El Capital (1867) de Karl Marx (1818-1883) constituye el estudio más profundo, sistemático y despiadado de la sociedad capitalista jamás escrito, a punto tal que es de Perogrullo afirmar que marca un antes y después en las ciencias sociales. A esta altura del partido, la montaña de publicaciones sobre la magnum opus del socialista alemán es prácticamente inabarcable. Este ensayo no pretende esclarecer ni el sentido general de la obra ni algún aspecto particular (basta, en ambos casos, con remitir a la inmensa bibliografía existente). Su objetivo es mucho más modesto. Se trata de describir, mediante un ejemplo, el modo en que Marx combatió las ideas fundamentales de la economía política, que son también las bases de la ideología burguesa. Detrás de las concepciones de la economía burguesa se encuentran las ideas populares (de sentido común) que intentan justificar el capitalismo. En este sentido, es posible afirmar que la refutación marxista de la economía política asume el carácter de una discusión del sentido común burgués.
En El Capital se
encuentran dos críticas especialmente importantes de dicho sentido común. Uno
de ellos está en el famoso capítulo 24, dedicado al análisis de la acumulación originaria de capital. Allí
demuestra la falacia del argumento que sostiene que la fortuna de los
empresarios se originó en el ahorro y en el trabajo personal de estos señores.
El otro caso es el examinado aquí. Se trata de la explicación del proceso de transformación de dinero en capital (capítulo 4 del Libro Primero). (1) El sentido común burgués nos dice que el capitalismo es la forma más racional y eficiente de organizar la producción; el objetivo de ésta es producir los bienes y servicios para satisfacer las necesidades de las personas. De este modo, el capitalismo consigue esa satisfacción de la manera más racional posible. Cualquier otra forma de organizar el proceso productivo es irracional y conduce al desastre.
Marx comienza indicando que el punto de partida del capital es la circulación de mercancías. Para que haya capital tienen que darse
los siguientes supuestos históricos:
1) producción mercantil, los bienes y servicios son producidos para ser vendidos en el mercado;
2) circulación mercantil;
3) comercio (= circulación mercantil desarrollada).
El comercio
implica que el conjunto (o la mayor parte) de la producción de la sociedad
asume la forma de mercancías. Ello supone, a su vez: a) la existencia de la
propiedad privada; b) la extensión de la división del trabajo.
Ahora bien, “la
circulación del dinero como capital es (...) un fin en sí, pues la valorización
del valor existe únicamente en el marco de este movimiento renovado sin cesar.
El movimiento del capital (...) es carente de medida.” (p. 186). Puesto que
el objetivo del capital es la valorización del valor, está obligado a traspasar
las fronteras nacionales y a expandirse por todo el planeta. El comercio tiene que ser mundial; de ahí
que el capitalismo promueva el desarrollo del mercado mundial. Por esto el capitalismo
fue la primera forma de organización económica capaz de expandirse hasta
abarcar todo el planeta.
En las mercancías podemos distinguir el valor de uso y el valor de
cambio. El primero es la propiedad que tienen de satisfacer las necesidades
de los seres humanos; para satisfacer una necesidad concreto se requiere un
trabajo concreto, específico. Por ejemplo, esta netbook en la que escribo
satisface mi necesidad de escritura y es producida por la acciòn de
trabajadores con saberes y habilidades específicas. El valor de cambio es, ante
todo, la relación cuantitativa en que puedo intercambiar una mercancía dada por
otra. Por ejemplo, puedo dar clases particulares de sociología y recibir dinero
a cambio (el valor de cambio de mis conocimientos, que constituyen una mercancía
vendible en el mercado).
Marx demuestra que el valor
de uso no puede ser el objetivo de la producción de mercancías. El
propósito del comercio es la obtención de una cantidad de dinero mayor que la
invertida. En otras palabras, comprar barato para vender caro. No importa el
objeto o servicio vendido, importa hacer efectiva dicha diferencia. Su
argumento es el siguiente.
La primera manifestación del capital es el dinero (p. 179).
El dinero puede cumplir la función de auxiliar de la circulación de mercancías:
M - D - M, ⦗M = mercancía; D = dinero⦘ forma típica del proceso de
intercambio de mercancías, examinado en el capítulo 3, apartado 2 (Medio de
circulación) de El Capital.
Marx describe así al proceso de intercambio: “transfiere mercancías de manos en las
cuales son no-valores de uso, a manos en las que son valores de uso (...) el
producto de una modalidad útil de trabajo reemplaza al de otra. Tan pronto como
pasa al lugar en que sirve como valor de uso, pasa de la esfera del intercambio
mercantil a la del consumo.” (p. 127). Mediante este paso obligado por el
mercado, el capitalismo distribuye los bienes y servicios requeridos para
satisfacer las necesidades de las personas. Esta transferencia no es directa,
sino que requiere la mediación del dinero. Para poder comprar, primero debo
vender mi mercancía y obtener así el dinero indispensable para la compra. Como
es sabido, quien carece de dinero no puede participar del mercado.
A pesar de su importancia social, el proceso de intercambio
de mercancías no es el objetivo primordial del capital. M - D - M está centrado
en el valor de uso. El motor del
capital es, como se indicó, la valorización del valor. En otros términos, el capitalismo
no busca la satisfacción de necesidades, sino la obtención de más dinero. Esto
se comprende cuando se examina la cuestión con más detalle.
La forma de circulación en que el dinero se transforma en
capital es: D - M - D (comprar para vender). Es una forma particular del
proceso de intercambio = intercambio de
dinero por dinero.
Como es evidente, el proceso D - M - D carece de sentido si
en la venta se obtiene el mismo dinero invertido en la compra. Es inútil
comprar por 100 pesos para luego vender por 100 pesos.
D - M - D se justifica cuando la venta arroja más dinero que
el que se puso en la compra. Compro por 100 pesos para vender a 110 pesos, por
ejemplo. Es por eso que D - M- D’ es la forma plena del proceso. D’ es
fundamental para el análisis del capital:
“D’ = D + ∆D, esto es, igual a la suma de dinero adelantada inicialmente más un incremento. A dicho incremento, o al excedente por encima del valor originario, lo denomino yo plusvalor (...) El valor adelantado originariamente no sólo, pues, se conserva en la circulación, sino que en ella modifica su magnitud de valor, adiciona un plusvalor o se valoriza. Y este movimiento lo transforma en capital.” (p. 184).
El secreto del capitalismo radica en que se trata de un
sistema de producción dirigido a la producción de plusvalor. Marx demuestra más
adelante que ese plusvalor es creado por los trabajadores y apropiado por los
empresarios gracias a la propiedad privada de los medios de producción. Es por
ello que afirma que el capitalismo está basado en la explotación del trabajo
por el capital.
De modo que para comprender la transformaciòn del dinero en
capital es preciso determinar cómo se genera el capital, es decir, cómo surge
el plusvalor. A ello dedicaremos el próximo ensayo.
Notas
(1) Marx, Karl. (1996). El
capital: Libro Primero. El proceso de producción del capital. México D. F.:
Siglo XXI. (pp. 179-214). Traducción española de Pedro Scaron.
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