10/9/16

Marx y la crítica del Sentido Común burgués: el objetivo de la producción capitalista

Karl Marx ✆ Nobru 
Ariel Mayo

El Capital (1867) de Karl Marx (1818-1883) constituye el estudio más profundo, sistemático y despiadado de la sociedad capitalista jamás escrito, a punto tal que es de Perogrullo afirmar que marca un antes y después en las ciencias sociales. A esta altura del partido, la montaña de publicaciones sobre la magnum opus del socialista alemán es prácticamente inabarcable. Este ensayo no pretende esclarecer ni el sentido general de la obra ni algún aspecto particular (basta, en ambos casos, con remitir a la inmensa bibliografía existente). Su objetivo es mucho más modesto. Se trata de describir, mediante un ejemplo, el modo en que Marx combatió las ideas fundamentales de la economía política, que son también las bases de la ideología burguesa. Detrás de las concepciones de la economía burguesa se encuentran las ideas populares (de sentido común) que intentan justificar el capitalismo. En este sentido, es posible afirmar que la refutación marxista de la economía política asume el carácter de una discusión del sentido común burgués.

En El Capital se encuentran dos críticas especialmente importantes de dicho sentido común. Uno de ellos está en el famoso capítulo 24, dedicado al análisis de la acumulación originaria de capital. Allí demuestra la falacia del argumento que sostiene que la fortuna de los empresarios se originó en el ahorro y en el trabajo personal de estos señores.

El otro caso es el examinado aquí. Se trata de la explicación del proceso de transformación de dinero en capital (capítulo 4 del Libro Primero). (1) El sentido común burgués nos dice que el capitalismo es la forma más racional y eficiente de organizar la producción; el objetivo de ésta es producir los bienes y servicios para satisfacer las necesidades de las personas. De este modo, el capitalismo consigue esa satisfacción de la manera más racional posible. Cualquier otra forma de organizar el proceso productivo es irracional y conduce al desastre.

Marx comienza indicando que el punto de partida del capital es la circulación de mercancías. Para que haya capital tienen que darse los siguientes supuestos históricos:
1) producción mercantil, los bienes y servicios son producidos para ser vendidos en el mercado;
2) circulación mercantil;
3) comercio (= circulación mercantil desarrollada).
El comercio implica que el conjunto (o la mayor parte) de la producción de la sociedad asume la forma de mercancías. Ello supone, a su vez: a) la existencia de la propiedad privada; b) la extensión de la división del trabajo.

Ahora bien, “la circulación del dinero como capital es (...) un fin en sí, pues la valorización del valor existe únicamente en el marco de este movimiento renovado sin cesar. El movimiento del capital (...) es carente de medida.” (p. 186). Puesto que el objetivo del capital es la valorización del valor, está obligado a traspasar las fronteras nacionales y a expandirse por todo el planeta. El comercio tiene que ser mundial; de ahí que el capitalismo promueva el desarrollo del mercado mundial. Por esto el capitalismo fue la primera forma de organización económica capaz de expandirse hasta abarcar todo el planeta.

En las mercancías podemos distinguir el valor de uso y el valor de cambio. El primero es la propiedad que tienen de satisfacer las necesidades de los seres humanos; para satisfacer una necesidad concreto se requiere un trabajo concreto, específico. Por ejemplo, esta netbook en la que escribo satisface mi necesidad de escritura y es producida por la acciòn de trabajadores con saberes y habilidades específicas. El valor de cambio es, ante todo, la relación cuantitativa en que puedo intercambiar una mercancía dada por otra. Por ejemplo, puedo dar clases particulares de sociología y recibir dinero a cambio (el valor de cambio de mis conocimientos, que constituyen una mercancía vendible en el mercado).

Marx demuestra que el valor de uso no puede ser el objetivo de la producción de mercancías. El propósito del comercio es la obtención de una cantidad de dinero mayor que la invertida. En otras palabras, comprar barato para vender caro. No importa el objeto o servicio vendido, importa hacer efectiva dicha diferencia. Su argumento es el siguiente.

La primera manifestación del capital es el dinero (p. 179). El dinero puede cumplir la función de auxiliar de la circulación de mercancías: M - D - M, M = mercancía; D = dinero forma típica del proceso de intercambio de mercancías, examinado en el capítulo 3, apartado 2 (Medio de circulación) de El Capital.

Marx describe así al proceso de intercambio: “transfiere mercancías de manos en las cuales son no-valores de uso, a manos en las que son valores de uso (...) el producto de una modalidad útil de trabajo reemplaza al de otra. Tan pronto como pasa al lugar en que sirve como valor de uso, pasa de la esfera del intercambio mercantil a la del consumo.” (p. 127). Mediante este paso obligado por el mercado, el capitalismo distribuye los bienes y servicios requeridos para satisfacer las necesidades de las personas. Esta transferencia no es directa, sino que requiere la mediación del dinero. Para poder comprar, primero debo vender mi mercancía y obtener así el dinero indispensable para la compra. Como es sabido, quien carece de dinero no puede participar del mercado.

A pesar de su importancia social, el proceso de intercambio de mercancías no es el objetivo primordial del capital. M - D - M está centrado en el valor de uso. El motor del capital es, como se indicó, la valorización del valor. En otros términos, el capitalismo no busca la satisfacción de necesidades, sino la obtención de más dinero. Esto se comprende cuando se examina la cuestión con más detalle.

La forma de circulación en que el dinero se transforma en capital es: D - M - D (comprar para vender). Es una forma particular del proceso de intercambio = intercambio de dinero por dinero.

Como es evidente, el proceso D - M - D carece de sentido si en la venta se obtiene el mismo dinero invertido en la compra. Es inútil comprar por 100 pesos para luego vender por 100 pesos.

D - M - D se justifica cuando la venta arroja más dinero que el que se puso en la compra. Compro por 100 pesos para vender a 110 pesos, por ejemplo. Es por eso que D - M- D’ es la forma plena del proceso. D’ es fundamental para el análisis del capital:
“D’ = D + ∆D, esto es, igual a la suma de dinero adelantada inicialmente más un incremento. A dicho incremento, o al excedente por encima del valor originario, lo denomino yo plusvalor (...) El valor adelantado originariamente no sólo, pues, se conserva en la circulación, sino que en ella modifica su magnitud de valor, adiciona un plusvalor o se valoriza. Y este movimiento lo transforma en capital.” (p. 184).
El secreto del capitalismo radica en que se trata de un sistema de producción dirigido a la producción de plusvalor. Marx demuestra más adelante que ese plusvalor es creado por los trabajadores y apropiado por los empresarios gracias a la propiedad privada de los medios de producción. Es por ello que afirma que el capitalismo está basado en la explotación del trabajo por el capital.

De modo que para comprender la transformaciòn del dinero en capital es preciso determinar cómo se genera el capital, es decir, cómo surge el plusvalor. A ello dedicaremos el próximo ensayo.
Notas
(1) Marx, Karl. (1996). El capital: Libro Primero. El proceso de producción del capital. México D. F.: Siglo XXI. (pp. 179-214). Traducción española de Pedro Scaron.
http://miseriadelasociologia.blogspot.com/