Antonio Labriola ✆ A.d. |
◆ El marxista
italiano Antonio Labriola realizó aportes teóricos muy importantes para la
comprensión de la dialéctica y el marxismo. En estas líneas, algunos apuntes
sobre sus ideas
Juan Dal Maso
Luego de la introducción realizada en el
primer artículo de esta serie, deberíamos avanzar en explicar en términos
generales qué es la dialéctica. Podríamos decir que es un modo de pensar que en
lugar de considerar la realidad y los conceptos como fijos e inmutables, los
considera sujetos a un proceso de cambio. Si este proceso de cambio quisiéramos resumirlo en formas
totalmente abstractas podríamos indicar las famosas "leyes" de la
dialéctica, que serían como formas puramente lógicas del movimiento (la
expresión es de Marx): la unidad de los contrarios (que propone una relación
intrínseca entre elementos a primera vista contradictorios), la transformación
de la cantidad en calidad (que explica que la acumulación de cambios
cuantitativos genera un cambio cualitativo) la negación de la negación (que
explica el proceso de determinaciones de un objeto a través de un peculiar modo
de superación de las contradicciones, donde lo superado se considera un momento
necesario y no un "error"). Fin de la historia.
Pero no es tan sencillo. Sucede que definir la dialéctica
como un conjunto de criterios externos a sus contenidos es algo que la propia
dialéctica cuestionaría. El marxista checo Karel Kosik decía que la dialéctica
trata de la "cosa misma", pero se aproxima a ella dando un rodeo. Un
rodeo similar hay que hacer para hablar de la dialéctica, empezando por
comprender sus orígenes históricos.
De todas maneras, para poder hacer este recorrido es
necesario tener algunas definiciones provisionales.
La dialéctica no nace con el marxismo, ni con Hegel. Hay
distintas variantes de pensamiento dialéctico en toda la historia de la
filosofía anterior a Hegel y Marx. Hay variantes de pensamiento dialéctico en
el pensamiento occidental y oriental. Como el tema es tan amplio que resultaría
imposible de tratar en un artículo o serie de artículos, nos limitaremos a
considerar una primera definición general de la dialéctica marxista para luego,
en próximas entregas, ir destacando algunos aspectos específicos, teóricos e
históricos.
En segundo lugar entonces, intentaremos resumir una idea de
lo que es la dialéctica marxista a partir de los aportes de Antonio Labriola.
Antonio Labriola (1843-1904) fue el primer marxista
italiano. Heredero de la tradición filosófica del intelectual hegeliano
Bertrando Spaventa, hizo un recorrido filosófico similar al que unas décadas
antes habían realizado Marx y Engels en Alemania. Se acercó de Hegel a
Feuerbach y por esa vía al socialismo y el marxismo. Intercambió cartas con
Engels y fue el autor de destacados ensayos sobre la concepción materialista de
la historia. Labriola dio una pelea ideológica muy fuerte contra aquellas
variantes del socialismo italiano que proponían entender el marxismo como una
variante del evolucionismo positivista, es decir que buscaban explicar la
sociedad en base a un “darwinismo” mal entendido, sin comprender la crítica del
marxismo a las relaciones sociales capitalistas ni su método de comprensión de
la historia.
Labriola destacaba en este contexto la importancia de la
independencia del materialismo histórico respecto de las distintas teorías
burguesas, así como la idea del marxismo como una filosofía de la praxis
"inmanente a las cosas sobre las que se filosofa." y definía el
comunismo de Marx y Engels como un "comunismo crítico" contra las
interpretaciones cientificistas, a las que hacíamos referencia. Sus ensayos
sobre la concepción materialista de la historia terminaron de ganar a Trotsky
para el marxismo durante una de sus temporadas en la cárcel zarista y fueron
también punto de referencia para las reflexiones de Antonio Gramsci en otras
cárceles, las del fascismo.
Fue el propio Labriola quien propuso comprender la
dialéctica marxista como un "método genético". Es decir un método que
busca explicar su objeto de estudio, en este caso la sociedad capitalista, a
partir de las condiciones históricas concretas que le dieron origen, tanto como
de la “dilucidación de su proceso”, es decir la explicación del proceso
histórico objetivo en atención a los intereses materiales derivados de la
compleijzación de la vida en sociedad, más allá de las formas en que el género
humano (incluidos los historiadores) se lo representaron.
Este método genético tenía para Labriola dos momentos. Un
primer momento de “análisis y reducción” es decir de descomposición de los
distintos aspectos de la realidad histórica, en el que se podían tomar como
objeto de análisis planos específicos como la economía, las formas de
representación ideológica o religiosa predominantes en un período histórico,
las instituciones políticas, etc., para comprender cada uno en su singularidad;
y un segundo momento de “mediación y composición” es decir de reconstrucción de
las relaciones entre los distintos elementos antes seccionados por el análisis
para comprender la realidad histórica en su carácter unitario.
Precisamente la idea de “mediación” es una de las claves del
pensamiento dialéctico. La mediación expresa en el análisis concreto aquellos
movimientos que las formas puramente lógicas abstractas popularizadas como
“leyes de la dialéctica” presentan como leyes generales. Desde el punto de
vista de la teoría, la “mediación” consiste en establecer relaciones de
interdependencia de distintos aspectos de la realidad, así como reconocer las
formas específicas del proceso de desarrollo de los objetos investigados.
Por este motivo, el marxismo se caracteriza por la
construcción de dialécticas concretas que explican relaciones sociales a través
de conceptos específicos, que por un lado superan el carácter abstracto de las
“leyes” mencionadas más arriba, aunque por otro, si le quitáramos sus
determinaciones específicas, terminarían coincidiendo con estas. Podemos tomar
como ejemplos la idea de la lucha de clases como motor de la historia, la
contradicción entre el desarrollo de las fuerzas productivas y las relaciones
de producción como origen de una época de revolución social, la teoría del
desarrollo desigual y combinado como explicación del desarrollo histórico de
los países rezagados, por nombrar aquellas más generales. Todas estas teorías
tienen una base dialéctica, es decir suponen una lógica de desarrollo basada en
contradicciones, en saltos cualitativos y en la conformación de nuevas
estructuras que contienen aquellos elementos que sobrevivieron al cambio
revolucionario.
El proceso social, político e intelectual a través del cual
Marx construyó su propia interpretación de la dialéctica es extremadamente
complejo por varios motivos, pero sobre todo porque su relación con la
filosofía de Hegel (que presentaba su filosofía como el punto más alto de toda
dialéctica y toda filosofía) es también una relación dialéctica, de ruptura y
reapropiación. De crítica y reformulación de sus aportes, no sólo desde el
punto de vista de un método abstracto de análisis sino también desde el rescate
de ciertas intuiciones de Hegel que le sirvieron a Marx para reelaborar la
propia tradición materialista. Y lo que Marx “usa” de Hegel varía según los
distintos momentos de su propia elaboración teórica.
Será tema de un próximo artículo.
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