5/2/16

La concepción objetiva materialista dialéctica del valor en Marx — Exposición y defensa rigurosa de la teoría del valor

Karl Marx ✆ Josh Siegel 
David Coble Sarro   |   Vamos a hacer el ensayo de interpretar correctamente la doctrina marxista del valor y del capital como proyección de esta; la única posible y correcta será la que venga dada de un modo sistemático (interpretación sistemática). Esto es así desde que la interpretación de toda doctrina en el ámbito de la filosofía, ha de consistir en un reconocimiento de la doctrina básica del autor. Esta será, o bien, una doctrina general de la realidad donde se dice qué sea esta y cuáles son los distintos tipos de realidades y sus relaciones; o bien, una teoría del conocimiento y/o psicológica, que conducirá a una ontología (teoría del ser). Esta doctrina estará constituida por conceptos primitivos y fundamentales así como por principios sistemáticos, en donde se establecen las relaciones conceptuales fundamentales del sistema y se funda un espacio teórico, ya predefinido y configurado en ellos y que espera ser implementado. Así, es claro y patente que toda interpretación de una doctrina que no sea la fundamental ha de ser un reconocimiento de tal como proyección (aplicación) de la teoría fundamental, es decir, como la aplicación o uso en concreto de los conceptos y principios sistemáticos. De modo que tales conceptos y principios sistemáticos den la pauta de los conceptos y principios de un sistema parcial (subsistema), y desde estos de todo el desarrollo de tal subsistema. 

Así, es claro, que una interpretación correcta es la que primero reconoce los fundamentos sistemáticos y luego el modo en que estos se implementan o concretan en cada área particular; o, lo que es lo mismo, será aquella en la que se persigan esos fundamentos hasta las aplicaciones más remotas. Aquí se buscará este reconocimiento por medio de una investigación y crítica conceptual (y semántica) sobre las fuentes primarias: reconstrucción-crítica conceptual. Los conceptos fundamentales serán explicitados en su condición de fundamentos y modo de aplicación, utilizando las expresiones oportunas las veces que lo requiriese el propósito de tal elucidación y muy a pesar de resultar pesados en la exposición.

Una tal investigación y explicitación no puede resultar pesada sino a título de placer literario, pero no es este el fin que se persigue en el reconocimiento de los fundamentos sistemáticos y en general de la posición y función exacta que tiene cada concepto, cada problema y cada afirmación (solución) en el sistema (totalidad teórica cerrada desde sus fundamentos y principios, pero abierta respecto a su proyección o concreción -implementación-). No es una exposición ni interpretación satisfactoria, ni en rigor interpretación alguna, aquella que después de afirmar pomposamente los fundamentos sistemáticos, considera todo aquello que se deriva y depende de ellos como si no existiese tal dependencia y origen, al no explicitar con claridad el modo como los fundamentos son concretados. Esto suele traducirse en una quiebra en el reconocimiento del grado de abstracción inherente a los conceptos, y por ende, en una falta de reconocimiento de las relaciones conceptuales sistemáticas reales, tal como han sido definidas desde conceptos precisos. Se quiebra el espacio de abstracción que ofrece el autor al no reconocerse los fundamentos sistemáticos, o bien, y lo que es casi tan catastrófico para el reconocimiento real de un sistema (reconstrucción sistemática), no se percibe y expone la deuda y papel de los fundamentos sobre conceptos y teorías derivadas (secundarias). Así no se puede remontar el  curso de construcción sistemática 4, ya porque no se reconocen los fundamentos en absoluto, o bien por ser reconocidos en inicio, pero no en su proyección.

En nuestro caso vamos a reconocer el Materialismo Dialéctico como la doctrina fundamental del sistema de pensamiento y concepción de la realidad en Marx, y reconstruir su implementación en la doctrina económica, y en particular en la doctrina de la economía burguesa, y de la economía capitalista; estas doctrinas cobran su verdadero sentido en el marco teórico general del materialismo dialéctico, de la que son una proyección o aplicación en concreto (concreción). Esta doctrina general, doctrina filosófica ontológica y metafísica (en cuanto define la realidad -el ser- en su carácter general y propiedades fundamentales) define ya desde sus conceptos y principios un espacio teórico, que ha de ser reconocido primero en cuanto tal en su generalidad, precisamente como marco teórico-doctrinal instituido y definido en su esencia por los principios sistemático-ontológicos; este mismo espacio es un proyecto, algo adelantado en su esencia y alcance (en cuanto se dice lo que es el ser y lo que puede integrar la realidad), pero algo que debe ser implementado, esto es, desarrollado en concreto o concretado, en cada parte de la realidad (doctrina de la realidad orgánica, de la realidad inorgánica, de la sociedad humana, de la economía en general, de la economía social, de la economía burguesa, de la economía capitalista, etc; y ello en sus propiedades y leyes de existencia y cambio, por tanto también en sus interacciones y dependencias).

Por tanto, el materialismo dialéctico es el proyecto a implementar, es el proyecto doctrinal fundamental general, en el que se ha de situar como concreción la doctrina de la realidad económica, así como la de cualquier parte de la realidad, y dentro de esta la de la realidad económica burguesa y capitalista. El materialismo dialéctico es la doctrina del ser en la que se fija el carácter esencial del ser como algo objetivo (que es objeto para otro y tiene objetos) y como materia; en este se postula la materia como substrato de toda realidad objetiva que no sea ella misma; así, un sistema donde lo observado en general se explica desde algo teórico (no observado), o sea, la materia-substrato universal, y las diversas e infinitas manifestaciones no observadas, como explicación de lo observado (factum a explicar); por tanto, una doctrina donde se representa la realidad en su conjunto, con sus infinitas instancias y sus relaciones. La teoría del valor es un proyecto teórico fundamental -como dice Ruiz Sanjuán-, pero respecto a la doctrina de la economía burguesa, o sea, respecto a la representación de la realidad económica burguesa; una doctrina de esta realidad -no meramente de sociedad burguesa avanza-, donde la teoría del valor es la teoría fundamental.5 Una doctrina o representación de la realidad, o de parte de la realidad, es teórica en el sentido de que consta de una parte teórica junto a una parte no teórica (factum o punto de partida a explicar).

Aquí vamos a ver cómo la doctrina fundamental en sentido general, la del ser, desde el concepto de materia y de realidad objetiva (así como conceptos afines y dependiente de estos, como los de propiedad -atributos, y relaciones- y ley, es aplicada -aún de modo implícito- a la doctrina de la economía burguesa, y cómo desde el materialismo dialéctico se introduce la teoría del valor (como parte teórica de la realidad-economía burguesa, que explica la parte observada). De modo que el valor en sus dos tipos fundamentales de manifestación -valor de uso y valor de cambio- podrá ser definido como realidad objetiva material o realidad objetiva secundaria en cuanto expresión de la realidad objetiva primaria - cabría decir- o materia. Y desde aquí podrá reconocerse la distinción entre valor de uso y valor de cambio en su auténtico sentido -sentido sistemático y único posible- 6 ; o sea, podrá apreciarse la condición de realidades objetivas (materiales) de tales reconociéndose su base y fuente en otras realidades objetivas, precisamente en cuanto interaccionan. Valor de uso y valor de cambio serán realidades objetivas por cuanto constituyen propiedades de sistemas materiales (de la materia que se da siempre como un sistema o conjunto estructurado). El valor de cambio como realidad objetiva-propiedad tendrá su base -como veremos- en el valor de uso (en la utilidad) de la que será una forma, y más concretamente su forma social (propiedad formal social); pues para Marx es el tiempo de trabajo socialmente necesario lo que constituye el valor de cambio, es la fuente y substancia del valor de cambio (realidad objetiva subyacente que lo soporta y de donde deriva), precisamente en cuanto el factum del valor de cambio como valor igual (manifestado en el cambio y que hace posible el cambio), requiere de algo común en lo que se equiparen las mercancías (los valores de uso diferentes); y esto lleva a la necesidad de admitir una propiedad o realidad formal, lo único en que pueden igualarse: esta será el trabajo social o abstracto (común u homogéneo, trabajo indiferenciado).7 Veremos en qué sentido este carácter social pueda estar justificado y cual sea su peso en el sistema, o mejor, si es una consecuencia sistemática; para concluir que fortalece la doctrina del valor al hacerla aparecer en su nivel de abstracción propio, y así en su verdadero carácter y alcance.8

El resultado final será dilucidar sistemáticamente el valor de cambio (y el capital, con sus propiedades y leyes de existencia y cambio) como realidad objetiva que solo puede tener su fuente en realidades objetivas materiales, y en la materia misma, en sistemas materiales en cuanto interactúan; así en el valor de uso como propiedad de las mercancías (un cierto sistema material) y en la actividad productiva (trabajo o fuerza de trabajo en acción) que es la acción del sujeto humano (sistema humano) que interactúa con aquella materia-mercancía. El valor de uso debe ser la base del valor de cambio, y una condición objetiva de este; pues este sólo existe a condición de que la mercancía sea un valor de uso (satisfaga una necesidad), aunque el valor de uso sea abstraído en el momento del cambio. Veremos, por tanto, como Marx da una definición de realidad objetiva que recoge y subsume la de materia como realidad objetiva básica, y se equipara con el concepto de realidad material que comprendería tanto la materia (sistemas materiales) como las propiedades y leyes de estos. Y esto de un modo indirecto desde la evidencia en los textos de expresiones que permiten tal deducción interpretación, pues Marx no hace desarrollos explícitos de lo que sea la materia (del materialismo dialéctico), al contrario del concepto de realidad objetiva que sí es definido de modo explícito (en los Manuscritos). Con todo Marx adopta plenamente el materialismo dialéctico y lo aplica a la teoría del valor, como a toda teoría que sea una parte del sistema o totalidad de lo real que aquel define, y que por necesidad lo ha de implementar. Reconocer la doctrina de la realidad económica burguesa como implementación (desarrollo en concreto) del materialismo dialéctico, es captar su verdadero sentido, uno necesariamente sistemático (enraizado en un sistema general de representación); y solo así se captaría en sentido teórico del trabajo social (como substancia y fuente, y explicación, del factum-valor de cambio).9

Una doctrina representacional teórica de la realidad económica burguesa, como una de la realidad—totalidad del ser, ha de ser una en la que se represente esa realidad en su totalidad (como totalidad) al mismo tiempo que se represente cada parte de la misma, esto es, cada parcela de la misma (subdominio) y cada realidad-instancia (cada ser particular); como veremos la representación de la totalidad es la representación de la totalidad de las partes en su interacción e integración; la realidad como totalidad será la integración de todos lso seres objetivos, el conjunto infinito de estos en su interacción y evolución. La doctrina del ser define, pues, el todo al mismo tiempo que define las partes; el todo y las partes se definen uno en función del otro: en suma, no hay seres individuales al margen de su interacción y conexiones con otros; el ser aislado es una abstracción vacía de contenido, es un ser aparente, un no ser; precisamente, porque un ser aislado es un ser sin interacción.10

Por último, el punto de partida de la doctrina de la economía burguesa de Marx no sería la mercancía en oposición a Smith (que toma el trabajo), y a Ricardo (que toma el valor), sino, por imperativos conceptuales, la mercancía junto al valor de cambio y el trabajo.11

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Notas de esta parte introductoria
1. O sea, el espacio definido en abstracto por los fundamentos ha de ser mostrado en concreto como aplicación de tales fundamentos; y los conceptos primitivos ya fundan un espacio al tratarse de conceptos con un grado de abstracción que definen un espacio o extensión de entidades así como sus relaciones. El sistema queda definido en su extensión y estructura fundamental (en su límite y carácter) y ya solo queda aplicar tales fundamentos, o exponer las consecuencias de los mismos, lo que viene a ser un desarrollo interno e explicitación de las consecuencias de los principios sistemáticos (exponer lo que estos ya afirman para cada área y caso concreto).
2. Del mismo modo que el matemático extrae sus consecuencias y puede atribuir una propiedad, o expresa la relación entre dos conceptos, sin cuidarse del número de veces que haya de utilizar una expresión, pues el no hacerlo negaría su propósito.
3. Ya que es frecuente en las exposiciones no ver cómo los conceptos fundamentales sistemáticos están presentes y penetran los conceptos fundamentales de cada subsistema (por ejemplo, teoría de la sociedad), pues no se manejan las intensiones conceptuales de los conceptos fundamentales, esto es, las propiedades definitorias, de modo que pueda apreciarse el modo en que estás definen los conceptos derivados en su carácter esencial.
4. El que procede desde los fundamentos hasta su implementación, que no necesariamente coincide con el curso temporal expositivo del autor, ni así con la génesis material de los conceptos.
5. O sea, donde la doctrina del valor es la parte teórica que ha de explicar la parte observada (el factum a explicar), o sea, la parte de la realidad burguesa observada y a explicar; de modo que se obtenga una doctrina de la realidad en cuestión (la economía burguesa) en su totalidad, es decir, una representación constituida por la parte teórica junto a la parte no teórica-explicada. Por tanto, una llamamos 'doctrina' de una realidad a una representación de esta donde se vincula una parte observada (su parte observada) con una parte no observada o teórica; esto se aprecia con claridad en la doctrina de la economía burguesa, realidad donde hay un factum observado, las mercancías, el intercambio, el valor de cambio igual, y por otro lado la parte teórica de esta realidad que explicaría la primera, donde la teoría del valor es la parte fundamental. Así interpretaríamos la afirmación de Ruiz, podríamos reconocer el verdadero sentido de la exposición de Marx. Como se aprecia, adoptamos las distinciones epistemológicas de Mario Bunge, sobre lo que es la representación, lo que es una teoría, lo que es una doctrina, etc..., sin las cuales no obtendríamos una comprensión real.
6. Ya que como veremos sobre los textos Marx es coherente y mantiene la proyección de los fundamentos (materialismo dialéctico), que es un método y da un programa de investigación científica, precisamente por cuanto es una concepción o doctrina general de la realidad (precisamente lo que define el espacio teórico y así el programa, que como veremos no es más que el programa de la ciencia moderna y contemporánea que se va afianzando continuamente desde los nuevos descubrimientos científicos; confirmándose lo que Nicholas Recher -como Bunge, y Bachelard, entre otros autores no vinculados en principio al marxismo- llama una retroalimentación racional-.
7. Por tanto, como en Kant, Marx argumenta la introducción de una propiedad o realidad formal, desde la eliminación de la materia (propiedades físicas diversas) como algo en lo que puedan igualarse realidades diferentes.
8. Es decir, si hubiere un error de aplicación o reconocimiento de los propios supuestos (fundamentos) por Marx, lo que constituiría una falta de coherencia (quiebra del sistema como desvío) esto elucidaría el sistema mismo y su fortaleza. Y así no se tendría una quiebra del sistema, sino propiamente una desviación del mismo. Esto se verá.
9. Desde lo expuesto, debería ser claro que el objetivo general de Marx es el desarrollo en concreto, o implementación del sistema del materialismo dialéctico (teoría de la realidad como conjunto infinito de manifestaciones estructurales del la materia -substrato universal-, en constantes interacciones y evolución; o sea, totalidad material en devenir o histórica); mientras que la doctrina de la economía burguesa es un objetivo específico donde se concreta y específica el objetivo general, del que es una parte. Una doctrina de la economía burguesa, sería, en rigor, una implementación de una doctrina de la economía social (la transformación por un individuo aislado o no de otros con miras a conseguir los medios de subsistencia, cae dentro del concepto economía), y esta lo sería de una doctrina de la economía en general, que a su vez lo sería de una doctrina de la actividad humana. Y no es que, como dice Ruiz -cf. op. cit. p.137-, la crítica sea una «dimensión fundamental» a la doctrina de la economía burguesa (negando esta en su totalidad como ciencia) y a su teoría del valor, sino que es una dimensión propia de toda doctrina representacional, desde que pugna con otras, haciendo crisis sobre sus contenidos representativos (negando, o al menos cuestionando, que sean auténticas representaciones -pues no captarían lo real-). El materialismo marxista (objetivo-dialéctico) es ya una crítica de toda representación que no comparta sus principios (su visión y proyecto esencial), y la dimensión crítica es simplemente algo inherente; es, por tanto, claro, que el alcance de la crítica a la economía política niega esta como ciencia (totalidad representativa).
10. 10 Como vamos a ver enseguida, esta es la posición doctrina básica que permite tanto obtener una representación real de la economía burguesa (y hacer una crítica de sus consecuencias antihumanitarias), como criticar la economía política en su totalidad y esencia (como ciencia y representación aparente, fiasco representacional y científico); precisamente, desde que maneja conceptos (“categorías”) que no corresponden a seres objetivos, o sea, puras y malas abstracciones. La Economía Política, como el Idealismo hegeliano se mueve en puras abstracciones (y en un sistema de conexiones imaginarias de ellas, si es que lo hubiera).
11. Marx toma como factum a explicar la mercancía, que por ser tal conlleva o supone un valor de cambio (lo que la hace cambiable y mercancía), y un trabajo por la que ha sido producida; lo que ha de explicarse es la existencia de la mercancía y del valor desde un aspecto (propiedad o determinación) no observable del trabajo que es parte de lo dado (del factum); esta determinación será la forma del trabajo (trabajo social necesario), que lo será también del valor de uso.
Bibliografía
Aristóteles 1837: De República, Edit. I. Bekkeri, Oxonii.
Deville, Gabriel (2007): El capital (resumido por Gabriel Deville), Los Libros de la Frontera, Barcelona. –
Engels, F. Dialéctica de la naturaleza. Marxists Internet Archive (Preparada por JOJ), 2002, www.marxists.org/espanol.
Konstantinov, F. &c (1977): Fundamentos de filosofía marxista-leninista (Materialismo dialéctico), Editorial Progreso, Moscú.
Marx, K. (2001): Prólogo a la contribución a la crítica de la economía política, Marxists Internet Archive (Digitalización: Germán Zorba) www.marxists.org/espanol.
Marx, K. (1989): Contribución a la crítica de la economía política, Editorial Progreso, Moscú (Trad. Marat Kuznetsov).
Marx, K. (2008): 'Fragmento de la versión primitiva de la “contribución”, apéndice en: Contribución a la crítica de la economía política, Siglo XXI, México.
Marx, K. (1967): El Capital, Editorial Edaf, Madrid. - Ruiz Sanjuán, C. (2013): “La teoría marxiana del valor como crítica a las categorías de la economía política”, en Anales del Seminario de Historia de la Filosofía, Vol. 30 Núm. 1, pp. 137-155
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