13/10/17

Entre la Economía Política de Karl Marx y la Economía Ecológica

Karl Marx ✆ Stanislav Belovski 
Julián Sabogal Tamayo

Los especialistas en temas ambientales, marxistas y no marxistas, discuten sobre las contribuciones de Karl Marx al análisis de los problemas ambientales. Este artículo es un aporte a esa discusión. La economía política de Marx y la economía ecológica se sitúan en dos niveles de abstracción diferentes y se ocupan de dos objetos distintos; la primera se centra en el valor como relación social y la segunda explica el valor sobre bases físicas. La economía ecológica estudia la riqueza material, Marx estudió la forma social de la riqueza en el capitalismo. Aquí se precisan sus diferencias.

Marx buscaba mostrar el carácter histórico del modo de producción capitalista, mientras que la economía ecológica se ocupa de las relaciones materiales con la naturaleza y de los riesgos que el crecimiento económico impone a la sostenibilidad. Ambas disciplinas utilizan un enfoque complejo, pero Marx recurre a Hegel para establecer la relación entre la esencia y la apariencia de los fenómenos, entre valor y precio, entre plusvalía y ganancia, mientras que la economía ecológica se preocupa por la complejidad de las manifestaciones externas e inmediatas de la economía. Para Marx y los marxistas el problema ambiental es inherente al sistema y, por tanto, no tendrá solución en este marco, mientras que la economía ecológica no plantea, al menos en forma explícita, la responsabilidad del capitalismo. Por último, se muestra la importancia de la solidaridad teórica entre ambas disciplinas y sus posibilidades. El marxismo aporta una comprensión del sistema y de las causas esenciales del problema, la economía ecológica aporta estudios concretos e indicadores para medir la producción física y su impacto sobre la naturaleza.

El propósito de Marx era demostrar el carácter histórico de la sociedad capitalista y entenderla como modo de producción. Antes existieron otros tipos de sociedad y, por tanto, era factible que después existiera una nueva, a la que llamó comunismo. En París, cuando dirigía los Anales Franco-alemanes, el joven Marx lo expresó así:
El comunismo como superación positiva de la propiedad privada en cuanto autoextrañamiento del hombre, y por ello como apropiación real de la esencia humana por y para el hombre; por ello como retorno del hombre para sí en cuanto hombre social, es decir, humano; retorno pleno, consciente y efectuado dentro de toda la riqueza de la evolución humana hasta el presente. Este comunismo es, como completo naturalismo = humanismo, como completo humanismo = naturalismo; es la verdadera solución del conflicto entre el hombre y la naturaleza, entre el hombre y el hombre, la solución definitiva del litigio entre existencia y esencia, entre objetivación y autoafirmación, entre libertad y necesidad, entre individuo y género. Es el enigma resuelto de la historia y sabe que es la solución (Marx, 1993, 147).
Ya en esa época, 1844, planteó la posibilidad de otra sociedad distinta a la capitalista. Había roto con sus antiguos compañeros, los hegelianos de izquierda, y concluido que la crítica social no se debía centrar en la religión ni en la filosofía sino en la economía y, en particular, en la propiedad privada, su esencia. Su propuesta de superar la propiedad privada significaba cambiar la sociedad en su aspecto esencial. La sociedad capitalista desnaturaliza al ser humano, al menos a una parte: los obreros, porque los aliena. La eliminación de la propiedad privada implicaría el regreso del hombre a su condición de ser social, su verdadera esencia. La superación del capitalismo lo devolvería a su condición de ser natural y social. Desde ese momento, Marx dedicó sus esfuerzos a explorar la posibilidad histórica del paso del capitalismo al comunismo. En el prólogo a Contribución a la crítica de la economía política, publicado en 1859, después de escribir los borradores de la primera versión de su gran obra El Capital –los Grundrisse–, definió claramente el concepto de modo de producción y su carácter histórico. “En la producción social de su existencia, los hombres entran en relaciones determinadas necesarias, independientes de su voluntad; estas relaciones de producción corresponden a un grado determinado de desarrollo de sus fuerzas materiales de producción” (Marx, 1968, 3).
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Julián Sabogal Tamayo es Magister en Economía, profesor titular de la Universidad de Nariño, profesor emérito, miembro de número de la Academia Colombiana de Ciencias Económicas, director del grupo de investigación Desarrollo Endogénico.
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