21/9/13

Marx sobre trabajo potenciado

Karl Marx ✆ Solveig Wiig
Rolando Astarita  |  La nota sobre Mandel  y la plusvalía extraordinaria [Publicada en Ñángara Marx] ha provocado muchas críticas, en particular a la noción de trabajo potenciado. Algunas ya las he respondido (véase aquí) [Publicada también en Ñángara Marx] y otras las iré tratando en los próximos días. En esta nota intento aportar elementos para el estudio del concepto en la obra de Marx. Empiezo recordando la noción tal como se presenta en El Capital, para luego ampliarla con textos que permanecieron en borrador.

Trabajo potenciado en El Capital

El capítulo X del tomo 1 de El Capital constituye el texto clave en que Marx explica cómo se generan las plusvalías extraordinarias, de las que deriva la plusvalía relativa. En el mismo Marx define al trabajo potenciado como aquel trabajo que se aplica con una tecnología superior a la imperante en la rama. Escribe:
“El trabajo cuya fuerza productiva es excepcional opera como trabajo potenciado, esto es, en lapsos iguales genera valores superiores a los que produce el trabajo social medio del mismo tipo” (1999, pp. 386-7). De manera que lo que permite generar más valor por unidad de tiempo es su carácter “excepcional”, la diferencia que media entre la tecnología avanzada y la promedio. Por eso, mientras dura la diferencia, el “valor individual” del producto es menor que el valor social. Pero dado que “el valor real de la mercancía… no es su valor individual, sino su valor social”, el capitalista puede vender por encima de su valor individual, y realiza así una plusvalía extra. Por eso, dice
Marx, la expresión dineraria del valor del producto de la jornada laboral en la empresa avanzada tecnológicamente “es más elevada que la del trabajo social medio de la misma índole” (p. 386). Por eso también, más abajo agrega: “… aquel plusvalor extraordinario desaparece no bien se generaliza el nuevo modo de producción y se extingue con ello la diferencia entre el valor individual de la mercancía producida a más bajo costo y su valor social” (p. 387).
Aclaremos que esta plusvalía extraordinaria (y ganancia extraordinaria), derivada del cambio tecnológico, debe distinguirse de la que surge cuando, por coyunturas extraordinarias las mercancías producidas bajo las peores condiciones regulan el mercado en una rama; por ejemplo, cuando la demanda supera a la oferta en esa rama. En esos casos, las empresas con tecnología media obtendrán una tasa de ganancia por encima del promedio (véase el capítulo X t. 3 de El Capital). Pero no es éste el mecanismo contemplado en el análisis del cambio tecnológico y la plusvalía extraordinaria, que están en la base de la plusvalía relativa, discutida por Marx en el capítulo X del tomo 1.

Manuscritos sobre capital y tecnología

Presento ahora una serie de pasajes tomados de Capital y tecnología. Manuscritos inéditos (1861-1863), de Marx, en los que abunda sobre la generación de plusvalía extraordinaria.

Refiriéndose a la introducción de la maquinaria avanzada por parte de un capitalista individual, escribe:
“Con la introducción de la maquinaria nueva, mientras la masa de la producción siga basándose todavía en los viejos medios de producción, el capitalista puede vender la mercancía por debajo de su valor individual, vale decir, por encima del tiempo de trabajo que requiere para su fabricación en el nuevo proceso de producción. Aquí parece, pues, que el plusvalor proviene de la venta, del hacer pagar más caro a los demás poseedores de mercancías, de la elevación del precio de la mercancía por encima de su valor, no de la disminución del tiempo de trabajo necesario y de la prolongación del tiempo de plustrabajo. Pero ésta es sólo la apariencia. Mediante la excepcional fuerza productiva que el trabajo obtiene aquí a diferencia del trabajo medio en el mismo ramo de actividad, se convierte, en relación a éste, en trabajo superior, de modo que, por ejemplo, una hora laboral suya es igual a 5/4 de una hora laboral de trabajo medio, a trabajo simple a una potencia superior. Un número menor de horas de trabajo resulta igual a un número mayor de horas del trabajo medio. Lo paga como trabajo medio y lo vende por lo que es, trabajo superior, una determinada cantidad del cual es igual a una mayor cantidad de trabajo medio. (…). Así pues, (el trabajador) trabaja de hecho un tiempo de trabajo menor -respecto del trabajador medio- para producir el equivalente de su salario… .Da, por consiguiente, al capitalista un número mayor de horas de trabajo como plustrabajo y este plustrabajo relativo es el único que le proporciona a este último, en la venta, el excedente del precio de la mercancía sobre su valor” (pp. 38-9).
Unas pocas páginas más adelante, Marx ilustra el tema con el caso del tejedor mecánico y manual:
“Si dos horas de trabajo del tejedor a mano son, después de la introducción del telar mecánico, iguales a únicamente una hora de trabajo socialmente necesario, entonces una hora de trabajo del tejedor con telar mecánico, antes de que el telar mecánico se haya introducido en la generalidad de este género de tejeduría, es mayor que la hora de trabajo necesario. Su producto tiene un valor superior al de una hora de trabajo. Es como si se tratara de trabajo simple con una potencia superior. Esto, en la medida en que el capitalista que usa el telar mecánico vende cierto producto de una hora de trabajo por debajo del nivel de la antigua hora laboral, por debajo de su anterior valor socialmente necesario, pero por encima de su valor individual, es decir, por encima del tiempo de trabajo que empleó para su fabricación con el auxilio del telar mecánico. (…) Esta reducción del tiempo de trabajo necesario es naturalmente temporal y desaparece apenas la introducción general de maquinaria en este ramo haya reducido el valor de la mercancía al tiempo de trabajo contenido en la misma” (pp. 50-1).
Todavía más adelante: 
“El capitalista, que es el primero en introducir las máquinas en una sola rama de la producción, produce mercancía en un tiempo de trabajo menor que el generalmente necesario. El valor individual de su mercancía es, por lo tanto, inferior a su valor social. En consecuencia, mientras la producción a máquina de este ramo de la producción no sea la dominante en todas partes, el capitalista puede vender esta mercancía a un precio mayor de su valor individual, aunque él la venda a un precio inferior a su valor social. El trabajo de sus trabajadores deviene trabajo superior, trabajo a un nivel más alto que la media, y el producto del trabajo tiene, por eso, un valor más alto. En consecuencia, un número menor de obreros produce de hecho para el capitalista que introduce las máquinas, un plusvalor más alto que el producido antes por un número mayor de obreros” (p. 148).
En conclusión, la noción de trabajo potenciado está en el centro de la explicación de Marx de las plusvalías extraordinarias, que derivan del cambio tecnológico. No se trata solo del capítulo X del tomo 1 de El Capital (corregido por Marx para cuatro ediciones en alemán, además de la francesa). Los textos que se conservan de los borradores, van todos en el mismo sentido. Puede verse que en ningún momento se postula que esa plusvalía provenga de transferencias de plusvalía de los productores atrasados, como pretende una parte importante de los marxistas. Por supuesto, en la generación de la plusvalía extraordinaria tampoco intervienen mecanismos políticos, como sostiene algún crítico. El mecanismo por el que se crean las plusvalías extraordinarias es muy sencillo de captar una vez que se entiende que el valor (y por ende, el plusvalor) es una relación social.

Textos citados

Marx, K. (1999): El Capital, México, Siglo XXI.
Marx, K. (1980): Capital y tecnología. Manuscritos inéditos (1861-1863), México, Terra Nova