Foto: Franz Hinkelammert |
Julián Blejmar | El
economista y filósofo alemán Franz Hinkelammert utiliza la perspectiva marxista
para analizar las bases de sustentación del actual sistema capitalista, los
modelos alternativos en Latinoamérica y las posibilidades de un cambio de
paradigma económico. En momentos en que desde varias usinas culturales se
emplea con liviandad el término “marxista”, resulta interesante conocer cuál es
la perspectiva económica y social de un pensador fuertemente identificado con
esta corriente. Se trata de Franz Joseph Hinkelammert, nacido en Alemania en
1931 y doctorado en Economía por la Universidad Libre de Berlín. Durante sus varias
décadas de residencia en nuestro continente, Hinkelammert ejerció como profesor
de Economía en la Universidad Católica de Chile hasta el derrocamiento de
Salvador Allende, y en la actualidad lo hace desde el Departamento Ecuménico de
Investigaciones en Costa Rica.
Desde una perspectiva filosófica, este académico señala que
Karl Marx plantea sólo en un primer momento (en su libro Contribución a la
crítica de la economía política de 1859) el conocido concepto de una base
económica (las relaciones materiales de los sujetos) que determina una
superestructura (formas jurídicas, filosóficas, políticas, religiosas y
artísticas, entre otras, que se desprenden
justamente de estas relaciones
materiales), pero que, en rigor, en su obra cumbre, El Capital (1867) modificará
su método de análisis, planteando que estas relaciones económicas son en
realidad el reflejo de las relaciones jurídicas, ya que son estas últimas las
que permiten conferir el carácter de propiedad privada, fundamental para el
consiguiente intercambio de bienes. Y es que es justamente allí, señala
Hinkelammert, cuando las personas se reconocen como propietarias antes que como
sujetos de necesidades, cuando la propiedad privada se impone y se abstrae la
dimensión humana.
En otro pasaje de su obra, Hinkelammert plantea que esta
estructura capitalista irá luego generando teorías y racionalizaciones que se
presentan como neutras, pero que en los hechos tienen una vinculación directa
con la existencia y mantenimiento de esa estructura capitalista. Así, términos
como “iniciativa privada” o “teoría de la competencia” no sólo remiten a
descripciones sobre el funcionamiento de la economía capitalista, sino que le
otorgan una naturalización y una base de sustentación e ideología a este tipo
de relación social, donde la propiedad privada se impone sobre la dimensión
humana. Hinkelammert recupera entonces algunas consignas de Marx, como “el
imperativo categórico de echar por tierra todas las relaciones en que el hombre
sea un ser humillado, sojuzgado, abandonado y despreciable”.
Con todo, admite que la forma de enfrentar este sistema de
pensamiento y de relaciones humanas sigue siendo “bastante enigmática”, ya que
reconoce que los proyectos alternativos de los países latinoamericanos han
significado avances “muy valiosos” en diversas cuestiones sociales, pero que
igualmente no han tocado el núcleo de la esencia capitalista. En este sentido,
sostiene que culturas que se han considerado atrasadas, como la andina, pueden
ser una buena brújula, ya que no fueron tan suicidas como la occidental de la
modernidad, que –ejemplifica– destruye la tierra para sacar oro, con el único
objetivo de volver a enterrarlo en las bóvedas de los bancos centrales. De
todas formas, considera que más que una crisis económica, se está atravesando
una crisis civilizatoria, en la que se ha tornado evidente que el crecimiento
alto y lineal no es sostenible, pues las actuales fuentes energéticas, que
además de provenir de los hidrocarburos comenzaron a incorporar a los cultivos
(como el biodiésel en base a soja) no podrán satisfacer la demanda energética
industrial sin producir hambre, en una población que se verá impedida de
acceder a esos mismos cultivos. Por eso, afirma que la esperanza surge
justamente a partir de esta gran amenaza, de grandes riesgos que podrán llevar
a la acción por la acción misma, sin necesidad de calcular la posibilidad de
victoria que podrán tener los modelos alternativos.
Título original: “Hinkelammert,
el marxista”