◆ Diálogo con Nicolás González Varela, autor
de "Crónicas marxianas. Marx &
marxismo" que se publicará en breve
Karl Marx ✆ Manuel Loayza |
Juan Dal Maso
En el libro que vas a publicar le prestas mucha atención al joven Marx ¿Cómo describirías las distintas etapas de la formación de su pensamiento?
En esa formidable ciencia llamada “Marxología” en realidad
al joven-joven Marx (hablamos de su desarrollo filosófico-político entre 1837 y
1843) se le desconocía o se le minimizaba, el foco se colocaba sobre el ya no
tan joven Marx, en especial el “existencialista” de los Manuscritos de 1844. Al parecer nada interesante ni productivo
había, salvo para la Historia monumental o anticuaria, en su práctica y en su
pensamiento ex ante de la mítica cesura de 1845. Este canon fue grabado a fuego
ya desde la fosilización de Marx en los años 20’s en la escolástica del Dia-Mat soviético, y se hizo un lugar
común en Occidente después de 1945. El prestigio académico de esta posición
ideológica vino de la mano de Althusser y su famoso “corte epistemológico”, que
ponía en un manto de sospecha a todo aquel que quisiera “valorizar” para las
tareas políticas presentes al Marx juvenil que presentaba como una conspiración
pérfida. Y no es un asunto de mera Filología: ya Lenin intentó llevar al gran
público este Marx desconocido o el mismo Gramsci desde la cárcel intentaba
editar los textos menos “oficiales” y perdidos del joven Marx que estaba
difundiendo el trágico David Riazanov.
Los que nos descubre este Marx recuperado es que no
desarrolló la idea comunista a partir de una parcial recuperación del corpus preexistente o deducida de una
negación aséptica del objeto filosófico, sino que el neue Kommunismus (el mismo Engels denomina a la nueva idea
comunista en esta época como “Comunismo
crítico”), se configuró a través de una discusión crítica (despiadada) con
las formas teórico-prácticas de comunismo y socialismo existentes; y que el
valor de esta Kritik a la propia
izquierda es para Marx servir de insustituible propedeútica y acceso real al
problema de la plusvalía. Es decir: contra el Dia-Mat y contra Althusser, el origen del Comunismo crítico entre
1845-1846 revela que es inseparable el Marx político del Marx filósofo, que no
puede entenderse su crítica y su método sino desde un análisis unificado de las
dos dimensiones.
El mismo Marx reconocía la importancia de esta etapa
joven-joven al afirmar que “durante los
años 1842-1843… me vi por primera vez en el compromiso de tener que opinar
acerca de lo que han dado en llamarse ‘intereses materiales’ me brindaron una
primera ocasión para ocuparme de problemas económicos” para señalar que ya
en esos años liberales, le parecía que el Comunismo y Socialismo realmente
existente en la izquierda de la época, tanto en Alemania como en Francia, una Stümperei, un dilentantismo sofisticado,
chapucería teórico-práctica. A partir de este momento Marx se esforzará por
permanecer fiel a este programa de investigación científica qua política. Las
etapas de formación ahora pueden conocerse mejor, pero al mismo tiempo se
difuminan más y se solapan unas con otras, y si puede hablarse de períodos que
nunca son estancos, ya que Marx vuelve y recicla posiciones juveniles, ya sea
para superarlas o profundizarlas, un ejemplo de este proceso que anula toda
linealidad cartesiana es por ejemplo la influencia de Hegel…
Entre los textos juveniles de Marx destacas el del Suicidio, ¿por qué?
En primer lugar, porque no estaba traducido al español hasta
ese momento (ahora tenemos dos versiones, por cierto, ¡de dos traductores
argentinos!). En segundo lugar, es un tipo de ensayo de intervención política
marxiana muy peculiar, señalemos a los lectores que en 1846, dos años antes del
Manifiesto Comunista y veintiún años
antes de la aparición del primer tomo de Das
Kapital, Marx publicará en un revista socialista minoritaria alemana, Espejo de la Sociedad un raro ensayo
sobre el suicidio bajo el Capital, titulado “Peuchet:
sobre el Suicidio”. Es curioso, pero parecía otro texto “maldito”: la
famosa edición de las Werke, editada
en la RDA entre 1958 y 1968, misteriosamente no incluyó este ensayo. Según un
marxólogo de la categoría de Löwry, es una piece
unique en la bibliografía, basado en las memorias de Jacques Peuchet
(1758-1830), personaje político de segunda línea, que fue sucesivamente
artista, abogado, economista, estadístico y archivero de la Policía ¡durante la
Restauración! Participó de la Revolución Francesa, para luego ser parte del
partido realista, luego simpatizante de Napoleón. Marx comienza su para-ensayo
con una breve presentación, una sucinta Bio
de Peuchet, para luego extractar y traducir al público de lengua alemana los
resultados sociales del capitalismo triunfante en París. Básicamente ha tomado
un capítulo de las memorias, el LVIII “Du
suicide et de ses causes”. Por supuesto, no es una traducción literal, sino
una transliteración editada, muy similar a la del famoso Hefte Spinoza de 1841, un montaje literario, donde se suprimen
partes, se agregan pensamientos propios y se deducen conclusiones a las que
Peuchet no llega o que están entre líneas. El texto sobre el suicidio fue
escrito y planificado para ser publicado en un proyecto político-literario. Y
para ser leído en público para un potencial auditorio obrero de la región natal
de Engels, Wuppertal (Renania). También es una prueba del “uso” de Marx de
documentación aparentemente anodina, de segunda categoría, materiales
estadísticos del estado, de un Marx archivista, bien materialista y foucaultiano…
Otro de los temas abordados es la relación de Marx con Spinoza, tema muy discutido no sólo por autores como Althusser o Macherey sino por Plejánov y el marxismo soviético, cuéntanos cuál es tu visión de la lectura que Marx hizo de Spinoza, que ya habías analizado cuando tradujiste y publicaste el Cuaderno Spinoza de Marx.
Marx ciertamente ha leído a Spinoza y podemos, sin olvidar
al propio Marx, servirnos de Spinoza para leer desde otra perspectiva a Marx y
volver a investigar a Spinoza después de Marx. ¿Cuál es el significado de
Spinoza en la teoría y en la praxis de un joven-joven Marx? El documento más
importante, como señalas, de esta apropiación es el Hefte Spinoza, escrito en Berlín entre marzo y abril de 1841. Pero
lo cierto es que el Hefte de Spinoza
es un texto propio de Karl Marx utilizando las palabras de Spinoza, pero ya no
es Spinoza. Su trabajo se puede entender dentro de ese período que podríamos
denominar del Marx “democrático”, brevísimo entre su anterior conciencia
monárquica constitucional y su adopción de la idea comunista. Marx sostiene,
siguiendo a Hegel y a su maestro Bauer, la idea que la real esencia del Estado
es el desarrollo libre. El Staat racional
es el actor dialéctico del progreso en la Historia, tendencia que puede ser
pervertida por fuerzas opuestas a su esencia, como el elemento religioso no
subordinado. El Estado convierte los fines individuales en fines generales, los
toscos impulsos en inclinaciones morales, la independencia natural en libertad
espiritual, es “la realización de la Libertad racional”, que Marx entiende como
identificándose con la Naturaleza humana, cuyo contenido peculiar es “la Autodeterminación de acuerdo con su
propia constitución interna.” Pero sin embargo el discurso crítico de este
período marxiano es el combate contra el Estado religioso, como puede verse en
el contenido de sus trabajos y en el Nachlass, y aquí es que surge como arma
filosófica de primer nivel el Tractatus
theologicus politicus (y no el Tractatus
politicus) spinoziano. Marx señala que “el
Estado verdaderamente religioso es el Estado teocrático”, porque en éste “el dominio de la Religión no es sino la
Religión del Dominio, el culto de la Voluntad del gobierno”, y como ejemplo
se presenta el paradigma spinoziano par
excellence: el Estado teocrático judío. Tal como en el montaje del Hefte, Marx plantea una férrea
dicotomía, Dilemma, entre el Estado
cristiano y el Estado democrático laico, el “Estado de la Libertad racional” que
no puede desarrollarse partiendo desde ninguna Teología. El Estado, concluye
Marx, no puede construirse partiendo de la Religión, sino partiendo de la Razón
de la Libertad, proceso que denomina die
Verselbständigung des Staatsbegriffs, sustantivación del Concepto de
Estado, que remite a aquella fórmula destacada en el Hefte de Spinoza: “el
verdadero fin de la República (Reipublicae) es, pues, la Libertad”.
En este momento Marx no considera nunca al Estado como el
simple poder gubernamental; lo entiende siempre desde una óptica jovenhegeliana como una Totalidad ética
que expresa los intereses de la Soberanía popular (una radical distinción con
el concepto spinoziano). Spinoza es un paso en la emancipación de la Política
de la Teología, del Prozess de sustantivación
en el duro trabajo de llegar el Concepto. En el Hefte Spinoza de 1841 es clara la contraposición entre la forma
republicana de Estado y el Estado monárquico constitucional-teológico, que
fundamenta sus leyes sobre dogmas religiosos (lo que hace, por ejemplo,
imposible la Libertad de prensa entre otras cosas), haciendo imposible la
actualidad de la esencia estatal como preciosa unidad de Libertad y razón. En
otoño de 1841 sabemos que Marx comenzó un estudio de la Philosophie des Rechts, y que había empezado un ensayo crítico
sobre el Hegel político; y en una carta a Ruge de marzo de 1842 comenta que el
artículo se encuentra terminado, salvo pequeñas correcciones, y que el punto
central de la época es “la lucha contra
la Monarquía constitucional como un híbrido que de principio a fin se
contradice y se suprime a sí mismo.” Marx jamás llegó a publicar este
ensayo. Cuando el gobierno ordene el cierre de la Neue Rheinische Zeitung en
1843, acusará precisamente a los redactores de intentar desarrollar principios
teóricos que ayudarán al debilitamiento del principio monárquico
constitucional. Como dirá en una feliz fórmula un poco más adelante, “la Democracia es la verdad de la
Monarquía, pero la Monarquía no es la verdad de la Democracia…”
El mismo montaje Hefte
Spinoza puede ser leído como una ilustración de los ejes básicos de esta agenda
político-filosófica jovenhegeliana,
de la junghegelianischen Phase de
Marx. Marx reconstituye “otro” texto que ya no es el Tractatus theologicus politicus, Spinoza es “usado” (lo que no
sirve queda afuera del montaje) para el combate republicano-burgués contra la
crítica evangélica dentro del Hegelianismo (Strauss, Hengstenberg, Menzel y
Leo) y la regresión religiosa del estado prusiano, es un escrito de combate
para reintegrar el Universalismo del Estado a la Comunidad. El Hefte de Spinoza debería ser considerado
un “escrito de combate” baueriano. Se trata de un proceso de Aneinanderreihung und Verbindung,
Ensamblaje & Combinación, en palabras del propio Marx, que puede o bien ser
usado en valencia positiva como en negativa. Marx ya había hecho suyas las
críticas de Bauer a la incoherente síntesis en Hegel de la sustancia de Spinoza
y el “Yo” de Fichte, también asumido el Republicanismo riguroso baueriano de
1840-1842, por lo que Spinoza no podía ya satisfacer las necesidades históricas
de la Kritik pura, ni ser utilizado
contra el Rechstaat para repudiar y
marginalizar el individualismo posesivo, los particularismos como idea de la
Libertad. Efectivamente, Marx no necesitó explayar los “defectos” de la
Filosofía práctica de Spinoza por escrito, al parecer eran autoevidentes
ideológicamente. Pero la corrección puede leerse claramente usando como
mediación e ilustración el montaje del Hefte
de 1841. La caprichosa exégesis textual “es” la crítica inmanente del Marx
“democrático-liberal”, del Marx Bauerianer al Spinoza político.
Dentro de tu lectura ¿cuál es la importancia que asignas a ‘La Ideología Alemana’ y cómo caracterizas el materialismo de Marx?
Como decían los antiguos romanos: Pro captu lectoris habent sua fata libelli, y es que según las
capacidades y posibilidades del lector, los libros tienen su destino. Incluso
en el caso de un pensador clásico, de un gigante como Marx. Si existe un libro
maldito en el pensamiento occidental, tanto en su aventura editorial como en su
malograda recepción y difusión, una tortuosa vicenda singular y misteriosa, esa obra es Die deutsche Ideologie escrita por Engels y Marx a lo largo de
1845. Ya desde su mismo incipit: su
título es falso, desconocido para los dos autores, atribuido azarosamente por
necesidades editoriales para su primera edición completa póstuma en 1932 en la
URSS. No hay en ninguna parte del manuscrito original tal magno título. La “ideología alemana” hacía referencia, no
sabemos si fue una idea del notable editor y marxólogo de Marx, David
“Riazanov” Goldenbach, a una definición polémica realizada por Marx en su
polémica contra el socialista verdadero Karl Grün en 1847. La DI fue rechazada en su época por muchos
editores. En la posteridad al manuscrito no le fue mucho mejor. El ¿éxito? del
Marxismo como ideología de partido y ortodoxia de estado (como ciencia de la
legitimación o DiaMat) ha precedido
en décadas a la divulgación científica y exhaustiva de los escritos completos
de sus fundadores. Y uno de los casos más extremos (aunque no el único) es el
texto conocido como Die Deutsche
Ideologie, La así llamada “Ideología
Alemana”, escrito a tres manos por Friedrich Engels, Moritz Hess y Karl
Marx entre 1845 y 1846, y que muchos especialistas consideran que en él por
primera vez se establece lo que podríamos denominar un “Materialismo histórico” coherente y fundamentado. Y aunque su
importancia es generalmente admitida por la Marxologie
más prestigiosa, incluso la académica (empezando por Althusser, Balibar, etc.),
es una obra muy poco leída en toda su extensión, mal editada y de pésima
difusión. Fuera del ámbito de la Marxología, reina la indiferencia, el
desconocimiento total o directamente el desprecio desde la ignorancia. La obra
se transformó no solo en un ajuste de cuentas con varias tendencias filosóficas
y políticas de la Alemania de la época, sino en el acta de nacimiento del
propio Marxismo ya consolidado a través de un trabajo de zapa negativo, de
oposición y lucha política-ideológica. Es también un momento decisivo en una
escalada en la lucha ideológica tanto contra el radicalismo liberal, el
republicanismo burgués y la izquierda hegeliana, desde una posición reactiva,
desde la negatividad de la idea comunista. El desacuerdo básico en 1845 era
contra una tendencia política que sostenía una estrategia ultrarrevolucionaria,
aplicando a la coyuntura una táctica sectaria y reaccionaria, o sea: una teoría
abstracta intransigente, deducida de trasplantar mecánicamente textos importados
y generados en otra coyuntura social, pero que se traducía en una praxis
reaccionaria. El resultado no podía ser más nefasto: unas precarias ideas
teóricas ya desfasadas de su fase histórica material concreta, que generaban
desviaciones prácticas como resultado lógico. Resulta altamente sospechoso que
los Marxismos vulgares, revisionistas y el mismo Dia-Mat estalinista hayan coincidido en subestimar esta obra clave.
Porque, y este es un dato muchas veces olvidado por una exégesis “geocéntrica”,
más religiosa que marxista, la idea comunista en Engels y Marx se desarrolló,
como precisamente puede comprobarse en las obras de los años 1843-1847 y en
especial en Die deutsche Ideologie,
en completa oposición y confrontación impiadosa con la gran mayoría de los
socialistas y comunistas de su época. Este no-libro es el pars destruens en el inicio del proyecto comunista y un componente
acumulativo para la Kritik a la
anatomía de la sociedad burguesa.
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