26/6/15

El método lógico y el Problema de la Transformación

Karl Marx ✆ Anne Simon 
Fred Moseley   |   La larga y continua controversia en torno del análisis del “problema de la transformación” de Marx no ha puesto suficiente atención en el método lógico utilizado por Marx en los tres tomos de El capital. La interpretación más común del problema de la transformación se basa en los trabajos de Bortkiewicz (1952), Sweezy (1968), Seton (1957), Morishima (1973), Medio (1972), Steedman (1985) y otros. Esta interpretación de la teoría de Marx se define en este artículo como la interpretación “neorricardiana”. El método lógico atribuido a la teoría de Marx por esta interpretación es fundamentalmente el mismo que el método de la teoría de la producción lineal (por ejemplo, la teoría de Sraffa). En este artículo se argumenta que el método lógico de la teoría de la producción difiere de manera fundamental del propio método de Marx y, por consiguiente, que las conclusiones a las que llega la interpretación neorricardiana de la teoría de Marx no se aplican a ésta, sino que se refieren sólo a la teoría de la producción lineal.

En la sección I de este artículo se analiza brevemente la conocida interpretación neorricardiana del problema de la transformación. En las siguientes cuatro secciones se examinan aspectos importantes del método lógico de Marx y se contrastan éstos con la interpretación neorricardiana del método de Marx, es decir, con el método de la producción lineal. En la siguiente sección se responde a la crítica neorricardiana ampliamente aceptada de que Marx “no logró transformar los insumos de capital constante y el capital variable” en su determinación de los precios de producción. En la última sección se contrasta de manera sucinta la interpretación que se presenta aquí con la “nueva solución” al problema de la transformación desarrollada recientemente por Foley, Dumenil y Lipietz.
I. La interpretación neorricardiana
Como lo mencionamos antes, la interpretación neorricardiana supone que el método de la teoría de Marx es esencialmente el método de la teoría de la producción lineal. Los presupuestos (givens) fundamentales de la teoría de la producción, supuestamente incluidos en la teoría de Marx, son las cantidades físicas de las condiciones técnicas de producción y el salario real. Estas condiciones técnicas y el salario real proporcionan un sistema de ecuaciones simultáneas que determina los valores de cambio (los valores-trabajo o precios) de las mercancías producidas y, dependiendo de la condición que se suponga, la tasa de plusvalía o la tasa de ganancia, que son las variables desconocidas del sistema.

Según la interpretación neorricardiana, el Tomo I de El capital trata acerca del “sistema de valores”, en el cual las variables principales que se determinan son los valores-trabajo de las mercancías individuales. Estos valores-trabajo individuales se derivan de las condiciones técnicas de producción y del salario real, que son los presupuestos (givens) del sistema. La tasa de plusvalía en términos de valor también se determina junto con los valores de las mercancías individuales. La lógica de este método se muestra en la siguiente “ecuación de valores”:
aij + (li bj http://www.azc.uam.mx/publicaciones/etp/simbolos/lambda.gifj) (1 + s) = http://www.azc.uam.mx/publicaciones/etp/simbolos/lambda.gifi      (1)
donde aij se refiere a los insumos materiales requeridos para producir cada mercancía, li se refiere a los insumos actuales de trabajo requeridos para producir cada mercancía, bj a los bienes incluidos en el salario real, s a la tasa de plusvalía y http://www.azc.uam.mx/publicaciones/etp/simbolos/lambda.gifi al valor de cada mercancía. Las matrices a y l constituyen las “condiciones técnicas de producción”, las cuales, junto con el salario real, determinan los valores individuales y la tasa de plusvalía.

Las cantidades de capital constante, capital variable y plusvalía (sea para las industrias individuales o para la economía en su conjunto) pueden entonces derivarse de estos valores-trabajo individuales de la siguiente manera: se supone que el capital constante es igual al valor-trabajo de los bienes de producción; se supone que el capital variable es igual al valor-trabajo de los bienes salario, y se supone que la plusvalía es igual al valor-trabajo de los bienes que constituyen el excedente. Finalmente, la tasa de ganancia se define como la relación entre la plusvalía y la suma del capital variable y constante, donde las magnitudes absolutas en ambas relaciones son definidas en términos de valor-trabajo, como se señaló anteriormente.

El Tomo III, según esta interpretación, se relaciona con el “sistema de precios”, en el cual Marx intenta transformar las variables de valor-trabajo determinadas en el Tomo I en las variables de precios correspondientes. En el análisis del Tomo III las condiciones técnicas y el salario real nuevamente están dadas, al igual que en el Tomo I. Además, las magnitudes de valor derivadas en el Tomo I también están dadas. De estos presupuestos se deriva una serie de “multiplicadores de transformación” que pueden utilizarse para convertir el valor-trabajo de cada mercancía (o cada departamento) en su precio correspondiente. La tasa de ganancia en términos de precio también se determina junto con los precios de las mercancías individuales. Esta lógica se demuestra en la siguiente “ecuación de precios”:
(aij http://www.azc.uam.mx/publicaciones/etp/simbolos/lambda.gifj xj + li bj http://www.azc.uam.mx/publicaciones/etp/simbolos/lambda.gifj xj) (1 + r) = http://www.azc.uam.mx/publicaciones/etp/simbolos/lambda.gifi xi = pi      (2)
donde x representa la serie de multiplicadores de transformación (precio por unidad de valor de cada mercancía) y r la tasa de ganancia. Aquí podemos observar que los precios individuales se determinan por las condiciones técnicas de producción, el salario real y los valores individuales. Las cantidades de capital constante, capital variable y plusvalía son “revaluadas” en términos de precios como los precios de los bienes de producción, de los bienes-salario, y de los bienes que constituyen el excedente, respectivamente.

La interpretación neorricardiana concluye que la anterior es la solución lógica y satisfactoria del problema de la transformación. Sin embargo, tres implicaciones importantes se encuentran en este método para solucionar el problema de la transformación, que reduce significativamente o incluso elimina la utilidad de la teoría del valor de Marx. Primera, sólo una de las dos igualdades totales importantes que Marx subraya (véase infra) puede funcionar al mismo tiempo: o la magnitud total de precios es igual a la magnitud total de valores (o los precios proporcionales a los valores-trabajo) o la magnitud total de ganancias es igual a la magnitud total de plusvalía, pero no ambas al mismo tiempo. Segunda, la tasa de ganancia derivada del sistema de precios es diferente de la tasa de ganancia derivada del sistema de valores, y estas dos tasas pueden tener tendencias divergentes. Finalmente, la principal crítica de muchos neorricardianos es que el análisis del sistema de valores del Tomo I es “redundante” o es una “desviación innecesaria” (por ejemplo, Steedman, 1985). Los mismos precios y la tasa de ganancia pueden derivarse directamente de las condiciones técnicas y del salario real dados sin primero derivar los valores, y luego transformándolos en precios.

Lo que argumento a continuación es que el método lógico de la teoría de la producción lineal que está supuesta en esta interpretación neorricardiana de la teoría de Marx difiere en aspectos fundamentales del propio método lógico de Marx. En las siguientes sec-ciones examinaremos las principales diferencias entre el método de Marx y la interpretación neorricardiana.
II. Capital en general y muchos capitales
La primera diferencia importante entre la interpretación neorricardiana y la teoría de Marx se relaciona con el orden de determinación entre las magnitudes económicas totales (como el precio o las ganancias totales) y las magnitudes individuales correspondientes. La interpretación neorricardiana generalmente hace caso omiso de las magnitudes totales, pero de manera implícita supone que estas magnitudes totales determinan subsecuentemente a las magnitudes individuales como la suma de estas últimas. Yo argumento, por lo contrario, que en la teoría de Marx, las magnitudes totales se determinan antes e independientemente de las magnitudes individuales. Con las magnitudes totales dadas, estas últimas son entonces determinadas en una etapa posterior del análisis.

Marx expresó este orden supuesto de determinación entre las magnitudes totales y las individuales en términos de la distinción entre el “capital en general” (o capital social total) y los “muchos capitales” (o com-petencia).1 El análisis del capital en general concierne a las propiedades que todos los capitales tienen en común. Puesto que estas propiedades son compartidas por todos los capitales, el análisis del capital en general resulta necesariamente en un análisis de todos los capitales en conjunto, es decir, del capital social total: “Acá tenemos que entendernos con el capital en cuanto tal (say the capital of the whole society). La diversidad de los capitales no nos incumbe aún” (Marx, 1984a, p. 290). “Si por ejemplo con-sidero el capital global de una nación, por contraposi-ción con el trabajo asalariado total, lo estoy considerando en general” (Marx, 1982a, p. 425; véase también Marx, 1980a, p. 384; Rosdolsky, 1978, páginas 74-75).

La propiedad común más fundamental y esencial de todos los capitales es su capacidad de autoexpansión. Así, en general, el fin principal del análisis del capital en el Tomo I es mostrar la manera en que el capital social aumenta en magnitud, es decir, cómo se determina la cantidad total de plusvalía en la economía en su conjunto. Marx introdujo el marco general para su análisis del capital en general en el Capítulo IVdel Tomo I (“Transformación del dinero en capital”). Este marco analítico general se expresa simbólicamente como D-M-D', donde D' = D + http://www.azc.uam.mx/publicaciones/etp/simbolos/delta.gifD. En esta fórmula D representa el capital dinerario total invertido en la economía capitalista en su conjunto, y D' representa el capital dinerario total recuperado después de determinado periodo (no especificado en esta primera etapa del análisis). http://www.azc.uam.mx/publicaciones/etp/simbolos/delta.gifD representa la cantidad total de plusvalía producida durante ese periodo en la economía capitalista en su conjunto, la cual incluye no sólo la ganancia industrial, sino también la ganancia comercial, el interés y la renta. El resto del Tomo I se dedica principalmente a un análisis de los determinantes de la magnitud de este http://www.azc.uam.mx/publicaciones/etp/simbolos/delta.gifD. “Esta finalidad del proceso –que x se transforme en x + http://www.azc.uam.mx/publicaciones/etp/simbolos/delta.gifx– muestra además el curso que debe seguir la investigación” (Marx, 1983a, p. 5). “La investigación del origen de la plusvalía ha conformado, por consiguiente, el problema más importante de la economía política desde los fisiócratas hasta nuestros días” (Marx y Engels, 1988, p, 28).

Marx frecuentemente ejemplificaba el análisis del capital en general con un capital individual, usualmente un capital de la industria del algodón. Sin embargo, este capital individual no es el tema real del análisis de Marx. Como ejemplo, un capital individual se considera en el Tomo I sólo como representante característico del capital social total (Rosdolsky, 1978, p. 77; Foley, 1986, p. 15). Puesto que el análisis es acerca de las propiedades comunes compartidas por todos los capitales, cualquier capital podría servir como representante del capital total. “En la producción capitalista [por ejemplo, en el Tomo I], cada capi-tal se considera como una parcela, como parte alícuota del capital total” (Marx, 1980a, p. 384).

Entonces, el Tomo III se relaciona principalmente con el nivel de abstracción de los muchos capitales.2 El principal tema del análisis de los muchos capitales en el Tomo III es la división de la plusvalía entre los capitalistas individuales y en las partes componentes individuales. Dicho de otra manera, el análisis de los muchos capitales se refiere a la distribución de la plusvalía, a diferencia de la producción de la plusvalía. Puesto que las magnitudes individuales son determinadas después de las magnitudes totales, la distribución de la plusvalía se determina después de la producción de la plusvalía. “El beneficio de los capitalistas como clase o el beneficio del capital debe existir antes de que sea posible repartirlo, y es el colmo de los absurdos querer explicar su origen a partir de su reparto” (Marx, 1982a, p. 208; cursivas nuestras).

La sección 2 del Tomo III analiza la distribución de la plusvalía entre las ramas individuales de la producción, y las secciones 4a-6a analizan la subsecuente división de la plusvalía en ganancia industrial, ganancia mercantil, interés y renta. Este ensayo se refiere al primero de estos dos temas: la distribución de la plusvalía entre las ramas de la producción. Dado que esta distribución ocurre principalmente por medio de los precios de las mercancías individuales, el análisis de los muchos capitales también implica necesariamente la determinación de estos precios individuales. En este análisis de los precios individuales y los componentes individuales de la plusvalía, el precio total de todas la mercancías en conjunto y la plusvalía total de la economía como un todo son tomados como dados, como determinados en el Tomo I (véase infra para un examen más amplio de este último punto).3

Marx consideró su análisis de la cantidad total de la plusvalía anterior a su división en partes individuales como uno de los tres aspectos “fundamentales nuevos” de El capital. “En contraste con toda la economía polí-tica anterior, la cual desde el principio trata los diferentes fragmentos de la plusvalía con sus formas fijas de renta, ganancia e interés como ya dados, yo primero trato la forma general de la plusvalía, en la cual todos estos fragmentos se encuentran todavía sin diferenciarse –como solución por decirlo de alguna manera” (Marx y Engels, 1975, p. 186; cursivas nuestras; véase también ibid., p. 180; Marx, 1980a, pp. 40 y 81).

En el análisis de Marx del capital en general, las partes individuales de la plusvalía y otros fenómenos relacionados con los capitales individuales se dese-chan totalmente de manera intencional; es decir, se hace abstracción de estos fenómenos individuales: “La introducción, aquí, de muchos capitales, no debe perturbar nuestro análisis. La relación entre los muchos capitales, antes bien, se aclarará luego que hayamos considerado lo que todos tienen en común: ser capital” (Marx, 1982a, p. 4).

Es importante recordar este método de abstracción porque los fenómenos individuales a menudo parecen contradecir prima facie los supuestos hechos y las conclusiones a las que se llega en el análisis del capital en general. En el análisis posterior de los muchos capitales, la división de la plusvalía en las partes individuales y otras magnitudes individuales se explica con base en los supuestos hechos y las conclusiones logradas en el análisis previo del capital en general. En el proceso, las contradicciones aparentes se resuelven y resultan ser congruentes con los supuestos y las conclusiones anteriores. De esta manera, el análisis del capital en general proporciona lo que Marx llamó los “eslabones intermedios”, que resultan necesarios antes de que pueda darse una explicación del fenómeno relacionado con los muchos capitales (véase los pasajes citados anteriormente, y a Rosdolsky (1978, pp. 414-415 y 618-619).

Marx llamó la atención sobre su método de abstracción en dos pasajes importantes del Tomo I de El capital: en el Capítulo IV Marx argumenta que el origen de la plusvalía no puede explicarse mientras el análisis esté restringido sólo a la esfera de la circulación, donde las únicas actividades que se toman en consideración son la compra y la venta. Según el supuesto de Marx, estas actividades implican el intercambio de valores equivalentes. Ninguna plusvalía puede crearse mediante este intercambio de equivalentes. Marx señala que esta conclusión parece estar en contradicción con la existencia de la ganancia de los comerciantes y el interés de los banqueros. Los comerciantes y banqueros se dedican (más o menos) exclusivamente a actividades de la circulación, sin embargo; los comerciantes obtienen ganancias y los banqueros obtienen intereses como resultado de sus actividades.

Marx afirma que para explicar estos fenómenos aparentemente contradictorios se necesita “una larga serie de pasos intermedios”, la cual ha estado “totalmente ausente” en el análisis hasta ahora. Dicho de otra manera, antes de que Marx analice los componentes individuales de la plusvalía, primero analiza la determinación de la cantidad total de plusvalía en el ámbito del capital en general. En este análisis previo, las partes individuales de la plusvalía son ignoradas completamente. Marx promete explicar esta aparente contradicción en una etapa posterior del análisis: “En el curso de nuestra investigación nos encontraremos con que tanto el capital comercial como el capital que rinde interés son formas derivadas” (Marx, 1978a, p. 201; cursivas nuestras).

El segundo pasaje se relaciona específicamente con el “problema de la transformación”. En el Capítulo IX Marx analiza tres leyes que se derivan de su teoría de la plusvalía. La tercera ley dice que la cantidad de plusvalía producida durante un periodo dado es proporcional a la cantidad de capital variable invertido (con la tasa de plusvalía como el factor de proporcionalidad). Marx señala que si esta ley se aplica directamente a las industrias individuales, entonces parece estar en contradicción con los fenómenos observables que se refieren a que los capitales individuales con proporciones desiguales de capital variable y capital constante tienden a realizar tasas iguales de ganancia (es decir, que la ganancia es proporcional al capital total, no sólo al capital variable). Marx entonces señala que “para resolver esta contradicción aparente se requieren aún muchos eslabones intermedios” (Marx, 1978a, p. 372). Dicho de otra manera, esta contradicción aparente no puede resolverse en el ámbito del análisis del capital en general, sino que sólo puede resolverse en el análisis posterior de los muchos capitales. La resolución de Marx de esta contradicción aparente es, por supuesto, su solución al problema de la transformación.4

Marx argumenta que Ricardo y sus seguidores no pudieron dar una explicación satisfactoria del fenómeno de las tasas iguales de ganancia precisamente porque no siguieron el método de abstracción descrito antes. En lugar de abstraer primero las tasas iguales de ganancia en el análisis del capital en general, y luego explicar este fenómeno en el análisis subsecuente de los muchos capitales con base en las explicaciones previas, Ricardo presupuso las tasas iguales de ganancia junto con la ley del valor en el primer capítulo de sus Principios y luego examinó hasta qué punto estos diferentes supuestos resultaban mutuamente contradictorios. Así, Ricardo omitió los “eslabones intermedios” esenciales, y pretendió probar la conformidad directa de la ley del valor con las tasas iguales de ganancia. Ésta es una tarea imposible, como lo han señalado Malthus y muchos otros.

En el Capítulo X de las Teorías sobre la plusvalía, Marx examina ampliamente esta fatal debilidad metodológica de la teoría de Ricardo. Debido a la importancia de este aspecto, vale la pena citar ampliamente algunos pasajes de este capítulo:
El método de Ricardo puede, por tanto, expresarse así: parte de la determinación de la magnitud del valor de la mercancía por el tiempo de trabajo y pasa luego a investigar si las demás relaciones y categorías económicas contradicen a esta determinación o hasta qué punto la modifican. A primera vista se comprende tanto la justificación histórica de este método de proceder, su necesidad científica en la historia de la economía, como también su insuficiencia científica, insuficiencia que no se manifiesta tan sólo (formalmente) en el modo como se expone, sino también en que conduce a resultados erróneos, puesto que salta eslabones intermedios y trata de mostrar directamente la congruencia de las categorías económicas entre sí (Marx, 1980b, p. 145;).
En vez de presuponer esta tasa general de ganancia, Ricardo habría debido más bien investigar hasta qué punto su existencia corresponde en general a la determinación de los valores por el tiempo de trabajo, y entonces habría visto que, en vez de corresponder a ella, la contradice prima facie y que, por tanto, su existencia debe razonarse por medio de una serie de eslabones intermedios, desarrollo muy diferente del hecho de subsumirla sencillamente bajo la ley de los valores (Marx, 1980b, pp. 153-154;)
Como se ve, si se le reprochara incurrir en una abstracción excesiva, el reproche fundado sería cabalmente el contrario: falta de capacidad de abstracción, incapacidad de perder de vista las ganancias en virtud de los valores de las mercancías, hecho que la competencia se encarga de po-ner de manifiesto ante él (Marx, 1980b, p. 169;).
En vez de presuponer esta tasa general de ganancia, Ricardo habría debido más bien investigar hasta qué punto su existencia corresponde en general a la determinación de los valores por el tiempo de trabajo, y entonces habría visto que, en vez de corresponder a ella, la contradice prima facie y que, por tanto, su existencia debe razonarse por medio de una serie de eslabones intermedios, desarrollo muy diferente del hecho de subsumirla sencillamente bajo la ley de los valores (Marx, 1980b, pp. 153-154;).
Como se ve, si se le reprochara incurrir en una abstracción excesiva, el reproche fundado sería cabalmente el contrario: falta de capacidad de abstracción, incapacidad de perder de vista las ganancias en virtud de los valores de las mercancías, hecho que la competencia se encarga de po-ner de manifiesto ante él (Marx, 1980b, p. 169;).

En una carta a su amigo, el doctor Kugelmann, Marx comenta nuevamente en torno de la decisiva diferencia entre su método y el de Ricardo:
La ciencia consiste, justamente, en demostrar cómo opera la ley del valor. Así pues, si quisiéramos comenzar a “explicar” todos los fenómenos que contradicen, en apariencia, esta ley, sería necesario poder dar la ciencia antes de la ciencia. Éste es, precisamente, el error de Ricardo, que, en el primer capítulo sobre el valor, todas las categorías posibles, que primero hay que demostrarlas, las da por supuestas, para demostrar su adecuación con la ley del valor (Marx, 1975, p. 106, y Marx y Engels, 1975, p. 196).5

Así, podemos concluir que, según el método de Marx, las magnitudes económicas totales se determinan en el análisis del capital en general en el Tomo I, antes y de manera independiente de la determinación de las magnitudes individuales en el análisis de los muchos capitales en el Tomo III, y que las magnitudes totales previamente determinadas están dadas en el análisis subsecuente de las magnitudes individuales. Y lo que es más importante, la cantidad total de plusvalía se determina antes que las partes individuales en las cuales se divide esta plusvalía, y está dada en el análisis subsecuente de las partes individuales. Las siguientes secciones analizan aún más la naturaleza de lo que se da por sentado en la teoría de Marx en estos dos niveles de abstracción.
III. Los supuestos en términos de dinero
Otra diferencia importante entre la interpretación neorricardiana y el método de Marx se relaciona precisamente con lo que está dado, primero en la teoría de la plusvalía de Marx en el Tomo I y luego en su teoría de los precios de producción en el Tomo III. La interpretación neorricardiana considera que los supuestos que están dados fundamentalmente en ambas etapas de la teoría de Marx son los mismos de la teoría de la producción lineal: las cantidades físicas de las condiciones técnicas de la producción y el salario real. Por lo contrario, yo argumento que los supuestos que están dados fundamentalmente en la teoría de Marx son las cantidades de dinero, las cantidades de trabajo abstracto y la cantidad de dinero que representa una hora de trabajo abstracto. Esta sección se centra en las cantidades de dinero que Marx toma como dadas.

El marco analítico para la teoría de Marx es la circulación del capital. Como lo examinamos antes, Marx introdujo primero la circulación del capital en el Capítulo IVdel Tomo I en la manera abreviada en que aparece en la circulación: D-M-D'. Como bien se sa-be, la forma completa de la circulación del capital, la cual incluye el proceso de producción, es D-M...P...M '-D '. El punto importante para nuestros propósitos es que el punto inicial de estas fórmulas es D –una suma de dinero invertida como capital para la compra de los medios de producción y la fuerza de trabajo. “Todo nuevo capital entra por primera vez en escena –o sea en el mercado– siempre como dinero, dinero que a través de determinados procesos habrá de convertirse en capital” (Marx, 1978a, p. 180).

Yo afirmo que la magnitud de este D que inicia la cir-culación del capital es tomado como dado en la teoría del surgimiento de la plusvalía de Marx en las últimas etapas de la circulación del capital. Ciertamente, la teoría de la plusvalía de Marx explica cómo esta cantidad dada de dinero incrementa su magnitud, es decir, cómo el dinero se transforma en capital. Lo que se toma por dado en la teoría de la plusvalía del Tomo I son cantidades totales de dinero invertidas como capital en la economía capitalista en su conjunto. Esta interpretación se apoya, antes que nada, en la estructura misma de la formulación de la circulación del capital de Marx, la cual se inicia con una suma de dinero.

La interpretación neorricardiana, por lo contrario, hace caso omiso de la formulación de la circulación del capital en términos de dinero de Marx, y parece implicar que el marco analítico de la teoría de Marx es algo como M...P...M, que podría describirse como “la producción de mercancías por medio de mercancías”, donde los supuestos fundamentales son las cantidades físicas de los insumos de la producción. Este marco analítico es fundamentalmente diferente de la transformación del dinero en capital.

Mi interpretación de que el capital-dinero inicial en la circulación del capital se toma como dado se comprueba aún más por el desarrollo lógico de los conceptos clave de Marx en las secciones 1a, 2a y 3a de El capital. En la sección primera, Marx deriva la necesidad del dinero de un análisis de las mercancías (véase Murray, 1993). En la segunda, como hemos visto, Marx define el capital en términos de este concepto previamente derivado del dinero: como dinero que deviene más dinero. El título de la sección segunda, debe recordarse, es “La transformación del dinero en capital”. Marx expresa claramente esta relación lógica entre dinero y capital en el siguiente pasaje:
El desarrollo del capital presupone ya el pleno desarrollo del valor de cambio de la mercancía y, por tanto, su sustantivación en dinero. En el proceso de producción y circulación del capital se parte del valor como entidad sustantiva que se mantiene, incrementa y mide su incremento con respecto a su magnitud originaria. La relación entre el [valor] presupuesto a la producción y el valor resultante de ella –en cuanto valor resultante, el capital es capital por oposición a la ganancia– constituye lo trascendente y determinante de todo el proceso de producción capitalista (Marx, 1980c, p. 116;).
La sección tercera analiza luego el origen del incremento del dinero característico del capital, con el capital-dinero inicial tomado como dado (taken as given). En esta sección Marx no deja súbitamente de tomar en cuenta el desarrollo lógico previo del dinero, del capital y de la plusvalía de las secciones primera y segunda, e introduce de la nada las condiciones técnicas de producción y el salario real como los supuestos (givens) en su teoría de la plusvalía. En lugar de eso, las secciones primera y segunda proporcionan los presupuestos lógicos para su análisis de la plusvalía en la sección tercera y más allá de ésta. Los argumentos presentados por Smith (1993), Murray (1993) y Arthur (1993), los cuales demuestran las conecciones necesarias entre los conceptos de mercancías, dinero y capital de Marx, también respaldan la interpretación que se presenta aquí en el sentido de que los supuestos de la teoría de la plusvalía de Marx son las cantidades de dinero invertidas como capital. La interpretación neorricardiana, por otra parte, no tiene una explicación para el análisis de Marx de las secciones primera y segunda, o para la relación lógica entre estas dos secciones y la teoría de la plusvalía de la sección tercera.

Finalmente, mi interpretación también se apoya textualmente en los numerosos pasajes que se refieren al capital-dinero en los diversos borradores de El capital; capital-dinero que inicia la circulación del capital como el “capital presupuesto” o el “capital postulado” o el “punto de partida” de la circulación del capital (véase, por ejemplo, el Capítulo IVdel Tomo I de El capital y los diversos borradores originales de este ca-pítulo en Marx, 1984a, pp. 189-204; Marx y Engels, 1987, pp. 501-507, y Marx y Engels, 1988, pp. 9-20). Un pasaje en especial claro del manuscrito intitulado “Resultados del proceso inmediato de producción” es el siguiente:
Como aquí sólo hemos de ocuparnos del dinero en cuanto punto de partida del proceso inmediato de producción, basta con formular una sola observación: el capital no existe aquí todavía más que como una suma dada de valor = D (dinero), en el cual se ha extinguido todo valor de uso; por consiguiente bajo la forma de dinero... Si el capital inicial era una suma de valor = x, esta xdebe transformarse y se transforma en capital, en x + http://www.azc.uam.mx/publicaciones/etp/simbolos/delta.gifx, es decir en una suma de dinero o suma de valor = a la suma de valor originaria + un excedente por arriba de esta suma de valor inicial; en la magnitud monetaria dada + dinero adicional; en el valor dado + plusvalía. En su condición de suma de dinero, x es a priori una magnitud constante, cuyo incremento por tanto es = 0. En el curso del proceso ha de transformarse en otra magnitud que contiene un elemento variable. Es menester descubrir este componente y a la vez comprobar por medio de qué fases intermedias la magnitud originalmente constante se convierte en una variable (Marx, 1983a, pp. 4-5;).
Como lo indica este pasaje, el procedimiento metodológico de Marx es tomar una cantidad de dinero como dada y analizar cómo esta cantidad dada de dinero aumenta su magnitud –es decir, cómo se trans-forma en capital. El capital-dinero inicial que Marx toma como dado en su teoría de la plusvalía se supone que es la “forma de apariencia” objetiva del trabajo social abstracto. Esta función del dinero como la forma de apariencia del trabajo abstracto es la principal conclusión del análisis previo de las mercancías en la sección primera del Tomo I.
En cuanto medida de valor, el dinero es la forma de manifestación necesaria de la medida del valor inmanente a las mercancías: el tiempo de trabajo (Marx, 1978a, p. 115; cursivas en el original).
El dinero es ahora trabajo objetivado, sin importar si posee la forma de dinero o de una mercancía en particular (Marx y Engels, 1987, p. 502).
El punto de partida [del capital] es dinero... la forma convertida de la mercancía, en el cual... el trabajo contenido en ella toma la forma de trabajo social general (Marx y Engels, 1988, p. 134).
El punto de partida [del capital] es dinero... la forma convertida de la mercancía, en el cual... el trabajo contenido en ella toma la forma de trabajo social general (Marx y Engels, 1988, p. 134).

Esta importante conclusión se presupone entonces en el resto de El capital y, en particular, en su teoría de la plusvalía. Así, el capital-dinero total que se toma como dado en el inicio de la sección segunda del Tomo I, al igual que cualquier otra cantidad de dinero, supuestamente representa una cantidad definida de trabajo social abstracto. La cantidad precisa de trabajo social abstracto representada por una cantidad dada de dinero depende del valor del dinero (posteriormente veremos más al respecto), el cual Marx también lo toma como dado (Marx, 1978a, p. 144).
IV. La teoría del precio y de la plusvalía totales
Esta sección examina con mayor detalle la teoría del precio y de la plusvalía totales de Marx que se presentan en la sección tercera del Tomo I. Hemos visto que Marx toma como dado el capital-dinero inicial invertido en la primera fase de la circulación del capital. Marx dividió este capital-dinero inicial dado (D) en dos partes componentes: capital constante (C), invertido en medios de producción, y capital variable (V), invertido en fuerza de trabajo. Algebraicamente: D = C + V (todos definidos en términos de dinero). Según la teoría del valor y de la plusvalía de Marx, estas dos cantidades dadas de capital-dinero total desempeñan funciones totalmente diferentes en la determinación del precio total de las mercancías y, por consiguiente, en la determinación de la cantidad total de plusvalía.
La cantidad de capital constante, equivalente al precio de los medios de producción, deviene un com-ponente del precio total del producto final. Dicho de otra manera, el precio de los medios de producción se “transfiere” al precio del producto final.
Como, a excepción del trabajo nuevo agregado, los elementos mismos de la producción capitalista ya entran en el proceso de producción como mercancías, esto es con precios determinados, tenemos que el valor que pone el capital constante ya está dado como precio: por ejemplo, en el caso de arriba, £80 para lino, maquinaria, etcétera (Marx, 1983a, p. 118;).

Si tomamos la sociedad en un momento cualquiera, advertimos que en todas las esferas de producción,... existe al mismo tiempo un determinado capital –que debe presuponerse como condición de la producción... Es cierto que el valor de este... capital debe reaparecer en el valor del producto, dentro del proceso de producción en que, como una de las condiciones de producción, representa un valor presupuesto (Marx, 1980a, p. 98; véase también Marx, 1982a, p. 297; Marx y Engels, 1988, p. 20).

Si tomamos la sociedad en un momento cualquiera, advertimos que en todas las esferas de producción,... existe al mismo tiempo un determinado capital –que debe presuponerse como condición de la producción... Es cierto que el valor de este... capital debe reaparecer en el valor del producto, dentro del proceso de producción en que, como una de las condiciones de producción, representa un valor presupuesto (Marx, 1980a, p. 98; véase también Marx, 1982a, p. 297; Marx y Engels, 1988, p. 20).
El capital constante que es tomado como dado y es transferido al precio del producto final representa los costos actuales de remplazo de los medios de producción existentes, no los costos históricos de estos medios de producción (Marx, 1978a, pp. 252-253; 1984b, p. 653; 1980a, p. 98; 1980b, pp. 380-381 y 438; 1980c, pp. 160-161). Los costos actuales de remplazo pueden diferir de los costos históricos reales por dos razones: un cambio tecnológico en la producción de los medios de producción y/o cambios en el valor del dinero. Carchedi (1991 y 1993)6 examina ampliamente el caso del cambio tecnológico.

El capital variable, el cual es igual al precio de la fuerza de trabajo, no se torna un componente del precio del producto final. En lugar de ello, el capital variable es sustituido por el trabajo actual, y este trabajo produce un valor nuevo, el cual se torna en el segundo componente del precio total de las mercancías. Este componente de valor nuevo del precio de las mercancías producidas por el trabajo actual reproduce el capital variable invertido en la fuerza de trabajo, y proporciona la plusvalía de los capitalistas (véase infra).
Lo característico del capital variable es que una parte de capital determinada, dada (y por ende, como tal, constante), una suma dada de valor se intercambia por una fuerza que se valoriza: la fuerza de trabajo, que no sólo reproduce su valor, pagado por el capitalista, sino que al mismo tiempo produce un plusvalor, un valor que no existía antes y que no es pagado por ningún equivalente. Esta propiedad característica de la parte de capital desembolsada en salarios, que la distingue toto coelo [por completo], como capital variable, del capital constante (Marx, 1978b, p. 264).
Las diferentes funciones desempeñadas por el capital constante y el capital variable en la determinación del precio de las mercancías son destacadas por Marx en su discusión de la categoría de “precio de costo” en el capítulo i del Tomo III de El capital. El argumento principal de Marx en este análisis es que la categoría de precios de costo borra la distinción decisiva entre capital constante y capital variable y lo hace aparecer como si ambos tipos de capital transfirieran su valor al precio del producto. Marx destaca que, según su teoría, sólo el valor del capital constante se transfiere al precio del producto.
Sabemos además [véase Tomo I, vol. i, pp. 255-256] que, el valor del producto recién creado de £600 se compone de 1) el valor que reaparece del capital constante de £400 gastado en medios de producción, y 2) un valor recién producido de £200... En virtud del carácter adecuado del trabajo,... el valor de los medios de producción consumidos, por un monto de £400, se transfiere de estos medios de producción al producto. Por ello, este antiguo valor reaparece como componente del valor del producto, pero no se origina en el proceso de producción de esta mercancía. Sólo existe como componente del valor de la mercancía porque existía antes como parte constitutiva del capital adelantado. Por ende, el capital constante gastado resulta repuesto por la parte del valor mercantil que él mismo añade al valor de la mercancía. De ahí que este elemento del precio de costo... constituye un componente del valor mercantil, porque es el valor de capital gastado, o porque los medios de producción cuestan tanto o cuanto dinero.
Todo lo contrario ocurre con el otro componente del precio de costo. Pero ese valor de capital adelantado no entra de modo alguno en la formación del nuevo valor (Marx, 1983b, pp. 32-33).

Además de estas cantidades de capital-dinero, Marx también toma como dadas en su teoría del precio total de las mercancías dos variables adicionales: i) la cantidad total de trabajo abstracto actual que se requiere para producir las mercancías (Lc), y II) la cantidad de dinero que representa una hora de trabajo abstracto, o la tasa a la cual el trabajo abstracto pro-duce valor nuevo por hora (m). El trabajo abstracto es definido por Marx como trabajo homogéneo en el cual los trabajos específicos de diferente destreza y distintas intensidades se reducen a cantidades equivalentes de trabajo calificado de intensidad promedio. Así, el concepto de trabajo abstracto actual de Marx difiere de los requerimientos de trabajo actual que son tomados como dados en la teoría de la producción lineal porque esta última trata todo tipo de trabajo como igual y no toma en consideración las diferentes calificaciones e intensidades.7 Estas dos variables juntas determinan la cantidad total de valor nuevo (N) producida durante el periodo actual (N = mLc).

La teoría de la determinación de los precios totales de las mercancías de Marx puede entonces representarse algebraicamente por medio de las siguientes ecuaciones:
P = C + N      (3a)P = C + mLc      (3b)
donde P representa el precio de las mercancías y C el capital constante.

Así, según la teoría de Marx, el capital constante y el valor-monetario transferido de los medios de producción al precio del producto final no se derivan de, ni son necesariamente proporcionales al, trabajo requerido para producir los medios de producción. En lugar de ello, se supone que este valor transferido es igual al capital constante invertido en los medios de producción, el cual, como hemos visto, se toma como dado. Este capital constante, al igual que cualquier otra cantidad de dinero, representa una cantidad definida de trabajo social abstracto. “El valor de los medios de producción se presupone, puesto que el tiempo de trabajo contenido en los medios de producción fue expresado en sus precios en su modo general, como trabajo social” (Marx y Engels, 1988, p. 73).

La cantidad precisa de trabajo abstracto “pasado” (Lp) representado por el capital constante depende del valor del dinero (1/m) y se determina mediante la siguiente ecuación:
Lp = C/m      (4)
Esta cantidad de trabajo abstracto pasado representada por el capital constante será igual al trabajo requerido para producir los medios de producción, o el trabajo “incorporado” en los medios de producción, sólo y únicamente sólo si el precio de los medios de producción es proporcional a sus valores trabajo (es decir, Pmp = mLmp):
Lp = C/m = Pmp /m = mLmp /m = Lmp      (5)
En el Tomo I, Marx supone provisionalmente que el precio de los medios de producción es proporcional al trabajo “incorporado” en ellos. En estricto sentido, la proporcionalidad exacta entre precio y tiempo de trabajo sólo se aplica al producto total; pero puesto que los precios de las mercancías individuales no se analizan en el Tomo I, no existen bases para hacer otros supuestos acerca de estos precios individuales o acerca del precio de cualquier parte del producto total, como serían los medios de producción. Desde luego, en el Tomo III se determina que los precios de las mercancías individuales no serán en general pro-porcionales al trabajo incorporado en ellas. En este caso, el trabajo abstracto pasado representado por el capital constante no será igual al trabajo incorporado en los medios de producción. Sin embargo, esta desigualdad no hace diferencia en la cantidad de valor monetario transferido de los medios de producción al precio del producto final. En ambos casos, el valor transferido es igual al capital constante, el cual es tomado como dado. Otros autores que han argumentado que el valor transferido de los medios de producción al precio del producto final es igual al precio de los medios de producción, sin importar si este precio es proporcional al trabajo incorporado en los medios de producción, incluye a Carchedi (1984 y 1991), Mattick, Jr. (1981), Wolff et al. (1983), y Mage (1963, apéndice A).

De esta teoría del precio total, Marx deriva la cantidad total de plusvalía (S) producida en un periodo determinado. Esta derivación puede ser brevemente resumida en términos algebraicos de la siguiente manera: 8
S = P - K      (6)P = C + N      (7)K = C + V      (8)S = (C + N) - (C + V)      (9)= N - V= mLc - mLn= m (Lc - Ln)S = mLs
donde K representa los costos de producción totales, Ln el tiempo de trabajo necesario o el tiempo requerido para que el trabajo actual reproduzca el equivalente del capital variable (=V/m), y Ls el tiempo de trabajo excedente.9 Para nuestros propósitos, los puntos principales de esta derivación son: i) C, V, Lc, y m dados en esta teoría, como lo analizamos antes; ii) la cantidad total de plusvalía se deriva como una función de la cantidad total del trabajo excedente, y III) la cantidad total de plusvalía que se determina de esta manera entonces se toma como dada en el análisis subsecuente de la distribución de la plusvalía y de los precios de producción de Marx en el Tomo III, el cual analizaremos más detalladamente en la siguiente sección.
V. La teoría de los precios de producción
Primero especificaré las cantidades que se toman como dadas en la teoría de los precios de producción de Marx. Para comenzar, como ya lo mencioné, la cantidad total de plusvalía se toma como dada, tal como se determinó en el análisis previo del capital en general, siguiendo el método de abstracción de Marx, en el cual las conclusiones de un nivel de abstracción se presuponen en las etapas posteriores del análisis. De esta manera, el análisis de los determinantes de la plusvalía total en el nivel del capital en general es un “eslabón intermedio” en el análisis de la distribución de la plusvalía al nivel de los muchos capitales.
Al considerar la ganancia, se presupone como dada la plusvalía (Marx, 1980c, p. 325, cursivas nuestras).

Ganancia (ganancia empresarial más interés) y renta son nada más que modos peculiares que asumen partes especiales del plusvalor de las mercancías. La magnitud del plusvalor es el límite que se opone a la suma de magnitudes de las partes en que se puede descomponer (Marx, 1981, p. 1059, cursivas nuestras).

Por consiguiente, está dado el límite absoluto de la parte de valor que constituye el plusvalor y se resuelve en ganancia y renta de la tierra; lo determina el excedente de la parte impaga de la jornada laboral por encima de su parte paga, esto es, la parte de valor del producto global en que se realiza ese plustrabajo. Si, como hice, denominamos ganancia al plusvalor así determinado en sus límites y calculado sobre el capital global adelantado, esa ganancia, considerada según su magnitud absoluta, será igual al plusvalor, o sea que en sus límites estará determinada por las mismas leyes que éste (Marx, 1981, pp. 1091-1092).

Ganancia (ganancia empresarial más interés) y renta son nada más que modos peculiares que asumen partes especiales del plusvalor de las mercancías. La magnitud del plusvalor es el límite que se opone a la suma de magnitudes de las partes en que se puede descomponer (Marx, 1981, p. 1059, cursivas nuestras).
Por consiguiente, está dado el límite absoluto de la parte de valor que constituye el plusvalor y se resuelve en ganancia y renta de la tierra; lo determina el excedente de la parte impaga de la jornada laboral por encima de su parte paga, esto es, la parte de valor del producto global en que se realiza ese plustrabajo. Si, como hice, denominamos ganancia al plusvalor así determinado en sus límites y calculado sobre el capital global adelantado, esa ganancia, considerada según su magnitud absoluta, será igual al plusvalor, o sea que en sus límites estará determinada por las mismas leyes que éste (Marx, 1981, pp. 1091-1092).
Estas dos últimas citas se refieren a la división de la plusvalía en ganancia industrial, interés y renta, pero el mismo principio metodológico de que la cantidad total de ganancia se determina antes que las partes individuales y establece el límite para esta última, también se aplica a la división de la plusvalía entre las ramas individuales de la producción.
En este análisis de los precios de producción también se toma como dada la tasa promedio o general de ganancia, nuevamente determinada por el análisis previo del capital en general en el Tomo I. La ta-sa general de ganancia es igual a la razón entre la plusvalía total y el capital total.
La tasa de ganancia nace cuando la plusvalía total producida se calcula a base del capital total del sociedad ([de la] clase de los capitalistas) (Marx, 1980b, p. 399).

Esta tasa de ganancia, expresada en términos absolutos, no puede ser más que la plusvalía producida (anualmente) por la clase capitalista en relación con el capital total avanzado por la sociedad en su conjunto (Marx y Engels, 1975, p. 193).

Su supuesto [de los precios de producción] es la existencia de una tasa general de ganancia (Marx, 1983b, pp. 198-199).

Esta tasa de ganancia, expresada en términos absolutos, no puede ser más que la plusvalía producida (anualmente) por la clase capitalista en relación con el capital total avanzado por la sociedad en su conjunto (Marx y Engels, 1975, p. 193).
Su supuesto [de los precios de producción] es la existencia de una tasa general de ganancia (Marx, 1983b, pp. 198-199).
Finalmente, las cantidades individuales de capital constante y capital variable invertidas en cada industria también se toman como dadas, como cantidades de dinero, en este análisis de los precios de producción.10 “La parte de capital variable y constante consumida en la producción de las mercancías en cada inversión individual... estaría dada” (Marx, 1983b, p. 201; cursivas nuestras).

Las dos sumas de estas cantidades individuales de capital constante y capital variable obviamente son iguales a las cantidades totales de capital constante y capital variable que se toman como dadas en el análisis del capital en general en el Tomo I.

Ahora nos centraremos en el método de determinación de los precios de producción de Marx, basado en estas cantidades dadas. Según el método de Marx, la determinación de los precios de las mercancías individuales es una cuestión simple y directa. “Si los límites del valor y del plusvalor están dados, resulta fácil comprender cómo la competencia transforma los valores en precios de producción” (Marx, 1983b, pp. 400-401).

Según la teoría de Marx, las mercancías individuales no se intercambian en general a precios proporcionales a los tiempos de trabajo contenidos en ellas. Dicho de otra manera, las mercancías individuales no se intercambian a precios que permitan a los capi-talistas de cada industria obtener la cantidad exacta de plusvalía producida en esa industria. En lugar de ello, las mercancías individuales tienden a inter-cambiarse a precios que permiten a los capitalistas de cada rama particular recuperar el capital consumido en la producción y obtener la tasa promedio de ganancia sobre el total del capital avanzado. La tasa promedio es ella misma igual a la tasa general de ga-nancia del capital total, el cual, como dijimos antes, se determina en el análisis del capital en general del Tomo I y está presupuesto en el análisis de la distribución de la plusvalía. Marx denomina precios de producción de las mercancías a los precios de las mer-cancías individuales que resultan de tal distribución proporcional de la plusvalía entre las industrias individuales.

La determinación del precio de producción de cada mercancía está dado por la siguiente ecuación:
Pi = (Ci + Vi ) + R Di      (10)
donde Pi representa el precio de producción de cada mercancía, Ci el flujo periódico de capital constante consumido en cada industria, Vi el flujo periódico de capital variable gastado en cada industria, R la tasa general de ganancia y Di el fondo total de capital dinerario avanzado en cada industria.

La cantidad de ganancia incluida en el precio de cada mercancía (=R Di) en general no será igual a la cantidad de plusvalía realmente contenida en esa mercancía, y por consiguiente el precio de producción de cada mercancía en general no será proporcional al tiempo de trabajo requerido para producirla. Sin embargo, la cantidad total de plusvalía no se altera por la redistribución de la plusvalía entre las industrias individuales de acuerdo con la cantidad total de capital invertido. Tomadas en conjunto, las divergencias de las ganancias individuales de las plusvalías individuales se equilibran, de tal modo que la suma de las ganancias individuales es igual a la cantidad total de plusvalía (S), como se determina en el análisis del capital en general en el Tomo I. 

Finalmente, en contraste con la interpretación neorricardiana, la tasa general de ganancia obviamente no cambia en la determinación de los precios de producción de Marx, puesto que se toma como dada en este análisis y no se determina simultáneamente junto con los precios de producción, como ocurre en la interpretación neorricardiana. Según el método de Marx, no existen dos tasas de ganancia; sólo hay una tasa de ganancia, la “tasa de ganancia en términos de precios”, la cual se determina en el análisis del capital en general del Tomo I y se toma como dada en el análisis de los muchos capitales en el Tomo III.
VI. Respuesta a la crítica neorricardiana
Según la interpretación neorricardiana, el análisis de la determinación de los precios de producción de Marx resumida arriba, es lógicamente incompleta y contradictoria porque Marx no logró transformar las cantidades de capital constante y capital variable invertidas en cada industria de sus magnitudes, en valor a sus magnitudes en precio. Esta crítica se inició con Bort-kiewicz (1952, p. 9): “[Marx] incurrió en el error de dejar ciertas magnitudes sin alteración de la tabla de va-lores al pasar a la de precios. Al transformar valores en precios es inadmisible excluir de este cálculo a los capitales constante y variable invertidos en las diversas esferas de la producción”.
Swezzy (1968, p. 115) repitió esta misma crítica en su influyente Theory of Capitalist Development:
La fuente del error de Marx no es difícil de descubrir. En su esquema de precios, los desembolsos de los capitalistas en capital constante y variable se mantienen exactamente como estaban en el esquema de valores; en otras palabras, el capital constante y el capital variable utilizados en la producción se siguen expresando en términos de valor. Ahora bien, es obvio que en un sistema en el cual el cálculo de precios es universal, tanto el capital utilizado en la producción como el producto mismo deben expresarse en términos de precios. El problema es que Marx sólo llegó a la mitad del camino en transformar valores en precios. No debe sorprendernos que este procedimiento lleve a resultados contradictorios.
En el debate subsecuente se concluyó que es posible corregir el “error” de Marx y completar la trans-formación de los insumos de capital constante y capital variable de magnitudes en valor a magnitudes en precio. Sin embargo, como lo analizamos en la sección i, de esta “solución” neorricardiana se desprenden tres implicaciones importantes: i) sólo una de las dos igualdades totales de Marx puede, en general, mantenerse al mismo tiempo; ii) la tasa de ganancia en términos de “precio” no será igual a la tasa de ganancia en términos de “valor”, y III) el análisis del sistema de valores del Tomo I es “redundante” o es una “desviación innecesaria” porque los mismo precios y la tasa de ganancia pueden derivarse directamente de las condiciones técnicas de producción y del salario real dados.
Yo argumento que estas críticas se basan en una interpretación neorricardiana de la teoría de Marx, la cual supone un método lógico diferente del propio método de Marx, como lo examinamos antes. En particular, esta crítica supone un método diferente de determinación de las cantidades individuales del capital constante y capital variable invertidas en cada industria. Según la interpretación neorricardiana, los supuestos (givens) fundamentales en la teoría de Marx (como en la teoría de la producción lineal) son las cantidades físicas de las condiciones técnicas de producción y del salario real. De acuerdo con este método, las cantidades de capital constante y capital variable de cada industria se derivan de estas condiciones técnicas y del salario real. En el Tomo I, las cantidades de capital constante son determinadas como los valores-trabajo de los medios de producción dados empleados en cada industria. En el Tomo III, estas cantidades de capital constante en términos de valor se toman como dadas y luego se transforman en los precios correspondientes de estos mismos medios de producción. Así, en la transición del Tomo I al III, la cantidad de los medios de producción permanece igual (tomados como dados), pero la cantidad de capital constante derivada de estos medios de producción dados cambia. Un método similar se sigue para el capital variable. El capital variable en cada industria es primero determinado como los valores-trabajo de los bienes salario dados y luego se transforma en los precios de esos mismos bienes salario. Son precisamente estas transformaciones del capital constante y capital variable de magnitudes en términos de valor a magnitudes en términos de precio por las que se acusa a Marx de no haber logrado hacerlas.

Sin embargo, hemos argumentado arriba que, según el método de Marx, las cantidades individuales de capital constante y capital variable invertidas en cada industria no se derivan de las condiciones técnicas de producción y del salario real, sino que se toman como dadas en términos de dinero. En el análisis del capital en general del Tomo I, estas cantidades de capital constante y capital variable invertidas en cada industria no se toman en consideración en absoluto; más precisamente, no son determinadas como los valores-trabajo de las cantidades de medios de producción y de bienes salario en cada industria. Sólo las cantidades totales de capital constante y capital variable se consideran en el análisis del Tomo I, y estas cantidades totales son tomadas como dadas. Así, las cantidades individuales de capital constante y capital variable en términos de valor no pueden tomarse como dadas en el Tomo III, como determinadas en el Tomo I, puesto que ellas aún no son analizadas en este último. En lugar de ello, las cantidades individuales de capital constante y capital variable se toman como dadas en términos de precio en el análisis subsecuente del Tomo III (es decir, como cantidades de dinero).

De acuerdo con el método de Marx, estas cantidades de capital constante y capital variable no necesitan ser transformadas de términos de valor a términos de precio, sino que ellas ya están en términos de precio porque se toman como dadas en términos de precio. La transición del Tomo I al III no es una transición de valores-trabajo a precios; es una transición de precios totales a precios individuales. Así, Marx “no dejó de transformar los insumos” de valores a precios. Según el método de Marx, no hay tal transformación que hacer. Carchedi (1991 y 1993) y Mattick, Jr. (1981) también destacan que los insumos de capital constante y capital variable se toman como dados en términos de precio en la determinación de los precios de producción y, por consiguiente, no tienen que ser transformados de magnitudes de valor a magnitudes de precio.

Por otra parte, las cantidades de medios de producción y de bienes salario que las cantidades dadas de capital constante y capital variable comprarán serán diferentes dependiendo de si, o no, los precios de los medios de producción y de los bienes salario son proporcionales a sus valores-trabajo. Por ejemplo, si el precio de los medios de producción es mayor que su precio proporcional al trabajo, entonces la cantidad dada de capital constante monetario comprará una cantidad menor de medios de producción que si estos dos precios fueran iguales. De manera similar, si el precio de los bienes salario es menor que su precio proporcional al trabajo, entonces la cantidad dada de capital variable comprará una cantidad mayor de bienes salario que si estos dos precios fueran iguales (Marx, 1984a, pp. 393-396).

De este modo, el método de Marx es fundamentalmente opuesto al de la interpretación neorricardiana: al pasar del Tomo I al III, Marx mantiene sin variación las cantidades monetarias de capital constante y variable, y esta transición tiene como resultado cambios en las cantidades físicas de los medios de producción y de los bienes-salario que los capitales constante y variable dados adquirirán. (Este cambio no se refiere a un cambio real, sino a un cambio de la cantidad hipotética de los medios de producción y de los bienes-salario que los capitales constante y variable dados comprarían si los precios fueran proporcionales a sus valores-trabajo, de las cantidades reales de medios de producción y de bienes-salario que los capitales constante y variable dados realmente compran con precios que no son proporcionales a sus valores-trabajo.) El método neorricardiano, por otra parte, mantiene las cantidades de medios de producción y de bienes-salario sin variación, y la transición al Tomo III tiene como resultado cambios en las cantidades de capital constante y capital variable (nuevamente, no un cambio real). Así, la omisión de transformar las cantidades de capital constante y capital variable puede ser sólo un problema en la teoría neorricardiana, pero no resulta un problema para la teoría de Marx.

A menudo se argumenta que aunque Marx no logró transformar el capital constante y el capital variable de términos en valor a términos en precios, reconoció explícitamente en unos cuantos pasajes que tal transformación debía hacerse, pero no reconoció todas las implicaciones de terminar la transformación (por ejemplo, Steedman, 1985, pp. 30-32). Los pasajes citados más a menudo a este respecto son Marx, (1983b, pp. 203, 208 y 263-264). Sin embargo, un nuevo examen de estos pasajes desde la perspectiva del método de Marx, como se esboza arriba, sugiere una interpretación totalmente diferente. Como ya lo discutimos antes, el “valor transferido” de los medios de producción al precio del producto final es igual al capital constante dado, o al precio de los medios de producción, sea o no este precio proporcional al tiempo de trabajo incorporado en los medios de producción. En estos pasajes del Tomo III, Marx sencillamente llama la atención al hecho de que en el Tomo I hizo el supuesto provisional de que el precio de los medios de producción es proporcional al tiempo de trabajo incorporado en los medios de producción, pero ahora este supuesto provisional es abandonado. Sin embargo, esta determinación ulterior del precio de los medios de producción no implica que el capital constante necesite ser transformado ulteriormente, porque el capital constante no se deriva del tiempo de trabajo requerido para producir los medios de producción, sino que se toma como dado. Ni que esta determinación ulterior del precio de los medios de producción afecte el valor transferido de los medios de producción, el cual es igual al capital constante dado en ambos casos. Sencillamente significa que el capital constante dado y, por consiguiente, el valor transferido ya no se supone como proporcional al tiempo de trabajo incorporado en los medios de producción.

Finalmente, las tres implicaciones importantes de la “solución” neorricardiana al problema de la transformación examinado antes no sigue el propio método lógico de Marx. Como se muestra en la sección anterior, las dos igualdades totales de Marx son verdaderas de manera simultánea, y la determinación de los precios individuales no altera la tasa de ganancia; más bien la tasa de ganancia se toma como dada en la determinación de los precios individuales. Con respecto a la tercera implicación, la crítica de “redundancia” de los neorricardianos, de las características del método lógico de Marx examinadas antes se desprende que los valores de las mercancías, como las define Marx, no pueden derivarse de las condiciones técnicas de producción por dos razones fundamentales: primera, el concepto de trabajo abstracto de Marx difiere de los requerimientos de trabajo actuales incluidos en las condiciones técnicas de producción porque estas últimas no toman en consideración las diferentes calificaciones y diferentes intensidades del trabajo. Segunda, el “trabajo pasado”, que se representa por el capital constante en general, no es igual al trabajo “incorporado” en los medios de producción. Por consiguiente, los valores de las mercancías, como son definidas por Marx, no son una “desviación innecesaria” de las condiciones técnicas de producción a los precios de las mercancías, sino que son un supuesto indispensable de la teoría de la ganancia de Marx.11
VII. Comparación con la “nueva solución” al problema de la transformación
En los años recién pasados ha surgido una “nueva solución” al problema de la transformación que ocupa un terreno intermedio entre la interpretación neorricardiana y la interpretación presentada aquí. Esta nueva solución originalmente se presentó de manera independiente por Foley (1982) , Dumenil (1980 y 1983) y Lipietz (1982) y ha obtenido gran atención y aceptación entre los economistas marxistas y radicales (aunque sin duda aún es un punto de vista minoritario). Esta sección revisa brevemente algunos puntos importantes de esta nueva solución, y la contrasta con la interpretación aquí presentada.

La principal similitud entre la nueva solución y la interpretación presentada aquí es que la nueva solución también toma como dado el capital variable en términos monetarios, en lugar de derivar el capital variable de una cantidad dada de bienes salarios, como en la interpretación neorricardiana. Esta cantidad dada de capital variable en términos monetarios aún es la misma en la transición del Tomo I al III. La justificación de esta interpretación no se realiza en términos del método lógico de Marx; en lugar de ello se argumenta que este supuesto proporciona una representación más exacta de la relación real entre capitalistas y trabajadores en la sociedad capitalista. “Los trabajadores en la sociedad capitalista no negocian por, o reciben, una canasta de mercancías como pago por la fuerza de trabajo, sino que reciben una suma de dinero, el salario monetario, que ellos luego son libres de gastarlo como lo deseen” (Foley, 1982, p. 43).

Foley también argumenta que esta interpretación proporciona un mejor entendimiento de la naturaleza específica de la explotación en el capitalismo y de la naturaleza de la lucha de clases entre capitalistas y trabajadores. Él cree que esta interpretación nos permite percibir que la explotación capitalista no es idéntica a la existencia de un producto excedente y que la meta de las luchas de los trabajadores no debe ser la eliminación del producto excedente per se, sino que debe ser la eliminación de las relaciones sociales del capitalismo en las cuales los capitalistas se apropian del producto excedente en la forma de plusvalía.

Esta nueva solución también redefine la igualdad del precio total para referirse al precio neto del producto total en lugar del precio bruto. De esta interpretación (y del supuesto de un salario monetario dado) se desprende que esta igualdad redefinida del precio total y la igualdad de la ganancia total ambas pueden mantenerse al mismo tiempo.

Sin embargo, esta nueva solución trata al capital constante de manera diferente que el capital variable. No toma al capital constante como dado en términos monetarios, sino que deriva el capital constante de una cantidad dada de medios de producción, como en la interpretación neorricardiana. Así, la magnitud del capital constante cambiará en la transformación de valores a precios, como en la interpretación neorricardiana. Dado que la magnitud del capital constante cambia, el precio total de las mercancías no será proporcional al valor-trabajo total de las mercancías, y la tasa de ganancia en “precios” no será igual a la tasa de ganancia en “valor”, nuevamente como en la inter-pretación neorricardiana.

De esta manera, existe una incongruencia metodológica en esta nueva solución en su tratamiento del capital constante y el capital variable. El capital variable se toma como dado en términos monetarios, pero el capital constante se deriva de cantidades físicas dadas. Quienes proponen este punto de vista no proporcionan una razón para este tipo de tratamiento. Yo argumento que puesto que tanto el capital constante como el capital variable son componentes del capital total invertido por los capitalistas, estos dos componentes deben ser tratados de manera paralela. O ambos deben tomarse como dados en términos monetarios, como en la teoría de Marx, o bien ambos deben derivarse de las cantidades físicas dadas, como en la teoría de la producción lineal.

En determinado punto, Foley (1982, pp. 44-45) parece presentar un argumento general para tomar como dado todo el capital monetario invertido en las empresas capitalistas (tanto el capital constante como el capital variable), en lugar de tomar como dados “la producción y la distribución de los valores de uso”:
Una diferencia notable entre la manera en que Marx trata el problema de la transformación y otros tratamientos posteriores es que Marx describe ambas economías únicamente en términos de las cuentas de las empresas capitalistas; no especifica la producción y distribución reales de los valores de uso. Tratamientos posteriores, tal vez en nombre del rigor teórico, describen ambas economías en términos de la producción y distribución de valores de uso particulares, y derivan las cuentas de las empresas capitalistas de esta información supuesta sobre la producción y la distribución. Cuando mantenemos constante la producción y la distribución de los valores de uso, ocurre que... el valor agregado total y la ganancia total no pueden ser ambas las mismas en las dos [economías]. Deseo sugerir que Marx contaba con buenas razones teóricas para describir las dos economías en términos de las cuentas de las empresas capitalistas en lugar de en términos de la producción y distribución de los valores de uso. Los hechos sociales pertinentes a la lucha y el cambio en una sociedad capitalista se refieren a la producción y distribución del valor mismo, y la producción, distribución y consumo reales de los valores de uso que se derivan de estas luchas toman un lugar secundario.
Me parece que el argumento de Foley podría aplicarse al capital constante y al capital variable. Sin embargo, Foley lo aplica sólo al capital variable, es decir, sólo a la distribución de los valores de uso. No lo aplica al capital constante o a la producción de los valores de uso. He argumentado arriba que, de acuerdo con el método de Marx, ambos, el capital constante y el capital variable, son tomados como dados en términos monetarios. Este argumento se basa en: i) la fórmula de la circulación del capital de Marx, D-M-D', la cual es el marco analítico general de la teoría de Marx y que comienza con una suma dada de dinero; ii) la relación lógica entre las secciones primera, segunda y tercera del Tomo I de El capital, según la cual el desarrollo de los conceptos de dinero y capital en las secciones primera y segunda proporcionan los presupuestos lógicos para el análisis de la plusvalía en la sección tercera y posteriores, y III) los numerosos pasajes en los cuales Marx afirma que la cantidad del capital monetario inicial está presupuesto en su teoría de la plusvalía. Quienes aceptan esta nueva solución deben proporcionar una explicación para sus diferentes tratamientos del capital constante y el capital variable y deberían o refutar los tres puntos anteriores o bien mostrar cómo son congruentes con su interpretación.
Conclusión
Este trabajo ha argumentado que la interpretación neorricardiana prevaleciente atribuye a la teoría de Marx un método lógico (el método de la producción lineal) que es fundamentalmente diferente del propio método de Marx. Las dos diferencias fundamentales examinadas fueron el orden de determinación entre las magnitudes totales y las magnitudes individuales y la naturaleza de los dados o presupuestos de la teoría de Marx. En este trabajo se ha argumentado además que, si se sigue el método de Marx, su deter-minación de los precios de producción en el Tomo III de El capital no está lógicamente errada como lo afirman los neorricardianos. Ambas igualdades totales de Marx (el valor total es igual al precio total y la ganancia total es igual a la plusvalía total) se desprenden de la conclusión necesaria de este método. Y, finalmente, la tasa de ganancia no cambia como resultado de esta determinación de los precios de producción. Así, el largo recorrido de la bibliografía neorricardiana respecto al “problema de la transformación” de Marx a partir de Bortkiewicz en adelante, de hecho no se ajusta a la teoría de Marx, sino que se ajusta sólo a la teoría de la producción lineal, o al intento equivocado de interpretar la teoría de Marx en términos de la teoría de la producción lineal.

No he argumentado que la teoría de Marx sea necesariamente superior a la teoría de la producción lineal. El poder explicativo relativo de estas dos teorías está más allá del alcance de este trabajo, pero ésta es obviamente la siguiente pregunta que debe abordarse. Sin embargo, una evaluación significativa de los méritos relativos de estas dos teorías no es posible sin primero obtener una compresión clara del carácter único de la teoría de Marx y sus diferencias de la teoría de la producción lineal. El propósito de este trabajo ha sido contribuir a esta compresión de la teoría de Marx.
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Notas
1. Mi interpretación de la distinción de Marx entre “capital en general” y “muchos capitales”, se basa en gran medida en Mattick, Sr., (1959 y 1969), y Rosdolsky (1978).
2. Las secciones 1a. y 3a. del Tomo III siguen en el ámbito de abstracción del capital en general. El Tomo II también se encuentra a este nivel de abstracción. Este último analiza las diversas características compartidas por todos los capitales que provienen del proceso de circulación, a diferencia del proceso de producción.
3. De la distinción metodológica entre el capital en general y los muchos capitales de Marx, podemos observar que la interpretación de las “aproximaciones sucesivas” del método de Marx adoptado por Sweezy y muchos otros es errónea. Según la interpretación de las aproximaciones sucesivas, el Tomo I de El capital hace los supuestos simplificadores de que los precios de las mercancías individuales son iguales (o proporcionales) a sus valores, y la composición del capital en todas las industrias es igual. Después, en el Tomo III, las composiciones desiguales del capital son introducidas, y se desarrolla una teoría de precios más realista. La tasa de ganancia también se determina simultáneamente con los precios en este análisis del Tomo III, de manera similar a la interpretación de la producción lineal del método de Marx. Sin embargo, según la distinción de Marx entre el capital en general y los muchos capitales, el análisis del capital en el Tomo I desecha completamente los precios de las mercancías individuales y las composiciones de los capitales individuales. No se hace suposición alguna acerca de la igualdad de las composiciones individuales del capital porque los capitales individuales no entran aún en el análisis. Además, la transición lógica al Tomo III no está marcada por un cambio en el supuesto respecto a la composición de los capitales individuales, sino que está marcada por un cambio en el nivel de abstracción del capital en general a los muchos capitales, donde los fenómenos individuales, como la composición de los capitales individuales, se toman en consideración por primera vez. Finalmente, la cantidad total de la ganancia y la tasa general de ganancia son tomadas como dadas (given) en el análisis del Tomo III sobre la distribución de la plusvalía y la determinación de los precios individuales, como lo discutiremos en la siguiente sección. Para un examen más amplio de la interpretación de las aproximaciones del método de Marx, véase Moseley, 1982, Cap.1.
4. Hay que señalar que Marx no sugiere aquí (ni en ningún otro texto) el supuesto simplificador de las composiciones iguales para todos los capitales. En lugar de ello, en su análisis del capital en general, Marx hace abstracción completamente de los capitales individuales y de sus composiciones, y promete tomarlas en consideración en una etapa posterior del análisis.
5. Los seguidores de Ricardo (James Mills, James McCulloch, Thomas de Quincey y otros) continuaron intentando deducir el fenómeno particular del capitalismo directamente de la ley del valor, sin éxito. Marx (1980c) discute estos “lastimosos” intentos en detalle en el Capítulo Xx del Tomo III de Teorías sobre la plusvalía (“Disolución de la escuela ricardiana”). Véase en especial las pp. 59-60, 73-77 y 171-172.
6. Carchedi fue uno de los primeros, junto con Mattick Jr. (1981), en destacar que, a diferencia de la interpretación neorricardiana prevaleciente, el capital constante y el capital variable en la teoría de Marx son tomados como dados en términos monetarios. Hasta donde conozco, ningún autor neorricardiano ha respondido a los argumentos de Carchedi.
7. Para un análisis más amplio del concepto de trabajo abstracto de Marx, véase Moseley, 1992, pp. 44-53; 1991, pp. 30-31.
8. El propio Marx ilustró su teoría de la plusvalía con ejemplos numéricos y no presentó una formulación algebraica general.
9. Para las definiciones de tiempo de trabajo necesario y tiempo de trabajo excedente , véase Marx, 1978a, pp. 258-263.
10. Al igual que el capital constante total examinado arriba, estas cantidades individuales de capital constante son tomadas como dadas en términos de los costos de remplazo actuales, no los costos históricos reales, de los medios de producción existentes.
11. Otras críticas neorricardianas de la teoría del valor de Marx –por ejemplo, que en el caso de la producción conjunta, los valores pueden ser indeterminados o incluso negativos, y que con una elección de técnica, la determinación de la tasa de ganancia es lógicamente previa a la determinación de los valores– también supone el método lógico de la teoría de la producción lineal (en particular, suponen que los supuestos fundamentales de la teoría de Marx son las cantidades físicas de las condiciones técnicas de producción). Así, estas críticas, al igual que las analizadas en el texto, no se aplican a la teoría de Marx, pero sí se aplican a los errores de interpretación de la teoría de Marx en términos de la teoría de la producción lineal.
Nota de Fred Moseley
Este artículo fue originalmente publicado en el libro del mismo autor, cuyo título es Marx’s Method in Capital: A Reexamination, Estados Unidos, Humanities Press, 1993. Todos los artículos de este libro fueron presentados en la conferencia del mismo título que se realizó en el Mount Holyoke College, Amherst, Mass., del 3 al 7 de junio de 1991. Traducción del inglés de Lily Bug.

Debo señalar que me beneficié en gran medida de la discusión de mi trabajo en la conferencia señalada en la nota anterior. También han contribuido mucho las continuas discusiones durante los años recién pasados con Paul Mattick, Mino Carchedi y Geert Reuten, aunque no estén de acuerdo con todas las opiniones expresadas aquí y no sean responsables de ninguno de los errores que puedan existir.

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