede seguirse en los Grundrisse y El capital (Cfr. Kurz, R.: Marx Lesen! Die wichtigsten Texte von Karl Marx für das 21. Jahrhundert, Eichborn, Frankfurt a. M., 2010 [1ª ed. 2000], p. 23 ss.).
4. En este sentido, los postulados del marxismo tradicional podrían sintetizarse en un pasaje de El talón de hierro de Jack London, cuando el protagonista Ernesto Everhard proclama: «En lugar de destruir esas máquinas maravillosas, asumamos su dirección. Aprovechémonos de su buen rendimiento y su bajo precio. Desposeamos a sus propietarios actuales y hagámoslas caminar nosotros mismos. Eso, señores, es el socialismo, una corporación más económica que todas las que han existido hasta ahora en nuestro planeta. El socialismo continúa la evolución en línea recta» (London, J., El talón de hierro, trad. de M. Ruipérez, Hiru, Hondarribia, 2003, p. 125).
5. Esto también valdría para los intentos de redefinir el discurso de clase en términos de “multitud” (cfr. Kurz, R.: Die Welt als Wille und Design, Tiamat, Berlín, 1999, 70 ss.).
6. Postone, M., Time, Labor and Social Domination, Cambridge University Press, Nueva York y Cambridge, 1993 (trad. española de M. Serrano: Tiempo trabajo y dominación social, Marcial Pons, Barcelona, 2006).
7. Cfr. http://mhh.domainepublic.net/CONVOCATORIAS/seminariopostone.html (última consulta: 1 de abril de 2013).
8. Postone, M., «Repensar la teoría crítica del capitalismo », Nuestra bandera: revista de debate político, nº 231, 2012, págs. 107-113. Además de Tiempo, trabajo y dominación social, la publicación más destacable en castellano es la recopilación Marx reloaded. Repensar la teoría crítica del capitalismo, Traficantes de Sueños, Madrid, 2007, así como Postone, M., «Repensando a Marx (en un mundo post-marxista)», en VV. AA, Lo que el trabajo esconde, Traficantes de Sueños, Madrid, pp. 249-283. Recientemente se ha publicado una extensa entrevista en la revista Constelaciones: López, S.: «Para una teoría crítica del presente: en conversación con Moishe Postone sobre las nuevas lecturas de Marx, la crisis y el antisemitismo», Constelaciones. Revista de Teoría Crítica, nº 4, 2012, pp. 376-403. Otras publicaciones relevantes son: Postone, M., History and Heteronomy. Critical Essays, UTCP, Tokio, 2009; Deutschland, die Linke und der Holocaust – Politische Interventionen, Ca Ira, Friburgo, 2005; Marx est-il devenu muet: Face à la mondialisation?, Les éditions de l’Aube, París, 2003 o Catastrophe and Meaning: The Holocaust and the Twentieth Century, coeditado con Eric L. Santner, University of Chicago Press, 2003.
9. Existen tres aspectos generales de la trayectoria de Postone que merece la pena destacar: en primer lugar, su diálogo con la tradición de la teoría crítica de la sociedad, sus fuentes (Lukács) y sus representantes más vinculados con el Institut für Sozialforschung(IfS) de Frankfurt, Ginebra, París, Nueva York y California: Horkheimer, Adorno, Pollock, etc. No es habitual que la marxología amplíe sus dominios hacia posiciones próximas a la crítica de la forma-mercancía como modo de racionalidad específicamente occidental, tantas veces “reducidas” a mera prolongación occidental de la tradición marxista (Perry Anderson). Asimismo, Postone ha entablado relaciones teóricas con autores posteriores desvinculados de la tradición de la Teoría Crítica con mayúsculas, pero relevantes a efectos de la teoría del capitalismo contemporáneo: Daniel Bell, Ernest Mandel o Jacques Derrida, entre otros. En segundo lugar, cabe destacar la genuina insistencia de Postone en el carácter dúplice de toda teoría social del capitalismo que quiera presentarse como sostenible: autorreflexividad (consideración crítica de las categorías del análisis como insertas en la dinámica del objeto de la actividad crítica, es decir, que debe tratarse de una teoría cuyas categorías críticas sean inseparables del «análisis sociohistórico del fenómeno empírico al cual se refiere su crítica»), e inmanencia(prevención de la tentación de ubicar el punto de vista de la crítica más allá de la sociedad y de la historia, esto es, en alguna clase de posición impermeable, pura, bien política bien epistémicamente, independiente de las fluctuaciones históricas del crítico, de sus objetos y de sus categorías).
10. Cfr. Postone, M., «La deconstrucción como crítica social: lo que Derrida piensa sobre Marx y el Nuevo Orden Mundial», en Marx reloaded, cit., p. 69. Al tratar las categorías del Marx maduro como categorías de tipos estructurados de prácticas, Postone aspira a hallar en la obra de Marx una teoría del capitalismo en la que confluyan tres tipos de análisis tradicionalmente separados: (a) una teoría crítica de la sociedad y de sus relaciones básicas (valor y trabajo), (b) una teoría de la subjetividad social y de su génesis, y (c) una teoría de las transformaciones históricas del capitalismo (o lo que es igual, una teoría no transhistórica de la historia, una teoría dinámica del capitalismo cuyo grado de abstracción no dependa de ninguna fase específica del capitalismo, ni de la liberal ni de la post-liberal), todo ello con vistas a la superación de las estructuras de dominación social abstracta que, tanto en la época de Marx como en la nuestra, constituyen el orden social establecido. Para una visión política de este proyecto puede verse la entrevista de Eduardo Actis y Alberto Riesco con Postone en Diagonal (04/02/2013).
11. Cfr. Federici, S., Calibán y la bruja. Mujeres, cuerpo y acumulación originaria, Traficantes de Sueños, Madrid, 2011, p. 90.
12. Postone, M., Tiempo, trabajo y dominación social. Una reinterpretación de la teoría crítica de Marx, cit., p. En adelante, TTDS.
13. Postone, M., «La deconstrucción como crítica social: lo que Derrida piensa sobre Marx y el Nuevo Orden Mundial», en Marx reloaded, cit., p. 61.
14. Postone, M., TTDS, p. 59.
15. Postone, M., «Transformaciones históricas contemporáneas: más allá de la teoría postindustrial de Daniel Bell y el Neomarxismo de Ernest Mandel», en Marx reloaded, cit., pp. 180-181.
16. García López, J., «Una introducción a Tiempo, trabajo y dominación social», en TTDS, p. 17.
17. Kurz, R., Der Kollaps der Modernisierung, Eichborn, Frankfurt a. M., 1991.
18. Cfr. http://www.krisis.org/ Otros autores del grupo serían Anselm Jappe, Peter Klein, Ernst Lohoff, Roswitha Scholz, Johanna Stallmann, Norbert Trenkle, Udo Winkel y muchos más. Entre los textos colectivos del Grupo Krisis, destaca el Manifiesto contra el trabajo (traducido por M. M. Fernández y publicado por la editorial Virus, Barcelona, 2002), en cuya redacción Kurz estuvo implicado de forma determinante.
19. En España, la recepción de esta corriente teórica ha llegado filtrada a través de Francia, y por ello su representante más conocido es Anselm Jappe, que sin embargo señala explícitamente que el «verdadero motor de la revolución teórica de la crítica del valor» es sin duda Robert Kurz (cfr. Jappe, A., Crédito a muerte, cit., p. 8). En español, en el volumen El absurdo mercado de los hombres sin cualidades (cit.) se han publicado dos textos de Kurz: “Los intelectuales después de la lucha de clases” (pp. 41-63) y “Luces de progreso (pp. 83-94).
20. Cfr. Scholz, R., Das Geschlecht des Kapitalismus, Horlemann, Bad Honnef, 2000.
21. Kurz, R., «Der Kollaps der Modernisierung, 15 Jahre später»http://www.exit-online.org/textanz1.php?tabelle=schwerpunkte&index=16&posnr=154&backtext1=text1.php&PHPSESSID=a069805a489d7dba8b567eb7d216981c(última consulta: 5 de abril de 2013)
22. Kurz, R., Geld ohne Wert. Grundrisse zu einer Transformation der Kritik der politischen Ökonomie, Horlemann, Berlin, 2012, p. 8. Una selección de los ensayos de Kurz publicados entre 1992 y 2012 ha sido publicada recientemente: Kurz, R., Weltkrise und Ignoranz. Kapitalismus im Niedergang, Berlín, Tiamat, 2013.
23. En este sentido contamos con una valiosa selección de textos de Marx escogidos y comentados por el propio Kurz, que no en vano encabeza con un título programático: Leer a Marx. El volumen cuenta con una introducción sobre la relevancia de Marx en el siglo XXI, seguido por una serie de textos divididos en bloques temáticos que abarcan desde la crisis de la sociedad del trabajo hasta la concepción marxiana de la nación, el estado y el derecho, pasando por la tendencia histórica de las crisis, la globalización del capital o la financiarización (cfr. Kurz, R.: Marx Lesen!, cit.).
24. Kurz dirige esta crítica especialmente a los trabajos de la “nueva lectura de Marx” en torno a Michael Heinrich (cfr. Heinrich, M.: Die Wissenschaft vom Wert, VSA, Hamburgo, 1991 [reeditado en Westfällisches Dampfboot, Münster, 2011] y Crítica de la economía política, trad. de C. Ruiz Sanjuán, Escolar y Mayo, Madrid, 2008.)
25. Kurz, R., Geld ohne Wert, cit., p. 12.
26. Marx, K.: Einleitung zu den ‘Grundrisse der Kritik der politischen Ökonomie’, enMarx Engels Werke, vol. 42, Dietz, Berlín, 1983, p. 40 [trad. esp. de P. Scaron:Elementos fundamentales para la crítica de la economía política, Siglo XXI, México D. F., 2007, p. 27].
27. Kurz, R.: Blutige Vernunft. Essays zur emanzipatorischen Kritik der kapitalistischen Moderne und ihrer westlichen Werte, Horlemann, Bad Honnef, 2004, 153 ss.
28. Kurz, R.: Marx Lesen!, cit., p. 42.
29. Kurz, R., Schwarzbuch Kapitalismus, Eichborn, Frankfurt a. M., 2009 (1ª ed. 1999), p. 23.
30. Kurz, R., Das Weltkapital. Globalisierung und innere Schranken des warenproduzierenden Systems, Tiamat, Berlín, 2005.
31. Kurz, R., «Kapitalismus wiederholt sich nicht», Neues Deutschland, 12 de diciembre de 2011, h t t p : / / w w w . exit-online.org/link.php?tabelle=autoren&posnr=496(última consulta: 5 de abril de 2013).
32. Kurz, R.: Marx lesen!, cit., p. 279.
33. Kurz, R.: Geld ohne Wert, cit., p. 296.
34. Kurz, R., Marx Lesen!, cit., p. 355.
35. A este respecto, cfr. Jappe, A.: Crédito a muerte, cit., sobre todo p. 97 ss.
36. Cfr. Kurz, R., «Krise und Kritik», Exit!, nº 10, 2012, pp. 26-61.
37. Kurz, R.: Marx Lesen!, cit., p. 351.
38. Jappe, A., Crédito a muerte, cit., p. 48.
39. Kurz, R., Geld ohne Wert, cit., p. 411.
40. Jappe, A., Crédito a muerte, cit., p. 128.
Referencias bibliográficas
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Publicado originalmente en ISEGORÍA, Revista de Filosofía Moral y Política N° 50, Enero-Junio, 2014, Págs. 269-284




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Todo lo sólido se desvanece en el aire; todo lo sagrado es profano, y los hombres, al fin, se ven forzados a considerar serenamente sus condiciones de existencia y sus relaciones recíprocasKarl Marx

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Cest: Karl Marx y sus "Cuadernos de París" toman vida con ilustraciones de Maguma — El Periódico
Leopoldo Moscoso: 'Das Kapital': reloading... — Público
Laura "Xiwe" Santillan: La lucha mapuche, la autodeterminación y el marxismo — La Izquierda Diario
José de María Romero Barea: Hölderlin ha leído a Marx y no lo olvida — Revista de Letras
Ismaël Dupont: Marx et Engels: les vies extravagantes et chagrines des deux théoriciens du communisme! — Le Chiffon Rouge Morlai
Francisco Cabrillo: Cómo Marx cambió el curso de la historia — Expansión
El “Dragón Rojo”, en Manchester: Cierran el histórico pub donde Marx y Engels charlaban "entre copa y copa" — BigNews Tonight
Marc Sala: El capitalismo se come al bar donde Marx y Engels debatían sobre comunismo — El Español

— Notas sobre debates, entrevistas y eventos
Fabrizio Mejía Madrid: Conmemoran aniversario de la muerte de Lenin en Rusia — Proceso
Segundo Congreso Mundial sobre Marxismo tendrá lugar en Beijing — Xinhua
Debate entre Andrew Kliman & Fred Moseley — Tiempos Críticos
David McNally & Sue Ferguson: “Social Reproduction Beyond Intersectionality: An Interview” — Marxismo Crítico
Gustavo Hernández Sánchez: “Edward Palmer Thompson es un autor que sí supo dar un giro copernicano a los estudios marxistas” — Rebelión
Alberto Maldonado: Michael Heinrich en Bogotá: El Capital de Marx es el misil más terrible lanzado contra la burguesía — Palabras al Margen
Leonardo Cazes: En memoria de Itsván Mészáros — Rebelión (Publicada en O Globo)
Entrevista con István Mészáros realizada por la revista persa Naghd’ (Kritik), el 02-06-1998: “Para ir Más allá del Capital” — Marxismo Crítico
Rosa Nassif: “El Che no fue solo un hombre de acción sino un gran teórico marxista” Agencia de Informaciones Mercosur AIM
Entrevista a Juan Geymonat: Por un marxismo sin citas a Marx — Hemisferio Izquierdo
Juliana Gonçalves: "El Capital no es una biblia ni un libro de recetas", dice José Paulo Netto [Português ] — Brasil de Fato
Entrevista a Michael Heinrich: El Capital: una obra colosal “para desenmascarar un sistema completo de falsas percepciones” — Viento Sur
Alejandro Katz & Mariano Schuster: Marx ha vuelto: 150 años de El Capital. Entrevista a Horacio Tarcus — La Vanguardia
Salvador López Arnal: Entrevista a Gustavo Hernández Sánchez sobre "La tradición marxista y la encrucijada postmoderna" — Rebelión
Jorge L. Acanda: "Hace falta una lectura de Marx que hunda raíces en las fuentes originarias del pensamiento de Marx" — La Linea de Fuego

— Notas sobre Lenin y la Revolución de Octubre
Guillermo Almeyra: Qué fue la Revolución Rusa — La Jornada
Jorge Figueroa: Dos revoluciones que cambiaron el mundo y el arte — La Gaceta
Gilberto López y Rivas: La revolución socialista de 1917 y la cuestión nacional y colonial — La Jornada
Aldo Agosti: Repensar la Revolución Rusa — Memoria
Toni Negri: Lenin: Dalla teoria alla pratica — Euronomade
Entretien avec Tariq Ali: L’héritage de Vladimir Lénine — Contretemps
Andrea Catone: La Rivoluzione d’Ottobre e il Movimento Socialista Mondiale in una prospettiva storica — Marx XXI
Michael Löwy: De la Revolución de Octubre al Ecocomunismo del Siglo XXI — Herramienta
Serge Halimi: Il secolo di Lenin — Rifondazione Comunista
Víctor Arrogante: La Gran Revolución de octubre — El Plural
Luis Bilbao: El mundo a un siglo de la Revolución de Octubre — Rebelión
Samir Amin: La Revolución de Octubre cien años después — El Viejo Topo
Luis Fernando Valdés-López: Revolución rusa, 100 años después — Portaluz
Ester Kandel: El centenario de la Revolución de octubre — Kaos en la Red
Daniel Gaido: Come fare la rivoluzione senza prendere il potere...a luglio — PalermoGrad
Eugenio del Río: Repensando la experiencia soviética — Ctxt
Pablo Stancanelli: Presentación el Atlas de la Revolución rusa - Pan, paz, tierra... libertad — Le Monde Diplomatique
Gabriel Quirici: La Revolución Rusa desafió a la izquierda, al marxismo y al capitalismo [Audio] — Del Sol

— Notas sobre la película “El joven Karl Marx”, del cineasta haitiano Raoul Peck
Eduardo Mackenzie:"Le jeune Karl Marx ", le film le plus récent du réalisateur Raoul Peck vient de sortir en France — Dreuz
Minou Petrovski: Pourquoi Raoul Peck, cinéaste haïtien, s’intéresse-t-il à la jeunesse de Karl Marx en 2017? — HuffPost
Antônio Lima Jûnior: [Resenha] O jovem Karl Marx – Raoul Peck (2017) — Fundaçâo Dinarco Reis
La película "El joven Karl Marx" llegará a los cines en el 2017 — Amistad Hispano-Soviética
Boris Lefebvre: "Le jeune Karl Marx": de la rencontre avec Engels au Manifeste — Révolution Pernamente

— Notas sobre el maestro István Mészáros, recientemente fallecido
Matteo Bifone: Oltre Il Capitale. Verso una teoria della transizione, a cura di R. Mapelli — Materialismo Storico
Gabriel Vargas Lozano, Hillel Ticktin: István Mészáros: pensar la alienación y la crisis del capitalismo — SinPermiso
Carmen Bohórquez: István Mészáros, ahora y siempre — Red 58
István Mészáros: Reflexiones sobre la Nueva Internacional — Rebelión
Ricardo Antunes: Sobre "Más allá del capital", de István Mészáros — Herramienta
Francisco Farina: Hasta la Victoria: István Mészáros — Marcha
István Mészáros in memoriam : Capitalism and Ecological Destruction — Climate & Capitalism.us