6/2/14

La táctica de Lenin en la Revolución Rusa

Lenin ✆ A.d.
Vania Bambirra  |  El objeto de este artículo que es parte de un estudio más amplio, es exponer de manera muy sucinta los aspectos principales de la táctica leninista de febrero a octubre de 1917. Durante este periodo, la capacidad táctica de Lenin se revela en toda su plenitud. Jamás, en la historia, se ha demostrado con tal intensidad una capacidad semejante de acompañar, comprender y orientar un proceso revolucionario, reflexionando teóricamente sobre la práctica cotidiana, día por día. Quienquiera que desee entender el fenómeno de la política y su expresión máxima, que es la revolución social que se engendra en el momento más agudo de la lucha de clases, y aprender ciencia política, encontrará, sin duda, en la revolución rusa y en su conducción por el leninismo una magnífica ocasión para hacerlo.

Debido a la riqueza de enseñanzas tácticas que emerge de los textos de Lenin durante los ocho meses que preceden a la conquista del poder, vamos a centrar nuestra atención en su análisis tal cual se desarrolla durante esta etapa, sin considerar sus reflexiones posteriores sobre el triunfo de octubre (como las contenidas, por ejemplo, en sus panfletos "La enfermedad infantil del 'izquierdismo' en el comunismo"; "Las elecciones a la Asamblea Constituyente y la dictadura del proletariado"; y en varios de sus informes a los congresos de la Comintern,
discursos y conferencias. Nuestro propósito es exponer la percepción específica que tuvo Lenin de la revolución y de sus momentos cruciales en el acto mismo de su realización.
“Pero, para consolidar para los pueblos de Rusia las conquistas de la revolución democrático-burguesa, debíamos ir más allá, y así lo hicimos. Resolvimos los problemas de la revolución democrático-burguesa al pasar, como un "subproducto" de nuestras actividades fundamentales y genuinamente proletarias, revolucionarias, socialistas. Hemos dicho siempre que las reformas son un subproducto de la Lucha de clases revolucionaria. Las reformas democrático-burguesas —lo hemos dicho y demostrado con los hechos— son un subproducto de la revolución proletaria, es decir, socialista. Digamos de paso que todos los Kautsky, Hilferding, Mártov, Chernov, Hillquit, Longuet, Mac Donald, Turati y demás héroes de ese marxismo del "II 1/2" no fueron capaces de comprender esta relación entre la revolución democrático-burguesa y la revolución proletaria, socialista. La primera se transforma en la segunda. La segunda resuelve al pasar los problemas de la primera, la segunda consolida la obra de la primera. La lucha, y sólo la lucha, determina hasta qué punto la segunda logra rebasar a la primera.
El régimen soviético es precisamente una de las confirmaciones o manifestaciones evidentes de esta transformación de una revolución en otra. El régimen soviético es la máxima democracia para los obreros y campesinos, y al mismo tiempo señala una ruptura con la democracia burguesa y la aparición de un nueva tipo de democracia de proyección histórica, es decir, la democracia proletaria o dictadura del proletariado.” Lenin, "Ante el IV Aniversario de la Revolución de Octubre". Obras completas, t. XXXV, p. 488
El leninismo es, antes que nada, un método de acción revolucionaria, de aplicación creadora del marxismo, y contiene como tal enseñanzas de carácter universal. Sin embargo, siempre es necesario recordar que ese método se expresa a través de un análisis concreto de una situación concreta. Y vale la pena recordar también una observación que Lenin hacía insistentemente: "No copien nuestras tácticas, sino analicen independientemente las causas de sus rasgos peculiares, las condiciones que la originaron, y sus resultados, aplicando no la letra, sino el espíritu, la esencia y las lecciones de la experiencia de 1917-21."1

Hemos dividido nuestra exposición en tres partes. En la primera, tratamos de mostrar cómo la preocupación de Lenin se centra hasta el mes de julio, profundizando la etapa democrática, en crear las condiciones para el paso a la revolución socialista. En este periodo la idea de la insurrección aún no se plantea. La preocupación fundamental es lograr consolidar la dirección de la vanguardia proletaria sobre el proceso revolucionario, en los soviets sobre todo, y fortalecer al partido, para poder empujar la revolución hacia su etapa superior. Durante esos meses, Lenin contempla la posibilidad de la revolución por la vía pacífica.

En la segunda parte, mostramos cómo, a partir de julio, en función de la profundización de la crisis general de la sociedad rusa, de la maduración de las condiciones subjetivas, Lenin cambia de táctica: admite, entonces, que el camino pacífico se había cerrado definitivamente, y que era necesario preparar y realizar lo más pronto posible la insurrección. Por un momento aún, Lenin piensa que era posible intentar un compromiso con la pequeña burguesía —¡no con la burguesía!— para tratar de retomar la senda pacífica de la revolución. Pero inmediatamente se percata de que tal compromiso era ya irrealizable, que tal posibilidad más bien había existido sólo en su cabeza, y ni siquiera llegan a publicarse sus proposiciones en este sentido.

Finalmente, en la última parte, intentamos hacer una síntesis global de las principales tesis leninistas sobre las dos grandes etapas del proceso revolucionario de 1917, con el objeto de entregar al lector una visión de conjunto de las mismas y de los factores de triunfo. Vale la pena señalar que Lenin, en reflexiones posteriores, agrega una serie de elementos que son esenciales para la comprensión del por qué triunfó la revolución de octubre. Pero esto es materia de otro artículo.

Hemos preferido utilizar como referencias bibliográficas las Obras escogidas en tres tomos de la Editorial Progreso a las que el lector tiene más acceso.
 


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