11/1/14

Transformación capitalista y crisis social en el Siglo XXI

  • “La tierra, como en el siglo XV, está ahora disponible para una nueva era de conquista. En la época del Renacimiento, los estados eran los  principales actores de la expansión colonizadora: Hoy son empresas y holdings privados los que se plantean dominar el mundo, lanzan sus razias y amasan un botín numeroso. Nunca los amos de la tierra han sido tan poco numerosos, ni tan potentes.” | Ignacio Ramonet
Bernardo Monsalve Lozano  |  Cada vez que el capitalismo entra en una onda de recesión, arrastra a las sociedades a un sinnúmero de crisis, ambiental, social y cultural. En su intento de superarla, el problema es que cada vez que esto ocurre, el deterioro y la degradación son mayores, tanto para el medio ambiente, como para las personas. Este trabajo pretende evidenciar, de manera empírica y teórica, que la actual crisis social (saqueo de materias primas y alimentos, la superexplotación de la mano de obra trabajadora y el deterioro de los términos de intercambio entre el centro y la periferia) es producto del proceso de reestructuración capitalista, que está aún lejos de terminar.

Finalizada la segunda guerra mundial, la mayoría de los países capitalistas lograron una rápida y extraordinaria expansión económica; entre 1950 y 1969 la tasa de crecimiento del PIB de los principales países capitalistas fue superior al 6.4%. Este
crecimiento, casi ininterrumpido, jalonado por cortas recesiones coyunturales, hizo pensar a los expertos en economía que el capitalismo había superado las contradicciones y crisis que marcaban su historia. Nada más lejos de la realidad. Para mediados de los años setenta, se inició una nueva crisis estructural que confirmó su movimiento cíclico. Para muchos, las causas de la crisis residen en dos hechos:
1. El desorden monetario, que esta la adoptó se inicia con la suspensión de la convertibilidad del dólar en oro, medida adoptada por el presidente estadounidense Richard Nixon.
2. La subida de los precios del petróleo, decretada por los países árabes de la OPEP, a raíz de la cuarta guerra árabe-israelí.
La verdad es otra. Estos hechos, no explican el verdadero origen de la crisis, la cual se encuentra en las contradicciones internas del modo de producción capitalista. A nuestro modo de ver, el modelo de acumulación de posguerra mostraba síntomas de agotamiento, a mediados de los años sesenta. Pero la subida de los precios del crudo, en 1973, aceleró el descenso de la tasa de ganancia al incrementar el capital constante y, en consecuencia, elevar la composición orgánica del capital. Se entró, de esta forma, en una larga crisis estructural, cuyos efectos llegan hasta nuestros días, nada nuevo en la lógica de desarrollo del capitalismo; desde esta perspectiva, este trabajo pretende evidenciar que el discurso que empieza a desplegarse, en los años noventa, oculta esta verdad.

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