23/10/16

La hegemonía mundial capitalista transnacional y la crítica del marxismo contemporáneo

Karl Marx
✆ Cássio Loredano
 (…) Desde hace un siglo, la filosofía se está muriendo y no puede hacerlo porque todavía no ha cumplido su misión. Por esto, su atormentadora agonía tiene que prolongarse indefinidamente. Allí donde no pereció convirtiéndose en una mera administración de pensamientos, se arrastra en una agonía brillante en la que se le va ocurriendo todo aquello que olvidó decir a lo largo de su vida. En vista del fin próximo quisiera ser honrada y entregar su último secreto. Lo admite: los grandes temas no fueron sino huidas y verdades a medias. Todos estos vuelos de altura vanamente bellos -Dios, universo, teoría, praxis, sujeto, objeto, cuerpo espíritu, sentido, la nada, no son nada. Sólo son sustantivos para gente joven, para marginados, clérigos, sociólogos” Peter Sloterdijk (1)

Orlando Cruz Capote

Las (sin) razones del crítico e irónico onanismo intelectual, de signo ambivalente, al que parece convocar Peter Sloterdijk, ocurre gracias a la paradójica presencia dual de las filosofías analíticas, marcadamente solipsistas, especulativas y contemplativas que aumentan su hegemónica traza en el mundializado capitalismo transnacional y neoliberal de hoy, con la existencia de una larga crisis del pensamiento teórico y la debilidad en la capacidad autocrítica de las izquierdas, (2) especialmente las comunistas, socialistas y marxistas, (3) acompañadas de conversiones y deserciones, desdibujamientos de programas políticos, pérdidas de brújulas ideológicas y falencias en los procesos de organización, orientación, movilización y conducción de las masas populares, y la rezagada articulación de los actuantes movimientos sociales y políticos en nuestros días.

En ese mismo sentido, los ex y marxistas confundidos, perplejos y desencantados por la debacle del “socialismo real” (4) se despeñan aún de forma ruidosa en el abismo empirista neo-positivista, del estructuralismo, (de)-construccionismo y el posmodernismo, con aquellos empeñados en preservar el marxismo-leninismo vulgar, dogmático y manualístico de antaño, (5) mientras las academias, universidades y los políticos de muchas latitudes geográficas se atiborran de ideas nietzscheanas, husserlianas, derrideanas y foucaultianas, sin descartar la freudiana y la social-evolucionista, en el entendido más rancio, junto a las latentes corrientes ideopolíticas del reformismo en sus múltiples variantes, las más arcaicas visiones socialistas utópicas, socialdemócratas y socialistas, estas dos últimas con sus componentes oportunistas-revisionistas heredados de la II Internacional (1889), la Internacional Socialista (1951) y las defecciones cercanas de la socialdemocracia institucional, así como los vicios anarquistas y anarcosindicalistas, los trotskistas, (6) eurocomunistas y maoístas, éstas dos últimas con menor anclaje, con sus disímiles ‘lecturas’ y aplicaciones prácticas.

En el orden de las ideas anteriores, operan las doctrinas sociales de las iglesias, los nacionalismos encumbrados y xenófobos, los monstruos no tan ocultos de las religiones fundamentalistas, (7) en conjunto con el neoconservadurismo -hasta el neofascismo-, el pensamiento y canal único, (8) avalancha de concepciones que no son sometidas a la crítica profunda y concienzuda, de las que se pueden extraer, lógicamente, lecciones al pensamiento universal y, en otros casos, no se comprende la matriz del nuevo pensar liberal (neoliberal) y reaccionario, que nace de la forma en representarse el mundialmente dominante imperialismo contemporáneo, con sus nuevas esencias fenoménicas. (9)

Para Franz Hinkelammert, en este alterado proceso intelectual, la investigación empírica “(…) se convierte en correa de transmisión del poder [y con ella se] ha sofocado el trabajo teórico y la palanca es y ha sido la supresión de la libertad académica (…) La concentración sobre la elaboración empírica es una forma de poder (…) Se renuncia a los conceptos de totalidad, utopías y sentido crítico de la teoría. Se suprime la referencia a una posible crítica”.(10) Y ese poder se ejerce sobre la investigación social no solo a través de la represión o la censura directa, sino a través, muchas veces, de vías estrictamente metodológicas, por lo tanto, “(…) esta metodología [cientificista] exige el derecho de agenda para poder controlar, en nombre de ella, la institución ciencia. No censura resultados -caso extremo- sino los medios para llegar a los resultados: las preguntas y respuestas admitidas (…) En nombre de esta metodología, se excluye de la ciencia todo pensamiento científico que se refiere a alternativas sociales y económicas para la sociedad presente.” (11)

Por su parte, Horkheimer y Adorno concluyeron que “(…) las metamorfosis de la crítica en aprobación no dejan inmune ni siquiera el contenido teórico, cuya verdad se volatiliza”. (12) Además, “(…) erosionan y fragmentan el mito, la ideología, la racionalidad histórica, los sistemas, las síntesis, el sujeto histórico, y todo aquello que conlleve a la formación de modelos, arquetipos, paradigmas.” (13)

En este complicado maremágnum de presupuestos (seudo) teoréticos-políticos e ideologemas, ciertos intelectuales de izquierda y de ‘ultraizquierda’ son cooptados, adocenados y se rinden sin disparar el arma de la guerra y, en muchos casos, ni siquiera utilizan el arma de la crítica y la resistencia activa, irrumpiendo en sus filas la desesperación, el nihilismo y la desilusión ante problemáticas de carácter sociofilosófico e ideopolítico, desencadenándose la impotencia que induce la inercia, el inmovilismo y la paralización de la lucha revolucionaria, evocando de forma ‘ingenua’ o indicación ideologizante, a la ‘muerte’ de la filosofía, como sucedió con el fin de la historia, las ideologías y las utopías, más la ‘neutralidad’ académica y la inutilidad de repensar la realidad circundante y las posibilidades de transformarla. (14)

En un breve recuento histórico, la humanidad desde la década final del siglo XX hasta los inicios de la presente centuria, parecía haber acumulado “conocimientos suficientes” para superar sus problemas básicos y elementales, por lo menos los relativos a su supervivencia, sin embargo, los paradigmas de la Modernidad capitalista occidental, aquellos relacionados con los adelantos científico-técnicos, conjuntamente al más ‘puro’ racionalismo y los ideales del progreso lineal e ilimitado fueron puestos entre paréntesis, y se revirtieron en desastrosas crisis económicas-comerciales, energéticas, financieras y ecológicas -crisis endémica, acumulativa, crónica y permanente, le llama Ricardo Antunes e, interconexión de las crisis, Eric Toussaint-, (15) sumándosele numerosos conflictos bélicos de gran envergadura a escala regional y mundial. El sistema capitalista, en no poco tiempo, impuso una realidad y visión del poder y saber colonizante, (16) explotadora, opresora, expoliadora, alienante y enajenante, racista, discriminatoria, paternalista, xenofóbica, homofóbica, machista y consumista, por lo tanto, derrochadora-depredadora, demostrada en la desigualdad, la falta de justicia social e inequidades en la distribución de la riqueza material y espiritual, con sus enormes desproporciones entre las fortunas acumuladas por unos pocos países y ciudadanos y la polarización extrema de la pobreza, en un grupo mayoritario de naciones y sus pobladores

En la generalidad de los casos, la magnificencia de la razón instrumental sumada a las penurias y carencias de los valores éticos y morales humanistas que enunciaron los mejores exponentes de la Modernidad burguesa -en mayúscula, porque existen otras modernidades-, no fueron cumplidos. (17) La imaginería y conciencia social, política y cultural humanística no estuvo, y continúa sin estar, a la altura de la imaginación científica y tecnológica.

Lamentablemente, el socialismo existente en la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS-1922) y en el este europeo, que se derrumbaron bochornosamente entre 1989 y 1991, no pudieron escapar a las lógicas metabólicas reproductoras del capital en su propio interior, al no realizar una radical revolución cultural frente a las ‘guerras culturales’ del capitalismo, además de cometer serios errores en su tránsito hacia una sociedad superior a la capitalista. (18) “El capital [tal como lo advierte István Mészáros] no es simplemente un conjunto de mecanismos económicos, como a menudo se lo conceptualiza, sino un modo multifacético de reproducción metabólica social, que lo abarca todo y que afecta profundamente cada aspecto de la vida, desde lo directamente material y económico hasta las relaciones culturales más mediadas”. (19)

En los primeros Estados socialistas se mostraron, fehacientemente, los déficits democráticos, porque si bien la libertad de pensamiento fue un “(…) tema heredado de la burguesía (…) El marxismo dogmático retrocedió asustado ante el tema. Careció de imaginación democrática, y sin ella se pierde la condición revolucionaria”, (20) y por la corta de miras estratégicas política-culturales, el empobrecimiento teórico, carencias éticas, la ineptitud de los dirigentes saturados por el dogmatismo, el burocratismo-tecnócrata y el divorcio con el pueblo.
I
La crisis del marxismo, que muchos califican de terminal, es parte del proceso ‘natural’ de evolución-desarrollo de una teoría filosófica y política integral que, en este caso específico muestra, junto a vigencias trascendentales, lagunas, errores, obsolescencias y entresijos críticos, nada novedosos y extraños a su quehacer teórico-práctico, aunque de una envergadura mayor que en tiempos pasados, consecuencia de la debacle socialista en la Unión Soviética y la Europa del Este, lo que afectó su credibilidad y legitimidad. (21)

Ocasionados también, en parte, por la tardía publicación de todas las obras de los clásicos, (22) la compleja recepción y traducción, muchas veces erradas e incompletas, (23) la lectura sesgada y también ‘contaminada’ de las mismas, más la incorrecta práctica de un ‘marxismo-leninismo’ y ‘socialismo’ que se empecinó, arbitrariamente, en la ‘letra muerta’ más que en el espíritu vivo, crítico y autocrítico de esta revolución filosófica, impidiendo su normal desarrollo y deformando, por otra parte, el sistema de ideas marxistas -a partir de este momento marxismo(s) y marxista(s), incluyendo per se al leninismo- con dogmas, sectarismos y reduccionismos socioclasistas, obreristas en lo fundamental, con la construcción esquemática y fragmentada de un pensar, en el diamat e hismat (24) que, con sus formulaciones “(…) quedaba cerrado el espacio a toda interpretación que rompiera [expresó Adolfo Sánchez Vázquez] con el ontologismo, teñido de positivismo…”, (25) porque ambas fueron convertidas en el ‘sumun teórico’ y en convenciones metafísica-materialistas y escolásticas (dialectizadas a la manera hegeliana) de interpretación de la realidad y para su cambio radical, adquiriendo una (i) relevancia que no podía ser única y omnicomprensiva para la transición socialista, como sucedió en el ‘socialismo real’.

Tal percepción nace de la incomprensión que el marxismo revolucionario constituye una escuela filosófica, teórica e ideopolítica no cerrada, con una interrelación de acuse de la realidad hacia la teoría y viceversa, que tiene como punto de partida el análisis de lo teórico abstracto al concepto interpretativo pensado y, finalmente, al abstracto concreto teórico, intermediaciones expresadas y entendidas; porque, al decir de Carlos Marx, “(…) no es suficiente que el pensamiento se abra paso para llegar a ser realidad [actualidad], sino la realidad misma debe abrirse paso para llegar a ser pensamiento”, (26) lo cual consolida a esta concepción materialista de la historia, filosofía de la praxis y guía para la acción, con la voluntad sociopolítica de transformación de la realidad: la práctica revolucionaria.

Además, es dialéctica materialista e historicista, que no admite formulas categóricas y leyes inmutables, menos elaboradas a priori, tampoco la utilización de cualquiera de los ‘medios’ para alcanzar, menos justificar, ‘fines’ in-superables en los contextos sociohistóricos específicos, porque es una construcción socio-cultural, ética-política, ideológica y económica “en última instancia”, que se apega, aproximativamente, al entorno que pretende aprehender y comprender, para proceder a cambiarlo en un desempeño de negación superadora, de continuidades y rupturas incesantes.

En la lucha contra el dogmatismo y las generalizaciones absurdas, el marxismo fundacional impugnó el hecho que la filosofía se constituyera en el “(…) pasaporte universal de una teoría histórica-filosófica general [como escribiera Carlos Marx] cuya suprema virtud consiste en ser suprahistórica”, (27) remarcando en una respuesta a la rusa Vera Zásulich, crítica de su obra El Capital que, a “(…) todo trance quiere convertir mi esbozo histórico sobre los orígenes del capitalismo en Europa Occidental en una teoría filosófico-histórica sobre la trayectoria general a que se hallan sometidos fatalmente todos los pueblos, cualesquiera que sean las circunstancias históricas que en ellos concurran (…) Esto es hacerme demasiado honor y, al mismo tiempo, demasiado escarnio”. (28)

También, es ideología, la cual no conlleva per se a la “falsa ideología” -si bien no pueda eludirla-, más dañina aún si se convierte en una ideología seudo-teórica “oficial” de “toda” la sociedad, sacrificando ‘el todo (que no es la totalidad) en el altar de las partes’ o viceversa.

Las ideologías son, en todo caso, la consciencia de los conflictos de la estructura y de la necesidad de resolverlos, por lo que la crítica marxista se enfocó contra una realidad ideológicamente invertida, (29) en donde la “cadena” real y sus “flores imaginarias” debían ser arrancadas, destruidas, para capacitar a los revolucionarios del mundo en el cómo, por qué y para qué emanciparlos de la ‘cadena’ y recobrar las `flores vivas´. (30)

De tal manera, constituye una teoría científica crítica, no cientificista; partidista, no panfletaria; sentenciosa, no concluyente, menos excluyente y exclusivista; hipotética, no relativista, tampoco indeterminista a ultranza; juiciosa, nunca justificativa y actuante como juez suprema de los hechos, procesos y personalidades; optimista, jamás apologética, que no debió, ni debe, ser simplificada y reducida (31) en sus principales tesis o “núcleos duros”, ni en ninguno de sus meandros explicativos, siempre tan complejos y complicados, con el objetivo de “satisfacer pedagógica y didácticamente” el aprendizaje y la asimilación por las masas populares, que no se aviene jamás en consciencia convincente, ya que no todo puede resolverse en el campo de la ‘teoría por la teoría’, asumiendo erróneamente un rol justificativo, teológico y teleológico, ideologizante in extremis.

En tal sentido, Lenin escribió que 
“(…) Si el estudio del comunismo consistiera sólo en asimilar lo que dicen los trabajos, los libros y folletos comunistas, esto nos proporcionaría con excesiva facilidad exegetas o fanfarrones comunistas, lo que muchas veces nos causaría daño y perjuicio, porque esta gente, después de haber leído y aprendido lo que se expone en los libros y folletos comunistas, sería incapaz de coordinar todos esos conocimientos y de obrar como exige realmente el comunismo”. (32)
El marxismo y leninismo tampoco es un conjunto de normas rituales y sagradas, sino un complejo de tesis y propuestas comprobables o no, de interpelación, contraparte y complementación crítica ante cualquier tipo de poder, por lo que tampoco debió ser sometida al capricho de interpretaciones espontáneas y voluntaristas por parte de los hombres y mujeres que la estudian y ejercitan en la mutante realidad, que, a su vez, es la ‘única ciencia de lo social-humano en el tiempo’, que aborda la indagación científica desde el ‘punto de vista de la totalidad’, porque “(…) lo universal y general [expresó Lenin] deja de serlo cuando no abarca ni encarna la riqueza de lo particular, de lo individual, de lo genuino”. (33)

Esta teoría filosófica, con un alcance sociológico e histórico -Carlos Marx sentenció que ‘la filosofía se encuentra al servicio de la historia’-, (34) así como desde la antropología, la psicología, la economía, la economía política la etnología, el plano gnoseológico, lógico, epistemológico y hermenéutico, lingüístico, semiótico y comunicacional, entre otras disciplinas (las ciencias naturales, ‘exactas’ y aplicadas), que deben asumirse sintetizadas, interdisciplinariamente, también en ella; y capaz de desplegar el historicismo dialéctico en franca y aguda polémica, dialogante con sí misma -‘el marxismo es el único medio de proseguir, [sostenía el Amauta peruano José Carlos Mariátegui] y superar a Marx’- y con otras escuelas de pensamiento y corrientes ideopolíticas, algunas de ellas adversas y antagónicas, dos terminologías diferentes, enriqueciéndose de esa interacción permanentemente. Para el marxismo, la práctica es el criterio máximo de la verdad, siempre aproximada y nunca completamente captada, esencia de esa búsqueda ad infinitum, en un ejercicio permanente de la praxis. Por eso, la teoría debe esclarecer la realidad, interpretarla, siempre con limitaciones, pero nunca suplantarla y sustituirla. (35)

Equivalentemente, la dialéctica historicista como doctrina del desarrollo tiene que estar exenta de unilateralidad y arrogancia teórica-metodológica, dada la persistente relatividad del conocimiento humano; sumándose el materialismo historicista y la teoría de la lucha de clases, como motor-fuerza motriz de la historia y del desarrollo humano, más la contundente critica a la economía política burguesa con la monumental obra de Carlos Marx, “El Capital”, y el descubrimiento de la plusvalía, piedra angular de la doctrina económica capitalista, que revela el conocimiento de la relación social entre las personas, cosificadas fetichistamente en las mercancías; y como síntesis del paso superior al socialismo científico que, como advirtiera el filósofo español-mexicano, Adolfo Sánchez Vázquez, no abandona la utopía como horizonte, (36) y prever en el proletariado, la clase obrera asalariada, la fuerza social capaz de emprender la creación de una nueva sociedad, la comunista, con su etapa de tránsito, el socialismo. (37) Para Marx y Engels [escribieron en el texto Feuerbach. La concepción materialista de historia] el comunismo no es un estado que debe implantarse, un ideal al que deba sujetarse la realidad. Nosotros llamamos comunismo al movimiento real que anula y supera al estado de cosas actual. Las condiciones de este movimiento se desprenden de la premisa actualmente existente.’

Sin olvidar que jamás existirá, al decir del propio líder de la revolución socialista de octubre, una revolución proletaria pura, (38) tampoco un solo marxismo ni un socialismo casto, añadimos nosotros, que exige del trabajador y, del hoy sujeto social múltiple de la transformación revolucionaria, la asunción de fuerza protagónica dirigente, con su partido o movimiento político de vanguardia o avanzada, no como un hecho sociológico y físico único, sino como un proceso histórico-político de concientización en sí y para sí que, como bloque histórico del cambio debe contener, necesariamente, a otras clases sociales, incluidas las subalternas, los grupos, sectores, estratos y segmentos y, en conjunto, a las masas populares, explotadas y oprimidas, para llevar a vía de efecto la Revolución Social y Política, liberando consigo al resto de la sociedad de la explotación y la opresión, la enajenación y alienación.

Si Marx y Engels, en 1848, en el Manifiesto Comunista, (39) llamaron a los ¡Proletarios de todos los países uníos! -y más adelante, como expusimos, reconocieron el rol de las masas populares en los países coloniales-, en menos de unos 70 años, V. I. Lenin, en el Segundo Congreso de la Internacional Comunista y, posterior al mismo, agregaría dialécticamente, ¡Proletarios y pueblos oprimidos de todos los países del mundo, uníos!, (40) brindando una apertura a esa consigna de concebir el proceso revolucionario de alcance del poder y triunfo del socialismo -aunque también se aprobó en ese mismo congreso, ‘la subordinación de los intereses de la lucha proletaria en un país a los intereses de esa lucha a escala mundial’, y que, ‘el papel de las diferentes fuerzas y clases sociales interesadas en la liberación nacional, se condicionó al papel de la vanguardia del proletariado’, el cual poseía déficits cuantitativos y cualitativos en las sociedades coloniales y semicoloniales o era débil en las dependientes, no percibiéndose aún al neocolonialismo, los protectorados, etc. Lo que corroboró, no obstante, las tesis de que existirán tantos marxismos independientes como variados serán los caminos para arribar al socialismo, como diversas serán las concurrencias de las condicionantes sociohistóricas concretas en cada país, región e internacionalmente. (41)

Décadas después, el sociólogo brasileño Darcy Ribeiro, conceptualizaba correctamente acerca de la problemática de las clases y la revolución, sin negar al marxismo y leninismo creador, que “(…) Alegar que hay una clase que está encinta de la Revolución y que es capaz de hacer la revolución sin valorar otros sectores que son capaces de asumir una postura revolucionaria es erróneo”. (42) No es óbice que el autor, estaba criticando, además, a V. I. Lenin cuando este afirmó, debido a reminiscencias kaustkianas, que es el partido político quien introduce en la clase obrera una consciencia exterior a ella.

Porque, como advirtiéramos en un texto escrito en el 2013, “(…) sería incorrecto subestimar y sobredimensionar al marxismo, el cual no contiene per se la totalidad de los conceptos, categorías e instrumentos teóricos y metodológicos para la interpretación y transformación integral de la realidad. Ni ayer como tampoco en la contemporaneidad. (…) En la ciencia, el saber y la política, como el accionar praxiológico societario, no saldremos adelante si nos entregamos al voluntarismo, al espontaneísmo-aventurerista, es decir si hacemos caso omiso a las regularidades generales que rigen, a pesar de nuestras conciencias, nuestra actividad práctica. Ni teoricismos divorciados de la práctica, ni practicismos separados de la teoría. Al unísono, es dable que las “reglas” y las regularidades, en determinados casos, se alteren pero lo imposible es que desaparezcan, sean ignoradas y obviadas. Pero cambiar algunas “reglas”, corregirlas, readecuarlas, redimensionarlas y/o aplicarlas crítica y acertadamente, luego de análisis concienzudos de la realidad sociohistórica concreta que pretendemos transformar, forma parte de la alta y consciente subjetividad política marxista revolucionaria. (43)

Sumándonos, al criterio del sociólogo argentino Atilio A. Boron, acerca de
(…) si la filosofía [expresa, específicamente, sobre la filosofía política] tiene algún futuro (…) tal empresa solo será posible siempre y cuando se reconstituya siguiendo lineamiento epistemológicos que son distintivos e idiosincrásicos de la tradición marxista (…) su énfasis simultáneo en la totalidad y en la historicidad; en las estructuras y en los sujetos hacedores de la historia; en la vida material y en el inconmensurable universo de la cultura y la ideología; en el espíritu científico y en la voluntad transformadora; en la crítica y la utopía.” (44)
II
El proceso mundializador del capitalismo transnacional contemporáneo se caracteriza por la cambiante recomposición orgánica del capital, reflejada en los acelerados procesos de megafusiones monopólicas corporativas, la terciarización de la economía en el sector de los servicios, las finanzas, la informatización, la comunicación y la cultura, el auge de la industria de los armamentos, con sus guerras incesantes, (45) muy asociada a la civil altamente tecnificada; así como la profundización y el acortamiento en tiempo de las crisis cíclicas del sistema, así como la inestabilidad, desaceleración, recesión y estancamiento (con inflaciones, estanflaciones y deflaciones además), (46) a que se ha visto sometida la economía, el comercio y los mercados monetarios, financieros, crediticios y bursátiles mundiales, con el “(in)-esperado” estallido-implosión de la burbuja financiera en la principal Bolsa de Valores, la de Wall Street, (47) y sus efectos globales inmediatos, en un entorno también transicional de la geopolítica imperialista, (48) con graves implicaciones en las distintas zonas del orbe, además de los zigzagueantes intervínculos entre las correlaciones de fuerzas internacionales en todos los espacios – temporales.

La política neoliberal-neoconservadora actual, con sus excesivas privatizaciones, fuertes ajustes estructurales y fiscales a lo interno, que denominan ‘austeridad’, el imperio de la ley del mercado salvaje, las desnacionalizaciones y la desindustrialización en búsqueda de mano de obra barata y bajos costos, el endeudamiento, endógeno y exógeno, principalmente en los países del Sur geopolítico pero del cual no se salva el Norte desarrollado industrial y sus ‘bolsones tercermundistas’; la reducción del Estado y sus funciones regulatorias, con las subsiguientes afectaciones sobre los servicios educativos y de salud públicos, los subsidios, la asistencia y seguridad social, junto a los grandes movimientos demográficos-migratorios, legales e ilegales, hacia los países desarrollados, consecuencia, además, de la miseria, el desempleo, los bajos salarios y las guerras, han logrado desconcertar a algunos de los movimientos sociales, agrupaciones políticas y a la sociedad civil en general, quienes culpan al Estado -como si fuera una abstracción- (49) la política y los partidos políticos, sin excepción, del fracaso de la democracia y del hundimiento de sus niveles de vida, comparando fatídicamente lo consumido en un antes y un después, sin comprender que la sociedad capitalista excita al consumismo de masas -‘compro, luego existo’, rezaba un grafiti en México-, sin ningún control sobre el mercado constantemente deificado como el principio organizacional de la sociedad, en la que “(…) el carácter cultural de las prácticas de consumo no depende [solamente] de qué se consume, sino de cómo”. (50)

El accionar de los megapoderes de las corporaciones económica-financieras y mediáticas, (51) con sus tanques pensantes y lobbies respectivos, constituyen los causantes, directos e indirectos, de la corrupción y erosión de los representantes políticos y gobiernos, de cualquier signo ideológico, que, cada vez más, se ven sometidos a las órdenes de las organizaciones supranacionales capitalistas, como el Banco Mundial (BM), Fondo Monetario Internacional (FMI), Banco Interamericano de Desarrollo (BID), la Organización Mundial del Comercio (OMC), el Banco Central Europeo (BCE), la Organización de Países de Desarrollo Económico (OCDE), el Acuerdo de Asociación Transpacífico (TTP), el Acuerdo de Comercio de Servicios (TISA), más la Asociación Transatlántica para el Comercio y la Inversión (TTIP), etc., (52) mermando sus capacidades de maniobra política, si bien es cierto que muchos se comportan sumisos ante los dictámenes de los centros de poder imperiales, pero otros, los que reaccionan de forma soberana frente a los mismos, sufren de contiguo los efectos desestabilizadores y desgobernabilizantes por su accionar a contracorriente del status quo.

De tal forma, la incesante re-construcción del neo-lenguaje de ‘lo políticamente correcto’, el ‘marketing político-público’, el ‘pensamiento doble’ y las ‘redescripciones pragmáticas de la realidad’ impiden toda representación y juicio valorativo crítico real y aspiran a “suprimir” o exaltar la conflictualidad, en búsqueda de consensos sociales, artificiales y reales, en una sociedad civil que persigue, engañosamente, ensanchar sus brechas con el Estado, con los cuales el capitalismo y su paradigma de defensa de la ‘libertad’, para propios y ajenos, someten a las mentes y acarrean, además, las crisis societarias, propiciando que la humanidad se acerque, como nunca antes, al borde del abismo de su autodestrucción con el holocausto nuclear y ecológico. (53)

Igualmente, la retórica discursiva capitalista ataca sin cesar al metarrelato histórico, a las soberanías reales que son sustituidas por las limitadas, se propicia el envilecimiento de todo nacionalismo, en especial, el patriótico-solidario, antimperialista y humanista, y se anuncia el dislocamiento y difuminación del sujeto histórico colectivo y con ello la exaltación de la individualización; provocan las disoluciones de las identidades en las múltiples diversidades, se vician a los multiculturalismos, se fomenta la atomización y fragmentación de las sociedades bajo tendencias centrifugas que conllevan a la (des)-territorialización y difuminación de países-naciones, (54) además, del aupamiento de los separatismos nacionales y étnicos extremos, imponiendo la idea unilateral de la “sociedad civil universal”, escribiéndose de la ‘neutralidad’ académica, el fin del trabajo tradicional y la lucha de clases (55) -el segundo hombre más rico de Estados Unidos, el magnate Warren Buffett, lo confesó en 2011, con una ‘franqueza’ bestial: ‘de hecho, ha habido una lucha de clases durante los últimos 20 años, y mi clase ha ganado’-, más el intento de la sustitución mañosa del imperialismo por un imperio “ultraimperialista”, a lo kaustkiano. (56)

Ante esas realidades adversas y anómalas, el elevado abstencionismo de la población en los procesos electorales de la mayoría de los países, los votos ‘errados’ o de castigo en las urnas, provocados por la manipulación mediática, la desideologización y el ‘apoliticismo’ impregnan a las masas populares, dado el insuficiente nivel de cultura y consciencia ideopolítica, llevando a la quiebra de los espacios alternativos de elaboración y participación directa ciudadana, (57) porque no se perciben, en su total dimensión, las estafas de la globalización, ni los intersticios en que pueden actuar, tal como lo hacen otros actores sociales que bregan contra el capital, de forma sistémica y antisistémica. (58)

Otros, pecan del no develamiento del formalismo de la democracia política capitalista, asumiendo al republicanismo, el parlamentarismo y el democratismo político liberal burgués, conquistas históricas de las luchas obreras y los pueblos impuestas al elitismo originario del liberalismo (reformulado desde la ética del igualitarismo político) (59) y, más tarde, del neoliberalismo actual, instrumentados de forma maniquea por las maquinarias políticas burguesas, vaciándolas de contenido democrático real -teatralidad democrática-, en la que subyace una fetichista ilusión de participación y elección de los gobernantes, una vez cada cuatro o cinco años, con improbables cuestionamientos revocatorios por parte del pueblo.

Los estados de opinión, evidentes e inducidos, manipuladores-seductivos por el predominio supuestamente incontestable del discurso retórico, figurativo y metafórico de los círculos de poder y los Thinks Tanks del sistema múltiple de dominación del capital, conducen indefectiblemente a una identificación “tanática”, de pulsación sicológica hacia el ‘suicidio’ de las masas y la desmemoria histórica-política con vistas a que converjan, ciegamente, con las ideas del capitalismo, tal como lo expone el sociólogo argentino Eduardo Grüner, con cierto halo pesimista y realista simultáneamente. (60) A lo que el pensador esloveno, Slavoj Zizek, sentencia con la idea concisa que, en la actualidad, no se trata solamente de una “falsa” o verdadera ideología, sino que se transita de la fórmula clásica de la ideología crítica de “ellos no lo saben, pero lo están haciendo”, hacia una razón cínica sobre que “ellos saben muy bien lo que están haciendo, y lo hacen de todos modos”. (61)

Ante los avances temporales, no definitivos, estancamientos, retrocesos y reveses costosos de las heterogéneas fuerzas progresistas a nivel regional y mundial, aunque existen procesos que lo desmienten parcialmente, como son los casos específicos de algunas naciones de América Latina y el Caribe, en sus zigzaguees históricos inevitables, (62) se ha creado una atmosfera de cierto conformismo teórico-político ante las circunstancias impuestas a nivel planetario, porque, paradójicamente, el fracaso del capitalismo trasnacional neoliberal ha traído consigo la decepción y la indiferencia ante la política, la ideología y la democracia, especialmente, la representativa.
A modo de conclusiones
Los peligros y retos que enfrentan los cuerpos societarios en la contemporaneidad, que son consecuencia, además, de las deficiencias y tardanzas en el empeño educativo interactivo entre los dirigentes-dirigidos y la toma de auto-consciencia ideológica, cultura ética-política y democrática de los pueblos frente al capitalismo, requieren del relanzamiento de la persuasión-seducción, sensitiva pensante, de una teoría filosófica, política y estética marxista que apoye a la reconstrucción de la práctica socialista, desde otras perspectivas críticas actualizadas, con transparentes códigos de información, comunicación y métodos democráticos de discusión públicos.

Asimismo, de la interactuación horizontal y vertical con, y entre, el poder popular, con un Estado más descentralizado, bajo control-regulación de las masas populares, en especial los colectivos de trabajadores; una empresa estatal socialista eficaz y eficiente, en conjunto con las diversas formas económicas-sociales de autogestión, cogestión y cooperativización, de propiedad personal, privada y usufructuaria, la mixta con capital nacional y extranjero, las extranjeras totalmente, etc., que convocan al ensanchamiento y profundización del empeño político democratizador, con las organizaciones políticas, sociales, gubernamentales y estatales, esencialmente de forma directa y participativa, en la dirección, organización, movilización y toma de decisiones desde abajo, con una impronta cultural-civilizatoria de liberación socialista, contrahegemónica y antisistémica al capitalismo.
“(…) El poder popular [como afirma Isabel Rauber] que se construye en aras de la superación del capitalismo no es un “contrapoder” ni un “antipoder”; es otro tipo de poder, sobre bases diferentes a las del capital. (…) un proceso integral de creación-construcción de la sociedad superadora de la alienación del capital y su consumismo. Todo se va transformando inter-articuladamente marcado por la actividad consciente de los sujetos protagonistas, quienes -en su caminar y construir van (auto) constituyéndose en actor colectivo protagonista del cambio. Es un proceso autogestado por los sujetos y, en ese sentido, es- a la vez formador de nuevos hombres y nuevas mujeres, creadores y constructores protagónicos de la utopía anhelada. De ahí el lugar central y permanente que -en este proceso ocupa la batalla cultural por la construcción de una hegemonía de liberación.” (63)
El caso de la actualización del modelo socialista cubano (64) que se acomete en estos instantes históricos, puede servir de referente sobre esos complejos procesos de conceptualizaciones y prácticas en la esfera de lo económico y social, que abarcan además, a lo ético, político e ideológico, los marcos jurídicos, la renovación de lo constitucional y, especialmente, la visión de la totalidad cultural, para desafiar las probabilidades de una evolución capitalista que no sólo le viene desde afuera, sino que subyace al interior de la heterogénea sociedad nacional contemporánea. (65) Más aun, en el escenario de un restablecimiento de las relaciones entre los EE.UU. y Cuba, con el difícil y largo proceso de normalización entre ambas naciones.

Urge, por lo tanto, una renovada epistemología que no renuncie de los principios teóricos y metodológicos vigentes, consistente en la perspectiva crítica teórica, política-ideológica y metodológica, hermenéutica y gnoseológica que se asuma hacia el conocimiento científico y la comprensión de la rica realidad a transformar, intermediaciones incluidas, y que engloba en un sentido interdisciplinario integral a todas las ciencias y saberes, en especial, a la filosofía, las ciencias sociales, las humanísticas, junto a la resignificación de los Tics y la Cultura (con mayúscula) y de la ética política, con la comprensión de la intersubjetividad involucrada en los flujos y reflujos relacionales, y en el diálogo crítico entre saberes ancestrales, sus cosmogonías y cosmovisiones, y los conocimientos modernos, que engloban a los cotidianos y del sentido común, que requieren todos de una retroalimentación permanente.

Una reconstrucción y reinvención marxista que rebase los marcos tradicionales del pensar, interpretar y accionar que hasta este momento se ha practicado en el quehacer económico-social, científico, ideopolítico y cultural, que apoye al consenso social recíproco e imprescindible -intergeneracional, pluriclasista, antipatriarcal y feminista, interracial sin racismos y discriminaciones, ecológico-medioambiental, de orientación sexual diversa, ecuménico con lo religioso y multicultural- con, y entre, el sujeto social múltiple del cambio, protagonista esencial del proceso de transformaciones con, y la posibilidad real que el partido, agrupamiento o movimiento sociopolítico lo oriente, ‘conduce’ y persuade de modo que éste conozca, comprenda y haga suya, con `una fuerza material decisiva´, la meta del socialismo, acompañado de una superación filosófica, política e ideológica al mejor estilo gramsciano, que le permita mayor conciencia y comprometimiento, sin abandonar la ética de la virtud política (66) y los valores de la emancipación humana. (67)

Sólo de esa forma, se podrá acometer las tareas urgentes de la recuperación de la hegemonía socialista y del marxismo revolucionario creador; del prestigio y la legitimidad de los marxismos y socialismos resignificados, articulados a las mejores tradiciones históricas y culturales de los pueblos, que no permitan rezagarnos en este instante crucial de la historia de Cuba, la América Latina y la humanidad.
Notas, bibliografía citada y consultada
1) Peter Sloterdijk (2004) Crítica de la razón cínica, Editorial Siruela, Madrid, p. 13.
(2) Pablo Guadarrama González (2008) Las Nuevas izquierdas latinoamericanas y la cuestión del poder, en Izquierda y socialismo en América Latina, Universidad Nacional de Colombia, Bogotá, pp. 97-119; Orlando Cruz Capote (2011) Una vieja deuda. Los núcleos duros y esenciales de una teoría política de izquierda, La Habana,https://elblogdelapolillacubana.wordpress.com; Emir Sader (2009) El desafío teórico de la izquierda latinoamericana, adital (digital), 2 de septiembre, CLACSO-Cuadernos de Pensamiento Crítico/Le Monde Diplomatique; La crisis del pensamiento crítico latinoamericano (2015), La Jornada (digital), México, 10 de noviembre; Enrique Dussel Ambrosini Filosofía e independencia en América Latina y el Caribe (2015), Segunda Declaración firmada por: Enrique Dussel, Gabriel Vargas Lozano, Alberto Saladino García, Adalberto Santana Hernández, Amalia X. López Molina, Pablo Lazo Briones Lazo, Juan Carlos Casas García, Ángel Francisco Méndez Montoya, Juan Carlos Scannone, Pablo Guadarrama González, Diego Irarrazaval, Carmen Bohórquez, Ambrosio Velasco, Francesca Gargallo Celentani, Dejan Mihailovic Nikolatevic, Miguel Romero Griego, Juan Manuel Contreras Colín, Francisco Castro Merrifield, Natalio Hernández, Gustavo Escobar Valenzuela, Pablo Ruiz Murillo, Manuel Bolom Pale, Diego Muñoz Ortíz, Rubén Betancourt García, Carolina Flores Langarica, entre otros; México, D.F., 26 de noviembre, en Alianet, 4 de diciembre, http://www.alainet.org/es/articulo/174032.
(3) Para el filósofo mexicano-español, Adolfo Sánchez Vázquez, dada “(…) la amplitud del término “marxismo” (…) [y] la diversidad de corrientes marxistas en América Latina (…) [se debe] considerar marxistas a todas las corrientes que se remiten a Marx, independientemente de cómo hayan sido rotuladas: socialdemocracia, leninismo, maoísmo, castrismo-guevarismo, reformismo o foquismo (…) [a la] teoría y la práctica que se ha elaborado en ella, tratando de revisar, aplicar, desarrollar o enriquecer el marxismo clásico”. El también filósofo mexicano, Gabriel Vargas Lozano, menciona a una amplia constelación de filósofos que se vincularon a la corriente estructuralista de Louis Althusser, y añade como contrapartida del marxismo doctrinario soviético, al marxismo humanista de Jean-Paul Sartre, Adam Schaff y Roger Garaudy; y el marxismo ontológico de Georg Lukcás y L. Kossik. Por su parte, Daniel Bensaïd, señala a “(…) un marxismo “ortodoxo” (de Estado o de Partido) y marxismos “heterodoxos”; un marxismo cientificista (o positivista) y un marxismo crítico (o dialéctico); o mejor aún, lo que el filósofo Ernst Bloch llamó las “corrientes frías” y las “corrientes cálidas” del marxismo”. En nuestro caso, hemos considerado ampliar la lista justipreciando, no solo a los filósofos, sino a políticos, activistas sociales e intelectuales que fueron coterráneos de Carlos Marx, Federico Engels y Vladimir I. Lenin, sus continuadores en el siglo XX y, en la actual centuria XXI. Incluso, hemos añadido a algunos adversarios y/o oponentes importantes que aportaron al enriquecimiento de la teoría y la práctica marxista. Francis Bacón, Tomás Moro, Tomás Campanella, Fernand Lasalle, Henri Saint-Simon, Etienne Cabet, Charles Fourier, Francois Babeuf, Louis A. Blanqui, Karl Proudhon, Jules Guesde, Paul Lafargue, Gabriel Deville, Max Adler, Rudolf Hilferding, Karl Renner, Otto Bauer, Joseph Dietzgen, William Liebknecht, August Bebel, Karl Kautsky, Eduard Bernstein (este un ‘inteligente’ revisionista), Jean Jaurés, Paul de Man, Georges Sorel, Georgi Plejanov, Benedetto Croce, Mijail Bakunin y Piotr Kropotkin; Nicolas Bujarin, Leon Trotski, Clara Zetkin, Rosa Luxemburgo, Antonio Labriola, Georg Lukács, Antonio Gramsci, Karl Korsch, Karl Liebknecht, Anton Pannekoek, Yevgueni Preobrazhinki, Franz Mehring, Ernest Bloch; la Escuela de los Annales franceses; la Escuela de Frankfurt y la teoría crítica; la Escuela de Budapest (Hungría) con Istvàn Mészàrov; la Escuela yugoslava; Mao Zedong, Ho Chi Minh; Luis Emilio Recabarren, Diego V. Tejera, Carlos Baliño, Julio A. Mella, Rubén M. Villena, José Carlos Mariátegui, Aníbal Ponce, Carlos Rafael Rodríguez, Fidel Castro Ruz, Ernesto Che Guevara, Raúl Castro Ruz, Osvaldo Dorticós Torrado, Schafik Jorge Hándal, Rodney Arismendi, Volodia Teitelboim, Jorge del Prado, Gilberto Viera, Carlos Fonseca Amador, Salvador Allende, Hugo R. Chávez Frías, Álvaro García Linera, Evo Morales Ayma, Rafael V. Correa, Nicos Poulantzas, Almicar Cabral, Samir Amin, Win Dierckexsens, Perry Anderson, E. P. Thompson; Terry Eagleton, James D. Cockcroft, Bob Jessop, Leo Panitch, Michael Löwy, Mitchell Lebowitz, Eric Toussaint, Francois Houtart, Franz Fanon, Camilo Torres, Leopoldo Zea, Augusto Salazar Bondy, Arturo A. Roig, Francisco Miró Quesada, Adolfo Sánchez Vázquez, Pablo González Casanova, Eli de Gotari, Vania Bambirra, Bolívar Echeverría, Theotonio Dos Santos, Aimé Césaire, George Lamming, Gerard Pierre-Charles, Enrique Dussel, Sergio Bagú, Zaira Rodríguez Ugido, Roberto Fernández Retamar, Pablo Guadarrama, Darcy Ribeiro, Marta Harnecker, Aníbal Quijano, Gabriel Vargas Lozano, Agustín Cueva, Frantz Hinkelammert, Isabel Monal, Thalía Fung, Emir Sader, Gustavo Gutiérrez, Leonardo Boff, J. Sobrino, Frei Betto, Isabel Rauber, Orlando Núñez, Héctor D. Polanco, Atilio Boron, Paulo Freyre, Adolfo Gilly, Hans H. Holz, Nils Castro, João Pedro Stedile, etc. Adolfo Sánchez Vázquez (1988) El marxismo en América Latina, dialéctica, Número Especial, Año XIII, No. 19, julio, Revista de la Escuela de Filosofía y Letras de la Universidad Autónoma de Puebla, México, p. 11; Gabriel Vargas Lozano (1988) El debate por la filosofía del marxismo en México, dialéctica, Ídem., p. 65; La Teoría marxista hoy. Problemas y perspectivas (2006), Atilio Boron, Javier Amadeo y Sabrina González (Compiladores), CLASO, Buenos Aires; Daniel Bensaïd (2014) Actualidad del marxismo, Entrevista a Daniel Bensaïd en el 2006, 2 de noviembre, http://www.democraciasocialista.org/?p=1997.

(4) Ariel Dacal Díaz y Francisco Brown Infante (2006) Rusia. Del socialismo real al capitalismo real, Editorial de Ciencias Sociales y el Centro Memorial Dr. Martin Luther King, JR, La Habana; Orlando Cruz Capote (2006) Unas notas y dos visiones sobre la Perestroika y sus consecuencias, Revista Cubana de Ciencias Sociales, No.36-37, Instituto de Filosofía, La Habana, pp. 108-126; La izquierda latinoamericana a 20 años del derrumbe de la Unión Soviética (2012), Roberto Regalado (coordinador), Ocean Su, una editorial latinoamericana, La Habana.

(5) Cuando condenamos la manualística marxista-leninista, nos referimos a los manuales que transforman un pensamiento complejo, creador y enérgico-dinámico en esquemas elementales y estáticos. Por otra parte, la denominación de marxismo-leninismo fue establecida desde la época del estalinismo, asumida en la Unión Soviética y su partido comunista, la III Internacional (Internacional Comunista o Comintern, 1919-1943), el movimiento comunista y obrero internacional, así como el movimiento nacional liberador y las izquierdas planetarias, teniendo un carácter pernicioso y perdurable. El término se ‘consagró’ con los textos escritos por Stalin: Los fundamentos del leninismo (1924), pp. 9-82; En torno a las cuestiones del leninismo (1926), pp. 110-159; Sobre el materialismo dialéctico y el materialismo histórico, (1938), pp. 527-55. Iosif Stalin (1946) Cuestiones del Leninismo, Ediciones en Lenguas extranjeras, Moscú.

(6) Creemos necesario hacer una distinción fundamental entre las ideas de Leon Trotski, asesinado en México, por órdenes de los servicios secretos soviéticos, en 1940, sus más serios seguidores, y aquellos trotskistas que, antes y luego de la creación de la IV Internacional trotskista en 1938, tomaron el rumbo del eclecticismo teórico-político, la espontaneidad-voluntarista y el antisovietismo, salvo excepciones. Al final, sufrieron, y aún padecen, de las escisiones y divisiones que fragmentó esta corriente.

(7) Colectivo de Autores (2004) Fundamentalismo religioso hoy, Centro de Estudios sobre América, Colección Reflexiones, No. 2, La Habana.
(8) Ignacio Ramonet (1998) Como nos venden la moto. Información, poder y concentración de medios, Editorial Paidos, Barcelona; Propagandas Silenciosas (2000), Editorial Arte y Literatura, La Habana.
(9) Luis Suárez Salazar (2003) La globalización: ¿última fase de la última fase?, pp. 139-149; George Labica (2003) Del imperialismo a la mundialización, pp. 43-49, revista Temas, No. 33-34, septiembre, La Habana.
(10) Franz Hinkelammert (1993) Entrevista realizada por Jorge Vergara, Jorge Vergara y Enrique Gomáriz Teoría, epistemología y poder en la sociología latinoamericana en los noventa, revista FERMENTOS, Año 3, No. 6 y 7, Enero-Agosto, Universidad de los Andes (ULA), Mérida, Venezuela, p. 194.
(11) Franz Hinkelammert (1990) La libertad académica bajo control en América Latina, en Nueva Sociedad, No. 107, mayo-junio, Caracas.
(12) Mark Horkheimer y Theodor W. Adorno (1994) Dialéctica del Iluminismo, Editorial Sur, Buenos Aires, p. 121.
(13) En Alejandro Serrano (1994) El Doble Rostro de la Postmodernidad, Editorial Amanecer, S. A., San José, Costa Rica, p. 187.
(14) Edmilson Acosta (2006) La globalización neoliberal y los nuevos fenómenos del capitalismo contemporáneo, en Pensar a Contracorriente III, Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, pp. 201-230; Atilio Boron (2007) Filosofía Política y crítica de la sociedad burguesa: el legado teórico de Karl Marx, en La filosofía política Moderna. De Hobbes a Marx, Atilio Boron (Compilador), Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, pp. 231- 262; Teoría y filosofía política. La tradición clásica y las nuevas fronteras (2008), Atilio Boron. Compilador, Editorial de Ciencias Sociales, La Habana.
(15) Ricardo Antunes (2009) La sustancia de la crisis, Revista Herramienta, Nº 41, Buenos Aires, Julio; Eric Toussaint (2008) Interconexión de las crisis capitalistas, Rebelión, 13 de octubre, http://www.cadtm.org/spip.php?article3780.
(16) La colonialidad del saber. Eurocentrismo y ciencias sociales. Perspectivas latinoamericanas (2005), (Compilado por Edgardo Lander), CLACSO, Buenos Aires.
(17) Orlando Cruz Capote (2011) El complejo mundo capitalista que rodea a Cuba, https://elblogdelapolillacubana.wordpress.com, La Habana.

(18) Frances Stonor Saunders (2003) La CIA y la guerra fría cultural, Editorial de Ciencias Sociales, La Habana; Eliades Acosta Matos (2005) El Apocalipsis según San George (2005) Casa Editora Abril, La Habana; Siglo XX: Intelectuales Militantes, (2007) Casa Editora Abril, La Habana; Imperialismo del siglo XXI: Las Guerras Culturales (2009), Casa Editora Abril, La Habana.

(19) István Mészáros (2002) La teoría económica y la política: más allá del capital, Rebelión, http://www.rebelión.org, 26 de diciembre.

(20) Jorge Luis Acanda (2002) Sociedad civil y hegemonía, Centro de Investigación y Desarrollo de la Cultura Cubana Juan Marinello, La Habana, p. 49.
(21) Pablo Guadarrama González (1991) Antinomias en la crisis del socialismo, Boletín del Seminario Internacional “Socialismo. Utopía, realidad y vigencia”, Bogotá.
(22) Quizás, el caso más relevante, sean los ‘Grundisse’ (1857-1858) de Carlos Marx, que son publicados en alemán, por primera vez, en la segunda mitad del siglo XX, aconteciendo de igual modo con otras obras del propio Marx, F. Engels y V. I. Lenin, entre otros autores, que han sido editadas luego de intensas búsquedas en archivos y bibliotecas.
(23) Tal sucedió con algunos textos traducidos al español desde el alemán y el ruso, además, del inglés, el francés y el italiano, que no se tradujeron correctamente dadas las insuficiencias en el manejo del idioma, falta de rigor necesario y/o con algunos cambios y omisiones intencionadas o no.
(24) Para este autor, el diamat y el hismat comienzan con los textos escritos por Nicolas Bujarín, como “La Teoría del Materialismo Histórico: un manual popular de sociología marxista” (1919-1921) y, junto a Preobrazhenski, “El ABC del comunismo” (1919); aunque, otros estudiosos, opinan que se encuentra en algunas de las obras de Federico Engels -en el “Anti-Dühring” y “Dialéctica de la Naturaleza”, por ejemplo (aunque no estemos de acuerdo- y otros coterráneos de C. Marx, F. Engels y V. I. Lenin, a finales del siglo XIX y principios del XX, como Pablo Lafargue, Georgi Plejanov, etc. Con el surgimiento del diamat soviético, como método y concepción materialista del mundo se subraya, en el materialismo histórico, la fundamentación científica de la necesidad histórica del socialismo, insertando en ella la teoría de la revolución. Pretendiendo abarcar lo esencial de la realidad, vía el ‘esencialismo’, a través de un segmento y/o la totalidad de la misma mecánicamente, y la admisión de su enclaustramiento academicista, la “departamentalización” en los aparatos ideológicos del Partido y el Estado, aunque con la intencionalidad que fueran asumidos por el pueblo des-inteligiblemente, con predominio de lo ideológico a ultranza. Néstor Kohan (2003) Marx en su (Tercer) Mundo. Hacia un socialismo no colonizado, Centro de Investigación y Desarrollo de la Cultura Cubana Juan Marinello, La Habana.
(25) Adolfo Sánchez Vázquez (1988) El marxismo en América Latina, revista dialéctica, Ob. Cit. p. 17.
(26) Carlos Marx (s/f) Contribución a la crítica de la filosofía del derecho de Hegel, Obras filosóficas, Editorial Costes, T. I, p. 96.
(27) Carlos Marx (1988) Carta al director de El Memorial de la Patria, en Carlos Marx y Federico Engels, Correspondencia, Editora Política, La Habana, p. 392.
(28) C. Marx y F. Engels, habían realizado para 1877, una rectificación en su sistema paradigmático, principalmente al detectar el desarrollo desigual entre los países de Europa Occidental, y analizar el problema irlandés desde el ángulo nacional y social, valorar la situación controversial del reformismo en los obreros ingleses, aquilatar el potencial de la comuna rusa, lo que les permite una mirada diferente hacia los países “atrasados” y los pueblos colonizados y oprimidos, ‘sin historia’. Reparando, de alguna forma, los errores en los juicios sobre la conquista de México por parte de los EE.UU., apreciado como progresista; la percepción negativa sobre el Libertador Simón Bolívar, al equipararlo con el bonapartismo francés; y, la interpretación equivocada que hicieron sobre la India avasallada por el dominio colonial de Inglaterra. En esta carta, Marx responde a la populista rusa, Vera Zásulich, acerca de sí, en la Rusia zarista, con predominio de la comuna rural en el campo, habrá de transitarse inevitablemente por el capitalismo para arribar, con la comuna como punto de partida y elemento regenerativo, a una sociedad moderna. El Prometeo de Tréveris señala esa posibilidad, pero con una condición: se requiere de una revolución rusa. Carlos Marx (1877) “Carta a la redacción de “Anales de la Patria”, (a Vera Zásulich), en, Adolfo Sánchez El marxismo en América…, Ob. Cit., p. 13; Néstor Kohan Marx en su (Tercer) Mundo…, Ídem.

(29) C. Marx y F. Engels escribieron, si “(…) los hombres son los productores de sus representaciones, de sus ideas, etc., pero los hombres reales y actuantes, tal y como se hallan condicionados por un determinado desarrollo de sus fuerzas productivas y por el intercambio que a él corresponde, hasta llegar a sus formaciones más amplias. La conciencia no puede ser nunca otra cosa que el ser consciente, y el ser de los hombres es su proceso de vida real. Y si en toda la ideología los hombres y sus relaciones aparecen invertidos como en una cámara oscura, este fenómeno responde a su proceso histórico de vida (…).” Carlos Marx y Federico Engels (1974) La Ideología Alemana, Coedición de Ediciones Pueblos Unidos, Montevideo, y Ediciones Grijalbo, (5ª edición), Barcelona, p. 25.

(30) Carlos Marx Introducción. Contribución a la crítica del derecho político hegeliano…, Ob. Cit., p. 24.

(31) Claudio Katz (2008) “Los efectos del dogmatismo I; Catastrofismo, Esquematismo II”, http:// http://www.rebelión.org/.

(32) Antes había escrito que “(…) Esta generación podrá aprender el comunismo únicamente si liga cada paso de su instrucción, de su educación y de su formación a la lucha incesante de los proletarios y los trabajadores contra la vieja sociedad basada en la explotación (…).” V. I. Lenin (1986) Tareas de las Uniones Comunistas, Obras Completas (O.C.), T. 41, Editorial Progreso, Moscú, p. 318.
(33) V. I. Lenin (1986) Cuadernos Filosóficos, O. C., Ob. Cit., T. 52, p. 90.
(34) A la filosofía marxista le corresponde la tarea de desenmascarar la enajenación de sí misma en sus formas profanas, después que ha sido revelada la figura santificada de la enajenación del hombre por sí mismo, refirió Carlos Marx.
(35) En las obras completas de Carlos Marx y Federico Engels (en ruso), existe una idea que ilumina concretamente ese pensamiento. Ellos escribieron: “(…) Las contradicciones teóricas pueden ser superadas sólo por el camino práctico, solo mediante la energía que aplica la gente en su actividad práctica, y que por ello su solución no es de ninguna manera tarea solamente del conocimiento, sino que representa una tarea realmente vital (…).” C. Marx y F. Engels (1977) Obras Completas, Tomo 42, p. 23. (en ruso).
(36) Adolfo Sánchez Vázquez (2004) Filosofía, ideología y sociedad, en A tiempo y Destiempo, prólogo de Ramón Xirau, Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, pp. 254-298; Del socialismo científico al socialismo utópico (1975), Editorial Era, México.
(37) Vladimir Ilich Lenin (s/f) Tres fuentes y tres partes integrantes del marxismo, Obras Escogidas (O. E.), en tres tomos, T. I, Editorial Progreso, Moscú, pp. 61-65.
(38) Lenin expresó “(…) quien espera la revolución social “pura” no la verá jamás. Será un revolucionario de palabra, que no comprende la verdadera revolución.” Vladimir I. Lenin (1985) Balance de la discusión sobre la autodeterminación, O. C., Ob. Cit., T. 30, p. 56.
(39) Carlos Marx y Federico Engels (s/f) El Manifiesto Comunista (1848), Obras Escogidas, Editorial Progreso, Moscú, pp.27-60.

(40) Tras culminar las sesiones del II Congreso de la Internacional Comunista (del 19 de julio al 20 de agosto de 1920), se celebró en Bakú, Azerbaiyán, el I Congreso de los pueblos de Oriente, con la participación de más de dos mil delegados, en el que se aprobó y proclamó, de acuerdo al espíritu del II Congreso de la Comintern, la consigna de “¡Proletarios de todos los países y pueblos oprimidos del mundo, uníos!”. Insituto de Marxismo-Leninismo (s/f) La Internacional Comunista. Ensayo histórico sucinto, Editorial Progreso, Moscú, p. 91.

(41) V. I. Lenin (1985) Nuestro Programa, O. C., Ob. Cit., T. 4, p. 194.

(42) Darcy Ribeiro (1989) No tener miedo a pensar. Entrevista con Darcy Ribeiro, Esther Pérez y Arturo Arango, revista Casa de las Américas, Año XXX, No. 176, septiembre-octubre, p. 105.

(43) Orlando Cruz Capote (2013) El movimiento comunista internacional (1924-1957). Su impacto en el pensamiento ideopolítico y el accionar marxista cubano. Propuesta para un estudio, Filosofía y Sociedad, V Jornada Científica del Instituto de Filosofía, Sello editorial filosofi@.cu, pp. 102-103.

(44) Atilio A. Boron (2008) Introducción…, Ob. Cit.

(45) La agresividad imperialista podemos confirmarla con las invasiones de los EE. UU. a Granada en 1983 y Panamá en 1989; a Irak, junto a la OTAN, en 1991; Somalia en 1993; a Yugoslavia, sin la aprobación del Consejo de Seguridad de las Organización de las Naciones Unidas (ONU), y en coalición con algunos miembros de la OTAN, en 1995; unilateralmente a Afganistán y Sudán, en 1998; nuevamente a Yugoslavia en1999, junto a la OTAN, sin la sanción del Consejo de Seguridad; a Afganistán en el 2001, sin la autorización del Consejo de Seguridad, sus aliados otanistas y otros; a Irak en 2003, con aliados y sin el permiso del Consejo de Seguridad; a Pakistán, Yemen y Somalia, en 2002, mediante drones y sin ser autorizados por el Consejo de Seguridad; a Libia, en 2011, en conjunto a la OTAN y con autorización del Consejo de Seguridad; una guerra subrepticia contra Siria, desde el 2011 hasta la actualidad, armando a los opositores contra el presidente legítimo de ese país, utilizando a grupos terroristas, como Al – Nusra -brazo de Al qaeda- y al Estado Islámico (EI). A ello se suma, la guerra infinita´ contra el ‘terrorismo’, bajo cuya cobertura se ha atacado a varias naciones, en contubernio con la Unión Europea, la OTAN, Israel y otros países del Golfo Pérsico.

(46) Las tasas de acumulación de ganancias parecen estar saturadas y necesitan, sin embargo, de un consumismo desesperado; lo que origina la inevitable caída de la tasa de beneficios y la rentabilidad media del capital -su desvalorización- en este mundo competitivo globalizado neoliberal. Luciano Vasapollo y Joaquín Arriola (2010) Crisis o Big Bang. La crisis sistémica del capital ¿qué, cómo y para quién?, Editorial de Ciencias Sociales, La Habana.

(47) En septiembre del 2008, la caótica situación financiera que venía arrastrándose desde el 2006-2007, en los Estados Unidos de América, se agravó cuando fue anunciada la bancarrota de diversas entidades financieras, reventando la burbuja financiera -relacionadas con el mercado de las hipotecas inmobiliarias, como el banco de inversión Lehman Brothers, las compañías hipotecarias Fannie Mae y Freddie Mac o la aseguradora AIG. El gobierno norteamericano intervino inyectando miles de millones de dólares para salvar algunas de estas entidades, acción que se incrementó desaforadamente en el 2010-2011, con el salvatage salvaje a los bancos y las superpoderosas corporaciones como la General Motor, entre otras. Ello arrastró a la crisis de la Eurozona, principalmente a los países más débiles, como España, Portugal, Italia, Irlanda y Grecia (PIIGS -abreviatura anglosajona despectiva), quienes cayeron en default, con una enorme deuda pública, insolvencia bancaria-financiera, falta de liquidez monetaria, desempleo alarmante, etc. George Soros (2008) El nuevo paradigma de los mercados financieros, Editorial Taurus, Madrid; Germán Gorraiz López (2015) Génesis de la nueva Europa, ALAI, Ecuador, 10 de diciembre; http://www.alainet.or/es/articulo/174178.

(48) Nos referimos a los presentes instantes coyunturales, no definitorios, de la existencia aún efímera de una nueva correlación internacional de fuerzas en la que se ha ido desgastando la hegemonía unilateral de los centros de poder capitalistas, bajo el mandato de los EE.UU. -un imperialismo sobrecargado, sobredimensionado y en declive- y sus aliados de la Unión Europea (UE), Japón, la OTAN e Israel, aún dominantes en el terreno económico-financiero y militar, y, por otro, donde se encuentran las potencias emergentes como la República Popular China y Rusia, más el denominado Grupo de los Brics: Brasil, Rusia, India, China Popular y Sudáfrica (este grupo debilitado en los últimos tiempos); así como los procesos progresistas-populares de América Latina y el Caribe, junto a los movimientos sociales y políticos regionales y en el orbe, que anuncian un mundo pluricéntrico y de multilateralidad selectiva.

(49) Emir Sader (2015) La disputa es por el Estado, Alianet (digital), 12 de diciembre,http://www.alainet.org/es/articulo/173968.

(50) Daniel Mato (2005) “Des-fetichizar la “Globalización”, en Colectivo de Autores Cultura, política y sociedad, CLACSO, Buenos Aires, p. 57.

(51) Los medios de comunicación masivos, una industria cultural, parte del primer poder y de la hegemonía capitalista, con emisiones instantáneas, no cumplen su función educativa, cognoscitiva, analítica-reflexiva y de diálogos interculturales constructivos, porque a la avalancha de conocimientos y saberes no se puede acceder sin un orden de prioridad, jerarquización, ordenamiento y coherencia sistémica-crítica. Por lo que están logrando homogeneizar y uniformar y, paradójicamente, atomizar a las sociedades con sus informaciones tendenciosas y manipuladoras, construyendo imágenes, noticias y comentarios con sensacionalismos, subproductos estéticos y seudoculturales, entretenimientos banales, hedonismos, placeres y ocios envilecidos, reportajes incendiarios, violencias exageradas, mentiras infundadas, coberturas y opiniones parcializadas, censuras de verdades incómodas, terrorismos mediáticos y de Estado contra sistemas ideopolíticamente adversos al capitalismo dominante; fobias paralizantes introducidas con oscuros propósitos políticos y exacerbación de ánimos contraproducentes a una lógica racional y emancipadora humanista. Ricardo Alarcón afirmó que “(…) La dictadura mediática es, probablemente, en la actualidad el instrumento más eficaz en la política hegemónica del imperialismo. Domina ampliamente la información a escala planetaria, determina lo que la gente puede saber y bloquea con mano de acero lo que quiere encubrir”. Ricardo Alarcón de Quesada (2011) Palabras pronunciadas por el Día Mundial de la Libertad de Prensa, La Habana, 3 de mayo, en  http://teveo.icrt.cu/trrf6f/.

(52) Además, el Grupo de los 7 (G-7), sumándose a estos Australia, Taiwán, Corea del Sur, Indonesia, Singapur, Filipinas y Nueva Zelanda, etc.; el Acuerdo Multilateral de Inversiones (AMI) y Patentes Intelectuales; el Centro Internacional de Arreglo Relativas a Inversiones (CIADI); las empresas transnacionales de raiting, quienes califican a los países por sus riesgos económicos y financieros; y las 700 inmensas corporaciones monopólicas transnacionales (cerca de 500 con sus casas matrices en los EE.UU.); las fundaciones capitalistas, los Thinks Tanks, las sospechosas ONGs -financiadas por las corporaciones- y las instituciones académicas, que forman parte de ese entramado, que es el poder imperialista planetario.

(53) El capitalismo imperante, ha provocado cambios en los patrones climáticos del globo terráqueo por la destrucción paulatina de las grandes zonas boscosas y la fauna que habitan en ellas; se ha producido la agresión continuada a la biodiversidad de la Tierra; se usa indiscriminadamente variados pesticidas, fungicidas y hasta fertilizantes que son nocivos para la salud de los suelos, las plantas, los animales y el ser humano; prosigue la emisión de gases invernaderos; se perpetúa la disminución de la capa ozono de la atmósfera terrestre; ha crecido la salinización y desertificación de los suelos fértiles; ha aumentado la toxicidad de los mares, los lagos y los ríos; se introducen en la vida diaria los transgénicos en los alimentos y medicamentos, sin el tiempo que permita demostrar sus reales consecuencias a largo plazo en el ser humano; hasta el espacio sideral se ha convertido en un basurero, entre otros enormes desastres ecológicos, todo lo cual ha demostrado que el hombre en su afán de desarrollo a ultranza ha puesto en peligro la naturaleza, el entorno o medio ambiente y, por ende, su propia existencia como especie.

(54) Los Thinks Tanks del imperialismo han participado en los estudios poscoloniales, los multiculturales, las identidades porosas y móviles, la poshistoria y la neohistoria, entre otras indagaciones, que fueron elaboraron por intelectuales del Sur y los latinoamericanos-caribeños, tamizando los sentidos y símbolos, retorciendo los contenidos y adocenando sus esencias.

(55) Jeremy Rifkin, escribió que el trabajo se encaminaba hacia su final, consecuencia de la globalización y de los Tics, aumentando la productividad aceleradamente, y con ello un alto desempleo estructural que exigiría medidas extras y diferentes a la tradicional flexibilidad laboral, como la reducción de la jornada de trabajo, la potenciación de la economía social o tercer sector, diferente del Estado y del mercado, que generen nuevos empleos y, por ende, una nueva economía que ponga en marcha la renta básica. Jeremy Rifkin (1995) El fin del trabajo (The End of Work: The Decline of the Global Labor Force and the Dawn of the Post-Market Era), Putnam Publishing Group, USA, ISBN 0-87477-779-8.

(56) Atilio Boron (2002) Imperio e Imperialismo: una lectura crítica de Michael Hardt y Antonio Negri, CLACSO, Buenos Aires.

(57) Carlos Vilas (1996) Democracia y alternativas al neoliberalismo, en América Latina y el Caribe: Perspectivas de su reconstrucción (Raquel Sosa Elízaga, coordinadora), Asociación Latinoamericana de Sociología, UNAM, México; Ignacio Ramonet (2015) Democratizar la democracia, La Jornada, México, 8 de noviembre.

(58) Gilberto Valdés Gutiérrez (2009) Posneoliberalismo y movimientos antisistémicos, Editorial de Ciencias Sociales, La Habana.

(59) John Rawls, a mediados del siglo XX, escribió sobre el ‘igualitarismo político’, formalmente con una concepción ‘ampliada’ del liberalismo político, donde la justicia no se define por el hombre “interesado” de la sociedad civil, sino por el individuo ético del mundo igualitario de la política; sin superar la contractualidad interindividual, ni salvar la confusión entre la forma real e ideal del capitalismo. John Rawls (1985) Teoría de la justicia, Fondo de Cultura Económica, México; Alicia Morffi García (2005) Acerca de la teoría neocontractual de John Rawls: una valoración, pp. 152-184; El Estado del Arte de la Ciencia Política, Thalía M. Fung Riverón (coordinadora), Editorial Félix Varela, La Habana.

(60) Eduardo Grüner (2008) “La cosa política: el retorno de lo trágico en las filosofías “malditas” del siglo XX. Apuntes provisorios para un nuevo fundamentalismo”, Teoría…, Ob. Cit., pp. 127-150.

(61) Slavoj Zizek (2010) El espectro de la ideología, Ideología. Un mapa de la cuestión, en El autor y su obra. Ensayo, No. 9/2010, Editorial José Martí, La Habana, pp. 38-39; y enhttp://www.fce.com.ar/fsfce.asp?p=http://www.fce.com.ar//detalleslibro.asp?IDL=3046.

(62) Nos referimos, a la persistencia exitosa de la Revolución Cubana, la victoria de la Revolución Bolivariana de Venezuela, la Bolivia Multinacional, la Revolución Ciudadana en Ecuador, el retorno del sandinismo en Nicaragua, el triunfo del Partido del Trabajo en Brasil y del Frente Amplio en Uruguay; el proceso revolucionario de El Salvador, con el gobierno del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional, así como el accionar de las agrupaciones políticas y los diversos movimientos sociales y políticos en la región. Matizados, por las derrotas en las elecciones presidenciales en Argentina y las parlamentarias en Venezuela, en el 2015. Roberto Regalado (2006) América Latina entre siglos: dominación, crisis, lucha social y alternativas políticas de la izquierda, Ocean Sur, México; La Izquierda latinoamericana en el gobierno: ¿alternativas o reciclaje? (2012), OCEAN SUR una editorial latinoamericana, Cuba; Marta Harnecker (2015) Un mundo a construir (Nuevos Caminos), Ruth Casa Editorial, Instituto Cubano de Investigación Cultural Juan Marinello, La Habana; Roger Landa (2015) La historicidad del “ciclo progresista” actual. Sus nudos problemáticos, en tres partes, Alianet, (digital), septiembre -octubre; Aran Aharonian (2015) Movimientos sociales: un ciclo que no se detiene, Miradas al Sur (digital), Argentina, 18 de octubre; Álvaro García Linera (2015) Cinco pasos para contrarrestar la vulnerabilidad de los procesos progresistas, Contrainsurgencia, Rebelión (digital), 3 de noviembre; Katu Arkonada ¿Fin del ciclo progresista o reflujo del cambio de época en América Latina? 7 tesis para el debate, Alianet, 8 de noviembre; Valter Pomar (2015) Retos y perspectivas de la izquierda latinoamericana, Alianet, 3 de diciembre; João Pedro Stedile (2015) “El imperio pasó a jugar más duro”. Entrevista de ALAI, 24 de noviembre; http://www.alainet.org/es/articulo/173811, etc.

(63) Isabel Rauber (2015) Hegemonía, poder popular y sentido común. Subjetividades e imaginarios interculturales para un nuevo mundo. El debate cultural alter-hegemónico de nuestro tiempo, “Diálogos Culturales de Invierno”, San Salvador, El Salvador, 21 de Julio.

(64) Lineamientos de la Política Económica y Social del Partido y la Revolución, (2011) VI Congreso el PCC, Editora Política, La Habana, Abril.; Primera Conferencia Nacional del Partido Comunista de Cuba (2012), Ídem.; Raúl Castro Ruz (2014) No cederemos ante agresiones, chantajes y amenazas, Cubadebate (digital), La Habana, 1 de enero.

(65) Se requiere en la Cuba de hoy, el cese de la subestimación de lo teórico, el aumento del diálogo entre intelectuales y decisores políticos, además, de una transparencia, coordinación y articulación coherente, congruente y sistemática del procesamiento de la información, del funcionamiento del sistema educativo y la enseñanza, en especial la historia y el marxismo; los espacios de debate público, la comunicación y los conocimientos contemporáneos, acerca de los procesos en curso en la Isla y el mundo. Tal reclamo ideopolítico y cultural no puede desistir de la prontitud, los raquitismos paralizadores y las prórrogas, ya que en el medio educacional y comunicativo cotidiano nacional no se estudia y escribe con asiduidad, tampoco se argumenta concienzudamente, ni se leen y escuchan señales en el mundo simbólico y de lo político, sobre los vastos conceptos del antimperialismo esencial, con sus novedosas características, el marxismo y leninismo creador articulado ad infinitum con el ideario martiano, acerca del socialismo, la ética socialista y su concreción emancipatoria humanista. La convocatoria a los patriotas, comunistas y revolucionarios al constante el proceso de la repolitización y reideologización de la sociedad constituye una tarea multidimensional que debe acometerse de inmediato. Orlando Cruz Capote (2015) “Pensar es prever”. Posibles escenarios de la guerra de pensamiento en Cuba, ponencia-artículo presentado en la Jornada Científica Anual “Martí – Marx y la nueva etapa de la guerra que se nos hace”, Sección de Ciencias Sociales y Humanidades de la Sociedad Económica de Amigos del País (SEAP), Instituto de Literatura y Lingüística, noviembre. Inédito.

(66) Sobre diversas valoraciones acerca de lo que distingue y define al dirigente político socialista; los mecanismos que aseguran la comunicación entre dirigentes-dirigidos; el peso que da el dirigente a la construcción del consenso y el significado de construir el mismo; la expresión del disentimiento para una política democrática en el sistema socialista; acerca de la despolitización, en particular de la juventud, en qué consiste la misma y como asegurar la participación de los ciudadanos en el proceso político; la importancia práctica de la dimensión de género en el quehacer de dirigentes y dirigidos, así como en el ejercicio de una política socialista, etc., ver: Ricardo Alarcón de Quesada, Yuniasky Crespo, Ariel Dacal, Julio A. Fernández Estrada, Luis J. Muño, Zuleíca Romay, Roberto Veiga, Carlos M. Vilas y Daniel Salas Hacer política socialista: un simposio (2014), revista Temas, No. 78, abril-junio, pp. 4-18; además, en Pedro Monreal (2015) Una lectura política del cambio económico en Cuba. ¿Actualización del modelo o reforma del Estado?, en Cuba Posible, (digital), 1 de junio.

(67) Gilberto Valdés Gutiérrez (2013) Algunos referentes para soñar y pensar a Cuba, @RevistaTemas, 25-04-2013,http://www.temas.cult.cu/catalejo/economia/Gilberto_Valdes.pdf.

(68) Orlando Cruz Capote (2014) ¿Existen “deudas” con la Modernidad y el liberalismo burgués en Cuba socialista contemporánea? Algunas ideas para un debate, Revista Cubana de Filosofía. Edición digital, No. 24, Julio-Enero. ISSN. 1817-0137; Clara G. Meyra Segura (2015) Los desafíos culturales en la realidad actual de Cuba, Entrevista con Juan Valdés Paz, Rosa Luxemburg Stiftung, Extractado por La Haine (digital), 2 de noviembre.
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