15/9/14

Marxismo, sociología y lucha de clases | Notas de lectura

Karl Marx ✆ A.d. 
Ariel Mayo   |   Las ciencias sociales y el marxismo constituyen proyectos teóricos y políticos antagónicos e irreconciliables. Para justificar esta afirmación puede recurrirse al procedimiento de comparar la sociología de Comte o de Durkheim con El capital de Marx; así, mientras que los primeros asumen que la sociedad burguesa es el mejor de los mundos posibles y que, en todo caso, la ciencia debe corregir las imperfecciones de esta sociedad, Marx plantea que el capitalismo es una forma de organización social basada en la explotación del trabajo asalariado y que debe ser reemplazada, revolución mediante, por el socialismo. Es posible que el lector piense que las afirmaciones del párrafo anterior son demasiado esquemáticas o que remiten a cuestiones que ya han sido superadas. Respecto al carácter esquemático, cabe decir que se trata de plantear la cuestión del modo más claro posible y esta es la función de los esquemas. Respecto a la supuesta superación de la cuestión planteada (la crítica se reduce aquí a afirmar que el marxismo ha sido superado), una respuesta posible consiste en remarcar un hecho que suele pasar desapercibido a los críticos: el capitalismo goza de “buena salud”, así como también las contradicciones que engendra éste. El eje del marxismo es la crítica del capitalismo, ya sea a través de la teoría (El capital es el ejemplo más acabado), ya sea a través de las armas (la organización política autónoma de la clase trabajadora). Es la misma vigencia del capitalismo la que revitaliza permanentemente al marxismo, más allá de las derrotas del movimiento obrero. Esto se vuelve notorio en las épocas de crisis.

Per una teoria dell’arte in Karl Marx

Karl Marx ✆ A.d. 
Diego Fusaro   |   Esordisco col ricordare una cosa ovvia e banale, ma che e bene precisare perche, come cerchero di chiarire, ha risvolti fondamentali nella «teoria» marxiana dell’arte: Karl Marx non si e mai occupato specificamente del fenomeno artistico, scrivendo monografie e dedicando studi all’esame di quel fenomeno. Questo disinteresse non e certo dovuto alla superficialita dell’autore o alla sua avversione per l’arte in quanto tale, ma deve piuttosto essere posto in relazione col ruolo che egli le assegna nell’ambito del proprio «impianto» filosofico (e le virgolette sono d’obbligo, vista l’asistematicita dell’opera marxiana). Il fatto che Marx non abbia mai scritto un’opera sull’arte, ne si sia dedicato specificatamente ad essa, non significa tuttavia che nelle sue opere non affiorino, qua e la, considerazioni di rilievo sul fenomeno artistico. Al contrario, gli scritti marxiani racchiudono un gran numero di riferimenti all’arte e alle sue manifestazioni: a tal punto che, se li si esamina con una certa unitarieta e li si pone in relazione tra loro, diventa possibile ricavarne se non una teoria marxiana dell’arte, per lo meno un tentativo si spiegazione del fenomeno artistico. E alla luce di questo presupposto, del resto, che si spiegano i numerosi tentativi, compiuti da molti studiosi, di individuare una teoria dell’arte in Marx, tentativi che si sono per lo piu tradotti nella pubblicazione di raccolte antologiche di brani marxiani (ed engelsiani) dedicati al tema. 

El uso capitalista de la maquinaria | Marx frente a los “objetivistas”

Fragmento del mural 'Detroit industry' ✆ Diego Rivera
Raniero Panzieri (1972)   |   Es algo bien conocido que para Marx la cooperación simple aparece históricamente al comienzo del proceso del desarrollo del modo capitalista de producción. Pero esta figura básica de cooperación es tan sólo una forma particular de la cooperación que constituye la forma fundamental de la producción capitalista 2. «La forma capitalista presupone desde un principio al asalariado libre que vende su fuerza de trabajo al capital» 3. Pero el trabajador, como propietario y vendedor de su fuerza de trabajo, entra en relación con el capital sólo en tanto que individuo; la cooperación, la relación mutua entre trabajadores, «… no comienza sino en el proceso de trabajo, pero en el proceso laboral ya han dejado de pertenecerse a sí mismos. Al ingresar a ese proceso, el capital se los ha incorporado. En cuanto cooperadores, en cuanto miembros de un organismo laborante, ellos mismos no son más que un modo particular de existencia del capital. La fuerza productiva que desarrolla el obrero como obrero social es, por consiguiente, fuerza productiva del capital. La fuerza productiva social del trabajo se desarrolla gratuitamente no bien se pone a los obreros en determinadas condiciones, que es precisamente lo que hace el capital. Como la fuerza productiva social del trabajo no le cuesta nada al capital, como, por otra parte, el obrero no la desarrolla antes que su trabajo mismo pertenezca al capitalista, esa fuerza productiva aparece como si el capital la poseyera por naturaleza, como su fuerza productiva inmanente» 4.

El marxismo argentino y la cuestión del capital monopolista

Karl Marx ✆ A.d. 
Juan Kornblihtt   |   Diferentes corrientes dentro del marxismo argentino coinciden en señalar como una de las causas fundamentales del mal desarrollo económico de la Argentina al hecho de que su inserción internacional se dio en la etapa del dominio del capital monopolista. Por lo tanto, atribuyen las limitaciones históricas del desempeño del capitalismo en la Argentina a una distorsión a la ley del valor por el creciente dominio de relaciones sociales extra económicas. En este artículo, realizaremos una crítica a los principales exponentes de esta posición a partir de retomar la perspectiva de un análisis de la competencia en los términos que Marx los desarrolló en El Capital.

El debate en torno al capital monopolista marca grandes líneas dentro del marxismo. Encontramos una tradición dominante para la cual el desarrollo del capital se divide en dos grandes etapas. La primera, correspondiente a la estudiada por Marx, estaría caracterizada por la libre competencia. La segunda sería la etapa del imperialismo y del capital monopólico. La principal característica de la etapa monopolista es la regulación de los precios por parte de los monopolios, lo que en cierta medida pondría fin a la competencia en términos económicos. Así, la disputa entre capitales ya no sería por la reducción del precio mediante el desarrollo de las fuerzas productivas, sino una lucha por el control de mercados. 

Keynes ha muerto, larga vida a Karl Marx

John Maynard Keynes ✆ Cummings 
Karl Marx ✆ Mark Stenson 
Ismael Hossein-Zadeh   |   Muchos economistas liberarles imaginaron un nuevo amanecer del keynesianismo con el colapso financiero de 2008. Casi seis años después, está claro que las muy esperadas recetas keynesianas han sido completamente ignoradas. ¿Por qué? La respuesta de los economistas keynesianos: la "ideología neoliberal", que según ellos se remonta a la presidencia de Ronald Reagan.

Este artículo argumenta, en cambio, que la transición del keynesianismo a la economía neoliberal tiene raíces mucho más profundas que la pura ideología; que la transición comenzó mucho antes de que Reagan fuera elegido presidente; que la confianza keynesiana en la capacidad del gobierno para re-regular y revitalizar la economía mediante políticas de gestión de la demanda descansa en la percepción esperanzada de que el estado puede controlar el capitalismo; y que, al contrario de esas percepciones desiderativas, las políticas públicas son algo más que simples decisiones administrativas o técnicas; son, sobre todo, políticas de clase.