19/5/15

Karl Marx & Piero Sraffa: Dos modalidades de hacer teoría económica científica

Fernando Hugo Azcurra   |   El texto intenta advertir al lector que en el debate actual en Economía Política entre marxianos y sraffianos, existen dos métodos de hacer teoría económica muy diferentes, unos es el de Karl Marx y el otro es el practicado por Piero Sraffa; que la teoría desarrollada por Sraffa no es una continuidad de la de Marx ni tampoco resolución de problemas no resueltos por aquél. Que el planteo de Sraffa es un retorno a teorías económicas de los siglos XVIII y XIX, expuesto en términos reales y no monetarios apoyándose en modelos matemáticos y no en el examen de las estructuras socio-económicas y que, en definitiva, esta modalidad analítica de Sraffa es una recuperación del pensamiento burgués positivista del siglo XIX.

La economía Política como disciplina científica, muestra hasta hoy dos grandes variantes o trayectorias de investigación, análisis y exposición de sus resultados. La primera de ellas corresponde a aquellos planteos y temas que arrancan de la obra de A. Smith (1723-1790), continúan con D. Ricardo (1772-1723) y se prolongan con el inmenso campus analítico que expuso y desarrolló K. Marx (1818-1883) confrontando con aquellos. La segunda es, con todas sus corrientes internas, la que plasmó con el surgimiento y laboriosa construcción de la economía neoclásica o concepción macroeconómica marginalista, aún hoy dominante en la enseñanza y difusión de nuestra disciplina en todas las instituciones académicas.

No es a estas dos concepciones que aludiremos en esta exposición sin embargo. Desde las obras de J.M. Keynes (1883-1946), M. Kalecki (1899-1970) y, en particular, P. Sraffa (1898-1983), la economía neoclásica marginalista, se ha derrumbado completamente en sus pretensiones de cientificidad y de su poder explicativo de los fenómenos de la sociedad del capital. Sólo el poder de los intereses empresariales y de la industria editorial junto con la tozudez dogmática ideológica de sus cultores, los economistas burgueses ortodoxos, la mantiene aún vigente. No son razones científicas, pues, las que la sustentan sino razones de clase y de poder político, aunque muchos de sus sostenedores puedan no tener siquiera idea de ello.

Pero las aguas tampoco están calmas en la concepción más rigurosa y científica. Y ello merced a la labor teórica del eminente economista Piero Sraffa. Su mundialmente famoso libro Producción de mercancías por medio de mercancías no sólo determinó la defunción teórica del marginalismo sino que, sin una referencia directa, también alcanzó a K. Marx, como mínimo, en dos aspectos relevantes de su opus mágnum El Capital: la validación de la teoría del valor y, vinculada con ella, el famoso problema de la transformación de los valores en precios de producción.

A partir de esa obra de Sraffa se ha desatado desde hace décadas, dentro de la concepción científica, una espesa disputa teórica, metodológica e ideológica entre los aportes de Marx y de Sraffa, sobre su complementariedad, o su independencia epistemológica, o bien sobre si la tarea sraffiana es una prolongación, más precisa y consistente de lo hecho por Marx. Es así posible encontrar sraffianos, postsraffianos, neorricardianos, keynesianos, poskeynesianos, marxistas ortodoxos, neomarxistas, etc. atacando y/o defendiendo a uno u otro de ambos pensadores con las más abigarradas explicaciones y posiciones sobre aquellos problemas antes mencionados.

Lo que se puede lamentar en estos debates entre economistas, muchos de los cuales son estudiosos, y muy talentosos, es que no parecen seguir la actitud de sus respectivos maestros, esto es, atacar, debatir, aislar y exponer los problemas del modo objetivo que el carácter de ciencia impone la economía, lo cual no significa dejar la pasión por los problemas y la defensa de los argumentos, pero sí que ambos apunten a la despersonalización, a dejar a un lado la adjetivación liviana, y a reconocer la necesidad e importancia de los problemas mismos fuera de intereses espurios personales y sectoriales. Lo decía Marx en referencia a T.R. Malthus (1766-1834) a quien reconociéndole que “…no carecía de cierto respeto por el razonamiento teórico” sin embargo para él era ejemplo de “…un hombre que busca acomodar la ciencia (por muy errada que esta pueda ser) a un punto de vista que no surge de sí misma sino de un punto de vista tomado del exterior, que la sujeta a intereses que le son extraños y extrínsecos, es ese un hombre vil”.

En mi opinión sólo han quedado en pié las obras y las “aporías” que examinan K. Marx como Crítica de la Economía Política y Piero Sraffa con su “Preludio a una crítica de la Teoría Económica”, en este caso orientada a una reconstrucción integral de la teoría económica, intentando superar la concepción neoclásica marginalista y también la teoría crítica de Marx a la Economía Política.

Las “aporías” económicas en Marx y Sraffa

¿Qué es una “aporía”? (άπορία)

Hay que recordar lo que sostenía el gran Aristóteles (“un hombre que nunca ha podido ser igualado” al decir de Hegel en la Historia de la Filosofía) en su “Metafísica” Libro III –beta- 995a “No es posible desatar un nudo (resolver un problema) cuando se ignora en qué consiste. La aporía que domina al pensamiento demuestra que existe un nudo en las cosas mismas” Edición H. Zucchi, Sudamericana, p. 147. Es a partir de esta posición que se vuelve perentorio examinar si las “aporías” (problema, nudo, calle sin salida, encrucijada, etc.) son “aparentes” o “reales”.

La “aporía” es entonces un interrogante planteado desde el conocimiento ante un fenómeno objetivo de la naturaleza, el hombre o la sociedad que exige ser respondido con rigurosidad y método para ser conocido y desde allí desprender las prácticas respectivas para dominar esos ámbitos y apropiarlos para la humanidad y su desenvolvimiento.

Con relación a nuestra disciplina, la Economía Política, no caben dudas que el notable esfuerzo realizado por Marx hizo hecho avanzar el conocimiento de la sociedad del capital, su constitución, su funcionamiento y su declinación futura históricamente considerado. Sraffa replanteó el valor de la teoría y del análisis en términos que implican deshacerse definitivamente de la economía vulgar neoclásica. Ambos lo hicieron con objetivos de conocimiento precisos aunque claramente divergentes. Cuando enfrentamos la labor de Marx nos topamos con un planteo teórico gigantesco en términos de sujeto, objetos, teorías, hipótesis y leyes que abruma aún a los más audaces.

A ello suma una maciza solidez de pensamiento y de lógica analítica que atrapa. Sraffa muestra un marcado respeto por la lógica económica optando por una exposición formal matemática, pero acentuando la necesidad de una relevancia empírica que se diferencia notablemente de lo realizado por la economía neoclásica, sólo ocupada por los modelos y su “elegancia” matemática con desprecio por su vinculación con los procesos reales de los cuales debiera mostrar sus leyes y la dinámica de su movimiento, pero que no constituyen su preocupación esencial. Las diferencias de Sraffa con Marx no son tampoco menores como veremos más adelante.

Las soluciones

Para Marx el problema (Aporía) central, nervio vital, de la economía como ciencia es la de alcanzar el conocimiento de las leyes que rigen el proceso de la producción de mercancías bajo el dominio de esa “cosa” que se llama capital. Arranca, epistemológicamente, de recurrir al principio explicativo central que, en su lógica, unifica la totalidad del resto de “aporías” del cual se desprenderán éstas: la ley del valor sustentado en el análisis de la mercancía como su soporte material. Hará una filogénesis del valor examinando la evolución de la producción de mercancías, por tanto aquí un nuevo planteo aporético: mercancía y dinero. El desarrollo de la producción mercantil hasta dar cima y culminación en el dinero como su forma de expresión intrínseca y necesaria. Y como la base real es el proceso de producción, y no hay proceso tal sin actividad humana, laboral, se descubre el centro en el trabajo y sus resultados. Así Marx irá desde este examen inicial hasta las formas más desarrolladas del proceso mercantil: hasta el cambio mercantil del capitalismo que presenta nuevas concatenaciones, la transformación del dinero en capital por ejemplo, y nuevas “aporías”. (Ver Grundrisse, II, p.315)

En honor de la brevedad diremos que el planteo de Marx y su crítica (investigación) del capital es el siguiente: Un primer nivel abstracto de conocimiento que contiene dos momentos analíticos fundamentales, el de la mercancía y sus teorías, del valor una y del dinero la otra; del plusvalor, del salario y de la acumulación, y el del capital en general (individual y social) y sus teorías del ciclo del capital y el de la reproducción del capital. Un segundo nivel concreto (racional), cuyo momento analítico es el movimiento real del capital social (producción capitalista y sus mercados) con las teorías de la ganancia, de los precios, del interés y de la renta.

Su lógica analítico-dialéctica, esto es el tratamiento de las oposiciones en el proceso real, su contraposición y movimientos, se desenvuelve de este modo:
I – Análisis abstracto:  > mercancía > cambio > valor de uso > producto del trabajo >  Trabajo   capital > capital > dinero > valor de cambio > valor > trabajo abstracto “en general” (plusvalor, salario, acumulación) II – Análisis concreto: (ganancia, interés, renta) > precios de producción > Producción capitalista > precios de mercado.
Entre uno y otro nivel del análisis se planteará, pues, el punto crucial de resolver el cómo pasar de los valores a precios de producción ya que el cambio capitalista se hace en términos de éstos y no de aquellos: y aquí surgió el debatido, hasta hoy, “problema de la transformación”, que según la crítica económica sraffiana no fue finalmente bien resuelto por Marx.

La situación del problema de la transformación ha generado dos amplias corrientes de interpretación sobre todo a partir de la obra de Sraffa: una que reafirma el camino seguido por Marx y convalida su planteo que con las debidas correcciones matemáticoformales llega a una solución, y la otra que desdeña completamente tal problema ya que no sólo se trataría de un error de Marx sino directamente una cuestión inexistente. Para ésta última no habría problema de la transformación porque no sería necesaria ni siquiera teoría del valor alguna que fundamente la realidad económica del capitalismo.
Así, pues, desde esta última concepción, de la teoría de Marx quedaría muy poco y no precisamente lo que él consideraba su mayor logro: haber dado con la ley que rige el funcionamiento del modo capitalista de producción y que permite su inteligibilidad racional, o sea la ley del valor trabajo incorporado modificada por el dominio del capital en la producción de mercancías y la reducción de la fuerza de trabajo también a mercancía.
Pero ¿qué hizo P. Sraffa al respecto? El pensador italiano de ninguna manera tomó el desafío del planteo de Marx que vimos antes. Él recortó deliberadamente su campo analítico a una cuestión referida a la circulación del capital, no al proceso de producción, y se circunscribió a los problemas que surgen entre las llamadas variables de salarios, ganancias, sus fluctuaciones e impacto en la distribución del producto, examinando todo en términos físicos y no de valor aun cuando en su obra aparecen los vocablos valor y precio él se ocupa de manifestar que no los usa en el sentido tradicional de la disciplina sino como equivalentes (valor = precio) pero sin ninguna apelación a carácter objetivo o subjetivo alguno.

“Producción…” es sin dudas un análisis económico de naturaleza formal y deductiva, no se basa en ni explica situaciones socio-institucionales sino sólo en dos industrias como ejemplos no ramas industriales.
“En Producción de mercancías… nada vincula a algún contexto institucional, no hace referencia a ningún contexto histórico, no reclama ningún tipo de ‘agente económico’. Evita cuidadosamente toda hipótesis sobre el comportamiento humano, sobre las estructuras de mercado, sobre la concurrencia, sobre los rendimientos a escala. Hasta evita asumir posición alguna específica sobre la distribución del ingreso, como tampoco se compromete en afirmaciones sobre el modo en se determina la tasa de ganancia (o, alternativamente, el salario). La tasa de ganancia es sencillamente considerada como una variable determinada de modo independiente” (L.L. Pasinetti, Ponencia presentada ante “Sraffa´s Production of commodities… 1960-2010”)
“En Producción… no hay dinero, ni sindicatos, ni gobierno, ni demanda, ni monopolios, ni comercio exterior, ni elecciones, ni paro, ni inflación, ni referencia alguna a la historia externa de las ideas. En dicho libro, Sraffa sólo toma en consideración aquellos elementos necesarios para resolver su problema directo, la fijación de los precios de producción, y excluye todas las características que no son determinantes para la resolución de su problema.” (A. Barceló, “El enfoque de Sraffa y la Historia Económica”, Universidad de Barcelona, Revista de Historia Económica, Año II, Nº 1 – 1984)
Esta forma de hacer teoría revela o muestra, entonces, por qué en el capitalismo de Sraffa: 1) nunca aparezca la categoría del capital; 2) no haya empresas capitalistas pero si ganancia; 3) que haya salarios pero no trabajadores ni Sindicatos; 4) que haya precios pero no aparezcan los mercados; 5) que haya variaciones distributivas pero no clases en conflicto; 6) que haya sólo ecuaciones lineales de producción y condiciones formales de intercambio pero no sectores y clases sociales cuyas relaciones de vida y trabajo se realicen por medio del intercambio.
Para los sraffianos es ésta la mayor virtud y logro de Sraffa en su objetivo de hacer de la economía política una economía como ciencia estricta con similares características a las ciencias naturales.

El campo teórico del que se ocupa Sraffa es: circulación – distribución. Teorías: de los precios de producción, de la distribución del excedente (salarios y ganancia), de la Renta. La diferencia entre ambos es enorme a punto tal que conmueve ver que Sraffa escribió un libro de poco más de 100 páginas ante las miles que escribiera Marx. En esto, claro está, mucho que ver tiene la modalidad analítica y el lenguaje utilizado para exponer las teorías: el formalismo matemático y sus formulaciones como ecuaciones lineales.
Para los sraffianos y neorricardianos en general la teoría del valor basada en la cantidad de tiempo social de trabajo insumido en el proceso de producción-reproducción de mercancías (trabajo incorporado) tanto en Ricardo como en Marx cumple en realidad sólo una función principal: la de medición, o sea que constituyó la búsqueda de una unidad de medida de los movimientos de los precios y de las variables distributivas principales (salarios y ganancias) que se mostró finalmente fallida ya que, según afirman, el tiempo de trabajo como valor se demostró una base inviable para la explicación de los precios de producción.
Debate abierto ¿Marx o Sraffa? O ¿Marx y Sraffa?

Hay defensores de uno u otro dilema:
1) Marx sin Sraffa, pues éste se refiere a planteos ricardianos no marxianos;
2) Sraffa sin Marx, ya que finalmente se ha probado la inconsistencia de la lógica de Marx y en particular su no demostración de la explotación capitalista del trabajo;
3) Sraffa desarrolla y mejora los planteos de Marx, hay continuidad y no ruptura. El debate se ha forjado en torno a la particular cuestión del “transformación” y al modo de hacer ciencia de Marx: es más filosófico, afirman, que económico. Sraffa es más austero, preciso, simplificado, y hace uso de unas matemáticas que hoy se muestran elementales pero que son contundentes como demostración de sus ideas. Así puestas las cosas (muy comprimidas por cierto) tiendo a opinar que por primera vez en nuestra disciplina el debate se da entre dos concepciones científicas y no entre una científica (Ricardo, Marx) y otra apologética ideológica (la economía vulgar burguesa tanto micro como macroeconómica).
En tanto Marx desplegó su afán en una Crítica de la Economía Política, poniendo una vinculación estrecha entre base socio-institucional y teorías, Sraffa lo hizo como un preludio (introducción) a una Crítica de la Teoría Económica, que para él era toda la Economía y no sólo el marginalismo, acentuando la cuestión formal sin referencias sustantivas a lo social-institucional como ya ha sido mencionado, pero cuyos resultados afectaron también la labor de Marx. Y son estas las dos modalidades de hacer ciencia a la que aludimos: la de Marx y la de Sraffa. De modo que hoy hay una sola Economía científica con dos paradigmas que sustentan concepciones interpretativas diferentes sobre los problemas, sus planteos y sus soluciones, ¿habrá llegado el momento de elaborar una sola dirección analítica y continuar desarrollando nuestra ciencia? Pero deberá aclararse que son dos paradigmas no complementarios predominando entre ambos la diferencia al punto de poder plantearse si uno anula uno al otro, o bien qué puede rescatar uno del otro que signifique un avance de la disciplina.

Por lo tanto deberá señalarse que Sraffa no significó un sencillo y “genial” regreso a los clásicos y en parte a Marx como afirman algunos (Garegnani, Meeks, Dobb) sino que ha planteado una rectificación de la teoría y de la reconstrucción histórica de la economía diferente de la de Marx basada ésta en la teoría del valor como inteligibilidad última del funcionamiento del modo de producción específicamente capitalista.

Sraffa sienta el principio del excedente como plusproducto y lo concibe el objeto de análisis de la economía cual si fuera una ciencia “natural” pero de carácter formal. Para decirlo directamente, Sraffa elabora una teoría completamente diferente de la de Marx tanto por su método, por las categorías analíticas como por el objeto de la propia Economía Política; sus discípulos refinan y profundizan tal diferencia. No debe ser casualidad que Sraffa hacia fines de los años 20 cuando debe dictar un curso avanzado de teoría el valor, considerara la Economía Política como “…a science of things” “ciencia de las cosas”, haciendo una diferenciación de la concepción marginalista o Economics como “ciencia de las ilusiones” (Vid. Giancarlo de Vivo, Notas sobre el itinerario intelectual de Sraffa, Contribuciones cit. P. 445; D3/12/10/61), quien, a su vez, repetía a Marshall en esta concepción.: “Economía es el estudio de la humanidad en los asuntos ordinarios de la vida”. (A. Marshall, “Principios de Economía”, Aguilar, Madrid, 1948). Luego Sraffa adoptará la concepción de Ricardo de la Economía como ciencia que se ocupa de la distribución del excedente.

En base a lo anteriormente dicho, carece de evidencia textual y teórica el que pudiera considerarse a Sraffa como un continuador y perfeccionador del programa científico de Marx, sobre bases más sólidas que las de la teoría del valor-trabajo en el punto al que él había llegado: el problema de la determinación de la tasa de ganancia y de los precios de producción, dicho de otro modo, el famoso problema de la transformación (Véase A. Ginzburg, “Sraffa y el análisis social: algunas notas metodológicas”; “Contribuciones…” cit). El análisis económico de Marx no era apreciado por Sraffa aun cuando pudiera ver en él un gran teórico. Invitado en 1966 a redactar un reseña del libro de reciente publicación de P. Baran y P. Sweezy “El Capital Monopolista”, la rechazó tajantemente: “Tengo en claro que esa no es realmente mi línea” (“I am clear that it is not really my line”) (Vid, Jean Pierre Potier, “Algunas notas sobre la biografía de Sraffa”, Contribuciones, cit. P. 69) ¿Cuál no era “su línea”? pues la del análisis de base marxiana que aúna teoría y relaciones sociales reales de producción y cambio.

Pero además cuando se afirma por ejemplo que “La aparición en 1960 de “Producción…” consagra el retorno del pensamiento clásico y marca el advenimiento de una corriente neo-ricardiana que intenta desarrollar el sistema sraffiano de los precios de producción” (Eric Berr, “Piero Sraffa: actualidad de la teoría de los precios de producción”, Ponencia al Congreso Anual de la A.S.F.S.E., 24-25 septiembre 1998, París) lo que no se hace explícito es que este “volver a los clásicos” (Smith, Ricardo) no es otra cosa que volver al pensamiento económico burgués. El propio Sraffa lo dice claramente al referirse en el Prefacio de “Producción…” que retoma el planteo económico en términos “…que es el de los antiguos economistas clásicos desde Adam Smith a Ricardo”, planteo que había sido “…sumergido y olvidado desde el advenimiento del método ‘marginalista’”. Sí, enfáticamente retoma lo mejor de esa economía, pero economía burguesa de todos modos. Que la teoría económica de Sraffa, en comparación con el marginalismo, es un paso hacia adelante, o sea en relación con la economía vulgar neoclásica a la que llamó “ciencia de las ilusiones” (G. de Vivo, “Contribuciones…”cit. p. 445) no da lugar discusiones, pero discutible es respecto de la economía de Marx.

Sobre lo que se debe llamar la atención es que hay sí dos linajes (tradiciones) filosófico-teóricos diferentes en uno y otro pensador: Marx contiene y potencia a Aristóteles, Galileo, Feuerbach, Hegel, siguiendo en la lógica histórica y científica de la economía a Petty, Quesnay, Smith y muy especialmente Ricardo, adoptando además una posición epistemológica que distingue en la ciencia lo real de lo aparente como sinónimo de cientificidad. “El hecho de que en su manifestación las cosas (los fenómenos. F.H.A.), a menudo se presentan invertidas, es bastante conocido en todas las ciencias, salvo en la Economía Política”. (Das Kapital, I; 2, p. 654 y p. 660 in fine) Y además “El economista burgués, cuyo limitado cerebro no puede separar la forma de manifestación de lo que en ella se manifiesta…” (Ídem, p. 698). Hay que señalar aún la inversión místico-hegeliana (idealista en general) “…por la cual lo concreto-sensible cuenta únicamente como forma en que se manifiesta lo general-abstracto, y no, a la inversa, lo general-abstracto como propiedad de lo concreto… Si digo que tanto el derecho romano como el derecho germánico son derechos los dos, afirmo algo obvio. Si digo, en cambio, que el derecho, ese ente abstracto, se realiza en el derecho romano y en el germánico, en esos derechos concretos, la conexión se vuelve mística” (Das Kapital, I, 3, p. 1026).

En Sraffa excedente es lo general y las modalidades históricas específicas de las diferentes formaciones económico-sociales es su modo “institucional” de realizarse; trabajo fechado es la referencia a todo producto como resultado de una actividad laboral en un tiempo anterior al último realizado, así las formas sociales particulares son sólo etapas en una cadena lineal identificada como, o reducida al, concepto “más general”, el de “trabajo” con la característica que se realizó en un tiempo pretérito. Además Marx así como rechaza la mística analítica de índole idealista rechaza también el chato empirismo, el cual “… con su tosco interés por lo material, no presta atención alguna a las diferencias formales” (I, 2, p.661)
“El análisis científico de la competencia sólo es posible cuando se ha comprendido la naturaleza intrínseca del capital, así como el movimiento aparente de los cuerpos celestes sólo es comprensible a quien conoce su movimiento real, pero no perceptible por los sentidos.” (K. Marx, El Capital, Libro I, vol. 2 p. 384)
“El análisis de las conexiones internas reales del proceso capitalista de producción es una cuestión sumamente intrincada y un trabajo muy minucioso; si es una tarea de la ciencia reducir el movimiento visible y solamente aparente al movimiento real interno…” (Ibídem, Libro III, vol. 6, p. 400)
“… ocurre lo mismo que con todas las formas de manifestación y su trasfondo oculto. Las primeras (las formas de manifestación FHA) se reproducen de manera directamente espontánea, como formas comunes y corrientes del pensar; el otro (el trasfondo oculto FHA) tiene primeramente que ser descubierto por la ciencia. La economía política clásica tropieza casi con la verdadera relación de las cosas, pero no la formula conscientemente, sin embargo. No podrá hacerlo mientras esté envuelta en su piel burguesa” (K. Marx, El Capital, Libro I, 2 p. 660)
Las premisas filosóficas y científicas de Sraffa se encuentran en el empirismo inglés; F. Bacon, G. Berkeley, J. Locke y D. Hume como los antecedentes más lejanos, y A. N. Whitehead y Bertrand Russell como los más cercanos. La obra de Newton y su concepto de ciencia no puede desdeñarse en su pensamiento. Para el empirismo inglés no hay tal diferencia entre “esencia” y “apariencia” (real y aparente en Marx como vimos), tal cosa es metafísica por lo cual carente de toda seriedad analítica. En relación con la Economía Política Sraffa enlaza con un desarrollo que se da a partir de lo hecho por W. Petty-físico, R. Cantillón, F. Quesnay y Ricardo-grano y con economistas matemáticos cuyo origen puede encontrarse en Dmitriev, continuando por Bortkiewicz, von Charasoff; von Neuman, Leontieff, Okishio, Shibata, en los que se puede ver un afán de matematizar (i.e. sistemas de ecuaciones) las categorías inmediatas cual un sistema que debe resolver las incógnitas que presenta sin alusión alguna al sistema institucional del cual se derivan aquellas. Esta diferencia de tradiciones analíticas en lo científico y en lo filosófico para el tratamiento de la materia económica entre Marx y Sraffa no se suele hacer por lo que muchas veces los intercambios entre marxistas y sraffianos se vuelve estéril por mutua incomprensión.

Referencias bibliográficas

Aristóteles, 1978, “Metafísica” Libro III –beta- 995ª; Edición H. Zucchi, Sudamericana, p. 147.
Barceló, A. 1984, “El enfoque de Sraffa y la Historia Económica”, Universidad de Barcelona, Revista de Historia Económica, Año II, Nº 1.
Berr, Eric, 1998, “Piero Sraffa: actualidad de la teoría de los precios de producción”, Ponencia al Congreso Anual de la A.S.F.S.E., 24-25 septiembre, París.
De Vivo, Giancarlo, “Notas sobre el itinerario intelectual de Sraffa”, Contribuciones cit. P. 445; D3/12/10/61),
Marshall, A. “Principios de Economía”, Aguilar, Madrid, 1948
Marx, Karl (1975), Siglo XXI, Buenos Aires.
PasinettI, L.L. Ponencia presentada ante “Sraffa´s Production of commodities… 1960- 2010”)
Sraffa, Piero (1965). “Producción de mercancías por medio de mercancías”. Ediciones Oikos-Tau, Barcelona.




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