17/5/14

Karl Marx & Thomas Piketty | Nada puede haber más diferente que la idea de ambos sobre el capital y la crisis capitalista

José Luis Lezama  |  Para algunos sectores de la población en Estados Unidos el presidente Obama es socialista. Hoy día se ha llegado a comparar al economista francés Thomas Piketty, autor del bestseller Capital en el siglo XXI, con Marx y con su obra magna El Capital. Es sorprendente esta comparación; sólo puede venir de la ignorancia o del delirio. Nada puede haber más diferente que la idea de ambos sobre el Capital y la crisis capitalista.

El Capital que preocupa a Piketty, en su relación con la creciente desigualdad que se expande en las sociedades del mundo moderno, tiene que ver con la riqueza acumulada, un stock, algo fijo, una reserva. Es éste un capital que no fluye, que no circula como inversión sino como renta y fuerza política, que instaura un orden social oligárquico, que genera privilegios, cancela la movilidad, el ascenso social, el American Dream. Para Piketty la contradicción principal del capitalismo actual, que explica la crisis y amenaza al sistema, emerge cuando la riqueza acumulada crece a una tasa mayor que el crecimiento económico, pudiendo llegar a devorar al ingreso nacional. La economía se hace instrumento de esta riqueza, generando al 1 por ciento de los más ricos y al 99 por ciento de los perdedores. Marx ubica la crisis en el ámbito de la producción, no en el de la distribución y la explica como consecuencia de una suerte de anomalía en el mecanismo de la ganancia capitalista, resumido en la "tendencia decreciente de la tasa de ganancia" que, al acercarse a cero, prepara el colapso.

En Marx el Capital no es equivalente a la riqueza de Piketty, no es un stock, es un fluido, es una relación social que sólo se hace posible cuando el Capital entra en contacto con el trabajo generando riqueza y poder mediante su explotación. Para Marx la salida a la crisis es el cambio de las relaciones sociales que la hacen posible, la revolución. Para Piketty la salida es la instauración de un impuesto global a la riqueza acumulada que dé nuevo aliento al sistema. Marx propone la abolición de la propiedad privada, la socialización de los medios de producción, la dictadura del proletariado, etcétera. La propuesta de Piketty opera dentro del sistema.

La crisis económica y la ambiental coin- ciden de una manera asombrosa y no por casualidad; más bien comparten los mismos factores, las mismas causas; son producto de un sistema económico separado de las necesidades humanas, transformado un fin en sí mismo: el capital, la rentabilidad, la ganancia, y de una concepción de la naturaleza que la reduce a simples materias primas y a insumos para la producción.

La propuesta impositiva de Piketty quiere prevenir o retardar el colapso; es buena para el sistema, es buena para la competencia y el mercado. Pero el sistema se integra de individuos, entre los cuales prevalecen los más ricos, el 1 por ciento, y a estos no les importa la libre competencia, no les importa el sistema; les importan sus monopolios.

El Desarrollo Sustentable es también bueno para el sistema, para hacerlo eficiente, racional, para hacer sostenible la provisión de materias primas. Pero a los productores individuales, a los grandes consorcios nacionales e internacionales, a los bloques económicos no les importa el sistema, no les importa la naturaleza. Les importa su competitividad en el mercado mundial, sus cuotas en estos mercados. No quieren acuerdos vinculantes que les obliguen a invertir en sistemas productivos limpios, nada que les haga encarecer sus mercancías y perder competitividad y mercados. Por ello los tratados y acuerdos como los del cambio climático no tienen futuro, nadie los quiere, ni los países pobres, ni los países ricos, todos quieren el desarrollo y dicen buscar el bienestar, todos parecen fascinados con un modelo de vida, el americano, que es precisamente el causante de la crisis.

Pero todos han encontrado un buen mecanismo para medrar en la crisis: la economía de la deuda, deuda individual y nacional promovida por los gobiernos para forzar altos niveles de crecimiento económico, combinada con la deuda ecológica, resultado de la sobreexplotación de la naturaleza; estamos viviendo como "si el futuro no existiera".

Título original: “Marx, Piketty y la crisis”