28/10/14

Karl Marx | El hombre, la idea…

Dagoberto Gutiérrez   |   Ningún hombre, hasta ahora, ha sido tan amado y tan odiado, tan seguido y tan perseguido, tan estudiado y tan sepultado, tan pensado muerto y tan pensado vivo. Se trata de un alemán de origen judío que nació en 1818, cuando Napoleón Bonaparte recién había sido derrotado y Europa se organizaba de acuerdo a las voluntades e intereses de los nuevos centros de poder.

Desde un principio saboreó la exclusión porque a los judíos se les prohibió trabajar en ciertas profesiones y su padre Heinrich Marx, tuvo que aparecer y parecer como luterano para poder ejercer su profesión de abogado. Esta realidad favoreció su reflexión desde un principio en torno a la alienación como un fenómeno en donde el ser humano es tratado como extraño en su propio mundo, desde un principio el joven Marx se convirtió en un lector inagotable e incansable, porque la necesidad de saber fue entendida como la base de la necesidad de comprender y ésta, la comprensión de la realidad, estuvo a partir de esos días decisivos, como una meta perseguida afanosamente. 

Se trataba de un joven alemán con gran capacidad para formular preguntas y para trabajar, larga y profundamente, las probables respuestas que debían necesariamente que generar nuevas preguntas. En ese camino el joven Marx se encuentra con el pensamiento de Hegel que, aparentemente lo acompañó siempre, se trataba del establecimiento de una realidad movida permanentemente por las contradicciones, en donde todo lo real seguía apareciendo como racional.

Jóvenes hegelianos se llamó el primer agrupamiento de jóvenes estudiosos interesados en comprender su realidad, aunque solo uno de ellos, el joven Marx, llegó a establecer que esa comprensión tenía, podía y debía estar al servicio del cambio y la negación de esa realidad.

Esta idea era un golpe a todo aquello que establecía que lo real, lo existente vale la pena que exista y en su lugar establecía que lo racional es lo único real, es decir, que la realidad no es valiosa por sí misma, que esta es cambiante y dinámica pero que ese cambio, al estar vinculado a las transformaciones, exige confrontaciones inevitables que expresan los intereses que se mueven en la sociedad. Hay realidades, como la alemana de esos años y la de nuestros países actualmente y la de Europa, que requieren ser cambiadas, y ese cambio mueve la lucha política real de nuestra sociedad.

Este pensamiento era sostenido por una cultura enciclopédica, con una fuerte formación filosófica y literaria que eran posiblemente los aspectos más gustados por Marx. Esta manera de entender el mundo llevo a Marx a la confrontación con los poderes de su época y hasta el Zar de Rusia pidió al gobierno Alemán le impidiera seguir escribiendo en una revista perseguida. El joven pensador tuvo que salir hacia Paris no sin antes contraer matrimonio con el amor de su vida Jenny Von Westphalenen en junio de 1843.

En agosto de 1844, un joven alemán de 23 años, elegante, bien vestido, de modales burgueses, con palabras inteligentes llamó, en horas de la mañana a la puerta del apartamento de Marx en París, se llamaba Friedrich Engels hijo de un burgués. Conocedor del capitalismo en su lógica y su mecánica, conocedor de la erudición de Carlos Marx y dispuesto a apoyarlo en la prolongada y abierta confrontación establecida entre la burguesía capitalista y estos dos hombres y los trabajadores del mundo entero.

A estas alturas Marx estaba dedicado al estudio profundo, minuciosos y completo del capitalismo como lógica, como filosofía, como actividad económica y empresarial, y como fuerza de la que la humanidad tenía y tiene que liberarse, ya en París Marx elaboró las primeras notas de lo que después sería su obra monumental “El Capital” y siempre estuvo ahondando en el tema, redactando partes del libro y estudiando las tesis fundamentales de los teóricos economistas burgueses David Ricardo y Adam Smith.

En 1849, el 27 de agosto, Marx es expulsado a Gran Bretaña y viviría en Londres hasta su muerte en 1883 a los 65 años de edad. La miseria, el desempleo, la ausencia de todo capital dominaron la vida del pensador, varios de sus hijos murieron sin tratamiento médico y sin condiciones para contar con un ataúd y fueron velados en la sala de la casa que alquilaban con Jenny, Hegel estuvo siempre ayudando a su amigo y ambos libraron una lucha sin cuartel en los terrenos filosóficos, históricos, económicos y políticos contra las posiciones que abierta o encubiertamente defendían a los burgueses.

Ningún hombre antes que Marx ha librado una lucha tan mortal y determinante como la de este hombre y su estudio y elaboración del capitalismo confronta a las tesis burguesas sobre esta lógica dominante, por eso nadie ha sido tan perseguido, tan temido y odiado por la burguesía como Carlos Marx y a la vez nadie ha desafiado tan victoriosamente al capitalismo y al idealismo como este hombre excepcional. El nos enseña la necesidad irrenunciable del estudio de la realidad, la necesidad de descubrir en el discurso la lógica implacable del interés oculto, nos enseña que la lucha de clases es un motor insustituible en la historia, nos enseña que el problema del Estado es el tema neurálgico en la lucha política y en toda elaboración política valiosa, nos muestra la lógica de la plusvalía, nos explica el ciclo insuperable de la crisis del capitalismo.

En el mundo actual el capitalismo vive una de sus mayores crisis y el pensamiento de Marx sigue amenazante e invicto, porque es la reflexión de un hombre que no era economista; pero tuvo la capacidad de entender la economía, como actividad política, como una filosofía del poder, como actividad enajenante o liberadora que necesita en todo caso del control de los aparatos estatales, hizo que su obra cumbre “El Capital” sea escrito como referencias literarias y filosóficas de todo tipo y con ejemplos tomados de la biblia Hebrea de la que Marx era un afanado lector y conocedor. Recordemos el gusto de Marx por un cuento de Honorato de Balzac llamado “La obra maestra desconocida”, donde un pintor somete su trabajo a juicio de dos amigos muy calificados que al ver su cuadro concluyeron que no valían la pena, cuando en realidad se trataba de una obra de pintura abstracta que vendría a ser décadas después obra maestra.

El Capital de Marx es así, una luz que no se apaga y sigue alumbrando los entendimientos y los cerebros que buscan esa luz, un homenaje a este hombre sin duda lo será el trabajar siempre, sin renuncias para vencer la oscuridades del capital, para enfrentarse también a sus luces y descubrir que hay un mundo nuevo, justo por construir pero que depende de nuestras luchas, de nuestra luz propia y de nuestra acción la construcción de ese mundo nuevo, de lograr esto podremos decir que puede descansar en paz este gigante.