- “La verdadera dialéctica no es un monólogo del pensador solitario consigo mismo, es un diálogo entre tú y yo” | Karl Marx
Karla Sánchez Félix | En los años sesenta del siglo XX muchos de
los pensadores regresaron a los textos marxianos con la finalidad de encontrar
una solución a su presente. Pero en esta búsqueda se involucraron diversos
intereses para refutarlos, dogmatizarlos o leerlos críticamente. En esta última
veta cabe mencionar a los herederos de la tradición de la Teoría Crítica, entre
ellos, Alfred Schmidt, quien se encargó de rechazar el marxismo ortodoxo y
reivindicar el método dialéctico, orientado hacia una dirección materialista,
pues, siguiendo de cerca a Marx, la dialéctica representaba el único método
revolucionario que los hegelianos de derecha habían dejado de lado y reducido a
clave idealista.
La explicación de la dialéctica como método está presente en
la mayor parte de sus obras. Entre las principales destaca su disertación con
la que obtuvo el doctorado en filosofía bajo la supervisión de Horkheimer y
Adorno: 'El Concepto de Naturaleza en Marx' (1960). En dicho texto sobresale la
crítica a los naturalistas, quienes identificaron el proceso de naturaleza con
el de la historia humana y, a los filósofos que hicieron de la materia una
sustancia. En oposición a ello,
Schmidt enfatizó el papel de la dialéctica, la cual, involucra un proceso dinámico de interacción entre teoría y praxis e historia y naturaleza. En su siguiente obra: 'Historia y Estructura. Crítica del estructuralismo marxista' (1973), sobresale su lectura crítica al estructuralismo francés, el cual sólo ha fragmentado el pensamiento de Marx. Se problematiza así la herencia hegeliana del método dialéctico. En un texto posterior: ‘Feuerbach o la sensualidad emancipada’ (1975), Schmidt establece que sólo a partir de Feuerbach puede entenderse la praxis social en su vertiente epistemológica y política.
Schmidt enfatizó el papel de la dialéctica, la cual, involucra un proceso dinámico de interacción entre teoría y praxis e historia y naturaleza. En su siguiente obra: 'Historia y Estructura. Crítica del estructuralismo marxista' (1973), sobresale su lectura crítica al estructuralismo francés, el cual sólo ha fragmentado el pensamiento de Marx. Se problematiza así la herencia hegeliana del método dialéctico. En un texto posterior: ‘Feuerbach o la sensualidad emancipada’ (1975), Schmidt establece que sólo a partir de Feuerbach puede entenderse la praxis social en su vertiente epistemológica y política.
Foto: Alfred Schmidt |
Los textos de Schmidt no se reducen a una nueva lectura de
interpretación a Marx, antes bien, representan un intento de atender a la
realidad formando parte de ella, con el único fin de transformarla, oponiéndose
a fijar en un primer momento la teoría para después llevarla a la práctica. De modo
que a partir de estos tres textos pueda entenderse la concepción de su
materialismo, el cual se distingue por ser: no dogmático, crítico y dialéctico.
En el siguiente ensayo me interesa aclarar cada una de estas
tres características, pues la primera refiere a la peculiaridad de lo “concreto”,
en oposición a la interpretación de los naturalistas. La segunda, se descubre a
partir de la praxis social, entendida desde una vertiente epistemológica y
política. La tercera, que refiere al materialismo dialéctico, debe seguirse de
una lectura crítica a Marx y de una distancia a la vertiente idealista o de
carácter ontológico. Con esto, se evidenciará que, a pesar de que Schmidt no pretenda
disolver las contradicciones sociales, se alejará de un materialismo mecanicista,
de una dialéctica ontológica y del marxismo soviético.