- “En verdad, nosotros, el pueblo somos como la caldera; es la caldera | La que cuece toda la comida, ella conoce el dolor de estar sobre el fuego | Pero cuando la comida está lista, se le dice: | No puedes venir a la mesa…ensuciarás el mantel” | Jacques Roumain, Los gobernadores del Rocío
Foto: Jacques Roumain |
Sergio Abraham Méndez Moissen [1] | A nuestro modo de ver hay un olvido en torno de la figura de Jacques Roumain en el entorno de los estudios del marxismo en América Latina. La mayor producción en torno a la obra de Roumain es de estricto orden literario debido a su aportación en el terreno de la literatura francófona en el Caribe. Gouverneurs de la rosée novela póstuma de Roumain editada en 1944 es a decir del poeta Nicolás Guillen: “el punto más alto en su concepción de la literatura como un medio de servicio popular, y en todo caso de expresión humana, antes que simple juego puro pasatiempo.” [2]
Sobre el marxismo latinoamericano y el desconocimiento de la obra de Jacques Roumain
Sobre el marxismo latinoamericano y el desconocimiento de la obra de Jacques Roumain
En ninguna de las distintas elaboraciones teóricas sobre el
marxismo latinoamericano (Fornet Betancourt, Michael Lowy, Sánchez Vázquez,
Néstor Kohan) [3] se
ha dejado de mencionar con justicia a José Carlos Mariátegui o a Julio Antonio
Mella., pero se mantiene un desconocimiento sobre la obra marxista de
Jacques Roumain. El marxismo no gradualista ni mecánico de los primeros escritos de Roumain llegarían a conclusiones idénticas sobre la caracterización de América Latina como las de Punto de vista antiimperialista de Mariátegui o ¿Qué es el APRA? del marxista cubano Julio Antonio Mella en el caso de sus contemporáneos y algunos postulados teóricos posteriores expresados en La revolución burguesa en Brasil de Florestan Fernándes y Dialéctica de la dependencia de Ruy Mauro Marini. Sobre todo en el diagnostico del rol que juegan las burguesías nativas en el desarrollo del capitalismo dependiente o semicolonial latinoamericano.
Jacques Roumain. El marxismo no gradualista ni mecánico de los primeros escritos de Roumain llegarían a conclusiones idénticas sobre la caracterización de América Latina como las de Punto de vista antiimperialista de Mariátegui o ¿Qué es el APRA? del marxista cubano Julio Antonio Mella en el caso de sus contemporáneos y algunos postulados teóricos posteriores expresados en La revolución burguesa en Brasil de Florestan Fernándes y Dialéctica de la dependencia de Ruy Mauro Marini. Sobre todo en el diagnostico del rol que juegan las burguesías nativas en el desarrollo del capitalismo dependiente o semicolonial latinoamericano.
La complejidad de las contradicciones que desgarran a la
sociedad de clases en el Caribe significó una complicación para la izquierda
marxista a inicios del siglo XX, y todavía hoy, para incorporar las
características de raza en la estrategia de la revolución y al proyecto de
emancipación social. El problema negro estará cruzado transversalmente por el
yugo de la enajenación dual: el fetichismo de la explotación del trabajo
asalariado y el fetichismo de la pigmentación, este último, hijo político del
capital.
Esta geohistoria de dominación, este microcosmos de
humanidad reprimida, permitió el desarrollo de contradicciones etnoculturales,
religiosas, raciales y lingüísticas diversas en su seno. La encomienda, el
racismo, la esclavitud, el dominio imperialista, la ocupación de los marines en
el siglo XX fueron fenómenos significativos para la historia toda de América.[4]
El cimarronaje cultural, defensivo y de preservación, así
como el sincretismo de las tradiciones afro descendientes tales como la
música, la religión, la danza y otras, fueron fenómenos que el marxismo
latinoamericano tuvo la necesidad de entender y analizar, como elemento crucial
en el discurso de la emancipación de los pueblos. A decir de Ricardo Melgar Bao “el
problema racial y étnico fue ignorado por la Internacional Comunista entre 1919
y 1923. Fue la Liga Socialista de Sudáfrica quién puso por vez primera en la IC
la discusión del problema de la raza”[5] Sin
embargo serían el militante oposicionista Sandalio Junco[6] y
José Carlos Mariátegui en la Primera Conferencia Latinoamericana de 1929 los
que plantearían respectivamente el análisis del problema de razas bajo la
mirada de clase en torno a las reivindicaciones sobre la tierra y el trabajo de
forma unitaria. El problema de raza y el movimiento proletario de
Sandalio Junco proclamó que: “La raza negra y la raza indígena son dos
razas igualmente oprimidas y humilladas por el capitalismo y los dos grandes
sectores que han formado el grueso del proletariado continental.”[7]Mariátegui
planteó en su Problema de las razas en América Latina así como en Un
punto de vista antiimperialista su propia interpretación de la cuestión.
Las posiciones vertidas en esta conferencia por ambos marxistas
latinoamericanos, les valió un ataque frontal, ya que sus posiciones, iban en
contra de la hipótesis estratégica puesta en boga por la III internacional
ya estalinizada[8].
La ocupación norteamericana, dirigida por el almirante Caperton, permitió la penetración imperialista norteamericana en sectores estratégicos como la banca y las grandes plantaciones de café. Esta acelerada expansión capitalista, conformó una clase obrera agrícola incipiente y desarrolló una estructura política colonial y dependiente a la economía norteamericana que se basó en la expropiación de las tierras de los pequeños campesinos y el trabajo servil (engage). Frente al despojo, surgieron grupos guerrilleros que combatieron a los imperialistas; la guerrilla caco, tendría como principales cabezas a Charlemagne Masséna Péralte, Saint-Rémy Peralte y Benoit Batraville.
Peralte, comandante del distrito de Léogane llegó a controlar
un gran ejército guerrillero de 2000 hombres, que usando veneno, fusiles y
antiguos revólveres desarrolló ataques contantes mediante irrupciones
sorpresivas y retiradas estratégicas contra el ejército de ocupación. Esta
lucha contra el ocupante se llevo a cabo hasta 1920 cuando fueron repelidos. [9]
Posterior a la segunda “guerra caco” la
resistencia urbana se desarrolló por otros medios. Algunos sectores de la
intelectualidad no colaboracionista y nacionalista promovieron la lucha contra
la ocupación en las ciudades, donde la huelga estudiantil y luego de los
trabajadores agrícolas impuso una correlación de fuerzas mas favorable a
los sectores oposicionistas a la ocupación. Este nacionalismo estaba
fuertemente anclado en la intelectualidad y la clase media y tuvo como sus
principales tribunas periodísticas, las publicaciones La patrie,
Haití Intégrale y La Ligue.[10]
El mito nacionalista:
El rol de las burguesías nativas en el desarrollo del capitalismo en Haití
“La burguesía traiciona, el proletariado resiste” | Jacques Roumain Analyse schématique: 34-34
“La burguesía niega, el proletariado afirma” | José Carlos Mariátegui, El hombre y el mito
El ala izquierda del movimiento nacionalista fue encabezada
por Jacques Roumain, joven de extracción burguesa llegado de Francia e
influenciado por la revolución rusa de 1917. Roumain, logró propagandizar las
ideas revolucionarias por vez primera en la isla ocupada junto a Anthony Lespés
y Ëmilie Roumer.[11] Este
grupo llegó a los rincones mas apartados del país dando a conocer el programa
socialista en las masas rurales y en el proletariado agrícola para evitar la
reelección del presidente impuesto por losmarines, Borno sucesor de
Dartiguenave. La presión ejercida por las alas izquierdas del movimiento nacionalista
obligó al presidente en turno a convocar a elecciones en 1933, las cuales
llevaron a la presidencia al nacionalista colaboracionista Stenio Vincent.
Roumain, intentaría pensar con “cabeza propia” los problemas
de la revolución en Haití, tratando de llevar el problema de raza a un nivel
superior y vincularlo estrechamente a la cuestión de la explotación
capitalista. En Quejas del hombre negro diría que: “
Cualquiera que sea la opinión que se tenga sobre el comunismo, la legalidad ordena reconocer que solo ese partido ha incluido en su programa y en su acción practica la legalidad del negro: su derecho a la libertad económica, política y social.”[12]
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El Analyse schématique: 32-34 fue por tanto el
principal documento de ruptura con el nacionalismo. Ante la llegada de Stenio
Vincent a la presidencia, Jacques Roumain planteó en el Analyse schématique:
32-34 que:
Esta victoria nacionalista no implicaba ningún cambio social que hubiese acarreado una nueva clase al poder. Los elegidos eran los mismos miembros de la elite política tradicional representantes de la burguesía y la clase terrateniente…la burguesía haitiana, como vivía de la opresión de las masas, no podía hacer causa común con ellas: se contentó como cómplice histórico y natural del imperialismo, con reclamar la continuación de sus privilegios y con obtener nuevas prebendas bajo la protección del invasor…la clase trabajadora haitiana había llegado al punto en que podía establecer ese tipo de distinciones que la llevaran a una lucha mortal con la burguesía y los políticos haitianos. Cambiar a estos sectores, significaba abatir el imperialismo…el prejuicio de color es la expresión sentimental de la oposición entra las clases, la reacción psicológica de un hecho histórico y económico…un burgués negro o blanco no vale más que una burgués mulato…el color no es nada, la clase es todo. [15]
En nuestro modo de ver esta definición esta en concordancia
con lo que plantó José Carlos Mariátegui 4 años antes en polémica con el APRA
de Haya de la Torre. Según Mariátegui la burguesía peruana, al igual que la
burguesía “nacionalista China” en la revolución de 1925-1927 no se sentía
identificada con intereses populares, campesinos y obreros:
La traición de la burguesía china, la quiebra del Kou Ming Tan, no era todavía conocida en toda su magnitud. Un desconocimiento capitalista, y no por razones de justicia social y doctrinaría, demostró cuan poco se podía confiar, aun en países como China, en el sentimiento nacionalista revolucionario de la burguesía…en el Perú, el aristócrata y el burgués blanco desprecian lo popular, lo nacional.[16]
En los años treinta la discusión de los comunistas
latinoamericanos, Mariátegui, Mella y Roumain estaba destinada a combatir la
idea de la existencia de una burguesía revolucionaria anti-imperialista como
opinaba el APRA en Perú, el movimiento nacionalista haitiano y la propia
Internacional Comunista, como se manifestó en la revolución China de 1925-1927
donde decidió apoyar al Kuo Ming Tan de Chiang Kai Chek.
Este análisis concluía que era necesario oponer un
bloque entre obreros y campesinos, en contra de la burguesía
colaboracionista, para obtener la verdadera liberación nacional. Este
documento, realizado en 1934, sirvió como texto fundacional del Partido
Comunista de Haití. Una vez fundado el partido, Roumain desarrollaría en Bel
Air, Morne-á Tuffe un trabajo sistemático de construcción, poniendo en
pie células obreras.[17]
Roumain al final del Analyse schématique: 32-34 planteó
para un país dependiente y semi-colonial como Haití en 1934 que el nacionalismo
fue incapaz de resolver las promesas populares: “Las masas tienen
reivindicaciones económicas serias. Las reivindicaciones económicas de la
burguesía oposicionista: es el pillaje. Su nacionalismo es verbal.”[18] Así
la tarea del proletariado y el campesinado según Roumain consistía en
sistematizar la noción anti-imperialista y de la lucha de clases:
“combatir el capitalismo extranjero y nativo, este combate a ultranza contra la
burguesía haitiana y los políticos burgueses, juguetes del imperialismo,
explotadores crueles de obreros y campesinos.” [19] Así
la llegada del nacionalista Stenio Vincent no significó un cambio sustancial
para las clases subalternas. Las tareas democráticas elementales como la
legislación laboral, la reforma agraria y la unidad nacional no fueron
resueltas. La opresión imperialista se manifestó luego de la salida de los
marines en 1934 por medio de la subordinación económica, manifestación clásica
del imperialismo moderno. Según el Analyse schématique: 32-34 “los
obreros agrícolas que trabajan para las empresas capitalistas trabajan de 10 a
12 horas por día por un salario de 1 piastre,…los obreros son explotados sin
recursos.” [20]
Esta visión tan radical le trajo persecución y exilio: en
1939 fue juzgado por una Corte Militar que lo condeno a tres años de encierro.
Esta situación determino su mal estado de salud contribuyendo a su temprana
muerte el 18 de agosto de 1944, dos años antes de la revolución intempestiva de
1946 que culminó con la caída del mulato Elie Lescot.
El prejuicio de color
y la lucha de clases
La segunda parte del Analyse schématique: 32-34 Roumain
analiza desde el punto de vista marxista el problema de la raza negra. Sabemos
que los primeros textos marxistas que contribuyen sobre el tema de las
razas al interior de la internacional Comunista fueron expuesto en
la Primera Conferencia Latinoamericana de Montevideo en 1929. Los textos
a los que nos referimos son el Problema de las razas en América Latina de
Mariátegui presentado por Hugo Pesce en dicha conferencia, debido al mal estado
de salud del Amauta y al Problemas de las razas y el movimiento
proletario del trotskista cubano Sandalio Junco.[21] En
el caso del texto de Mariátegui podemos constatar que dedica un pequeño
apartado al problema de la raza negra, aunque privilegia el análisis del
indígena incaico. Esto es fácil de explicar, debido a la mayor importancia
política de éste problema en el Perú de los años treinta. Desafortunadamente no
tenemos acceso al texto de Junco anteriormente citado, para poder establecer un
contrapunto con la parte segunda del Analyse schématique: 32-34.
Lo que es un hecho es que el texto de Roumain establece un
análisis más pormenorizado, aunque también breve pues se trata de un documento
que tenía la finalidad de llegar a los sectores más atrasados de la población,
de la raza negra que el texto de Mariátegui. Curiosamente ésta segunda parte
del Analyse schématique: 32-34 comienza al igual que el ensayo del
Amauta El problema del indio combatiendo las interpretaciones morales
“jesuitas”.
De este apartado sabemos que Roumain dedicó parte de su
preocupación intelectual al problema de la raza negra, problema crucial para
una nación como Haití, que tiene un pasado colonial imperativo de la famosa
revolución de los jacobinos negros. La intervención norteamericana
fortaleció el poder de la elite mulata que culturalmente tenía mayor simpatía
con los cánones occidentales. La religión vudú y el prejuicio racial eran de
vital importancia para el periodo.
El citado Analyse schématique: 32-34 plantea de
forma contemporánea a los textos de Junco y Mariátegui el problema de las razas
pero desde el punto de vista de clase. Según Pierre Charles, Roumain es parte de
la tradición de la negritud como propuesta revolucionaria:
Contra la dominación que tiende a destruir la identidad del
pueblo colonizado, la negritud podía quedar solo como la respuesta sentida del
hombre negro hacia las humillaciones del blanco. Va a ser expresión de una toma
de conciencia más plena que parte las bases materiales d la explotación
buscando como el colonizado alcanzar la dignidad que le niega el colonialismo.
Entre los que han promovido esta visión profunda y ancha de la opresión social,
se destaca Jacques Roumain, que desde los años treinta, llegó por su lucidez y
potencia intelectual a situar dialécticamente la opresión racial en el sistema
de explotación del hombre por el hombre. [22]
Sin embargo este correcto análisis, en tanto que concluye
que el horizonte progresista de las burguesías nativas en la isla esta
eclipsado, realizado por Roumain, no impidió que, después de ser condenado a
juicio militar de 1933 a 1936, fuera nombrado cónsul por el gobierno
burgués de Lescot Elie en México en 1943. La muerte prematura de Roumain en
1944 a los 37 años de edad, no permitió la continuación de esta hipótesis
estratégica, sin embargo sirvió como una fuente de inspiración de las nuevas generaciones
revolucionarias como la de 1946. [23]
A inicios de 1946 el Partido Comunista Haitiano se parte de
dos fracciones, una que se queda con el nombre y otra que funda el
Partido Socialista Popular (PSP). Ambos agrupamientos políticos fueron
adaptándose a la burguesía haitiana, sosteniendo una estrategia de “revolución
por etapas” que en el caso del PCH, lo llevó a apoyar a los candidatos del
nacionalismo burgués. [24]
El vació de un marxismo revolucionario en Haití fue
cubierto en 1946 por una juventud radicalizada influenciada profundamente por
las vanguardias artísticas europeas como el surrealismo, por la memoria de
Jacques Roumain, así como por el movimiento indigenista haitiano y la
lucha contra el colonialismo.
Conclusiones
Así a nuestro modo de ver hay una enrome tradición del
pensamiento marxista todavía por conocer y que es tarea del latinoamericanismo
poder expresar con claridad la fortaleza e importancia del pensamiento crítico
y social latinoamericano, siempre viéndolo en sus particularidades y en su
desarrollo histórico. La tradición del pensamiento marxista en nuestro
continente ha dado exponentes tan destacados como el marxista haitiano Jacques
Roumain, de vital importancia no solo para el entendimiento profundo de
Haití, sino para el conocimiento cabal de todas las expresiones de nuestro
pensamiento social latinoamericano.
Notas
[1] Licenciado en Estudios Latinoamericanos y estudiante del Posgrado de Estudios Latinoamericanos generación 2010.
[1] Licenciado en Estudios Latinoamericanos y estudiante del Posgrado de Estudios Latinoamericanos generación 2010.
[2] Guillen
Nicolás, Introducción a Los gobernadores del Rocío, Casa de las
Américas, 1971, Cuba, P. XI. En torno a la obra literaria de Roumain podemos
mencionar los trabajos de León Francois Hoffmann.
[3] Nos
referimos a los siguientes textos: El marxismo latinoamericano de
Michel Lowy, Las transformaciones del marxismo de Fornet
Betancourt, El marxismo en América Latina del filosofó Adolfo
Sánchez Vázquez y de reciente aparición De ingenieros al Che de
Néstor Kohan.
[4]Pierre
Charles, EL pensamiento sociopolítico moderno en el Caribe, FCE,
1982. P. 8.
[5] Melgar,
Bao, Rearmando la memoria, Humanidad del Sur, Enero-junio de 2007, p.
149.
[6] Militante
oposicionista cubano que se destacó en la organización de la clase obrera
cubana en el periodo de la dictadura de Machado, junto a intelectuales cubanos
fundó la Oposición de Izquierdas en Cuba. Esta oposición de izquierdas
respondió al llamado de la Oposición de Izquierdas Internacional fundada por
León Trotsky para enfrentar la cada vez mayor burocratización de la URSS.
[7] Sandalio
Junco, El problema de raza y el movimiento proletario, citado en
Melgar, Bao, Rearmando la memoria, Humanidad del Sur, Enero-junio de
2007, p. 152.
[8] Explicar
porque la posición de Mariátegui y Junco contradecían la línea del
estalinismo. Para la III internacional el problema de la raza y la clase sería
un problema no resuelto a cabalidad, ya que no podrían entender el problema
estructural de la cuestión. De tal suerte que incluso incluirán la demanda de “autodeterminación”
ignorando que no solo se trataba de preservar la identidad de una población
oprimida por la cultura colonial e imperial desligándolo así a su manera el
problema de la tierra, el de la igualdad de jornada laboral etc.
[9] Curiosamente
este movimiento armado desarrollado por el campesinado desplazado es poco
conocido hasta por los propagandistas de la estrategia del foco guerrillero.
Esta experiencia es importante ya que permitió aportar conocimientos de la
lucha contrainsurgente que llevarían a cabo Estado Unidos en posteriores
empresas de ocupación en el primer tercio del siglo XX como en
Nicaragua. La guerra de guerrillas de Ernesto Guevara, ni Revolución
en la revolución del intelectual francés Regis Debray mencionaran el
caso de la primera guerrilla contra la ocupación norteamericana del siglo XX en
América Latina y solo destacarán la guerrilla de Las Segovias dirigida por
Augusto César Sandino. Esta ultima tuvo mucha mayor difusión a cargo de José
Vasconcelos y algunos dirigentes y ayudantes como el mismo Farabundo Martí que
dirigió la revuelta campesina de 1932. Véase Ramírez Sergio, El
pensamiento vivo de Sandino, UCA, 1979.
[10] Castor
Susy, La ocupación norteamericana y sus consecuencias, Siglo XXI,
1971, p. 145.
[11] Ob.
Cit. p. 147.
[12] Roumain
Jacques, Quejas de un hombre negro, en Casa de las Américas África
en América, No 36- 37, 1966, p. 154.
[13] Doubout, Jean Jacques, Notes sur le
Développement du mouvement syndical en Haiti, 1974, folleto, p.45.
[14] Hoffmann,
León – Francois, Introducción, en Roumain, Jacques, Ouvres
completes, Editión critique, Colección Archivos, UNESCO, Barcelona. 2003p.
652.
[15]Roumain,
Jacques, Ouvres completes, Editión critique, Colección Archivos,
UNESCO, Barcelona. 2003.p. 654. Las negritas son nuestras.
[16] Mariátegui,
José Carlos, Punto de vista anti-imperialista, Amauta, Perú, 1978. P.
89. Las negritas son nuestras.
[17] Doubout,
Jean Jacques, Notes sur le Développement du mouvement syndical en Haiti, 1974,
folleto, p.45.
[18] Roumain,
Jacques, Ouvres completes, Ob. Cit. p. 654-
[19] Roumain, Jacques, Ouvres completes, Ob.
Cit. p. 655.
[20] Ibíd.
[21] Melgar
Bao, Rearmando la memoria, Humanidad del Sur. Enero – junio de 2007.
[22] Pierre
Charles, El pensamiento socioeconómico del Caribe, FCE, 1985.p. 119.
[23] Desafortunadamente
es muy escasa la bibliografía de sobre Roumain en el caso de participación
política. Los diversos análisis de enfocan en torno a su obra literaria como Los
gobernadores del Rocío, esto dificulta poder rastrear la relación de este
marxista caribeño y la III Internacional en América Latina. La única relación
referida en la bibliografía consultada es en torno al Encuentro de
intelectuales en defensa de la cultura a raíz de la revolución y guerra
en España donde este estableció vínculos con el poeta Nicolás Guillen. La
delicada salud de Roumain lo llevó al exilio en Estado Unidos y Cuba.
Lamentablemente no sabemos con certeza la posición del escritor de El
hombre de color, sobre el papel contrarrevolucionario jugado por el
estalinismo en España. Es posible que después de la lucha por la conformación
del PCH Roumain se dedicara a ser un trabajador de la cultura, bajo la
intención de justificar en el plano ideológico la reivindicación de la raza
negra bajo el crisol del problema de clase, rescatando las tradiciones y la
cultura afrodecendiente en Haití, ya que fundó junto con el sociólogo Price
Mars el Centro de Etnología. Desafortunadamente este centro permitió la expropiación
de la reivindicación de lo negro y la raza con un tinte sionista que
dio sustento ideológico al supuesto de la peculiaridad de la negritud y
por fuera del problema de clase. Este fue el principal sustento de la dictadura
de Duvalier, llevando a cabo una de las dictaduras mas sangrientas y
largas que ha visto nacer las islas del Caribe. Esta contradicción será
remarcada posteriormente por Aimé Césaire, y René Depestre. Véase
René Depestre, Buenos días y Adiós a la negritud, Casa de las
Américas, Cuba, 1986. P. .
[24] Manigat,
Sabine Chancy, La coyuntura de 1946 en Haití : «Alternativas a
un estado sin proyecto nacional» Tesis de maestría FLACSO-SEDE
México, 1978, p. 32
Bibliografía
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Gálvez Cancino).
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Plaza y Valdez. 2000.
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2007, Paris.
-Broue, Pierre, La IV internacional y América
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-Castor, Susy, La ocupación norteamericana y su
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-Roumain, Jacques, Quejas de un hombre negro, en
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-Roumain, Jacques, Los gobernadores del Roció, Casa
de las Américas, 1971, Cuba.
-Trotsky, León, La teoría de la revolución permanente, CEIP,
Buenos Aires, 2001.
Título original: “Mirador
haitiano: L’analyse schématique y el marxismo”
http://www.pacarinadelsur.com/ |