14/11/13

Esclavitud laboral y migraciones en la globalización neoliberal

Daniel Libreros Caicedo  |  El tres de octubre pasado naufragó cerca de Lampedusa una de las tantas barcazas que salen de las costas africanas repletas de migrantes desesperanzados. En este caso el punto de partida fue Libia. La barcaza contaba con 518 ocupantes que provenían de Eritrea y Somalia y perecieron 370. Lampedusa es una pequeña isla al sur de Italia y uno de los sitios más cercanos en extensión marítima al norte del continente africano (225 kilómetros), por lo que se ha convertido en lugar de referencia para los migrantes que intentan ingresar a Europa atravesando el Mediterráneo en busca de un futuro mejor. Las narraciones de los sobrevivientes confirman la desidia de la guardia costera. Mohamed Ahmed,
uno de ellos, ha relatado que después de 25 horas de tránsito en el océano se acercaron a 800 metros de la isla y detuvieron el motor a la espera de los guardacostas. Eran las cuatro de la madrugada aproximadamente cuando aparecieron en el sitio dos naves de la Marina italiana. Ahmed ha insistido en que
giraron alrededor de la barcaza en dos ocasiones y "Luego, se fueron por donde vinieron", antes de que una cadena de sucesos desafortunados produjera el naufragio.

Carmine Menna, habitante de Lampedusa, quien se encontraba con varios amigos en un barco cercano al sitio donde ocurrieron los hechos ha testificado que cuando llegaron las lanchas salvavidas ya habían logrado subir a bordo de la eslora del barco a 47 personas. Entonces, le solicitaron a los tripulantes hacer el transbordo, pero estos se negaron, por cuanto "esperaban instrucciones de Roma y, mientras, tomaban imágenes de lo que estaba sucediendo". Menna ha añadido que el tiempo promedio de tránsito entre el puerto y el lugar del naufragio es inferior a 10 minutos, pero la guardia demoro en llegar más o menos una hora.

Este comportamiento de la marina itálica que viola los postulados del derecho de socorro, definido por las convenciones de Naciones Unidas, ya tiene antecedentes y hace parte de la guerra social de las elites italianas, europeas y metropolitanas, en general, en contra de la poblaciones trashumantes que intentan salir del infierno de la pobreza absoluta producida por la dominación imperial ejercida por esas mismas elites durante siglos.
 
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