Paul Mason | Si se pudiera recorrer la obra de
Shakespeare a la inversa, empezando por el rey Juan y terminando con Enrique
VIII, sería, a primera vista como un drama televisivo sin una trama central:
asesinatos, guerras y caos, todo ello dentro de una disputa aparentemente sin
sentido entre reyes y duques. Pero una vez que se entiende lo que es un
"modo de producción" el significado se vuelve claro. Lo que trata es
del colapso del feudalismo y el surgimiento del capitalismo.
El modo de producción es uno de los conceptos más poderosos
que han surgido de la economía marxista: fue prefigurado por Adam Smith, que
divide la historia económica en "modos de subsistencia", pero en las
manos del propio Marx, y de historiadores posteriores que tomaron un punto de
vista materialista, ha forjado nuestra visión del pasado. El feudalismo fue un sistema económico basado en la
obligación: los campesinos estaban obligados a entregar parte de sus productos
al propietario y de prestarle servicio militar; y él a su vez estaba obligado a
pagar al rey tributos, y suministrarle un ejército.
Pero en la Inglaterra de las obras históricas de
Shakespeare, el resorte principal del sistema se había roto. En el momento en
que Ricardo III masacraba de verdad a su familia extendida, toda la red de poder
que se había establecido basada en las obligaciones feudales había sido
corrompida por el dinero: los alquileres se pagaban con dinero, el servicio
militar se sustituía por dinero, las guerras se libraban gracias a una banca
transfronteriza, una red que se extendía de Florencia a Ámsterdam.
Una vez que se acepta la existencia del feudalismo y también
del capitalismo, surge un gran debate académico sobre lo que causó el colapso
del feudalismo y el surgimiento del capitalismo. Shakespeare se las arregló
para llegar a su esencia, sin tener conocimiento de términos como feudalismo y
capitalismo. El feudalismo fue una palabra inventada para describir la sociedad
medieval, una vez que había terminado, por los historiadores del siglo XVII. Lo
mismo pasa con el capitalismo. Shakespeare conoció sólo su forma temprana pero,
sin embargo, lo describe bien.
En las comedias y tragedias -que tratan de la sociedad
contemporánea en la que vivió su publico- estamos de repente en un mundo de
banqueros, comerciantes, empresas, soldados mercenarios y repúblicas. El
escenario típico en estas obras es una ciudad comercial próspera, no un
castillo. El héroe típico es una persona cuya grandeza es esencialmente la de
un burgués hecho a sí mismo, ya sea a través del coraje (Otelo), la filosofía
humanista (Hamlet y Próspero) o el conocimiento de la ley (Porcia en El
mercader de Venecia).
Pero Shakespeare no tenía ni idea de cómo iba a evolucionar
el capitalismo. Él vio y describió lo que una sociedad, que podía imprimir
libros, navegar a las Américas y trazar con precisión los cielos, estaba
haciendo al carácter humano: darnos la fuerza del conocimiento, pero dejarnos
indefensos ante la codicia, la pasión, la duda y la locura en una escala
desconocida por los campesinos y siervos de la Europa feudal. Pasarán 150 años
hasta que el capitalismo mercantil, basado en el comercio, la conquista y la
esclavitud, den nacimiento al capitalismo industrial.
Por esta razón, cada vez que quiero dejar de ser tan
marxista, pienso en Shakespeare. Armado con un par de libros de historia y un
profundo humanismo, describió la sociedad que le rodeo con una visión sin
igual, y trató de explicar a su público cómo habían llegado allí.
Si interrogas a Shakespeare a través de sus textos, y preguntas
que diferencia hay entre el pasado y hoy, la respuesta implícita es
"ideas". Los seres humanos se valoran más entre sí; el amor es más
importante que el deber en la familia; la gente se arriesga a morir por valores
humanos como la verdad, la ciencia y la justicia más que por la raza o la
nación.
Así que Shakespeare es un gran testimonio del momento en el
que un modo de producción sucede a otro.
Pero también necesitamos a Marx. En una visión materialista
de la historia, lo que diferencia al feudalismo de los orígenes del capitalismo
mercantil no son sólo "ideas". Las relaciones sociales han cambiado.
El mercado ha comenzado a dictar cómo funciona la sociedad. Y en el fondo, el
cambio es impulsado por las nuevas tecnologías.
Para Marx el concepto de "modos de producción da lugar
a una estricta secuencia histórica: varias formas pre-capitalistas de la
sociedad, en las que los ricos se hacen ricos a través de la violencia
legalmente autorizada; y después el capitalismo, donde los ricos se hacen ricos
a través de la innovación técnica y el mercado; y finalmente el comunismo,
donde toda la humanidad se enriquece, moral y económicamente, porque hay
abundancia en vez de escasez.
Sabemos que la vía original a la fase tres, la seguida en la
Unión Soviética, no funcionó. Pero si evitamos el misticismo, y afirmamos
simplemente que debe llegar un momento en el que haya una abundancia relativa,
en comparación con la escasez que ha impulsado todos los modelos económicos
anteriores, Marx está diciendo lo mismo que dijo John Maynard Keynes en la
década de 1930: un día habrá bienes suficientes para todos y el "problema
económico" será resuelto.
¿De qué sirve el concepto de modo de producción hoy en día,
con el modelo neoliberal del capitalismo roto, pero sin otro para sustituirle?
Hay que intentar describir la situación como haría un Shakespeare moderno: hay
una gran conmoción en la vida social. La Venecia moderna es el mundo digital,
donde las personas crean y recrean realidades por sí mismos en sus vidas
sociales con un nivel sin precedentes de libertad, que los estados y los
aparatos de seguridad hacen todo lo posible por recortar.
El comerciante moderno de esta Venecia no es parte de la
élite: él o ella es el "e-sumidor": la persona que alquila su
apartamento en Airbnb o mantiene una tienda en eBay.
En cuanto al principal motor económico: el que mantenía en
funcionamiento el capitalismo ha perdido fuelle. Las poblaciones están
envejeciendo; pronto seremos un hemisferio norte entero de Polonios. El
crecimiento de la productividad ha decaído. Pero junto a la maltrecha economía
medida por el PIB y el volumen de negocios, hay otra, en el que las personas
intercambian cosas en libertad. Sólo la existencia de monopolios
tecnológicos sin precedentes, dedicados a prevenir que circule abundante
información gratuita, evita que grandes cantidades del producto básico de
nuestra época - la información - sea libre.
Véalo de esta manera y no le será difícil imaginar la
posibilidad de una era "post-capitalista" – a pesar de que la
incapacidad de ver un camino hacia ella es lo que ciega a todos los movimientos
sociales modernos. Al igual que Shakespeare, podemos estar en una etapa tan
temprana que no podamos discernir su forma final, pero en la vida moderna del
individuo en red que estamos siendo testigos de los avatares de una sociedad
futura tan claramente como los grandes protagonistas de Shakespeare, que
prefiguraban como seria la grandeza en un sistema de mercado.
Paul Mason es editor de economía de
Channel 4 News. Su libro Postcapitalism: A guide to our Future, que será
publicado por Penguin en la primavera de 2015.
Traducción del inglés por A. Hobbit
Traducción del inglés por A. Hobbit