Karl Marx ✆ Josh Siegel |
David Coble Sarro | Vamos a hacer el ensayo de interpretar
correctamente la doctrina marxista del valor y del capital como proyección de
esta; la única posible y correcta será la que venga dada de un modo sistemático
(interpretación sistemática). Esto es
así desde que la interpretación de toda doctrina en el ámbito de la filosofía,
ha de consistir en un reconocimiento de la doctrina básica del autor. Esta
será, o bien, una doctrina general de la realidad donde se dice qué sea esta y cuáles
son los distintos tipos de realidades y sus relaciones; o bien, una teoría del conocimiento
y/o psicológica, que conducirá a una ontología (teoría del ser). Esta doctrina estará
constituida por conceptos primitivos y fundamentales así como por principios sistemáticos,
en donde se establecen las relaciones conceptuales fundamentales del sistema y se
funda un espacio teórico, ya predefinido y configurado en ellos y que espera
ser implementado. Así, es claro y patente que toda interpretación de una
doctrina que no sea la fundamental ha de ser un reconocimiento de tal como
proyección (aplicación) de la teoría fundamental, es decir, como la aplicación
o uso en concreto de los conceptos y principios sistemáticos. De modo que tales
conceptos y principios sistemáticos den la pauta de los conceptos y principios
de un sistema parcial (subsistema), y desde estos de todo el desarrollo de tal
subsistema.
Así, es claro, que una interpretación correcta es la que primero reconoce los fundamentos sistemáticos y luego el modo en que estos se implementan o concretan en cada área particular; o, lo que es lo mismo, será aquella en la que se persigan esos fundamentos hasta las aplicaciones más remotas. Aquí se buscará este reconocimiento por medio de una investigación y crítica conceptual (y semántica) sobre las fuentes primarias: reconstrucción-crítica conceptual. Los conceptos fundamentales serán explicitados en su condición de fundamentos y modo de aplicación, utilizando las expresiones oportunas las veces que lo requiriese el propósito de tal elucidación y muy a pesar de resultar pesados en la exposición.
Una tal investigación y explicitación no puede resultar
pesada sino a título de placer literario, pero no es este el fin que se persigue
en el reconocimiento de los fundamentos sistemáticos y en general de la
posición y función exacta que tiene cada concepto, cada problema y cada
afirmación (solución) en el sistema (totalidad teórica cerrada desde sus fundamentos
y principios, pero abierta respecto a su proyección o concreción -implementación-).
No es una exposición ni interpretación satisfactoria, ni en rigor interpretación
alguna, aquella que después de afirmar pomposamente los fundamentos sistemáticos,
considera todo aquello que se deriva y depende de ellos como si no existiese
tal dependencia y origen, al no explicitar con claridad el modo como los
fundamentos son concretados. Esto suele traducirse en una quiebra en el
reconocimiento del grado de abstracción inherente a los conceptos, y por ende,
en una falta de reconocimiento de las relaciones conceptuales sistemáticas
reales, tal como han sido definidas desde conceptos precisos. Se quiebra el
espacio de abstracción que ofrece el autor al no reconocerse los fundamentos
sistemáticos, o bien, y lo que es casi tan catastrófico para el reconocimiento
real de un sistema (reconstrucción sistemática), no se percibe y expone la
deuda y papel de los fundamentos sobre conceptos y teorías derivadas
(secundarias). Así no se puede remontar el curso de construcción sistemática 4, ya porque
no se reconocen los fundamentos en absoluto, o bien por ser reconocidos en inicio, pero no en su proyección.
En nuestro caso vamos a reconocer el Materialismo Dialéctico como la doctrina fundamental del sistema de
pensamiento y concepción de la realidad en Marx, y reconstruir su
implementación en la doctrina económica, y en particular en la doctrina de la
economía burguesa, y de la economía capitalista; estas doctrinas cobran su
verdadero sentido en el marco teórico general del materialismo dialéctico, de
la que son una proyección o aplicación en concreto (concreción). Esta doctrina
general, doctrina filosófica ontológica y metafísica (en cuanto define la
realidad -el ser- en su carácter general y propiedades fundamentales) define ya
desde sus conceptos y principios un espacio teórico, que ha de ser reconocido
primero en cuanto tal en su generalidad, precisamente como marco teórico-doctrinal
instituido y definido en su esencia por los principios sistemático-ontológicos;
este mismo espacio es un proyecto, algo adelantado en su esencia y alcance (en
cuanto se dice lo que es el ser y lo que puede integrar la realidad), pero algo
que debe ser implementado, esto es, desarrollado en concreto o concretado, en
cada parte de la realidad (doctrina de la realidad orgánica, de la realidad
inorgánica, de la sociedad humana, de la economía en general, de la economía
social, de la economía burguesa, de la economía capitalista, etc; y ello en sus
propiedades y leyes de existencia y cambio, por tanto también en sus
interacciones y dependencias).
Por tanto, el materialismo dialéctico es el proyecto a
implementar, es el proyecto doctrinal fundamental general, en el que se ha de
situar como concreción la doctrina de la realidad económica, así como la de
cualquier parte de la realidad, y dentro de esta la de la realidad económica burguesa y capitalista. El materialismo dialéctico es la doctrina del ser en la que se fija el
carácter esencial del ser como algo objetivo (que es objeto para otro y tiene
objetos) y como materia; en este se postula la materia como substrato de toda realidad objetiva que no sea ella misma;
así, un sistema donde lo observado en general se explica desde algo teórico (no
observado), o sea, la materia-substrato universal, y las diversas e infinitas
manifestaciones no observadas, como explicación de lo observado (factum a explicar); por tanto, una
doctrina donde se representa la realidad en su conjunto, con sus infinitas
instancias y sus relaciones. La teoría del valor es un proyecto teórico
fundamental -como dice Ruiz Sanjuán-, pero respecto a la doctrina de la
economía burguesa, o sea, respecto a la representación de la realidad económica burguesa; una
doctrina de esta realidad -no meramente de sociedad burguesa avanza-, donde la
teoría del valor es la teoría fundamental.5 Una doctrina o representación de la
realidad, o de parte de la realidad, es teórica en el sentido de que consta de
una parte teórica junto a una parte no teórica (factum o punto de partida a explicar).
Aquí vamos a ver cómo la doctrina fundamental en sentido
general, la del ser, desde el concepto de materia y de realidad objetiva (así como conceptos afines y dependiente de
estos, como los de propiedad -atributos, y relaciones- y ley, es aplicada -aún
de modo implícito- a la doctrina de la economía burguesa, y cómo desde el
materialismo dialéctico se introduce la teoría del valor (como parte teórica de
la realidad-economía burguesa, que explica la parte observada). De modo que el
valor en sus dos tipos fundamentales de manifestación -valor de uso y valor de
cambio- podrá ser definido como realidad
objetiva material o realidad objetiva
secundaria en cuanto expresión de la realidad
objetiva primaria - cabría decir- o materia. Y desde aquí podrá reconocerse
la distinción entre valor de uso y valor
de cambio en su auténtico sentido -sentido sistemático y único posible- 6 ;
o sea, podrá apreciarse la condición de realidades objetivas (materiales) de
tales reconociéndose su base y fuente en otras realidades objetivas,
precisamente en cuanto interaccionan.
Valor de uso y valor de cambio serán realidades objetivas por cuanto
constituyen propiedades de sistemas materiales (de la materia que se da siempre
como un sistema o conjunto estructurado). El valor de cambio como realidad objetiva-propiedad tendrá su
base -como veremos- en el valor de uso (en la utilidad) de la que será una
forma, y más concretamente su forma social (propiedad formal social); pues para
Marx es el tiempo de trabajo socialmente
necesario lo que constituye el valor de cambio, es la fuente y substancia
del valor de cambio (realidad objetiva
subyacente que lo soporta y de donde deriva), precisamente en cuanto el factum del valor de cambio como valor
igual (manifestado en el cambio y que hace posible el cambio), requiere de algo
común en lo que se equiparen las mercancías (los valores de uso diferentes); y
esto lleva a la necesidad de admitir una propiedad o realidad formal, lo único
en que pueden igualarse: esta será el trabajo social o abstracto (común u
homogéneo, trabajo indiferenciado).7 Veremos en qué sentido este carácter
social pueda estar justificado y cual sea su peso en el sistema, o mejor, si es
una consecuencia sistemática; para concluir que fortalece la doctrina del valor
al hacerla aparecer en su nivel de abstracción propio, y así en su verdadero
carácter y alcance.8
El resultado final será dilucidar sistemáticamente el valor
de cambio (y el capital, con sus
propiedades y leyes de existencia y cambio) como realidad objetiva que solo puede tener su fuente en realidades
objetivas materiales, y en la materia misma, en sistemas materiales en cuanto
interactúan; así en el valor de uso como propiedad de las mercancías (un cierto
sistema material) y en la actividad productiva (trabajo o fuerza de trabajo en
acción) que es la acción del sujeto humano (sistema humano) que interactúa con
aquella materia-mercancía. El valor de uso debe ser la base del valor de
cambio, y una condición objetiva de este; pues este sólo existe a condición de
que la mercancía sea un valor de uso (satisfaga
una necesidad), aunque el valor de uso sea abstraído en el momento del
cambio. Veremos, por tanto, como Marx da una definición de realidad objetiva que recoge y subsume la de materia como realidad objetiva básica, y se equipara
con el concepto de realidad material que comprendería tanto la materia
(sistemas materiales) como las propiedades
y leyes de estos. Y esto de un modo indirecto desde la evidencia en los
textos de expresiones que permiten tal deducción interpretación, pues Marx no
hace desarrollos explícitos de lo que sea la materia (del materialismo
dialéctico), al contrario del concepto de realidad
objetiva que sí es definido de modo explícito (en los Manuscritos). Con todo Marx adopta plenamente el materialismo
dialéctico y lo aplica a la teoría del valor, como a toda teoría que sea una
parte del sistema o totalidad de lo real que aquel define, y que por necesidad
lo ha de implementar. Reconocer la doctrina de la realidad económica burguesa como implementación (desarrollo en
concreto) del materialismo dialéctico, es captar su verdadero sentido, uno
necesariamente sistemático (enraizado en un sistema general de representación);
y solo así se captaría en sentido teórico del trabajo social (como substancia y
fuente, y explicación, del factum-valor
de cambio).9
Una doctrina representacional teórica de la realidad económica burguesa, como una de
la realidad—totalidad del ser, ha de ser una en la que se represente esa
realidad en su totalidad (como totalidad) al mismo tiempo que se represente
cada parte de la misma, esto es, cada parcela de la misma (subdominio) y cada
realidad-instancia (cada ser particular); como veremos la representación de la
totalidad es la representación de la totalidad de las partes en su interacción
e integración; la realidad como totalidad será la integración de todos lso
seres objetivos, el conjunto infinito de estos en su interacción y evolución.
La doctrina del ser define, pues, el todo al mismo tiempo que define las
partes; el todo y las partes se definen uno en función del otro: en suma, no
hay seres individuales al margen de su interacción y conexiones con otros; el
ser aislado es una abstracción vacía de contenido, es un ser aparente, un no
ser; precisamente, porque un ser aislado es un ser sin interacción.10
Por último, el punto de partida de la doctrina de la
economía burguesa de Marx no sería la mercancía en oposición a Smith (que toma
el trabajo), y a Ricardo (que toma el valor), sino, por imperativos
conceptuales, la mercancía junto al valor de cambio y el trabajo.11
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Notas de esta parte introductoria
1. O sea, el espacio definido en abstracto por los
fundamentos ha de ser mostrado en concreto como aplicación de tales
fundamentos; y los conceptos primitivos ya fundan un espacio al tratarse de
conceptos con un grado de abstracción que definen un espacio o extensión de entidades
así como sus relaciones. El sistema queda definido en su extensión y estructura
fundamental (en su límite y carácter) y ya solo queda aplicar tales
fundamentos, o exponer las consecuencias de los mismos, lo que viene a ser un
desarrollo interno e explicitación de las consecuencias de los principios
sistemáticos (exponer lo que estos ya afirman para cada área y caso concreto).
2. Del mismo modo que el matemático extrae sus consecuencias
y puede atribuir una propiedad, o expresa la relación entre dos conceptos, sin
cuidarse del número de veces que haya de utilizar una expresión, pues el no
hacerlo negaría su propósito.
3. Ya que es frecuente en las exposiciones no ver cómo los
conceptos fundamentales sistemáticos están presentes y penetran los conceptos fundamentales
de cada subsistema (por ejemplo, teoría de la sociedad), pues no se manejan las
intensiones conceptuales de los conceptos fundamentales, esto es, las
propiedades definitorias, de modo que pueda apreciarse el modo en que estás
definen los conceptos derivados en su carácter esencial.
4. El que procede desde los fundamentos hasta su
implementación, que no necesariamente coincide con el curso temporal expositivo
del autor, ni así con la génesis material de los conceptos.
5. O sea, donde la doctrina del valor es la parte teórica
que ha de explicar la parte observada (el factum
a explicar), o sea, la parte de la realidad burguesa observada y a explicar; de
modo que se obtenga una doctrina de la realidad en cuestión (la economía
burguesa) en su totalidad, es decir, una representación constituida por la
parte teórica junto a la parte no teórica-explicada. Por tanto, una llamamos
'doctrina' de una realidad a una representación de esta donde se vincula una
parte observada (su parte observada) con una parte no observada o teórica; esto
se aprecia con claridad en la doctrina de la economía burguesa, realidad donde
hay un factum observado, las
mercancías, el intercambio, el valor de cambio igual, y por otro lado la parte
teórica de esta realidad que explicaría la primera, donde la teoría del valor
es la parte fundamental. Así interpretaríamos la afirmación de Ruiz, podríamos
reconocer el verdadero sentido de la exposición de Marx. Como se aprecia,
adoptamos las distinciones epistemológicas de Mario Bunge, sobre lo que es la
representación, lo que es una teoría, lo que es una doctrina, etc..., sin las
cuales no obtendríamos una comprensión real.
6. Ya que como veremos sobre los textos Marx es coherente y
mantiene la proyección de los fundamentos (materialismo dialéctico), que es un
método y da un programa de investigación científica, precisamente por cuanto es
una concepción o doctrina general de la realidad (precisamente lo que define el
espacio teórico y así el programa, que como veremos no es más que el programa de
la ciencia moderna y contemporánea que se va afianzando continuamente desde los
nuevos descubrimientos científicos; confirmándose lo que Nicholas Recher -como
Bunge, y Bachelard, entre otros autores no vinculados en principio al marxismo-
llama una retroalimentación racional-.
7. Por tanto, como en Kant, Marx argumenta la introducción
de una propiedad o realidad formal, desde la eliminación de la materia
(propiedades físicas diversas) como algo en lo que puedan igualarse realidades
diferentes.
8. Es decir, si hubiere un error de aplicación o
reconocimiento de los propios supuestos (fundamentos) por Marx, lo que
constituiría una falta de coherencia (quiebra del sistema como desvío) esto
elucidaría el sistema mismo y su fortaleza. Y así no se tendría una quiebra del
sistema, sino propiamente una desviación del mismo. Esto se verá.
9. Desde lo expuesto, debería ser claro que el objetivo
general de Marx es el desarrollo en concreto, o implementación del sistema del
materialismo dialéctico (teoría de la realidad como conjunto infinito de
manifestaciones estructurales del la materia -substrato universal-, en
constantes interacciones y evolución; o sea, totalidad material en devenir o
histórica); mientras que la doctrina de la economía burguesa es un objetivo
específico donde se concreta y específica el objetivo general, del que es una
parte. Una doctrina de la economía burguesa, sería, en rigor, una
implementación de una doctrina de la economía social (la transformación por un
individuo aislado o no de otros con miras a conseguir los medios de
subsistencia, cae dentro del concepto economía), y esta lo sería de una
doctrina de la economía en general, que a su vez lo sería de una doctrina de la
actividad humana. Y no es que, como dice Ruiz -cf. op. cit. p.137-, la crítica
sea una «dimensión fundamental» a la doctrina de la economía burguesa (negando
esta en su totalidad como ciencia) y a su teoría del valor, sino que es una
dimensión propia de toda doctrina representacional, desde que pugna con otras,
haciendo crisis sobre sus contenidos representativos (negando, o al menos
cuestionando, que sean auténticas representaciones -pues no captarían lo
real-). El materialismo marxista (objetivo-dialéctico) es ya una crítica de
toda representación que no comparta sus principios (su visión y proyecto
esencial), y la dimensión crítica es simplemente algo inherente; es, por tanto,
claro, que el alcance de la crítica a la economía política niega esta como
ciencia (totalidad representativa).
10. 10 Como vamos a ver enseguida, esta es la posición
doctrina básica que permite tanto obtener una representación real de la
economía burguesa (y hacer una crítica de sus consecuencias antihumanitarias),
como criticar la economía política en su totalidad y esencia (como ciencia y
representación aparente, fiasco representacional y científico); precisamente,
desde que maneja conceptos (“categorías”) que no corresponden a seres
objetivos, o sea, puras y malas abstracciones. La Economía Política, como el
Idealismo hegeliano se mueve en puras abstracciones (y en un sistema de
conexiones imaginarias de ellas, si es que lo hubiera).
11. Marx toma como factum
a explicar la mercancía, que por ser tal conlleva o supone un valor de cambio
(lo que la hace cambiable y mercancía), y un trabajo por la que ha sido producida;
lo que ha de explicarse es la existencia de la mercancía y del valor desde un
aspecto (propiedad o determinación) no observable del trabajo que es parte de
lo dado (del factum); esta
determinación será la forma del trabajo (trabajo social necesario), que lo será
también del valor de uso.
Bibliografía
Aristóteles 1837: De República,
Edit. I. Bekkeri, Oxonii.
Deville, Gabriel (2007): El
capital (resumido por Gabriel Deville), Los Libros de la Frontera,
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www.marxists.org/espanol.
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Archive (Digitalización: Germán Zorba) www.marxists.org/espanol.
Marx, K. (1989): Contribución
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Marx, K. (2008): 'Fragmento de la versión primitiva de la
“contribución”, apéndice en: Contribución a la crítica de la economía política,
Siglo XXI, México.
Marx, K. (1967): El
Capital, Editorial Edaf, Madrid. - Ruiz Sanjuán, C. (2013): “La teoría
marxiana del valor como crítica a las categorías de la economía política”, en
Anales del Seminario de Historia de la Filosofía, Vol. 30 Núm. 1, pp. 137-155
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