15/9/13

Sobre plusvalía relativa y ganancias extraordinarias | Contestación a Rolando Astarita

Karl Marx
✆ Dzhemma Semenovna Benina
Miguel Manzanera Salavert  |  He leído la crítica que Rolando Astarita dirige a Ernst Mandel, en su artículo publicado en la página Ñángara Marx, y considero que comete errores importantes, al confundir la plusvalía relativa con las ganancias extraordinarias en la explicación de El Capital.  Estos dos son conceptos diferentes en el análisis marxista de la explotación capitalista del trabajo y la tierra.

La Sección IV de El Capital aclara los conceptos de plusvalía absoluta y plusvalía relativa. La primera se origina en el ‘trabajo impago’, el exceso de trabajo que el empresario le exige al trabajador empleado; se traduce por la cantidad de bienes que el trabajador produce, mayor que la que necesita para mantener su subsistencia.

La plusvalía relativa, por su parte, nace del incremento de productividad. Es decir, si al aumentar la productividad por la innovación tecnológica, un obrero produce la misma cantidad de bienes en la mitad de tiempo, y la jornada de trabajo se mantiene igual, la plusvalía absoluta se multiplica.  Para seguir con el ejemplo de Astarita, si un trabajador produce 30 bienes x para ganar su subsistencia y otros 30 para beneficio de la empresa, en una jornada de trabajo produce 60 x; al doblar la productividad produce
120x, pero sigue necesitando sólo 30 para su subsistencia –suponiendo que los precios se mantienen invariables-. La plusvalía absoluta son 90x, se ha triplicado. En la medida en que la innovación todavía no se haya extendido a todas las industrias, esa multiplicación es la plusvalía relativa –la plusvalía relativa es el efecto multiplicador de la innovación tecnológica-.

La plusvalía absoluta da origen al beneficio capitalista, cuando los bienes producidos por el trabajador son vendidos en el mercado.Las ganancias extraordinarias, en cambio, se producen al transformar la plusvalía relativa en beneficio.La productividad incrementada, al crear la plusvalía relativa, da origen a las ganancias extraordinarias, a través de los mecanismos del mercado, la competencia y la ley de la oferta y la demanda. ¿Significa eso que si la plusvalía relativa ha multiplicado por 3 el plustrabajo, se multiplicarán por 3 también las ganancias del capital? No. Si el precio del mercado disminuye al aumentar la oferta, la ganancia no se multiplicará por 3, sino por un coeficiente menor.

Se debe tener en cuenta, además, otro factor, y es que el capital constante no puede permanecer igual, porque toda ganancia de productividad significa revolución tecnológica, y toda revolución tecnológica exige inversiones de capital,es decir, un incremento del capital constante; si con un capital constante de 10, se producen 60 en una jornada de trabajo, es de suponer que para producir 120 en la misma jornada de trabajo haya habido inversiones de capital, en un valor pongamos del doble o el triple; entonces el valor del capital constante es de 20 ó 30. Eso no afecta a la plusvalía absoluta, que es mero trabajo impago, independientemente del capital constante; pero afecta a la rentabilidad del capital, es decir, al beneficio y las ganancias extraordinarias.

Foto: Ernst Mandel
En definitiva, Astarita tiene razón cuando subraya que no hay transferencia de valor desde las industrias con tecnología atrasada a las de tecnología de punta. Pero siempre que tengamos claro que estamos hablando de la plusvalía producida por el trabajo y no del beneficio obtenido por el capitalista.

Otra cuestión distinta es saber si hay transferencia de valor de cambio o valor monetario, es decir, transferencias de beneficios desde las empresas atrasadas hacia las innovadoras tecnológicamente.  Y es aquí donde las leyes del mercado y la competencia hacen que la industria más productiva pueda hundir a la más atrasada, arrebatándole los beneficios al ofrecer productos más baratos. Por tanto, sí hay transferencia de valor hacia la innovación tecnológica, entendiendo ahora por valor el valor de cambio, beneficios monetarios.

La diferencia entre valor de uso y valor de cambio viene explicada por Marx en el capítulo I del volumen I de El Capital, como la diferencia entre la sustancia del valor y la magnitud del valor. Esto es, la diferencia entre la realidad del valor o valor de uso, y la medida del valor o valor de cambio. El plusvalor consiste en el incremento del valor de uso producido por la creatividad del obrero.  Lo que hace la innovación tecnológica es aumentar fabulosamente el valor de uso disponible para los consumidores –aunque todos sabemos que el desarrollo del capital constante destruye también otros valores de uso, gratuitamente ofrecidos por la naturaleza (véase la Crítica al Programa de Gotha, primer punto)-.

La innovación tecnológica puede ahorrar trabajo en el proceso de producción, disminuyendo la cantidad de trabajo incorporado a la mercancía, y permitiendo de ese modo abaratar los precios. Digo ‘puede’ porque el trabajo ahorrado en una rama de la industria se gasta en otra rama; lo ahorrado en la producción de bienes de consumo, se gasta en la producción de bienes de capital –maquinaria, tecnología, infraestructuras, etc.-; el desarrollo de la innovación tecnológica consiste en transformar la estructura de producción –lo que en términos de Schumpeter se denomina ‘destrucción creativa’-. Se trata de un despliegue de las fuerzas y las posibilidades del capital a través de la innovación. En este sentido, la transferencia de beneficios desde las industrias atrasadas a las avanzadas no depende exclusivamente de mecanismos mercantiles, sino de factores políticos que priorizan el valor del capital (trabajo muerto) sobre el valor de la fuerza de trabajo (trabajo vivo).

Éste me parece el verdadero sentido de la posición de Ernst Mandel en su análisis del mecanismo capitalista de innovación tecnológica,  lo que no se encuentra en contradicción con las propuestas de Marx en El Capital.