Ernesto Toledo
Bruckmann | En 1956 Mao Tse Tung dijo: “Este es un deber. Ustedes son tanta gente,
su tierra es tan inmensa y tan ricos sus recursos naturales y, además se oye
decir que ustedes están practicando el socialismo, al que califican de
superior; así pues, ¡que desastroso sería si al cabo de 50 ó 60 años no
hubieran podido sobrepasar a los Estados Unidos! (…) Por consiguiente, no solo
podemos, sino que con toda razón necesitamos y debemos sobrepasar a los Estados
Unidos. De no ser así, la nación china quedaría en deuda con las demás naciones
del mundo y reduciría a poca cosa nuestra contribución a la humanidad”.
Llegamos
al 2014 con la meta cumplida y Mao no necesitó ser un clarividente. Cuando en 1949 el Partido Comunista de China llegó al poder
y fundó la República Popular que hoy conocemos, la promesa a cumplir fue poner
fin a la estructura de clases tradicional. Las clases privilegiadas perdieron
sus derechos, los campesinos y los trabajadores fueron, por un tiempo, elevados
en estatus y oportunidades. 65 años después más de uno dirá que la estructura de clases
fue puesta de cabeza, que los campesinos y trabajadores están otra vez al final
de la escala social mientras que, junto a una clase media creciente, China
tiene una de las tasas de inequidad de crecimiento más rápido y hoy se
convierte en la primera economía del orbe; frente a ello nos preguntamos: ¿ello
es producto de la aplicación del marxismo?
¿Capitalismo
socialista o socialismo pragmático?
Aunque los comunistas más ortodoxos atribuyan la
sorprendente evolución de la sociedad china a la adecuación al capitalismo, son
los propios chinos quienes lo entienden como una estrategia del PCCH basada en
el marxismo, la vinculación de la teoría marxista con la realidad concreta de
China. Los chinos dicen haber aprendido que ni el teoricismo ni el simple
pragmatismo pueden llevar al éxito la lucha revolucionaria. El propio Lenin lo
señaló: "No toda la teoría respecto a Marx la tomamos como definitiva
e intachable. Por el contrario, estamos firmemente convencidos de que solo
puede servir como base científica. Los socialistas tienen que desarrollar aún
más esta teoría en todas las direcciones si es que no quieren quedarse detrás
de la realidad". (Lenin: "Nuestro programa", volumen 4 de
la edición alemana de las obras completas de Lenin).
La aplicación del marxismo depende de las circunstancias
concretas en diferentes países y naciones, sin que eso varíe la denominación de
“marxismo”, tal como otras teorías del desarrollo humano; sin embargo, el
marxismo-leninismo del siglo XXI es en su naturaleza profundamente
internacionalista, aplicable a cada nación específica, revolucionario y
humanista. Aunque por más de una década el marxismo fue desdeñado y hoy hasta
recordado con nostalgia, en China aún es vigente.
¿“El que no cambia todo no cambia nada”?
Los chinos parten de un señalamiento de Marx y Engels,
respecto a que la burguesía solo puede establecer su liderazgo político si las
condiciones de producción capitalistas han sido esencialmente desarrolladas;
sin embargo, las condiciones de producción socialistas no se pueden establecer
antes de que las clases trabajadoras y sus aliados hayan tomado el poder.
El PCCH es consciente que un orden socialista no es lo mismo
que una sociedad socialista y tampoco es lo mismo que el socialismo completado.
Comprender al socialismo de la China del 2014 es comprender la política fijada
por sus autoridades en 1978. Aunque en la fase inicial es fundamental un cambio
en la estructura de la propiedad y que las principales actividades económicas
estén bajo el control del Estado, una socialización completa de los medios de
producción no es visto como saludable para el desarrollo de las fuerzas
productivas.
La estrategia china se basó en una política de reforma y de
apertura al exterior que se centró en la modernización socialista y el
desarrollo económico del país. Aunque los chinos afirman que la política
socialista de su país no pretende ser universal, la comunidad internacional
debe considerarla como una guía posible de ser replicada.
En la etapa inicial del socialismo chino el orden económico
básico lo constituye el predominio de la propiedad pública y el desarrollo
simultáneo de otras formas de propiedad. El carácter socialista se adhiere a
los cuatro principios fundamentales (adhesión al camino socialista, a la
dictadura democrática, a la dirección del Partido Comunista y al
marxismo-leninismo y al Pensamiento Mao Tse Tung) en la protección de la
propiedad estatal en campos estratégicos, en la protección de la propiedad
pública de la tierra y en el control macroeconómico del Estado. En esta fase
temprana del socialismo, la existencia de formas individuales y privadas de
propiedad sobre la base del poder político socialista y el predominio de la
propiedad pública contribuye a desarrollar una economía socialista. Si la
relación de un ciudadano chino con el Estado o el PCCH no significa ser un
capitalista, no la objetividad, nos obligaría a preguntarnos por qué más del 90%
de las personas más ricas de China son miembros del PCCH.
¿Poderes del Estado o
Poder Partidario?
Para marcar la diferencia entre el capitalismo y el
socialismo resultan claves los temas de la propiedad, estructura política y
poder político. El sistema político burgués es parlamentario multipartidista y
separado por tres poderes (Legislativo, Ejecutivo y Judicial); aunque los
partidos burgueses se alternan en el poder o dominan continuamente el
equilibrio de poder económico se mantiene intacto, garantizando un círculo de
poder capitalista, por lo que cualquier cambio social resulta imposible.
La estructura política del Estado Socialista de China se
caracteriza por el protagonismo del partido y por la cooperación de diferentes
organizaciones políticas bajo la dirección del PCCH. La Asamblea Nacional del
Pueblo lleva y representa al Estado, vigila el cumplimiento de la Constitución,
aprueba las leyes y coopera estrechamente con la Conferencia Consultiva
Política del Pueblo Chino. El Consejo de Estado cumple las funciones del
Ejecutivo. Sin embargo, a diferencia del modelo burgués aplicado en el Perú y
en casi todas las naciones del orbe, el Consejo de Estado no aborda temas
económicos concretos, sino que se concentra en cuestiones estratégicas de
desarrollo.
Los críticos del socialismo consideran que tener un solo
partido dirigente es un riesgo para la sociedad al traer consecuencias graves.
Alegan -tomando como ejemplo al Partido Comunista de la Unión Soviética- que
ese partido caería en la degeneración. Sin embargo, la solución dada fue la
“Perestroika” y la “Glásnost" implementada por Mijaíl Gorbachov en la URSS
y otros ex países socialistas, que generó la extinción del propio campo
socialista.
Sin calco ni copia
Si bien los logros teóricos del PCCH están cimentados en el
Pensamiento Mao Tse Tung, durante el período de la revolución de Nueva
Democracia, los aportes de Deng Xiaoping fueron para la fase inicial del
socialismo. Los chinos sostienen que cada país tiene que elegir su propia forma
de establecer el socialismo según sus circunstancias específicas. En su 17
conferencia partidaria, el PCCH afirmó que el socialismo chino es un socialismo
científico llevado a cabo bajo la estricta consideración de su política. El
PCCh asimila todas las experiencias valiosas, no solo de su propio país, sino
también de la civilización en general.
Le valió la pena al PCCH enfrentarse a sus propios errores
del pasado y aprender de ellos; aseguran haber encontrado un camino para
aplicar el marxismo-leninismo bajo la existencia de diferentes sistemas
sociales. La política de cinco principios de coexistencia armoniosa: (respeto a
la soberanía e integridad territorial, no agresión, no intervención en asuntos
internos de otro, igualdad y beneficio mutuo y coexistencia pacífica) constituye
para ellos parte del avance del marxismo-leninismo y de su aplicación creativa.
Los acontecimientos internacionales de los últimos 20 años demostraron que la
guerra no es un medio para resolver conflictos internacionales o regionales ni
los problemas internos de un Estado, pues no garantiza el futuro de la
humanidad.
China: ¿primera
potencia mundial?
En el aspecto económico, China acaba de superar a EE.UU.
convirtiéndose en la mayor economía del mundo en términos del PIB a paridad del
poder adquisitivo, según las estimaciones del Fondo Monetario Internacional
(FMI). En términos de poder adquisitivo, la economía china era
menos de la mitad que la de EE.UU. en 2005. El FMI espera que la distancia
entre los dos países crezca en el futuro y que para 2019 la economía del
gigante asiático sea un 20% mayor que la estadounidense.
Si en el 2013 el PBI chino alcanzaba los 16,15 billones de
dólares y el de EEUU, 16,77 billones de dólares, este 2014 el escenario cambió;
China suma 17,632 billones y EEUU 17,416 billones, en un nuevo orden mundial.
China crecerá 6.8% en el 2016, en el 2017 llegará a 6.6%, en
el 2018 a 6.4% y en el 2019 a 6.3%. Pese a todo ello, los ingresos por
habitante chino representan apenas la quinta parte de un estadounidense.
El PCCH es el mayor partido comunista en el mundo. Tiene 93
años de historia, de los cuales 28 fueron de lucha revolucionaria y casi 62 de
construcción de una nueva sociedad. La experiencia adquirida por el partido en
este periodo ha sido de vital importancia, no solo para el desarrollo de China,
sino también para la aplicación de la teoría del marxismo-leninismo en general.
Ahora le toca al lector reconocer o no si el auge chino es obra y gracia del
albur, el capitalismo o de un socialismo aplicado a la realidad concreta.